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26 de noviembre de 2019

Hay más de un millón de jóvenes ‘nininis’ en el Perú: ni estudian, ni trabajan ni buscan empleo

Cifras fueron reveladas por el viceministro de Trabajo, Augusto Eguiguren.
 




El viceministro de Trabajo, Augusto Eguiguren, brindó cifras sobre la fuerte presencia de los ‘nininis’ en el Perú, es decir, jóvenes que ni estudian ni trabajan ni están buscando empleo.


Refirió que hay 1.3 millones de ‘ninis’, pero de ellos el 80%, más de 1 millón, son ‘nininis’. “Esto es preocupante para nuestro país”, señaló hoy Eguiguren durante su participación en el 8vo Congreso de Negocios en la Era Digital, organizado por Seminarium y el IAB.

Eguiguren informó a Gestión.pe que los ‘nininis’ están compuestos en su mayoría por jóvenes entre 18 a 24 años (65.7%), mujeres (70%), y el 74.3% de ellos cuenta con un nivel educativo básico completo a superior completo.

Asimismo, refirió que la principal razón para ser un 'ninini’ y no buscar trabajo (75%) -excluyendo el estudio de algún curso de educación básica regular o superior- es la ocupación en quehaceres del hogar. Tener hijos aumenta la probabilidad de ser un ninini, en el caso de las mujeres, en un 30%.

Fuente: Gestión (Perú) 
 

El Everest es una víctima más de la codicia humana.


La foto que difundió el jueves 23 de mayo de 2019 el alpinista nepalí Nirmal Purja evidencia que las colas en el techo del mundo es un asunto que merece una profunda reflexión que atañe tanto a los aspirantes a coronar el Everest como al Gobierno de Nepal o a las agencias, que viven una época dorada. El Chomolungma (Madre del Universo, en tibetano) registró, hasta ayer, una desaparición y ocho muertes, siete de las cuales se han producido en sólo tres días, coincidiendo con los atascos masivos a la cumbre. 

Varias víctimas hollaron el techo del mundo pero desfallecieron inmediatamente o unos metros más abajo. Sus cuerpos, al límite, dijeron basta. La tragedia no se ha debido en este caso a aludes, resbalones o a caídas en grietas. Con toda la prudencia del mundo y a falta de verificar las primeras informaciones que llegan desde Nepal, estos últimos decesos responderían a patologías derivadas de la altura. Edemas, deshidratación, extenuación. Se sospecha que en algunas de ellas los largos tiempos de espera a más de 8.000 metros habrían influido en el fatal desenlace.

El Everest, la Madre del Universo, es una víctima más de la codicia humana. Cada primavera, en el lado nepalí se levanta un gigantesco campamento base, una suerte de pueblo de altura con más de 1.500 habitantes, entre clientes de las agencias, guías, cocineros, porteadores... Más arriba se van montado el resto de campos para preparar el ataque a cima. La basura se va acumulando y las expediciones que periódicamente se organizan para bajar los desechos no logran neutralizar por completo la suciedad.


La tragedia en el Everest responde a un cóctel muy peligroso compuesto en dosis demasiado elevadas de ego, afán de lucro y también de la temeraria inexperiencia de no pocas personas. El uso a tutiplén de oxígeno artificial y la inestimable ayuda de una legión de complacientes sherpas ha alumbrado la falsa creencia de que, con dinero, todo es posible. Un convencimiento alimentado por algunas compañías de trekking que apenas ponen límites a la insensatez, que priorizan
la cuenta de resultados a corto plazo.

A más de 8.000 metros, los cambios súbitos del tiempo, los aludes, los accidentes pueden dar al traste con todos los planes. Por eso, hay que tener muy bien atado todo lo que se puede prever. Lo primero, la preparación y la experiencia. El sentido común es un supuesto que no siempre se cumple y por eso se puede ver a personas que eligen el Everest como su primer ochomil.

