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24 de junio de 2016

Hallan una momia de 4.500 años perteneciente a la civilización Caral en Perú


El cuerpo, que corresponde a una mujer de unos 40 años y de alto estatus social, fue encontrado en posición flexionada con el dorso hacia abajo y colocado en un hoyo cavado en un depósito de ceniza y material orgánico.


Un grupo de arqueólogos ha descubierto en Áspero, al norte de Lima, una momia de unos 4.500 años de antigüedad, que corresponde a una mujer de alto estatus social de la civilización Caral, la más antigua de América, informaron los investigadores.

El hallazgo, liderado por la arqueóloga Ruth Shady, se recuperó de un edificio dedicado a ídolos y el cuerpo fue encontrado en posición flexionada con el dorso hacia abajo y colocado en un hoyo cavado en un depósito de ceniza y material orgánico, indicaron los expertos en un comunicado.

Un análisis determinó que se trata de una mujer de aproximadamente 40 años que, al parecer, tenía un alto estatus social por su ritual de enterramiento, que consistió en una ofrenda con semillas de vegetales y en el ajuar objetos «muy apreciados» de esta sociedad como collares con cuentas y broches (tupus).

Estos hallazgos «ayudan a conocer aspectos de la organización social y del sistema religioso de la sociedad de Áspero», la ciudad pesquera de la civilización Caral, agregó la información.

Los expertos también encontraron ocho flautas traveseras elaboradas con huesos de animales, que estaban depositadas como ofrendas en esta misma ciudad y que determinan la interacción de Áspero con otros pueblos de la cultura Caral.

Caral, ubicada a doscientos kilómetros de Lima y declarada en 2009 Patrimonio Mundial de la Unesco, fue una compleja sociedad que se desarrolló entre los años 3.000 y 1.800 a. C., en el período denominado Precerámico, coetánea a la época de las pirámides de Egipto.

Tomado de:

ABC (España)


16 de diciembre de 2015

Un niño de 7 años asesinado por los incas da pistas sobre el poblamiento de América

El ADN de un chico sacrificado a 5.300 metros de altura en el Aconcagua hacia el año 1500 confirma que los primeros americanos llegaron al continente hace unos 15.000 años.


Momia del niño inca sacrificado en 1500
 


Un día alrededor del año 1500, un grupo de personas debió de ascender por las faldas de la cumbre más elevada de América, el Aconcagua, en la actual Argentina. Eran incas y llevaban consigo a un niño de 7 años elegido por su belleza y su buen estado de salud. La comitiva, por una ruta escarpada, alcanzó los 5.300 metros de altura. Y allí, rodeados de hielo y riscos, presumiblemente acabaron con la vida del niño de un golpe en la cabeza.

Casi cinco siglos después, el 8 de enero de 1985, cinco montañeros argentinos se toparon con un montón de huesos y plumas asomando en los hielos del Aconcagua. Pensaron que era el cadáver de un cóndor, pero era aquel niño inca. Estaba vestido, con adornos de plumas, y enterrado con seis estatuillas de hombres y de llamas talladas en oro y conchas de moluscos.

Tres décadas después de su hallazgo, el niño sacrificado a los dioses incas vuelve a hablar. Un equipo dirigido por el genetista Antonio Salas, de la Universidad de Santiago de Compostela, ha leído su ADN y lo ha comparado con una base de datos de 28.000 genomas. Sus resultados muestran que el niño perteneció a un linaje humano que se formó hace unos 14.300 años y que ya no existe sobre la faz de la Tierra. La investigación respalda los últimos estudios genéticos con americanos actuales y esqueletos ancestrales, que sostienen que los primeros humanos que pisaron América lo hicieron hace 15.000 años desde Siberia.



La momia del Aconcagua. / SCIENTIFIC REPORTS

El grupo de Salas no ha leído el genoma nuclear, el libro de instrucciones presente en el núcleo de cada una de nuestras células, sino el ADN residual que existe en las mitocondrias, las pilas que dan energía a las células. El ADN mitocondrial se hereda de madres a hijos y es muy útil para averiguar si dos personas están emparentadas. “El linaje de este niño entró por el norte de América, evolucionó y desapareció, lo cual no es sorprendente, porque la mayoría de los incas murió tras su contacto con los europeos, por enfermedades como el sarampión, la gripe, la viruela o la difteria”, explica Salas.
Los científicos pueden reconstruir el pasado comparando genomas, de la misma manera que es posible ordenar cientos de biblias manuscritas por orden cronológico fijándose en sus erratas acumuladas. En julio, otro equipo liderado por el genetista Eske Willerslev, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), concluyó que los primeros americanos proceden de un grupo que partió hace 23.000 años de Siberia y se quedó aislado durante 8.000 años en Beringia, una lengua de tierra hoy inundada entre Rusia y la punta noroccidental de América.

