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25 de julio de 2011

Si no quiere ser devorado por un león, sólo en las noches de luna llena

Varios leones devoran a su presa en Tanzania. | Guidna Agnes.

Varios leones devoran a su presa en Tanzania

  • La mayor parte de los ataques se registra en noches muy oscuras
  • En los días previos a los de luna llena se producen muy pocos sucesos
  • La luz de la luna limita las capacidades de los leones para cazar

Tanzania es el país africano con mayor población de leones. Su extraordinaria fauna es uno de los grandes atractivos del país y la principal razón por la que lo visitan numerosos turistas. Sin embargo, los animales salvajes son también un serio peligro para los humanos y aventurarse por la noche por algunas zonas rurales del país es una actividad de riesgo. Así que si no quiere ser devorado por un león, evite realizar salidas durante las noches en las que no haya luna llena.

La recomendación la hace Craig Packer, un conocido experto en leones que desde hace años investiga a estos depredadores en África. Según asegura en un nuevo estudio publicado en la revista PLoS ONE, la luna llena reduce notablemente la capacidad de estos felinos para alcanzar a sus presas.

El investigador de la facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Minnesota (EEUU) llegó a esta conclusión tras estudiar 500 ataques de leones a humanos ocurridos en aldeas de Tanzania entre 1988 y 2009.

Depredadores nocturnos

Más de dos tercios de los ataques fueron mortales y las víctimas fueron devoradas por los leones. La mayor parte de los sucesos se produjeron entre el anochecer y las 23 horas en noches sin luna llena y en las que, por tanto, había relativamente poca luz. En Tanzania las noches tiene 12 horas durante todo el año.

En general, los leones son depredadores nocturnos. Cazan mejor en la oscuridad, pues la falta de luz les ayuda a sorprender a sus presas. En las reservas de animales salvajes como el parque nacional del Serengeti, los leones comen más durante las noches con poca luz. Sin embargo, aunque sus presas están disponibles durante la noche, sólo suelen tener acceso a los humanos al anochecer o en las primeras horas de oscuridad.

Según detectaron los autores de este estudio, en el que también participa Dennis Ikanda, del Instituto de investigación de vida salvaje de Tanzania, el último día de luna llena marca el inicio del periodo de caza.

Los investigadores utilizaron datos sobre los leones recopilados desde 1978 en el parque del Serengueti y en el cráter de Ngorongoro, registros de los ciclos lunares (disponibles en la página web del Instituto naval oceanográfico de EEUU) y estadísticas sobre el número de ataques de leones registrados por las autoridades tanzanas en el sureste del país desde 1988.

Más ataques en la estación lluviosa

El análisis de los datos reveló, además, que la frecuencia de ataques aumentaba durante la estación lluviosa, una época en la que es más frecuente que la luna esté oculta por las nubes.

El porcentaje de ataques durante la primera mitad del ciclo lunar (cuando hay abundante luz durante la mayor parte de las noches) era muy inferior a la cifra registrada durante la segunda mitad (con noches muy oscuras o con escasa luz)

Los leones suelen estar hambrientos tras la fase de luna de llena porque la luz que ilumina las noches previas y posteriores a esta fase limita su capacidad para cazar a sus presas. El peligro de sufrir un ataque mortal disminuye, por tanto, a medida que la luna va creciendo. De hecho, en las noches previas a la luna llena se producen muy pocos ataques, según esta investigación.

El estudio recuerda que los humanos siempre han vivido cerca de grandes depredadores nocturnos, como demuestran las pinturas realizadas por los 'Homo sapiens' hace 36.000 años. En la actualidad, leones, tigres, jaguares y leopardos todavía conviven con los humanos en África, Asia y algunas zonas tropicales de América.

Packer y sus colegas señalan que el hecho de que la luna llena diera un respiro a los habitantes de estas áreas podría ayudar a entender por qué a lo largo de los siglos han ido creciendo los mitos sobre nuestro satélite.

Una especie en peligro

El número de ataques de leones aumentó de manera notable desde los años noventa, a medida que los tanzanos fueron asentándose en zonas habitadas por leones. De hecho, en un estudio publicado en la revista 'Nature' en 2005, Packer señalaba que desde 1990 a 2004, los ataques a humanos se habían triplicado. Durante ese periodo murieron al menos 563 personas y más de 300 resultaron heridas. La mayor parte de los sucesos ocurrieron en áreas de reciente colonización. En el 70% de los casos las víctimas fueron varones, probablemente porque son ellos los que con más frecuencia están fuera de sus viviendas al anochecer.

