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10 de diciembre de 2009

¿A dónde van los pingüinos?


Jueves, 10 de diciembre de 2009

¿A dónde han ido los pingüinos?

El pingüino Adelia

El Pingüino adelia (Pygoscelis adeliae) es, junto con el pingüino emperador, una de las dos únicas especies de pingüinos que viven en el continente antártico, propiamente. Esta especie es común a lo largo de toda la costa antártica e islas cercanas. En 1830, el explorador francés Dumont D'Urville lo bautizó en honor a su esposa, Adélie. La Isla Ross alberga una colonia de aproximadamente medio millón de pingüinos adelia.

Este pingüino tiene de 60 a 70 cm de longitud y alrededor de 4 kg de peso. Su rasgo distintivo es el anillo circular blanco que rodea el ojo y las plumas en la base del pico. Estas largas plumas ocultan la mayor parte del pico rojo. La cola es un poco más larga que las de otros pingüinos.

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5 de diciembre. Kristen Gorman y Jen Blum salen todos los días temprano y regresan a eso de las 10 de la noche. Están entre las personas que más duro trabajan en la estación. Pero ¡qué trabajo!: pasan la jornada entre pingüinos y cormorane, petreles y skúas (esas aves que parecen enormes gaviotas pardas). Los cuentan, los marcan, los miden, los pesan. Estudian exactamente lo que comen los padres y los bebés, cuándo y dónde. Estudian el esfuerzo que les cuesta a las aves conseguir su alimento (el krill), la dinámica de sus poblaciones, lo que sucede en el nido. Quién muere, cómo y por qué. Quién se come a quién y cómo encaja todo esto con el calentamiento global, pues es una cadena firmemente “apretujada”, y todo, absolutamente todo, afecta a lo demás.

“Las poblaciones de pingüinos adelia en el área del Archipiélago Palmer, en la Península Antártica, están menguando”, dice Kristen. “Porque esta es una especie que depende del hielo marino para muchas cosas. Por ejemplo, necesitan los témpanos y las extensas capas de hielo que cubren el mar para descansar sobre ellas. Y necesitan ese hielo para atrapar el krill que pone sus huevos debajo”. Con menos hielo cubriendo el agua, los pingüinos tienen que nadar más lejos para conseguirlo.

En cambio, los pinguinos gentoo (los que tienen el pico anarajado) necesitan las aguas abiertas para atrapar su propio alimento. Ellos deben nadar a toda prisa y dar saltitos sobre el agua, mientras acumulan impulso para ir rozando la superficie con los picos abiertos. Entonces estos gentoo, a los cuales no les gusta el hielo, han estado estableciéndose en esta área cada vez mas. Y los adelia, han estado decreciendo.

¿A dónde van los adelias? Nadie lo sabe aun con certeza. Es posible que simplemente estén desapareciendo de la península. Hace una década había muchos. Sólo en la isla Torgersen vivían 10.000 parejas; ahora quedan alrededor de 3.000. ¿Habrán migrado hacia otros lugares? No parece muy viable. Lo cierto es que no todas las islas ni las áreas costeras de la península al sur del Archipiélago Palmer son un entorno fácil para los adelias. O bien son sumamente escarpadas, o no tienen las condiciones de alimento adecuadas.

Y sin embargo, Kristen y Jen hallaron una colonia casi inaccesible en la Isla Charcot, hace unos meses. Este fue un gran descubrimiento. Porque Charcot tiene unas costas difíciles. Esa topografía para un pinguino es casi como ir a los Andes para un humano. Y no obstante ahí están, en las alturas, teniendo que bajar al mar constantemente para volver a subir a cuidar del nido. ¿Qué atractivo le encuentran? “Nada menos que el atractivo de la comida en gran abundancia”, dice Jen. “La topografía submarina y la geología de Charcot son semejantes a las de las costas chilena y peruana: tiene paredes casi verticales que descienden hasta el fondo formando cañones submarinos”, dice Fulana. “Esto hace que el agua fría y densa del fondo, que está cargada de nutrientes, pueda subir a la superficie para enriquecerlo todo. Es lo mismo que sucede en Charcot, y en otras islas antárticas parecidas, pero en menor escala que en la costa sudamericana, naturalmente”.

El descubrimiento no habría podido realizarse sin la interacción de diversos instrumentos y disciplinas científicas, pues la geología submarina de las islas y la cantidad de plancton vegetal que hay en ellas la descubrieron los robots gliders. Y a su vez los robots tuvieron que seguir a los pinguinos. “Los pinguinos se comen el krill, pero este a su vez se come al plancton vegetal” dice Kristen.

En enero, ambos equipos de biólogos explorarán Charcot nuevamente. “Para mí es difícil creer que fuimos la primeras en pararnos en esas costas de Charcot”, dice Jen. Pero así es la Antártida: aún hay espacio para el descubrimiento y la exploración.

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Muy Interesante
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