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16 de octubre de 2018

Cables submarinos, las "arterias" de internet

El cable BRUSA conecta Brasil con EE. UU., y su tecnología de fibra permite cuadruplicar la velocidad de transmisión de datos.


João vive en Río de Janeiro y chatea habitualmente con Kelly, que vive en Virginia Beach. Algún día a ambos les gustaría verse en persona. Kelly ha propuesto una visita al Monte Trashmore, pero João prefiere compartir un día increíble en la playa de Copacabana. Aunque, por el momento, internet es la única vía que les une.

Dentro de muy poco, la relación entre João y Kelly será más estrecha todavía. Cada vez que se envíen un mensaje, la información tardará 99 milisegundos en llegar. Y la tecnología que hará esto posible se llama BRUSA, el cable submarino que une EE. UU. y Brasil de Telxius, la compañía de infraestructuras de Telefónica.

João vive en Río de Janeiro y chatea habitualmente con Kelly, que vive en Virginia Beach. Algún día a ambos les gustaría verse en persona. Kelly ha propuesto una visita al Monte Trashmore, pero João prefiere compartir un día increíble en la playa de Copacabana. Aunque, por el momento, internet es la única vía que les une.

Dentro de muy poco, la relación entre João y Kelly será más estrecha todavía. Cada vez que se envíen un mensaje, la información tardará 99 milisegundos en llegar. Y la tecnología que hará esto posible se llama BRUSA, el cable submarino que une EE. UU. y Brasil de Telxius, la compañía de infraestructuras de Telefónica.

El 99% de los datos que enviamos y descargamos diariamente en todo el mundo ya viajan a través de cables situados en la profundidad del mar. Tanto es así, que la longitud de todos los cables submarinos que existen sería suficiente para cubrir 3 veces la distancia de la Tierra a la Luna, unos 1.100.000 kilómetros, tal como describe Telefónica en Telefónica Onlife. Increíble, ¿verdad?

BRUSA tiene una importancia fundamental en la conectividad de las Américas. Este cable, por sí mismo, mide más de 11.400 km de largo. Y, ¿por qué Virginia Beach y Río de Janeiro? La localización de estos puntos de unión no es casual. Rafael Sgrott Martins, Country Manager Brazil de Telxius Cable, lo explica: “Río de Janeiro es una salida natural, una ciudad costera con la que podemos interconectar el cable submarino a los puntos de mayor concentración”. Por su parte, “Virginia está a 300 kilómetros de Ashburn y al lado de Washington DC, y en esas dos ciudades existe una enorme concentración de ‘data center’”.

El artículo completo en: Muy Interesante

10 de octubre de 2018

Qué son las pequeñas rayas en relieve que aparecen en las letras F y J de tu computadora

Quizás sea algo a lo que estás tan acostumbrada que ni siquiera te hayas dado cuenta, pero ahí están: dos pequeñas rayas en dos teclas de tu computadora, las que corresponden a las letras F y J. 

¿Para qué? Pues, en teoría, para hacer tu escritura más rápida y cómoda.

Pero, ¿cómo?


Empecemos por el principio. El tipo de teclado que más se usa en español es el llamado QWERTY y se corresponde con las primeras letras que se pueden ver en la fila izquierda superior de tu teclado. Literalmente: q, w, e, r, t ,e, y.

Este teclado lo diseñó el inventor americano Christopher Latham Sholes a finales del siglo XIX para que su hija pudiese hacer demostraciones de forma fácil con el prototipo que él había creado.

Todas las letras necesarias para escribir "typewriter" (máquina de escribir) estaban en la fila superior. De esta manera la escritura sería más rápida y sin errores.

Este fue el modelo de teclado que acabó conquistando la industria.

Con el auge de las máquinas de escribir a principios del siglo XX, había que aprender a teclear rápido. 

Y es ahí donde nace la mecanografía. Y, ligado al teclado QWERTY, el protagonismo de las letras F y J.

Si sitúas tus dedos índices en ellas verás que los dedos corazón, anular y meñiques se posicionan plácidamente en las letras que siguen, respectivamente, a la F y la J.

Además se encuentran en la línea media del teclado por lo que las manos se pueden apoyar cómodamente en el escritorio.

Los pulgares sirven para manejar la barra espaciadora y las letras G y H, que quedan descubiertas, son fácilmente operables desplazando los dedos índices.

Las letras F y J sirven entonces de guía y punto referencia para situar las manos en la posición que, en teoría, se cree más cómoda y rápida para escribir.

