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20 de noviembre de 2012

Experimento: Los líquidos que no se mezclan

O dicho más finamente… inmiscibles.

Supongo que conocéis el caso del agua y del aceite.

Por si no es así, empezamos con este.

Echad un poco de agua y un poco de aceite en un vaso.

Veréis que el aceite queda arriba y no se mezclan.

Agitad vigorosamente, incluso con una batidora si queréis.

Ahora parece que están casi mezclados, pero si observáis pacientemente, veréis que las gotas (se llaman micelas) van uniéndose y al cabo de un rato… de nuevo el aceite arriba y el agua debajo.

Y ahora, a lo profesional, con CINCO LÍQUIDOS DISTINTOS: Miel, jabón, agua, aceite y alcohol.

Veréis que echan colorante al agua y al alcohol para hacerlo más vistoso.





Impresionante, verdad?

En el video van dando instrucciones porque ya veis que hay que hacerlo con mucho cuidadín. Básicamente echar los dos primeros sin tocar las paredes y los otros haciéndolos deslizar por las paredes.

Cuando echas colorante al alcohol y al agua se puede estropear el efecto porque el alcohol atraviesa la capa de aceite (aunque luego suba) y los colorantes se pueden mezclar. En el video se aprecia que queda una pequeña capa de rojo sobre la de agua verde.
Pero les sale estupendo de todas formas.

La explicación de por qué no se mezclan tiene que ver con la estructura molecular de los líquidos.
Si los extremos de las moléculas de un líquido son afines con los del otro, se atraerán, “se pegarán” unas a otras formando una mezcla, como pasa con el alcohol y el agua.

En cambio, si no hay atracción, las moléculas no se unen y el líquido menos denso quedará sobre el más denso, como en el caso del agua y el aceite.

Puede ser un bonito regalo para el Día de la Madre (científica)??

Actualización:

Releyendo quizá pueda inducir a error. Así que aclararé.

El agua, el alcohol, la miel y el jabón son polares y pueden mezclarse entre sí.

El aceite es apolar.

La miel, el jabón y el agua se mantienen separados (si se hace con cuidado) por la diferencia de densidad.

El agua y el aceite por ser polar y apolar y se “colocan” según densidad.

El aceite y el alcohol se separan por la misma razón que el agua y el aceite.

Si lo remueves todo, se mezcla todo lo polar y queda separado del aceite.

Actualización: Aquí tenéis cómo hacer una torre con nueve líquidos 

Fuente:

La Ciencia Para Todos

11 de noviembre de 2012

Experimentos: Condensación en un vaso

Hace tiempo un profesor nos contaba que la mujer que trabajaba en su casa (con pocos estudios) le decía: “Sus vasos están rotos, pierden agua”.


Fijaos que el agua se está condensando en el exterior del vaso, las gotas que se forman caen “por fuera”.

La idea central de este experimento es que: el aire está lleno de cosas.

Aparte de las respuestas de Dylan, polvo, polen… hay un montón de agua

La cantidad de agua que “cabe” en el aire tiene que ver con la presión a la que está ese aire y, como sabréis, con la temperatura. A mayor temperatura, más agua puede “disolverse” en el aire.

En este sentido no es muy distinto de disolver azúcar en té.

Si caliento el té puedo disolver más azúcar que si le té está frío, y más interesante aún, si dejo que se enfríe el té, comienza a “salirse” el azúcar el té, quedando en el fondo.

Esto es lo que ocurre en el vídeo.

Dice que es un experimento para un día lluvioso. Esto nos dice que el aire estará bastante “lleno” de agua. La terminología correcta es: saturado.

Cuando ese aire, templado y saturado de agua, toca las paredes frías del vaso su temperatura desciende. En ese momento ya no le “cabe” tanto agua y esa agua se condensa en la superficie del vaso.

Es un fenómeno muy corriente, que con facilidad identificaréis en otros fenómenos cotidianos como el rocío, las gotas de agua en el espejo cuando te duchas o el agua que cae de los equipos de aire acondicionado.

