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23 de febrero de 2018

¿Qué son los dispensadores electrónicos de cuentos?

La idea del proyecto era promover la lectura en los viajeros y transeúntes para que se separaran de las pantallas de los móviles. 


Francia cuenta con más de 150 dispensadores electrónicos de cuentos. Estas máquinas ya llegaron a Estados Unidos y podrían expandirse por otros países.

En 2011, la empresa Short Édition con sede en Grenoble (Francia) empezó a instalar máquinas dispensadoras de cuentos en espacios públicos estratégicos, como el aeropuerto Charles de Gaulle de París.

Una peculiaridad de los Short Story Dispensers (dispensadores de historias cortas) es que no tienen pantalla.

Christophe Sibieude, cofundador y jefe de Short Édition, y el alcalde de Grenoble, Éric Piolle, son los creadores de esta modalidad.

La idea del proyecto era promover la lectura en los viajeros y transeúntes para que se separaran de las pantallas de los móviles.

“La idea nos vino frente a una máquina expendedora que contenía barras de chocolate y bebidas”, explicó Sibieude a Agence-France Presse en 2015.

“Nos dijimos que podíamos hacer lo mismo con la literatura popular de buena calidad para ocupar estos momentos improductivos”, agregó.

Hay historias de uno, tres y cinco minutos impresas en un papel largo, ecológico y libre de BPA (compuesto de muchos plásticos y aditivos).

Cuentan con obras de 6.800 autores que incluyen clásicos como Shakespeare y Virginia Woolf.

Fuente:

TeleSur

22 de febrero de 2018

¿Qué significan las pinturas y las plumas de los nativos americanos?

Tenemos la imagen de que los nativos americanos usaban ambas ornamentaciones cuando guerreaban, pero su función era en realidad más amplia.


Las plumas de aves rapaces y las pinturas conferían a sus portadores propiedades espirituales, porque procedían del mundo natural, adorado por los indios. Eso no quita que su simbolismo fuese también muy importante en el momento de combatir.

De hecho, un guerrero ganaba plumas en función de los actos de valentía que llevaba a cabo en la lucha. Tocar a un enemigo y robarle armas o caballos eran algunos de ellos. Asimismo, resultar herido le hacía merecedor de ese trofeo. Según fuera la acción, adoptaría formas distintas: una pluma completa indicaba que había matado a un enemigo, y si se le quitaba un pico central, quería decir que además le había arrancado la cabellera.

Cuando estaba partida por el centro, su dueño había sido herido combatiendo, y si aparecía teñida de rojo, entonces simbolizaba un acto de máximo valor, como quitársela a un adversario. Los penachos o tocados –llamados warbonnets en inglés– con más de una decena de plumas, de águila o de halcón, estaban al alcance de muy pocos; era un signo evidente de autoridad. Se lucían únicamente durante las ceremonias, porque en la batalla hubieran sido incómodos.

En cuanto al hecho de pintarse, se consideraba un acto transformador de la personalidad. Por ejemplo, para los siux oglala conllevaba un cambio fundamental, como si hubiesen vuelto a nacer. El fundamento de este tipo de creencias era el animismo propio de los americanos nativos: creían que los elementos de la naturaleza estaban dotados de alma y entidad divina.

Así, confiaban en que al embadurnarse la cara con tintes naturales recibirían poderes y energías sobrenaturales, como el coraje y la fuerza. Un caso muy evidente era el de los exploradores pertenecientes a la tribu de los pawnees, que se blanqueaban el rostro para lograr las cualidades de sigilo de los lobos, así como su habilidad de seguir las huellas.

Las pinturas de guerra eran propias de las tribus de las praderas, los principales enemigos históricos de los colonos y del ejército estadounidense. Servían como talismán protector para evitar las heridas o la muerte en la batalla. Por eso, además de la cara, pintaban su cuerpo, así como a sus caballos. La protección no solo dependía de aplicarse un color determinado, sino que ciertas formas resultaban más propicias para lograr seguridad en el combate.

Fuente:

Muy Interesante

El rastro más antiguo de la vida en la Tierra

Confirman que unos restos fosilizados de 3.500 millones de años hallados en Australia son de origen biológico.

Unos restos microscópicos descubiertos en unas rocas de 3.500 millones de años constituyen los fósiles más antiguos conocidos así como la prueba directa de vida en la Tierra más temprana hallada hasta fecha. Así lo ha confirmado un equipo de investigadores de las universidades de Wisconsin–Madison y California, en Los Ángeles (UCLA). En un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, estos científicos, coordinados por el paleobiólogo James William Schopf, de esta última institución estadounidense, y el profesor de Geociencias John W. Valley, de la primera, describen once especímenes microbianos pertenecientes a cinco taxones diferentes –en estos se agrupan organismos que presentan un cierto parentesco entre sí–.

