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2 de abril de 2019

Cambio climático: cómo nuestro cerebro nos paraliza ante el calentamiento global (y cómo burlarlo)


El resultado del aumento de la temperatura global es un clima más extremo, con más sequías e inundaciones. 
 
Sabemos que el cambio climático es una realidad. 

También sabemos que es el resultado del aumento de las emisiones de carbono causado por actividades humanas como la degradación de la tierra y la quema de combustibles fósiles. 

Y sabemos que es urgente tomar medidas.

Un informe reciente de expertos internacionales advierte que es probable que la temperatura global aumente 1,5°C en tan solo 11 años. 

Si es así, habrá "mayores riesgos para la salud, los medios de vida, la seguridad alimentaria, el suministro de agua, la seguridad humana y el crecimiento económico". 

Los expertos también aseguran que el aumento de la temperatura ya alteró profundamente los sistemas humanos y naturales. 

El resultado es un clima más extremo, la fusión de los casquetes polares, el aumento del nivel del mar, sequías, inundaciones y pérdida de biodiversidad.

Pero toda esa información no fue suficiente para cambiar nuestros comportamientos lo suficiente como para detener el cambio climático. 

Y eso se debe en gran parte a nuestra propia evolución. Los comportamientos que en el pasado nos ayudaron a sobrevivir ahora nos perjudican.

Sin embargo, hay que recordar una cosa. Si bien ninguna otra especie evolucionó tanto como para crear un problema tan grande, también es verdad que ninguna otra especie evolucionó con unas capacidades tan extraordinarias para resolverlo.

La gestión de la información
 
Carecemos de la voluntad colectiva para abordar el cambio climático debido a la forma en que nuestros cerebros evolucionaron en los últimos dos millones de años.

"A los humanos nos cuesta muchísimo comprender los cambios a largo plazo", dice el psicólogo político Conor Seyle, director de investigación de One Earth Future Foundation, una incubadora de programas dedicada a fomentar la paz.

"Evolucionamos para concentrarnos en las amenazas inmediatas. Sobreestimamos las amenazas que son menos probables de materializarse pero más fáciles de recordar, como el terrorismo, y subestimamos las amenazas más complejas, como el cambio climático", añade.

En las primeras fases de la existencia humana nos enfrentamos a una avalancha de desafíos diarios para nuestra supervivencia y capacidad de reproducción, desde depredadores hasta desastres naturales. 

Pero gestionar demasiada información puede confundir al cerebro, lo que nos lleva a la inacción o a malas decisiones que nos pueden poner en peligro.

Por eso nuestros cerebros evolucionaron para filtrar información rápidamente y centrarse en lo que es más esencial para nuestra supervivencia y reproducción.

Esta evolución aseguró nuestra capacidad de reproducción y supervivencia ahorrando tiempo y energía a nuestros cerebros a la hora de gestionar vastas cantidades de información.

Qué son los sesgos cognitivos

Estas mismas funciones evolutivas se vuelven menos útiles en la época moderna y provocan errores en la toma racional de decisiones. Es lo que se conoce como sesgos cognitivos. 

"Los sesgos cognitivos que aseguraron nuestra supervivencia inicial hacen que sea difícil abordar los complejos desafíos a largo plazo que ahora amenazan nuestra existencia, como el cambio climático", dice Seyle.

Los psicólogos han identificado más de 150 sesgos cognitivos compartidos por todos. De estos, algunos son particularmente importantes para explicar por qué carecemos de la voluntad de actuar en relación con el cambio climático.
  • Descuento hiperbólico. Se trata de nuestra percepción de que el presente es más importante que el futuro. Durante la evolución era más ventajoso centrarse en lo que podía matarnos o comernos inmediatamente, no más tarde. 
  • La falta de preocupación por las generaciones futuras. Si bien entendemos lo que hay que hacer para parar el cambio climático, nos cuesta pensar que los sacrificios necesarios para las generaciones futuras valen la pena.
  • El efecto espectador. Tendemos a creer que ya se ocupará de las crisis otra persona. Cuanto más grande es el grupo, más fuerte se vuelve este sesgo.
  • La falacia del costo hundido. Estamos predispuestos a mantener nuestro rumbo incluso frente a resultados negativos. Cuanto más tiempo, energía o recursos hemos invertido en este rumbo, más probabilidades tenemos de mantenerlo, incluso si ya no parece óptimo. Esto ayuda a explicar, por ejemplo, la dependencia de los combustibles fósiles.
Estos sesgos cognitivos evolucionaron por una buena razón, pero ahora limitan nuestra capacidad para responder a lo que podría ser la crisis más grande que la humanidad haya creado.

