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12 de diciembre de 2013

Panofsky: el hombre que fabricaba premios Nobel

Te diré algo sobre mi carrera, nunca fue deliberada, me resulta gracioso cuando hablo con mis hijos y están muy preocupados por el futuro y el “¿qué deberíamos hacer?” y yo siempre fui de un sitio a otro de forma natural, sin planearlo, sin pensar acerca de lo que significaba. [...] No recuerdo ningún momento en mi vida en el que tomara la decisión de convertirme en físico, o en un determinado tipo de físico [...]. En primer lugar, decidí cursar asignaturas técnicas porque traté de imaginar como podía salir adelante a pesar de mi clara incapacidad para escribir cualquier documento en inglés. Simplemente me divertía.
Wolfgang K.H. Panofsky
Wolfgang K. H. Panofsky, Pief para los amigos, nació en Berlín en el año 1919. Hijo de dos licenciados en Historia del Arte, pasó su niñez y adolescencia en Hamburgo, donde su padre tenía un puesto de profesor en la universidad. La formación que recibían en la familia era totalmente dirigida a las letras, pero un juguete cambiaría su vida.

marklin

Pequeño set de piezas Märklin de la década de 1910.

Con su gigantesco set de piezas Märklin, Wolfgang y sus hermanos construían toda clase de objetos. Llegaron a hacer una máquina que, tras introducir una moneda, servía cigarrillos y chocolatinas. Su padre agradeció enormemente el dispositivo, ya que siempre se quedaba sin cigarrillos en mitad de los seminarios de arte que impartía en casa.

La inventiva del joven Panofsky llegó al punto de poner su vida en peligro. Cuando visitaban Berlín, los enchufes funcionaban a 220V en lugar de los 120V de Hamburgo. El joven Pief fabricó un divisor de tensión casero para poder hacer funcionar los motores de su set Märklin en ambos lugares. Años más tarde Panofsky se dio cuenta de lo peligroso que era el dispositivo que había fabricado, pero por suerte nunca hubo un accidente.

La familia Panofsky no era religiosa, pero el hecho de ser judíos provocó que su padre fuera despedido de su puesto como profesor en la Universidad de Hamburgo. La Alemania nazi comenzaba su época de terror y la familia decidió emigrar al completo a EEUU. Era el año 1934.

Lea el artículo completo en:

15 de octubre de 2013

Nobel de Medicina para quienes revelaron el misterio del "tráfico" celular

Ganadores del Premio Nobel de Medicina 2013

¿Cómo hacen las células para transportar con precisión su material? La respuesta a esta pregunta les valió el Premio Nobel de Medicina a tres científicos en Estados Unidos.

Los trabajos que, con décadas de separación, publicaron los estadounidenses James Rothman y Randy Schekman, y el alemán Thomas Südhof, han permitido entender por qué ocurren diversas enfermedades como trastornos inmunológicos y diabetes.
El sistema de transporte de las células funciona como un puerto donde el tráfico de moléculas debe estar cronometrado a la perfección para que no haya problemas.

Cada célula es una fábrica que produce y exporta moléculas. Por ejemplo, la insulina se produce y libera en la sangre, y señales químicas llamadas neurotransmisores se envían de una célula nerviosa a otra. Estas moléculas se transportan por toda la célula en pequeños paquetes llamados vesículas.

"Los tres laureados descubrieron los principios moleculares que gobiernan cómo se envía esta carga al lugar y la hora correcta", explicó el Instituto Karolinska de Estocolmo, tras anunciar a los ganadores de 2013.

Esto es crucial en la forma en que se comunica el cerebro, en la liberación de las hormonas y en partes del sistema inmune.

"Exacta organización"

Las vesículas son pequeñas burbujas de grasa que contienen las mercancías de las células. Ellas pueden enviar diversos materiales como enzimas, neurotransmisores y hormonas, alrededor de la célula. O pueden fusionarse con la superficie exterior de la célula y liberar su contenido al resto del cuerpo.

"Sin esta exacta organización maravillosa, la célula podría caer en el caos", señaló la fundación.

Un sistema defectuoso de transporte de vesículas es en parte responsable de la diabetes y los trastornos del cerebro.

Este largo camino para entender esta parte del funcionamiento del cuerpo humano empezó en los años 70 con el trabajo de Randy Schekman, quien estaba fascinado con cómo las células organizan su sistema de transporte, por lo que decidió estudiar sus bases genéticas utilizando la levadura como sistema modelo.

