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20 de diciembre de 2007

Los '10 mejores' - 2007 - Science

La variedad genética humana, avance del año según "Science".
La prestigiosa revista científica elige los '10 mejores' de la ciencia en 2007.


Dos temas biomédicos encabezan este año el 'ranking' de hitos científicos que hace cada año la revista 'Science'. Las innumerables variaciones de nuestro 'libro de la vida' y la creación de células similares a las células madre embrionarias (pero sin su polémico origen) han lidiado por el primer puesto. Finalmente, los responsables de 'Science' han dado el 'oro' a la investigación genética.

Primer lugar...

Hace seis años, un consorcio internacional y una compañía privada (Celera Genomics) publicaron el mapa del genoma humano, los 3.000 millones de bases y miles de genes que componen el llamado 'libro de la vida'. Esto sólo era el pistoletazo de salida para un área de investigación que, en 2007, ha dado importantes frutos. El hito de este año "no es sobre el genoma humano, sino sobre tu genoma particular, o el mío, y lo que puede decirnos sobre nuestros antecedentes y la calidad de nuestros futuros", explica Donald Kennedy, responsable de la revista en un editorial.

Los avances tecnológicos han permitido acelerar y abaratar la secuenciación de la información genética de una persona concreta. Esto está permitiendo detectar las similitudes y diferencias entre el ADN de los seres humanos y, en consecuencia, la información genética que está relacionada con algunas características personales o con ciertas enfermedades. "Hemos pasado de preguntarnos qué es lo que hay en nuestro ADN que nos hace humanos a tratar que saber qué hay en mi ADN que me hace [ser] yo", señala 'Science'.

Así, este año nos ha dejado genomas ilustres (como el del ex presidente de Celera, Craig Venter), pero también la información genética de miles de 'anónimos', que ha permitido trazar los orígenes genéticos de numerosas enfermedades y describir nuevas variaciones genéticas (los llamados polimorfismos de un solo nucleótido o SNPs). El Consorcio Internacional HapMap, creado en 2002, publicaba el pasado octubre una detallada descripción de estas diferencias: en total, 3,1 millones de variaciones genéticas.

Tal avalancha de información sólo ha sido posible "a medida que más y más genetistas han coincidido en compartir datos y a medida que las agencias subvencionadoras exigen tales intercambios", explica 'Science'. Precisamente, otra colaboración internacional de este tipo hizo posible a mediados de este verano describir las claves genéticas de siete enfermedades comunes, desde la patología coronaria a la diabetes.

Pero no sólo de SNPs está hecho el genoma: otros trabajos han servido para demostrar lo compleja que es nuestra información genética (además de estos polimorfismos simples, el genoma de cada individuo se diferencia también por su tamaño o por variantes en el número de copias).

"Es un salto conceptual enorme que afectará todo, desde cómo tratan las enfermedades los doctores hasta cómo nos vemos a nosotros mismos y protegemos nuestra privacidad", dice Robert Coontz, subeditor de noticias para ciencias físicas de 'Science' y responsable del proceso de selección.

Segundo lugar...

Pese al potencial de las investigaciones genéticas, lo cierto es que el jurado de 'Science' lo ha tenido difícil en su decisión de este año. "Un fuerte hito finalista llegó a la línea de meta de este año justo a tiempo", dice Kennedy acerca de la investigación que ha quedado en segundo lugar. Dos grupos científicos, uno japonés y otro estadounidense, transformaron células de la piel en otras células similares a las embrionarias (capaces de transformarse en otros tipos de tejidos). La técnica para 'reprogramar' estas células (insertar cuatro genes en una célula adulta) se había probado eficaz unos meses antes en ratones.

"Es un hallazgo científico y un hito político", dice la revista. Por el momento, la reprogramación celular se encuentra en pañales y, pese a que la obtención de células evita la controversia que rodea las células madre embrionarias, los científicos abogan por continuar con ambas líneas de investigación.

"Como en el caso del principal descubrimiento, las células reprogramables podrían abrir nuevas avenidas para la investigación biomédica una vez que los científicos despejen unos cuantos obstáculos más. Era un fuerte contendiente para nuestro principal descubrimiento, pero nos decidimos por la variación genética humana porque está moviéndose tan rápido y es tan radical", relata Coontz.

Los demás...