La tendencia ha cambiado en los tres últimos años, en los que se ha detectado una caída en el número de ataques. El temor a estos felinos está poniéndolos en peligro. Y es que el descenso del número de víctimas mortales se debe, sobre todo, a que los tanzanos no dudan en matar a los leones para proteger a sus familias y a su ganado. A esto se suma el auge de los safaris y la caza deportiva, que está contribuyendo a reducir la población del rey de la selva.

El león, que llegó a ser el mamífero más extendido por el planeta, está desapariciendo de una manera alarmantemente rápida. Craig Packer advierte del enorme impacto evolutivo que tendría la desaparición de este felino de la Tierra.

Fuente:

El Mundo Ciencia

2 de mayo de 2011

Los últimos rugidos del rey león

  • Expertos alertan de que apenas quedan 20.000 leones africanos
  • En el Serengueti una carretera partirá en dos su ecosistema
  • Las comunidades locales y la vida silvestre pueden coexistir




Éste es, probablemente, el vídeo más famoso de un león de la Historia. Fue grabado por los documentalistas Dereck y Beverly Joubert a principios de los noventa en la región de Savuti, en el Parque Nacional de Chobe, en Botsuana, cuando el canal que suplía de agua a la zona se secó. La falta de agua provocó una desesperada lucha por la supervivencia entre los animales, según narran en su libro 'Prides'. The Lions of Moremi (Manadas. Los leones de Moremi) los científicos Chris Harvey y Pieter Kat y, entre otras cosas, desencadenó una violenta 'guerra' entre los leones y las hienas. Eventos similares han tenido lugar en Etiopía.

Pero este mismo león tuvo la muerte más estúpida, ridícula e increíble imaginable. Eso sí: fue estúpida, ridícula e increíble no para él, sino para el cazador, estadounidense o europeo, que lo acribilló a balazos en cuanto el animal salió del Parque de Chobe. El 'deportista' lo mató probablemente sin salir del todoterreno mientras el macho montaba a una hembra, tal y como narran los Joubert en su libro 'Hunting with the Moon. The Lions of Savuti' ('Cazando con la luna. Los leones de Savuti').

El destino de este macho parece ser el de toda la especie. Los leones se extinguen. No lo hacen de forma espectacular. No hay manifestaciones pidiendo su protección. Pero apenas quedan 20.000 leones africanos, de ellos menos de 5.000 machos como el del vídeo. En otras palabras: hay menos leones africanos que ballenas azules o rinocerontes blancos. Parece que su destino es el de sus primos asiáticos, condenados a una población relicta de 330 ejemplares en Gir, en el Estado de Guajarat en India, acosados por la consanguinidad y la expansión de la ganadería.

Un 'rey' en el exilio

El león es un rey de la selva en el exilio más humillante. Pocos mamíferos han perdido tanto hábitat desde la llegada del ser humano a la Tierra. Hace 2.500 años, estos felinos acosaban en Grecia a los camellos del rey persa Jerjes. En el siglo XIX los colonizadores franceses de Argelia abatían a estos animales cuando devoraban su ganado. Y hasta la década de 1920 hubo leones cerca de Marraquech y Maquines, en el Atlas marroquí. Los leones de Marruecos eran, de hecho, la mayor subespecie de estos animales del mundo.

Ahora, sin embargo, está empezando una movilización mundial para salvar a los últimos leones. Dereck y Beverly Joubert, que son 'Exploradores residentes' de National Geographic, acaban de estrenar en los cines de EEUU el documental divulgativo destinado a un público familiar 'The Last Lions' ('Los últimos leones'), doblado por el actor Jeremy Irons, que ya ha trabajado con anterioridad con la pareja, y grabado en la reserva privada de Duba, en el Delta del Okavango en Botsuana.