De acuerdo con el diario británico The Guardian, Schekman pudo identificar células de levadura con problemas de transporte, muy parecido a lo que ocurre cuando hay problemas en el sistema de transporte público.

Descubrió que la causa de este tráfico era genética, por lo que se propuso identificar esos genes mutados. Al final detectó tres clases de genes que controlan las diferentes facetas del sistema de transporte de células.

Origen ancestral evolutivo

Años más tarde, James Rothman decidió tomar el relevo. En los años 80 y 90 estudió el tráfico vesicular en células de mamíferos. El estadounidense descubrió que era una proteína la que permitía que las vesículas llegaran y se fusionaran con las membranas.

Maquinaria de fusión vesicular

Proteínas permiten que las vesículas se unan a las membranas gracias a una combinación específica.

El equipo de periodistas científicos de The Guardian explica que en el proceso de fusión las proteínas en las vesículas y las membranas sólo se juntan bajo una combinación especial. Un poco como lo hacen los dientes de cada lado de un cierre.

"El hecho de que existan muchas proteínas de este tipo y que se unan sólo en combinaciones específicas asegura que la carga sea llevada a un lugar preciso", explican los reporteros.

El trabajo de Rothman también sirvió para descubrir que existe un origen ancestral evolutivo en el sistema de transporte, pues algunos de los genes que identificó Schekman en la levadura también estuvieron presentes en el estudio con mamíferos de Rothman.

El alemán Thomas Südhorf fue un paso más allá, pues su curiosidad lo llevó a estudiar cómo las células se comunican entre ellas en el cerebro.

El artículo completo en:

BBC Ciencia

31 de agosto de 2013

Alfredo Moser: El hombre que le dio la luz a aquellos que no la tenían...



Al mecánico brasileño se le ocurrió el sistema de iluminación en 2002. 


La invención de Alfredo Moser está iluminando al mundo. En 2002, a este mecánico brasileño "se le prendió el bombillo" y se le ocurrió una manera de iluminar su casa durante el día sin electricidad, usando únicamente botellas de plástico llenas de agua y un poquito de cloro.

En los últimos dos años, su idea llegó a diferentes partes del mundo. Y se tiene previsto que su sistema se implemente en un millón de hogares a principios de 2014.

¿Cómo funciona? Por refracción de luz solar, explica Moser, al tiempo que llena una botella plástica de dos litros. "Hay que añadir dos tapas de cloro para evitar que el agua se ponga verde (con algas). Mientras más limpia esté la botella, mejor", añade, en conversación con la BBC.

Envolviendo su cara en un trapo, abre un hueco en una de las tejas del techo con un taladro y, de abajo hacia arriba, mete la botella en el orificio recién hecho. "Fijas la botella con resina de poliéster. No hay goteras, ni siquiera cuando llueve, no cae ni una gota".

"Un ingeniero vino y midió la intensidad de la luz. Depende de cuan fuertes sean los rayos de sol, pero equivale mas o menos a 40 o 60 vatios", comenta.

Y se hizo la luz


Las lámparas de Alfredo Moser en el techo de su casa

La idea de Moser se utiliza en unos 15 países.


La inspiración para la "lámpara Moser" le llegó en 2002, durante uno de los frecuentes apagones que ocurren en el país.

"Los únicos lugares que tenían electricidad eran las fábricas, no las casas de la gente", dice refiriéndose a la ciudad en la que vive, Uberaba, en el sur de Brasil.

Moser y sus amigos empezaron a preguntarse qué podrían hacer en caso de que se presentara una emergencia como, por ejemplo, que un avión pequeño sufriera un accidente y perdiera altitud, imaginando que no tuvieran fósforos.

Su jefe en aquel momento sugirió utilizar una botella de plástico vacía, llenarla de agua y utilizarla como un lente para que los rayos de sol cayeran sobre grama seca. El fuego resultante podría servir para dar aviso a los equipos de rescate.

La idea se le quedó a Moser en la cabeza, y empezó a hacer pruebas, llenando botellas y haciendo círculos de luz refractada. Poco tiempo después, su invento estaba terminado.

"No hice ningún dibujo con su diseño", cuenta el brasileño. "Es una luz divina. Dios nos dio el Sol a todos, así que la luz es para todos. Quien quiera (usar su sistema de iluminación), ahorra dinero. No vas a electrocutarte con esto y no te cuesta ni un centavo".

