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14 de septiembre de 2015

Oigo colores: La sinestesia se puede aprender

Una investigación realizada en la Universidad de Sussex (Reino Unido) ha demostrado que el cerebro puede entrenarse para la sinestesia, es decir, para que percibamos sensaciones propias de un sentido como si fuera de otro. Este entrenamiento, además, puede potenciar la inteligencia, lo que sugiere que sería útil en aplicaciones clínicas.

 “Estudio para composición VII” de Wassily Kandinsky, un pintor que veía colores al escuchar música.
La sinestesia es una condición neurológica fascinante. Un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. Se estima que una de cada 23 personas sufre esta condición.
Ahora, un nuevo estudio ha demostrado por primera vez que las personas pueden ser entrenados para "ver" las letras del alfabeto como colores, de forma parecida a lo que podría sentir un sinestésico.

En la investigación, realizada en la Universidad de Sussex (Reino Unido), también se reveló que, potencialmente, este entrenamiento serviría para aumentar el coeficiente intelectual.

Durante mucho tiempo, se ha debatido si la sinestesia es una condición genética o si surge de diversos factores ambientales, tales como usar juguetes como letras de colores en la infancia.

Dado que las dos posibilidades no son mutuamente excluyentes, los psicólogos al cargo de la presente investigación idearon un programa de entrenamiento de nueve semanas, con el fin de determinar si adultos sin sinestesia podían desarrollar las características clave de esta condición.
Resultados obtenidos
Encontraron, en un experimento realizado con 14 voluntarios, que los participantes no solo fueron capaces de desarrollar asociaciones lo suficientemente potentes entre letras y colores como para superar todos los tests estándar de sinestesia, sino que, además, la mayoría de ellos experimentaron otras impresiones vinculadas a letras individuales (por ejemplo, asignaron a estas estados o condiciones como "la x es aburrida" o "la w está en calma").
Uno de los más sorprendentes resultados del estudio fue que aquellos que se sometieron a este entrenamiento también aumentaron su cociente intelectual (IQ) en un promedio de 12 puntos, en comparación con un grupo de control, formado por personas que no se sometieron a dicho entrenamiento.

"La principal implicación de nuestro trabajo es que señala que formas radicalmente nuevas de experimentar el mundo se pueden provocar simplemente a través de una amplia formación perceptiva”, afirma el codirector del estudio, el Dr. Daniel Bor.

Esto implica a su vez que un impulso cognitivo, aunque sea provisional, podría servir como herramienta para el desarrollo de funciones mentales en grupos vulnerables, tales como los niños con déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o los adultos que empiezan a sufrir de demencia, concluyen los investigadores.

Sinestesia adquirida por lesiones cerebrales
Un estudio llevado a cabo en 2013 por científicos de la UNED también reveló nuevos datos sobre la conversión de un cerebro común en uno sinestésico.
Aunque el trabajo versaba sobre el componente emocional de esta condición, también reveló que personas con sinestesia adquirida –en este caso, por lesiones cerebrales- presentaban variaciones en núcleos subcorticales del cerebro como el putamen y el tálamo, al igual que aquellos pacientes con sinestesia heredada.

También se descubrió que las personas sinestésiscas presentaban variaciones estructurales en áreas cerebrales que participan en el procesamiento emocional. Este hecho sugirió la existencia de una base neuroanatómica del componente emocional de la sinestesia.  

Fuente:

23 de abril de 2015

Ilusiones que muestran cómo puede manipularse el cerebro

Michael Abrash, jefe científico de Oculus, que forma parte de la compañía, aseguró que la realidad virtual puede confundirse con el mundo real.



Tomando como ejemplo a Matrix, la ya clásica película de los hermanos Wachowski, Abrash asegura que es posible imaginar un futuro cercano en el que la realidad virtual sea tan verosímil como la realidad misma. A realizar esa visión, dedica sus investigaciones y su trabajo al frente de Oculus.

"Las novelas de ciencia ficción me dieron el marco conceptual para pensar en la realidad virtual, pero fue Matrix la que me hizo creer en ella. A pesar de que muestra una tecnología que no va a existir por muchos años, si es que llegara a existir, Matrix me dio un profundo sentido de lo que podría llegar a ser algún día", explicó Michael Abrash durante la conferencia anual de Facebook, realizada en San Francisco, California.

Para ejemplificar hasta qué punto la percepción humana puede ser engañada, presentó una serie de ilusiones ópticas muy elementales, pero efectivas.


