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22 de junio de 2012

Hallan el lugar exacto del cerebro donde se origina el amor

Los estudios de neurociencia han demostrado muchas cosas sobre cómo funciona nuestro cerebro.

Cerebro

El amor activa una zona llamada núcleo estriado, que es la misma que se activa con la adicción a las drogas.

Sabemos, por ejemplo, dónde se almacenan los recuerdos, dónde se controla la ira y el miedo y dónde razonamos para resolver problemas.
 Sin embargo se sabe muy poco sobre una de las emociones humanas más poderosas y complejas: el amor.

Ahora una nueva investigación internacional encontró el sitio exacto donde se originan los sentimientos que experimentamos cuando estamos enamorados.

Según los científicos de la Universidad de Concordia, en Canadá, el sitio donde se ubica el amor está vinculado al lugar donde se origina el deseo sexual, pero ambos están separados.

Y el estudio demostró que el amor está en la misma zona cerebral de la adicción a las drogas, señalan los investigadores.

Los estudios del cerebro ya han demostrado que las emociones humanas se originan en el llamado sistema límbico, un conjunto de estructuras importantes que incluyen el hipocampo y la amígdala, entre otras.

En esta región se controlan una serie de funciones que incluyen las emociones, la conducta, la atención, el estado de ánimo, la memoria, el placer y la adicción, etc.

Hasta ahora, sin embargo, había sido muy difícil ubicar el lugar exacto del amor, porque tal como señalan los expertos, a diferencia de otras emociones "concretas" como la ira o el placer, el amor es mucho más complejo y abstracto y parece involucrar muchas áreas del cerebro.

La nueva investigación, en la que también participaron neurocientíficos de las universidades de Sycaruse y Virginia Occidental en Estados Unidos y el Hospital Universitario de Ginebra en Suiza, revisó 20 estudios que habían analizado la actividad cerebral del amor y el deseo sexual.

En los estudios se había sometido a los participantes a escáneres de fMRI (imágenes de resonancia magnética funcional) para observar la actividad de su cerebro mientras estaban comprometidos en tareas relacionadas a imágenes eróticas o a observar la fotografía de la persona de quien estaban enamorados.

Núcleo estriado

Los resultados de los estudios revelaron que dos estructuras del cerebro en particular, la ínsula y el núcleo estriado, eran las responsables tanto del deseo sexual como del amor.

La ínsula es una porción de la corteza cerebral que está plegada en una zona entre el lóbulo temporal y lóbulo frontal, mientras que el núcleo estriado está localizado cerca, en el cerebro anterior.

Los científicos observaron que tanto el amor como el deseo sexual activan diferentes áreas del núcleo estriado.

El área que se activa con el deseo sexual se activa también con otras cosas que producen placer, como la comida.

Pero el área del núcleo estriado que se activa con el amor es mucho más compleja.

Y aunque también se activa con el placer o deseo sexual, sólo funciona cuando hay algo con "un valor inherente" para activarla, dicen los científicos.

"Nadie había colocado estos dos sentimientos juntos para ver cuáles eran los patrones de activación" explica el profesor Jim Pfaus quien dirigió el estudio.

"No sabíamos qué encontraríamos, pensamos que ambos estarían completamente separados. Pero resultó que el amor y el deseo activan áreas específicas pero vinculadas en el cerebro".

"Mientras el placer sexual tiene un objetivo muy específico, el amor es más abstracto y complejo y por lo tanto menos dependiente de la presencia física de otra persona" agrega.

Algo que sorprendió a los científicos fue encontrar que la zona del núcleo estriado que se activa con el amor también está asociado a la adicción a las drogas.

Según el profesor Pfaus, esto tiene sentido.

"El amor realmente es un hábito que se forma con el deseo sexual y que recompensa a ese deseo" dice el científico.

"Y en el cerebro el amor funciona de la misma forma como cuando la gente se vuelve adicta a las drogas" agrega el profesor Pfaus.

Fuente:

BBC Ciencia


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13 de diciembre de 2011

Los hombres no solo piensan en el sexo


Una de las frases más escuchadas en las reuniones de mujeres es esa, ya sabéis: “los tíos siempre están pensando en lo mismo”. Hay múltiples variedades, que si piensan “en lo único”, que si “la cabeza de abajo piensa más que la de arriba”, etc. De hecho en el mundo anglosajón se dice que de media, un hombre piensa en el sexo una vez cada siete segundos, lo cual a todas luces es una exageración humorística.

Pero bueno, como de todo tiene que haber en la viña del señor, unos investigadores de la Universidad Estatal de Ohio se han propuesto estudiar seriamente las apetencias sexuales de hombres y mujeres. Y ya puestos, han indagado también sobre el número de veces diarias que dedicamos a pensar en comer y dormir, dos aficiones primarias que muchas mujeres heteros emplean como munición anti-pareja en las riñas domésticas de cada día.

Para resolver tamaño misterio, los científicos le pidieron a 163 mujeres y 120 hombres (todos estudiantes de la citada universidad estadounidense) que portaran tres contadores de cliks como el que usaba Ben Afleck en aquel famoso anuncio de Axe. En uno irían acumulando clicks según les invadieran los pensamientos sexuales, y los otros dos almacenarían deseos relacionados con el hambre y las ganas de dormir.

¿El resultado? Pues, que los hombres pensaron en sexo aproximadamente 19 veces al día, mientras que las mujeres solo lo hicieron 10 veces. Así pues, parece claro que efectivamente pensamos en el noble deporte de deshacer camas muchas más veces que ellas (casi el doble) pero nada que ver con esos salvajes clichés tipo: “una vez cada siete segundos”.

Curiosamente estos jóvenes estudiantes Ohioneses (o como quiera que sea el gentilicio hispano aplicado a los nativos de ‘Ojaio’) pensaron en la comida 18 veces al día, casi tantas como en el sexo. Mientras que en dormir se les fueron 11 pensamientos diarios.

Moraleja. Como la estadística es el arte de torturar a los números hasta que digan lo que a uno le interesa (o prefiere) que digan, yo me quedo con este pensamiento: “En Ohio los estudiantes universitarios masculinos piensan más veces en dormir que las mujeres en hacer la caidita de Roma”.

¡Así no hay quien se ponga de acuerdo para echar un kiki!

El estudio se publicó en la edición del 28 de noviembre de la revista Journal of Sex Research.

Fuente:

Mailkenais Blog

El fructífero negocio del amor en internet

Amor en internet

Las páginas para encontrar pareja en internet cada vez son más populares y más socialmente aceptadas en el mundo.

La industria de las citas en internet ya mueve en el mundo más de US$3.126 millones al año, un hecho que algunos dicen se debe a que cada vez más preferimos buscar a nuestra pareja por internet en lugar de hacerlo en un bar o una discoteca o en cualquier otro lugar del mundo real.

A pesar de la crisis económica global, este negocio parece estar en constante expansión, a medida que las empresas hallan formas de satisfacer de forma más personalizada las necesidades románticas de sus clientes.

Una de las más exitosas es Global Personals, que funciona en Reino Unido desde hace ocho años.

Emplea a 100 personas y tiene 14 páginas en internet incluido Just Widower Dating (citas sólo con viudos) y Just Divorced Singles (sólo solteros divorciados)

Pero el 85% de los ingresos de Global Personals proviene de la venta de programas a otras páginas similares, lo que se denomina "páginas de internet blancas".

"Nosotros proporcionamos la tecnología, el cliente se ocupa de la base de datos y de promocionar la página entre los consumidores", dice el fundador Ross Williams.