El placer de ayudar


Espacios en los que se usa la "lámpara Moser"

Las lámparas hechas con botellas no necesitan electricidad para iluminar espacios durante el día. 

Moser instaló lámparas hechas de botellas en las casas de los vecinos y en el supermercado local.

Aunque se gana algunos dólares por la instalación de su invento, es evidente, por la sencilla casa en la que vive y el auto que conduce (de 1974), que su invención no lo ha hecho rico. Y esto lo llena de orgullo.

"Hubo un hombre que empezó a utilizar las botellas en su hogar y, en un mes, ahorró suficiente para pagar por las cosas básicas que necesitaba para su hijo, quien estaba a punto de nacer. ¿Puede creerlo?", dice.

Carmelinda, quien ha estado casada con Moser por 35 años, cuenta que su esposo siempre ha sido habilidoso haciendo cosas para el hogar, incluyendo camas y mesas de madera. Pero ella no es la única que admira la lámpara que inventó su marido.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

28 de agosto de 2013

Los científicos trabajan demasiado y no desconectan en vacaciones

Uno de los científicos revisando un manuscrito en una lancha en Guatemala. |UNMC

Uno de los científicos revisando un manuscrito en una lancha en Guatemala. 

Un estudio de las universidades de Nottingham Malaysia Campus (UNMC) Boston y ETH Zurich revela que los científicos trabajan hasta altas horas de la noche, no desconectan en vacaciones ni en fines de semana, y dejan poco tiempo para la familia y asuntos personales.

Los autores de esta investigación publicada en la revista 'Biological Conservation', tenían como objetivo conocer las diferencias en los hábitos de trabajo de científicos de distintos países. Para ello, analizaron los datos de 10.000 presentaciones manuscritas y casi 15.000 revisiones.

Los resultados muestran que los científicos que utilizan el portal web de la revista 'Biological Conservation' llevan a cabo una cantidad sustancial de su trabajo a altas horas de la noche (un 16% de los manuscritos y el 12% de las revisiones).

Los científicos japoneses, chinos e indios son los que trabajan más duramente y que envían casi el 40% de sus manuscritos fuera del horario laboral, mientras que los investigadores de Bélgica, Noruega, Finlandia y Sudáfrica lo hacen en una proporción del 16% al 17%. Por su parte, los estadounidenses y británicos son los que menos se salen de su horario y trabajan de forma moderada durante fines de semana y noches.

En este sentido, los autores consideran que el continuo incremento en la carga de trabajo en instituciones académicas, con cada vez mayores obligaciones en enseñanza y tareas administrativas, tiene un efecto negativo en la calidad del trabajo científico. También tiene consecuencias en el equilibrio vital de los investigadores, con efectos como el descuido de la familia, los amigos, la falta de ejercicio físico y de tiempo de descanso.

"La ciencia de calidad requiere tiempo para leer y pensar y que los científicos estresados tienden por lo general a ser menos productivos. Por ello, el trabajo que conllevan las revisiones por pares deben ser considerados parte importante del trabajo académico y valorados con un índice para medir el rendimiento", ha zanjado Campos-Arceiz, profesor asociado de la escuela de Geografía de UNMC.

Fuente:

El Mundo Ciencia

21 de agosto de 2013

Calentamiento Global: Bosques tropicales absorberán menos CO2

Estudio del biólogo español Pep Canadell, señala que el fenómeno será causado por el cambio climático.

El calentamiento global disminuye la eficiencia de los bosques tropicales en la absorción de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, según un estudio liderado por el biólogo español Pep Canadell divulgado hoy en Australia.

Canadell, jefe del Proyecto Mundial de Carbono, explicó que los bosques tropicales y los océanos son importante sumideros naturales de carbono que contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático.

"Un poco más de la mitad de todas las emisiones antropogénicas de carbono son absorbidas por los océanos y la vegetación en tierra firme. Esto supone unos 10 mil millones de toneladas de CO2 anuales", dijo el biólogo.

Canadell, quien trabaja en Camberra para la Organización para la Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad de Australia, lideró el estudio sobre las variaciones anuales de CO2 en la atmósfera relacionadas con los cambios de temperatura y clima.

La investigación, que analiza el período entre 1958 y 2011, pretendía entender las reacciones de los bosques tropicales al cambio climático y determinar "qué puede pasar en el futuro a medida que aumenta la temperatura" en lo próximos cien años, explicó.

El estudio tuvo en cuenta las variaciones interanuales causadas por factores como el fenómeno de El Niño, que provocan un aumento de la temperatura, así como las erupciones de los volcanes, que causan su descenso.