Fuente:


19 de septiembre de 2012

Casi tan caliente como el Big Bang

El LHC utiliza plomo acelerado para estudiar el estado primordial de la materia

El experimento Alice explora el plasma a 100.000 veces la temperatura del Sol

 

Simulación de una colisión de núcleos de plomo en el detector Alice del acelerador LHC. / CERN / ALICE

Cuando la materia se calienta hasta temperatura extrema, tan extrema como 100.000 veces la del centro del Sol, suceden cosas raras. Los átomos dejan de ser átomos e incluso los núcleos atómicos se disgregan en sus componentes fundamentales para formar un nuevo estado de la materia, una sopa de partículas con propiedades exóticas. Así debió de ser el universo al principio, en los primeros instantes después del Big Bang, mucho antes de que al expandirse y enfriarse aquel cosmos primitivo pudieran formarse los átomos y luego las estrellas, las galaxias, los planetas...

¿Cómo reproducir en el laboratorio esas condiciones de altísima temperatura? El gran acelerador de partículas LHC, en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN, junto a Ginebra), además de servir para cazar el famoso bosón de Higgs, sirve para generar minúsculas gotas de esa sopa supercaliente de partículas elementales (quarks y gluones). Pero, para ello, en lugar de acelerar y colisionar protones, hay que acelerar y hacer chocar plomo, o más bien, núcleos de plomo. Uno de los grandes experimentos del LHC, el Alice, está especializado precisamente en la exploración de ese microcosmos ardiente y cuenta con un mes al año de colisiones de plomo acelerado en el LHC o, como se ha ensayado hace unos pocos días, de plomo contra protones.

“El plasma de quarks y gluones debió de ser el estado de la materia más abundante, si no el único, durante las primeras milmillonésimas de segundo tras el Big Bang, pues la temperatura que reinaba por aquel entonces era de un billón de grados centígrados, lo que equivale a un 1 seguido de 12 ceros, es decir, un millón de veces la temperatura del interior del Sol, que no de la superficie, que está en unos 6.000 grados”, comenta Ginés Martínez, director de investigación del CNRS francés, que lidera el equipo de Alice de su laboratorio en Nantes. “En el LHC nos acercamos pues a esas temperaturas del principio del universo al crear microgotas de ese plasma de quarks y gluones que duran una billonésima de billonésima de segundo”, continúa.

En las colisiones del acelerador LHC se han alcanzado 5,5 billones de grados

“Con Alice tenemos la oportunidad de observar y estudiar las propiedades de ese estado primordial de la materia”, explica Despina Hatzifotiadou, física del experimento. De momento, continúa, en las semanas de colisiones plomo/plomo que ya se han hecho en el LHC, en 2010 y 2011, se ha observado cómo esta sopa de quarks y gluones se comporta como un líquido perfecto, prácticamente sin fricción, y opaco. “Además, hemos batido un récord al crear la mayor temperatura en el universo: unos 5,5 billones de grados kelvin”, añade. Es la temperatura que tendría el universo 10 milmillonésimas de segundo después de la gran explosión inicial, dice Carlos Pajares, que lidera el grupo español de la Universidad de Santiago que participa en Alice. “Se trata de estudiar precisamente la transición de fase entre el estado de las partículas elementales tal y como están en los componentes del núcleo atómico a esa sopa de quarks y gluones”, añade este físico teórico.

En el LHC estaba previsto que tras la fase actual de colisión de protones (hasta final de año) hubiera un mes de colisiones de plomo/plomo en enero. Pero han cambiado ligeramente los planes, explica Hatzifotiadou, y serán choques de haces de plomo contra haces de protones, lo que permitirá a los físicos hacer comparaciones de las propiedades del plasma con diferentes tipos de colisión.

Un millar de físicos e ingenieros de 31 países trabajan en Alice, uno de los cuatro gigantescos detectores de partículas del LHC (otros dos, el Atlas y el CMS, también aportan información en esta vertiente de la investigación de la sopa de quarks y gluones). No hay que olvidar que aunque Alice se sitúe en los récords de energía y temperatura, la instalación estadounidense RHIC avanzó mucho en este camino del nuevo estado de la materia en la última década, recuerdan los expertos. Allí se crearon, hace 10 años, las primeras gotas de la sopa de quarks y gluones, apunta Martínez.