Con el genoma humano ya bien instalado en los laboratorios, los científicos están explorando ahora la información que contiene, y han descubierto que, pese a la enorme similitud genética de los más de 6.000 millones de personas que viven en la Tierra, e incluso entre ellos y otros primates, hay una gran variación del ADN entre los individuos. Este descubrimiento encabeza la lista de los 10 mejores del año, la lista de los descubrimientos más importantes que hace la prestigiosa revista estadounidense Science. "En 2007, ha habido avances en varios frentes que establecen, por vez primera, cuánto difiere el ADN de una persona a otra, lo que es un gran salto conceptual que afectará a todo, desde el enfoque de los tratamientos médicos hasta cómo nos vemos a nosotros mismos y nuestra intimidad", afirma Robert Coontz, director adjunto de Science.

Para el año que viene, la revista adelanta áreas en las que cabe esperar grandes hallazgos (micro-ARN, microbios artificiales, nuevos materiales para chips, el genoma del neandertal, los circuitos neuronales humanos y los primeros datos del gran acelerador de partículas europeo LHC. Pero de momento, Science destaca la variabilidad genética humana y estas otras nueve conquistas de la ciencia en 2007:

- Reprogramar células. Las tecnologías para reprogramar células, es decir la capacidad de producir células madre pluripotentes a partir de células ya diferenciadas (de piel), es un gran avance de los últimos meses. Primero se logró en ratones y luego en células humanas. Esto influirá en la ciencia y en las políticas de investigación en células madre.

- Rayos cósmicos. La identificación del origen de los rayos cósmicos de alta energía, que se deben producir en galaxias con núcleos activos, ha sido el celebrado descubrimiento de un nuevo detector internacional, el telescopio Pierre Auger, instalado en Argentina.

- Receptores humanos. Los científicos han determinado la estructura de un importante receptor molecular, diana de la adrenalina, lo que abre el camino a nuevos medicamentos.

- Más allá del silicio. Los descubrimientos sobre propiedades de óxidos metálicos y sus combinaciones tal vez sirvan para superar las prestaciones actuales de los materiales semiconductores y desencadenar una revolución de los chips.

- Hacia nuevos ordenadores. La computación puede dar un salto espectacular hacia la llamada spintrónica con los hallazgos sobre el comportamiento de los electrones en un material al ser sometidos a campos eléctricos externos.

- Vacunas. Las células que luchan contra virus y tumores se especializan para proporcionar al organismo protección inmediata o protección a largo plazo. Esto facilitará el desarrollo de mejores vacunas.

- Química sintética. Los químicos están adquiriendo nuevos niveles de control sobre las moléculas y su producción. De la mano de la química sintética, este año se han hecho compuestos en laboratorio con alta eficacia y Science augura un próspero futuro a esta disciplina y a su aplicación en la industria.

- Memoria e imaginación. Las neurociencias no pueden faltar entre los mejores del año, y en 2007 destacan los estudios (en personas y en ratas) que muestran que la memoria y la imaginación enraizan en el hipocampo, un centro crítico del cerebro. Los científicos creen que la memoria puede ajustar las experiencias pasadas para crear escenarios de futuro.

- Damas. Una partida de damas acaba necesariamente en tablas si los jugadores no cometen errores, han demostrado unos científicos de inteligencia artificial. Se considera un hito.

Fuentes:

Science

El País - Sociedad

Terra - España

El Mundo - Ciencia y Ecología
"Darwin y la Evolución"

Conocer Ciencia - Programa Nº 14

Serie_Ciencias Naturales

Las especies
El ser un león o un gato o una rosa lleva consigo algo especial, algo que ningún otro animal o planta comparte con él. Cada uno de ellos es una especie única de vegetal o animal. Sólo los leones pueden parir cachorros de león, solamente los gatos pueden tener garitos, y únicamente de semillas de rosa —y no de clavel— pueden salir rosas.

Aun así, es posible que dos especies diferentes muestren semejanzas. Los leones se parecen mucho a los tigres, y los chacales a los coyotes, a pesar de que los leones sólo engendran leones y no tigres, y los chacales sólo paren chacales y no coyotes.

Y es que el reino entero de la vida puede organizarse convenientemente en grupos de criaturas semejantes (véase el capítulo 14). Cuando los científicos se percataron por primera vez de esto, muchos pensaron que no podía ser pura coincidencia. Dos especies parecidas ¿lo eran porque algunos miembros de una de ellas habían pasado a formar parte de la otra? ¿No sería que se parecían porque ambas estaban íntimamente relacionadas?

