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18 de septiembre de 2012

El estrés en el trabajo también depende de los genes

estres-cancerEl exceso de responsabilidades, el trabajo contrarreloj, las condiciones precarias... aunque son muchas las causas que nos hacen estar estresados en nuestra vida profesional, un nuevo estudio publicado en la revista Organizational Behavior and Human Decision Processes advierte que, aunque a veces lo pensemos, la culpa no siempre es del jefe. Según sus resultados, los problemas de salud asociados al estrés en el trabajo vienen determinados en gran parte por nuestra genética.

Los investigadores, pertenecientes a un equipo internacional liderado por la Universidad de Notre Dame (EEUU), estudiaron los casos de casi 600 parejas de gemelos idénticos, algunos de los cuales habían sido criados por separado y otros juntos. Los participantes debían rellenar unas encuestas que evaluaban el grado de satisfacción con el trabajo, el estrés y los problemas de salud asociados a sus circunstancias laborales.

Los resultados revelaron que, mientras que el ambiente en el que los gemelos habían sido criados no era revelante, el componente genético explicaba hasta cuatro veces mejor los factores relacionados con el estrés. "Imaginemos dos personas: James y Sandy, que trabajan para la misma compañía", explica Timothy Judge, uno de los autores del trabajo. "James manifiesta más estrés que Sandy. ¿Significa esto que el trabajo de James es objetivamente más estresante que el de Sandy? No necesariamente. Nuestro estudio sugiere que existe un fuerte componente hereditario en la respuesta y gestión del estrés, y que este tiene menos que ver con las características del ambiente que con el código genético del individuo".
 
Eso sí, conviene recordar que la genética no lo es todo. "No estamos diciendo que no podamos hacer nada para evitar situaciones de alta tensión en el trabajo", afirma Judge. Pero, bajo unas mismas condiciones de gran estrés, algunas personas están más preparadas genéticamente que otras para gestionarlo y evitar que acabe afectando a su salud.

Fuente:


Y además…

10 de septiembre de 2012

Ningún nuevo medicamento psiquiátrico en 30 años

A pesar de los esfuerzos de investigación y de la inmensa importancia de la enfermedad mental, las compañías farmacéuticas han sido incapaces de sacar al mercado ni un solo nuevo medicamento en el área de salud mental en los últimos 30 años.

Medicamentos

Las compañías farmacéuticas se mueven por el beneficio, como cualquier otra empresa. La enfermedad mental es desgraciadamente muy común. La lógica dice que las compañías deberían invertir y desarrollar moléculas que aliviaran este gigantesco problema. El caso es que, pese a los esfuerzos realizados, han sido incapaces de avanzar en este área. Todos los nuevos medicamentos son en realidad reformulaciones de unas pocas sustancias descubiertas hace muchos años. Esto tiene como consecuencia que estas empresas dejen de invertir en el área de la salud mental. No interesa.

Los principales medicamentos contra la enfermedad mental son los antidepresivos, los antipsicóticos y los ansiolíticos. Los descubrimientos fueron bastante casuales y se basaban en observaciones clínicas, no habían sido diseñados siguiendo la pauta: conozco el problema, desarrollo el medicamento, lo pruebo y lo comercializo. Estos medicamentos producían su efecto mediante un mecanismo desconocido que solo tiempo después se fue averiguando.

En la actualidad tales medicamentos no habrían sido descubiertos ya que no hay una base genética o molecular que diga cuál es el problema en una psicosis. Más aún, con la enfermedad mental los modelos animales no sirven. ¿Cómo sabemos que un ratón es esquizofrénico, autista, depresivo o ansioso? 

¿Cómo sabemos que se ha curado?

Un buen modelo de descubrimiento de nuevas drogas es el cáncer. Conocemos la biología del cáncer, los genes involucrados y podemos diseñar moléculas que lo combatan. Podemos diseñar cepas de ratones con cáncer y realizar pruebas con ellos. Y todavía más importante: sabemos que no existe un solo cáncer

Distinguimos entre un cáncer de mama y uno de pulmón, los investigamos por separado y los tratamos de forma distinta. Por ello el cáncer concentra la inversión de las compañías farmacéuticas. Avanzamos contra él y la inversión es rentable.

Pero el cerebro es enormemente complejo. Cuando hablamos de esquizofrenia no sabemos muy bien a qué nos referimos. No es una enfermedad sino un conjunto muy heterogéneo de desórdenes difícilmente clasificables. Y naturalmente desconocemos los genes involucrados así como la bioquímica de la enfermedad. De este modo, ¿cómo vamos a progresar? Peor aún es la depresión. Desde un desorden completamente incapacitante a un pequeño síntoma que todos podemos padecer en algún momento. ¿Qué es la depresión?

La evolución del modelo farmacéutico contra la enfermedad mental ha fracasado. En el futuro la estrategia debe de cambiar. El estudio bioquímico de la enfermedad mental es imprescindible. También la catalogación de los distintos síndromes y enfermedades mentales. Solo así podremos disponer de nuevos medicamentos que alivien el sufrimiento que comporta la enfermedad mental.

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21 de agosto de 2012

Escalofriante: Un manicomio abandonado


Los autores de este fantástico vídeo prefieren no revelar dónde se encuentra este hospital psiquiátrico abandonado. El lugar fue abierto en los años 20 y desocupado hace décadas, pero en sus habitaciones aún se respira el horror de otras épocas. El trabajo les llevó 7 meses y 35.000 fotografías individuales.

Tomado de:

17 de julio de 2012

Dormir mal y el modo de andar, factores de riesgo de Alzheimer

Varios estudios científicos muestran nueva evidencia de un vínculo entre la cantidad de sueño y el riesgo de deterioro cognitivo.

Hombre tomando siesta

Quienes duermen mal, mucho o muy poco parecen tener más riesgo de demencia y predemencia.

Las dificultades para dormir, incluido el sueño excesivo, muy pocas horas de sueño y el número de siestas que toma una persona durante el día, más grande el riesgo de demencia, afirman los científicos. 
 