Los quarks parecen prisioneros eternos confinados dentro de los protones

Es todavía un misterio sin resolver por qué los protones y los neutrones de los núcleos de los átomos tienen una masa cien veces superior a la de los quarks que los forman y por qué sus quarks parecen ser sus prisioneros eternos.

Para entender estos dos problemas hay que repasar un poco la composición del átomo, que está formado por un núcleo y electrones; el núcleo, a su vez, está formado por protones y neutrones y cada uno de estos, por tres quarks, unidos por la denominada fuerza fuerte, de la que se ocupan los gluones. Pues bien, los quarks no se pueden separar unos de otros, están confinados dentro del protón o del neutrón, y cuanto más fuerte intenta uno separarlos, más fuertemente se unen. Es como si estuvieran sujetos con una goma (los gluones), que resulta más y más difícil estirar cuanto más tensa está. Pero a partir de un momento, a muy alta temperatura, la goma se rompe y esas partículas elementas, en libertad, forman la famosa sopa, explica Pajares. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué reglas rigen esa transición y sus propiedades? Este es el terreno de los físicos de Alice.

Otro misterio pendiente es el de la masa del protón. Resulta que los tres quarks que lo forman “representan solo el 1% de su masa, esa cuyo origen se explica con el mecanismo del bosón de Higgs”, argumenta Martínez. ¿Y el resto? “El 99% restante de la masa se crea por el proceso de confinamiento de quarks”, añade.

Fuente:

El País Ciencia

29 de junio de 2012

Una materia 250.000 veces más caliente que el Sol

Científicos estadounidenses han logado una hazaña digna del récord Guinness. Creen que es lo que existió justo antes de Big Bang y la creación del Universo


Según puede leerse en la agencia RT, "esa materia alcanza los cuatro billones de grados centígrados. Con este propósito, los investigadores del Laboratorio Nacional de Brookhaven (Nueva York) querían conseguir esta materia formada de un plasma de quarks y gluones, que se cree existió por unas pocas millonésimas de segundo después del Big Bang y la creación del Universo.

"Cuando el Universo todavía era pequeño y caliente, este material probablemente existió e influyó en su desarrollo", explicó el doctor en ciencias físico-matemáticas, profesor Mikhaíl Polikarpov L. "Todo lo que encontramos ahora y podemos observar, se deriva de esta sustancia, compuesta de quarks y gluones. Aunque se llama plasma, en lo que se refiere a sus propiedades es muy diferente del plasma normal", contó.

Los científicos opinan que la creación de esta 'sopa supercaliente' podría darles nuevos conocimientos sobre las propiedades del Universo primitivo. Los representantes del Libro Guinness de los Récords reconocieron oficialmente el logro, atribuyéndole la categoría de "la temperatura más alta obtenida artificialmente".  

Fuente:

22 de marzo de 2012

¿A qué temperatura se congela el agua? No. No es a 0 °C

Especial: Día del Agua



cubitosUn equipo de químicos de la Universidad de Utah (EE UU) acaba de demostrar que el agua no se congela totalmente hasta que alcanza los -13ºC, y no a 0ºC como solemos pensar. Es a esa temperatura extremadamente baja cuando el agua no solo se enfría sino que definitivamente su estructura molecular cambia y adquiere formas tetraédricas, en las que cada molécula de agua se une a otras cuatro, formando lo que conocemos como hielo. No obstante, incluso a estas temperaturas pueden quedar restos de agua líquida entre el agua sólida, aunque dura tan poco tiempo que resulta casi imposible de detectar o medir.

Al margen del interés de la investigación desde el punto de vista de la física, los autores del estudio, que publican sus conclusiones en la revista Nature, aseguran que para las predicciones sobre el cambio climático puede ser realmente útil conocer “a qué temperatura exacta se enfría el agua y cristaliza en forma de hielo”.

Fuente:

Muy Interesante

Las nubes no están formadas por vapor de agua...