Aunque parezca increíble, el damero de la derecha tiene líneas tan rectas y paralelas como el de la izquierda. La única diferencia es que tiene puntos negros y blancos, que crean la sensación de que las líneas están torcidas.


Otro efecto muy potente. La combinación de colores en uno y otro "cubo rubik" hace que los rectángulos señalados con flechas parezcan de un tono mucho más oscuro a la izquierda que a la derecha. Sin embargo, como lo evidencia la imagen de abajo, son exactamente del mismo color.


Estas dos mesas son otro buen ejemplo. Nadie diría que tienen la misma forma, ya que la de la izquierda parece más larga y angosta y la de la derecha, más corta y ancha. Pero las medidas son las mismas. Una nueva ilusión.


Ésta probablemente sea la menos lograda de todas. Jugando con la elección que le propone Morpheus a Neo en Matrix, muestra dos imágenes de sendas manos ofreciendo una píldora. Ambas son grises, pero algunas personas ven una roja y otra azul. De todos modos, muchos ven las dos del color que son.

Tomado de:

5 de junio de 2013

Pareidolia: ¿Por qué vemos caras en la Luna, las montañas y las tostadas?



Imagen de la región Magadan, en Rusia

El ser humano siempre ha visto caras en los objetos o lugares más insólitos: en la Luna, en vegetales o incluso en una tostada quemada.

Ahora, un grupo berlinés está rastreando el planeta mediante imágenes satelitales en busca de rasgos que recuerdan a rostros humanos a nuestro alrededor. Pero ¿qué hay detrás de ese deseo de ver caras en lo que nos rodea?




La mayoría de la gente nunca ha oído hablar de la pareidolia, pero casi todos la hemos experimentado.


Cualquiera que haya mirado a la Luna y haya encontrado dos ojos, una nariz y una boca ha sentido la fuerza de la pareidolia.


La virgen en una tostada de queso

Esta tostada de queso se vendió en eBay por unos US$18.500.

El diccionario lo define como "la percepción imaginada de un patrón o un significado donde no lo hay".

E incluye cosas tan dispares como identificar caras en la corteza de un árbol, ver animales en las nubes o siluetas humanas en las montañas.

El estudio alemán de diseño Onformative está inmerso en la que probablemente sea la mayor búsqueda de pareidolia hasta ahora. Su programa Google Faces se pasará los próximos meses husmeando las imágenes de Google Maps en busca de formas parecidas a rostros humanos.

Para ello el programa examinará el planeta entero varias veces y desde diferentes ángulos.

Hasta ahora Google Faces ya identificó entre otros un espeluznante perfil en Magadan, una remota región de Rusia, un tipo con pelos en la nariz en Kent, Inglaterra, y una criatura de aspecto desagradable en las montañas de Alaska.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

27 de diciembre de 2012

Conozca las mejores ilusiones ópticas del 2012




Porque no solo de vídeos de primera vive el hombre alguien se ha entretenido en recopilar los mejores vídeos de ilusiones ópticas de 2012, de esos que nos gustan tanto –especialmente por el toque científico que supone en engañar tan fácilmente al cerebro– con un resultado que puede marear un poco por la cantidad y variedad.

Recomendable verlo paso a paso, disfrutarlo con las pausas e incluso buscar las ilusiones completas, que tienen mucha miga; casi todas han salido por aquí: la ilusión anamórfica, el cañón que dispara vórtices, los líquidos apilables… a cual mejor.


Fuente:

Microsiervos

13 de diciembre de 2012

La ilusión de las caras grotescas

Antes de explicar de qué estamos hablando, hagamos una prueba. Coloca tu mirada en el puntero central y observa qué ocurre:



Como habrás comprobado, las caras de los personajes famosos que ves en cada fotograma parecen distorsionarse hasta convertirse en caricaturas, pero ninguna de las fotos ha sido manipulada. Este efecto visual, bautizado como "ilusión de las caras grotescas" fue descrito en 2011 en la revista Perception. El grado de distorsión, aseguran los investigadores, es mayor para aquellas caras que tienen un rasgo muy marcado, como una frente o una nariz más grandes que la media.Vía: @RichardWiseman

* Actualización y explicación: Por fin he tenido acceso al estudio y, con la ayuda de mi buen amigo el neurocientífico Luis Martínez Otero, trato de resumiros cómo se produce el efecto. Hay dos factores importantes para que se produzca: que las caras pasen a un ritmo rápido y que las veamos por visión periférica. De hecho, si se reproduce la secuencia a un ritmo más lento el efecto se suaviza, y si se introduce un fotograma negro entre parejas de caras, el efecto desaparece.

