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27 de septiembre de 2012

¿Cómo llegó el hombre a América?

En la madrugada del 12 de octubre de 1492, Rodrigo de Triana, un marinero andaluz a bordo de la Pinta, avistó tierra firme por primera vez después de que cinco semanas atrás hubieran dejado el puerto San Sebastián de La Gomera. Aquella tierra no se trataba de las Indias que la expedición de Cristóbal Colón, si no un nuevo continente descubierto.

¿Pero un nuevo continente para quién? La Europa de la época desconocía por completo la existencia de América cuando Colón llegó allí, pero con los datos actuales ya sabemos que Colón no fue el primer europeo en llegar a América. Casi 500 años antes, Leif Ericsson, el hijo de Eric el Rojo, puso el punto álgido al gran viaje vikingo  creando un pequeño asentamiento en la Isla de Terranova.

Tanto el viaje de Cristóbal Colón como el de Leif Ericsson, supusieron un gran descubrimiento para su respectivo tiempo y cultura, pero ambos se encontraron con humanos que habían llegado mucho antes. Pero… ¿cuándo?
 
El mundo durante la última era glacial | Fuente: The Last Ice Age
Para poder barajar esta posibilidad, tenemos que entender cómo era el mundo durante la última glaciación . Este periodo, que abarca aproximadamente desde 100.000 adP hasta 10.000 adP, supuso una gran bajada de las temperaturas que provocaron la creación de grandes bloques de hielo mucho más allá de los límites marcados por los círculos polares. Durante su periodo de máximo apogeo, hace unos 20.000 años, la cantidad de hielo en los casquetes repartidos por todo el mundo era tal, que el nivel del mar llegó a bajar 120 metros de media.

Este gran descenso en el nivel del mar ocasionó que multitud de tierras a día de hoy sumergidas estuvieran por encima de la superficie del mar, creando puentes naturales que permitieron el paso de distintas especies terrestres entre zonas hoy separadas por grandes cantidades de mar y océano.

Sobre el estrecho de Bering, el que actualmente separa Chukotka (en Rusia, Asia) y Alaska (en Estados Unidos, América), emergió uno de esos puentes, formando la región de Beringia, también conocida como el Puente de Bering.
 
Mapa de Beringia. | Fuente
La profundidad actual de Beringia es de entre 30 y 50 metros bajo el nivel del mar, lo que permitió que este territorio se mantuviera emergido durante un largo periodo de la glaciación. Pese a la cercanía del Polo Norte, la temperatura de la región era inusualmente cálida, alcanzando máximas de 10º durante el verano. Esto, unido a la gran sequedad del terreno, impidió la formación de glaciares como en otras zonas de latitudes similares –Siberia, Canadá–, siendo un puente apto para el tránsito de especies durante dos largas épocas de 4.000 años (entre 40.000 adP y 36.000 adP) y de 15.000 años (entre 25.000 adP y 10.000 adP).

Según la teoría del poblamiento tardío esta fue la forma como el hombre llegó por primera vez a América. Los primeros hombres habrían cruzado por el Puente de Bering aprovechando las temperaturas, pasando de Chukotka a Alaska. Desde allí, habrían atravesado la placa de hielo Laurentina (la que cubría toda la zona norte de Norteamérica) a través del corredor Mackenzie  o bien a siguiendo la costa pacífica, ambas rutas abiertas durante casi todo el periodo de glaciación.

La prueba que mantuvo esto en pie fue el descubrimiento en 1929 de un yacimiento en sur de Estados Unidos, un lugar poblado por la Cultura Clovis  en torno a 13.000 adP. La cultura Clovis fue considerada hasta hace pocas décadas como la cultura más antigua de todo el continente americano. Pero a lo largo de la década de los 70 se empezaron a descubrir nuevos yacimientos a lo largo de todo el continente que mostraron que los Clovis pudieron no ser los primeros.

El primero de estos yacimientos fue Meadowcroft Rockshelter, descubierto en la actual Pennsylvania en 1973. Con unos restos humanos datados entre 16.000 adP y 19.000 adP, este yacimiento bate de largo el récord de los Clovis, aunque mantiene intacta la Teoría del poblamiento temprano.

El mayor problema llegó con el yacimiento Monte Verde , descubierto en 1976 en la Región de los Lagos, al sur de Chile. Con unos restos humanos datados en torno a 15.000 adP puso en jaque que la primera llegada a América del hombre fuera a través de Beringia.

En 1978, Alan Lyle Bryan puso sobre la mesa una nueva posibilidad. Si bien es factible que la gran parte de los indígenas americanos llegasen a través de Beringia, es posible que los primeros llegaran a América siguiendo una ruta cirumpacífica, aprovechando los distintos accidentes geográficos para expandirse por el resto del continente americano. Esta propuesta de Bryan explicaría el yacimiento de Monte Verde, otros encontrados en Sudamérica (Lagoa Santa, Cuenca de México) e incluso los desconcertantes yacimientos paleoamericanos de la Baja California.

