Hoy el mundo se me ha hecho un poco más cuesta arriba, y todo por leer que la utilidad desinfectante del agua oxigenada ha quedado en entredicho. Parece ser que aparte de servir para hacer un volcán en tu clase de ciencia vertiéndola sobre levadura (el bicarbonato y el vinagre también cumplían) o para teñir de rubio a tu hermano pequeño cuando entrabas en fase experimentadora, los poderes curativos del agua oxigenada eran casi un bluf, un timo, un engaño en el que participaban inadvertidamente nuestros pobres padres.
De niños todos la teníamos por una sustancia mágica indolora. Preferíamos un bote entero de agua oxigenada sobre la herida recién abierta a unas gotitas de alcohol, que eso si que escocía que daba gusto. Suponíamos que cuando comenzaba a surgir sobre la herida esa espumilla (acompañada de su sonido reactivo peculiar), eso significaba que las huestes de gérmenes que intentaban adentrarse en nuestro cuerpo eran barridas por aquella mortífera sustancia que – sin embargo – era inocua para nosotros. ¡Grave error!
La espumilla se forma por una reacción química que se da entre el peróxido de hidrógeno y una enzima llamada catalasa que se encuentra en nuestras células y sangre. Sin embargo esta reacción no es particularmente “buena” combatiendo a las infecciones. Es probable que tanto el agua oxigenada como el alcohol maten algunas bacterias, sí, pero también matan e irritan a los tejidos sanos en la base de la herida.
¿Entonces qué? ¿Cómo curar los cortes y heridas abiertas? Bien, según puedo leer en el LA Times las reglas han cambiado y los médicos aconsejan: “no echar sobre una herida nada que no te echases en los ojos”.
Lo sentimos mucho. ¿Sigues guardando los botecitos de alcohol y agua oxigenada por si acaso? Pues me temo que – al igual que yo – estás más desactualizado que la casa de Winona Ryder en Stranger Things. Toma nota y apúntate el nuevo protocolo:
Para una herida abierta, por ejemplo un corte o una rozadura profunda, se debe limpiar la herida inmediatamente con agua corriente o con una solución salina durante unos minutos. También puede usarse jabón para limpiar el área circundante. Una vez que la herida esté lo suficientemente limpia, hay que aplicar presión directa y firme con una gasa o una toalla limpia durante unos minutos. A no ser que uno esté tratándose con un anticoagulante, esto debería ser suficiente para detener el sangrado. Tras eso la herida abierta debe cubrirse y mantenerse húmeda, para lo cual puede emplearse vaselina.Así que ya lo saben, a deshacerse del agua oxigenada en todos nuestros botiquines.
Fuente:
Mailkelnais Blog