Algunos filósofos griegos habían sugerido la posibilidad de una relación entre las especies, pero la idea parecía por entonces demasiado descabellada y no tuvo ningún eco. Parecía inverosímil que algunos leones se hubiesen convertido en tigres, o viceversa, o que alguna criatura felina hubiese engendrado tanto tigres como leones. Nadie había visto jamás una cosa semejante; de haber sucedido, tenía que haber sido un proceso muy lento.



Contenido:

Seres vivos
Jamesh Ussher
Biblia
Arca de Noé
Buffon
Whalton
Geología
Darwin
Beagle
Especies
Islas Galápagos
Pinzones
Evolución
Selección natural
ADN
Bases
Mutaciones
Evolución der las especies
Evolución del hombre

Leonardo Sánchez Coello
Barranca, diciembre de 2007
Rusia desperdicia casi la mitad del combustible que consume...

RODRIGO FERNÁNDEZ - Moscú - 18/12/2007



El derroche de los recursos impregna la política rusa. Gas que se quema sin ninguna utilidad o calefacciones sin regulación que obligan a abrir las ventanas conviven en un país que todavía no llega al nivel de emisiones de 1990.

Cualquier viajero que sobrevuele en helicóptero Siberia verá, de cuando en cuando, fulgores naranjas en la inmensa llanura blanca: es el gas que sale junto con el crudo y que simplemente se desperdicia, quemándolo. Ese mismo viajero, al hospedarse en Moscú, puede encontrarse en invierno con que en su habitación hace un calor infernal, y se verá obligado a abrir las ventanas, ya que la mayoría de los radiadores no son regulables.

Estas imágenes ilustran el principal problema que afronta Rusia: la falta de ahorro y eficiencia a la hora de consumir energía, que se ve agudizado por el calentamiento que están experimentando algunas zonas del país. La antorcha a vista de pájaro y la ventana abierta son las expresiones por excelencia del derroche, que es la actitud rusa ante el consumo de energía.

Así las cosas, no es de extrañar que el potencial de ahorro energético en este país sea enorme, sostiene Ígor Podgorni, de Greenpeace Rusia. De las 900 toneladas de combustible convencional consumidas anualmente, se despilfarran entre 360 y 430 toneladas. Traducido a petróleo, son unos 250 millones de toneladas, cifra equivalente a las exportaciones de Rusia de crudo.

Los progresos para un consumo eficiente son mínimos: sólo hace tres años se permitió a la gente poner medidores de agua en sus apartamentos, pero los medidores de calefacción son inexistentes. El uso de combustibles es culpable del 81% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Rusia. "Sólo mejorando la eficacia en el uso de la energía podríamos disminuir casi a la mitad estas emisiones. Desgraciadamente, esto no sucede", se lamenta Podgorni.

Una de las cosas que explica la actitud rusa y la pasividad de las autoridades es que hasta ahora Rusia no llega ni a la mitad de las emisiones de 1990. Esto, unido al hecho de que hasta mayo de este año no existía legislación sobre los mecanismos para utilizar las posibilidades que da el protocolo de Kioto, se ha traducido en una falta de incentivos para disminuir el volumen de emisiones.

Hoy, Rusia emite 1.500 millones toneladas de CO2, lo que la coloca en el tercer lugar del mundo detrás de EE UU y China. Y si las emisiones per cápita de Rusia son comparables a las de otros países desarrollados, no ocurre así por unidad de PIB. "Aquí este índice es de 1,2, mientras que en los países desarrollados no supera el 0,5, es decir, que nosotros gastamos entre 2,5 y 3 veces más energía en producir una unidad de PIB. Producimos menos que ellos, pero emitimos más", explica Podgorni.

Rusia mira hacia el futuro de manera equivocada, según Greenpeace. "Desgraciadamente, en los planes gubernamentales se da primordial importancia a las centrales de carbón, el principal contaminador; y también se hace hincapié en las grandes plantas hidráulicas y en la energía atómica, con todos los riesgos que esta última conlleva".