Capacitados para revertir la situación

La buena noticia es que nuestra evolución biológica también nos dotó de las capacidades para enfrentarnos al cambio climático.

En comparación con otros animales, podemos decir que somos únicos a la hora de recordar eventos pasados y anticipar escenarios futuros.

Individualmente a menudo actuamos según estos planes, cuando por ejemplo invertimos en cuentas para la jubilación.

Desafortunadamente, esta capacidad de planificación de cara al futuro desaparece cuando se requiere una acción colectiva a gran escala, como es el caso del cambio climático. 

Y cuanto más grande es el grupo, más difícil se vuelve. ¿Recuerdas el efecto espectador?
Pero, en grupos pequeños, la cosa cambia.

Lea el artículo completo en: BBC Mundo

16 de marzo de 2019

Investigadoras arequipeñas elaboran biocuero a base de microorganismos vivos

Emprendimiento de moda sostenible representará al Perú en competencia internacional.


Un grupo de investigadoras arequipeñas ha desarrollado una novedosa tecnología para producir biocuero, un producto similar al cuero, producido a base de microorganismos vivos desarrollados durante su trabajo de laboratorio.

Jacqueline Cruz, una de las intrigantes del equipo señaló que han desarrollado 19 cepas diferentes que se alimentan de plantas y frutas, y que en un periodo de tres semanas pueden producir el biocuero.

Producto cuya textura es similar al cuero, con una suavidad incomparable al tacto, con la misma transpirabilidad que el cuero, porque como el cuero animal proviene de microorganismo vivos, comentó Cruz.

Al mismo tiempo, dijo que durante las pruebas realizadas al producto se pudo determinar que el biocuero puede transformarse en diversas texturas, colores y resistente a temperaturas de 100 grados Centígrados.

La calidad del producto fue sometido también a pruebas de resistencia, elasticidad y otras pruebas de calidad en un laboratorio del país, así como en el extranjero. El material fue enviado a un laboratorio en San Francisco, Estados Unidos que certificó la calidad del biocuero.

Otra característica que hace el producto aún más novedoso es que es biodegradable y los residuos de su proceso pueden ser utilizados como compost líquido. Es decir, es un producto ecoamigable con el medio ambiente.
 
 

4 de febrero de 2019

Brasil: Contaminación por colapso de dique minero “mata” a un río

São Joaquim de Bicas. Antonia Alves tiene 88 años, la piel endurecida por el sol y una corona de plumas blancas y moradas rodeándole la cabeza. Dice que no ha tenido una vida fácil, que nacer indígena en Brasil multiplica el sufrimiento, pero que hasta hace unos días nunca había visto morir un río ante sus ojos.

 
Eso ocurrió cuando el lodo del dique minero que se rompió en Minas Gerais llegó al río Paraopeba, tras arrasar la región de Brumadinho, dejando hasta el momento 110 muertos y 238 desaparecidos.

El agua, ahora de un café enfermo y un fuerte olor a pez muerto, trae hasta Nao Xoha, una aldea abrigada por la mata atlántica a 22 kilómetros de donde reventó la represa, el rastro de una tragedia a la que nadie ha escapado en esta tierra forrada de minerales.

"Es muy triste, porque el río era de lo que nosotros vivíamos, donde nos bañábamos, sacábamos agua, lavábamos la ropa, pescábamos... Los indios viven del pez, de la caza", lamenta Antonia con voz pausada.

"Está oliendo mucho y sacamos (peces) de gran tamaño muertos porque aquí todos pescábamos. Ahora nos quedamos sin ese alimento", explica igualmente Jocélia Josi, una vecina de 46 años, que todavía aguarda que su hija y su nieto de tres meses regresen de Belo Horizonte, adonde fueron evacuados tras el desastre.

Es la hora de almorzar en Nao Xoha -que significa "espíritu guerrero"- y Antonia y su marido Gervasio, un sereno anciano de 93 años, aguardan a que su hija acabe de preparar la comida a las puertas de su modesta cabaña.