 
Hipótesis actuales sobre el poblamiento de América | Fuente
A finales de la década de los 90, gracias a los análisis genéticos llevados a cabo en las distintas poblaciones indígenas del continente americano, todas estas hipótesis sobre el poblamiento del continente americano, comenzaron a tener un apoyo científico más allá de los yacimientos. Está probado que no hubo un único movimiento migratorio que poblara toda América y la explicación de que varias rutas fueran utilizadas es plausible.

Algunos científicos defienden también la llegada del hombre atravesando el Océano Pacífico o desde Europa, pero a día de hoy parecen menos plausibles que las otras propuestas.

Fuente:

Nautas

18 de julio de 2012

Cómo el calentamiento global puede causar la próxima época glacial

Si bastante agua dulce fría que viene de los casquillos de hielo polar y de los glaciares que se derriten en Groenlandia se vierte en el Atlántico norte, esto cerrará la Corriente del Golfo, la cual mantiene Europa y el noreste de Norteamérica calientes.


"Una mirada a las muestras de hielo, sin embargo, dio una sacudida eléctrica a los científicos al descubrir que las transiciones del tiempo glacial al contemporáneo tomaban sólo de dos a tres años. Algo movía de un tirón el tiempo del planeta hacia adelante o hacia atrás con una rapidez asombrosa".

Mientras que el calentamiento global es oficialmente ignorado por el brazo político de la administración de Bush y la reciente conferencia de Al Gore sobre el asunto durante uno de los días más fríos de los recientes años proporcionó materia para bromas a los anfitriones conservadores de la charla, los ciudadanos de Europa y del Pentágono están echando una nueva ojeada al peligro más grande que tal cambio climático podría producir para el hemisferio norte - un cambio repentino en una nueva Época Glacial. Lo qué están encontrando no es en absoluto reconfortante.

En rápido resumen, si bastante agua dulce fría que viene de los casquillos de hielo polar y de los glaciares que se derriten en Groenlandia se vierte en el Atlántico norte, esto cerrará la Corriente del Golfo, la cual mantiene Europa y el noreste de Norteamérica calientes.

El peor escenario sería una verdadera vuelta a la Época Glacial - en un período tan corto como 2 a 3 años de su inicio - y el escenario mediano sería un período como la "Pequeña Época Glacial" de hace algunos siglos que interrumpió los patrones mundiales del tiempo conduciéndolo a inviernos extremadamente fríos, sequías, desertificación mundial, faltas de cosecha y guerras alrededor del mundo.
 
He aquí cómo trabaja

Si usted mira un globo terráqueo, verá que la latitud de Europa y de Escandinavia es igual que la de Alaska y de partes del bloque de permafrost del norte de Canadá y de Siberia central. Con todo, Europa tiene un clima más similar al de Estados Unidos que al de Canadá o al de Siberia del norte. ¿Por qué?

Resulta que nuestro calor es el resultado de las corrientes del océano que traen el agua superficial caliente desde el Ecuador hacia las regiones norteñas que serían de otra manera tan frías que incluso en verano estarían cubiertas con hielo. 

La corriente más concernida es a la cual uno se refiere a menudo como la "Gran Banda Transportadora" que incluye lo que llamamos la Corriente del Golfo.

La Gran Banda Transportadora, mientras que es formada por el efecto de Coriolis de la rotación de la tierra, es conducida sobre todo por la gran fuerza creada por diferencias en temperaturas del agua y de la salinidad. El Océano Atlántico del norte es más salado y más frío que el Pacífico, ya que siendo más pequeño es bloqueado en su lugar por los hemisferios americanos norteños y meridionales en el oeste y la Europa y el África en el este.

Consecuentemente, el agua caliente de la Gran Banda Transportadora se evapora fuera del Atlántico Norte dejando detrás aguas más saladas, y los vientos continentales fríos de las partes norteñas de Norteamérica refrescan las aguas.

Las aguas frescas saladas se depositan en el fondo del mar, la mayoría en un punto a algunos cientos de kilómetros al sur de la extremidad meridional de Groenlandia, produciendo un torbellino de agua de un diámetro de 5 a 10 millas (10 a 20 km), mientras que el torbellino irrumpe raramente a la superficie, durante ciertas épocas del año produce una muesca y una corriente en el océano que puede inclinar las naves y que se puede ver desde el espacio (y puede ser lo que vemos en los mapas de marinos antiguos).

Esta columna de agua fría y cargada de sal se vierte al fondo del Atlántico, donde forma un río submarino 40 veces más grande que todos los ríos de la tierra combinados, fluyendo hacia el sur y alrededor de la extremidad meridional de África, donde finalmente alcanza el Pacífico. Asombrosamente, el agua es tan profunda y (debido a su frío y salinidad) es tan densa que no emerge a menudo en el Pacífico sino que mil años después de haberse primero hundido en el Atlántico Norte de la costa de Groenlandia.

El río submarino de aguas frías y saladas fluyentes hace el nivel del Atlántico levemente más bajo que el del Pacífico, atrayendo en una corriente superficial fuerte y caliente, un agua más dulce del Pacífico para substituir la salida del río submarino. Esta agua más dulce y caliente refluye hacia el norte a través del Atlántico sur, enlazando alrededor de Norteamérica en donde se la conoce como la Corriente del Golfo y termina frente a las costas de Europa.

