Latest Posts:

30 de agosto de 2018

¿De verdad nacen más niños cuando hay luna llena?

¿De verdad es un mito? Pues sí, me temo que esta también es una trola que a base de repetirse ha terminado por anidar perennemente en el cerebelo de algunos y algunas. No pasa nada, a la gente le encanta inventar “magufadas” que tienen que ver con bebés o mujeres embarazadas. Sin ir más lejos, mi colega Arturo Quirantes acaba de desmontar una supuesta amenaza de las redes Wifi sobre las embarazadas.

En fin, vayamos con el asunto del supuesto aumento de partos en noches de luna llena. Pese que algunas enfermeras, o madres, te digan que el número de nacimientos se dispara en noches de plenilunio, lo cierto es que no hay ningún estudio científico que apoye esa hipótesis.

Ya en la década de 1950 se realizó un estudio en Nueva York que mostraba un 1% de incremento en el número de nacimientos en las dos semanas posteriores a la luna llena. Ese mismo trabajo descubrió posteriormente un incremento del 1% en la semana anterior y posterior a la luna llena. Años más tarde, otros investigadores que analizaban el número de partos en la misma zona descubrieron un incremento del 1% antes de la luna llena.

Desde la década de los 50 hasta la fecha, se han realizado muchos otros estudios que buscaban encontrar esa relación, pero ninguno aportó resultados convincentes. Solo en la década pasada, se realizaron al menos media docena de estudios sobre este tema, ninguno de los cuales encontró una conexión entre la luna llena y el número de nacimientos. 

En el mayor de todos ellos, publicado en 2001, el astrónomo y físico Daniel Caton examinó los datos de nacimientos de los últimos 20 años recopilados en Estados Unidos por el Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias (NCHS). Hablamos de datos de 70 millones de nacimientos, sin duda una muestra que no puede tacharse de insuficiente. ¿El resultado? Pues nada, no hubo correlación entre los partos y las fases lunares. (Podéis consultar este trabajo en la web de la Universidad de Harvard).

¿Sigues sin creértelo? ¿Será tal vez porque desconfías de los científicos estadounidenses? Tranquilo, al tiempo que Caton realizaba esta investigación, en el viejo continente los franceses realizaron un estudio similar en el que examinaron 14,5 millones de nacimientos con idénticos resultados. (Puedes consultar aquí el citado trabajo). 

En fin, me temo que todos estos datos no servirán para convencer a los defensores de este mito. Es bien sabido que cuando alguien decide creer, las evidencias que puedan llevar la contraria a sus ideas preconcebidas son rechazadas de plano. Así de irracionales son algunos seres “pensantes”. No obstante si eres madre y estás a punto de salir de cuentas, no hagas planes basados en la influencia de la luna llena a no ser que tu ginecólogo te haya dado una fecha que coincida con esa fase lunar. Y aún así, las probabilidades de que tu bebé nazca de parto natural esa noche concreta no son las mejores. (Según el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, solo alrededor del 5% de los bebés nacen en la fecha prevista).

Fuente:

Mailkenais Blog

Agua oxigenda... ¡nos han estado mintiendo todo el tiempo!

¡Ah el agua oxigenada! Esa sustancia llamada químicamente peróxido de hidrógeno cuyo recipiente reposaba en las vitrinas/botiquines de nuestros padres, haciendo juego con el alcohol; el alcohol y el agua oxigenada eran omnipresentes.

Hoy el mundo se me ha hecho un poco más cuesta arriba, y todo por leer que la utilidad desinfectante del agua oxigenada ha quedado en entredicho. Parece ser que aparte de servir para hacer un volcán en tu clase de ciencia vertiéndola sobre levadura (el bicarbonato y el vinagre también cumplían) o para teñir de rubio a tu hermano pequeño cuando entrabas en fase experimentadora, los poderes curativos del agua oxigenada eran casi un bluf, un timo, un engaño en el que participaban inadvertidamente nuestros pobres padres.

De niños todos la teníamos por una sustancia mágica indolora. Preferíamos un bote entero de agua oxigenada sobre la herida recién abierta a unas gotitas de alcohol, que eso si que escocía que daba gusto. Suponíamos que cuando comenzaba a surgir sobre la herida esa espumilla (acompañada de su sonido reactivo peculiar), eso significaba que las huestes de gérmenes que intentaban adentrarse en nuestro cuerpo eran barridas por aquella mortífera sustancia que – sin embargo – era inocua para nosotros. ¡Grave error!