Mientras tanto, la energía renovable es subestimada. Aún no se ha legislado al respecto, por lo que nadie se embarcará en un gran proyecto para utilizar la energía eólica o solar, ya que no hay ley que obligue a incluir la electricidad así generada en las redes de distribución.

Otro factor que contribuye a no dar la importancia debida a las emisiones de gases de efecto invernadero es la opinión, difundida incluso al más alto nivel político, de que el calentamiento beneficiaría a Rusia. Incluso el presidente Vladímir Putin ha dicho que "si la temperatura sube 2 o 3 grados nada terrible sucederá; al contrario, quizá sea bueno: gastaremos menos en abrigos de piel".

Por su parte, Konstantín Pulikovski, jefe del Servicio Federal de Control Ecológico, Tecnológico y Nuclear, declaró en mayo que en los próximos 100 años no ve ninguna amenaza para Rusia por el cambio climático.

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El País - Sociedad

2009 'Año Internacional de la Astronomía'




La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado hoy 2009 como el 'Año Internacional de la Astronomía', según una resolución que ha sido remitida por Italia y rinde homenaje a Galileo Galilei, quien en 1609 empleó por primera vez el telescopio para uso astronómico.

Según ha informado el Ministerio de Educación y Ciencia en un comunicado, el Año Internacional de la Astronomía 2009 es una iniciativa de la Unión Astronómica Internacional (UAI), que está patrocinada por la UNESCO y la ONU, y a la que ya se han incorporado 99 países.

El programa del 'Año Internacional de la Astronomía' incluirá exposiciones al aire libre, noches de observación, talleres educativos en centros de enseñanza, programas especiales en museos y diversas actividades para niños, con las que se pretende 'transmitir la fascinación por el Universo' y fomentar el interés de la sociedad por la Astronomía y la Ciencia, señala la nota.

En España, la coordinación del evento es responsabilidad de la Comisión Nacional de Astronomía y es fruto de la colaboración del Ministerio de Educación y Ciencia, la Sociedad Española de Astronomía y otras instituciones de este campo.

El Ministerio de Educación y Ciencia apoyará la celebración de las actividades y las reuniones de coordinación, así como las actividades de comunicación del programa, que recogerá las aportaciones de instituciones de toda España y se dará a conocer en los próximos meses.

La ONU alienta en su declaración institucional a todos los estados miembros, al sistema de las Naciones Unidas y al resto de agentes a que aprovechen el Año para promover actividades destinadas a 'aumentar la conciencia pública de la importancia de las ciencias astronómicas'.

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Terra Actualidad - EFE

19 de diciembre de 2007

El torrente de partículas de un 'agujero negro' arrasa una galaxia vecina.
  • Los expertos señalan que nada podría sobrevivir al torrente de partículas.
  • Hay centenares de millones de estrellas en su paso; algunas con planetas.
Estela del agujero negro de una galaxia que está arrastrando una constelación vecina. (Foto: NASA/EFE)
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Estela del agujero negro de una galaxia que está arrastrando una constelación vecina. (Foto: NASA/EFE)

Actualizado miércoles 19/12/2007 19:15 (

MADRID.- Algunos de los telescopios más poderosos del mundo, encabezados por el observatorio espacial Chandra, acaban de detectar por primera vez cómo un agujero negro supermasivo, situado en el centro de su galaxia, lanza un inmenso chorro de radiación y partículas altamente energéticas contra su galaxia vecina. Aunque es imposible saber si allí había vida, es seguro que nada podría sobrevivir a un ataque de tal magnitud.

Los agujeros negros expulsan en ocasiones radiación, pero hasta ahora los científicos nunca habían registrado algo así. Las galaxias involucradas en esta inusitada agresión orbitan una alrededor de la otra y juntas forman un sistema binario conocido por los especialistas como 3C321, a unos 1.400 millones de años luz de la Tierra.

Los astrónomos se fijaron en este sistema porque las dos galaxias albergan en su centro agujeros negros activos, los cuales están escupiendo constantemente radiación y alimentándose del gas que encuentran en sus alrededores. También en el corazón de nuestra Vía Láctea hay un gran agujero negro, que ha estado activo hasta hace sólo unos siglos, pero en la actualidad parece encontrarse bastante tranquilo.