“Toda la variedad genética americana surge de la incubación en el estrecho de Bering [la antigua Beringia] y entró en varias oleadas. El linaje madre del niño inca data de hace 18.300 años y el de la momia es una rama”, detalla Salas. Es la primera vez que se lee el genoma mitocondrial entero de una momia americana, según afirman los autores en su estudio, publicado hoy en la revista Scientific Reports.

Los investigadores, entre los que también se encuentra el pediatra Federico Martinón Torres, del Hospital Clínico Universitario de Santiago, han utilizado una pequeña muestra tomada en su momento del pulmón del niño. La momia completa “sigue custodiada por la Universidad Nacional de Cuyo, congelada a -20 grados, pero su lugar concreto es un secreto”, señala Salas.

El siguiente objetivo de los investigadores es analizar el genoma entero de la momia y, sobre todo, su microbioma: el ADN de los microorganismos que vivían en el interior del niño y que pudieron modificarse con la llegada de los europeos y sus enfermedades.
El niño inca, conocido en Argentina como “la momia del Aconcagua”, fue sacrificado en la Capacocha, una ceremonia inca que consistía en hacer ofrendas al Sol en la época de las cosechas o al soberano del Imperio en caso de enfermedad. En el ritual se podían ofrecer objetos o sacrificios humanos, de niños sanos y bellos destinados a transmitir su energía al Inca.
Tomado de:
El País

9 de agosto de 2013

Los incas sacrificaban a sus niños como estrategia militar

Los restos de alcohol y de coca en tres niños asesinados hace 500 años en un volcán argentino sugieren prácticas brutales para inspirar miedo en los pueblos conquistados por los incas.


La Doncella, sacrificada a los 13 años en el volcán Llullaillaco. / José Fontanelli
“…decía la muchacha acaben ya conmigo que para fiestas bastan las que en el Cuzco me hicieron; lleváronla a un alto cerro, remate de las tierras del Inca, y hecho el depósito la bajaron a él y emparedaron viva”. Así, según dejó escrito el sacerdote Hernández Príncipe en 1601, acabó la vida de una virgen del Sol, una mujer elegida por los incas para ser sacrificada en la cumbre de una montaña.

Durante siglos, estas historias de niños asesinados en los cerros parecían leyendas plasmadas por los conquistadores españoles, hasta que en el siglo XX empezaron a aparecer los cadáveres casi intactos de los pequeños, congelados en las frías cumbres de Los Andes. En 1999, un equipo dirigido por el explorador estadounidense Johan Reinhard se topó en la cima del volcán Llullaillaco, a más de 6.700 metros de altura en el norte de Argentina, con la tumba más alta jamás erigida por el ser humano.

Allí, sometidos a temperaturas que rondaban los 40 grados bajo cero, se encontraban los cuerpos de un niño y una niña, de entre 4 y 5 años, y un tercer cadáver de una adolescente de 13 años, tan bien conservada después de 500 años que sus descubridores aseguran que parecía dormida. La llamaron La doncella.

Un equipo internacional de científicos acaba de analizar los restos de aquella chica y sus dos pequeños acompañantes, asesinados en algún momento entre 1480 y 1532, para intentar iluminar las causas de su muerte. Los investigadores han estudiado su consumo de alcohol y de hojas de coca, sustancias habituales en los sacrificios incas, para intentar obtener una nueva perspectiva de sus últimos días.

Los autores, liderados por el arqueólogo Andrew Wilson, de la Universidad de Bradford (Reino Unido), han estudiado los cabellos de los niños en busca de sustancias químicas derivadas del consumo de coca y chicha, una bebida alcohólica hecha con maíz. Siguiendo los cabellos desde la raíz hasta las puntas, los científicos han podido rastrear la dieta de los niños hasta 21 meses antes de sus muertes.