La espumilla se forma por una reacción química que se da entre el peróxido de hidrógeno y una enzima llamada catalasa que se encuentra en nuestras células y sangre. Sin embargo esta reacción no es particularmente “buena” combatiendo a las infecciones. Es probable que tanto el agua oxigenada como el alcohol maten algunas bacterias, sí, pero también matan e irritan a los tejidos sanos en la base de la herida.

¿Entonces qué? ¿Cómo curar los cortes y heridas abiertas? Bien, según puedo leer en el LA Times las reglas han cambiado y los médicos aconsejan: “no echar sobre una herida nada que no te echases en los ojos”.

Lo sentimos mucho. ¿Sigues guardando los botecitos de alcohol y agua oxigenada por si acaso? Pues me temo que – al igual que yo – estás más desactualizado que la casa de Winona Ryder en Stranger Things. Toma nota y apúntate el nuevo protocolo:
Para una herida abierta, por ejemplo un corte o una rozadura profunda, se debe limpiar la herida inmediatamente con agua corriente o con una solución salina durante unos minutos. También puede usarse jabón para limpiar el área circundante. Una vez que la herida esté lo suficientemente limpia, hay que aplicar presión directa y firme con una gasa o una toalla limpia durante unos minutos. A no ser que uno esté tratándose con un anticoagulante, esto debería ser suficiente para detener el sangrado. Tras eso la herida abierta debe cubrirse y mantenerse húmeda, para lo cual puede emplearse vaselina.
Así que ya lo saben, a deshacerse del agua oxigenada en todos nuestros botiquines.

Fuente:

Mailkelnais Blog

29 de agosto de 2018

De cómo los jeans conquistaron el mundo

Tres iconos del cine: Dean, Monroe y Brandon, responsables, además, de popularizar los jeans en todo el planeta.

Es difícil encontrar una prenda tan ampliamente aceptada, usada y amada en el mundo como los jeans. El símbolo clásico del oeste estadounidense ahora es un elemento básico en todos los armarios. 

¿Cuál es la razón?

Los usan los vaqueros, sí. Pero también las supermodelos, los agricultores, los presidentes y las amas de casa.

Si le pregunta a cualquier grupo de personas por qué se viste con jeans es probable que obtenga varias respuestas. Para algunos son cómodos, duraderos y fáciles de combinar, mientras que para otros son frescos y hasta sexy. Los pantalones de jean significan distintas cosas para cada persona y puede que allí resida su atractivo.

Se trata de un tema que ha sido poco estudiado, dice el antropólogo Danny Miller, cuyo libro "Blue Jeans" se publicó en el 2013.

En todos los países que ha visitado -desde Filipinas hasta Turquía, India y Brasil- Miller se ha detenido un día cualquiera a contar las primeras 100 personas que ve pasar. El resultado de su pequeña encuesta reveló que casi la mitad de la gente vestía pantalones vaqueros.

Los jeans están en todas partes, asegura, con la excepción de extensiones rurales de China y Asia meridional.

La razón de su éxito tiene mucho que ver con su significado cultural además de su diseño.
Nacieron como ropa de trabajo para los trabajadores de granjas y minas del oeste de Estados Unidos a finales siglo XIX.

A un sastre de Nevada llamado Jacob Davis se le pidió que hiciera un par de pantalones resistentes para un leñador local y a él se le ocurrió la idea de reforzar con remaches. Los pantalones terminaron siendo extremadamente duraderos y pronto se generó una enorme demanda.

Davis se dio cuenta del potencial de su producto, pero no tenía el dinero para patentarlo. Así que le escribió a su proveedor de telas, el comerciante de San Francisco, Levi Strauss, en busca de ayuda.

El nacimiento

"El secreto de los pantalones son los remaches que puse en los bolsillos", dijo. "No puedo hacerlos lo suficientemente rápido. Mis vecinos sienten celos de este éxito".
Los Levi's, como luego se les conoció a los pantalones patentados, se realizaban en dos tipos de telas: lienzo y mezclilla.