Pero vamos al grano: ¿por qué sucede esto? Por la forma que tiene nuestro cerebro de interpretar la realidad haciendo comparaciones. En otras ilusiones visuales hemos visto que un tono de azul puede parecer verde si se coloca en determinado contexto lumínico o visual. De la misma forma, al ver pasar cada pareja, nuestro cerebro lo compara inmediatamente con el rostro que acaba de pasar, y los rasgos más diferenciados se potencian. "Así, si acabamos de ver una cara con ojos pequeños y la siguiente los tiene grandes, estos parecerán inmediatamente saltones", me explica Martínez Otero. El hecho de verlo por el "rabillo del ojo" magnifica el efecto y da como resultado esa sensación de estar viendo caricaturas. Una vez más, comprobamos que la percepción es un juego de espejos en el que el cerebro reconstruye la realidad usando los atajos que suelen funcionarle. Y estos pequeños efectos nos permiten atisbar el mecanismo.

Si os quedáis con ganas de más, os recomiendo echar un ojo al vídeo que hicimos con la ayuda de Luis hace un tiempo: Diez ilusiones visuales explicadas y una sin explicación.
Fuente:

Fogonazos

30 de octubre de 2011

Cientificos descubren porque las alucinaciones procedentes de la ayahuasca son tan reales


La “ayahuasca” (soga de muerto), una bebida alucinógena es considerada por los indios chamanes de América del Sur, como una ventana hacia el mundo de los espíritus para, la cual actúa en el cerebro de una manera tan fuerte impidiendo que la gente distinga entre una visión y la realidad, debido a que las alucinaciones pasan a través de los centros visuales del cerebro, informó el periódico New Scientist.

Draulio de Araujo, investigador de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte, de la ciudad de Natal, en Brasil, analizó los cambios que se producen después de una dosis de ayahuasca, en el cerebro de 10 voluntarios amantes de esta bebida. En el experimento, pidieron a los voluntarios mirar unas fotos periódicamente abriendo y cerrando los ojos registrando la actividad del centro visual del cerebro con la ayuda de la resonancia magnética funcional.

Resultó, que el centro visual permanece activo con los ojos abiertos pero se desactiva cuando están cerrados.

Después, los investigadores dieron una porción de ayahuasca a los participantes y utilizando nuevamente el tomógrafo y observaron que las imágenes eran casi indistinguibles, el centro visual continuó trabajando e incluso con los ojos cerrados.

Los científicos creen que la ayahuasca cambia la dirección del flujo de los impulsos entre el cerebro, “conectando” determinadas zonas del cerebro con los centros visuales. Por lo tanto, una persona que utiliza la bebida, puede ver todo lo que está almacenado en otros centros del cerebro, como pensamientos, deseos, recuerdos y otras imágenes.

Las tribus amazónicas indígenas a menudo utilizan la ayahuasca durante sus prácticas religiosas, que se obtiene de una mezcla de un extracto de psicoactivos de la liana Banisteriopsis caapi tropical y hojas de otras plantas, cuyos dos principales componentes son la sustancia psicoactiva “dimetiltriptamina” (DMT) y bloqueadores de monoamino oxidasa, que ayudan a las moléculas del fármaco para penetrar a través del intestino.

Fuente:

RIA Novosti

19 de agosto de 2011

Los colores no existen

Atardecer

El cielo es azul, el atardecer naranja... ¿verdad? Los colores que usted ve no son siempre los mismos que los que ve otra persona, pues percibimos el color a través de nuestro cerebro, según le explicó a la BBC el neurocientífico Beau Lotto.


El color es una de las sensaciones más simples: hasta las aguamalas detectan la luz sin siquiera tener un cerebro. Sin embargo, explicar la claridad y el color de una manera más general, es explicar cómo y por qué vemos lo que vemos.

La primera cuestión a recordar es que el color realmente no existe... al menos no en sentido literal. Las manzanas y los coches de bomberos no son rojos, el cielo y el mar no son azules y ninguna persona es objetivamente "negra" o "blanca".

Lo que existe es luz. La luz es lo real.

Se puede medir, tener y contar (de cierta manera). Pero el color no es luz. El color es completamente fabricado por nuestro cerebro.

Experimento

¿De qué color son los cuadritos realmente? Siga las instrucciones al lado.

¿Cómo lo sabemos? Porque una luz puede tomar cualquier color... en nuestra mente.