Para el momento en que llega cerca de Groenlandia, ya se ha refrescado y evaporado bastante agua para llegar a ser fría y salada y se hunde hacia el suelo marino, abasteciendo en una alimentación continua ese río de alta mar que fluye al Pacífico.

Estos dos flujos -agua caliente más dulce del Pacífico, que se convierte en salada y se refresca y que se hunde para formar un río profundo bajo la superficie del mar- se conoce como la Gran Banda Transportadora.

Asombrosamente, la Gran Banda Transportadora es la única cosa entre veranos cómodos y una Época Glacial permanente para Europa y la costa del este de Norteamérica.

Mucha de esta ciencia era desconocida tan recientemente como hace 20 años. Después, un grupo internacional de científicos fue a Groenlandia y utilizó un equipo de taladros nuevamente desarrollados para perforar algunos de los glaciares accesibles más antiguos del mundo. Sus instrumentos eran tan sensibles que cuando analizaban la base del hielo de las muestras que tomaron podían observar años individuales de la caída de nieve. Los resultados fueron como una sacudida eléctrica.

Antes, en las pasadas décadas, se pensaba que los períodos entre las glaciaciones y los tiempos de calor en Norteamérica, Europa y Asia del norte eran graduales. Sabíamos por el estudio de los fósiles que el gran período de la Época Glacial comenzó hace algunos millones de años y durante esos años había épocas donde por centenares y millares de años Norteamérica, Europa y Siberia fueron cubiertas con gruesas capas de hielo a lo largo de todo el año. Entre estas épocas heladas, había períodos cuando los glaciares se deshelaban, la tierra pelada era expuesta, los bosques crecían y los animales de la tierra (que incluyen a seres humanos primitivos) se desplazaron a estas regiones norteñas.

La mayoría de los científicos calcularon que el tiempo de la transición de hielo a caliente era gradual, durando de docenas a centenares de años y nadie estaba seguro exactamente qué lo había causado. (Las variaciones en la radiación solar fueron sospechadas, al igual que la actividad volcánica, junto con tempranas teorías sobre la Gran Banda Transportadora, la cual, hasta hace poco tiempo, era un fenómeno mal entendido).

Pero una mirada a las muestras de hielo, sin embargo, dio una sacudida eléctrica a los científicos al descubrir que las transiciones entre el tiempo glacial al contemporáneo tomaba generalmente solamente de dos o tres años. Algo movía de un tirón el tiempo del planeta hacia adelante o hacia atrás con una rapidez asombrosa.

Resulta que los patrones de edad de hielo contra patrones de tiempo templado no eran parte de un proceso suave y linear, como un regulador de intensidad en una bombilla de luz. Son parte de un delicado equilibrio de balancín, el cual puede existir en un estado u en otro, pero que transita a través de la etapa media casi durante la noche.
Se asemeja más a un interruptor ligero, que está apagado y que usted puede levantar lenta y gradualmente hasta que golpea un umbral del punto mediano o el "punto de quiebre" donde el estado se mueve de un tirón repentinamente de apagado a encendido y la luz se adelanta.

Aparece que (menos que el 1%) las pequeñas variaciones en energía solar se completan en ciclos de 1500 años. Este ciclo, por ejemplo, es lo que nos trajo la "Pequeña Edad del Hielo" que comenzó alrededor del año 1400 y refrescó dramáticamente Norteamérica y Europa (ahora estamos en la fase que se calienta, recuperándonos de eso).

Cuando el hielo en el océano ártico es sólido congelado y está trabado, y los glaciares en Groenlandia son relativamente estables, esta variación calienta y refresca la tierra de una manera muy pequeña, pero no afecta la operación de la Gran Banda Transportadora que trae el agua caliente de moderación al Atlántico Norte.

En los pasados milenios, sin embargo, antes de que el Ártico se congelara y se trabara totalmente, y antes de que una cierta cantidad crítica del umbral de agua dulce fuera trabada en Groenlandia y otros glaciares, estas variaciones de 1500 años en energía solar no calentaron o refrescaron levemente el tiempo de las masas de tierra que circundaban el Atlántico Norte. Sino que se movieron de un tirón a períodos intercalados de glaciación total y a períodos de tiempo templado.
Y estos cambios vinieron repentinamente

Para los seres humanos viviendo en Europa hace 30.000 años - cuando las pinturas de la cuevas en Francia fueron producidas - el tiempo sería bonito como el de hoy en día durante más de mil años, dando a la gente una ocasión de construir la cultura al punto donde podrían producir arte y alcanzar grandes territorios.
Y entonces un invierno particularmente duro golpearía

La primavera se presentaría tarde y el verano nunca parecería realmente llegar, con las nieves del invierno apareciendo desde septiembre. El próximo invierno sería brutalmente frío y la próxima primavera no se presentó, con temperaturas cálidas se alcanzaban solamente para algunos días durante agosto y la nieve nunca derritiéndose totalmente. Después de eso, el verano nunca volvió: por 1500 años la nieve se acumuló y se acumuló simplemente, más profundamente y más profundamente, mientras que el continente llegó a ser cubierto con los glaciares y los seres humanos huyeron o murieron. (El hombre de Neanderthal, quien dominó Europa hasta el extremo de estos ciclos, parece haberse adaptado mejor al tiempo frío que el homo sapiens).