"En los últimos ocho años, fuimos de la nada a los US$46 millones en ingresos al año".

El problema de las páginas "blancas"

Los ingresos en Global Personals va aumentando gradualmente ya que se benefician de la mitad de los ingresos generados por las páginas de internet "blancas".

El servicio es utilizado por individuos que quieren establecer una página de citas, así como varios medios que quieren proporcionar este servicio como las revistas FHM, Bizarre y Maxim. Global Personals ya ha facilitado unos 6.000 sitios "blancos".

Pero algunos ven un lado negativo en todo esto.

Marc Leznick, quien ofrece conferencias sobre la industria de citas en internet, identifica varios puntos débiles en potencia en el sector.

"Hay dos cosas. La primera, es que estoy compartiendo el beneficio. Imaginemos que en tres o cuatro años quiero vender el negocio. Todos estos usuarios son el valor del negocio, pero yo no soy dueño de ello, sino el que hospeda la página de internet blanca".

El arte de ligar

Una de las personas que no quiere compartir sus ganancias es Richard La Ruina. Dirige uno de esos cursos promocionados en internet que pretenden enseñar a la gente a conseguir pareja.

El curso, llamado "Entrenamiento en el arte de ligar", es para hombres buscando a mujeres, e implica pasar dos días en un campo de entrenamiento.

Teclado

Las páginas de citas en internet cada vez apunta a un público más específico y se adapta a sus necesidades.

Se les enseña cosas como la forma de asegurarse el conseguir el número de teléfono de una mujer, cómo enviarle un mensaje, dónde ir en una cita y cómo comportarse. Todo a cambio de un total de US$1.270.

Dharam Raja, quien enseña en el curso, atendió las clases él mismo hace más de tres años.

"Al final del curso, sentí que podía ir y conocer a una mujer e invitarla a salir, así como tener una relación si esa era mi intención".

Los críticos sugieren que el curso se concentra más en cómo ligar mujeres que en cómo desarrollar una relación.

La página de internet incluye testimonios como "conseguí ligar con chicas en una semana".

Dharam refuta esto diciendo que "si nos publicitamos diciendo 'ven y encontrarás a tu alma gemela', puede funcionar para las mujeres, pero muchos hombres buscarán en internet '¿Cómo conocer mujeres?'".

"Tienes que estar en primera línea de búsqueda para este tipo de cosas. No todos los hombres que vienen al curso quieren acostarse con mujeres, muchos quieren encontrar a la persona adecuada".

Páginas matrimoniales

Un mercado especial es el asiático, donde páginas como Shaadi.com apelan a un público más interesado en sentar la cabeza que en tener citas.

La compañía con sede en Mumbai afirma haber arreglado más de dos millones de bodas desde que empezó a funcionar hace 15 años.

La página usa el mismo criterio de búsqueda que las familias emplearían para establecer un matrimonio concertado al modo tradicional.

Sanjay y Sunita se conocieron utilizando esta página y han estado casados durante ocho años.

Sunita dice: "Estaba envejeciendo y ya había pasado por un mal matrimonio. Este es un lugar donde los padres no deciden, por lo que es mi decisión más que la de extraños".

Su marido Sanjay cree que las páginas matrimoniales pueden ayudar a acercar posiciones entre la familia tradicional y el cortejo moderno.

"Todavía no es aceptable para la gente de nuestra comunidad ir a casa y decir 'este es mi novio' o 'esta es mi novia', así que sitios como este son como un paso intermedio hasta que sea lo normal".

América latina

Según los expertos, la región latinoamericana es un mercado en potencia con muy buenas perspectivas de futuro para la industria del amor virtual.

Páginas como Citasweb.com, Playmax.cl, connectingSingles.com, Match.com o LatinAmericanCupid.com, se sitúan entre las más visitadas.

Según un estudio llevado a cabo por Match.com, en el año 2010 unas 60 millones de personas en América Latina usaron sus servicios, una cifra tres veces mayor a la del año anterior.

Fuente:

BBC Ciencia

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15 de marzo de 2011

Ciencia para mejorar tu vida amorosa

Corazones

Los siguientes consejos le ayudarán a encontrar el amor (y a retenerlo).

En la ciencia, como en el amor, demasiada concentración en la técnica puede llevar a la impotencia, decía el sociólogo Peter L. Berger.

Pero dado que el tema de las relaciones tiene un papel tan prominente en tantas vidas, BBC Focus pescó diez consejos comprobados científicamente para incrementar sus opciones de encontrar -y mantener- el amor de su vida.

Todos provienen del libro del psicólogo Richard Wiseman, "59 segundos. Piensa un poco, cambia mucho"

1. Amor a primera vista

Usted posiblemente cree que ir a un lugar romántico en la primera cita es la mejor opción, pero en realidad sería mejor escoger un lugar que dé miedo.

Las investigaciones muestran que un lugar que asusta produce un incremento en los latidos de corazón, que su pareja atribuirá al hecho de estar con usted, más que a las cosas que le dan miedo, lo que le convencerá de que usted es la persona que estaba buscando.

Por lo tanto deje a un lado las caminatas en el parque y, en su lugar, decídase por las películas de terror o por la montaña rusa.

2. Compartir sentimientos

Revelar información personal lleva rápidamente a tener sentimientos de intimidad, según afirman las investigaciones científicas.

Durante su cita, invite a su potencial pareja a que describa lo que siempre quiso hacer en su vida o cual fue el día más feliz de su existencia.

3. ¿Lujuria o amor?

¿Está la persona con la que usted se encuentra interesada en su cuerpo o en su cerebro?

Los estudios muestran que si está interesada en usted como persona, inclinará ligeramente su cuerpo cuando estás hablando, cabeceará y sonreirá.

Sin embargo, si se trata sólo de lujuria es más probable que saque la lengua y se chupe los labios.

4. No ponerse de acuerdo para luego ponerse de acuerdo

La mayoría de las personas creen que si una persona asiste con la cabeza mucho es una buena señal, sin embargo las investigaciones muestran que este tipo de persona se siente más atraída hacia aquellos con los que empiezan teniendo una relación tibia y que va mejorando en el transcurso de la cita.

5. Ponerse de acuerdo en no estar de acuerdo

Más que hablar sobre cosas que les gustan a los dos, trate de iniciar conversaciones sobre cosas que nos les gustan a ninguno.

Las personas se sienten más cerca de aquellos con los que coinciden en lo que les disgusta más que lo que les gusta.

6. Finja una sonrisa verdadera

Aunque tanto las sonrisas falsas como las verdaderas elevan la comisura de los labios, sólo las auténticas hacen que la zona alrededor de los ojos se arrugue.

7. Déjelo con hambre

Investigaciones recientes muestran que los hombres que están hambrientos califican a una mujer rellenita como más deseable.

Si ese es su caso, vaya a tomarse una copa antes de la cena y no después.

8. Utilice a otros

Las mujeres califican a un hombre de más atractivo si han visto a otra mujer que le sonríe o si ven a otra mujer que lo está pasando bien con él.

Por lo tanto, si quiere impresionar a una mujer en un bar o una fiesta, pídale a una de tus amigas que le acompañe, que se ría con ganas de sus bromas y que después desaparezca silenciosamente.

9. El poder del tacto

Si quiere que alguien lee encuentre más atractivo, tóquele ligeramente en la parte superior del brazo cuando le diga algo bonito. Pero recuerde, tiene que ser un toque corto, y limitado a esta zona del cuerpo, a la vez que se realiza un comentario halagador o una petición.

Y si estás en una relación recuerde...