El estudio, que se publica hoy en la revista PNAS, muestra que la adolescente de 13 años consumió más hojas de coca y alcohol que los otros dos niños. Su creciente patrón de consumo sugiere, según los investigadores, que la bebida y la coca fueron empleadas para forzar la participación de la niña en la ceremonia que acabó con su muerte. Además, añaden, su cabello muestra un cambio de dieta radical un año antes de su muerte, coincidiendo con su elección como virgen del Sol para ser sacrificada.

Como explica la experta en arqueología andina Alicia Alonso, de la Universidad Complutense de Madrid, para las culturas precolombinas las montañas eran dioses que protegían a los pueblos. En Los Andes hay unos 200 cerros con restos arqueológicos de rituales religiosos. Uno de estos rituales era la Capacocha, una ceremonia anual en la que se hacían ofrendas a los dioses. “La mayor ofrenda que se podía hacer era un niño, cuanto más bonito mejor, pero no hay que perder de vista el contexto. En Los Andes hay un volcán tras otro. Los incas vivían con un miedo tremendo, tenían que estar bien con sus cerros, que estaban vivos, que eran sus ancestros que los protegían”, señala la investigadora, ajena al nuevo estudio.

Sin embargo, el equipo de Brown dibuja una realidad más brutal. Los autores relacionan sus hallazgos con “estrategias de control social y legitimación política seguidas por el expansionista Estado inca antes del contacto con los europeos”.

Tumbas como advertencias

La tradición de sacrificios humanos y matanzas rituales en la cordillera andina se remonta a mucho antes de que existieran los incas, pero su número y su sofisticación aumentaron coincidiendo con la expansión del imperio a partir de su capital, Cuzco, en el actual Perú. En este contexto, creen los investigadores, la Capacocha, con sus sacrificios de niños en las altas cumbres, tenía también una explicación militar: las tumbas eran advertencias. “La ceremonia fue un despliegue de poder ritual diseñado para inspirar temor y miedo en en los pueblos conquistados, como medio de control social”, opina Emma Brown, bioarqueóloga de la Universidad de Bradford y coautora del estudio de los cabellos de La doncella.

Desde todos los puntos del Imperio inca se enviaban niños a Cuzco, escogidos por su belleza. Tras una ceremonia en honor a los dioses, volvían a sus pueblos, a menudo situados a meses de camino a pie. Una vez en casa, los niños eran vestidos con sus mejores ropas y se les daba de beber alcohol de maíz en abundancia, antes de meterlos en un pozo bajo tierra en la cumbre de una montaña.

El Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta (Argentina), que custodia las llamadas momias de Llullaillaco, asegura que “según la creencia inca, los niños ofrendados no morían, sino que se reunían con sus antepasados, quienes observaban las aldeas desde las cumbres de las altas montañas”. Sin embargo, el misionero jesuita español Bernabé Cobo dejó escrito en 1653 que los padres “eran obligados a hacerlo [entregar a sus hijos para el sacrificio] con gestos de felicidad y satisfacción”. Para los autores del nuevo estudio, las palabras de Cobo muestran que el Estado inca había creado “un clima de terror” llenando las montañas de niños muertos.

Fuente:

Materia

7 de marzo de 2013

Arqueología: Descubimientos muy perturbadores...


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La arqueología siempre fue una disciplina tan importante como entretenida. Es de sumo interés para las ciencias y cada año nos sorprende con nuevos hallazgos que nos hacen replantear diversos aspectos sobre el conocimiento y sobre cómo entendemos la realidad, algunas veces poniéndonos los pelos de punta.

Desde recónditos y antiguos lugares como cementerios a extrañas estructuras óseas, humanas o no, estos vestigios del pasado vuelven para revelarnos comportamientos, rituales y diferentes características de la naturaleza que captan por completo nuestra atención.

Hoy en OjoCientífico te presentamos algunos de esos descubrimientos arqueológicos tan perturbadores.

Extraños sacrificios acrobáticos

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Diversos descubrimientos arqueológicos alrededor de todo el planeta durante años nos brindaron evidencias claras y muy concisas sobre el sacrificio humano y se trata de algo que indudablemente nadie puede negar. Para el año 2008, la renombrada revista Antiquity hizo publico uno de los hallazgos más perturbadores sobre sacrificios humanos que habrían ocurrido aproximadamente para el año 2300 a.C.