Los estudios, llevados a cabo por separado, fueron presentados durante la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer que se celebra en Vancouver, Canadá.
Las investigaciones, sin embargo, indican que hay intervenciones que pueden llevarse a cabo para normalizar la duración del sueño que, además de mejorar la calidad de vida, tienen el potencial de reducir o prevenir el deterioro cognitivo.

Uno de los estudios, llevado a cabo en el Hospital Brigham y de Mujeres en Boston, Estados Unidos, analizó los datos clínicos de más de 15.000 individuos de 70 años o más que estaban participando en un estudio nacional de salud.

Los resultados mostraron que tanto los que dormían 5 horas o menos como los que dormían 9 horas o más cada día tenían un promedio de funciones cognitivas más bajo que aquéllos que dormían 7 horas al día.

Además cuando se llevó a cabo un análisis de sangre para medir los niveles de compuestos que indican el inicio de Alzheimer, se encontró que los que dormían demasiado o muy poco mostraban esos cambios.

Otro estudio, llevado a cabo en Francia, analizó los datos de 5.000 individuos de más de 65 años y encontró que el 18% que solía tomar siestas regulares durante el día mostró una calificación más baja en las pruebas de capacidad cognitiva.

Sin embargo, el 63,5% de los participantes que informó tener dificultades para mantener el sueño no mostró riesgos de deterioro cognitivo.

Tal como explicó la doctora Claudine Berr, del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Inserm), quien dirigió el estudio, "estos resultados sugieren que dormir excesivamente durante el día puede ser un indicador prematuro de deterioro cognitivo".

"Y que las quejas de una persona sobre dificultades para dormir deben ser evaluadas adecuadamente en los adultos mayores".

Problemas de sueño

Otro estudio de la Universidad de California, en San Francisco, siguió a más de 1.300 mujeres de 75 años o más.

Las participantes fueron sometidas a una serie de experimentos para analizar sus patrones de sueño, incluidos problemas al dormir, como apnea de sueño y la cantidad y calidad del sueño.

Los resultados mostraron que las que tenían dificultades, como apnea de sueño o interrupción en los patrones normales de sueño, mostraron dos veces más probabilidad de desarrollar demencia o predemencia que quienes no tenían el trastorno.

Las participantes que pasaban más tiempo despiertas en la noche también tuvieron calificaciones más bajas en las pruebas cognitivas y verbales.

"En general nuestros hallazgos apoyan la relación entre las interrupciones de sueño y el deterioro cognitivo en edad avanzada" afirma la doctora Kristine Yaffe, quien dirigió el estudio.

El modo de andar, otro signo

Pero no sólo los problemas de sueño parecen tener un impacto en el riesgo de demencia.
Durante la conferencia se presentaron cinco estudios que muestran que el modo de andar puede ser un indicador del riesgo que tiene una persona de desarrollar demencia.

Aunque se sabe que las dificultades para caminar son una consecuencia inevitable del envejecimiento, los científicos creen que hay ciertos problemas en la forma de caminar una persona que indican un riesgo de deterioro cognitivo.

Tres de las investigaciones encontraron que los adultos mayores que caminan más lentamente y con ciertas variaciones en el modo mostraron peores calificaciones en una serie de pruebas de funciones cognitivas.

Otro estudio mostró que la velocidad al caminar y la longitud del paso que se da también están vinculados a un deterioro cognitivo.

En un comentario sobre estas investigaciones, la doctora Marie Janson de la organización Alzheimer's Research Uk, afirma que "estos estudios no se han aún publicado, pero los resultados apoyan la creciente evidencia del vínculo entre los problemas físicos, como las dificultades para caminar y el deterioro cognitivo en la vejez".

Fuente:

BBC Salud


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30 de junio de 2012

Cuando sentirse protagonista de un "reality" es un síndrome


Delirio

El paciente cree que su vida está siento trasmitida para el entretenimiento de otros.

¿Siente que todos sus movimientos están siendo registrados a todas horas por cámaras adonde quiera que vaya? ¿Que micrófonos escondidos recogen cada una de sus palabras? ¿Que todas esas grabaciones están siendo transmitidas para entretenimiento de otros?

Usted podría ser el protagonista de un programa "reality" de televisión como, también, podría estar sufriendo de lo que psiquiatras han identificado como síndrome o delirio del Show de Truman, que toma el nombre de la película de 1998 "El Show de Truman (una vida en directo)" con Jim Carrey. 

Una nueva investigación de dos hermanos psiquiatras señala que los populares formatos televisivos que filman eventos cotidianos "reales" y la cada vez más interconectada aldea global en que vivimos son factores que pueden exacerbar la condición.

Situaciones arriesgadas

En "El Show de Truman" el personaje interpretado por Carrey no es consciente de que los más íntimos detalles de su vida están siendo transmitidos diariamente a una audiencia mundial de millones de espectadores.

A medida que cae en la cuenta de su situación, empieza a exhibir síntomas y comportamientos indistintos de lo que en el mundo común y corriente podría considerarse como síndrome de persecución.

El doctor Joel Gold, profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York (NYU), le dijo a BBC Mundo que todos los pacientes que identificó con esos síntomas en el Hospital 

Bellevue, donde trabajaba, se refirieron a la película para describir cómo se sentían.

"Creen que están siendo observados y perseguidos y que deben resistir o escapar de alguna manera el 'reality' en que están", explicó el médico.

Es una psicosis que puede poner al paciente en situaciones arriesgadas. Uno de ellos, describe el doctor 

Gold, fue a Naciones Unidas a pedir asilo político, tuvo un enfrentamiento con uno de los guardias de seguridad y tuvo que ser sometido e internado en el hospital.

Otro de ellos actualmente trabajaba en el equipo de producción de un programa de telerrealidad, y empezó a creer que éste era sobre él y reaccionó con mucha "agitación" hasta que tuvo que ser confinado por estar emocionalmente perturbado.

"No son personas que están buscando el estrellato ni ser famosos en televisión, ni narcisistas, como algunos han comentado", expresó Gold. "Son personas que, aunque predispuestas por alguna razón psicosocial o composición en su ADN, reciben ciertos estímulos de su entorno que pueden inducir estos síndromes".

Era de YouTube

Monitores

En la vida real también estamos observados constantemente.