10. Escríbalo todo

Los miembros de la pareja que reservan unos momentos cada semana para plasmar en papel sus pensamientos y sentimientos más profundos acerca de su relación incrementan sus posibilidades de permanecer juntos en un 20%.

Esta "escritura expresiva" resulta en que las parejas utilizan un lenguaje más positivo cuando hablan, lo que lleva a una relación más sana y feliz.

Fuente:

BBC Ciencia

7 de diciembre de 2010

La oxitocina y los recuerdos maternos

Los recuerdos de los hombres sobre el afecto de sus madres durante la infancia podrían ser reforzados por la oxitocina, popularmente conocida como la “hormona del amor”, según un estudio realizado por científicos del Centro Médico Monte Sinaí en Nueva York y la Universidad de Harvard publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Los investigadores, dirigidos por Jennifer Bartz, analizaron el papel de la oxitocina en la percepción social administrando la hormona a través de un espray nasal a varones adultos que, antes del estudio, habían completado cuestionarios sobre la atención de sus madres durante la infancia. Según los investigadores, los hombres que recordaban positivamente la atención de sus madres tendían a evaluar a sus madres como más atentas después de tomar oxitocina, en comparación con los hombres que recibieron placebo. Sin embargo, los hombres cuyas relaciones maternas generaban una respuesta de ansiedad caracterizaban a sus madres como menos cuidadosas y más distantes tras la exposición a la hormona, lo que sugiere que esta podría amplificar los recuerdos preexistentes.

Los resultados sugieren que, más que una “droga del amor”, la oxitocina es un potenciador de la memoria social. Según Bartz, cuando esta sustancia se libera en nuestro cerebro “intensifica nuestros sentimientos sobre otras personas, tanto si son positivos como si son negativos, en función de cuál ha sido nuestra interacción con ellas”.

7 de noviembre de 2010

El amor, ¿cuestión de cerebro o corazón?

Especial: Cerebro Humano

Un reciente meta-análisis revela que enamorarse no sólo puede provocar una sensación de euforia parecida a la vinculada al consumo de cocaína, sino que también afecta a las áreas intelectuales del cerebro


Un reciente meta-análisis realizado por la investigadora Stephanie Ortigue, de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, revela que enamorarse no sólo puede provocar una sensación de euforia parecida a la vinculada al consumo de cocaína, sino que también afecta a las áreas intelectuales del cerebro. Además ha calculado que el fenómeno popularmente conocido como 'flechazo' tarda aproximadamente un quinto de segundo en surtir efecto.

Los resultados del trabajo de Ortigue, publicados bajo el título “La Neuroimagen del Amor” en la revista Journal of Sexual Medicine, revelan que, cuando una persona se enamora, hasta 12 áreas del cerebro trabajan conjuntamente para liberar las sustancias químicas que inducen euforia, como la dopamina, la oxitocina, la vasopresina o la adrenalina. Y que “diferentes tipos de amor implican a distintas áreas cerebrales”. Por ejemplo, el amor apasionado pone en acción a las zonas relacionadas con la recompensa y algunas funciones cognitivas superiores, como las que participan en la creación de metáforas y en la representación de la imagen corporal.

Entonces, ¿el amor es corazón o cerebro? “Yo diría que el cerebro, pero el corazón también está implicado", responde Origue, que cita como ejemplo que cuando se generan cascadas de neurotransmisores en ciertas zonas del cerebro el corazón se acelera y aparecen las “mariposas” en el estómago. Según la investigadora entender cómo y por qué nos enamoramos ayudará también a reparar un “corazón roto” por el desamor.

Fuente:

NotiFe

10 de agosto de 2010

Enamorarse = Enfermarse

La persona enamorada no puede dormir ni concentrarse en otros temas. Sólo tiene una obsesión: la persona a la que ama o desea amar y con la que quiere estar.


Enamorarse = enfermarse

Shutterstock | Enamorarse puede producir el efecto de una dosis de droga. Si el enamoramiento se prolonga más de seis meses, puede llegar a ser patológico e incluso podría llevar a padecer algunos desórdenes mentales.

El famoso filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset definió alguna vez al amor como "una especie de imbecilidad transitoria, un estado de angostura mental, de angina psíquica".

Según los estudios científicos, cada vez que incurrimos en esa maravillosa pero enloquecedora imbecilidad amorosa, "perdemos la cabeza", debido sobre todo al cóctel químico de testosterona, estrógenos, feniletilamina, dopamina y otras sustancias hormonales y neurotrasmisoras que se liberan en nuestra sangre y recorren desenfrenadamente todo nuestro organismo.

Mientras perdemos la razón, se acelera nuestro corazón, pensamos de manera obsesiva y recurrente -prácticamente sin poder ni querer hacer otra cosa- en la persona querida, sufrimos altibajos emocionales, nos desprendemos de nuestras inhibiciones, sentido del ridículo y sentido común y nuestro nivel de tolerancia a la tontería se eleva en grado superlativo.

Algunas investigaciones recientes en las Universidades de California y de Nueva York (Estados Unidos) sugieren que ese hermoso, pero pasajero, estado en el que a la mayoría nos gustaría sumirnos reiteradamente, también guarda ciertos paralelismos con algunas dolencias e incluso con adicciones a ciertas drogas.

El doctor Hagop Akiskal, un psiquiatra de origen sirio reconocido en Estados Unidos por sus investigaciones sobre la influencia de la evolución y la bioquímica en las relaciones humanas, ha estudiado a las personas enamoradas, descubriendo que sus niveles de serotonina, una sustancia del sistema nervioso, eran similares a las de las personas aquejadas de un trastorno obsesivo-compulsivo o incluso a las que padecían depresión.

Síntomas del enamoramiento

Según Akiskal, quien recuerda que las pasiones amorosas han sido definidas como una locura temporal por pensadores como Platón y San Agustín, "el enamoramiento tiene varios síntomas característicos: la persona no puede dormir, no puede concentrarse en otros temas y sólo tiene una obsesión: la persona de la cual se halla enamorada".

En opinión de este investigador de la mente humana, quien trabaja en la Universidad de California, en San Diego, "a los seis meses se puede seguir con la misma pareja, pero habría que sospechar que puede existir algún trastorno patológico si siguen los síntomas del enamoramiento extremo. Conviene que este estado sólo dure pocos meses, porque, si no, se sufre demasiado".

Por su parte, otra investigación impulsada por el psicólogo Arthur Aron de la Universidad de Nueva York (E.U.) ha comprobado que el comienzo del enamoramiento puede producir en el organismo humano "el mismo efecto que el recibir una dosis de cocaína, droga que es un poderoso estimulante del sistema nervioso y además suprime el hambre en quien la consume".

A los participantes del experimento les mostraron imágenes de las personas de quienes estaban enamorados y en ese instante se registró la actividad de su cerebro por medio de una tomografía, comprobando que, al motivarse, una determinada área se inundó de dopamina, una sustancia que aparece en la sangre cuando experimentamos sensaciones agradables como el hacer el amor, comer chocolate o consumir ciertas drogas.

Cuando una persona se enfrenta a estas y otras situaciones, de placer o bienestar, en su sangre se liberan después las hormonas oxitocina y vasopresina, que estimulan el desarrollo del contacto emocional entre los individuos enamorados.

La oxitocina surge cuando dos personas se miran a los ojos durante un lapso prolongado, se funden en un abrazo o mantienen relaciones sexuales, mientras que la vasopresina interviene en la formación de los vínculos emocionales en los hombres.

Datos

1.Durante el enamoramiento, el el cerebro exhibe un comportamiento similar al de una persona con un trastorno obsesivo-compulsivo.