De hecho, no es muy usual encontrar galaxias con agujeros negros activos en su centro, y menos aún por parejas, así que los astrónomos apuntaron con curiosidad sus instrumentos hacia 3C321. El Chandra, especializado en detectar rayos X, permitió descubrir el dinamismo de ambos agujeros negros, lo que empujó a otros telescopios a unirse a la investigación.

Acción a distancia

Cuando los expertos analizaron todas las imágenes, encontraron algo que superó con creces sus expectativas. Hasta el momento, se había visto en ocasiones cómo una galaxia embestía a otra vecina, empujada por las fuerzas gravitatorias, pero nunca se había observado esta clase de interacción a distancia.

La NASA ya ha bautizado al astro agresor, situado en el núcleo de la mayor de las dos galaxias, como el Agujero Negro Abusón o, más peliculero aún, la Estrella de la Muerte, que era aquella esfera gigante que albergaba a lo peor del Imperio y disparaba rayos láser en La Guerra de las Galaxias.

En este caso, el chorro de partículas que ha atacado a su galaxia vecina está compuesto en su mayor parte por rayos X, radiación gamma e intensos campos magnéticos, cuyas partículas viajan a velocidades cercanas a la de la luz.

Tras devastar buena parte del área exterior de la galaxia más pequeña, el torrente ha seguido su camino por el cosmos, aunque ya bastante desperdigado. Así se puede apreciar en las imágenes que presentó ayer la NASA, compuestas a partir de los datos de tres observatorios orbitales (Chandra, Hubble, Spitzer) y dos radiotelescopios (Very Large Array y Merlin).

Rayo centelleante

Lo primero que llamó la atención de los científicos fue, precisamente, que las emisiones del agujero negro no formaban un haz de radiación al uso. "Esperábamos que un chorro de radiación fuese recto como un lápiz, pero a este lo hemos visto centellear, lo que nos hizo preguntarnos qué estaba pasando", señaló ayer uno de los autores del hallazgo, el investigador de la Universidad de Harvard Daniel Evans.

"Lo que vimos fue que estaba arrasando la mitad de la otra galaxia", añadió este experto, según informa New Scientist. Ningún planeta habitable que pudiera encontrarse a su paso habría superado semejante avalancha de energía y gases, ya que los rayos gamma habrían destruído sin remisión las capas superiores de la atmósfera, sin cuya protección tampoco sería posible la vida en la Tierra.

No obstante, también podría suceder que el chorro atacante terminara por ser beneficioso para la región sobre la que fue lanzado. En realidad, otra forma de entender esta interacción entre ambas galaxias es que la pequeña está absorbiendo energía materia de la mayor. Con estos nuevos ingredientes, ahora tendrá más ocasiones de formar nuevas estrellas y sistemas planetarios, quizás susceptibles de albergar vida.

"Aunque la llamamos la galaxia de la Estrella de la Muerte, al final podría convertirse en una fuente de nueva vida", indica Martin Hardcastle, astrónomo de la Universidad de Hertfordshire y uno de los científicos que firmará el artículo que da cuenta del descubrimiento, el cual será publicado próximamente en Astrophysical Journal.


Fuente:

El Mundo - Ciencia
Querido mundo radiactivo,
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Muy Interesante


La mayoría de la gente asocia la radiactividad con algo peligroso que la ciencia ha aprovechado para usos industriales, médicos o bélicos. Pero la mayor parte de las emisiones ionizantes que nos rodean provienen de la propia naturaleza.

En el tiempo que transcurre entre dos latidos del corazón se produce en nuestro cuerpo la desintegración radiactiva de casi 10.000 núcleos atómicos. Cada hora, en nuestros pulmones desaparecen unos 30.000 núcleos de los isótopos radiactivos presentes en el aire que respiramos. Debido a los alimentos que consumimos, unos 15 millones de núcleos de potasio-40 y unos 7.000 de uranio natural se desintegran en nuestro estómago e intestinos. El tabaco libera plomo y polonio radiactivos que van a parar a la atmósfera y a nuestros pulmones; quienes fuman un paquete diario reciben tres veces más radiación que la debida al gas radón que hay a nuestro alrededor. Unos días en el mar nos proporcionan un aporte adicional de radiactividad: en un metro cúbico de agua marina se desintegran 10.000 átomos por segundo. Al cambiar playa por montaña la situación no mejora mucho: en los Pirineos o en los Picos de Europa recibimos tres veces más radiación que en nuestra costa favorita. A todo esto hay que sumar los más de 200 millones de rayos gamma que nos atraviesan cada hora provenientes del suelo y de los materiales de construcción.