La escena revelaba que para entonces, en las ruinas de una profunda caverna ubicada en las regiones del noreste de Siria, al menos tres personas habrían sido sacrificadas. Los restos óseos estaban dispuestos en extrañas posiciones y se les había arrancado el cráneo.


Mediante el análisis de los huesos, se determinó que se trataba de acróbatas debido al atípico desarrollo de huesos y ligamentos. Los expertos también suponen que al parecer para aquel entonces, los artistas fueron sacrificados y abandonados allí y que no se trate de un solo caso en particular, sino de varios relacionados con este tipo de entretenimiento.

Las momias gritando

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Todos conocemos la catalepsia, ¿no es así? Ese terrible trastorno que protagonizó grandes horrores a lo largo de la historia, ese del que tanto habló E.A. Poe en historias como El entierro prematuro y que llevó a muchas familias a colocar campanas en los ataúdes de sus seres queridos por si acaso.

En la catalepsia, la persona presenta todos los síntomas de un fallecido pero muchas horas o incluso días después, la persona vuelve a la normalidad, ya que nunca murió realmente. Se conocen miles de casos en los que diagnosticados como clínicamente muertos, se enterró a la gente que días después despertó en su propio ataúd para morir allí totalmente aterrorizados y en el olvido.

No en vano les cuento esto, pues para el año 1886 el arqueólogo Gaston Maspero quien para la fecha encabezaba el Servicio de Antigüedades Egipcias, descubrió una sepultura muy diferente a con las que acostumbraba hacer su trabajo. Esta no contaba con ningún tipo de inscripción y no tenía nada que la identificara.


Al abrirla junto a su equipo de investigadores, encontraron algo peor, el cuerpo increíblemente conservado de una rígida momia cubierto por lana de oveja, algo que para los egipcios era una suerte de deshonra. A su vez, la momia tenía inexplicablemente sus piernas y brazos atados, y lo más perturbador: lo que quedaba de su rostro tenía una profunda expresión de desesperación y estaba profiriendo un grito con toda su boca abierta.

Fue divertido hacerlos imaginar que esta persona fue enterrada viva, pero no es así. En todo el mundo se descubrieron miles de momias con esa expresión y se trata de algo muy natural. En el lento proceso de descomposición, la mandíbula cae y deja la boca abierta como si se tratara de un grito desesperado. De todas formas, esta explicación no hace menos perturbador el hallazgo de una momia con la boca ampliamente abierta.
 
El Moa de las cuevas del monte Owen 
 
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El Monte Owen se encuentra en las inhóspitas regiones montañosas de Nueva Zelanda, una zona repleta de lugares que parecen salidos de las mejores fantasías medievales. Para hacernos una idea clara, allí se filmaron muchas de las escenas de la trilogía cinematográfica de El señor de los anillos.

En el año 198, un grupo de investigadores planificaron una extensa investigación en la que entre otras cosas, se entraría a las numerosas y enormes cavernas que atraviesan y descienden unos cuantos kilómetros por las montañas del lugar. El hecho es que una vez allí, los investigadores dieron con lo que pueden apreciar en la imagen.


En sí, se trata de la pata de una antigua criatura conocida como Moa (dinornítido) extinta hace más de 500 años aunque, como ven, está casi que en perfectas condiciones. ¿Imaginan encontrarse algo así en las oscuras profundidades de un lugar como este? Aunque también parezca salido de otra película, en ese momento este hallazgo seguramente fue muy perturbador para el grupo de investigadores.

Guerra química en la antigüedad

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En el año 1933 el arqueólogo Robert du Mesnil hizo un perturbador hallazgo en cuanto a las guerras químicas. Junto a su grupo profesional se encontraba realizando unas investigaciones en Dura-Europos, la zona donde hace muchos años los persas sitiaron a los romanos en impresionantes batallas.

Durante las excavaciones, se encontraron una serie de túneles que escapaba de lo común y más aún cuando descubrieron que en uno de ellos habían 19 cuerpos que parecían intentar escapar de algo. Luego de varias investigaciones, se llegó a la conclusión de que hace más de 2000 años atrás, los persas atacaron a los romanos utilizando la química.