2. El comienzo del enamoramiento puede producir el mismo efecto en el organismo que el recibir una dosis de cocaína: una alta estimulación.

Tomado de:

El Colombiano

14 de junio de 2010

Cuanto menos realista sea la idea de tu pareja, mejor será tu matrimonio

Lunes, 14 de junio de 2010

Cuanto menos realista sea la idea de tu pareja, mejor será tu matrimonio

Acostumbramos a pensar que la salud psíquica y social está asociada a un buen conocimiento de uno mismo y, también, a un buen conocimiento del otro. Ahí están esos gurús de saldo que a menudo se retiran espiritualmente a fin de conocer mejor los entresijos de su alma. O las terapias de pareja, que a menudo impulsan el abrirse al otro. Cuanto más, mejor.

Pero parece ser que ello no contribuye en absoluto en una relación sana con los demás o con nosotros mismos. Al contrario.

Como destaca el psicólogo Joshua Klayman, las personas adulamos nuestras preconcepciones buscando con lupa aquello que las corrobore y procurando descartar los datos que las contradigan, a veces hasta el punto de tratar de negarlos. Y eso no es malo, sino síntoma de que el cerebro funciona bien. Sólo las personas enfermas son incapaces de autoengañarse de esta manera tan efectiva. Porque el cerebro no busca la verdad, busca sobrevivir.

En ese sentido, las relaciones de pareja deben fundarse en la mentira. Al menos hasta cierto punto. O las cosas pueden ser realmente complicadas.

Los psicólogos Sandra Murray, John Holmes y Dale Griffin estudiaron durante un año la felicidad amorosa de más de un centenar de parejas jóvenes. La edad media del grupo era de 20 años, y el promedio de duración de las relaciones en la época del estudio, un año y medio.

Lo habitual (y sano) es que uno se vea a sí mismo “mejor que el promedio” en toda una serie de aspectos de la personalidad. De igual modo, si consideramos a nuestra pareja de una forma aún más idealista, entonces la relación funciona mejor. Esta distorsión no es contraproducente, sino todo lo contrario. Las parejas que más se idolatran al principio seguían siendo una muy buena relación después de un año.

En el ámbito de las relaciones afectivas, afortunadamente la realidad es un concepto muy elástico y que cambia con el tiempo. Así que, después de un año, las relaciones más duraderas acabaron siendo las que tenían una visión más idealizada y benigna de las circunstancias, por encima de la concepción alta de sí mismos y del otro.

¿Pero qué sucede cuando el tiempo sigue pasando y la química de nuestro cerebro ya no nos permite contemplar las circunstancias de una forma tan positiva? ¿Qué ocurre cuando el ideal se erosiona día a día a causa de la inclemente realidad? Entonces hay que rebajar las expectativas, y todo vuelve a quedar como habíamos soñado.

Por otro lado, esta perversión de la realidad, este deslumbramiento, esta percepción exageradamente positiva del otro, tiene consecuencias que acaban siendo reales en la relación. A medida que el otro es contemplado en un altar, el otro también empieza a cambiar para mejor, como si realmente estuviera en ese altar por méritos propios.

Conforme iba durando más la aventura amorosa, cada uno iba creando al compañero, que se asemejaba cada vez más a la visión idealizada; de tal manera que los sapos que ellos veían en sí mismos se convertían en princesas o príncipes encantadores, tal como sus compañeros anhelaban.

O dicho de una forma un poco más drástica: las personas depresivas, propensas al ánimo lúgubre y desmotivador, de baja autoestima, precisamente destacan por tener una opinión muy realista de sí mismos y de los demás, como destacaron los psicólogos Shelley E. Taylor y Jonathan A. Brown. Para ser feliz, en parte, hay que vivir en el país de las piruletas.

Vía | Falacias de la psicología de Rolf Degen

Fuente:

Gen Ciencia

7 de junio de 2010

La neurobiología sabe por qué nos enamoramos

Lunes, 07 de junio de 2010

La neurobiología sabe por qué nos enamoramos

¿El cerebro pesa más que el corazón? Neuronas y hormonas controlan el lazo romántico

El amor es uno de los tópicos más elaborados por las obras artísticas. Grandes novelas, poemas o películas están atravesados por grandes amores.

De la misma manera, el amor es un elemento fundamental en la tradición mítica o en la historia social. Y también constituye un interesante desafío para la neurobiología .

¿Cómo podemos explicar científicamente el amor? Diversos estudios de resonancia funcional dan cuenta de que en el amor se activan sistemas de recompensa del cerebro y se desactivan los circuitos cerebrales responsables de las emociones negativas y de la evaluación social . Esto sugiere que el fuerte lazo emocional de una persona experimentando amor inhibe las emociones negativas y afecta el circuito neural involucrado en realizar un juicio social sobre otra persona.

Las áreas que pertenecen al sistema de recompensa contienen una alta densidad de receptores para la oxitocina y vasopresina , dos hormonas producidas por una glándula en nuestro cerebro, sugiriendo así un gran control neurohormonal de esta experiencia.

El amor materno y amor romántico activan regiones similares en el cerebro humano.

En una investigación realizada en la Universidad de Nueva York, se analizaron mujeres y hombres que se definían como intensamente enamorados, mostrándoles una foto de una cara familiar y una foto de la persona a quien amaban.

Al ver la cara del ser amado, se activaron regiones subcorticales ricas en dopamina que estarían implicadas con los mecanismos de motivación y recompensa .

Encontraron también ciertas zonas cuya activación variaba según la duración que llevaba el romance y que no sólo cambiaba la actividad cerebral a medida que el amor romántico duraba sino que dichos cambios se asociaban justamente a regiones relacionadas con los lazos de parejas en ratones. Así, se observó mayor actividad en la zona del pálido ventral en aquellas personas que tenían relaciones románticas duraderas y es esta región en la que se encontrarían los receptores para la hormona vasopresina, crítica para los lazos de estos roedores.

Aludiendo al dicho popular que declara que entre el odio y el amor existe sólo un paso, un estudio reciente demostró que lo que existen son, más bien, algunas estructuras que se activan tanto cuando uno ve a una persona a la cual odia como a una a la cual ama , y que la diferencia entre esos sentimientos se daría por la combinación del resto de las áreas cerebrales que se activan por fuera de estas áreas compartidas.

Los seres humanos desarrollaríamos tres sistemas cerebrales distintos pero interrelacionados: el impulso sexual, el amor romántico y el apego . El amor romántico no se serviría de un sistema cerebral especializado sino de la convergencia de una constelación de sistemas neurales.

En conclusión, el amor romántico, más que representar una emoción, podría ser mejor caracterizado como un estado de motivación que conlleva a emociones específicas tales como euforia o ansiedad . Esas emociones que revelan Romeo y Julieta por estar tan enamorados.

Fuente:

El Clarín (Argentina)

22 de noviembre de 2009

La fisiología del amor


Lunes, 23 de noviembre de 2009

La fisiología del amor

Navegando en Internet encontré estos fantásticos apuntes que nos ayudan comprender mejor esa cosa loca que nosotros llamamos amor. Las notas son del español Eduardo Punset (del programa Redes)


El amor

El impulso de unión con otros organismos, precursor del amor, con más de tres mil millones de años, permitió superar el mundo de la clonación para acceder al de la individualidad y diversidad, pero supuso aceptar la finitud y la muerte. La mayor diversidad genética, propia de la reproducción sexual, ha facilitado la adaptación de los organismos complejos a entornos extremadamente cambiantes.

