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4 de junio de 2010

Rossi: "Si por el deshielo las corrientes marinas cambian, cabe una glaciación"

Viernes, 04 de junio de 2010

Rossi: "Si por el deshielo las corrientes marinas cambian, cabe una glaciación"

El investigador insiste en que los polos son los termostatos del planeta y lo que ocurra en ellos afectará a todos de modo directo


Sergio Rossi (dcha.) fue presentado por el biólogo Guillermo G. Cisneros. // José Lores
F. FRANCO - VIGO “Si hay demasiado deshielo las corrientes marinas pueden ralentizarse y producirse una glaciación”, dijo ayer en el Club FARO Sergio Rossí, doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Barcelona. “Algo se mueve en el hielo: efecto del calentamiento en los polos de la Tierra” fue el título de una charla audiovisual que le presentó Guillermo G. Cisneros, catedrático de Biología y Geología.

El investigador español matizó su declaración inicial diciendo que la glaciación era una hipótesis científica, un miedo, y que ojalá se equivocaran en tenerlo. “Lo que sí está claro es que los dos polos, Ártico y Antártico, son los termostatos del planeta y lo que ocurra en ellos nos afectará a todos de modo directo. Digámoslo de otro modo: hay un efecto preocupante y es que si los glaciares se deshielan hasta un punto crítico se ralentizan las corrientes marinas y eso podría dar lugar a la citada glaciación”.

“Desde luego, el hielo retrocede; no en todas partes por igual pero los indicios de regresión son claros. Ese es uno de los sistemas que más ha de resentirse de un futuro aumento de la emperatura debido a los gases de efecto invernadero”, afirma Sergio Rossi.

Una helada certeza

En lo que insiste Sergio Rossi, autor de la novela “El cementerio de icebergs” en Plaza y Janés, es que, a pesar de que todavía se podría discutir qué parte del porcentaje de “culpa” es humano o es debido a un ciclo natural, de lo que hay certeza es de que en la mayoría de lugares claves del planeta el hielo está desapareciendo de forma acelerada. “En el Ártico ha desaparecido entre un 15 y 20 por ciento del hielo marino en los últimos 30 años –dice–. En el otro hemisferio, la Antártida, un regulador térmico del planeta, de los 244 glaciares que van a dar directamente el mar, 212 están en franca regrsesión”.

Rossi afirma que hay varias interpretaciones posibles pero afirma que el cambio que estamos viendo ahora se sale de los patrones que podríamos considerar naturales: el aumento de temperatura, CO2, metano, etc, es más acelerado respecto a otras épocas investigadas. Y citando al científico Antoni Rosell, coincide con él en que “es muy difícil sostener que gran parte del cambio no es de origen humano, antropogénico; hay demasiadas evidencias al respecto”.

¿Qué consecuencias tendrían los deshielos si los grandes glaciares se disuelven? Citando a otro estudioso, Rainer Zahn, Rossi dijo que “en el caso de Groenlandia, si la enorme masa de hielo se transformase en líquido, la corriente del Golfo se vería afectada: un ligero hundimiento de esa corriente provocaría una deceleración, ligero enfriamiento pero, a la par, una menor evaporación, al ser el agua superficial más fría”.

En cualquier caso, este biólogo explica que, si el proceso de retroceso en el Artico es claro, el de la Antártida es mucho más complejo, depende de muchos factores combinados hasta el punto de que en determinadas zonas en vez de regresión hay aumento de masas heladas. ¿Qué pasaría, se preguntó, si se desacelerase la corriente del Golfo? Según dijo, los datos paleoclimáticos indican que, sencillamente, se pondrían los ingredientes para revertir el cambio, esto es, para que el planeta se enfriase de forma brusca.” Volveríamos a sufrir una glaciación. Pero, por ahora, las potencias se interesan por las ventajas inmediatas del deshielo”.

Rossel afirmó que, más que los problemas de adaptación de osos polares o focas, lo que atrae la atención de los científicos son las algas microcópicas y los cambos en el permafrost (suelo helado). “Son los cambios de lo pequeño -explica- lo que está centrando la atención de los científicos porque esa es la base sobre la que se sustentan osos. focas, caribús o los mismos seres humanos que habitan esas zonas del planeta”.

Rosell se refirió al krill, una especie de maná alimentario que los investigadores consideran la pieza clave entre la producción primaria y el resto de los organismos (peces, cefalópodos, pingüinos, focas, ballenas...) del océano austral que baña las costan antárticas. “Hay zonas de esta península donde el hielo estacional es más escaso, y si no hay hielo, no hay krill. “La península antártica -comentó- es de las zonas que más rápidamente se están calentando del planeta y es uno de los lugares donde más krill hay. Hay cambios en su abundancia y, por ejemplo, el hecho de que las madres de pingüino tengan que nadar más para conseguirlo pueden reducir hasta un 20 por ciento las crías”.