Lo que trajo esta "repentina desaparición del verano" fue que las corrientes de agua caliente de la Gran Banda Transportadora habían sido cerradas. Una vez que la Corriente del Golfo no fluyó más, tomó solamente un año o tres para que el último calor residual conservado en el Océano Atlántico del Norte se disipara en el aire sobre Europa y entonces no había calor para moderar las latitudes norteñas. Cuando el verano paró en el norte, las lluvias pararon alrededor del Ecuador. Al mismo tiempo Europa fue sumergida en una Edad del Hielo, el Oriente Medio y África fueron atacados por sequías e incendios alimentados por los vientos.

Si la Gran Banda Transportadora, la cual incluye la Corriente del Golfo, parara de fluir hoy, el resultado sería repentino y dramático. El invierno se fijaría para la mitad del este de Norteamérica y toda la Europa y Siberia, y nunca se terminaría. En el plazo de tres años, esas regiones llegarían a ser inhabitables y casi 2 mil millones de seres humanos morirían de hambre, congelados a muerte, o tendrían que volver a localizarse. La civilización como la conocemos no podría soportar probablemente el impacto de un soplo tan machacante.

Increíblemente, la Gran Banda Transportadora ha vacilado algunas veces en la última década. Como Guillermo H. Calvin precisa en uno de los mejores libros disponibles en este asunto ("A Brain For All Seasons: human evolution & abrupt climate change"): el refresco precipitado del pasado período caliente demuestra que un tirón puede ocurrir en situaciones como la actual.

¿Qué podría posiblemente parar la correa transportadora de sal que trae calor tropical al norte más lejano limitando la formación de las capas de hielo? Los oceanógrafos están ocupados estudiando fallas actuales de flujo que dan una cierta perspectiva sobre las fallas catastróficas del pasado. "En el mar de Labrador, el flujo falló durante los años 70, fue fuerte otra vez en los 1990, y ahora está declinando. En el mar de Groenlandia en los años 80 el hundimiento de sal declinó en 80%. Obviamente, las fallas locales pueden ocurrir sin catástrofe - es una cuestión de cómo y cuán extenso son las fallas - pero el estado actual de la declinación no es muy tranquilizador".

La mayoría de los científicos implicados en la investigación sobre este asunto convienen que el culpable es el calentamiento global, que derrite los icebergs en Groenlandia y el icepack ártico y haciendo fluir así un chorro de agua fresca, helada bajo el mar de Groenlandia del Norte. Cuando se alcanza un umbral crítico, el clima cambiará repentinamente a una Edad del Hielo que podría durar como mínimo 700 o más años y máximo sobre 100.000 años.
¿Y cuándo se puede alcanzar ese umbral?
 

Nadie lo sabe -la acción de la Gran Banda Transportadora para definir Edades del Hielo fue descubierta solamente en la pasada década. Los modelos preliminares y los científicos de la computadora que quieren especular sugieren que el interruptor podría moverse de un tirón desde el próximo año, o puede estar a generaciones de ahora. Puede bambolear ahora, produciendo los extremos de tiempo que hemos visto en los pocos años pasados.

Lo que es casi seguro es que si no se hace nada sobre el calentamiento global, sucederá más pronto que más tarde.
 
Este artículo fue adaptado de la nueva edición actualizada de "The Last Hours of Ancient Sunlight " por Thom Hartmann, que será editado por la editorial Random House/Three Rivers Press in March.
Revisión por Tania Fernández de Henríquez para Ecoportal.


Fuente:

6 de marzo de 2012

Un meteorito provocó la última Edad de Hielo

Efecto del choque entre dos esferas de material cósmico. |UCSB

Efecto del choque entre dos esferas de material cósmico. |UCSB

Hace 12.800 años el clima en la Tierra sufrió un repentino enfriamiento, que duró 1.300 años, cuyo origen ha estado poco claro para la ciencia. La teoría de que se debió al impacto de un meteorito en Norteamérica vuelve ahora a tomar fuerza, tras haber sido muy discutida, después de que un equipo internacional de investigadores haya logrado identificar el lugar, en México, en el que colisionó un gran meteorito precisamente en esa época.

Los científicos, un equipo de 16 investigadores de varias universidades, han encontrado, en el Lago Cuitzeo, del centro del país, una capa de sedimento muy fino con una composición de elementos muy extraña, y precisamente de hace 13.000 años. Por su estudio, sería el resultado del impacto de un objeto cósmico contra la tierra, según publican en la revista 'Proceedings of National Academy of Science'.

Esta colisión, que dejó una capa negra rica en carbono y nanodiamantes, de unos 10 centímetros, estaría en el origen de ese cambio climático, que inició el periodo gélido conocido como Dryas Reciente. Las últimas hipótesis apuntaban hacia un cambio en la corriente del Golfo de México, que habría descargado demasiada agua dulce en el Atlántico Norte, pero este trabajo 'da alas' a otra posibilidad. De hecho, hace 65 millones de años un impacto, mucho mayor, provocó el cambio atmosférico que acabó con los dinosaurios.