Según estos expertos, es posible relacionar sus características morfológicas con las huellas químicas características de la vida. Aunque algunos ejemplares son, en esencia, similares a algunos microbios que aún pueden encontrase en la actualidad, otros son bacterias y arqueas –un tipo de microorganismos unicelulares– pertenecientes a especies ya extinguidas. En todo caso, vivieron en una época en la que el oxígeno aún no se encontraba de forma significativa en la atmósfera.

A partir de su análisis, los investigadores pudieron constatar que entre los microorganismos, cada uno de unos 10 micrómetros de ancho –un cabello humano tiene el mismo grosor que ocho de ellos–, se encontraban bacterias fototróficas, que aprovechan la radiación solar para generar energía, arqueas productoras de metano y gammaproteobacterias, que oxidan este gas, un compuesto que según algunos modelos teóricos tuvo una importante presencia en la atmósfera primitiva.

Este tipo de estudios sugiere que la vida podría ser un fenómeno muy común en el universo”, afirma Schopf. “Pero, sobre todo, la presencia de estos microbios en la Tierra hace 3.500 millones de años indica que se habría desarrollado en nuestro planeta mucho antes de esa fecha; si bien nadie sabe cuánto antes. Además, confirma que incluso la vida más primitiva puede evolucionar y dar origen, en este caso, a microorganismos más avanzados”. El propio profesor Valley que ha participado en este ensayo llevó a cabo un estudio en 2001 en el que probó que hace 4.300 millones de años ya existían océanos en nuestro planeta. “No tenemos pruebas de que en esa época hubiera vida en la Tierra, pero eso no quiere decir que no se diera”, concluye Valley.

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Muy Interesante

La niña que descubrió América

Los restos de una niña descubiertos en Alaska datados hace 11.500 años pertenecen a una población entera desconocida para la historia.

En la lengua local, su nombre significa 'niña del amanecer', y aunque solo vivió durante seis fugaces semanas, ya le ha contado a los científicos más de lo que sabíamos sobre los primeros nativos americanos.
Sunrise girl-child ("Xach'itee'aanenh T'eede Gaay") vivió hace unos 11.500 años en lo que ahora conocemos como Alaska, y su antiguo ADN revela no solo los orígenes de la sociedad nativa americana, sino que desvela al mundo entero una población de personas olvidadas por la historia hace milenios.

"No sabíamos que esta población existía", comenta el antropólogo Ben Potter de la Universidad de Alaska Fairbanks.

Se cree que los primeros colonos estadounidenses cruzaron Alaska desde Siberia a través del puente de tierra de Beringia, un puente terrestre que quedó sumergido al final de la última glaciación.

Y es que, hasta ahora, solo había dos ramas reconocidas de los primeros nativos americanos (conocidos como Norte y Sur). Pero, al secuenciar el genoma de la niña del amanecer, el perfil genético completo de un ser humano del Nuevo Mundo no coincidió con el suyo.

Utilizando análisis genéticos y modelos demográficos, los científicos concluyeron que un solo grupo ancestral fundador de los nativos americanos se separó de los asiáticos orientales hace unos 35,000 años, muy probablemente en algún lugar en el noreste de Asia.

En algún momento, se sospecha que estas personas se movieron en una única migración masiva hacia América del Norte y unos 15,000 años más tarde, la población se dividió en dos grupos.
Uno de los grupos se convirtió en los Antiguos Beringianos; el otro grupo fueron los ancestros de todos los otros nativos americanos, aunque sigue siendo posible que esta división ya estuviera ocurriendo antes de que se cruzara el puente de Beringia.

"
Es la primera vez que tenemos evidencia genómica directa de que todos los nativos americanos se remontan a una población de origen, a través de un solo evento de migración fundacional", aclara Eske Willerslev, genetista evolutivo de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido.

La vida no habría sido fácil para ellos con un clima tan extremo, pero la población en su conjunto, separada de aquellos que viajaron a otras partes del Nuevo Mundo, duró miles de años antes de ser finalmente absorbida por otras poblaciones de nativos americanos.

A la luz de este nuevo descubrimiento,
está claro que los primeros colonos de América tenían un linaje más diverso de lo que pensábamos.

Referencia: Terminal Pleistocene Alaskan genome reveals first founding population of Native Americans. J. Víctor Moreno-Mayar, mBen A. Potter, Lasse Vinner, Matthias Steinrücken, Simon Rasmussen, Jonathan Terhorst, John A. Kamm, Anders Albrechtsen, Anna-Sapfo Malaspinas, Martin Sikora, Joshua D. Reuther, Joel D. Irish, Ripan S. Malhi, Ludovic Orlando, Yun S. Song, Rasmus Nielsen, David J. Meltzer & Eske Willerslev Nature 2018 DOI: doi:10.1038/nature25173


 
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