Entre contrails

Una conversación reciente me trae a la memoria una de esas ideas que, de tanto repetirse, tienden a ser consideradas como verdades indudables cuando, en realidad, son completamente falsas. Vamos allá: No, las nubes no están formadas por vapor de agua, así de claro. Llama la atención cómo la definición de la palabra nube presente en el actual diccionario de la RAE cae en el mismo error, veamos:

Masa de vapor acuoso suspendida en la atmósfera.

Menos mal que, en el artículo enmendado, avance de la vigésima tercera edición, la definición se ajusta mucho mejor al mundo real:

Agregado visible de minúsculas gotitas de agua, de cristales de hielo o de ambos, suspendido en la atmósfera y producido por la condensación de vapor de agua.

Desconozco el origen concreto del error aunque supongo que esos dibujos del “ciclo hidrológico” que han aparecido en libros infantiles durante décadas pueden tener algo que ver. A fin de cuentas, en ellos se observa una flecha que asciende desde el mar o los ríos, en los que se evapora parte del agua (nada que ver aquí la ebullición, por supuesto) y se forman nubes en lo alto gracias a la condensación de ese vapor de agua presente en la atmósfera. Vale, queda claro, se condensa el vapor de agua, que por otra parte es invisible, para formar las nubes, que no son más que masas formadas por minúsculas gotas de agua líquida y/o cristales de hielo, no por vapor.

En fin, este es el tipo de “saberes” que, por mucho que se intenten corregir, seguirán siendo popularmente repetidos de forma errónea. Ay, ciertamente en muchas ocasiones es peor creer saber algo, de forma errónea, que desconocerlo por completo. Por cierto, si llueve o nieva no es porque se “condense” el vapor de agua, sino por agregación o coalescencia de las gotitas en otras más grandes que ya no pueden mantenerse suspendidas en el aire, pero esa es otra historia que espero comentar en un futuro

Fuente:

Tecnología Obsoleta

11 de enero de 2012

Conocer Ciencia TV - Química (Enciclopedia Oxford)

Saludos...

Estamos de regreso. En una nueva temporada de "Conocer Ciencia". En esta oportunidad les hablaré sobre la química, la ciencia que estudia la estructura interna de la materia, y como TODO en este Universo es materia, pues, podemos decir, con toda objetividad, que la química estudia la estructura interna de TODO.

Recuerden que el proghrama sale al aire los d+ías lunes, miércoles y viernes, de 7 pm a 8 pm, vía EconoCable, canal 14 (Barranca-Perú)

Los dejo con los power points de los dos primeros propgramas, conoceremos la definición de la química y de la materia, conoceremos los cinco estados de la materia (plasma, gaseoso, líquido, sólido y súper sólido) y además les contaremos sobre los cristales y su rol dentro de la estructura de la materia... y finalmente conoceremos las principales propiedades químicas de el agua, el líquido vital.

Conocer Ciencia TV - Química 1



Conocer Ciencioa TV - Química 2


En "Conocer Ciencia" apostamos por el conocimiento libre, por ello ustede puede acceder y descargar estas presentaciones para los usos educativos y culturales que usted estime convenientes. En breve estaré subiendo los siguientes programas de Química Fácil.

Espero sus comentarios... Hasta pronto

Leonardo Sánchez Coello
conocerciencia@yahoo.es
conocerciencia@gmail.com

21 de diciembre de 2011

Nada es más rápido que la luz

¿Por qué la materia no puede moverse más deprisa que la velocidad de la luz?

Fotones que salen disparados a la velocidad de c. ¿Qué podría seguirlos?

Para contestar esta pregunta hay que advertir al lector que la energía suministrada a un cuerpo puede influir sobre él de distintas maneras. Si un martillo golpea a un clavo en medio del aire, el clavo sale despedido y gana energía cinética o, dicho de otra manera, energía de movimiento. Si el martillo golpea sobre un clavo, cuya punta está apoyada en una madera dura e incapaz de moverse, el clavo seguirá ganando energía, pero esta vez en forma de calor por rozamiento al ser introducido a la fuerza dentro de la madera.

Albert Einstein demostró en su teoría de la relatividad especial que la masa cabía contemplarla como una forma de energía (E = mc2.) Al añadir energía a un cuerpo, esa energía puede aparecer en la forma de masa o bien en otra serie de formas.