Nanodiamantes en el fondo de un lago

Los científicos, dirigidos por Isabel Israde-Alcántara, de la Universidad de Michoacana (México), recabaron pruebas que consideran concluyentes, a 2,8 metros de profundidad. Los nanodiamantes, argumentan, son de una familia compatible con una gran colisión cósmica; además los investigadores identificaron las huellas de esférulas (pequeñas bolas), que habrían chocado a gran velocidad durante el impacto.

Ningún evento provocado por el ser humano, los volcanes u otros fenómenos naturales pueden explicar estos sedimentos, aseguran. "Estos materiales se forman solamente con un impacto extraterrestre", afirma James Kennett, de la Universidad de California, coautor del trabajo.

Los datos del lago Cuitzeo sugieren que fue un asteroide o un cometa de grandes dimensiones fragmentado en pedazos, algunos de varios cientos de metros de diámetro. Este objeto habría entrado en la atmósfera en un ángulo muy bajo, provocando tanto calor que la colisión quemó toda la vegetación que había alrededor e incluso derritió las rocas de la superficie. Como consecuencia, hubo un importante cambio en el clima.

"Estos resultados son consistentes con otros hallazgos en Norteamérica, como la rápida extinción de la megafauna que había entonces, las modificaciones que hubo en el ecosistema e incluso la reducción de las poblaciones humanas y en las transformaciones culturales que hubo", señala Kennett.

Y es que la capa de sedimento lacustre se encuentra, precisamente, en el nivel Dryas Reciente, que ha sido identificado en todo el hemisferio norte como un momento de gran enfriamiento en la superficie. La única similar que se ha localizado en el planeta es la que está en el límite del Cretácico, tras el que desaparecieron los grandes saurios.

Desaparición de los mamuts

Tras esta segunda gran colisión, hace 12.900 años, habrían desaparecido mamuts, mastodontes, tigres dientes de sable y grandes lobos. "Existe la sincronización entre estos extraordinarios cambios ambientales y bióticos, que también hemos detectado en el mismo lago, y el impacto. Fue una disrupción repentina, muy grande, que ya se conocía, sin conocer la causa", apunta el investigador californiano.

El Dryas Reciente se ha relacionado con la adopción de la agricultura en el Creciente Fértil: el frío y la sequía obligaron a sedentarizarse a las poblaciones humanas, que tuvieron que buscar métodos de subsistencia más adaptables a los cambios ambientales, pero es una de las muchas hipótesis que se barajan.

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El Mundo Ciencia

2 de marzo de 2012

ADN revela que Oetzi, el "Hombre de hielo", tenía intolerancia a la lactosa

oetzi

Así se veía Oetzi antes de morir.

Se descubrieron nuevas pistas sobre el que podría ser el caso de ciencia forense más viejo de la historia: el de Oetzi, el "Hombre de hielo" que fue muerto por una flecha hace 5.300 años y fue encontrado congelado en los Alpes italianos en 1991.

El genoma completo de Oetzi fue publicado en Nature Communications, un portal de física, química y biología.

Entre otras cosas, el informe dice que Oetzi tenía ojos marrones, sangre tipo O, intolerancia a la lactosa y predisposición a las enfermedades del corazón.

Asimismo, el reporte dice que este es el primer caso documentado de infección por una bacteria de la enfermedad de Lyme.

Los análisis de una serie de anomalías en su ADN también revelaron que el "Hombre de hielo" está más relacionado con los habitantes modernos de Córcega y Cerdeña que con las poblaciones de los Alpes, donde fue descubierto.

ADN nuclear

El estudio revela la foto completa de la genética tal y como se establece en los núcleos de las células de Oetzi.

Este ADN nuclear es más raro y por lo general no se conserva tan bien como el ADN dentro de la mitocondria, "las plantas de energía" de las células, que también contienen ADN.

Una reconstrucción muestra cómo se veía Oetzi antes de que una flecha lo derribara.

El ADN mitocondrial de Oetzi ya había revelado algunas pistas de sus orígenes, cuando fue secuenciado en su totalidad en 2008.

'Muy emocionante'

doctores examinan al hombre de hielo

El 'hombre de hielo' ha sido motivo de estudios durante 20 años.

Albert Zink, de la Academia europea de Bolzano, Italia (Eurac, por sus siglas en inglés), dijo que el estudio del ADN nuclear fue un gran salto hacia adelante en uno de los especímenes más estudiados por la ciencia.

"Hemos estado estudiando al "Hombre de hielo" durante 20 años. Sabemos muchas cosas sobre él –dónde vivió, cómo murió–, pero sabíamos poco de la información genética que cargaba", dijo a la BBC.

En efecto, cargaba un "haplotipo" según el cual sus ancestros probablemente migraron desde el Medio Oriente cuando la práctica de la agricultura formal se volvió más común.

Es probable que este período de transición a una sociedad agraria explique la intolerancia a la lactosa de Oetzi.

Zink dijo que las nuevas técnicas de secuencia para el análisis del genoma en su enteridad hicieron posible el estudio.

"La secuencia del genoma completa te permite secuenciar todo el ADN que sale de una muestra; eso no era posible antes.

"Esto fue muy emocionante y creo que es solo el comienzo de estudios más largos y profundos. Todavía nos gustaría aprender de estos datos: apenas los hemos empezado a analizar."