Las rayas sirven para poder identificarlas sin necesidad de bajar la vista al teclado. Algunas computadoras en lugar de rayas tienen puntos.

El artículo completo en: BBC Mundo

9 de octubre de 2018

Facebook quiere introducir cámaras y micrófonos en los hogares de sus usuarios

Uno de los "tenientes" más fieles y de mayor confianza de Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, quiere que la red social tenga un micrófono y una cámara en los hogares de sus usuarios.

Y lo quiere lograr con sus Portal,unos dispositivos especiales para video llamadas que llegan en un momento delicado para la empresa: luego de dos escándalos de fuga de datos, el más reciente aún con muchas preguntas sin respuesta, 


Actualmente hay dos modelos del dispositivo: el el Portal+, valorado en US$ 349, y el llamado simplemente Portal, más pequeño, y valorado en US$199.

Ambos se apoyan en Facebook Messenger para hacer y recibir llamadas y también puede recurrir a la colaboración de la asistente digital de Amazon, Alexa.

Y los dos modelos están diseñados para ser usados a una distancia de entre 1,5 a 3 metros, mucho mayor que la de las video llamadas hechas con tabletas y teléfonos inteligentes.

Para ello, los Portal cuentan con una cámara de 140 grados y 12 megapixeles que ofrecen una buena profundidad de campo y está equipada con un zoom que puede seguir -y acercarse- automáticamente a los usuarios.

En EE.UU. saldrán a la venta en noviembre, a tiempo para aprovechar las ventas del Día de Acción de Gracias y Navidad.

Actualmente el título oficial de Bosworth es vicepresidente de realidad aumentada y realidad virtual, pero probablemente sea mejor conocido por otro escándalo: como el autor del llamado "memo de la horrible verdad", el cual se filtró en marzo.

En el escrito indicaba que la red social creía "tan profundamente" en conectar a las personas que cualquier cosa que lo hiciera posible era buena, incluso si personas morían como consecuencia de ello.

Posteriormente Bosworth dijo que su intención era ser provocativo, pero que no creía en lo que había escrito.

El artículo completo, y una entrevista reveladora, en BBC Mundo

22 de septiembre de 2018

Li-Fi, la nueva frontera de las comunicaciones

La aplicación de la VLC que hoy está en boca de todos es el Li-Fi, término acuñado en 2011 por el ingeniero británico Harald Haas para facilitar la comprensión de lo que es una versión del Wi-Fi que funciona por luz. El concepto no puede ser más sencillo: luz encendida es uno, luz apagada es cero, lo que permite codificar y enviar cualquier archivo digital por señales luminosas. El desarrollo de los diodos emisores de luz, o LED, ha permitido disponer de los transmisores adecuados. Según decía Haas en 2011, la infraestructura ya existe; bastaría con añadir un microchip a los LED para convertirlos en transmisores Li-Fi. En cuanto a la recepción de la señal, basta con fotodiodos como los presentes en las cámaras digitales y los smartphones.

Más velocidad, menos saturación

Las ventajas del Li-Fi son varias. Primero, la velocidad; el rápido parpadeo de los LED, imperceptible para la vista, permite velocidades de transmisión teóricas en el orden de gigabits por segundo (Gbps), entre 100 y 1.000 veces más rápido que las actuales Wi-Fi, que operan en el rango de megabits por segundo. Algunas aplicaciones prácticas en el mundo real han alcanzado 1 Gbps, pero aún hay mucho margen de mejora: en el laboratorio ya se ha logrado llegar a los 224 Gbps en comunicación bidireccional.


Lea el artículo completo en:

Open Mind

17 de julio de 2018

¿Es cierto que las mujeres hablan más que los hombres?

Los expertos no se ponen de acuerdo en este asunto, aunque la impresión general es que sí, pero no por tanta diferencia como se suele pensar. Un estudio realizado por las Universidades de Texas y Arizona entre 1998 y 2004, y publicado en 2007 por la revista Science se encargó de registrar, transcribir y contar el número de palabras pronunciadas por una muestra de 396 estudiantes, la mitad hombres y la mitad mujeres. El resultado: ellas decían diariamente una media de 16.215 palabras, y ellos, 15.669, aunque dependía por supuesto de los individuos, pues aquí sí hay diferencias abismales. Los supercharlatanes, fueran del sexo que fueran, rebasaban los 47.000 vocablos, mientras que los más taciturnos apenas llegaban a 500.