"Los bosques responden de una manera específica a los cambios de temperatura y cuando ésta se eleva, absorben menos carbono", dijo Canadell, miembro del Panel de la ONU sobre Cambio Climático que recibió el Premio Nobel de la Paz de 2007.

Según la investigación, el aumento de la temperatura causa un descenso de la fotosíntesis de los árboles y un aumento de la respiración de microbios en el suelo, lo que provoca que los árboles tropicales absorban menos dióxido de carbono.

El estudio concluye que si bien los bosques tropicales han demostrado ser resistentes a las variaciones anuales de temperatura, éstos se verán afectados por la perturbación permanente que supone el cambio climático.

"(Provocará que) los bosques tropicales se conviertan en peores sumideros de carbono y, por lo tanto, se quedará en la atmósfera una mayor cantidad de dióxido de carbono proveniente de la quema de combustibles fósiles y de la deforestación", dijo Canadell.
Fuente:

17 de agosto de 2013

“Max Planck, revolucionario a pesar suyo” por J.M. Sánchez Ron

max Planck | credit: Wikimedia Commons

Max Planck | credit: Wikimedia Commons

Este texto de José Manuel Sánchez Ron apareció originalmente en el número 4 de la revista CIC Network (2008) y lo reproducimos en su integridad por su interés.

El 23 de abril de este año, 2008, se cumplieron 150 años del nacimiento de un físico, Max Planck (1858-1947), que puso en marcha una de las mayores grandes revoluciones de toda la historia de la ciencia, la de la física cuántica, cuyos frutos terminarían cambiando el mundo. Fue en 1900 cuando Planck obtuvo el resultado por el que le recordamos, un resultado que no encajaba bien con la continuidad que la física suponía hasta entonces para la radiación electromagnética. Estrictamente, lo que halló es que para explicar la ley –que él mismo había introducido muy poco antes, de forma semiempírica– de la radiación de un cuerpo negro (radiación de todas las longitudes de onda en equilibrio) era necesario utilizar una expresión asociada de alguna manera a la radiación electromagnética: su célebre fórmula E=hv esto es, energía igual a una constante (luego denominada Constante de Planck) multiplicada por la frecuencia (el inverso de la longitud de onda) de la radiación. En principio, la lectura inmediata de este resultado es que la radiación electromagnética, y por consiguiente la luz, hasta entonces, repito, considerada una onda continua, estaba compuesta de “partículas” independientes, de cuantos como finalmente fueron denominados, cada uno de los cuales dotado de una energía igual a hv

Planck no pudo aceptar tal conclusión. De una forma u otra se pasó una buena parte del resto de su vida tratando de evitarla. Más de treinta años después, en una carta que escribió el 7 de octubre de 1931 al físico estadounidense Robert W. Wood, recordó que, “resumido brevemente, se puede describir lo que hice como un acto de desesperación. Por naturaleza soy pacífico y rechazo toda aventura dudosa. Pero por entonces había estado luchando sin éxito durante seis años (desde 1894) con el problema del equilibrio entre radiación y materia y sabía que este problema tenía una importancia fundamental para la física; también conocía la fórmula que expresa la distribución de la energía en los espectros normales (ley de radiación de un cuerpo negro). Por consiguiente, había que encontrar, costase lo que costase, una interpretación teórica… Boltzmann había explicado cómo se establece el equilibrio termodinámico mediante un equilibrio estadístico, y si se aplica semejante método al equilibrio entre la materia y la radiación, se encuentra que se puede evitar la continua transformación de energía en radiación suponiendo que la energía está obligada, desde el comienzo, a permanecer agrupada en ciertos cuantos. Esta fue una suposición puramente formal y en realidad no pensé mucho en ella”. 

Recurrir a la explicación que Boltzmann había dado de la entropía, en la que se utilizaban probabilidades fue especialmente doloroso para Planck porque lo que él siempre buscó en la ciencia son absolutos; de hecho, lo que estaba intentando cuando llegó a la expresión para la radiación de un cuerpo negro, que le llevaría a los cuantos, era explicar el crecimiento de la entropía sin recurrir a las probabilidades de Boltzmann. Así es, no obstante, la investigación científica: puede conducir a lugares insospechados.