El Gobierno de Nepal anuncia cada dos por tres medidas que nunca llega a aplicar para limitar el número de ascensos y minimizar los riesgos. También se barajó la posibilidad de que antes de ir a por el Everest se acredite haber subido otra cima de 8.000 metros. Pero las promesas no se materializan. Las autoridades nepalíes cobran unos 11.000 dólares por cada permiso que emiten para subir el techo del mundo, a los que cabe sumar otros 9.500 a repartir entre los integrantes de cada expedición por diferentes conceptos. China ha aumentado sus tarifas por el lado tibetano a cifras similares.
 
Y luego están las agencias que ofertan precios muy dispares. De 25.000 a 80.000 euros. Nadie quiere renunciar a su propósito. Unos atan en corto a su gallina de los huevos de oro y otros persiguen al precio que sea su sueño. Los alpinistas de larga trayectoria lamentan que algunas compañías acepten a todo tipo de clientes y no disuadan a los que flaquean de seguir rumbo arriba. La otra lectura es que cada uno es responsable de sus decisiones.

Una buena noticia llegó ayer. La alpinista francesa Élisabeth Revol, que fue rescatada el invierno del 2018 tras llegar a la cima del Nanga Parbat, sufrir severas congelaciones y perder a su compañero de cordada, coronó el jueves el Everest y ayer el Lhotse.

El Everest sigue ofreciendo múltiples posibilidades para los montañeros más comprometidos. Vías alejadas de la muchedumbre, donde no hay ni un alma.

 

“Escúchame”, el corto producido por niñas de los Andes del Perú

El documental muestra los desafíos que enfrentan las adolescentes de Huancavelica para acceder a la educación.


Gracias a la iniciativa Niñas con Voz, junto con la participación de CARE Perú y el auspicio de Fundación Belcorp, se pudo presentar el documental “Escúchame”, que reúne las voces de 23 niñas huancavelinas que escribieron, produjeron y dirigieron este corto.

El documental muestra las dificultades que enfrentan las niñas para poder acceder a una educación de calidad. 6 de cada 10 niñas no concluyen la secundaria a tiempo; y en la Amazonía son 8 de cada 10 (UNICEF, 2016).

El documental completo:

 

“Hay niñas que son obligadas a dejar de estudiar solo por el hecho de ser mujeres: las familias prefieren invertir en los hijos hombres, ya que consideran que sus hijas no tendrán oportunidad de acceder a estudios superiores una vez culminada la secundaria. Muchas niñas tienen que desplazarse entre 2 y 4 horas a pie para llegar al colegio más cercano; enfrentándose a un sinnúmero de peligros y dificultades en el camino”, detalló Maclovio Olivares, especialista en educación de CARE Perú.

“Escúchame” aborda estos y otros problemas a través de la visión de las niñas del colegio Eleodoro Bellido Bravo.

Josie Beeck; directora y productora de la organización Niñas con Voz, trabajó con ellas durante más de una semana, guiándolas en el manejo de las herramientas audiovisuales.
 
Sobre Niñas con Oportunidades
Proyecto que busca combatir la deserción escolar y conseguir que más niñas concluyan la secundaria a través del fortalecimiento de las capacidades de cada niña y con un trabajo en conjunto con padres, profesores, y alumnos. El primer piloto se ejecutó en Huaytará – Huancavelica y Chincha – Ica.

Sobre CARE Perú
CARE Perú es una organización sin fines de lucro, con 48 años de presencia en el Perú, que desarrolla modelos y estrategias replicables, trabajando con equipos descentralizados y de la mano del Estado y el sector privado, con el objetivo de erradicar la pobreza. La organización se enfoca en el empoderamiento de niñas y mujeres, porque cree que ellas son la clase para potenciar el desarrollo del país.