Un documental para la conservación

Los Joubert han tardado casi tres décadas en hacer un trabajo claramente orientado a la conservación -no a la divulgación- de la vida de los leones. ¿Por qué? Desde Botsuana, han respondido por correo electrónico a ELMUNDO.es que "ha habido un periodo de unos 10 años en el que esa palabra que empezaba con 'C' ('conservación') era como 'el beso de la muerte' para cualquier producto en televisión. Y cuando fuimos nombrados Exploradores Residentes por National Geographic fuimos más cautos. ¡Pero entonces nos dimos cuenta de que, a lo largo de nuestras vidas, la población de leones ha caído de 450.000 a 20.000! Había que hacer algo. Además, nuestro historial de filmes de éxito con National Geographic nos ponía en condiciones de hacer una película vinculada a una causa. Y formamos la Iniciativa de los Grandes Gatos (Big Cats Initiative) con National Geographic. Por último, hemos llegado a un punto en nuestras carreras en que, si no logramos cambiar las cosas, no merece la pena seguir en este trabajo".




Los últimos leones de la Historia tienen dos amenazas y un problema propio. La primera amenaza es la expansión de la actividad humana. La segunda, la llamada 'caza deportiva', aunque matar un león es a menudo tan difícil como hacer tiro al blanco. Y el problema, la estructura social de estos felinos, que hace que necesiten territorios enormes y sin seres humanos para vivir. Porque, no lo olvidemos, los leones comen desde lagartos hasta elefantes subadultos. Y las vacas y los seres humanos están en su menú.

Craig Packer, de la Universidad de Minnesota, el mayor experto en leones del mundo, que lleva tres décadas investigando a estos animales en la zona sur del Parque Nacional de Serengueti, en Tanzania, comentaba hace un mes al suplemento de Ciencia de este periódico 'Eureka' que "para que una población de leones sea viable, debe tener más de 1.000 ejemplares". Eso deja sólo cuatro núcleos en el mundo: el Serengueti (en Tanzania) y la reserva adyacente de Masai Mara (en Kenia); la Reserva de Caza de Selous (en Tanzania); el Parque Nacional de Kruger (en Sudáfrica) y la región del Okavango y Chobe, en Botsuana. En total, esas cuatro poblaciones suman unos 7.500 animales, casi la mitad de los cuales viven en el Serengueti/Mara.

Desde Botsuana, los Joubert rechazan la visión de Packer. En una entrevista por correo electrónico con ELMUNDO.es, se declaran "un poco más optimistas. En nuestra opinión, cualquier población de más 100 animales es importante", aunque no descartan de plano que el biólogo de la Universidad de Minnesota tenga razón. En todo caso, "estamos en una situación tan desesperada que tenemos que aprender tácticas de guerra, que nos enseñan, básicamente, a proteger el núcleo y luego a centrarnos en las 'fuerzas' -o poblaciones exteriores-.

Otro problema es que, si los esfuerzos se centran en el Serengueti, Selous, Kruger y Okavango, desaparecerán los últimos leones de países como Camerún o Sudán, "de los que sabemos muy poco y cuya extinción además supondrá una pérdida de diversidad genética".

Un ecosistema, en dos

El problema es que, a día de hoy, los 3.000 leones del Serengueti/Mara están en grave peligro. El Gobierno tanzano quiere construir el año que viene una carretera que partirá en dos ese ecosistema y liquidará la migración anual de casi dos millones de ñus, cebras y gacelas y, con ella, a la mayor población de leones del mundo.

El Ejecutivo que dirige el presidente Jakaya Kikwete se ha negado a considerar cualquier ruta alternativa que no destruya la migración, pese a que el Gobierno alemán ha llegado incluso a ofrecer financiación para evitar la aniquilación del Serengueti. La cuestión ha alcanzado tal grado de tensión política que el Banco Mundial ha prohibido a sus funcionarios que hablen con la prensa sin autorización expresa acerca de la cuestión.

Lea el artículo completo en:

El Mundo Ciencia

17 de marzo de 2011

Comprobado: Las elefantas mayores son más sabias

elefantas

Las elefantas vivien en grupos sociales organizados.

Si en muchas culturas las personas mayores son muy respetadas, también lo son en el reino animal. Pero los elefantes parecen prestar más atención a las elefantas de más edad, según sugiere un estudio.

Los científicos encontraron que los elefantes siguen a las hembras, especialmente cuando escuchan el sonido de un depredador que se acerca.

El equipo de investigación supervisó las reacciones de los elefantes africanos cuando oyeron el sonido de leones rugiendo.

Cuando se trataba de un grupo de animales con una líder femenina o matriarca, los elefantes se organizaban muy rápidamente a la defensiva formando un grupo, al oír a un león macho.

Los hallazgos fueron publicados en la revista especializada Proceedings of the Royal Society B.