En condiciones ordinarias, la ganancia de energía en forma de masa es tan increiblemente pequeña que sería imposible medirla. Fue en el siglo XX (al observar partículas subatómicas que, en los grandes aceleradores de partículas, se movían a velocidades de decenas de miles de kilómetros por segundo) cuando se empezaron a encontrar aumentos de masa que eran suficientemente grandes para poder detectarlos. Un cuerpo que se moviera a unos 260.000 Km por segundo respecto a nosotros mostraría una masa dos veces mayor que cuando estaba en reposo (siempre respecto a nosotros).

La energía que se comunica a un cuerpo libre puede integrarse en él de dos maneras distintas:

  1. En forma de velocidad, con lo cual aumenta la rapidez del movimiento.
  2. En forma de masa, con lo cual se hace “más pesado”.

La división entre estas dos formas de ganancia de energía, tal como la medimos nosotros, depende en primer lugar de la velocidad del cuerpo (medida, una vez más, por nosotros).

Si el cuerpo se mueve a velocidades normales, prácticamente toda la energía se incorpora a él en forma de velocidad: se moverá más aprisa sin cambiar su masa.

A medida que aumenta la velocidad del cuerpo (suponiendo que se le suministra energía de manera constante) es cada vez menor la energía que se convierte en velocidad y más la que se transforma en masa. Observamos que, aunque el cuerpo siga moviéndose cada vez más rápido, el ritmo de aumento de velocidad decrece. Como contrapartida, notamos que gana más masa a un ritmo ligeramente mayor.

En gracia quizás podamos superarla pero, en velocidad…no creo, c es el tope que impone el Universo para la velocidad.

Al aumentar aún más la velocidad y acercarse a los 299.792’458 Km/s, que es la velocidad de la luz en el vacío, casi toda la energía añadida entra en forma de masa. Es decir, la velocidad del cuerpo aumenta muy lentamente, pero la masa es la que sube a pasos agigantados. En el momento en que se alcanza la velocidad de la luz, toda la energía añadida se traduce en masa que, llegado a cierto límite, podría ser infinita y, como infinito no hay nada, nos quedamos con que nunca, nada, podrá sobrepasar esa velocidad.

El cuerpo no puede sobrepasar la velocidad de la luz porque para conseguirlo hay que comunicarle energía adicional, y a la velocidad de la luz toda esa energía, por mucha que sea, se convertirá en nueva masa, con lo cual la velocidad no aumentaría ni un ápice.

Todo esto no es pura teoría, sino que tal como ha sido comprobado, es la realidad de los hechos.

¿Que velocidad podría ser la de la luz en otros mundos paralelos que pudieran existir fuera de nuestro universo?

La velocidad de la luz es la velocidad límite en el universo. Cualquier cosa que intente sobrepasarla adquiriría una masa infinita, y, siendo así (que lo es), nuestra especie tendrá que ingeniarse otra manera de viajar para poder llegar a las estrellas, ya que, la velocidad de la luz nos exige mucho tiempo para alcanzar objetivos lejanos, con lo cual, el sueño de llegar a las estrellas físicamente hablando, está lejos, muy lejos. Es necesario encontrar otros caminos alejados de naves que, por muy rápida que pudieran moverse, nunca podrían transpasar la velocidad de la luz, el principio que impone la relatividad especial lo impide, y, siendo así, ¿cómo iremos?

La velocidad de la luz, por tanto, es un límite en nuestro universo; no se puede superar. Siendo esto así, el hombre tiene planteado un gran reto, no será posible el viaje a las estrellas si no buscamos la manera de esquivar este límite de la naturaleza, ya que las distancias que nos separan de otros sistemas solares son tan enormes que, viajando a velocidades por debajo de la velocidad de la luz, sería casi imposible alcanzar el destino deseado.

De momento sólo con los Telescopios podemos llegar tan lejos.