El investigador de la NYU enumera entre esos estímulos el ambiente cultural en que vivimos, la fama instantánea sin necesidad de talento, la era de YouTube y de la telerrealidad que podrían tener un efecto sobre los susceptibles a ser psicóticos.

El psiquiatra reconoce que los que sufren del síndrome del Show de Truman pueden tener varios desórdenes psíquicos: esquizofrenia, bipolaridad, abuso de sustancias que pueden causar episodios psicóticos o o enfermedades que pueden volverse psicóticas. Los pacientes son tratados de acuerdo a estos factores.

"El tratamiento puede complicarse en situaciones agudas si el paciente cree que somos parte de un programa de televisión y que yo no soy un psiquiatra sino un actor interpretando ese papel", comentó Joel Gold.

"La mayoría de los que sufren del síndrome no se creen enfermos y no quieren ser tratados", añadió.

No obstante, además de medicamentos y sesiones de terapia, el médico intenta retirarles lo que considera puede ser un estímulo para su psicosis; en este caso los programas de telerrealidad.

No es tanto el ver la televisión sino la sensación de que las cosas no son como deben ser, indica el galeno. 

Es una sensación muy común en las personas que están desarrollando esquizofrenia que perciben a todos los que los rodean -incluyendo familia y amigos- están leyendo de un guión.

Entonces, la interrogante que se plantea es: ¿qué viene primero? ¿la psicosis y la paranoia o el estímulo del entorno que fomenta el síndrome?

Los psiquiatras que realizaron el estudio cuestionan si estas personas sufrirían de este síndrome si vivieran en otra época.

Entorno social

Ian Gold, hermano de Joel, profesor de filosofía y psiquiatría en la Universidad McGill, en Canadá, resalta que la investigación está enfocada más en el contenido del síndrome que en la enfermedad misma.

"Qué pasa con el contenido de estas ideas que las hace resonar en el pensamiento de un psicótico", se preguntó. "Los textos nos enseñan que la enfermedad mental es biológica, pero queremos saber si el mundo externo influye".

Ian Gold explica que todos los síndromes tienen en común el tema del mundo social. El paciente no le teme a la fuerza de la naturaleza ni a nada en particular del mundo real sino a las amenazas de otras personas o nuestras relaciones con éstas.

Ese es el síndrome de persecución, perseguidos por alguien; el síndrome de grandeza, sentirse mejor que alguien; el síndrome de celos, pensar que otro desea su pareja.

"El cerebro humano evolucionó a medida que se volvió más social, dice una teoría muy respetada", indicó.

Se vive en sociedad por bienestar y protección pero también se paga un precio, argumenta. "La cooperación es importante pero también es riesgosa pues uno puede caer víctima de la deslealtad de los otros", así que el cerebro desarrolló herramientas especiales para detectar estas amenazas sociales.

Los hermanos Gold sostienen que los síndromes emergen cuando estas herramientas de desordena.
"El síndrome del Truman Show tiene que ver con un cambio particular de nuestra cultura: la tecnología moderna", afirmó el filósofo. "Esto tiene resonancia en el paciente pues considera que la tecnología puede permitir la explotación o la amenaza de alguien contra él a larga distancia".

Hoy se vive en una comunidad electrónica mucho más amplia que antes y, por ende, la posibilidad de ser explotados para el entretenimiento de otros es mucho más grande. "Esas son las ideas que nos aterrorizan", manifestó Ian Gold.

La gran comunidad

Cámaras

Las grandes ciudades tienen cámaras por todas partes.

Hoy en día hay cámaras por todos lados, sabemos por los medios que la intervención de los teléfonos es práctica común de las autoridades y otros. Nos puede hacer sentir incómodos y pensar dos veces en cómo actuamos y qué decimos.

"Esas no son ideas delirantes", expresó Gold, "pero, imagínese el efecto que tiene sobre una persona predispuesta a la psicosis".

Cómo explicarle a una persona con el síndrome que no está en un "reality" si ve cámaras por todas partes.

"La tecnología también tiene la capacidad de hacer el mundo más conectado, de hacernos parte de una gran aldea global", dijo Ian Gold. "Vivimos en comunidades enormes con miles de amigos en Facebook, en contacto con otros miles por TV y por YouTube".

Uno de los riesgos más grandes para la esquizofrenia es vivir en grandes ciudades, el tener muchas personas en contacto fomenta la psicosis, expresó el profesor de la Univerisdad McGill.

"¿No es internet una gran comunidad inmensa?", se preguntó. "Es imaginada pero, si es como una gran ciudad con más interactividad social, entonces puede generar más psicosis".

Fuente:

BBC Ciencia


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18 de junio de 2012

El hombre que obligó a cambiar los manuales de psicología

David Rosenhan

Foto: Cortesía de los Archivos de la Stanford Law School.

En 1969, el psicólogo David Rosenhan y un grupo de siete voluntarios perfectamente cuerdos se presentaron en las oficinas de admisión de 12 instituciones mentales en Estados Unidos.

Usando identidades falsas, y pretendiendo tener síntomas que no tenían, todos lograron hacerse internar como pacientes.
 No se trató de una broma del día de los inocentes, estos falsos dementes comandados por Rosenhan tenían una misión: cuestionar la capacidad de la psiquiatría de distinguir entre la locura y la cordura.

En la entrevista de admisión, los pseudopacientes aseguraron escuchar ruidos, luego voces. Pero una vez adentro, abandonaron sus síntomas y comenzaron a comportarse de manera normal.

"Para David, un científico es alguien que mira a su campo de estudio con escepticismo y ve cuáles son los problemas. Su temor era que la gente resultara dañada por la psiquiatría", le dijo a la BBC Florence Keller, psicóloga clínica y amiga de Rosenhan.
 
Impostores
Durante su estadía en el hospital para enfermos mentales, Rosenhan fue tomando notas sobre su experiencia. El siguiente, es un extracto de su diario:

"El asistente me llevó a una sala y señalando una silla me dijo: 'Te perdiste la cena pero te buscaré algo para comer. Siéntate donde quieras', y se marchó. Esperé más de una hora y media. A eso de las 18.15 llegó otro asistente con una bandeja. 'Esta es tu cena', dijo, y se fue".