Pero hoy no es un día normal. Nada lo es en el corazón de Minas Gerais desde que el viernes pasado reventara el dique I, afectando a esta aldea donde vivían 27 familias. Sin médico asignado, un doctor llega para chequear el estado de las 15 personas que no fueron evacuadas, mientras voluntarios traen agua y artículos básicos hasta esta comunidad sin electricidad que ahora se ha quedado sin río.

Para llegar hasta aquí, hay que caminar por una vía donde un tren pasa cargando mercancía y adentrarse en el frondoso bosque tropical.

"Resistencia"

El tsunami de casi 13 millones de metros cúbicos de lodo arrasó el viernes 25 de enero unos nueve kilómetros antes de alcanzar el río. Y su impacto se extendió mucho más allá de la losa de barro bajo la cual los bomberos siguen buscando cuerpos.

El gobierno de Minas Gerais alertó de que el agua presenta riesgos para la salud y organizaciones como WWF predijeron que las secuelas ambientales se sentirán por años.
"Nos han quitado parte de nuestra reserva, mataron una parte, pero somos un pueblo de resistencia y no vamos a salir de aquí. Vamos a continuar, aunque el río haya muerto. La naturaleza depende de nosotros, para que la preservemos", afirma el cacique Háyó Pataxó Hã-hã-hãe, portando una exuberante corona de palmas.

Acaba de mantener otra reunión con la Funai (el organismo federal a cargo de asuntos indígenas) y aún no puede adelantar las acciones que emprenderán contra la minera Vale. Solo sabe que los Pataxó resistirán, como llevan haciendo desde hace siglos.

Originaria del sur de Bahía (nordeste), la comunidad llegó a estas tierras demarcadas hace más de un año y no piensa abandonarlas.

"Es una falta de respeto hacia nosotros", afirma Tahh'a, un fornido vigilante de 55 años, frunciendo las pinturas negras de su cara.

"La gran pérdida para nosotros son los peces, porque la caza no está permitida aquí", añade, con una estaca puntiaguda en la mano y un machete colgando del pantalón tras realizar una de sus batidas diarias para preservar el bosque de agresiones.

Justicia

La peor, sin embargo, sigue bajando desbocada por el cauce y, aunque todavía no se conoce su alcance, los precedentes son pésimos. Nadie olvida la destrucción del preciado río Doce, que a unas centenas de kilómetros quedó arrasado por la tragedia de Mariana, la mayor catástrofe ambiental de Brasil. Demasiado daño en solo tres años.

"Quiero decirle no solo a Vale, sino a los gobernantes, que castiguen a los culpables que hicieron esto con nuestra nación indígena, con los agricultores y con los familiares que perdieron a su gente allí dentro", pide el joven cacique Háyó, de 29 años.

"¿Cuánto más van a tener que matar para que la Justicia venga a tomar medidas?", lanza.
Hija de la poderosa naturaleza brasileña, Antonia no había visto tanta destrucción desde que un incendio mató a tres niños de la aldea en Bahía. Sus ojos clareados aún se encogen al recordarlo.

Ahora las víctimas pueden sobrepasar las 340 y el daño ambiental es incalculable.
"Es una gran tristeza. ¿Cuándo va a limpiarse ese río? ¿Cuándo tendrá nuevamente a sus pececitos?".

Nadie tiene respuestas,

 

3 de febrero de 2019

7 razones por las que el Congreso peruano debe ratificar el Acuerdo de Escazú


Han pasado cuatro meses desde que la ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz, firmara  en representación del Estado peruano ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales, conocido como Acuerdo de Escazú.

Este compromiso debe ser ratificado por 11 países para que entre en vigencia. Frente a ese escenario y considerando la importancia para el Perú y los demás países de América Latina que el Acuerdo de Escazú sea implementado, la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) propone al Gobierno peruano priorizar en su agenda y la del Congreso de la República la ratificación e implementación del Acuerdo de Escazú a través de un proceso transparente y participativo, por los siguientes motivos:

1. Porque los derechos de acceso a la información, participación pública y justicia son derechos fundamentales inherentes a las personas, permiten el ejercicio de otros derechos, actúan como garantes para su reconocimiento y trascienden la materia ambiental, por lo que deben ser reconocidos, fortalecidos y garantizados.