Pero además están los cientos de miles de rayos cósmicos secundarios, subproducto de la interacción de las partículas subatómicas emitidas por agujeros negros, las galaxias activas o las explosiones de supernovas con los átomos de la alta atmósfera. Los astronautas, en los primeros viajes espaciales, comprobaron el impacto de estas partículas en sus retinas, pues sus destellos luminosos les impedían dormir apaciblemente.

La radiactividad ha existido en la naturaleza desde siempre, sin que interviniera la mano humana. Ni siquiera los denostados reactores nucleares son novedosos. Hace casi 2.000 millones de años, en la cantera de Oklo, en Gabón, se puso en marcha un reactor nuclear espontáneo. Nada tuvo que ver con extraterrestres ni con avanzadas civilizaciones antiguas desaparecidas.

En aquellas tierras la proporción de uranio-235, que es el combustible de las centrales nucleares, alcanzó el 3%, un nivel suficiente para que se iniciara automáticamente una reacción en cadena que se mantuvo durante un millón de años.

A pesar del miedo que se han dedicado a meternos algunos grupos ecologistas durante décadas, invocando los efectos perniciosos de la energía nuclear, la radiación de origen natural es la responsable del 87% de la dosis total que recibe el ser humano. Las fuentes artificiales, como las relacionadas con la radiomedicina –radiografías, radioterapias, exploraciones con marcadores–, las centrales nucleares, los detectores de humos, los televisores y los viajes aéreos suponen sólo un 13 %. La mayor parte se debe a los tratamientos y pruebas médicas, sobre todo las radiografías, con un 12%. Los experimentos y los accidentes nucleares, como el de Chernóbil, sólo contribuyen con el 0,4% del total, y la actividad de las centrales nucleares repercute en un factor 20 veces menor que este.

Sumando todas estas aportaciones antropogénicas, cada español recibe la mitad de la dosis máxima recomendada para la población. De esta cantidad, entre el 10% y el 15% tiene como fuente los alimentos. Los tubérculos poseen más radio-226 que la parte aérea de los vegetales. Un chuletón de medio kilogramo nos proporciona 45 desintegraciones por segundo, y un kilo de fruta, entre 40 y 90. Una mala noticia para los amantes del marisco: es el alimento que más radiación aporta, de modo que los aficionados a mejillones, ostras y langostinos pueden recibir un 50% más de la dosis normal debida a la comida. El control del entorno es esencial: en unas oficinas de Pittsburgh los empleados recibían una radiación equivalente a once radiografías de tórax al año. Claro que, si hay que señalar el verdadero peligro la palma se la lleva el gas radón, que por sí solo contribuye hasta casi el 50% de la dosis total.

En recintos cerrados, como edificios, minas, galerías del metro, túneles, etc., la concentración de este gas noble puede ser elevada por la escasa ventilación. En algunas cuevas de Tenerife y Lanzarote se han medido valores que superan las 5.000 desintegraciones por segundo y por metro cúbico. Por su parte, los materiales de construcción más comunes, como madera, ladrillos y hormigón, desprenden poco radón, aunque a veces han dado desagradables sorpresas, sobre todo si provienen de las cenizas de las centrales térmicas o las acerías. En Suecia, en la década de 1960, se descubrió que las pizarras de alumbre utilizadas en la elaboración del hormigón para viviendas durante décadas eran bastante radiactivas. La producción continua de radón llega a nuestras casas a través de las grietas y las fisuras presentes en las construcciones. Cuando la concentración de radio en el suelo es muy elevada, como ocurre en algunas formaciones graníticas, terrenos uraníferos o ricos en fosfatos, el nivel de las emisiones puede ser decenas de veces superior a lo normal y contaminar nuestro ambiente.

Esto fue lo que les sucedió a Stanley Watras y su familia en 1985: Watras trabajaba en la Central Nuclear de Limerick en Pennsylvania (EE UU) y un día, cuando entró a trabajar, se disparó la alarma de la planta. Las investigaciones demostraron que el hogar de los Watras estaba edificado en un suelo rico en uranio y con una concentración de radón casi 2.000 veces mayor que la habitual en EE UU. En cuanto a la posibilidad de contraer cáncer de pulmón, respirar el aire de su hogar era equivalente a fumar 135 paquetes de tabaco al día. Alguien que viviera en una casa con diez veces menos radón que la de Watras recibiría la misma exposición anual que los evacuados en las proximidades de Chernóbil en 1986 después del accidente nuclear.