Con información de CARE, El Comercio y La República

George Green: el molinero que revolucionó el electromagnetismo

El físico y matemático inglés George Green publicó sus primeros artículos con las suscripciones de sus vecinos mientras trabajaba en el molino familiar.

Una niña, frente al molino de la familia Green, actualmente convertida en museo de ciencia e historia.

A principios del siglo XIX, los científicos provenían de familias adineradas o de clase alta, que se podían permitir años de costosa educación para sus hijos. Sin embargo, la vida del matemático y físico George Green, responsable de grandes avances en el electromagnetismo y en la teoría de ecuaciones en derivadas parciales, fue muy diferente.

No se sabe exactamente cuando nació, pero fue bautizado el 14 de julio de 1793 en Nottingham (Inglaterra). En 1801, con ocho años, fue inscrito en la escuela de Robert Goodacre, una reputada institución privada. Pero apenas un año más tarde tuvo que abandonar su formación para trabajar en la panadería familiar; el negocio iba bien y querían expandirlo.

En 1807, su padre compró un terreno en una villa cercana a Nottingham y construyó un molino. En 1817 la familia Green se trasladó a una casa construida en la misma finca y George, con 24 años, se inició en el oficio de molinero. Durante estos años, estudió física y matemáticas de forma autodidacta. Aunque no está del todo claro cómo pudo acercarse a estas disciplinas con solo un año de escolarización, es posible que un vecino de Nottingham, John Toplis, le ayudara. En ese momento era la única persona en la ciudad con la formación suficiente en matemáticas para enseñar a Green (tradujo del francés el primer volumen de la Mécanique Céleste de Laplace en 1814), y además, vivía cerca de la familia antes de que se mudasen.


En 1823 Green se unió a la Biblioteca de Subscripción de Nottingham, lo que le dio acceso a revistas científicas como los Philosophical Transactions of the Royal Society, aunque sólo del ámbito nacional. Entre 1823 y 1828 nacieron sus primeros dos hijos, falleció su madre y trabajaba a tiempo completo, pero el tiempo del que disponía lo empleaba en estudiar en el piso superior del molino.

En 1828 publicó su primer trabajo, An Essay on the Application of mathematical Analysis to the theories of Electricity and Magnetism. Creyéndose un total aficionado, Green no lo envió a ninguna revista científica, sino que puso un anuncio en un periódico local anunciando su inminente publicación y pidiendo a la gente interesada en recibirlo que pagase una cuota para costear la producción de una tirada. El precio de la subscripción era 7,5 chelines, lo que equivalía aproximadamente al salario de una semana de un obrero. Aun así hubo 51 personas que respondieron al anuncio y recibieron su correspondiente copia, muchas de ellas pertenecientes a la Biblioteca de Subscripción de Nottingham. Aunque la inmensa mayoría no entenderían de que trataba el trabajo, alguna de las copias llegó a Sir Edward Bromhead, quien sí tenía los conocimientos adecuados para apreciarlo. Tras leerlo, se apresuró a escribir a Green ofreciéndole ayuda para futuras publicaciones.

Durante dos años no contestó, considerando que la carta había sido pura cortesía y que, dada la diferencia de clases sociales, hubiese sido de mala educación responder. Pero convencido por un amigo, finalmente lo hizo, dando comienzo a una importante colaboración. Entre 1830 y 1833 Green escribió otros tres artículos y Bromhead se encargó de que dos fueran publicados por la Cambrige Philosophical Society y el otro por la Edimburg Royal Society.

Bromhead le propuso viajar a la Universidad de Cambridge, conocer a importantes científicos, y comenzar sus estudios allí. Aun con ciertas dudas y tras sortear varias dificultades, Green dejó el molino –que años después se convertiría en un museo de ciencia en su honor- y comenzó a estudiar en la universidad a la edad de 40 años.