2. Porque en el contexto de urgencia de reconstruir la democracia y hacer frente a los actos de corrupción que afectan al desarrollo del país, los derechos de acceso contribuyen en la construcción de la democracia y gobernanza ambiental en el Perú y afianza la relación entre el Estado, las poblaciones y las entidades privadas en la gestión ambiental.



3. Porque reafirma los compromisos del Estado peruano con los ciudadanos y las ciudadanas para asegurar el ejercicio de sus derechos a través de la creación y facilitación en el acceso a herramientas.



4. Porque la institucionalidad peruana de gestión de información es joven y las herramientas de transparencia son precarias. Su fortalecimiento debe ser priorizado a través de medidas que fomenten la difusión proactiva de información relevante sobre el ambiente, los recursos naturales, su aprovechamiento y manejo; y la rendición de cuentas de las entidades públicas.



5. Porque el 63.6%[1] de conflictos sociales en el Perú es de carácter ambiental y es imperativo estrechar los puentes entre el Estado y la población, a través de la participación pública, para fortalecer la confianza y legitimizar procesos de diseño de políticas, normas, programas y toma de decisiones sobre la gestión de los recursos naturales, además de para crear relaciones de cooperación por el desarrollo del país.



6. Porque la justicia es el principio moral que ordena actuar con respeto a la equidad y en cumplimiento de los derechos de las personas; y el acceso a ella de manera temprana y sin obstáculos es un derecho fundamental que todo Estado debe garantizar plenamente para proteger la democracia de los actos que intentan violentar los derechos humanos a contar con un ambiente sano y saludable.



7. Porque en el 2017, el 60% de personas defensoras de derechos humanos ambientales asesinadas en el ejercicio de sus derechos y de sus labores de conservación, eran de América Latina y el Caribe.[2] Este escenario evidencia la urgencia de protegerlos y de establecer mecanismos que puedan garantizar el ejercicio de sus derechos plenamente, sin restricciones y sin amenazas.



[1] Global Witness. “¿A qué precio?” Negocios irresponsables y el asesinato de personas defensoras de la tierra y del medio ambiente en 2017. En: https://www.globalwitness.org/documents/19393/Defenders_report_spanish-7_7LgJLCK.pdf 

[2] Según el Reporte Mensual de Conflictos Sociales Nº 172 a junio de 2018 de la Defensoría del Pueblo. En: https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2018/07/Reporte-Mensual-de-Conflictos-Sociales-N-172-Junio-2018.pdf
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Tomado de: Actualidad Ambiental

18 de enero de 2019

La "fiebre" del aceite de palma en Perú amenaza la Amazonía ancestral

Mientras los bosques de Perú se convierten en nuevos manantiales de aceite de palma, el más demandado en todo del mundo, los habitantes de la Amazonía viven amenazados por la creciente deforestación y especulación que propicia este lucrativo cultivo.


"Ya no tenemos acceso al territorio de uso ancestral, ha quedado arrasado por la explotación", explica en una entrevista con Efe Carlos Hoyos Soria, fundador de la Comunidad Nativa de Santa Clara de Uchunya (Ucayali), asentada en plena selva amazónica, la más grande del mundo.

Hoyos llegó a Washington esta semana, junto a otros miembros de su comunidad, para pedir ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que se reconozca el lugar en el que se ubica su pueblo y así quede protegido ante la expansión de los cultivos de palma aceitera.

Este negocio no ha dejado de crecer en Perú desde 2012, una vez que los suelos de Malasia e Indonesia dejaron de ser rentables para la demanda incesante.

En cosméticos, alimentos e incluso como combustible para vehículos, el aceite de palma está presente en casi todo, pero su aparición en el día a día de las comunidades indígenas de Perú ha sacudido a miles de personas que, por los intereses en sus tierras fértiles, pueden perder su casa e incluso la vida.

"No estamos en contra de la inversión, solo queremos que el Estado nos otorgue la titularidad del territorio ancestral de nuestra comunidad para estar a salvo de la especulación y del tráfico de terrenos", relata.

Según la versión de Hoyos, los traficantes de tierras, interesados en adquirir suelo fértil para venderlo a las compañías agrícolas, abrieron fuego mientras él vigilaba los alrededores de su casa, pero las amenazas han llegado a más: un vecino de su comunidad tuvo que huir después de que quemaran completamente su hogar.