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El Mundo Ciencia

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4 de noviembre de 2011

Una 'ardilla' con dientes de sable en la Patagonia argentina

Los fósiles de los dos cráneos hallados en Sudamérica. | University of Louisville.

Los fósiles de los dos cráneos hallados en Sudamérica. | University of Louisville.

  • Hallan dos cráneos de una especie ya extinta, 'Cronopio dentiacutus'
  • Se trata de un pequeño mamífero emparentado con los marsupiales actuales
  • Es el primer mamífero del Cretácico tardío encontrado en Sudamérica
  • Su hallazgo ayudará a entender la evolución de estos animales en el continente

Su aspecto debía recordar al de una ardilla con grandes y afilados colmillos así que los paleontólogos que han encontrado fósiles de esta especie, ya extinta, la han bautizado como 'Cronopio dentiacutus'. Se trata de un pequeño mamífero que convivió con los dinosaurios hace aproximadamente 96 millones de años en el territorio que hoy ocupa la Patagonia argentina.

Recreación de 'Cronopio dentiacutus'.|J.G

Recreación de 'Cronopio dentiacutus'.|J.G

Un grupo de paleontólogos, liderados por Guillermo Rougier, de la Universidad de Louisville (EEUU), encontraron en 2006 dos cráneos de esta especie. Según aseguran, es el primer mamífero del Cretácico tardío hallado en Sudamérica, por lo que los fósiles aportarán nuevas claves sobre la evolución de estos animales. En concreto, llena un hueco de 60 millones de años en los registros de mamíferos en este continente.

La nueva especie pertenece a un grupo de mamíferos ya extintos denominado drioléstidos y que estaban emparentados con los marsupiales y los animales con placenta actuales. Sus características se describen esta semana en la revista 'Nature'.

Un extraño mamífero

Este pequeño mamífero medía entre 10 y 15 centímetros de longitud, tenía un hocico estrecho y un cráneo pequeño y redondeado. Pero quizás lo más llamativo de su anatomía es el tamaño de sus caninos, a pesar de que los paleontólogos creen que se alimentaba de insectos y gusanos. El investigador Guillermo Rougier no se ha podido resistir a comparar su hallazgo con Scrat, la ardilla protagonista de la película 'Ice Age', a la que cree que debía parecerse.

"'Cronopio' es sin duda alguna el mamífero más extraño que he visto, tanto vivo como extinguido, con su alargado hocico y sus grandes dientes caninos. Lo que hacía con tan extraña morfología quizás pueda averiguarse con posteriores descubrimientos", afirma John R. Wible, conservador de mamíferos en el Museo de Historia Natural Carnegie.

El autor principal del estudio, Guillermo Rougier, asegura que el aspecto de 'Cronopio dentiacutus' era parecido al de Scrat, uno de los personajes de la película 'Ice Age'.

El autor principal del estudio, Guillermo Rougier, asegura que el aspecto de 'Cronopio dentiacutus' era parecido al de Scrat, uno de los personajes de la película 'Ice Age'.

El hallazgo, señalan los autores de este estudio, es particularmente importante ya que los cráneos de los mamíferos son muy frágiles y pequeños y no se encuentran con frecuencia. Los fósiles estaban incrustados en una roca situada en una remota área del norte de la Patagonia, en la provincia de Rio Negro.

Los paleontólogos tardaron varios años en desenterrar los fósiles: "Sabíamos que nos encontrábamos ante un hallazgo importante debido a la antigüedad de las rocas y a que habíamos encontrado cráneos", explica Rougier en una nota de prensa.

Cretácico tardío

"Lo habitual es encontrar dientes o fragmentos de huesos de esta época. La mayor parte de la información que hay sobre los primeros mamíferos la tenemos gracias a los dientes, ya que su esmalte es la sustancia que mejor resiste el paso del tiempo. Sin embargo, el cráneo nos ofrece información sobre la biología del animal, permitiéndonos determinar que estamos ante los primeros restos de este tipo del Cretácico tardío encontrados en Sudamérica", explica.

Los autores de este estudio, entre los que también se encuentran los investigadores Sebastián Apesteguía y Leandro C. Gaetano, de la Universidad Maimónides (Argentina), confían en seguir encontrando en esta zona fósiles de especies endémicas que vivieron durante la época de los dinosaurios.

"'Cronopio' vivió en un mundo completamente diferente al nuestro, dominado por los dinosaurios y con una geografía muy distinta. Estos nuevos fósiles nos proporcionan información sobre lo cambiante que es el mundo en que vivimos", afirma Rougier.

Fuente:

El Mundo Ciencia

21 de enero de 2011

La conquista de América no influyó en el clima

Solo el abandono de la tierra durante la invasión mongola superó a la deforestación, indica un nuevo estudio del paleoclima.

Una investigadora observa un testigo de hielo obtenido a 500 metros de profundidad en la Antártida.