Los científicos, físicos experimentales, tanto en el CERN como en el FERMILAB, aceleradores de partículas donde se estudian y los componentes de la materia haciendo que haces de protones o de muones, por ejemplo, a velocidades cercanas a la de la luz choquen entre sí para que se desintegren y dejen al descubierto sus contenidos de partículas aún más elementales. Pues bien, a estas velocidades relativistas cercanas a c (la velocidad de la luz), las partículas aumentan sus masas; sin embargo, nunca han logrado sobrepasar el límite de c, la velocidad máxima permitida en nuestro universo.

Es preciso ampliar un poco más las explicaciones anteriores que no dejan sentadas todas las cuestiones que el asunto plantea, y quedan algunas dudas que incitan a formular nuevas preguntas, como por ejemplo: ¿por qué se convierte la energía en masa y no en velocidad?, o ¿por qué se propaga la luz a 299.793 Km/s y no a otra velocidad?

Sí, la Naturaleza nos habla, simplemente nos tenemos que parar para poder oír lo que trata de decirnos y, entre las muchas cosas que nos dice, estarán esos mensajes que nos indican el camino por el que debemos coger para burlar a la velocidad de la luz, conseguir los objetivos y no vulnerar ningún principio físico impuesto por la Naturaleza.

La única respuesta que podemos dar hoy es que así, es el universo que nos acoge y las leyes naturales que lo rigen, donde estamos sometidos a unas fuerzas y unas constantes universales de las que la velocidad de la luz en el vacio es una muestra.

A velocidades grandes cercanas a la de la luz (velocidades relativistas) no sólo aumenta la masa del objeto que viaja, sino que disminuye también su longitud en la misma dirección del movimiento (contracción de Lorentz) y en dicho objeto y sus ocupantes – si es una nave – se retrasa al paso del tiempo, o dicho de otra manera, el tiempo allí transcurre más despacio.

A menudo se oye decir que las partículas no pueden moverse “más deprisa que la luz” y que la “velocidad de la luz” es el límite último de velocidad. Pero decir esto es decir las cosas a medias, porque la luz viaja a velocidades diferentes dependiendo del medio en el que se mueve. Donde más deprisa se mueve la luz es en el vacío: allí lo hace a 299.792’458 Km/s. Este sí es el límite último de velocidades que podemos encontrar en nuestro universo.

Tenemos el ejemplo del fotón, la partícula mediadora de la fuerza electromagnética, un bosón sin masa que recorre el espacio a esa velocidad antes citada. Hace no muchos días se habló de la posibilidad de que unos neutrinos hubieran alcanzado una velocidad superior que la de la luz en el vacío y, si tal cosa fuera posible, o, hubiera pasado, habríamos de relagar parte de la Teoría de la Relatividad de Einstein que nos dice lo contrario y, claro, finalmente se descubrió que todo fue una falsa alarma generada por malas mediciones. Así que, la teoría del genio, queda intacta.

¡La Naturaleza! Observémosla.

Fuente:

Blog de Emilio Silviera

26 de noviembre de 2011

El agua puede permanecer en estado líquido hasta los -48,33 ºC

El agua pura en estado líquido puede empezar a congelarse a temperaturas muy inferiores a 0 ºC, tras un cambio estructural previo en el que algunas moléculas se organizan en tetraedros. Estas estructuras, de localización aleatoria, determinan el ritmo de la formación de hielo a temperaturas de hasta -48,33 ºC, según un estudio que esta semana publica Nature.


La caja está llena de agua líquida (blanco). El líquido súper enfriado empieza a convertirse en ‘hielo intermedio’ (verde), de camino a la congelación (rojo), en una temperatura muy inferior a los 0 ºC. Finalmente se congela a -48,33 ºC. Imagen: Universidad de Utah.


¿Cuál es la menor temperatura a la que puede ‘resistir’ el agua líquida antes de convertirse en sólido? Un grupo de científicas de la Universidad de Utah (EE UU) han analizado con técnicas computacionales los factores que controlan la formación de hielo en agua ‘súper enfriada’ y ha comprobado que aguanta hasta los -48 ºC sin congelarse.

El cambio de estado de agua líquida a sólida, comienza en una región pequeña con un proceso llamado nucleación. En ese punto se crean los primeros cristales, sobre los cuales arranca el fenómeno de solidificación del líquido.