Se graduó en 1837, siendo el 4º de su promoción. En 1839 obtuvo un puesto de investigación en la universidad, pero a comienzos de 1840 cayó enfermo y tuvo que volver a Nottingham. Un año más tarde murió, con 49 años de edad. En el corto periodo que formó parte de la comunidad científica, ni Green ni sus compañeros supieron ver la importancia de sus matemáticas.

Pero con el paso del tiempo, su influencia en la ciencia fue creciendo: el concepto de potencial, que había ideado en su artículo de 1828, fue adoptado en la teoría del electromagnetismo (por ejemplo, en las ecuaciones de Maxwell) y en teoría de campos; las técnicas matemáticas que había desarrollado en ese mismo texto llevaron al enunciado del que hoy se conoce como Teorema de Green, y que aprenden en su primer año de carrera todos los estudiantes de física y matemáticas. También llevan su nombre las funciones de Green que ideó para resolver aproximadamente ecuaciones en derivadas parciales y que son una herramienta clave en la moderna teoría cuántica de campos. Sin duda, consiguió alcanzar su mayor sueño: contribuir a la ciencia.

Artículo tomado de: El País (Ciencia)
 

¿Qué son los números imaginarios?


En la Italia renacentista de comienzos del siglo XVI uno de los espectáculos callejeros más populares en la ciudad universitaria de Bolonia eran los duelos. Pero no solo los de espadas. También había combates puramente intelectuales.

Se trataba de desafíos matemáticos, en los que dos o más expertos batallaban por encontrar la solución a un problema. El duelo se llevaba a cabo en plazas públicas y era seguido por miles de habitantes.

Fue en esta época que algunos matemáticos italianos se empezaron a dar cuenta de que algunas ecuaciones eran imposibles de resolver. 

En particular, aquellas cuya resolución requería calcular la raíz cuadrada de números negativos.
Como quizás recuerdes de la escuela, los números negativos no tienen raíces cuadradas: no hay un número que, cuando se multiplica por sí mismo, da un número negativo. 
 
Esto se debe a que los números negativos, cuando son multiplicados, siempre producen un resultado positivo. Por ejemplo: -2 × -2 = 4 (no -4).

Pero los matemáticos Niccolo Fontana (alias Tartaglia) y Gerolamo Cardano se dieron cuenta de que si permitían la existencia de raíces cuadradas negativas, podían resolver ecuaciones verdaderas -o con "números reales", como se conoce a los números que poseen una expresión decimal-.

La "unidad imaginaria" o "i" es la raíz cuadrada de -1, un número que fue inventado en el siglo XVI en Italia. >

Fue así como crearon una unidad nueva, imaginando la raíz cuadrada de -1 (o √-1 en términos matemáticos).

En 1573 otro matemático renacentista, Rafael Bombelli, explicó cómo funcionaba la aritmética con este nuevo concepto, en una obra llamada "Álgebra".

Allí señaló que la unidad nueva no era positiva ni negativa y, por lo tanto, no obedecía las reglas habituales de la aritmética.

Por cerca de un siglo muchos pensadores rechazaron esta nueva idea, llamando a esta unidad inventada "ficticia, imposible o sin sentido".

Uno de los detractores fue el filósofo francés René Descartes, quien en su obra "La Géométrie" (1637) bautizaría a la invención con el término despectivo de "números imaginarios".

i

Pasarían muchas décadas más para que los matemáticos empezaran a aceptar a estos números imaginarios, que desafiaban la lógica, como algo válido y genuino.

En 1707, otro francés, Abraham de Moivre, relacionó los números imaginarios con la geometría, logrando así usar esta disciplina para resolver complejos problemas algebraicos.

Setenta años más tarde, los números imaginarios tendrían finalmente su propio símbolo: i (gracias al matemático suizo Leonhard Euler).

Y su uso permitiría extender el sistema de números reales (R) al sistema de números complejos (C), donde se combinan números reales con números imaginarios.