El amor se encuentra en el cerebro al ser el recurso fundamental para sobrevivir, aunque de una forma diferente según el género. En los hombres,
el espacio cerebral reservado a las relaciones sexuales es dos veces y media superior que en las mujeres, mientras que en éstas, son más numerosos los circuitos cerebrales activados con el oído y las emociones.

Evolutivamente, los hombres manejan el espacio y resuelven sistemas inanimados con mejor soltura que las mujeres, más especializadas en la percepción de los sentimientos. La empatía, o capacidad de reconocer y responder los pensamientos y emociones de otras personas, permite reconocer las necesidades de los bebés con mayor facilidad, aumentando la probabilidad de supervivencia. A su vez, las hembras cuentan con un grosor mayor del cuerpo calloso (región cerebral que separa ambos hemisferios), lo que les proporcionan una mayor versatilidad y posibilidad de atender con más soltura a varios asuntos a la vez.

El cortejo

Nos fascina que nos entretengan y nos arranquen de la soledad. Ante un
estímulo externo positivo, el cerebro activa una sensación de bienestar, pero para que esta sensación se transforme en un sentimiento de amor o una emoción de felicidad hace falta que el pensamiento se ponga a husmear en la memoria, en busca de datos o recuerdos similares. Así, los nueve meses del embarazo y los dos primeros años de vida constituyen los cimientos del amor, al construirse un mapa mental con asociaciones, experiencias y hechos fortuitos y porque antes se es incapaz de poseer recuerdos. De esta forma se modula el cerebro social y se establecen los recursos emocionales de una persona.

Para elegir a un organismo en particular en lugar de otro, intervienen factores como la simetría y la compatibilidad entre los sistemas inmunológicos de la pareja a través de las feromonas. En los humanos, el órgano vomeronasal, encargado de detectar las señales de las feromonas, está atrofiado, aunque es el responsable, entre otros, de la sincronización del ciclo menstrual en las mujeres. También se ha sugerido, que tendemos a enamorarnos de personas con tipos de personalidad conformados por un perfil químico complementario al nuestro.

Está demostrado que los hombre más simétricos tienen más parejas sexuales que los hombres con más fluctuaciones asimétricas. Esta simetría masculina facilita el orgasmo femenino, responsable de una mayor succión de esperma cuando se produce haciendo el amor. También se ha detectado la preferencia de los bebés por determinados rostros, eliminándose así los condicionamientos culturales que pudieran aducirse. La seducción es un fenómeno cultural e indistinto del género, que se ejerce en aras de agradar al otro.

El ser humano es curioso por naturaleza, por lo que la ostentación, tanto como su inversa, obligan a ejercicios mentales cada vez más complejos, con los que intuir lo que piensan los demás de nosotros. El
lenguaje no verbal equivale a más del 60% del contenido reflejado en la conversación. Cuando dos rostros pretenden expresarse, la mirada absorbe un 70% del esfuerzo. Así, en el amor, es imposible enamorarse sin mirar fijamente a los ojos.

Lea el artículo completo en:

Ciencia Popular

7 de octubre de 2009

El amor nos hace más creativos

Miércoles, 07 de octubre de 2009

El amor nos hace más creativos


Un estudio realizado por los psicólogos Jens Förster, Kai Epstude y Amina Özelsel, de la Universidad de Amsterdan, revela que el amor cambia nuestro modo de pensar y potencia la creatividad. En concreto, los experimentos de Förster y su equipo muestran que el sentimiento amoroso favorece el procesamiento global de la información, que se realiza sobre todo en el hemisferio derecho del cerebro, potenciando el pensamiento creativo a la vez que inhibe el pensamiento analítico.

Según los investigadores, este efecto es opuesto al del deseo sexual, que incrementa el pensamiento analítico y reduce la creatividad. Los investigadores atribuyen estas diferencias a que el amor romántico requiere tener una perspectiva a largo plazo, mientras que el sexo prepara al cerebro para una perspectiva a corto plazo, “aquí y ahora”.

Fuente:

Muy Interesante

21 de agosto de 2009

Explican diez misterios sobre el ser humano


Viernes, 21 de agosto de 2009

Revelan diez misterios del ser humano

Pertenecemos a una especie notablemente extravagante. A pesar de todos nuestros esfuerzos, algunas de nuestras más extrañas flaquezas todavía resultan inexplicables. Pero a medida que la ciencia investiga más profundamente estas excentricidades ?como, por ejemplo, ruborizarse, soñar o ser supersticioso?, se vuelve más claro que conductas y atributos que parecen frívolos suelen responder al núcleo central de lo que nos define como seres humanos.

En New scientist dedican un especial al estudio de 10 incógnitas evolutivas del ser humano que hacen que los científicos sigan rascándose la cabeza. El artículo es algo extenso, pero es fascinante; aunque en Conocer C iencia creemos que se olvidaron del bostezo...



Ruborizarse. ¿Por qué los humanos desarrollan una respuesta como ésta, que nos pone en desventaja social, al obligarnos a revelar que hemos engañado o hemos mentido? Una posibilidad es que el rubor fuera, en un principio, una manera de demostrarles a los miembros dominantes del grupo que nos subordinábamos a su autoridad.

Tal vez, más tarde, cuando nuestras interacciones sociales se hicieron cada vez más complejas, este fenómeno empezó a asociarse con emociones más elevadas de autocensura, como la culpa, la vergüenza y la incomodidad. Esto parecería poner en desventaja a los individuos, pero el hecho de ruborizarse, en realidad, vuelve a una persona más atractiva o socialmente deseable.

Tras advertir que las mujeres se sonrojan más que los hombres, el neurocientífico V. S. Ramachandran, de la Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos, sugiere que el sonrojo puede haberse desarrollado como una manera de que las mujeres demuestren su sinceridad a los hombres y puedan así conseguir su ayuda para la crianza de la prole.

"El sonrojo te dice que no puedo serte infiel. Si me preguntas si soy infiel, no puedo mentirte? el sonrojo me delata", razona Ramachandran.

La risa. "¿Tiene una gomita?" No, no es una broma, pero fue suficiente para hacer reír a una persona en un centro comercial. Es uno de los más de 2000 casos de risa natural registrados por el psicólogo Robert Provine, de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, durante los diez años que insumió su estudio.

El hallazgo más notable de esa investigación: la risa es producida con mayor frecuencia por comentarios banales que por chistes divertidos.

Provine cree que la risa empezó en nuestros ancestros prehumanos como una respuesta psicológica a las cosquillas. Los simios modernos aún conservan su risa ancestral (pant-pant) cuando se les hace cosquillas en medio de un juego, y esa risa evolucionó hasta convertirse en el ja ja de los humanos. Más tarde, argumenta Provine, cuando nuestros cerebros se hicieron más grandes, la risa adquirió una poderosa función social: crear lazos entre las personas.

De hecho, Robin Dunbar, de la Universidad de Oxford, Inglaterra, ha descubierto que la risa aumenta el nivel de endorfinas, el opiáceo natural de nuestro cuerpo que, según se cree, contribuye a fortalecer las relaciones sociales.

El vello púbico. Mientras que la mayoría de los primates tienen alrededor de los genitales vello más fino que el del resto de su cuerpo, los humanos adultos lucen una mata de vello púbico impresionantemente grueso. Robin Weiss, de la Universidad de Londres, Inglaterra, señaló que el vello púbico se hizo más grueso que el del resto de nuestros cuerpos en algún momento de nuestra evolución.