"Yo me sentía incómodo, no sabía dónde estaba el baño, donde iba a dormir o dónde estaban mis cosas. 

¿Qué es lo que hace uno aquí?, me pregunté. ¿Hay algún teléfono? ¿Puedo llamar a mi esposa y a mis hijos? 

¿Cuándo voy a ver a un médico? (....) Tuve que esperar hasta las 22.45 para que un asistente me muestre donde iba a dormir. Me prestaron muy poca atención, como si no existiese".

De hecho, según explicó Rosenhan en el estudio que publicó posteriormente en la revista Science -titulado On being sane in insane places-, el personal sólo estuvo en contacto con los pseudopacientes internados un promedio de 6 minutos al día.

Y a pesar de que Rosenham les dijo a sus médicos que ya se sentía mejor y que quería irse, lo retuvieron allí durante 52 días.

En promedio todos los pacientes del grupo de Rosenham permanecieron internados por un total de 19 días. 

Pero, lo más llamativo, es que ningún miembro del personal se dio cuenta de que eran impostores.

La clave está en el contexto

Hospital St. Elizabeth

El hospital St. Elizabeth en Washington albergó a uno de los pseudopacientes.

"Lo más interesante del estudio es cómo el contexto informa todo", explica Keller. "Si ves un hombre con un arma asumes inmediatamente que es un criminal. Si el contexto es un estudio de cine y a su alrededor hay cámaras, el contexto indica que el hombre es un actor".

"Para David, el contexto de una clínica psiquiátrica hace que cualquiera que sea un paciente parezca sufrir alguna patología. O, que un comportamiento que parece completamente normal en la casa o en la ofiicna parezca el síntoma de un desorden cuando se lo observa en un hospital", añade Keller.

Curiosamente, aunque los médicos no notaron nada inusual en los pseudopacientes, los auténticos pacientes sí notaron la diferencia.

"Algunos decían cosas como 'tú no estás loco, tú debes ser un maestro, un periodista o algo así. Tú debes estar estudiando este hospital", cuenta Hank O'Laura un alumno de Rosenham que en ese momento tenía 19 años.

Cuando los médicos le dieron el alta a Rosenhan y al resto de los que participaron en el experimento, lo hicieron diciendo que los pacientes estaban mejor, pero dejando en claro que no estaban curados.

Esto quiere decir que la supuesta esquizofrenia se mostraba en remisión, pero que continuaba en estado latente.

Cambios fundamentales

Cuando Rosenhan publicó los resultados de su investigación en 1973 fue como si alguien hubiese lanzado una bomba contra el establishment de la psiquiatría. El público quedó fascinado, y los profesionales de salud mental lo odiaron. El estudio fue duramente criticado por su metodología y por sus conclusiones.

Rosenhan fue acusado de usar engaños y trampas, y las autoridades de uno de los hospitales lo desafió a que enviase todos los pseudopacientes que quisiera, asegurándole que reconocería a todos.
 
El médico accedió. Cuando el experimento finalizó, el hospital con orgullo dijo haber reconocido a los 41 impostores.

Pero lo cierto es que Rosenhan no había enviado a ninguno.

Más allá del revuelo que causó, el experimento logró que se reescribiese el manual de diagnóstico psicológico en Estados Unidos y que se reevaluara la relación médico-paciente en las instituciones mentales.

Rosenhan continuó enseñando psicología hasta su muerte, en febrero de este año.

Fuente:

BBC Ciencia


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30 de mayo de 2012

El mayor espectáculo de Londres… el manicomio

Antiguamente, la locura se identificaba con males sobrenaturales, propios de posesiones demoníacas o como castigos divinos por los pecados cometidos. Posteriormente se comenzó a identificar como la pérdida de la razón cuyo único remedio era el confinamiento y los salvajes experimentos, más propios de la tortura, a los que los enfermos eran sometidos. En el siglo XIV, lo que había sido un convento de la Orden de la Estrella de Belén en Londres, se convirtió en el Bethlem Royal Hospital, también llamado Bedlam, y fue el primero en acoger pacientes con enfermedades mentales.

Lamentablemente el hospital no se hizo famoso por ser pionero en tratar enfermedades mentales sino por el brutal maltrato dispensado a los pacientes (los considerados violentos o peligrosos eran atados y encadenados). De hecho, el término Bedlam ha quedado como sinónimo de caos, confusión, alboroto… 


Y para rematar la faena, durante el siglo XVIII y parte del XIX, Bedlam se convirtió en una atracción turística. Por el módico precio de un penique – el primer martes de cada mes era gratis – se podía contemplar el espectáculo que brindaban los pobres dementes. Además, si el espectáculo de aquel día no había cumplido con las expectativas se podían llevar palos para azuzar a los dementes y elevar el nivel del show. Algunos también les daban alcohol para ver cómo actuaban borrachos. En 1814 se registraron más de 96.000 visitas.

Fuentes e imagen: BBC

Tomado de:

10 de enero de 2012

Cómo es vivir con síndrome de Asperger

Martin Hedley, un británico de 44 años, sufre síndrome de Asperger. Y a pesar de sus altas funciones cognitivas y de tener una carrera universitaria, ha estado desempleado durante los pasados 10 años.

Martin Hedley

Martin Hedley fue diagnosticado con Asperger hace 10 años.

Es una situación que no logra comprender.

"Tengo un título universitario. Pero también tengo una deuda de US$22.000 y recibo subsidios del gobierno. Es una locura total", le dice Martin a la BBC.

No es el único en esta situación. Según la Sociedad Nacional Autística del Reino Unido, 88% de las personas que sufren Asperger están desempleadas en este país.

Para Martin, que fue diagnosticado con el trastorno hace 10 años, ésta es una situación incomprensible.

Las personas con síndrome de Asperger -que forma parte del espectro del trastorno autista- tienen altas capacidades intelectuales y de razonamiento, superiores al promedio.

Pero tienen dificultades para la interacción social y para comunicarse.