"Vivimos de la caza y la pesca, la naturaleza nos da alimentos, medicinas y educa a nuestros niños", narra Hoyos, ataviado con vestimenta tradicional, mientras trata de transmitir en la capital estadounidense la filosofía con la que vive entre los árboles amazónicos.

Esta comunidad quiere resolver el problema de forma diplomática antes de que la sangre llegue al río, ya que, recuerda Hoyos, "cuatro hermanos de otro asentamiento fueron asesinados a tiros".
"Somos gente pacífica (...) no queremos llegar a ese punto", zanja.

Álvaro Másquez, un abogado del Instituto de Defensa Legal a cargo del Área de Pueblos Indígenas, acompaña a la comitiva en su viaje a Washington.

Durante una audiencia solicitó a la CIDH que visite la comunidad y que transmita al Estado peruano su petición, así como que solicite información sobre los procesos judiciales abiertos contra los responsables de agredir y amedrentar a indígenas, abogados y activistas.

Este letrado recuerda que varios jueces rechazaron sus denuncias hasta que el Tribunal Constitucional accedió a revisar el caso, que se resolverá el próximo año y ha abierto un espacio a la esperanza.

Una resolución favorable "podría solucionarlo, pero solo abre oportunidades administrativas", matiza Másquez.

Carlos Reaño, procurador del Estado Peruano, recordó a la CIDH que hay precedentes en el Tribunal Constitucional con resolución positiva, ya que el artículo 89 de la Carta Magna considera que las comunidades nativas pueden hacer uso del territorio.

"Hay cosas que se pueden mejorar", aceptó el representante del Estado, al tiempo que recordó que "la personalidad jurídica de la comunidad no se encontraba inscrita".

Pero el Estado parece no tener la única responsabilidad de la preocupación de estas familias.

Según Jamer López, representante de la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali, el Gobierno regional otorgó tierras a especuladores, y algunos funcionarios se benefician de la actividad de las empresas.

López también criticó que las denuncias de abusos interpuestas en comisarías y entes locales abren investigaciones que "no llegan a conclusiones" y quedan a la espera.

Mientras aguardan a que el Constitucional se pronuncie y a que el Estado peruano termine de elaborar un Plan de Desarrollo Sostenible para la Palma Aceitera, además de esperar a que la CIDH elabore el informe que anunció esta semana, la vida de más de 1.300 comunidades, alerta López, seguirá alterada por el aceite más polémico pero más usado del mundo desarrollado.

Fuente: EFE  

3 de enero de 2019

Colombia le dice adiós a sus selvas

El 70% de la deforestación en este país se concentra en la Amazonía y, desde la salida de las FARC, esta aumentó 44%. Un equipo periodístico viajó a algunas regiones y documentó cómo la minería ilegal y los incendios forestales para la venta de tierras está acelerando la destrucción de los bosques colombianos.


#MaderaSucia es una investigación periodística transnacional coordinada por OjoPúblico y Mongabay Latam en alianza con El Espectador, Semana, Connectas, El Deber, Revista Vistazo e InfoAmazonía en cuya primera entrega han participado 11 periodistas de investigación de la región.

Cada tres meses Colombia recibe malas noticias sobre sus bosques. En boletines de dos o tres páginas el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) advierte lo que ya se ha vuelto un lugar común: el país está acabando con sus selvas.

Los puntos rojos con los que señala los principales focos de deforestación varían en estos documentos. A veces están ubicados en el suroeste o al norte, cerca a Venezuela. En ocasiones, se trasladan a las faldas de la cordillera andina o a algún municipio del Pacífico. Pero siempre están en la Amazonía. Es como si una epidemia se hubiese extendido arrasando miles de hectáreas de bosques y fuese imposible contenerla.

Solo el año 2016 desaparecieron 178.597 hectáreas. Es como derrumbar de un tajo poco más de la mitad de la ciudad de Lima o destruir en un año toda Bogotá.

El artículo completo en: Eco Portal 

20 de diciembre de 2018

Perú: Cohetes que siembran vida y no causan muerte ni quemaduras

Minam promueve uso de pirotécnicos ecológicos entre escolares 

Puedes adquirir GRATIS los cohetes ecológicos AQUÍ.


