- Expertos alertan de que apenas quedan 20.000 leones africanos
- En el Serengueti una carretera partirá en dos su ecosistema
- Las comunidades locales y la vida silvestre pueden coexistir
Éste es, probablemente, el vídeo más famoso de un león de la Historia. Fue grabado por los documentalistas Dereck y Beverly Joubert a principios de los noventa en la región de Savuti, en el Parque Nacional de Chobe, en Botsuana, cuando el canal que suplía de agua a la zona se secó. La falta de agua provocó una desesperada lucha por la supervivencia entre los animales, según narran en su libro 'Prides'. The Lions of Moremi (Manadas. Los leones de Moremi) los científicos Chris Harvey y Pieter Kat y, entre otras cosas, desencadenó una violenta 'guerra' entre los leones y las hienas. Eventos similares han tenido lugar en Etiopía.
Pero este mismo león tuvo la muerte más estúpida, ridícula e increíble imaginable. Eso sí: fue estúpida, ridícula e increíble no para él, sino para el cazador, estadounidense o europeo, que lo acribilló a balazos en cuanto el animal salió del Parque de Chobe. El 'deportista' lo mató probablemente sin salir del todoterreno mientras el macho montaba a una hembra, tal y como narran los Joubert en su libro 'Hunting with the Moon. The Lions of Savuti' ('Cazando con la luna. Los leones de Savuti').
El destino de este macho parece ser el de toda la especie. Los leones se extinguen. No lo hacen de forma espectacular. No hay manifestaciones pidiendo su protección. Pero apenas quedan 20.000 leones africanos, de ellos menos de 5.000 machos como el del vídeo. En otras palabras: hay menos leones africanos que ballenas azules o rinocerontes blancos. Parece que su destino es el de sus primos asiáticos, condenados a una población relicta de 330 ejemplares en Gir, en el Estado de Guajarat en India, acosados por la consanguinidad y la expansión de la ganadería.
Un 'rey' en el exilio
El león es un rey de la selva en el exilio más humillante. Pocos mamíferos han perdido tanto hábitat desde la llegada del ser humano a la Tierra. Hace 2.500 años, estos felinos acosaban en Grecia a los camellos del rey persa Jerjes. En el siglo XIX los colonizadores franceses de Argelia abatían a estos animales cuando devoraban su ganado. Y hasta la década de 1920 hubo leones cerca de Marraquech y Maquines, en el Atlas marroquí. Los leones de Marruecos eran, de hecho, la mayor subespecie de estos animales del mundo.
Ahora, sin embargo, está empezando una movilización mundial para salvar a los últimos leones. Dereck y Beverly Joubert, que son 'Exploradores residentes' de National Geographic, acaban de estrenar en los cines de EEUU el documental divulgativo destinado a un público familiar 'The Last Lions' ('Los últimos leones'), doblado por el actor Jeremy Irons, que ya ha trabajado con anterioridad con la pareja, y grabado en la reserva privada de Duba, en el Delta del Okavango en Botsuana.
Un documental para la conservación
Los Joubert han tardado casi tres décadas en hacer un trabajo claramente orientado a la conservación -no a la divulgación- de la vida de los leones. ¿Por qué? Desde Botsuana, han respondido por correo electrónico a ELMUNDO.es que "ha habido un periodo de unos 10 años en el que esa palabra que empezaba con 'C' ('conservación') era como 'el beso de la muerte' para cualquier producto en televisión. Y cuando fuimos nombrados Exploradores Residentes por National Geographic fuimos más cautos. ¡Pero entonces nos dimos cuenta de que, a lo largo de nuestras vidas, la población de leones ha caído de 450.000 a 20.000! Había que hacer algo. Además, nuestro historial de filmes de éxito con National Geographic nos ponía en condiciones de hacer una película vinculada a una causa. Y formamos la Iniciativa de los Grandes Gatos (Big Cats Initiative) con National Geographic. Por último, hemos llegado a un punto en nuestras carreras en que, si no logramos cambiar las cosas, no merece la pena seguir en este trabajo".
Los últimos leones de la Historia tienen dos amenazas y un problema propio. La primera amenaza es la expansión de la actividad humana. La segunda, la llamada 'caza deportiva', aunque matar un león es a menudo tan difícil como hacer tiro al blanco. Y el problema, la estructura social de estos felinos, que hace que necesiten territorios enormes y sin seres humanos para vivir. Porque, no lo olvidemos, los leones comen desde lagartos hasta elefantes subadultos. Y las vacas y los seres humanos están en su menú.
Craig Packer, de la Universidad de Minnesota, el mayor experto en leones del mundo, que lleva tres décadas investigando a estos animales en la zona sur del Parque Nacional de Serengueti, en Tanzania, comentaba hace un mes al suplemento de Ciencia de este periódico 'Eureka' que "para que una población de leones sea viable, debe tener más de 1.000 ejemplares". Eso deja sólo cuatro núcleos en el mundo: el Serengueti (en Tanzania) y la reserva adyacente de Masai Mara (en Kenia); la Reserva de Caza de Selous (en Tanzania); el Parque Nacional de Kruger (en Sudáfrica) y la región del Okavango y Chobe, en Botsuana. En total, esas cuatro poblaciones suman unos 7.500 animales, casi la mitad de los cuales viven en el Serengueti/Mara.
Desde Botsuana, los Joubert rechazan la visión de Packer. En una entrevista por correo electrónico con ELMUNDO.es, se declaran "un poco más optimistas. En nuestra opinión, cualquier población de más 100 animales es importante", aunque no descartan de plano que el biólogo de la Universidad de Minnesota tenga razón. En todo caso, "estamos en una situación tan desesperada que tenemos que aprender tácticas de guerra, que nos enseñan, básicamente, a proteger el núcleo y luego a centrarnos en las 'fuerzas' -o poblaciones exteriores-.
Otro problema es que, si los esfuerzos se centran en el Serengueti, Selous, Kruger y Okavango, desaparecerán los últimos leones de países como Camerún o Sudán, "de los que sabemos muy poco y cuya extinción además supondrá una pérdida de diversidad genética".
Un ecosistema, en dos
El problema es que, a día de hoy, los 3.000 leones del Serengueti/Mara están en grave peligro. El Gobierno tanzano quiere construir el año que viene una carretera que partirá en dos ese ecosistema y liquidará la migración anual de casi dos millones de ñus, cebras y gacelas y, con ella, a la mayor población de leones del mundo.
El Ejecutivo que dirige el presidente Jakaya Kikwete se ha negado a considerar cualquier ruta alternativa que no destruya la migración, pese a que el Gobierno alemán ha llegado incluso a ofrecer financiación para evitar la aniquilación del Serengueti. La cuestión ha alcanzado tal grado de tensión política que el Banco Mundial ha prohibido a sus funcionarios que hablen con la prensa sin autorización expresa acerca de la cuestión.
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