Los túneles se habían cavado tanto por parte de los persas como por la de los romanos, quienes al darse cuenta de que los primeros estaban creando estas estructuras, cavaron sus túneles para intentar interceptarlos. Los persas, al notar el hecho, prepararon una fascinante trampa mortal: incineraron diferentes compuestos petroquímicos, que incluían entre otras cosas azufre, para envenenar lentamente a los romanos.
La nube tóxica invadió los túneles y como ácido destruye los pulmones de los soldados romanos. En los restos de los romanos se encontraron diversos cristales de azufre, producto de lo que algunos daban en llamar “los gases del infierno”.


Estos fueron algunos de los descubrimientos arqueológicos que en su momento causaron mucha impresión y perturbaron a más de un investigador, pero por supuesto, existen muchos otros más. ¿Qué otros descubrimientos de este tipo conoces y te gustaría compartir aquí con nosotros?

Fuente:

Ojo Científico 

26 de febrero de 2013

Restos de Pachacútec se perdieron en Lima

Tras una visita a Machu Picchu, el historiador Donato Amado Gonzales aseguró que la tumba del inca se ubica en el antiguo hospital de San Andrés, donde los restos fueron trasladados junto a otras nueve momias. 

(USI)

Tras una visita al Parque Arqueológico de Machu Picchu, el historiador Donato Amado Gonzales aseguró que las crónicas históricas demuestran de manera contundente que la tumba del inca Pachacútec no se encuentra en el Santuario Histórico de la ciudadela inca ubicada en el Cusco, pues esta fue ubicada en Lima, en el antiguo hospital de San Andrés, lugar al que se trasladaron los restos del gobernante, junto a otras nueve momias.

El historiador dijo que hasta el siglo XVI la tumba del inca estaba en el sector de Toqocachi, en lo que actualmente es el barrio tradicional de San Blas, en Cusco. Sin embargo, entre 1561 y 1564 se dispuso que los restos de 10 incas fueran llevados a Lima, entre ellos Pachacútec.

Posteriormente, en los años 1877, 1937 y 1962 se hicieron excavaciones en este hospital y un limeño llamado Félix Hermoza Zúñiga aseguró que logró encontrar la cripta donde estuvo enterrado Pachacútec. Sin embargo, no se encontraron los restos.

De esta manera, se desmiente lo dicho por el francés Thierry Jamin, quien en su condición de codirector del proyecto de la ONG Inkari, anunció que los restos de Pachacútec estarían enterrados en Machu Picchu, junto a otros elementos metálicos.

La visita al santuario estuvo encabezada por Fernando Astete, jefe del parque arqueológico de Machu Picchu, quien junto al ingeniero geólogo Édgar Denos Alfaro y a la arqueóloga Piedad Champi, demostró que es falsa la existencia de una supuesta puerta tapiada, que conduce a una cámara que alberga tesoros fabulosos.

Astete indicó que los incas construyeron sus recintos sobre caos granítico y un amontonamiento de rocas. En ese sentido, explicó que la técnica que usaban consistía en colocar rocas unas sobre otras, dejando espacios vacíos que de ninguna manera constituyen tumbas, cámaras o mausoleos.
Fuente:

13 de febrero de 2013

Luis Guillermo Lumbreras: “La tumba de Pachacútec está en Lima”


"Si este señor tiene pruebas de que hay una tumba, que lo pruebe", dijo el arqueólogo peruano. 
 
Tras la noticia de que se habría hallado la tumba de Pachacútec por un arqueólogo francés en Machu Picchu, Luis Guillermo Lumbreras afirmó que sus restos se encuentran en Lima.

“Pachacútec está en Lima. Fue descubierto por orden del Marqués de Cañete en 1560, aproximadamente. Era una de las momias de los incas que la gente había escondido”, explicó el arqueólogo en RPP. Asimismo, contó que no se ha identificado los restos del inca porque cuando fue enterrado se mezcló con los cuerpos de otras personas.

Respecto a las excavaciones, Lumbreras aclaró que el objetivo es tratar de evitarlas, para que no dañen un monumento.

“Toda intervención, por muy genial que sea el arqueólogo, es una alteración del lugar. Y de acuerdo a los códigos internacionales, especialmente en el sitio de patrimonios mundiales, no se pueden hacer excavaciones porque a alguien se le ocurra”, explicó.

“Si este señor tiene pruebas de que hay una tumba, que lo pruebe con los sistemas electrónicos que tenemos ahora”, concluyó.