La invasión mongola es el único acontecimiento histórico que pudo tener un efecto sobre el clima mayor que la deforestación constante de la superficie terrestre antes de la revolución industrial, han encontrado estudiosos del clima del pasado (el paleoclima). El efecto de los acontecimientos históricos en el contenido de dióxido de carbono en la atmósfera a lo largo de los siglos es objeto de debate. Se ha propuesto como explicación de las oscilaciones que se han detectado en los testigos de hielo muy antiguo. Esta hipótesis se basa en que algunos acontecimientos supusieron unos cambios demográficos bruscos que llevaron a abandonar tierras cultivadas en las que volvió a crecer vegetación que absorbió más dióxido de carbono.

Unos investigadores de Alemania y Estados Unidos se propusieron evaluar los efectos sobre el carbono y el clima de la invasión mongola (1200-1380), la peste negra (1347-1400), la conquista de América (1519-1700) y la caída de la dinastía Ming (1600-1650). "Se cree equivocadamente que el impacto humano en el clima comenzó cuando se empezaron a quemar carbón y petróleo a gran escala en la era industrial", explica Julia Pongratz, coautora del estudio, que se publica en la revista Holocene . "De hecho, los humanos empezaron a influenciar el ambiente hace miles de años al cambiar la cubierta vegetal, cuando talaban bosques para convertir los terrenos en agrícolas".

La tala de árboles libera dióxido de carbono a la atmósfera cuando estos se queman o se pudren. El aumento de este gas como consecuencia de la deforestación se puede detectar en los testigos de hielo extraidos en perforaciones en Groenlandia y la Antártida, señala la Carnegie Institution , donde trabaja Pongratz.

Sin embargo, durante épocas de alta mortalidad, por guerras o plagas, se abandonaron superficies cultivadas o dedicadas a la ganadería y los bosques volvieron a ganar terreno.

Pongratz y sus colegas estudiaron los cambios desde el año 800 a la actualidad y en especial los cuatro acontecimientos citados.

"Encontramos que durante los acontecimientos de corta duración, como la peste negra y la caída de la dinastía Ming, el crecimiento de los árboles no fue suficiente para contrarrestar las emisiones normales", dice esta investigadora. "Sin embargo, durante la conquista de América y la invasión mongola sí hubo tiempo suficiente".

Los resultados indican que, como se siguió produciendo deforestación, solo la invasión mongola, el acontecimiento de mayor impacto, pudo llegar a producir una disminución neta del dióxido de carbono, cifrada en 700 millones de toneladas de carbono, equivalente a la actual demanda anual de gasolina en el mundo. Sin embargo, es tan poca cantidad que no se puede detectar en los testigos de hielo, reconocen los investigadores.

Los estudios del paleoclima son importantes para la situación actual de aumento del dióxido de carbono atmosférico porque indican cómo el uso de la tierra influye en el ciclo global del carbono. En la época actual un cuarto de la producción primaria neta vegetal corresponde a la agricultura.

Fuente:

El País Ciencia

4 de junio de 2010

Rossi: "Si por el deshielo las corrientes marinas cambian, cabe una glaciación"

Viernes, 04 de junio de 2010

Rossi: "Si por el deshielo las corrientes marinas cambian, cabe una glaciación"

El investigador insiste en que los polos son los termostatos del planeta y lo que ocurra en ellos afectará a todos de modo directo


Sergio Rossi (dcha.) fue presentado por el biólogo Guillermo G. Cisneros. // José Lores
F. FRANCO - VIGO “Si hay demasiado deshielo las corrientes marinas pueden ralentizarse y producirse una glaciación”, dijo ayer en el Club FARO Sergio Rossí, doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Barcelona. “Algo se mueve en el hielo: efecto del calentamiento en los polos de la Tierra” fue el título de una charla audiovisual que le presentó Guillermo G. Cisneros, catedrático de Biología y Geología.

El investigador español matizó su declaración inicial diciendo que la glaciación era una hipótesis científica, un miedo, y que ojalá se equivocaran en tenerlo. “Lo que sí está claro es que los dos polos, Ártico y Antártico, son los termostatos del planeta y lo que ocurra en ellos nos afectará a todos de modo directo. Digámoslo de otro modo: hay un efecto preocupante y es que si los glaciares se deshielan hasta un punto crítico se ralentizan las corrientes marinas y eso podría dar lugar a la citada glaciación”.

“Desde luego, el hielo retrocede; no en todas partes por igual pero los indicios de regresión son claros. Ese es uno de los sistemas que más ha de resentirse de un futuro aumento de la emperatura debido a los gases de efecto invernadero”, afirma Sergio Rossi.

Una helada certeza

En lo que insiste Sergio Rossi, autor de la novela “El cementerio de icebergs” en Plaza y Janés, es que, a pesar de que todavía se podría discutir qué parte del porcentaje de “culpa” es humano o es debido a un ciclo natural, de lo que hay certeza es de que en la mayoría de lugares claves del planeta el hielo está desapareciendo de forma acelerada. “En el Ártico ha desaparecido entre un 15 y 20 por ciento del hielo marino en los últimos 30 años –dice–. En el otro hemisferio, la Antártida, un regulador térmico del planeta, de los 244 glaciares que van a dar directamente el mar, 212 están en franca regrsesión”.

Rossi afirma que hay varias interpretaciones posibles pero afirma que el cambio que estamos viendo ahora se sale de los patrones que podríamos considerar naturales: el aumento de temperatura, CO2, metano, etc, es más acelerado respecto a otras épocas investigadas. Y citando al científico Antoni Rosell, coincide con él en que “es muy difícil sostener que gran parte del cambio no es de origen humano, antropogénico; hay demasiadas evidencias al respecto”.