He aquí un ejemplo. Mire la imagen de al lado, en la que hay cuatro cuadritos grises en la superficie superior del cubo de la izquierda y siete cuadritos grises en la superficie equivalente del cubo de la derecha.

Una vez esté convencido de que esos cuadritos físicamente son del mismo color (porque lo son), mire los cubos de abajo.

Lo que es asombroso es que ahora los cuadritos grises de la izquierda se ven azules, mientras que los mismos cuadritos grises de la derecha se ven amarillos.

Los cuadritos amarillos y azules de los dos cubos comparten la misma luz, no obstante, se ven muy distintos.

Memorias de colores

El color es posiblemente nuestra mejor creación, una que fue engendrada en base a nuestras experiencias pasadas.

Ésa es la razón por la cual vemos ilusiones ópticas, pues, cuando uno ve una imagen de algo ya visto en "la vida real" antes, el cerebro se comporta como si los objetos en las imágenes fueran igual de reales.

Si usamos experiencias pasadas para entender la luz, ¿cuán pronto podemos aprender a ver a la luz de forma diferente?

La respuesta: toma apenas unos segundos. Para demostrarlo, intente la siguiente ilusión óptica.

Primero, note -en la imagen que está abajo- que las dos escenas en el desierto tiene exactamente la misma composición de color. El cielo en ambas es azulado y el desierto, amarillento.

Sin embargo, si usted fija su vista sólo en el punto que está entre los cuadrados rojo y verde por 60 segundos, y luego mira el punto que está entre las dos escenas del desierto, los colores de las dos imágenes idénticas del desierto lo dejarán estupefacto.

Entre más enfocado esté al mirar el punto entre los cuadrados verde y rojo, mejor será la ilusión subsecuente.

Las escenas del desierto cambian de color porque su cerebro incorporó su reciente historia de rojo a la derecha y verde a la izquierda, y la aplica a las imágenes de abajo, al menos por un rato.

Los dos ejemplos anteriores plantean una posibilidad intrigante. Quizás el color es más fundamental para nuestro sentido de identidad de lo que pensábamos. Y efectivamente, lo es.

No se puede olvidar que el color ha sido parte del corazón de la evolución durante millones de años.

Piense en la relación entre los insectos y las flores (las flores son de colores para su beneficio, no el nuestro), o en todos los diferentes colores de los animales y cómo o les sirve para camuflarse o para, como el pavo real, distinguirse para atraer la atención.

Piense en los colores de la ropa que tiene puesta... y por qué los está usando. Toda la industria de la moda, cosméticos y diseño se basan en el color.

¿De qué color es la felicidad?

Lo que esto significa es que nuestra percepción más simple nos ha hecho lo que somos. Más que eso, y esto es realmente asombroso, el color -acuérdese de que no existe- ha moldeado el tejido físico del mundo y ha sido el núcleo de la cultura humana.

Beau Lotto

Beau Lotto es uno de los varios científicos que parten de la pregunta que tantos nos hacemos: ¿ves lo que yo veo?

Debido a nuestra íntima relación con el color, la gente se ha estado preguntando por siglos si usted ve lo que yo veo.

La respuesta nos revelaría no sólo muchísimo acerca de cómo funciona nuestro cerebro, sino también acerca de quienes somos nosotros como individuos, así como sociedades.

Para el programa de la BBC Horizon, en mi laboratorio creamos varios experimentos únicos para un grupo de 150 personas -de distintas edades, colores, sexo y orígenes- para explorar si todos vemos los colores de la misma forma.

Lo que descubrimos nos sorprendió, aunque no hay que olvidar que nuestros hallazgos son apenas el principio de la respuesta.

En un experimento en el que se probaba la relación entre las emociones y el color, hallamos que casi todos los adultos le asignaron amarillo a la felicidad, azul a la tristeza y rojo a la furia (sorpresa y temor, que son las otras dos emociones universales no tenían un color obvio). Aunque los niños seguían la misma tendencia, sus selecciones eran mucho más mezcladas y variables.

Por otro lado, casi todo el mundo (viejo y joven) mostró una relación similar entre el color y el sonido, dándole a los tonos más bajos azul oscuro y a las notas altas amarillo brillante.

En otras palabras, la gente parece tener mapas mentales internos entre el color y otras cualidades perceptivas, como el sonido y la forma. Increíble, dado que estas relaciones no existen en la naturaleza.

Estructuras de colores

Colores y frutas

La percepción del color hace que, sin importar bajo qué luz veamos el banano, siempre nos parecerá amarillo.

En otro experimento, le pedimos al grupo ubicar 49 bloques de color en una superficie que tenía 49 espacios. Ninguna otra instrucción.