Los niños con Asperger, por ejemplo, muestran a menudo una percepción extraordinaria de los pequeños cambios en patrones o arreglos de objetos o imágenes.

Por lo general se sienten más atraídos hacia actividades que involucren el procesamiento de características y detalles finos.

"Como una maldición"

Martin trabajó previamente como mecánico y tuvo un negocio de torneado en madera, pero, desde su diagnóstico, ha tenido muchas dificultades para encontrar un empleo apropiado.

Para una persona con Asperger, los problemas comunes de un lugar de trabajo, como los cambios de rutina, pueden producir mucho estrés y ansiedad.

"Mi cerebro nunca deja de analizar las cosas, una y otra vez, repetidamente" dice el señor Hedley.

"En ese sentido es como una maldición, porque es algo que nunca se detiene".

Después de años de no poder encontrar empleo, Martin decidió establecer su propia compañía: un proyecto comunitario para renovar edificios históricos en Weymouth, Inglaterra.

"Pensé que no podría encontrar empleo pero lo que sí podía era organizar mi propio trabajo y así fue como se inició este proyecto" dice.

Así, logró reclutar a un equipo de voluntarios y aprovechando sus propias habilidades comenzó a renovar el antiguo edificio del ayuntamiento de Weymouth y, después de recaudar US$66.000, lo está convirtiendo en un centro comunitario de artes.

Ayuda familiar

También logró obtener ayudar de su hija de 15 años, Rowan.

Rowan

Su hija Rowan, de 15 años, lo está ayudando en su trabajo.

Rowan tiene experiencia directa de lo que su padre debe enfrentar con el síndrome de Asperger.

Y ahora está ayudándolo a renovar el viejo ayuntamiento.

"En cierta forma, es como un niño, pero sin ser inmaduro", dice Rowan.

"Es muy estresante porque siempre tienes que ser completamente honesta y abierta con él".

"La renovación es realmente algo excelente porque nos ha permitido trabajar juntos y, además, es algo que me apasiona totalmente", añade.

Estrategia

En 2010, el Departamento de Salud británico publicó por primera vez una estrategia para tratar a los adultos que viven con autismo en Inglaterra.

El documento analizó formas de ayudar a estas personas a encontrar trabajo, y esto ha conducido al entrenamiento especializado de asesores de los centros de empleo del país.

Todavía se desconoce la causa exacta del síndrome de Asperger -igual que la de otros trastornos del espectro autista- pero se cree que se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales.

Tampoco se ha podido desarrollar un tratamiento efectivo o estrategias especiales que puedan funcionar para todos los pacientes.

La terapia convencional para estas personas es la cogniEnlacetiva conductual, que se centra en déficits específicos como las dificultades para la comunicación y la interacción social.

Todavía se desconoce mucho sobre este síndrome, pero como las personas con Asperger presentan a menudo capacidades extraordinarias de percepción visual y auditiva, muchos expertos están abogando por un cambio de actitud hacia este trastorno.

En lugar de tratarlo como una discapacidad, dicen, el síndrome de Asperger debe ser considerado una diferencia.

Fuente:

BBC Ciencia

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24 de noviembre de 2011

Los psicópatas: ¿enfermos o malvados?

Cuando Brian Dugan se declaró culpable de la violación y asesinato de una niña de siete años, Jeanine Nicarico, muchos pensaron que el individuo era la viva imagen de un brutal asesino en serie.

Brian Dugan

Brian Dugan confesó haber violado y asesinado a una niña de siete años en 1983.

Aunque la niña fue asesinada en 1983, Dugan confesó su culpabilidad hasta 2009. Para entonces, ya había sido convicto repetidamente por violación y por el asesinato de otras dos personas, otra niña de siete años y una enfermera de 27 a quien también violó y mató.

Si la pena de muerte no hubiera sido retirada en Illinois, Dugan habría sido ejecutado.

Sin embargo, lo más extraordinario de su caso es que nunca mostró ningún remordimiento por alguno de sus asesinatos o crímenes.

Ahora los científicos piensan que esta falta de empatía pudo de hecho estar vinculada a la razón por la que cometió esos actos.

El doctor Kent Kiehl, neurocientífico de la Universidad de Nuevo México, en Estados Unidos, pudo escanear el cerebro de Dugan como parte de un proyecto único para entender si la conducta antisocial está vinculada a la estructura y funciones cerebrales.

"Le costaba trabajo entender porqué había gente interesada en lo que él había hecho" dijo a la BBC el doctor Kiehl, recordando la época en que entrevistó a Dugan.

"Clínicamente era algo fascinante".

Psicopatía

El doctor Kiehl es considerado un pionero en el campo de la neurociencia conductal. Está intentando entender las funciones cerebrales de los psicópatas y utilizar ese conocimiento en el desarrollo de tratamientos para estos individuos.

Es un área controvertida porque durante miles de años los sujetos como Dugan no han sido catalogados como enfermos sino como malvados.

En la cultura popular el término "psicópata" no describe un diagnóstico por el que se tenga compasión sino es algo que inspira terror.

Kiehl tiene una opinión diferente: "tiendo a ver a los psicópatas como alguien que sufre un trastorno así que no utilizo la palabra malvado para describirlos".

Entonces, ¿qué es un psicópata?

"Clínicamente lo definimos como alguien que obtiene una puntuación alta en características como falta de empatía, de culpabilidad y de remordimiento", dice el doctor Kiehl.

"Son individuos muy impulsivos, no suelen planear o pensar antes de actuar. Tienden a meterse en problemas a edades muy tempranas" dice el científico.

Durante mucho tiempo se ha sabido que muchas personas en las prisiones presentan síntomas de psicopatía, pero hasta ahora no se ha podido obtener suficiente información sobre este trastorno.

El laboratorio del doctor Kiehl diseñó un singular escáner cerebral portátil. Está equipado con la más avanzada tecnología de imágenes computarizadas pero puede transportarse en una camioneta y llevarse a las prisiones de alta seguridad.

El científico utilizó el dispositivo para llevar a cabo dos tipos de análisis en el cerebro de Dugan: observar su densidad y su función.

"El cerebro de Brian (Dugan) tiene niveles muy bajos de densidad en el llamado sistema paralímbico" explicó a la BBC el científico.