¿Qué consecuencias tendrían los deshielos si los grandes glaciares se disuelven? Citando a otro estudioso, Rainer Zahn, Rossi dijo que “en el caso de Groenlandia, si la enorme masa de hielo se transformase en líquido, la corriente del Golfo se vería afectada: un ligero hundimiento de esa corriente provocaría una deceleración, ligero enfriamiento pero, a la par, una menor evaporación, al ser el agua superficial más fría”.

En cualquier caso, este biólogo explica que, si el proceso de retroceso en el Artico es claro, el de la Antártida es mucho más complejo, depende de muchos factores combinados hasta el punto de que en determinadas zonas en vez de regresión hay aumento de masas heladas. ¿Qué pasaría, se preguntó, si se desacelerase la corriente del Golfo? Según dijo, los datos paleoclimáticos indican que, sencillamente, se pondrían los ingredientes para revertir el cambio, esto es, para que el planeta se enfriase de forma brusca.” Volveríamos a sufrir una glaciación. Pero, por ahora, las potencias se interesan por las ventajas inmediatas del deshielo”.

Rossel afirmó que, más que los problemas de adaptación de osos polares o focas, lo que atrae la atención de los científicos son las algas microcópicas y los cambos en el permafrost (suelo helado). “Son los cambios de lo pequeño -explica- lo que está centrando la atención de los científicos porque esa es la base sobre la que se sustentan osos. focas, caribús o los mismos seres humanos que habitan esas zonas del planeta”.

Rosell se refirió al krill, una especie de maná alimentario que los investigadores consideran la pieza clave entre la producción primaria y el resto de los organismos (peces, cefalópodos, pingüinos, focas, ballenas...) del océano austral que baña las costan antárticas. “Hay zonas de esta península donde el hielo estacional es más escaso, y si no hay hielo, no hay krill. “La península antártica -comentó- es de las zonas que más rápidamente se están calentando del planeta y es uno de los lugares donde más krill hay. Hay cambios en su abundancia y, por ejemplo, el hecho de que las madres de pingüino tengan que nadar más para conseguirlo pueden reducir hasta un 20 por ciento las crías”.

Fuente:

Faro de Vigo

2 de junio de 2010

La Edad de Hielo terminó por una gran emisión de CO2



Miércoles, 02 de junio de 2010

La Edad de Hielo terminó por una gran emisión de CO2

Un equipo de científicos de la Universidad británica de Cambridge ha encontrado el posible foco de una gran emisión de dióxido de carbono de hace 18.000 años que podría haber contribuido con el fin de la Edad de Hielo, unos resultados que aportarían por primera vez evidencias concretas de que el CO2 en aquella época se encontraba 'guardado' en las profundidades del océano, convirtiéndolo así en un auténtico sumidero de carbono; una teoría que los científicos intentaban comprobar desde hace tiempo y no podían por falta de datos.

El estudio, publicado en Science, señala que los expertos han trabajado con sedimentos marinos procedentes de las profundidades de los océanos del sur, situados entre la Península Antártica y Sudáfrica.

El principal coordinador del trabajo, el doctor Skinner, explica que estos descubrimientos muestran cómo durante la última etapa de la Edad de Hielo, hace alrededor de 20.000 años, el dióxido de carbono disuelto en las profundidades de las aguas que rodeaban la Antártida estaban 'más custodiadas' que en la actualidad. "Si las profundidades del mar se comportasen de la misma manera, este fenómeno podría explicar cómo el mar albergaba tales cantidades de dióxido de carbono en aquellas épocas", comenta el experto.

Alteraciones en la órbita terrestre

En la época Cuaternaria, en los últimos dos millones de años, la Tierra alternaba entre épocas glaciales y otras más calientes interglaciales. Estos cambios fueron conducidos principalmente por alteraciones en la órbita terrestre alrededor del Sol, de acuerdo con la teoría Milankovic, como así la conocen los científicos.

No obstante, estos indican que los cambios en esta órbita podrían haber actuado únicamente como 'pacificadores' entre las distintas etapas de hielo con la ayuda de importantes fenómenos que convirtieron los golpes solares en significantes desequilibrios energéticos a nivel global. Así, los cambio en el CO2 atmosférico protagonizaron una de estas reacciones, pero cómo se condujeron los cambios en el dióxido de carbono todavía se desconoce.

Además, los océanos del sur tienen un importante centro de actividad alrededor de la Antártida debido a que allí es en donde las aguas profundas 'empujan' el dióxido de carbono a la superficie del mar para que vaya a parar a la atmósfera.

Si esta teoría es correcta, se podría observar como las transferencias de dióxido de carbono a la atmósfera durante el final de la Edad de Hielo fue superior a cualquier otra época. Esta afirmación debería ser más obvia en las concentraciones relativas de radiocarbono (14C). Por otra parte, durante el deshielo se produjo un cambio en el modo de la circulación oceánica. Por último aún les queda determinar en qué medida afectó el cambio de la circulación acuática con el deshielo.

Fuente:

Eco Diario
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