El número de imágenes posibles que se podían crear era 10 a la 62 potencia: una cantidad enorme.

Lo que es extraordinario es que la gente hizo patrones que eran muy predecibles, pues todos agruparon los colores de acuerdo a su similitud. ¿Por qué?

Porque tenemos una necesidad inherente de estructura y, en particular, de estructuras que nos son familiares, en este caso estructuras que son parecidas a las matemáticas de las imágenes en la naturaleza.

Otra prueba exploraba las bases de la visión de color, para ver si había diferencias individuales en el simple acto de detectar la luz.

Lo que descubrimos es que no sólo las mujeres son más sensibles que los hombres, sino también que las mujeres que están más en control son significativamente mejores que las que se sienten impotentes.

Un resultado notable, si uno piensa que sólo está hablando de detección de luz.

Examinamos además si el color puede alterar la sensación del paso del tiempo.

Nuestras observaciones iniciales indicaban que un minuto es más largo para los hombres que para las mujeres... unos 11 segundos más largo, en promedio.

Pero un minuto fue más largo tanto para los hombres como para las mujeres si estaban bañados de una luz roja, en vez de una azul.

Este efecto probablemente está vinculado a la excitación, dado que se sabe que el rojo y el azul producen diferentes niveles de excitación.

¿Engañados?

Mariposa en flor

Las flores son de colores para su beneficio, no el nuestro.

Así que todos vemos el mundo de una forma distinta. De hecho, no tenemos otra opción, dado que nuestras experiencias son diferentes.

Pero ninguno lo ve como es.

En ese sentido, todos vivimos engañados: lo que cada uno de nosotros ve es un significado derivado de nuestras historias individuales y compartidas.

Esta realidad, quizás más que cualquier otra cosa, provee un argumento irrefutable para celebrar la diversidad, más que para conformarse por temor.

Y eso es liberador, pues saberlo le da la libertad de asumir la responsabilidad por sus percepciones futuras sobre sí mismo y sobre los demás.

Fuente:

BBC Ciencia

1 de mayo de 2011

Ilusionismo y Matrix: La magia y la pseudociencia

Supongamos que has decidido acudir a una conferencia y en la primera diapositiva aparece Laurence Fishburne ofreciéndote elegir entre dos pastillas, una roja y otra azul. Como seguramente ya sabrás, si eliges la pastilla azul seguirás habitando el mundo que ya conoces. Si en cambio eliges la pastilla roja entrarás en otra dimensión, en la verdadera realidad, y comprobarás que tu vida anterior era una ilusión. Así comenzaba la trilogía Matrix.

Y tú, ¿cuál escogerías?

En realidad no importa la pastilla que elijas, porque no hay pastilla. Y no porque, digamos, no exista Matrix, sino porque ya está aquí. Porque en realidad siempre lo ha estado.

La fundación Cosmocaixa de Barcelona organizó una exposición titulada Abracadabra que se acompañaba de una serie de conferencias sobre la relación entre la magia y la neurociencia. La primera de ellas tenía como título: Ilusión e ilusionismo: cómo engañar al cerebro con la magia y otros trucos. Los dos ponentes eran Susana Martínez-Conde, directora del Laboratorio de Neurociencia Visual del Barrow Neurological Institute, en Phoenix, y Miguel Ángel Gea, ilusionista madrileño.

(bonito nombre para una profesión: ilusionista)

Fue la doctora Martínez-Conde la que inició su charla con la imagen de Matrix. Y con ese fotograma se anunciaba ya una declaración de intenciones; en cierto modo se rehuía la charla meramente técnica para entrar en un terreno más divulgativo. Y su campo de trabajo es lo suficientemente visual y atractivo como para no abandonar ese plano. Éste es un resumen no exhaustivo y desordenado de lo que allí se dijo. Se renuncia a un hilo fijo. Se sucumbe a la fuerza de los ejemplos y la imagen. Supongo que en el fondo era algo así lo que se pretendía.

Existen tres posibilidades para generar una ilusión: ver lo que no hay, no ver lo que hay, o ver algo diferente a como es.

Yo pienso cuando de pequeño me explicaron el concepto de átomo. Que todo lo que vemos está formado por pequeñas partículas muy separadas unas de otras. Y no sé por qué la primera imagen que elegía era siempre una mesa. De madera. Y no entendía pero me asombraba pensar que esa mesa era en su mayor parte hueca. Hueca pero absolutamente sólida. Una barrera de huecos inexpugnables.