En estas fiestas de fin de año tienes dos opciones: enseñarle a tus hijos los efectos que tiene la pólvora para destruir y contaminar, o sensibilizarlos sobre los beneficios de sembrar vida con las semillas que vienen en los cohetes ecológicos promocionados el Ministerio del Ambiente (Minam).

Este es el mensaje que envió la titular del Minam, Fabiola Muñoz, durante una demostración que hizo hoy ante un grupo de escolares del colegio nacional Bartolomé Herrera, sobre la manera en que funcionan los cohetes ecológicos que contienen semillas de diferentes plantas para que sean sembradas en el jardín o en macetas.


Muñoz explicó que este tipo de iniciativas buscan generar un cambio en la ciudadanía, difundiendo entre los más chicos prácticas ecológicas que contribuyen al cuidado del medio ambiente y los eduque sobre la biodiversidad en el Perú.

“La idea es que sembremos vida y aprendan a conocer qué tipo de semilla trae cada uno de estos cohetes ecológicos. Puede ser la semilla de pitahaya, del sauco, anís, romero o alguna leguminosa. Pueden competir entre primos y amigos quién tiene la semilla más exótica y aprender de botánica”, indicó.

Dijo además que, a diferencia de los tradicionales que contiene pólvora, los cohetes ecológicos no van a reventar ni generar contaminación ni mucho menos quemar o dejar sin un dedo a un niño que lo manipule.

“Hay que ponernos en el lugar de otro. Muchas personas, sobre todo los bebés, adultos mayores, personas con síndrome de down, autistas, y hasta las mascotas, sufren con los fuertes ruidos que producen los cohetes tradicionales”, aseveró. 

Los cohetes ecológicos tienen menos de 10 centímetros, son de color blanco con la punta roja, en donde hay una pita negra que, al ser jalada, abre el tubo y permite al usuario verter las semillas que hay en su interior en un hueco en la tierra del jardín o de una maceta.

“Uno simplemente coloca la semilla en el hueco que acaba de cavar, lo tapa, lo riega con un poco de agua y espera a que crezca la plantita", agregó.

Los cohetes ecológicos son completamente gratuitos y pueden recogerse en la sede del Ministerio del Ambiente (Minam), ubicada en la avenida Juan de Aliaga  425, en el distrito de Magdalena del Mar.

“Solo tienes que acercarte con tu DNI y te damos un ejemplar.  La idea es que la mayor cantidad de familias puedan llevar uno y se divierta con sus hijos de una manera sana y didáctica”, subrayó Muñoz.

Dijo incluso que los propios niños pueden fabricar sus cohetes ecológicos con el tubo del papel higiénico y competir en familia para ver quién tiene la semilla más rara en esta Navidad.

Unilever lanza el Decálogo para disfrutar de una Navidad sostenible

La Navidad es tiempo para compartir y para disfrutar de la familia y los amigos, y uno de los momentos más especiales del año para los niños. A su vez, las fechas navideñas son una de las principales épocas del año en cuanto al uso de plásticos y en el consumo de alimentos. En este contexto, Unilever y el experto en medio ambiente José Luis Gallego han elaborado el Decálogo para disfrutar de una Navidad sostenible y libre de plástico, siendo solidarios con el planeta. 
 
España es el segundo país de Europa que más plásticos vierte al mar Mediterráneo, sólo superado por Turquía, según un estudio elaborado por WWF. Este material, tan relacionado a los envoltorios de los regalos y a los utensilios de un solo uso, satura el contenedor amarillo los días de Navidad y de Reyes cuando lo usamos sin moderación. 


Además, las fiestas navideñas suelen celebrarse con comidas, cenas y reuniones familiares de todo tipo donde la comida es la protagonista. Planificar, reaprovechar y racionar son tres buenos acciones para tener en cuenta a la hora de evitar derrochar alimentos. Es por eso que Unilever cuenta, además, con una Guía práctica para reducir los desperdicios alimentariosque permite a los consumidores reducir el impacto ambiental, optimizar los recursos naturales y planificar las compras que se hacen estos días. Tal y como asegura AECOC, el 42% del desperdicio de alimentos se produce en los hogares de los consumidores.