Los investigadores ya sabían que las elefantas más viejas juegan un papel muy importante en sus grupos sociales.

Pero en este estudio, dirigido por Karen McComb y Shannon Graeme, de la Universidad de Sussex en el Reino Unido, los científicos lograron poner esto a prueba en un entorno natural.

El experimento

Para llegar a este hallazgo, los investigadores grabaron los rugidos de leones, y separaron los sonidos de leones machos y leonas hembras.

leon

Las elefantas más viejas pueden distinguir entre el rugido del león macho y de las leonas.

Luego utilizaron altavoces para reproducir estos sonidos a 39 grupos de elefantas en el Parque Nacional de Amboseli, en Kenia.

Los grupos con líderes femeninas de mayor edad, o matriarcas, respondieron muy rápidamente a los rugidos de los leones machos. Los animales se detuvieron a escuchar con atención, y a continuación, se amontonaron para defenderse.

"Los leones machos representan una amenaza muy real para los elefantes", afirma la doctora McComb. "Son capaces de derribar a una cría, incluso cuando atacan solos".

En cambio, es poco probable que las leonas hembras ataquen a un elefante, a menos que estén en un gran grupo, y los investigadores encontraron que las elefantas mas viejas eran capaces de distinguir entre el sonido de un león macho y de una leona.

Los grupos compuestos por elefantas de más edad eran mucho más hábiles a la hora de formar esta especie de "pelotón defensivo", e incluso, de acercarse agresivamente al altavoz cuando se les proyectaban los rugidos de los leones machos.

En cambio, "las matriarcas más jóvenes no parecía tan preocupado por los leones machos como deberían," comenta la investigadora Karen McComb.

"Creemos que esto se debe a que las más jóvenes no han tenido suficiente contacto con esta amenaza, ya que los leones no atacan a los elefantes muy a menudo", agrega.

Edad y experiencia

El equipo de científicos británicos tiene ahora el reto de descubrir qué hacen exactamente las elefantas más experimentadas, para desencadenar esta respuesta tan coordinada.

"No emiten señales de voz fuerte. Creemos que aplican señales muy sutiles con su cuerpo y su postura, y también estamos buscando vocalizaciones suaves", agrega.

En investigaciones previas el equipo había encontrado que las elefantas mayores, y al parecer más sabias, eran más capaces de saber si otros elefantes eran "amigos" o intrusos en sus grupos sociales.

Josh Plotnik, de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, quien ha estudiado el complejo comportamiento social de los elefantes asiáticos, dijo que los resultados eran "muy emocionante" y que tenía implicaciones para futuros estudios sobre una gran variedad de especies que viven en grupos.

"Mi experiencia con elefantes asiáticos sugiere una tendencia similar," dijo a la BBC.

"Las elefantas más viejas parecen mucho más alerta de las amenazas potenciales que las más jóvenes, lo que probablemente es debido a una mayor experiencia con una mayor variedad de presiones ambientales".

Lo más interesante de este estudio fue, según su investigadora principal, la capacidad de los elefantes de establecer, con rapidez y precisión, la diferencia entre el rugido de un león macho y un león hembra.

"Las diferencias son muy sutiles. Para nosotros los humanos es muy difícil distinguirlos".

Según la científica, este estudio también demostró la necesidad de conservar y proteger a los animales de más edad.

Fuente:

BBC Mundo

27 de septiembre de 2010

¿Por qué los leones rugen y los gatos salvajes maullan?


Hábitats abiertos
(tonos profundos)

  • Leones
  • Servales
  • Guepardos

Hábitats densos
(tonos agudos)

  • Gatos salvajes
  • Leopardos
  • Gatos jaspeados


León rugiendo

Los rugidos del león se producirían debido a que vive en hábitats más abiertos.

Las diferencias entre el rugido de un león y el maullido de un gato salvaje tienen más que ver con sus lugares de residencia que con su tamaño.

Investigadores alemanes analizaron los sonidos emitidos hasta por 27 tipos de félidos y estudiaron cómo cambiaban en hábitats que iban desde grandes desiertos a junglas densamente pobladas.

Y los científicos encontraron que los félidos que viven en áreas abiertas emiten sonidos más profundos que aquellos que provienen de hábitats más cerrados.

Anteriores investigaciones sugerían que era el tamaño del felino el que determinaba el tono de los sonidos que emiten, los que están destinados a encontrar pareja o defender un territorio.