Me convenzo inmediatamente de que no hay pastilla roja o azul. Que no podemos elegir. A lo sumo pretender conocer.

Una de las ilusiones más famosas es la de los objetos imposibles. Éstos son construcciones que pueden representarse pero que, sin embargo, no pueden existir dentro de nuestras tres dimensiones. Uno de los artistas que más trabajó con ellos fue M.C. Escher, aunque el ejemplo más conocido quizás sea el triángulo de Penrose, creado por Oscar Reutersvärd, que ha sido construido en la realidad, y sobre el que se puede ver un vídeo explicativo pinchando aquí.

(La doctora Martínez-Conde sugiere que la ilusión es la base del arte. No me convenzo inmediatamente. Luego pienso que el arte depende de un extrañamiento que sin embargo no llegue a ser del todo ajeno. Acepto su parte de verdad.)

Un tipo de ilusión es lo que se conoce como ceguera. Se distinguen varios tipos: ceguera por el movimiento, ceguera al cambio, ceguera por atención y ceguera a la elección.

Un ejemplo de ceguera por el movimiento lo puedes ver aquí. Si miras fijamente al punto verde que parpadea comprobarás cómo los puntos amarillos fijos van desapareciendo alternativamente. Es un ejemplo claro de ilusión de invisibilidad.

La ceguera al cambio es, si cabe, más espectacular. Un trabajo especialmente conocido es el truco de la carta que cambia de color, diseñado por Richard Weisman, un neuropsicólogo que previamente se había dedicado a la magia. Puedes verlo pinchando aquí. Son tres minutos e incluye todo el proceso que permite llevarlo a cabo. Otro ejemplo de este tipo de ilusión proviene de un anuncio de la televisión inglesa con el que se pretendía aumentar la seguridad hacia los cicloturistas. En él se recrea la escena de un crímen y el espectador debe intentar contar todos los cambios que se suceden en el decorado durante el escaso minuto que dura la escena. Con él pretendían hacer llegar el mensaje de que a pesar de prestar una gran atención, existen multitud de cambios alrededor que nos pasan desapercibidos, por lo que deben extremarse las precauciones. Puedes verlo pinchando aquí e intentar captar todas las variaciones que tienen lugar. Verás que es toda una sinfonía.

El caso opuesto a este último lo representa la llamada ceguera por atención. En el siguiente vídeo verás dos equipos de baloncesto de cuatro personas, unos con camisetas blancas y otros con camisetas negras. Durante treinta segundos escasos debes concentrarte en contar los pases que hacen entre sí los miembros del equipo de blanco. Pero debes prestar especial atención y no descuidarte en ningún momento, porque los movimientos se entrecruzan y es difícil no perder la cuenta.





No, apenas nadie ve al oso. Hay quien incluso conociendo el juego, si presta la suficiente atención, consigue no volver a verlo.

(Al Pacino, en una entrevista hace unos años, decía que la felicidad estaba en la concentración.)

(Mientras avanza la charla me pregunto, tibiamente, para qué servirán todas estas investigaciones, todos estos experimentos. Cuál puede ser su utilidad. Me fascino por el conocimiento, por la extrañeza que suponen, pero no puedo dejar de buscar una aplicación. Me avergüenzo al momento de la falta de perspectiva. La atribuyo a la hora, al cansancio. Me preocupo.)

El último caso de ceguera del que se habló fue el de la ceguera a la elección. La base de este experimento la desarrolló el equipo de Petter Johansson, -puedes ver un vídeo aquí- y su diseño, en esencia, es bastante sencillo. Uno de los experimentadores enseña a los voluntarios dos fotos de personas diferentes aunque con cierto parecido y les pide que escojan aquella que les resulta más atractiva. El proceso se repite con varias parejas de fotografías y, después, se les pide que expliquen los motivos de sus distintas elecciones. Los voluntarios se quedan con las fotografías que eligieron, pero el experimentador está entrenado para cambiar algunas de ellas por las que desecharon sin que se den cuenta. En la mayoría de las ocasiones, cuando los voluntarios explican las razones de su elección, no reconocen el cambio, y lo que hacen es confabular para justificar la elección que en realidad no han hecho. Uno de ellos, por ejemplo, al serle mostrada una mujer rubia, aseguró que la escogió debido a que él prefería a las mujeres rubias, cuando en el momento de la elección había escogido a una mujer morena apuntando precisamente que prefería a las mujeres de pelo más oscuro.