A las emisiones naturales se suman ciertas actividades humanas que contribuyen a la producción de este gas radiactivo, caso de la quema de gas natural y de carbón, la fabricación de fertilizantes con fosfatos, que poseen altas concentraciones de uranio, y la generación de escorias a partir del tratamiento de hierro en altos hornos. Una central térmica típica de 1.000 MW consume diariamente unas 10.000 toneladas de carbón –que contiene uranio–, y su emisión diaria de radiación es similar a la producida por dos toneladas de uranio-238.

Las aguas subterráneas también transportan radón, en concentraciones mucho más altas que los ríos y los océanos. La radiactividad de un litro de agua suele ser de 4 desintegraciones por segundo. Pero si el agua procede de un pozo en un terreno con un elevado contenido en uranio, la actividad es 5.000 veces mayor y en algunos casos puede multiplicarse millones de veces de manera siniestra, como en algunos pozos que abastecen la ciudad de Helsinki; Finlandia es el país europeo que recibe mayor dosis por efecto del radón. El agua mineral en la localidad de Bad Gastein, Austria, es un millón de veces más radiactiva que la de consumo público, pero hace varias décadas se animaba a sus visitantes a beberla y a permanecer en las cuevas de la zona, donde inhalaban radón. Las medidas realizadas en los balnearios de nuestro país revelan que la situación no es así de peligrosa, aunque en algunos se han registrado 824 desintegraciones por segundo y por litro de radio-226.

En nuestras casas la verdadera habitación del pánico es el cuarto de baño. Un estudio realizado en Finlandia mostró que las concentraciones presentes eran tres veces superiores a las de las cocinas y 40 veces más altas que en el cuarto de estar. Por su parte, científicos canadienses revelaron que el radón presente en el aire del cuarto de baño aumentaba rápidamente tras una ducha templada de 10 minutos. Una vez finalizada, había que dejar pasar más de hora y media antes de que la radiación regresara a los niveles iniciales.

El radón es sospechoso de producir tumores pulmonares desde 1920, tras unos estudios realizados entre los mineros de Bohemia y Sajonia. Fue en 1986 cuando la Organización Mundial de la Salud confirmó su carácter cancerígeno. De las 136.000 muertes por carcinoma pulmonar registradas en 1987 en EE UU, un 80 % estaba asociado al hábito de fumar, 5.500 a los asbestos y unos 20.000 al radón. En el Reino Unido la exposición a este gas podría ser responsable del 6% de la incidencia anual de este tipo de tumor. Vivir en una casa en la que se produzcan 150 desintegraciones por segundo y metro cúbico debido al radón aumenta el riesgo de contraer cáncer pulmonar entre un 1% y 3%. En el interior de las viviendas de España tenemos entre 10 y 15.000 desintegraciones por segundo y metro cúbico, con un promedio de 40. Los valores más altos se encuentran en Galicia, Extremadura y la sierra de Madrid.

El nuestro es un mundo radiactivo. Algunos científicos apuntan que gracias a ello hay diversidad biológica, pues muchas mutaciones tienen su origen en el fondo natural de radiación. Los seres vivos nos hemos acostumbrado a vivir en esta bañera radiactiva que es la Tierra.

Por ejemplo, de cada 10.000 personas que mueren, 5 lo hacen de cáncer por la radiación de su propio cuerpo. Es inevitable, como ocurre con el oxígeno, que además de darnos la vida, también nos la quita, pues nos quema por dentro. Al comer no sólo ingerimos potasio-40 o carbono-14, sino otras sustancias peligrosas que no son radiactivas: en las judías verdes hay factores que disuelven los glóbulos rojos de la sangre; el ácido clorogénico del café provoca mutaciones en el ADN; y la patata contiene solanina, que produce malformaciones.

Eliminar la radiactividad del mundo significaría eliminarnos a nosotros mismos, pues todos somos una pequeña fuente radiactiva andante. Incluso deberíamos dejar de dormir con nuestras parejas: sólo por eso, en un año absorbemos el 1% de la dosis máxima recomendada.
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