Por su parte, la psiquiatra Louann Brizendine sostiene en su libro El cerebro femenino que la mujer no sólo cuenta con mayor empatía e inteligencia emocional, sino que es superior al hombre en capacidad lingüística y de comunicación. Ellas utilizan, dice, un vocabulario más amplio -hasta tres veces más palabras- y hablan mejor y más deprisa.

Fuente:

Muy Interesante

2 de mayo de 2018

Oratoria: hazte más inspirador con las claves de Obama

Obama es uno de los grandes oradores de la historia y todos podemos aplicar cuatro de sus claves para que nuestras presentaciones en público sean más inspiradoras y efectivas. 

Seguramente alguna vez habrás tenido que hacer alguna presentación en público. Puede que tengas que remontarte a la época del colegio o puede que sea más reciente, delante de compañeros o de alguien a quien quieres proponerle una idea. La capacidad de hablar en público se puede mejorar si se sabe cómo y para ello, te sugiero apoyarte en algunas de las claves que ha utilizado el presidente Obama, uno de los grandes oradores de los últimos tiempos. Veamos cuáles.

Habla en clave de nosotros (no solo yo, yo y solo yo)

Cuando presentas tienes dos opciones: decir a la audiencia que ellos pueden conseguirlo o bien, que tú vas a conseguirlo por ellos. Son dos estrategias diferentes y dos invitaciones distintas. En el primer caso, la audiencia toma un papel protagonista para movilizarse y para trabajar en equipo. En la segunda, tú quedas como salvador y el resto, espera. Obama optó por la primera y muy probablemente, en la mayor parte de las ocasiones, sea tu mejor estrategia: hacer sentir que quien te escucha puede cambiar, que está en sus manos. “Yes, we can” (“sí, nosotros podemos”) fue el mensaje que le hizo famoso y que ha sido de inspiración para más de uno. Y en su discurso de despedida trasladó la misma idea: “os pido que creáis, no en mi capacidad de hacer cambios, sino en vuestra propia capacidad”.

Por tanto, si quieres movilizar a las personas para un fin y para que trabajen en equipo, habla en términos de nosotros. Si te pones tú de ejemplo, podrán admirarte, podrán votarte (si aspiras a presidente de algo), pero ten por seguro, que también esperarán que seas tú quien le saques del problema… y la parte de las dificultades son más fáciles si se trabaja en equipo.

Convence con la razón y con la emoción.

Una buena presentación en público requiere de una buena presentación. Y las buenas preparaciones son aquellas que llegan al mayor número de personas posibles tanto a los analíticos como a los emocionales, como hemos hablado en otras ocasiones. Si solo das datos, datos… podrás llegar solo a los primeros y si lo que dices tiene sobre todo mucha carga emocional, los analíticos se mostrarán escépticos. Por ello, combina análisis y emoción sin renunciar a ninguna de las dos. Un ejemplo de Obama fue su discurso en Newtown (Connecticut) después de que un tirador asesinara a 20 niños en un colegio. Expresó con dureza su rechazo a las armas y al mismo tiempo, se conmovió en público.

Sorprende positivamente
 
Es poco habitual que un equipo esté entusiasmado a la hora de escuchar a alguien. Normalmente, quien habla tiene que ganarse al público, aunque sea a los compañeros que asisten por rutina a una reunión. Una manera de ganarte su atención es cuando les sorprendes positivamente, con una broma o con un guiño a su trabajo. Así hizo Obama cuando en su primer discurso en Cuba habló en español y mencionó a un poeta cubano; o cuando terminó su discurso en la iglesia histórica de Charleston (Carolina del Sur) con una canción que unió a todos los oyentes.

Convence con lo que eres, no solo con lo que dices

Y no olvides algo. Como demostró Albert Mehrabian, profesor de UCLA, en una charla solo recordamos el 7 por ciento de las palabras, mientras que el resto son emociones o lenguaje no verbal de quien habló. Por ello, para hacer una buena presentación es fundamental trabajar también los miedos personales. Los discursos de Obama no son solo palabras, sino su elegancia, su templanza a la hora de hablar y la confianza que genera. Y todo ello, puedes trabajarlo revisando hasta qué punto te sientes seguro con lo que estás diciendo, entrenando el texto de lo que vas a decir y revisando los puntos que no acabas de tener claro. Con un trabajo personal previo harás una presentación con mayor confianza en ti mismo y tendrás más impacto positivo en quien te escucha.

Fuente:

El País (España)

Cinco claves para hablar bien en público (y disfrutarlo)

Si quieres hablar bien en público, tendrás que pensar bien en privado.