Quizás todo esto suena como algo completamente abstracto y sin utilidad real, que solo podría interesarle a intelectuales que viven en el mundo de las ideas, pero esa está lejos de la realidad.

En el siglo XX, los números imaginarios empezaron a tener muchos usos prácticos, permitiendo a ingenieros y físicos, entre otros, resolver problemas que de otra forma no hubieran tenido solución.

Telecomunicaciones

Hoy estos números imaginarios y complejos están detrás de algunas de las tecnologías más esenciales que usamos.

Resultaron especialmente valiosos cuando se inventó la electricidad, ya que son muy útiles para analizar cualquier cosa que se expresa en ondas (como las ondas eléctricas).
La ingeniería eléctrica utiliza números complejos, en los que "i" es usado para indicar la amplitud y la fase de una oscilación eléctrica.


Sin estos números, no se hubiera podido desarrollar las telecomunicaciones. No existiría la radio, la televisión e internet y hoy no estarías leyendo esta nota en tu computadora, tablet o celular.
Los números imaginarios también permitieron todo tipo de desarrollos tecnológicos y científicos, desde el radar y el GPS hasta la resonancia magnética y las neurociencias.

La física cuántica reduce todas las partículas a formas de onda, lo que significa que los números complejos son fundamentales para comprender ese extraño mundo.

No sólo podrían ser clave para el futuro, sino que algunos creen que eventualmente podrían servir para responder una de las grandes incógnitas que siguen dejando perplejos a los científicos: ¿qué pasó antes del Big Bang y cuándo empezó realmente el tiempo?

¿En serio?

La clásica teoría general de la relatividad de Albert Einstein vinculó el tiempo con las tres dimensiones espaciales con las que todos estamos familiarizados (arriba-abajo, izquierda-derecha y adentro-afuera), creando un "espacio-tiempo" cuatridimensional en el que el tiempo solo puede avanzar. 

Una teoría brillante, pero cuando se aplica a la creación del Universo surgen problemas.
Pero si invocas la teoría cuántica y le agregas algo de tiempo imaginario y todo empieza a cobrar sentido... al menos para los cosmólogos. 

El tiempo imaginario se mide en números imaginarios y, a diferencia del tiempo real, puede avanzar y retroceder como una dimensión espacial adicional.
Y eso le da al Big Bang un momento para comenzar.

Fuente: BBC Mundo


25 de noviembre de 2019

Perú: UNI logra el segundo lugar con dispositivo que evita plagas agrícolas

El dispositivo, denominado CanSAT “Allpa Llamk’ay”, fue creado por siete estudiantes de la UNI y busca ayudar al agricultor a tener una mejor cosecha y evitar las plagas de los cultivos.


Un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) logró un importante reconocimiento en Francia (18 de julio de 2019), donde su proyecto ocupó el segundo lugar en la competencia internacional C´Space 2019, organizada por la Agencia Espacial de ese país.

El dispositivo, denominado CanSAT “Allpa Llamk’ay”, fue creado por siete estudiantes de la UNI y recoge datos del medio ambiente, como el nivel de humedad, la temperatura y otros para ayudar al agricultor a tener una mejor cosecha y evitar las plagas de los cultivos.

Germán Enríquez, vocero de la delegación de CTIC-UNI, indicó a la agencia Andina desde Francia que el primer lugar fue para una universidad del país galo, seguido de los estudiantes de la UNI, quienes vencieron a delegaciones de Rusia, Austria, entre otros.

Gracias al CanSat, el agricultor puede monitorear en tiempo real sus cultivos, saber lo que sucede en el medio ambiente y cambiar de cultivo cuando el microclima no es el adecuado o cuando la producción no será la óptima.

En el certamen entraron en competencia otros proyectos de estudiantes de la UNI. Estos son un robot busca personas, un cohete que produce lluvia y globos estratosféricos que reforestan la selva.

Tomado de: Gestión (Perú)

Más detalles sobre los proyectos de la UNI en RPP 

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