"Muy pronto supieron que la versión hecha de mezclilla era la que iban a vender", dice Pablo Trynka, autor del libro "Denim: de los cowboys a las pasarelas". La mezclilla era mucho más cómoda y su tinte índigo le otorgaba un carácter único.

Ese color, al que también se le conoce como añil, no penetra en el hilo del algodón al igual que otros tintes, sino que pinta el exterior de cada hilo. Estas moléculas se desgastan con el tiempo y ello es lo que provoca que el tejido se desvanezca.

Lea el artículo completo en:

BBC Mundo

27 de agosto de 2018

Si los disléxicos alteran el orden de las letras… ¿en China no hay dislexia?

En el imaginario popular, la discapacidad del aprendizaje a la que llamamos dislexia se da cuando un niño altera el orden de las letras, sílabas o palabras, a la hora de escribir. De ser esto cierto, uno podría pensar que en las aulas de los colegios chinos, donde los niños aprenden una lengua que no se representa gráficamente mediante un alfabeto sino con ideogramas (un dibujo que representa una sílaba, y al mismo tiempo un concepto) no deberían ser disléxicos. ¿Pero es así?

Pues va a ser que no. En China también hay niños disléxicos, que tienen que esforzarse para entender lo que hay escrito – o dibujado – en sus libros de texto. Curiosamente, al contrario que en las sociedades occidentales (en Estados Unidos se estima que hay un 15% de niños disléxicos y en España la cifra puede alcanzar el 20%) en China la incidencia de la dislexia es mucho menor: en torno al 7%.

¿Por qué esta diferencia? ¿Podría ser que el tipo de dislexia occidental fuera diferente a la oriental? La respuesta no estaba del todo clara, pero en 2004 un equipo de investigadores de la Universidad de Hong Kong dirigido por Li Hai Tan, publicó un trabajo en Nature (Biological abnormality of impaired reading is constrained by culture) que arrojó un poco de luz al respecto.

Para realizar aquel trabajo, Li Hai Tan y sus colegas realizaron escáneres cerebrales de lectores en chino e inglés, tanto normales como disléxicos, mientras realizaban pruebas de lectura. Así descubrieron que los lectores chinos normales mostraban una mayor actividad en la circunvolución frontal media izquierda del cerebro, área que se cree está especializada en recordar los patrones visuales (por ejemplo, los millares de ideogramas chinos), mientras que los disléxicos chinos mostraban una menor actividad en esa zona. En contraste, los lectores de inglés mostraban una actividad alta en un área craneal diferente llamada región temporal-parietal izquierda, en comparación con los lectores disléxicos en inglés.

En base a esto, podemos pensar que una persona puede ser disléxica en un idioma pero no en otra ¿verdad? Pues es correcto. En un artículo sobre el tema publicado en The Guardian a raíz del trabajo del equipo de Li Hau Tan, dos neurocientíficos británicos llamados Brian Butterworth y Joey Tang comentaron el caso de un sujeto llamado Alan, que tenía padres ingleses pero se había criado en Japón. Alan padecía una dislexia severa en inglés, pero no tenía problemas para leer japonés.

Para ambos neurocientíficos (Buttleworh y Tang) la dislexia es un problema que afecta al análisis fonológico, es decir a la capacidad de convertir letras en sonidos, que el lector luego ensambla en sílabas, palabras, oraciones, etc. Así pues, el problema de Alan es que presumiblemente tenía serios problemas con el análisis fonológico pese a que, en cambio, contaba con las habilidades necesarias para decodificar el japonés (que comparte muchos ideogramas con el chino). Por ello Butterworth y Tang sugerían que esta era la clave a la hora de explicar por qué hay menos dislexia en China, ya que el análisis fonológico requiere dar un paso adicional para el que los lectores chinos tienen menos necesidad.

Para finalizar, añadir que se sabe que la dislexia es un trastorno hereditario (véase el caso de esta mujer española con seis hijos disléxicos), por lo que hay un buen número de investigadores tratando de identificar a los genes responsables. Pero si, como vemos, la dislexia está relacionada con la cultura, entonces esta condición en China puede estar provocada por una anomalía genética diferente a la que ocasiona la dislexia en lenguas occidentales.

Fuente:

Mailkenais Blog
google.com, pub-7451761037085740, DIRECT, f08c47fec0942fa0