Decía el escritor Mark Twain que hay dos tipos de oradores, los que se ponen nerviosos y los que mienten. Y los nervios van a variar dependiendo de lo que tengamos que contar o de quiénes nos escuchen. Muchas veces nos toca hablar en público en una reunión de trabajo, en la junta de vecinos o en el brindis de la boda de nuestro mejor amigo. Y aunque no nos lo enseñaran en el colegio o hayamos tenido una mala experiencia, hablar en público se puede entrenar si se sabe cómo. Mónica Galán, en su libro Método Bravo, nos enseña los cinco pasos para conseguirlo y aplicarlo en nuestro día a día.

El primer paso es la bienvenida. Necesitamos invertir tiempo para un buen comienzo. Deberíamos huir como la pólvora de expresiones típicas como “bueno”, “pues…” o dar una palmada, que solo demuestran que estamos hechos un flan. La propuesta de Mónica es comenzar con alguna de estas ideas: contar una historia que enganche a la audiencia, aportar un dato o un hecho sorprendente, o hacer una pregunta que despierte la atención, como por ejemplo: “¿Cuántos de nosotros querríamos ganar más dinero?”. Si empezamos haciendo una mención a todas las personalidades presentes (clásico de los discursos institucionales), las personas desconectan desde el primer minuto.

El reconocimiento es la segunda clave para una buena presentación y este ha de ser de varios tipos, el primero el reconocimiento a ti como orador. Si han leído previamente tu currículum quizá no haga falta, pero si no, puedes contar alguna experiencia derivada de tu trayectoria o tu experiencia. No obstante, hay que tener cuidado en este punto con no resultar excesivamente pretencioso (esta sugerencia no tendría sentido en Estados Unidos, puesto que son diametralmente opuestos a nosotros en esto). Otro reconocimiento que se ha de hacer es a la audiencia por su tiempo y su atención. Curiosamente, las gracias se han de dar después del punto anterior y no antes… aunque pensemos que somos descorteses.

La tercera clave que nos ayuda a hablar en público es la autoridad, y esta se consigue con las palabras y con el lenguaje no verbal. La mejor manera de reducir los nervios es estudiando lo que se va a explicar. Pero las emociones y nuestra personalidad se perciben cuando hablamos delante de otras personas. Nuestras inseguridades o dudas se expresan con gestos, de los cuales no siempre somos conscientes. Por eso, a la hora de prepararnos para algo importante, también necesitamos trabajar en la seguridad en nosotros mismos. Mónica Galán lo resume del siguiente modo: si quieres hablar bien en público, tendrás que pensar bien en privado.

El valor es otro de los elementos esenciales que necesitamos trabajar. Debemos aportar algo a las personas que nos escuchan, porque el tiempo es preciado pero la atención, mucho más. Para conseguir enganchar, una recomendación es narrar historias. Así aprendimos de pequeños y seguimos haciéndolo como adultos, o como dicen James Carville y Paul Begala, dos relaciones públicas de la Casa Blanca: “Si no comunicas con historias, no comunicas. Los hechos hablan, pero las historias vencen”.

Y por último, la ovación, que significa un cierre inolvidable. Aquí existen varias posibilidades: un cierre emocional con una historia en primera persona; una repetición de un primer mensaje como en el famoso discurso de Martin Luther King “I have a dream” (tengo un sueño). También podemos cerrar con un proverbio o una cita famosa… Es decir, necesitamos terminar con un mensaje que quede en la mente de quien lo escucha.

Hablar en público puede ser maravilloso si uno se siente preparado y pone en práctica varias herramientas. La buena noticia es que se puede entrenar y adaptar a la personalidad de cada uno, porque, como dijo Voltaire, “todos los estilos son buenos, menos el aburrido”.

Fuente:

El Páis (España)

5 de septiembre de 2017

Por qué los grupos de WhatsApp del ‘cole’ son una pésima idea

Si no ha podido asistir a una reunión, alguien le pasará un resumen. Ahí acaban los beneficios de estos ‘chats’ que incrementan nuestra dependencia del móvil y nos impiden desconectar del colegio.





Si tiene hijos en edad escolar, sabrá de lo que hablamos: ese activísimo grupo de WhatsApp creado por algún progenitor diligente al que se ha unido pensando que es la forma idónea de estar al día de lo que ocurre en la clase de sus pequeños. ¿Lo es? De entrada, y como tantos otros grupos de mensajería del móvil, nace con el lastre de carecer de un propósito concreto. “Surgen por la pertenencia a un entorno, y no por un objetivo en particular”, explica la psicóloga clínica Vanessa Abrines, parte del equipo de Psicoterapeutas.com. “Así, cada miembro, al no ser explícito el objetivo, lleva a cabo su participación en función de lo que cree que es válido para el grupo”. Esto explica que, además de información práctica relativa al cole (el resumen de una reunión, la información sobre una excursión) se cuelen mensajes del tipo “¿Alguien ha visto un jersey rojo?” que dan pie a insólitos debates a la una de la madrugada, acompañados del característico silbidito.