Este sistema es el "circuito de la conducta" en el cerebro e incluye regiones conocidas como la amígdala y la corteza prefrontal.

Los científicos saben desde hace tiempo que estas áreas están asociadas al procesamiento de las emociones.

A lo largo del siglo se ha estudiado a gente con daño cerebral en esas áreas porque se ha observado que su conducta cambia súbitamente y se vuelve antisocial.

"Creemos que estos sistemas no se desarrollaron de forma normal en Brian", dice el doctor Kiehl.

La psicopatía parece estar vinculada a la falta de desarrollo en esas regiones, lo cual podría estar determinado genéticamente.

Cerebro

El cerebro de psicópatas como Dugan tiene diferencias drásticas frente a otros cerebros.

El doctor Kiehl llevó a cabo escáneres de tiempo real en el cerebro de Dugan para ver su reacción a imágenes inquietantes, como el rostro de personas sufriendo.

El objetivo era probar el funcionamiento de su cerebro.

Los escáneres mostraron muy poca actividad en el sistema paralímbico de Dugan durante el procesamiento de emociones.

"Brian salía de esas sesiones de escaneo y decía: '¡guau! me costó mucho tratar de entender lo que usted quería que yo hiciera'" recuerda Kiehl.

"Y tuvo más errores en la prueba que otros individuos".

Capacidad emocional

Según el investigador esto prueba que los psicópatas carecen de una capacidad emocional, de la misma forma que otras personas carecen de una capacidad intelectual.

Y dice que ha obtenido resultados similares en un número alto de sujetos en prisiones en todo Estados Unidos.

Dugan, dice el investigador, simplemente no tiene un concepto del daño que ha causado.

"Cuando habla sobre sus crímenes es como si le estuvieras preguntando lo que comió en el desayuno" dice el doctor Kiehl.

Y agrega que en cierto sentido no sorprende que el cerebro del alguien tan diferente y tan antisocial también se vea en los escáneres tan diferente de otros cerebros.

"Pero sólo hasta ahora que hemos sido capaces de observar las diferencias tan drásticas en estos cerebros la gente está comenzando a prestar atención", agrega el científico.

"Y esto tiene un impacto muy poderoso en el sistema legal".

El científico no espera que su trabajo conduzca a cambios en las sentencias de los psicópatas violentos como Brian Dugan.

Lo que argumenta es que el entendimiento de la psicopatía nos puede llevar a distitnos tipos de sentencias, en particular a poner fin a la pena de muerte para estos individuos.

"Lo que espero es que la neurociencia ayude al sistema legal a entender que estos individuos tienen una enfermedad que es tratable" señala Kiehl.

Y estos tratamientos deben comenzar en momentos claves de la vida.

"Brian empezó a sufrir desde sus primeros años de vida" dice el neurocientífico.

"Cometía los actos clásicos como encender fuegos, lesionar a animales, herir a sus hermanos y hermanas".

Aunque fue referido a los servicios especializados en infancia, éstos carecían de un entendimiento de su trastorno. De hecho, los niños que tienen síntomas vinculados a la psicopatía a menudo responden mal al tipo de técnica que se utiliza con otros niños que se comportan mal.

Debido a que carecen de capacidad emocional, cuando los maestros intentan hacerlos sentirse arrepentidos esto sólo los condfunde más y hace más probable que hieran a más gente.

Lo que se intenta ahora es desarrollar diagnósticos específicos para estos niños y establecer programas y tratamientos especialmente dirigidos a su trastorno.

En esencia, se debe enseñar laboriosamente a estos niños a tener reacciones que en el resto de los seres humanos surgen automáticamente.

Fuente:

BBC Ciencia

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13 de julio de 2011

El estrés de vivir en la ciudad

[Adaptado de un artículo original de Daniel P. Kennedy & Ralph Adolphs publicado en Nature ]

El paisaje de la sociedad humana está cambiando drásticamente. En 1950, sólo el 30% de la población mundial vivía en zonas urbanas, mientras que hoy, más del 50% de nosotros lo hacemos y para el año 2050 se espera que esta cifra haya subido a casi el 70%1. Y, así como el aislamiento social es bien sabido provoca que efectos perjudiciales2, también extremo opuesto los tiene: el hacinamiento puede provocar estrés y enfermedades en las especies que van desde los insectos o roedores3, hasta los primates, incluyendo humanos4. En particular, en los seres humanos, las enfermedades mentales están significativamente relacionadas con el medio ambiente urbano: vivir en una ciudad aumenta el riesgo de depresión y ansiedad, y la tasa de la esquizofrenia es mucho mayor en las personas nacidas y criadas en ciudades5. Lederbogen et al.6 han publicado un estudio de resonancia magnética funcional para investigar por primera vez las estructuras específicas del cerebro humano que se ven afectados por la vida urbana.

Los participantes en el estudio vivían o habían vivido en lugares que van desde zonas rurales hasta grandes ciudades (Fig. 1). Los autores midieron la actividad cerebral regional, mientras los participantes realizaban una prueba sometidos a estrés social -la resolución de problemas aritméticos difíciles bajo presión de tiempo y con la retroalimentación negativa del experimentador. Esta tarea no sólo aumentó la frecuencia cardiaca de los participantes, su presión arterial y los niveles salivales de cortisol, la hormona del estrés, sino que también dio lugar a una importante actividad en las estructuras cerebrales que están involucradas en las emociones y el estrés.


Figura 1. Las condiciones de vida fueron clasificadas como zonas rurales (a), ciudades con más de 10.000 habitantes (b) y ciudades con más de 100.000 habitantes (c). Los resultados obtenidos sugieren que la vida en la ciudad afecta a la respuesta del cerebro al estrés.

De las regiones del cerebro que se activaron, dos fueron de particular interés: la activación de la amígdala, que se correlacionó con el tamaño de la ciudad en la que una persona actualmente reside; y la activación de la corteza cingulada anterior perigenual (PACC), que se correlacionó con el tiempo que los participantes habían vivido en una gran ciudad durante su infancia. La educación urbana también afectaba a la fuerza de la correlación funcional entre la amígdala y la PACC: los que habían pasado más tiempo durante su crecimiento en grandes ciudades mostraban una reducción de la conectividad funcional entre estas dos regiones.