No existe una explicación aceptable, pero se han sugerido muchas potenciales ventajas. Tal vez la más popular sea que como el vello más grueso se concentra en regiones en las que tenemos glándulas sudoríparas apócrinas (odoríferas) así como exócrinas (de enfriamiento), podría servir para difundir olores que indican la madurez sexual. También puede funcionar como signo visual de adultez.

Una espesa mata de vello no sólo protege los genitales durante el acto sexual y en otros momentos ?reduciendo el roce al caminar, por ejemplo?, sino que también contribuye a mantener nuestras zonas más sensibles cálidas, preservándolas de las corrientes de aire frío.

La adolescencia. Ninguna otra especie tiene adolescentes. ¿Por qué entonces los humanos se pasan alrededor de una década de sufrimiento ocultos bajo sus capuchas? David Bainbridge, de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, dice que hay dos pistas importantes. La primera es el momento en que surgió la adolescencia.

La evidencia de crecimiento en los huesos y dientes de los hominidos fosilizados indica que la adolescencia emergió en un período entre los 800 y 300 mil años atrás. Esto, señala, antecede en "un período fascinantemente breve" al gran salto de tamaño del cerebro humano, cuando el cerebro de nuestros antepasados experimentó su última gran expansión hasta alcanzar su tamaño actual.

La segunda pista procede de la neurobiología y el estudio por imágenes del cerebro, que revelan que durante la adolescencia se produce una reorganización general del cerebro.

Para Bainbridge, la adolescencia no es tanto el período en que se concreta la madurez sexual sino aquel en el que se desarrolla una mente capaz de negociar el paisaje psicológico y social que diferencia tanto la vida humana de la del resto de los animales.

"Sin adolescencia nunca nos hubiéramos convertido en humanos plenos", afirma Bainbridge.

Los sueños. Para empezar, los sueños son esenciales para procesar las emociones. "Los sueños modulan las emociones, las mantienen dentro de cierto rango", dice Patrick McNamara, de la Universidad de Boston, Estados Unidos. Nuevas investigaciones han descubierto que dormir consolida los recuerdos emocionales, y que cuanto mayor sea la cantidad de movimientos oculares rápidos (REM, según sus siglas en inglés), mayor será el procesado de esa clase de recuerdos.

Una idea es que los sueños REM nos permiten revivir poderosos recuerdos emocionales, pero sin el torrente de hormonas desencadenado por el estrés que acompañó a la experiencia original.

El nivel REM del sueño también ayuda a otras clases de memoria y contribuye a la resolución de problemas. Las personas son más capaces de recordar listas de palabras relacionadas y las conexiones que existen entre ellas después de una noche de sueño que después del mismo período de vigilia durante el día.

El altruismo. Algunos actos de aparente altruismo suelen ser con frecuencia tan sólo reciprocidad: si tú me rascas la espalda, yo rascaré la tuya. Todo esto tiene sentido en el plano evolutivo, dado que invertir tiempo y energía ayudando a alguien sin ninguna reciprocidad nos pone en clara desventaja en el plano de la supervivencia.

El único problema es que en los últimos años se han acumulado pruebas de que las personas a veces actúan por genuino altruismo. En situaciones de juego experimental, muchas personas aceptan compartir dinero con un desconocido a pesar de que no serán retribuidas de ninguna manera.

Según Robert Trivers, de la Universidad Rutgers, Estados Unidos, el altruismo puro es un error. Argumenta que la selección natural favoreció a los humanos que eran altruistas porque en los grupos pequeños y estrechamente unidos en los que vivían nuestros antecesores, los altruistas podían esperar reciprocidad. Sin embargo, en nuestro mundo globalizado, donde muchas veces interactuamos con personas que no conocemos y que tal vez nunca volvamos a ver, nuestras tendencias altruistas no tienen sentido, porque difícilmente serán correspondidas por un gesto de reciprocidad.

El arte. Explicar el peculiar impulso humano de crear obras de arte en términos de supervivencia evolutiva es un verdadero desafío. Darwin sugirió que el arte se origina en la selección sexual, y Geofrey Miller, de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, Estados Unidos, ha acordado con esa idea. Cree que el arte es como la cola del pavo real? un costoso despliegue de privilegio evolutivo.

Los estudios de Miller revelan que tanto la inteligencia general como el rasgo de personalidad de permanecer abierto a nuevas experiencias son correlativos con la creatividad artística. También descubrió que cuando las mujeres se encuentran en el período mensual de mayor fertilidad, prefieren a los hombres creativos antes que a los hombres ricos.

"Podría haberse originado para cumplir con alguna otra función -agrega Miller-, y más tarde adquirió la función sexual."

Los psicólogos evolutivos creen que el impulso de expresar nuestras experiencias estéticas podría haber aparecido para inducirnos a aprender cosas sobre diferentes aspectos del mundo? aquellos para los que nuestro cerebro no estaba congénitamente equipado para aprehender.

En una vena similar, Brian Boyd, de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, cree que el arte es una forma de juego intelectual que nos permite explorar nuevos horizontes en un entorno seguro.

La superstición. A Barak Obama le gusta jugar al básquet en la mañana de un día de elecciones. Tiger Woods usa siempre una remera roja si compite en un día sábado. Casi todos tenemos nuestras propias supersticiones, aun cuando sabemos racionalmente que no pueden funcionar. Sin embargo, la superstición no es algo completamente descabellado.

Nuestros cerebros están diseñados para detectar la estructura y el orden en nuestro entorno, dice Bruce Hood, de la Universidad de Bristol, Inglaterra. También somos deterministas causales: suponemos que los acontecimientos son resultados de acontecimientos anteriores. Esta combinación de captar pautas y de inferir causas nos deja expuestos a las creencias supersticiosas.

"Pero existen muy buenas razones que justifican que hayamos desarrollado esa capacidad", agrega Hoods. Identificar y responder a algunas inciertas relaciones de causa y efecto puede ser una habilidad crucial para la supervivencia. Nuestros ancestros no habrían durado mucho si hubieran supuesto que una ondulación de la maleza era provocada por el viento, cuando existía siquiera una pequeña posibilidad de que se tratara de un león.

Y vale cometer errores y actuar en falso para esclarecer estas relaciones. Kevin Foster, de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, empleó modelos matemáticos para demostrar que siempre que el costo de una superstición es menor que el costo de pasar por alto una verdadera asociación de vida o muerte, la evolución favorecerá la existencia de las creencias supersticiosas.

Besarse. En el sentido amoroso, el beso en la boca- es una costumbre que no se practica en todas las culturas, por lo que el impulso a besarse no puede estar en nuestros genes. Una idea afirma que nuestra primera experiencia de confort, seguridad y amor procede de las sensaciones de la boca asociadas con la lactancia.

Otra idea es que el beso tiene sus orígenes en la búsqueda de alimento. Como nuestros antepasados se sentían atraídos en primer lugar por los frutos maduros, rojos, se apropiaron de esa atracción adjudicándosela a los objetivos sexuales, desarrollando una pronunciada coloración roja en los genitales y los labios. "En vez de reinventar la rueda, se usa el mismo patrón para otra clase de atracción", dice V. S. Ramachandran, de la Universidad de California en San Diego

En lo referido a la fisiología del beso nos encontramos en un terreno un poco más firme. Nuestros labios se cuentan entre las partes más sensibles del cuerpo, por estar repletos de neuronas sensoriales vinculadas con los centros de placer del cerebro. Se ha demostrado que besar reduce los niveles de una de las hormonas del estrés, el cortisol, y aumenta los niveles de la oxitocina, una hormona relacionada con los impulsos afectivos y sexuales.