Fue un joven y todavía desconocido físico empleado en la Oficina de Patentes de Berna de nombre Albert Einstein quien, cinco años más tarde (1905), se tomó en serio la discontinuidad que Planck no aceptaba, mostrando que para explicar una serie de fenómenos (como el célebre efecto fotoeléctrico) era necesario suponer que a veces la luz se comporta como un conjunto de cuantos de luz regidos por los resultados de Planck, y otras como una onda continua. Por este trabajo, Einstein recibió el premio Nobel de Física de 1921. Tres años antes, el galardón había recaído en Planck, “en reconocimiento”, como se lee en el comunicado oficial de la Academia Sueca, “a los servicios que ha prestado al avance de la Física con su descubrimiento de los cuantos de energía”.

Hasta aquí lo esencial de las contribuciones científicas de Planck (nunca volvió a alcanzar alturas comparables a las de 1900), pero su biografía no se limita a esto y contiene apartados de gran interés; es preciso, por consiguiente, volver atrás.

Tomado de:

Cuaderrno de Cultura Científica

6 de junio de 2013

Los tópicos científicos más repetidos (y tremendamente falsos)

Curar la gripe mediante un antibiótico, la ficticia adicción a Internet o la negación del VIH son algunas de las historias favoritas de los que creen en las pseudociencias y el engaño. Hoy analizamos algunos de los casos más sonados. 


En muchas ocasiones, cuando hablamos sobre temas que tocan algún área relacionada con la investigación, cometemos sin saberlo gazapos que deberíamos tratar de evitar. Hoy os contamos algunos de esos errores, los tan típicos tópicos científicos, que probablemente hayamos oído alguna vez.

No importa a qué campo nos refiramos: medicina, física, química, etc. La ciencia no está a salvo de esas meteduras de pata garrafales ni de los vendedores de humo que pretenden hacernos creer en cuestiones más pseudocientíficas que reales.

Hoy os traemos una lista de ejemplos (naturalmente, no están todos los que son, pero son todos los que están), que podemos tener en cuenta cuando hablamos de tópicos científicos falsos:

Tómate un antibiótico, que tienes gripe

Topicazo. O error de los gordos. Los antibióticos son compuestos químicos que sirven para luchar contra las infecciones provocadas por bacterias. Sin embargo, la gripe no está causada por ninguna bacteria. Muy al contrario, es un tipo de virus el responsable de esta enfermedad que solemos contraer cada invierno.

¿Por qué es importante eliminar este gazapo de nuestros tópicos científicos? Uno de los problemas más importantes a día de hoy en el ámbito de la salud es la aparición de bacterias superresistentes. En otras palabras, cada vez es más habitual la existencia de microorganismos a los que no podemos hacer frente con los antibióticos clásicos, ya que han desarrollado mecanismos para evitarlos a lo largo de los años.

La resistencia de las bacterias a estos fármacos está causada, en parte, por la sobremedicación y abuso que hemos hecho de muchos de estos medicamentos. Por eso recuerda, si tienes gripe, no tomes antibiótico. No serviría para nada.

Ya existe una vacuna contra el cáncer...

...pero no llega a los pacientes por culpa de las influencias de la malvada industria farmacéutica. O eso al menos circulaba por las redes sociales a finales de 2012. Si han oído hablar del venezolano Jacinto Convit, entonces seguro que han escuchado este bulo, que sumamos hoy a nuestra lista de tópicos científicos.

No existe una vacuna contra el cáncer. Como ya comentamos en este artículo, esta enfermedad es en realidad un enorme conjunto de enfermedades, que varían en función de qué región de nuestro cuerpo se vea afectada, y de nuestra propia información genética.

Abordar el tratamiento, la prevención y el diagnóstico del cáncer, por lo tanto, no es tarea sencilla. Por ello, es realmente preocupante ver cómo se extiende por Internet la idea de que existe una vacuna personalizada contra varios tipos de cáncer, y la razón por la que no está disponible son los intereses oscuros de varias compañías. Falso.

El trabajo del Dr. Convit está aún en fase experimental, y en ningún caso se había aplicado a seres humanos, según el propio desmentido del centro de investigación donde trabaja.

Hace años luz que no ves a alguien

Cada vez que alguien pronuncia esa frase, un físico se da de cabezazos contra la pared. ¿Por qué? Muy sencillo, no es lo mismo un año que un año luz. Mientras la primera unidad mide el tiempo, la segunda se refiere a la distancia.