Estas dos regiones y sus interacciones son importantes porque ya habían sido encontrados en otros estudios: un patrón similar de reducción del acoplamiento amígdala-PACC ha sido previamente asociado con el riesgo genético a sufrir trastornos psiquiátricos7, y la activación de la amígdala ha sido recientemente vinculada tanto al tamaño de las redes sociales8 como a la percepción de violación del espacio personal9. En conjunto, estos hallazgos y los del presente trabajo sugieren que el circuito corteza cingulada-amígdala es donde podrían converger la predisposición genética y ambiental a las enfermedades mentales.

En este estudio también se encontraron grandes variaciones en las preferencias individuales para vivir en la ciudad, y en la capacidad de las personas para hacer frente a este tipo de vida: algunos son felices en Nueva York, mientras que otros lo cambiarían inmediatamente por vivir en una isla desierta. Los psicólogos han encontrado que un factor que explica bastante esta variabilidad es el grado de control percibido que la gente tiene sobre su vida diaria10. La amenaza social, la falta de control y la subordinación, son todos posibles candidatos para provocar los efectos estresantes de la vida en la ciudad, y probablemente expliquen gran parte de las diferencias individuales observadas.

Pero a pesar de que los aspectos negativos de la vida en la ciudad se han destacado mucho, la vida en la ciudad no es siempre mala. En muchos países, por ejemplo, los estudios sobre la compleja relación entre la urbanidad y el suicidio muestran tasas más altas de suicidio en las zonas rurales que en ciudades11. Aunque hay varias posibles explicaciones para este caso, lo más probable es que esté relacionado con que en las ciudades existe un entorno social más rico, más estimulante y más interactivo, una red más amplia de apoyo social y un acceso más fácil a la atención médica.

Hacen falta nuevos estudios que complementen el trabajo de Lederbogen y su equipo y que podrían dirigirse a investigar los efectos positivos de la vida de la ciudad con más detalle y comenzar a hacer recomendaciones para la planificación urbana –espacios verdes, zonas peatonales, regulación del tráfico,…- y la arquitectura –pisos más amplios, mejor situados… Dada la creciente población mundial (estimada en 7000 millones para el próximo otoño), el hecho de que viviremos principalmente en las ciudades parece ineludible, por lo que es de vital importancia el comprender los efectos que estas condiciones de vida tienen en la salud mental humana y como se pueden mejorar.

Fuente:

La Bitácora del Beagle

29 de mayo de 2011

El dolor enmascara la depresión

El malestar articular o en extremidades son consecuencia, algunas veces, de transtornos psíquicos del paciente no detectados




Dolor de espalda, dolor en las articulaciones y extremidades o malestar gástrico son algunos de los síntomas físicos que pueden enmascarar cuadros de depresión o de ansiedad generalizada y que dificultan su diagnóstico.

Así, el 78 por ciento de los pacientes con esos trastornos psíquicos (en España) sufren dolor, pero en un 69 por ciento de los casos no se asocia. "La presencia conjunta de depresión, ansiedad y síntomas somáticos es la norma más que la excepción", ha señalado hoy el doctor Luis Caballero, psiquiatra del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), durante la presentación de la Guía práctica clínica en depresión y ansiedad generalizada con presentación de síntomas somáticos, que ha coordinado.

La guía, editada por la Organización Médica Colegial (OMC), el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad y la famacéutica Lilly, va dirigida principalmente a los médicos de Atención Primaria, cuyo papel es "fundamental" en la detección de los casos de depresión que se manifiestan con síntomas somáticos.

Así lo ha señalado el doctor José María Rodríguez Vicente, del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España, quien ha asegurado que esta publicación aporta su "granito de arena" al Sistema Nacional de Salud, ya que están seguros de que "disminuirá considerablemente el número de interconsultas entre atención primaria y especializada".

Casi el 70 por ciento de los pacientes con depresión solo comunica los síntomas físicos cuando acude al médico, lo que despista a los profesionales sanitarios, retrasa el diagnóstico y empeora el pronóstico.

La presencia de más de un dolor, las descripciones exageradas o pormenorizadas del mismo, que el dolor varíe de una visita a otra, que ningún tratamiento analgésico funcione, así como que cualquier molestia o sensación de cansancio y desánimo dure más de dos semanas, son algunos de los indicios que deben hacer sospechar al médico que puede tratarse de una depresión.

En España hay entre 1,2 y 1,5 millones de personas con depresión, aunque se estima que casi la mitad de los pacientes no están diagnosticados. La prevalencia de la depresión es dos veces superior en la mujer que en el hombre, y se calcula que una de cada cuatro mujeres va a sufrir esta enfermedad a lo largo de su vida.

La patología es más frecuente entre los 18 y 48 años, coincidiendo con el periodo fértil de la mujer, por lo que hay estudios que relacionan la aparición de la depresión con los estrógenos, según ha señalado la doctora Inmaculada Gilaberte, de Lilly, aunque ha precisado que en la depresión hay una interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales.

La guía incluye el decálogo para el buen diagnóstico y orientaciones para profundizar en la entrevista clínica, que, según el doctor Caballero es "fundamental" para el manejo del paciente.

Aunque ha reconocido que el tiempo de que disponen los médicos de atención primaria supone una limitación a la hora de detectar la depresión en los pacientes, este psiquiatra ha asegurado que "cuando uno conoce bien la técnica de la entrevista, a veces cinco minutos es suficiente". Es lo que se conoce como "cinco minutos de calidad", ha subrayado el doctor Caballero.

No obstante, ha considerado que "muchos de los pacientes" requieren que, aunque solo sea una vez, el médico de familia les dedique media hora. El documento revisa los últimos datos sobre epidemiología y prevalencia de la depresión, no solo en España sino también en otros países del entorno, y actualiza a los profesionales sobre los tratamientos indicados para este tipo de trastorno.