Escarbarse la nariz. En 2001, Chittaranjan Andrade, del Instituto Nacional de Salud Mental y Neurociencia de Bangalore, India, ganó un premio Ig Nobel por su investigación sobre el hábito de escarbarse la nariz. La investigación reveló que casi todos los 200 adolescentes estudiados afirmaron que tenían ese hábito, que practicaban con una frecuencia promedio de cuatro veces por día. Sin embargo, sólo nueve estudiantes (el 4,5%) admitieron que se comían sus detritos nasales.

"El moco nasal no posee ningún contenido nutritivo de importancia", dice Andrade. Más aún, no encontró en esos nueve estudiantes ningún rasgo que los diferenciara del resto, y nadie les preguntó por qué lo hacían. Es posible que la ingesta de los detritos nasales contribuya a la producción de alguna respuesta inmunitaria? después de todo, los investigadores que estudian la hipótesis de la higiene han recopilado una enorme cantidad de pruebas que indican que la falta de exposición a los agentes infecciosos puede aumentar la susceptibilidad a las enfermedades alérgicas.

Fuentes:

La Nación (I)

La Nación (II)

Mailkenai's Blog

29 de octubre de 2008

El odio y el amor comparten la misma zona cerebral

El odio y el amor comparten la misma zona cerebral

Se dice que hay una línea muy fina entre el odio y el amor y ahora una nueva investigación científica parece demostrarlo.

"Mientras el amante es siempre menos imparcial y no atiende al sentido común en lo que respecta a la persona amada, el individuo que odia no suele perder el juicio sino que es muy consciente de los pasos que da y las acciones que emprende contra el individuo odiado", señalan los investigadores.




Científicos británicos descubrieron el mecanismo del cerebro humano que produce que odiemos a alguien.

Y la zona donde se inicia esta poderosa emoción está íntimamente relacionada al área cerebral donde se produce el amor, afirmó la investigación llevada a cabo en la Universidad de Londres.

El estudio -publicado en la revista de la Biblioteca Pública de Ciencia, PLoS One- analizó a varios voluntarios que miraran fotografías de alguien a quien odiaban.

Descubrieron que se activaban una serie de circuitos cerebrales en un área del cerebro que comparte ciertas estructuras asociadas al amor romántico.

Pasión "interesante"

"El odio a menudo es considerado una pasión malvada que debe ser reprimida, controlada y erradicada" explicó el profesor Semir Zeki, del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la Universidad de Londres y quien dirigió el estudio.

"Pero para los neurobiólogos el odio es una pasión tan interesante como el amor".

"Porque igual que el amor, el odio a menudo parece ser irracional y puede conducir al individuo a conductas heroicas o malvadas. ¿Cómo es posible que dos sentimientos tan opuestos conduzcan al mismo comportamiento?".

Esa es la pregunta que se planteó el profesor Zeki al iniciar este estudio, que es la continuación de otras investigaciones previas en su laboratorio sobre los mecanismos cerebrales del amor romántico y el amor maternal.

En el nuevo estudio Zeki y su equipo se concentraron específicamente en el odio que siente el ser humano hacia otro individuo.

En la investigación participaron 17 voluntarios, tanto hombres como mujeres, elegidos porque dijeron sentir profundo odio hacia otra persona.

Los científicos llevaron a cabo escáneres cerebrales mientras los participantes miraban tanto la fotografía de la persona odiada, como fotografías de rostros "neutrales" que les eran familiares.

"Cuando miraban el rostro de la persona odiada -señalaron los autores- se produjo actividad en zonas cerebrales que puede ser consideradas el "circuito del odio".

Este circuito del odio incluye estructuras en la corteza y la subcorteza cerebral y tiene componentes que también se activan cuando se genera una conducta agresiva.

El cerebro funciona traduciendo estas señales de los circuitos cerebrales en acciones, como la planeación de movimientos del cuerpo.

Y el circuito del odio también está ubicado en una parte de la corteza frontal que se cree es muy importante en la predicción de las acciones de los demás.

Quizás, explican los científicos, esto es lo que nos hace actuar cuando nos enfrentamos a una persona odiada.



Odio crítico

Pero lo que más sorprendió a los investigadores fue descubrir que el circuito del odio también produce actividad en dos estructuras de la subcorteza cerebral: el putamen y la ínsula.

Según el profesor Zeki "es muy interesante que el putamen y la ínsula también se activan con el amor romántico".

"Pero no es tan sorprendente considerando que el putamen también podría estar involucrado en actos agresivos en un contexto romántico, como en situaciones donde un rival presenta una amenaza".

Los investigadores también descubrieron una diferencia importante en la actividad cortical que producen tanto el odio como el amor.

"Mientras que en el amor grandes partes de la corteza asociadas al juicio y razonamiento se desactivan, con el odio sólo se desactiva una pequeña zona", explicaron los autores.

Los investigadores creen que esto es sorprendente si consideramos que el odio también es, como el amor, una pasión que nos consume totalmente.

Pero mientras que en el amor romántico el amante pocas veces es crítico o juzga a la persona amada, en el contexto del odio, el que odia utiliza su criterio y es calculador para hacer daño, herir o vengarse de la persona odiada.

Otra diferencia es que el amor romántico está dirigido a una sola persona, pero el odio puede ser experimentado contra varios individuos o grupos, como en el caso del odio racial, político o sexual.

El profesor Zaki y su equipo planean ahora centrar sus investigaciones en estas diferentes variedades del odio.

Fuentes:

Reuters América Latina

BBC en español

El Mundo - España

ADN.es

2 de julio de 2008

Especial: Sexo - Sexo con robots

Sexo con robots

Cada vez más cerca...


"Felaciones de intensidad variable" con un robot diseñado para satisfacer a humanos
  • Esta semana se presenta en un congreso de robótica un artilugio capaz de mantener relaciones sexuales.
  • Un experto en la materia dice que los robots nos enseñaran prácticas sexuales que desconocemos.

Unas medidas de infarto y algo con lo que sueñan millones de hombres: una paciencia infinita. Se llama Andy y según informa Clarín es un robot capaz de mantener relaciones sexuales con humanos. Entre otras cosas, ofrece "un sistema de felación de intensidad variable".

El ingenio mecánico se presentará en un encuentro de especialistas en robótica que se celebra en la Universidad de Maastricht los próximos 12 y 13 de junio, en el que se analizarán las relaciones entre humanos y autómatas.

Un experto señala que los robots nos enseñarán prácticas sexuales que ni hemos imaginado...


David Levy, investigador británico que recientemente presentó el libro Amor y sexo con robots: la evolución de las relaciones humano-robóticas, considera que el robot sexual "creará un nuevo orden mundial". Está convencido de que los robots nos enseñarán prácticas sexuales que ni hemos imaginado y que hasta nos remorderá la conciencia si les somos infieles.

Uno de los problemas que conllevarían esas relaciones robóticas sería de fidelidad. Porque los robots, hasta ahora, no diferencian entre una persona y otra, lo que podría derivar en constantes infidelidades que romperían la "relación". Pero según Levy, los progresos serán rápidos y dar a los robots sentimientos humanos como la empatía, el humor, la comprensión y el amor "no es más que un problema tecnológico".

El robot, además, será como el kamasutra: se le podrán instalar centenares de posturas y ser configurado en "modo aprendizaje" para quienes se inicien en los misterios del sexo. Todo será ajustable, desde la profundidad de la vagina y la talla del pene, hasta el olor corporal y la temperatura.