¿Pero por qué hablamos de este término, utilizando el concepto de 'año', que puede inducirnos a error? La respuesta es fácil. La velocidad de la luz es la máxima velocidad que conocemos hasta el momento, y casi alcanza los 300.000 kilómetros por segundo. Por ello, cuando hablamos de un año luz, en realidad nos referimos a la distancia que recorrería la luz en un año completo. Es decir, una fracción del espacio muy, muy grande.

Leer el artículo completo en:

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31 de mayo de 2013

El mito del "inventor solitario"

    Cabeza con cerebro de máquina

    ¿Quién se inventó internet?

    Para responder esta aparentemente simple pregunta hay básicamente dos opciones: pasarse horas explicando que cientos de personas e instituciones contribuyeron con avances cruciales a la forma en la que la web opera o sencillamente decir que fue Vint Cerf. O Leonard Kleinrock. O Tim Berners-Lee.

    El tema se ha discutido durante décadas. Algunos dicen que los protocolos -TCP/IP- que diseñó Vint Cerf son la piedra fundamental. Otros alegan que el momento del nacimiento de internet fue la teoría de colas (el estudio matemático de las líneas de espera dentro de un sistema) de Leonard Kleinrock. Hay quienes se burlan de la idea de mezclar la red con internet al sugerir a Tim Berners-Lee como su padre.

    La respuesta "correcta" de los exámenes escolares del futuro será determinada en los próximos 100 años y dependerá de cuál versión eligen los historiadores.

    La verdad es que la historia, como la innovación, es desordenada. Lo que empieza como una idea para un producto o un servicio o una institución depende de miles de fuerzas evidentes y escondidas, reconocidas y extrañas, históricas y contemporáneas.

    Al final, internet fue creada por miles de personas. Creerse una versión de la historia implica creer el mito del "inventor solitario": una tendencia a crear narrativas sencillas e incluso entretenidas pero que perjudica a las miles de personas que crearon el mundo moderno.

    Un caso ejemplar

    Quizás el caso más manifiesto de la perpetuación de ese mito es el del inventor serbio-estadounidense Nikola Tesla, el hombre que, se asevera, inventó todo: desde el radar hasta la radio, incluyendo el suministro de energía eléctrica doméstica.

    Nikola Tesla

    La popularidad de Nikola Tesla no es infundada, pero se corre el riesgo de exagerar. 

    El fanatismo que rodea a Tesla ha venido en crescendo, alimentado de películas, blogs y una iniciativa de alto perfil para fundar un museo dedicado a la memoria del legendario inventor.

    El subproducto de este esfuerzo de reposicionar a Tesla en el canon científico ha sido la creación de muchos más mitos sobre el hombre, mitos que perjudican nuestra comprensión de la historia y de la historia de la innovación.

    Considere un cómic publicado por el sitio web The Oatmeal, titulado "Por qué Nikola fue el geek más grande que ha vivido jamás" y compartido instantáneamente por miles de personas.

    La historieta, creada por Matthew Inman, es una mirada entretenida a la vida de Tesla y muestra las muchas maneras en las que él era quizás más listo, más altruista y mejor ser humano que sus contemporáneos.

    Sin embargo, a sólo un par de frases en el cómic, el mito empieza: "En el tiempo en el que la mayoría del mundo todavía estaba iluminado con velas, fue inventado un sistema eléctrico conocido como corriente alterna (CA) que hasta el día de hoy provee energía a todos los hogares del planeta. ¿A quién le debemos agradecer este invento que llevó a la humanidad a una segunda revolución industrial? Nikola Tesla".

    El problema con esta versión de la historia es que Tesla no fue la única persona que trabajó con la tecnología CA. Simultáneamente, a mediados del siglo XIX, un inventor italiano llamado Galileo Ferraris desarrolló un sistema similar. Además, el inventor estadounidense Charles Bradley obtuvo patentes por su trabajo con sistemas bi y trifásicos. Friedrich Haselwander trabajó en CA en Alemania y a veces es acreditado con el primer uso del sistema trifásico en 1887. Los ingenieros británicos William Stanley y Elihu Thomson contribuyeron inmensamente al trabajo de la tecnología de AC en esa época. Y la lista sigue y sigue.
    "Los fanáticos de Tesla quizás interpreten mi argumento como si estuviera diciendo que él no merece reconocimiento por su vital trabajo, pero nada puede estar más lejos de la realidad"
    El desarrollo de Tesla de CA es indudablemente importante en la evolución de nuestro mundo eléctrico moderno. Pero pretender que él sólo inventó ese sistema es absurdo.

    Lea el artículo completo en:

    BBC Ciencia
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