Sonidos y hábitats

Los profesores Gustav Peters y Marcell Peters del Museo de Investigación Zoológica Alexander Koenig de Bonn, en Alemania, analizaron la frecuencia media de las llamadas de larga distancia realizadas por 27 especies de félidos.

Entre ellos se incluían grandes animales que emiten rugidos, como leones, tigres y jaguares, que son capaces de rugir debido a la estructura especial de sus gargantas.

Después estudiaron las relaciones entre los sonidos emitidos por los animales, su tamaño y el hábitat en el que viven, publicando sus conclusiones en la revista Biological Journal de la Sociedad Linneana de Londres.

Los investigadores encontraron que las especies félidas que viven en hábitats más abiertos, como el león, el serval o el guepardo -también conocido como chita- emiten sonidos más profundos.

Mientras que los félidos que viven en hábitats más densos -como los gatos salvajes, los leopardos y el poco conocido gato jaspeado- se comunican en un tono más elevado y agudo.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia & Tecnología

13 de julio de 2010

Desciende en un 60% el número de mamíferos en los parques africanos


Martes, 13 de julio de 2010

Desciende en un 60% el número de mamíferos en los parques africanos


Africa se está quedando sin leones, sin jirafas, sin cebras...
León en una reserva natural en Pretoria

Los resultados de la investigación son mucho peor de lo esperado.

El número de cebras, jirafas, leones y otros grandes mamíferos cayó en casi un 60% en los parques nacionales africanos desde 1970, según afirma un estudio realizado por científicos británicos.

El equipo conjunto de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, y la Sociedad Zoológica de Londres, resalta la pérdida de biodiversidad en el continente africano y afirma que la posible causa de este gran descenso sería la sobreexplotación de la caza y los cambios de hábitat.

Ambas causas podrían encontrar una explicación, además, en el expansivo crecimiento de la población humana.

La extensa red de parques nacionales africanos cubre el 15% del continente, es decir, cinco millones de metros cuadrados o un área similar a diez veces la del Reino Unido, un poco más amplia que la Unión Europea de los 27 y un poco menor que dos veces la extensión de Argentina.

Estos parques nacionales, que se cree juegan un papel fundamental en la conservación de las especies más conocidas del planeta, constituyen el hogar para animales tan emblemáticos como el búfalo, el antílope, el leopardo, el elefante, el ñu o el guepardo.

Falta de recursos

El nuevo estudio, publicado en la revista Biological Conservation, se centró en observar la trayectoria de 69 de las 78 especies de mamíferos protegidos en Africa.

Y pone de manifiesto que áreas protegidas como el Serengeti o Masai Mara, que son frecuente destino turístico, fallarían en su objetivo de preservar la supervivencia de estas especies.

La falta de vigilancia sería uno de los motivos principales que marcaría la diferencia en los parques africanos.

Algunos de ellos se encuentran situados en el centro de alguno de los países más pobres del mundo, donde no existen los recursos suficientes para alejar o controlar la actividad de los cazadores.

Son también los países que más directamente sufren las consecuencias de los excesos de población.

"Existen literalmente cientos de parques en África, pero la mayoría no vigilan a sus animales lo suficientemente cerca. Se necesitan inspecciones aéreas, que son costosas", explica Ian Craigie, autor principal de la investigación.

Correlación entre recursos y gestión

Cebras

Los parques nacionales africanos son visitados por miles de turistas cada año.

Los investigadores observaron que la región donde más población de animales se había perdido, hasta un 85% de descenso en algunas especies, se situaba en la zona más pobre, en África occidental, mientras que el único lugar en el que se habían producidos aumentos de población era en sur del continente.

"Los parques sudafricanos tienen mucha mejor financiación que los del resto de África. Están mejor gestionados, tienen una mayor número de trabajadores y son mejores a la hora de defenderse de los cazadores furtivos y de otras amenazas. Generalmente hay una correlación entre buena gestión y un menor riesgo de incidentes de caza", explica Craigie.

"Los grupos conservacionistas venían diciendo desde hace mucho tiempo que los parques no funcionan como deberían, pero nos ha sorprendido la escala del problema", explica el investigador.

Sin embargo, los expertos inciden en que esto no significa que los parques nacionales africanos no estén funcionando en absoluto. "Al contrario, muchas criaturas como el rinoceronte sólo existen en los parques, sin ellos las cosas serían mucho peor", enfatiza Craigie.