Y ésto es lo que sucede en la superficie, en la ausencia de patología. Aún más fascinante es lo que ocurre al profundizar. Oliver Sacks es un famoso neurólogo que ha escrito numerosos libros sobre casos clínicos, alguno de ellos llevado al cine como en la película Despertares, con Robert de Niro. Su obra más conocida, sin embargo, sea seguramente “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero“. Este título corresponde a un ejemplo real, que fue aprovechado incluso en la serie Ally McBeal para ilustrar un caso en el que un hombre golpeaba a su mujer porque confundía su cabeza con un balón. Es un ejemplo extremo de lo que se conoce como prosopagnosia, o incapacidad para reconocer las caras. Otro ejemplo aún más raro es el llamado Síndrome de Antón, o anosognosia, en el que una lesión cerebral da lugar a lo que se conoce como ceguera cortical. En este caso los pacientes están imposibilitados para ver, pero son incapaces de reconocer su ceguera, tanto a otros como a sí mismos, y confabulan, inventando situaciones o imágenes que realmente no pueden captar pero con las que pretenden rellenar ese hueco sensorial.

Durante la charla alguien pregunta si, conociendo todo esto, podemos realmente fiarnos de los testimonios de un testigo en un juicio. Martínez-Conde responde tajantemente que seguramente no. Comenta que se hizo un estudio en el que se preguntaba a los voluntarios la velocidad a la que circulaban dos coches, uno rojo y otro verde, que sufrían un accidente. Pero las preguntas se podían formular de dos maneras diferentes. En la primera se les preguntaba simplemente por la velocidad que llevaban antes de chocar. En la segunda, sin embargo, se les consultaba sobre la velocidad que llevaban antes de que el coche rojo se estrellara contra el verde. En este segundo caso, el coche rojo parecía ir mucho más rápido que en el primero. (En El País, un artículo recoge que el 80% de las condenas a inocentes se debe a un error de identificación, aunque aquí se mezclan otras causas, más emocionales, más relacionadas con la memoria que con la propia percepción.)

Si hay una ciencia social, es la neurociencia.

Las palabras mágicas son: amor, humor y libertad.

¡Mezcla, mezcla, que tú has venido aquí a mezclar!

¿Has traído tu dedo índice?

Juan Tamariz.

En la segunda parte de la charla, el protagonista fue el mago Miguel Ángel Gea. La interdisciplinariedad enriquece la comunicación, no cabe duda. El mago comenzó su intervención agradeciendo a los científicos el estudio de su disciplina. Sus investigaciones les están permitiendo empezar a conocer por qué funcionan sus trucos. Unos trucos de los que durante años prácticamente lo único que sabían era precisamente que funcionaban.

Es un empirismo tan puro, y un agradecimiento tan creíble, que vuelvo a preocuparme y avergonzarme por mi transitoria falta de perspectiva. Por mi sesgo de inmediata utilidad.

Nos comenta que la magia se basa en tres pilares: elementos técnicos, habilidad e ingenio. Y que pueden mezclarse o usarse independientemente. Que pueden adaptarse. También que en muchas ocasiones los trucos se basan en un condicionamiento. Para hacer desaparecer una moneda que va de una mano a otra, primero hay que mostrar el movimiento varias veces. Después, sin modificar aparentemente nada en ese proceso, es cuando puede desarrollarse el truco. Si la moneda va de una mano a otra, de izquierda a derecha, y si siempre se muestra en una mano o en otra, el cerebro acaba rellenando la información que le falta y le otorga un lugar a dicha moneda. El condicionamiento previo permite que una ligera e imperceptible modificación provoque la sorpresa.

(Pienso en N., científica, que cree en los horóscopos pero que, paradójicamente, se niega a ver cualquier tipo de truco. Porque se escapa a su control, dice.)

También el uso del humor, como parte de un espectáculo, pero también como distracción. Alguien comenta que durante la risa baja notablemente la atención. Pienso en el concepto de la risa como ceguera. Y también en aquello que escuché una vez: los que se ríen son más felices, porque al achinar los ojos, sólo es una mitad del mundo la que ven.

Pero eso seguramente sea otro tema distinto. Para otra ocasión.

El de hoy es el convencimiento de que vivimos en Matrix. Y el primer paso es reconocerlo. El segundo, seguramente, seguir conociéndolo.