Sin embargo, la falta de dirección inicial es propia de todos los grupos, que poco a poco se van autorregulando. En su constitución, y como explica Luis López-Yarto Erizalde, profesor de Psicología Social y de Dinámica de Grupos en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid) y autor de Dinámica de grupos 50 años después, los miembros de los nuevos grupos son como “una pandilla de niños que salen por primera vez de casa” y necesitan un padre o líder que les dirija. Al principio todo es ansiedad y tensión, además de preguntas como “¿qué hago aquí?”, “¿me aceptarán?”, o “¿qué es lo correcto en este grupo?”. Poco a poco el grupo se va conformando y van surgiendo roles y temáticas en función de lo que permite el grupo. Cualquier temática será posible en estos microchats instantáneos en los que, según Abrines, “se proporciona un medio fácil y accesible donde relacionarse con otros” (y que, como te despistes dos horas, te puedes encontrar con doscientos mensajes pendientes).

Una percepción errónea de los demás

El primer “pero” a estos grupos radica en que en el fondo nos estamos relacionando con desconocidos, que se van a llevar una imagen de nosotros basada únicamente en los mensajes que difundamos en el chat. “Cuando el mensaje es escrito, al no verse la expresión facial de quien lo escribe, las conclusiones de cada uno son mucho más arbitrarias. Es decir: alguien puede tener una intención conciliadora, pero desde fuera se puede interpretar como agresivo o invasivo al faltar la componente de la comunicación no verbal”, dice Abrines. Esto puede llevar a que unos padres etiqueten a otros como “el borde” o “el que no se entera” de forma errónea e injusta.

“Cuanto más nos manifestamos en un grupo, más opiniones sobre nosotros generamos en él, en ambas direcciones”, advierte Abrines. En el otro extremo, una escasa participación puede ser interpretada como indiferencia. “No posicionarse o no intervenir en realidad es posicionarse en la no intervención. Eso puede vivirse como una falta de interés por parte de los demás, aunque muchas veces sea solo timidez o prudencia”.

Impiden desconectar

El eterno soniquete del móvil, por otro lado, impide la desconexión, siquiera el fin de semana, respecto a las obligaciones adquiridas con los hijos, sus deberes e incluso su vida social, a menudo mucho más activa que la de sus padres. Porque si el hecho de desconectar del trabajo lo consideramos saludable, ¿por qué no habríamos de cortar con el colegio, y dedicar el tiempo libre a disfrutar de nuestros hijos en el ámbito de la familia? Vanessa Abrines avisa de que cada padre y madre deben “autorregularse y ser conscientes de su nivel de estrés y de lo que lo origina”. Y recomienda que, “si lo vivimos negativamente y como una obligación, lo mejor es que lo silenciemos”.

Incrementan nuestra dependencia del móvil

Independientemente de su mejor o peor funcionamiento, el grupo del cole termina siendo otro más en nuestro smartphone, como si el del trabajo, los primos del pueblo o la pandilla del gimnasio no fueran suficientes. Esto nos genera un enganche cada vez mayor a los dispositivos, algo poco recomendable, sobre todo por la noche: “El visionado del móvil o de cualquier otro dispositivo genera insomnio nocturno como consecuencia del impacto de la proyección de la luz y de la activación que produce en nuestro sistema nervioso”, explica Dan Siegel, profesor de psiquiatría de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).

El corrillo de la puerta del cole

Desde el sindicato independiente de la enseñanza pública ANPE cuestionan seriamente el papel de estos grupos de padres. Julio Díaz Escolante, presidente de ANPE Galicia, reporta un sinfín de quejas a su organización multiplicadas por lo que denomina “el efecto WhatsApp”de los padres. “Hemos pasado del corrillo a la puerta del cole o de la cafetería de la esquina, a estos grupitos de padres, con todo lo que supone el mal uso del mismo”, lamenta. Aunque considera que pueden ser una buena herramienta, señala haber presenciado usos poco convenientes e incluso destructivos, como la “difusión de rumores, las críticas a otros padres o situaciones de verdadero acoso a profesores”.

Tomado de: Buena Vida (El País, España)
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