Fuente:

La Vanguardia

23 de mayo de 2011

Hikikomori: El mundo en una habitación

Hikikomori es una palabra japonesa que significa “retiro” e indica un comportamiento caracterizado porque las personas se aíslan de la sociedad y de la familia, generalmente encerrándose en su propia habitación por periodos superiores a los seis meses.

El término en sí fue acuñado por el Dr. Tamaki Saito, director del Hospital Sofukai Sasaki, cuando comenzó a darse cuenta que cada vez un mayor número de los adolescentes que acudían a su consulta mostraban algunos síntomas comunes: letargia, incomunicación y aislamiento total. Así, casi siempre las víctimas del Hikikomori son adolescentes o adultos jóvenes.

Más allá del aislamiento quienes sufren de Hikikomori también padecen depresión y comportamientos obsesivo compulsivos. De hecho, algunas de estas personas adoptan hábitos un tanto extraños como tomar la ducha durante varias horas al día o usar guantes muy gruesos para mantener alejados a los gérmenes.

Obviamente, el hecho de que no se abandona la habitación es sólo un estereotipo que ha crecido gracias a los medios de comunicación porque en realidad muchas de las personas que padecen el Hikikomori realmente abandonan sus habitaciones pero sólo para hacer aquello imprescindible, como ir al supermercado a hacer las compras.

Con el paso del tiempo estos jóvenes van desarrollando un profundo sentimiento de infelicidad y desesperanza, van perdiendo sus amistades en el mundo real y se hacen más y más tímidos e inseguros. Un día clásico de quien padece esta patología transcurre durmiendo mientras que en las noches se opta por ver la televisión, jugar en el ordenador y/o navegar en Internet. Obviamente, la falta de relaciones sociales hace que estos jóvenes pierdan paulatinamente sus habilidades sociales y se hagan siempre menos comunicativos.

La difusión de este fenómeno en Japón ha tenido lugar en los últimos 15 años y algunos afirman que casi un millón de habitantes (prácticamente el 1% de la población) se encuentra atrapada en esta problemática. Otras cifras más cautas hablan de una incidencia que varía entre los 100 000 y los 320 000 personas. Se afirma además, que el 80% de quienes se recluyen son varones.

Quizás en nuestros países occidentales este fenómeno no sea del todo extraño y también se evidencia pero con otro nombre, que apuntaría hacia aquellos que se hacen llamar Nerd o Geek; si bien la comunidad mediática aún no se ha centrado en los mismos. Recientemente uno de los diarios italianos más importantes, “Il Corriere della Sera”, ha hecho referencia a que en Italia ya se contabilizan 50 casos diagnosticados por los psicólogos pero realmente se afirma que esta es una tendencia que se extiende cada vez más , llamándoseles la “Generación perdida”.

Se afirma que el fenómeno Hikikomori occidental comparte varios aspectos con el origen de la problemática japonesa: los jóvenes presentan un gran abismo entre lo que desea y la realidad por lo que experimentan una suerte de vergüenza narcisista. La diferencia estriba en que mientras los adolescentes japoneses escapan de una realidad con reglas demasiado severas, los adolescentes occidentales presentan una incapacidad para gestionar las relaciones de grupo.

Las posibles causas del Hikikomori

Ante un fenómeno tan novedoso las causas son simplemente hipótesis. Hay quienes afirman que el fenómeno se debe a una sociedad enferma caracterizada por la competitividad social y relaciones familiares demasiado rígidas.

Por ejemplo, James Roberson, un antropólogo cultural afirma que los adolescentes japoneses perciben una fuerte presión de autorrealización ya desde la escuela media donde se les exige que sean excelentes. El fracaso es vivido con un particular sentimiento de vergüenza por parte de los padres y estos le transmiten las mismas actitudes a sus hijos.

Siguiendo esta misma línea de pensamiento, el Dr. Saito atribuye el fenómeno del Hikikomori a los estilos educativos de la familia japonesa donde son sobre protectivos en exceso y siempre desean mantener los hijos dentro de casa. De esta forma, el Hikikomori es una problemática que se da fundamentalmente entre los chicos de clase media-alta ya que son sus progenitores quienes pueden permitirse mantener un hijo en casa sin estudiar o trabajar.

Otros teóricos de la sociología afirman que el Hikikomori es simplemente una forma de expresar la rebeldía juvenil de una manera diversa, introyectando las emociones. Obviamente, también hay quienes culpan a la tecnología afirmando que los adolescentes japoneses viven en un mundo zúrrela caracterizado por el Manga, Internet y los videojuegos, algo que les hace perder el contacto con la realidad.

Particularmente creo que sea un error buscar una única causa, un fenómeno social como éste que no se evidencia sólo en Japón sin lugar a dudas está multideterminado y no sólo por las peculiaridades de la sociedad y sus productos tecnológicos sino también por las formas de relacionarnos y por las mismas peculiaridades personológicas que se van creando. A la misma vez, debe puntualizarse que el hecho de encerrarse en una habitación para perder el contacto con la realidad exterior no es un problema del todo nuevo en la Psicología y las causas que han llevado a las personas a asumir la reclusión han sido muy diversas.

El tratamiento del Hikikomori

En los últimos años, sobre todo en Japón, han surgido una serie de terapias diversas que afrontan este fenómeno. A pesar de la diversidad que presentan las mismas es posible hablar de dos grandes aproximaciones:

- El acercamiento médico-psiquiátrico donde se trata la problemática como un desorden mental o comportamental que demanda la recuperación en hospital, sesiones de psicoterapia y asunción de psicofármacos.

- El acercamiento social donde se comprende el fenómeno como un problema eminentemente social y se aleja al joven de la casa, alojándolo en una comunidad con otros chicos que tienen su misma problemática. De esta forma se les motiva a reinsertarse socialmente.


Fuentes:
Mangiarotti, A. (2009) I giovani che si autorecludono: il mondo esterno è solo sul computer. En: Il Corriere della Sera.
Jones, M. (2006) Shutting Themselves In. En: The New York Times.
Murray-Harvey, R. et. Al. (2001) Life At School in Australia and Japan: The Impact of Stress and Support on Bullying and Adaptation to School. En: Australian Association for Research in Education.


Fuente:

Rincón de la Psicología
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