Obama es uno de los grandes oradores de la historia y todos podemos aplicar cuatro de sus claves para que nuestras presentaciones en público sean más inspiradoras y efectivas.
Seguramente alguna vez habrás tenido que hacer alguna presentación en
público. Puede que tengas que remontarte a la época del colegio o puede
que sea más reciente, delante de compañeros o de alguien a quien
quieres proponerle una idea. La capacidad de hablar en público se puede
mejorar si se sabe cómo y para ello, te sugiero apoyarte en algunas de
las claves que ha utilizado el presidente Obama, uno de los grandes oradores de los últimos tiempos. Veamos cuáles.
Habla en clave de nosotros (no solo yo, yo y solo yo)
Cuando presentas tienes dos opciones: decir a la audiencia que ellos
pueden conseguirlo o bien, que tú vas a conseguirlo por ellos. Son dos
estrategias diferentes y dos invitaciones distintas. En el primer caso,
la audiencia toma un papel protagonista para movilizarse y para trabajar
en equipo. En la segunda, tú quedas como salvador y el resto, espera.
Obama optó por la primera y muy probablemente, en la mayor parte de las
ocasiones, sea tu mejor estrategia: hacer sentir que quien te escucha
puede cambiar, que está en sus manos. “Yes, we can” (“sí, nosotros
podemos”) fue el mensaje que le hizo famoso y que ha sido de inspiración
para más de uno. Y en su discurso de despedida trasladó la misma idea: “os pido que creáis, no en mi capacidad de hacer cambios, sino en vuestra propia capacidad”.
Por tanto, si quieres movilizar a las personas para un fin y para que trabajen en equipo, habla en términos de nosotros.
Si te pones tú de ejemplo, podrán admirarte, podrán votarte (si aspiras
a presidente de algo), pero ten por seguro, que también esperarán que
seas tú quien le saques del problema… y la parte de las dificultades son
más fáciles si se trabaja en equipo.
Convence con la razón y con la emoción.
Una buena presentación en público requiere de una buena presentación. Y las
buenas preparaciones son aquellas que llegan al mayor número de
personas posibles tanto a los analíticos como a los emocionales,
como hemos hablado en otras ocasiones. Si solo das datos, datos… podrás
llegar solo a los primeros y si lo que dices tiene sobre todo mucha
carga emocional, los analíticos se mostrarán escépticos. Por ello,
combina análisis y emoción sin renunciar a ninguna de las dos. Un
ejemplo de Obama fue su discurso en Newtown
(Connecticut) después de que un tirador asesinara a 20 niños en un
colegio. Expresó con dureza su rechazo a las armas y al mismo tiempo, se
conmovió en público.
Sorprende positivamente
Es poco habitual que un equipo esté entusiasmado a la hora de
escuchar a alguien. Normalmente, quien habla tiene que ganarse al
público, aunque sea a los compañeros que asisten por rutina a una
reunión. Una manera de ganarte su atención es cuando les sorprendes positivamente, con una broma o con un guiño a su trabajo.
Así hizo Obama cuando en su primer discurso en Cuba habló en español y
mencionó a un poeta cubano; o cuando terminó su discurso en la iglesia
histórica de Charleston (Carolina del Sur) con una canción que unió a todos los oyentes.
Convence con lo que eres, no solo con lo que dices
Y no olvides algo. Como demostró Albert Mehrabian, profesor de UCLA, en
una charla solo recordamos el 7 por ciento de las palabras, mientras
que el resto son emociones o lenguaje no verbal de quien habló. Por ello, para hacer una buena presentación es fundamental trabajar también los miedos personales. Los discursos de Obama
no son solo palabras, sino su elegancia, su templanza a la hora de
hablar y la confianza que genera. Y todo ello, puedes trabajarlo
revisando hasta qué punto te sientes seguro con lo que estás diciendo,
entrenando el texto de lo que vas a decir y revisando los puntos que no
acabas de tener claro. Con un trabajo personal previo harás una
presentación con mayor confianza en ti mismo y tendrás más impacto
positivo en quien te escucha.
Fuente:
El País (España)
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2 de mayo de 2018
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