Pero su estudio viene a señalar que la solución al problema se encuentra en la necesidad de una mejor financiación.

Fuentes:

El Mundo Ciencia

BBC Ciencia & Tecnología

2 de marzo de 2007

Estos son los 10 animales más letales
Jueves 1 de marzo de 2007
Top ten elaborado por el sitio LiveScience.com sitúa al mosquito como el más peligroso.


La pregunta es típica. ¿Cuál es el animal más peligroso? En www.livescience.com/animalwolrd/top10_deadliestanimals publican una lista que puede resultar polémica. Es así como no incluye a asesinos declarados como el tigre de Bengala, la serpiente mamba negra o la abeja africana. Tampoco toma en cuenta al hombre, que para algunos es el criminal por excelencia.

1
Los mosquitos son molestosos y en algunos casos, letales. Un género en particular, el Anopheles, que habita las zonas tropicales en África, Asia y América, es responsable de la transmisión de la malaria. De las 400 especies de Anopheles, unas 30 a 40 transmiten cuatro clases diferentes de los parásitos causantes de la enfermedad. Cada año se presentan más de 200 millones de casos en el mundo y 2 millones de muertes. Sólo en el África subsahariana anualmente fallece 1 millón de niños.


2
Aunque la cobra asiática no es el reptil con el veneno más letal del planeta, es la que mata más personas anualmente. La neurotoxina que inyecta al morder produce convulsiones, vómitos, paralización de las extremidades y culmina con necrosis y colapso respiratorio. Es especialmente fatal en los niños, quienes pueden morir una hora después de la mordida. Tan sólo en India los ataques de cobra suman 10 mil cada año. Están entre las serpientes más inteligentes, lo que han aprovechado los llamados "encantadores", para ejercer su oficio. Entre sus enemigos naturales se cuentan la mangosta y las aves rapaces.




3
La cubomedusa australiana no posee cerebro y sólo se alimenta de zooplancton. Parece inofensiva, pero es el animal marino más letal. La clave está en sus tentáculos (posee de 10 a 60), que secretan una sustancia tóxica. No hay peor idea que pisar uno de esos apéndices: puede significar la muerte en cuatro minutos. Vive en las aguas del norte de la enorme isla austral.


4
Para los tiburones blancos, nosotros somos apenas peces. Y no se van a detener a comprobarlo. Si llegan a percibir sangre en el agua, se ponen frenéticos y atacan todo lo que se mueva, no importa la hora ni la condición climática. Unas quince personas mueren al año por sus ataques, trituradas, casi licuadas, por sus 30 mil dientes.






5
Al tope de la cadena alimentaria africana se encuentra el león. Rápido y letal, sus dientes afilados como navajas le ayudan a desgarrar rápidamente su presa. Es el segundo felino más grande tras el tigre. Las hembras cazan y los machos defienden el territorio. Cuando atacan humanos, normalmente el autor es un macho.






6
Los cocodrilos australianos de agua salada (los mismos de Cocodrilo Dundee) se camuflan como troncos a la espera de atacar cualquier presa que se mueva, incluso al hombre. Tras capturar a su víctima, la ahogan, desmiembran y devoran.


7
Los elefantes parecen simpáticos, pero no hay que engañarse: no todos son como Dumbo. Su ira es legendaria y pueden arrasar con aldeas completas. Y en cautiverio no faltan los que atacan a su cuidador en el zoológico o el circo. Unas 500 personas mueren anualmente, agredidas por estos volátiles paquidermos.





8
En el zoológico los osos polares nos pueden parecer hasta tiernos, pero frente a frente podrían decapitarnos mediante un solo zarpazo. Sin problemas devoran focas, morsas jóvenes o elefantes marinos. Y si están demasiado hambrientos, tampoco le hacen asco a un humano.


9
El búfalo del Cabo puede parecer una gran vaca, pero tanto en grupo como a solas, es de temer. Nos ve como depredadores y por eso no nos quiere. Si está muy molesto, arremete contra cualquier representante de nuestra especie y lo perfora con sus cuernos. Y también puede usar sus 900 kilos para aplastarlo.





10
La diminuta rana dardo venenoso de América tropical, secreta una pegajosa neurotoxina que mantiene a los depredadores alejados. Cada uno de estos vistosos anfibios (sus colores van desde el naranja y negro azulado al amarillo) produce suficiente toxina para matar a 10 personas.











Fuente:

Diario El Mercurio
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