Decálogo Unilever para una Navidad más sostenible 

  1. El árbol, mejor natural: Su consumo es más ecológico que la compra de árboles de plástico, porque con ellos se apoya una industria forestal sostenible y se fomenta la economía rural. Además, los abetos actúan como consumidores de CO2 mientras están en las fincas de cultivo. Eso sí, no olvides de depositarlos en los puntos de recogida habilitados cuando terminen las fiestas.
  2. Juguetes sin plástico: Marionetas, rompecabezas, trenes de madera, construcciones… Desde hace unos años, y para atender a un tipo de consumidor cada vez más concienciado con la ecología, están reapareciendo los juguetes tradicionales elaborados con madera, tela o cartón. Son una gran alternativa a los juguetes de plástico, que invaden el mercado por estas fechas y que normalmente requieren el consumo de pilas y baterías, cuyo vertido incontrolado causa un grave impacto en el medio ambiente.
  3. Regalos solidarios: La solidaridad y la fraternidad entre seres humanos son dos de los valores navideños que hay que rescatar. Estas fiestas también podemos regalar productos solidarios de las ONG que trabajan en el tercer mundo: prendas naturales, adornos personales, moda étnica, objetos reciclados. Ayudar a las organizaciones humanitarias que trabajan a favor del medio ambiente y ayudan a las comunidades locales es una buena manera de recuperar ese espíritu.
  4. Con la cesta a todas partes: La bolsa de plástico es uno de los productos que mejor ejemplifica la cultura de usar y tirar. Si vas a hacer la compra para estas fiestas llévate una cesta, capazo, bolsa de tela o de rafia. También puedes recurrir al clásico carrito de la compra y, si acudes a un hipermercado en coche, coloca unas cajas en el maletero: son la mejor opción para llevar la compra ordenada y protegida.
  5. Sé listo y hazte la lista: Un método tan sencillo como acudir a la tienda con una lista previa es una opción imprescindible para evitar el derroche, sobre todo en vísperas de Navidad, cuando es más frecuente comprar por impulso. Además, practicando un consumo razonable contribuimos de manera directa a recortar la generación de residuos de envases y envoltorios de plástico durante las fiestas.
  6. Evita los cubiertos de usar y tirar: Cubiertos y vasos de plástico, servilletas y manteles de papel con motivos navideños. Sabemos que son una tentación, pero a su vez generan buena parte del aumento de residuos asociados a la Navidad. La Unión Europea prohibirá a partir de 2021 los utensilios de plástico de un solo uso; avánzate a la normativa y no te quedes atrás. En las oficinas de Unilever se han suprimido ya todos los vasos, botellas y cubiertos de plástico, y te aseguramos que no cuesta nada acostumbrarse.
  7. Grandes recetas a base de sobras: Son muchas las sobras de alimentos que se generan durante los encuentros navideños. Sácale partido a los alimentos que se quedan en la mesa y prepara nuevas recetas a partir de los trucos que te ofrece Unilever a través de su Guía práctica para reducir los desperdicios alimentarios en los hogares. Contribuirás al medio ambiente y también a la economía familiar.
  8. No te angusties, puedes repetir: Es mejor que sobre comida en la cazuela que en el plato. Ajusta tus recetas al número de comensales y sirve raciones moderadas. Piensa, además, que tiene que quedar un poco de espacio para los turrones, los barquillos y el roscón de reyes por lo que es mejor no llenarse el plato demasiado y, en todo caso, siempre está la opción de repetir.
  9. Dale un segundo uso: Tras el intercambio de regalos de Navidad el salón de casa suele quedar lleno de todo tipo de bolsas vacías. Reutilízalas tantas veces como puedas y, cuando no vayas a usarlas más, utiliza las de plástico como bolsas de basura para los envases que van al contenedor amarillo. Es ahí donde va también el poliestireno expandido (conocido como porexpan) que protegen los electrodomésticos o las ventanillas de plástico de las cajas de juguetes. Durante todo el año, pero especialmente en estas fechas, no te olvides de aplastar las botellas de plástico y bricks: el contenedor amarillo suele saturarse durante estas fiestas.
  10. Si comes fuera: Si eres de los que celebran la Navidad en un restaurante, elige con moderación y no tengas reparo en pedir las sobras para llevar a casa. Con ello contribuirás a reducir el desperdicio alimentario y, además, te ahorrarás tener que preparar la cena cuando llegues a casa. 
Tomado de: Compromiso RSE 
 
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