Fuentes:

20 minutos.es


Info7.com


LaVoz901.com

10 de marzo de 2008

Libro: El Nuevo Cocinero Científico

■ Desconocemos lo que ocurre en la cocina porque nos hemos ido alejando cada vez más de nuestras fuentes de consumo, aseguran los autores

■ Explican desde por qué a veces salen mal los huevos duros hasta el papel que juega el Ph en la elaboración de los alimentos

Tania Molina Ramírez


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Tal vez no nos convirtamos en maravillosos cocineros o pasteleros, pero podremos aprender que hay explicaciones para todo, escribe Ferrán Adriá en el prólogo del libro de Golombek y Schwarzbaum, quienes revelan los secretos de ese laboratorio que es la cocina. Arriba, hora de la comida en el local La Ilusión, en un mercado de Illinois Tal vez no nos convirtamos en maravillosos cocineros o pasteleros, pero podremos aprender que hay explicaciones para todo, escribe Ferrán Adriá en el prólogo del libro de Golombek y Schwarzbaum, quienes revelan los secretos de ese laboratorio que es la cocina. Arriba, hora de la comida en el local La Ilusión, en un mercado de Illinois.

“Qué es la cocina sino un laboratorio”, lanzan los biólogos Diego Golombek y Pablo Schwarzbaum, para abrir boca, en El nuevo cocinero científico (Siglo XXI, 2007).

En el libro, con prólogo de Ferrán Adrià, chef de El Bulli, los autores se sumergen en ese laboratorio y revelan algunos de sus secretos: “Más vale descubrir qué hay detrás de las magias y los trucos de las recetas; tal vez no nos convirtamos en maravillosos cocineros o pasteleros, pero podremos aprender que hay explicaciones para todo, desde por qué a veces los huevos duros salen mal hasta cómo conservar tiernas las carnes”.

Los biólogos Golombek, del departamento de ciencia y tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, y Schwarzbaum, del Instituto de Química y Físicoquímica Biológicas, de la Universidad de Buenos Aires, opinan que una de las razones por las cuales desconocemos mucho de lo que ocurre en la cocina está relacionado con que “nos hemos ido alejando cada vez más de nuestras fuentes de consumo”.

El libro nos acerca a estas fuentes mediante anécdotas históricas intercaladas con recetas, datos científicos y experimentos. El lenguaje es coloquial e intenta ser ameno, mediante continuos chistes que, sin embargo, quizás llegan a hartar.

El nuevo cocinero científico es una edición revisada y ampliada de la primera, publicada en 2002, como parte de la colección Ciencia que ladra..., dirigida por Golombek, reconocido divulgador de la ciencia.

Los algoritmos y el amor

Los autores abren con los ingredientes básicos de un desayuno: lácteos, café, té y huevos. Explican las propiedades de la leche, cómo se hacen la crema, el yogur y el queso, y cuentan “una de las tantas historias” sobre el origen del queso: “Un nómada árabe habría transportado leche utilizando como recipiente el estómago de un rumiante”. Las enzimas del estómago y el calor del desierto crearon el queso.

En la sección dedicada al té comentan sobre la inconveniencia de usar jarras de metal, de por qué es mejor usar agua fría, de por qué el té no debe hervir y de los pasos que siguen las hojas, desde estar en la planta hasta llegar a la taza.

Respecto de los huevos, recomiendan echar una cucharada de agua al sartén cuando se hacen fritos. También mencionan cómo distinguir un huevo fresco (se debe hundir y quedar acostado en el fondo de un recipiente con agua) y ofrecen la receta para preparar mayonesa.

Luego, hay una amplia lección de química, en lo que se refiere a las levaduras y los panes, y hasta una receta para hacer tortillas de harina (incluye una disculpa a los mexicanos porque no son de maíz).

A lo largo de todos los capítulos, el potencial hidrógeno (Ph) de los alimentos juega un papel fundamental, así como el agua. Por mencionar un caso conocido por cualquier mexicano: a los frijoles hay que remojarlos una noche antes de cocinarlos.

Como buenos argentinos, los autores dedican una amplia sección a las carnes.

Aunque el libro es bastante universal, cuenta con un apartado sobre la cocina solar y descripciones de alimentos aztecas.

Entre las curiosidades están, en uno de los capítulos finales, consejos para “hacer una fiesta científicamente perfecta”. Por ejemplo, si no alcanza para comprar un buen vino, se puede servir con queso: “Al ser salado, apaga un poco la percepción de los taninos”. También sugiere una táctica, con base en algoritmos, para conocer a la pareja ideal en una reunión numerosa.

Además, hay una curiosa prueba para saber si alguien es introvertido: se le ofrece limón. “Las personas introvertidas producen mucha más salivación en respuesta al limón”, aseguran. “Se supone que la reacción está relacionada con una zona del cerebro llamada sistema activador reticular ascendente, que responde a diversos estímulos, inclusive la presentación de alimentos y los contactos sociales”.

Fuente:

La Jornada (México)

30 de septiembre de 2007

La voz (profunda) del amor.
Javier Farje
Javier Farje
BBC Mundo

Desde que el ser humano inventó la antropología, ha tratado de entender su propia evolución.

Tribu de los Hadza, Tanzania
Los Hadza viven en la actualidad, como vivían sus antepasados.

Esta búsqueda obsesiva de nuestros orígenes como especie en este planeta que se calienta a pasos agigantados, ha dado pie a una pléyade de teorías que van desde las más creíbles, como la evolución natural de los primates, hasta las más descabelladas, como que venimos de otro planeta.

Un elemento clave en esta pesquisa interminable es la forma en que nos multiplicamos.

Un estudio realizado en una tribu de cazadores y recolectores en Tanzania, concluyó que los hombres con voz más profunda, tienen más hijos que quienes la tienen más aguda.

La investigación fue realizada por las universidades Mc Master y Florida, de Estados Unidos, y fue publicada en la revista Biology Letters.

Los resultados de este estudio indican que la voz del hombre ha evolucionado, y que las mujeres se sienten más atraídas por la palabra del barítono, que por la del tenor.

"Hay muchas razones que explican la relación entre la profundidad de la voz y el éxito en la reproducción", dice Coren Apicella, del Departamento de Antropología de la Universidad estadounidense de Harvard.

Ventana al pasado

Apicella y uno de los miembros de la tribu Hazda
Apicella continúa estudiando la tribu de los Hadza.
Entre las teorías que se manejan está la mayor capacidad que tienen esos hombres para interactuar con el sexo opuesto, su habilidad para comenzar muy temprano su vida sexual, y los breves intervalos entre el nacimiento de sus hijos.

Al parecer, los tonos profundos provocan mayores niveles de testosterona.

Por ello, las mujeres pueden considerar a esos hombres como mejores cazadores y, por consiguiente, grandes proveedores de alimentos.

La tribu estudiada se llama Hadza y sigue las costumbres y los hábitos de los primeros seres humanos, con las mujeres recolectando moras, mientras que los hombres cazan animales y buscan miel.

"Son una ventana a nuestro pasado" dice con entusiasmo Coren Apicella, cuando explica que se trató de un estudio bastante simple.

Los investigadores invitaron a 49 hombres y 52 mujeres a que grabaran la palabra "hujambo" que significa "hola" en el dialecto local.

Luego compararon el tono de la voz con su historia reproductiva, cuántos hijos tenían y cuántos habían sobrevivido.

Los Hadza tiene una estructura monogámica en la que el adulterio es escaso, lo que los convirtió en conejillos de indias perfectos para el estudio de las costumbres de nuestros predecesores.

Investigaciones previas también sugieren que las mujeres prefieren a los hombres de voz profunda en el período más fértil de su ciclo menstrual.

El mundo pertenece a los Barry White, sean cazadores o no.

Fuente:

BBC en español


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