Fuente:

Faro de Vigo

10 de diciembre de 2009

¿A dónde van los pingüinos?


Jueves, 10 de diciembre de 2009

¿A dónde han ido los pingüinos?

El pingüino Adelia

El Pingüino adelia (Pygoscelis adeliae) es, junto con el pingüino emperador, una de las dos únicas especies de pingüinos que viven en el continente antártico, propiamente. Esta especie es común a lo largo de toda la costa antártica e islas cercanas. En 1830, el explorador francés Dumont D'Urville lo bautizó en honor a su esposa, Adélie. La Isla Ross alberga una colonia de aproximadamente medio millón de pingüinos adelia.

Este pingüino tiene de 60 a 70 cm de longitud y alrededor de 4 kg de peso. Su rasgo distintivo es el anillo circular blanco que rodea el ojo y las plumas en la base del pico. Estas largas plumas ocultan la mayor parte del pico rojo. La cola es un poco más larga que las de otros pingüinos.

Más datos en Wikipedia...





5 de diciembre. Kristen Gorman y Jen Blum salen todos los días temprano y regresan a eso de las 10 de la noche. Están entre las personas que más duro trabajan en la estación. Pero ¡qué trabajo!: pasan la jornada entre pingüinos y cormorane, petreles y skúas (esas aves que parecen enormes gaviotas pardas). Los cuentan, los marcan, los miden, los pesan. Estudian exactamente lo que comen los padres y los bebés, cuándo y dónde. Estudian el esfuerzo que les cuesta a las aves conseguir su alimento (el krill), la dinámica de sus poblaciones, lo que sucede en el nido. Quién muere, cómo y por qué. Quién se come a quién y cómo encaja todo esto con el calentamiento global, pues es una cadena firmemente “apretujada”, y todo, absolutamente todo, afecta a lo demás.

“Las poblaciones de pingüinos adelia en el área del Archipiélago Palmer, en la Península Antártica, están menguando”, dice Kristen. “Porque esta es una especie que depende del hielo marino para muchas cosas. Por ejemplo, necesitan los témpanos y las extensas capas de hielo que cubren el mar para descansar sobre ellas. Y necesitan ese hielo para atrapar el krill que pone sus huevos debajo”. Con menos hielo cubriendo el agua, los pingüinos tienen que nadar más lejos para conseguirlo.

En cambio, los pinguinos gentoo (los que tienen el pico anarajado) necesitan las aguas abiertas para atrapar su propio alimento. Ellos deben nadar a toda prisa y dar saltitos sobre el agua, mientras acumulan impulso para ir rozando la superficie con los picos abiertos. Entonces estos gentoo, a los cuales no les gusta el hielo, han estado estableciéndose en esta área cada vez mas. Y los adelia, han estado decreciendo.

¿A dónde van los adelias? Nadie lo sabe aun con certeza. Es posible que simplemente estén desapareciendo de la península. Hace una década había muchos. Sólo en la isla Torgersen vivían 10.000 parejas; ahora quedan alrededor de 3.000. ¿Habrán migrado hacia otros lugares? No parece muy viable. Lo cierto es que no todas las islas ni las áreas costeras de la península al sur del Archipiélago Palmer son un entorno fácil para los adelias. O bien son sumamente escarpadas, o no tienen las condiciones de alimento adecuadas.

Y sin embargo, Kristen y Jen hallaron una colonia casi inaccesible en la Isla Charcot, hace unos meses. Este fue un gran descubrimiento. Porque Charcot tiene unas costas difíciles. Esa topografía para un pinguino es casi como ir a los Andes para un humano. Y no obstante ahí están, en las alturas, teniendo que bajar al mar constantemente para volver a subir a cuidar del nido. ¿Qué atractivo le encuentran? “Nada menos que el atractivo de la comida en gran abundancia”, dice Jen. “La topografía submarina y la geología de Charcot son semejantes a las de las costas chilena y peruana: tiene paredes casi verticales que descienden hasta el fondo formando cañones submarinos”, dice Fulana. “Esto hace que el agua fría y densa del fondo, que está cargada de nutrientes, pueda subir a la superficie para enriquecerlo todo. Es lo mismo que sucede en Charcot, y en otras islas antárticas parecidas, pero en menor escala que en la costa sudamericana, naturalmente”.

El descubrimiento no habría podido realizarse sin la interacción de diversos instrumentos y disciplinas científicas, pues la geología submarina de las islas y la cantidad de plancton vegetal que hay en ellas la descubrieron los robots gliders. Y a su vez los robots tuvieron que seguir a los pinguinos. “Los pinguinos se comen el krill, pero este a su vez se come al plancton vegetal” dice Kristen.

En enero, ambos equipos de biólogos explorarán Charcot nuevamente. “Para mí es difícil creer que fuimos la primeras en pararnos en esas costas de Charcot”, dice Jen. Pero así es la Antártida: aún hay espacio para el descubrimiento y la exploración.

Fuente:

Muy Interesante
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