Fuente:

La República

12 de febrero de 2013

El pueblo donde los muertos se convirtieron en momias


Momia en Quillagua. Foto cortesía: Paola Úrzua

La falta de humedad alrededor de Quillagua contribuyó a la momificación. Foto cortesía: Paola Úrzua

Quillagua es un pequeño pueblo en el desierto de Atacama en Chile. Es considerado uno de los lugares más secos del mundo.

Es tan seco que muchos de los habitantes que vivieron en el lugar hace muchos siglos se momificaron.
Y esto fue lo que encontró una expedición de voluntarios arqueólogos y antropólogos que visitó el lugar hasta fines de enero, como parte de un operativo de rescate patrimonial de la zona.

El Museo Municipal Antropológico de Quillagua es el lugar donde se encuentran las momias en exposición, algunas con más de 2.000 años de antigüedad.

"Estas momias salen en su mayoría de dos cementerios del lugar, aunque hay otra que se encontró durante una obra de construcción", señaló a BBC Mundo Pamela Cañas, antropóloga física, quien formó parte del voluntariado de 40 especialistas que fue organizado por la Comunidad Aymara de Quillagua y el Grupo Patrimonio Desierto de Atacama, con el apoyo del Colegio de Arqueólogos de Chile.

"Las momias se hallaron en fosas, envueltas en fardos, que cubrían a los individuos. Algunas tenían un ajuar con cerámicas, choclos (maíz) o artesanías relacionadas con el rito funerario", dijo Cañas.

Según la investigadora no se trata de un proceso de momificación artificial, si no "por las condiciones secas del desierto de Atacama".

"La humedad afecta a todos los tejidos, y al no haberla los tejidos se conservan de forma inmediata. Es algo que no se ve en otras partes del país", señaló la antropóloga.

La momia de mayor antigüedad es la de un hombre, que aún mantiene un sombrero utilizado por poblaciones del norte de Chile, de una época estimada en el 700 AC.

Fuente (y más imágenes) AQUÍ.

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26 de octubre de 2012

Arqueólogos de Guatemala anuncian el hallazgo de la tumba maya más antigua

Descubren antigua tumba maya

Las pruebas de carbono indicaron que la tumba fue construida entre los años 700 y 400 antes de Cristo.

Arqueólogos de Guatemala anunciaron el hallazgo de la que creen es la tumba maya más antigua jamás descubierta.

Se cree que pertenece a un antiguo gobernante o un líder religioso que vivió hace más de dos mil años y que sirve de puente entre las culturas olmeca y maya en América Central.

Los científicos dijeron que no se hallaron huesos, probablemente porque se desintegraron. Pero descubrieron una rica variedad de artículos de jade, incluyendo un collar que representa una figura humana con cabeza de buitre.

El arqueólogo guatemalteco Miguel Orrego dijo que las pruebas de carbono indicaron que la tumba fue construida entre los años 700 y 400 antes de Cristo, varios siglos antes de que la civilización maya alcanzara su plenitud.

La tumba fue hallada en Tak'alik Ab'aj, un sitio al sur de Guatemala, unos 180 kilómetros al sur de Ciudad de Guatemala.

Los científicos no encontraron huesos en la tumba, probablemente debido a que se habían desintegrado.

Pero la figura con cabeza de buitre parece identificar ocupante de la tumba como un ajaw -o gobernante- porque ese símbolo representaba poder y buena posición económica y les pertenecía a los hombres ancianos respetados.

Gran Jefe

Los científicos llamaron al ocupante de la tumba del K'utz Chman, que en la lengua maya, Mam, significa buitre abuelo.

El líder puede haber sido el primero en introducir elementos que más tarde se convirtieron en característicos de la cultura maya, como la construcción las pirámides y la talla de esculturas que representan las familias reales.

El imperio olmeca comenzó a desvanecerse alrededor del año 400 A.C., mientras que la civilización maya estaba empezando a crecer y desarrollarse, dijo Christa Schieber, otra arqueóloga que trabaja en el sitio. Miguel Orrego y Christa Schieber, del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala, dirigen la investigación en ese sitio.

Los mayas pasaron a gobernar gran parte de América Central 250 a 800 D.C. Su imperio se extendía desde la actual Honduras hasta el centro de México.

Fuente:

BBC Ciencia
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