PD: En el turno de preguntas alguien comentó que los indígenas americanos no podían ver las carabelas españolas al llegar a sus costas. No porque consiguieran esconderse, sino porque nunca antes las habían visto, porque no las conocían. Martínez-Conde respondió que ya había oído esa historia otras veces, pero que científicamente era imposible, que no suponía más que una leyenda urbana. El responsable del museo dudó también de la historia, porque se sabe que los mayas, en aquellos tiempos, ya fabricaban barcos parecidos. Miguel Ángel Gea estuvo de acuerdo en que seguramente fuera una leyenda. Luego, sonriendo, añadió: pero qué bonita.

Fuente:

20000 caligrafías

17 de febrero de 2011

La famosa Cascada imposible de Escher, hecha "realidad"



Bueno, claramente esto se trata de una ilusión óptica, de un tema del ángulo de la toma y quizás algo más, pero llevo unos cuantos minutos mirando esta réplica tangible de la famosa Cascada del artista gráfico M.C. Escher y aún no logro distinguir el truco para hacer realidad este móvil perpetuo.



Se los dejo para que elaboren sus teorías, discutan cómo es posible (si es que realmente lo es) o simplemente queden atontados con la ilusión óptica.

Escher fue famoso por dibujar litografías de construcciones imposibles, que desafiaban el 3D en planos de 2D y la Cascada es una de sus obras más famosas. Pero como bien dije, son imposibles, por eso este tipo se supone que no puede haber hecho esto…

Fuente:

Fayer Wayer

13 de noviembre de 2010

Psicología: Alucinaciones cotidianas

Carl Seashore en 1985 decidió realizar un sencillo experimento: Se puso al final de un pasillo completamente a oscuras, los voluntarios se situaban al otro lado con una orden, cada vez que el experimentador encendiera una vela debían dar un paso adelante en el pasillo.

Los resultados de este experimento fueron inesperados: un porcentaje alto de los voluntarios avanzó hasta la mitad del pasillo. Esto no sería sorprendente si no fuera por que el investigador no llegó a encender ninguna vez la vela, todo había sido producto de su imaginación.

Cuando nosotros observamos algo, la imagen es recogida a través de los ojos, para viajar por el nervio óptico al cerebro y ser procesado por la corteza cerebral, en ese momento tenemos consciencia de lo que vemos; y a partir de ahí, el estimulo es derivado a otras áreas cerebrales: el hipocampo para recordar ese objeto, formando nuestra memoria fotográfica; el córtex prefrontal para razonamiento lógico y tomar decisiones frente a ese objeto, etc.

Sin embargo, a veces nuestro cerebro falla y produce una percepción visual sin ningún estimulo externo. Para la persona de repente ve algo que no esta ahí en la realidad, y entonces decimos que sufre una alucinación.

Y estas alucinaciones no tienen por que ser visuales, también puede ser auditivas, olfativa, gustativa, táctil, proprioceptiva, equilibrioceptiva, nociceptiva, termoceptiva o varias mezcladas.

Hay casos de alucinaciones producidas por consumo de drogas, privación del sueño, y trastornos mentales como esquizofrenia, epilepsia…

Sin embargo, aunque siempre se haya pensado que las alucinaciones van unidas a la locura no es así. Durante años diferentes psicólogos han ido realizando encuestas a gente mentalmente sana sobre si tienen alucinaciones. Ante la pregunta ¿Ha tenido usted alguna vez la vívida impresión de ver, o haber sido tocado, o haya sido tocado, o haya oído una voz; para que tal impresión, como haya podido averiguar, no fuera debido a una causa externa?” la respuesta afirmativa en diferentes estudios son:

Sidgewick (1894): 9,9 % ven alucinaciones (n= 17000)

Ohayon (2000): 27% ven alucinaciones diurnas (n = 13057)

Las alucinaciones están presentes en una proporción grande de la población mentalmente sana, incluso actualmente hay paginas web creadas para que la gente normal cuente sus alucinaciones. Por ejemplo la pagina I have had an hallucination, que incluye relatos de gente y una estadística de las personas que han contado su caso, según señalan un 52 % ha sufrido alucinaciones en su infancia y adolescencia, un 21 % en la treintena y un 15 % en la veintena. Ademas, en su mayoría son mujeres. (67%)

Estas alucinaciones espontaneas no están asociadas a ninguna enfermedad y únicamente son un error fugaz de nuestro cerebro a la hora de procesar la información. Volviendo al experimento de Seashore del comienzo, comprobamos que a menudo estas alucinaciones se producen a la espera de algún estimulo (la luz de la vela, ver a alguien conocido…), intentamos buscar dicho estimulo, pero al final nos lo inventamos (nos parece ver encendida la vela, todo el mundo se parece a la persona que buscamos).

Fuente:

Cultivando cultivos

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