Las impurezas que a menudo lleva el agua actúan como núcleos que inducen su cristalización. Sin embargo en el agua pura, donde no hay partículas ni cristales que actúen como núcleos, es necesario que caigan mucho más las temperaturas para que se produzca una nucleación homogénea de hielo.

“En temperaturas cercanas a los -50 ºC la cristalización ocurre de manera muy rápida. Por encima de esta temperatura, el ritmo de formación de hielo está limitado por la capacidad de crear minúsculas semillas de hielo, a partir de las cuales crece la congelación”, explica a SINC Valeria Molinero, coautora del estudio y química de la Universidad de Utah.

Hasta ahora, se había conseguido observar experimentalmente este estado líquido súper enfriado del agua pura con temperaturas cercanas a la de nucleación, pero el mecanismo de cristalización del hielo no se había descifrado. Se desconocía tanto el tamaño como la estructura del núcleo crítico, donde empieza el proceso.

“La rapidez con la que el agua a muy bajas temperaturas cambia de estado está determinada por la transformación previa de la estructura del agua líquida en una disposición similar al hielo, aunque todavía desordenada”, explica la investigadora. “La formación de hielo está determinada por la movilidad de las partículas”.

Las investigadoras de la Universidad de Ohio han estudiado este proceso mediante simulaciones con ordenador, y han observado que está determinado por un cambio de estructura, en la que predominan las moléculas ligadas en forma de tetraedro, donde cada una está unida debilmente a las otras cuatro.

“El agua es un liquido anómalo. Por ejemplo, decrece su densidad con temperaturas más bajas que -40 ºC, y aumenta su capacidad calorífica”, señala Molinero. “Nosotras hemos mostrado que estas extrañas propiedades vienen del proceso intermedio de cambio de estructura”.

Agua líquida a menos de 0 ºC

El cambio de estado en el agua pura no sucede siempre a 0 ºC, como nos enseñan en el colegio. “0 ºC es la temperatura de fusión. La congelación ocurre en este punto cuando hay algún sustrato que ayude a la formación de los primeros cristales, sobre los que crecerá el hielo”, detalla Molinero. En esa región pequeña pero estable se produce el fenómeno de nucleación, que da comienzo al cambio de fase.

Las impurezas del agua actúan como ‘disparadores’ que inducen la cristalización, pero en sistemas puros la temperatura puede descender muy por debajo de los 0º (hasta los -48,33 ºC, según estos recientes resultados).

Las científicas han observado un cambio de estructura intermedio, entre el agua líquida y sólida, caracterizada por la disposición de las moléculas en tetraedros. “La sustancia cambia físicamente, en una forma en la que cada molécula de agua está ligada de manera flexible a otras cuatro moléculas, parecida a la del hielo, y que determina la temperatura en la que se congela el líquido”, describe Molinero.

El aumento de la proporción de las cuatro partículas coordinadas entre sí en la masa todavía líquida provoca la cristalización. “El cambio de fase no está controlado solo por la temperatura, sino también por la transformación estructural del líquido”, afirma la investigadora.

Computación del líquido

El proceso de cristalización se inicia súbitamente cuando se alcanza la temperatura requerida, con una velocidad tan alta que dificulta su observación. Las investigadoras han utilizado modelos computacionales de agua, bastante sencillos, sobre los que han podido realizar simulaciones del líquido súper enfriado.

“Los ordenadores, a través de la simulación, nos han dado una visión microscópica que los experimentos por ahora no pueden alcanzar”, asegura Molinero.

Estos resultados hacen posible prever la rapidez de la cristalización del agua, lo que puede ser útil para desarrollar modelos predictivos de ritmos y temperaturas de congelación del agua en materiales complejos o en condiciones particulares.

Fuente:

Agencia SINC

10 de noviembre de 2011

El agua puede cambiar a otro tipo de líquido tras congelarse


A la naturaleza extraña de uno de los compuestos químicos más simples, el agua, - tan familiar que incluso los no-científicos saben cuál es su fórmula química - ha venido a añadirse una nueva rareza. Científicos informan de que el H2O, cuando se enfría por debajo del punto de congelación, puede cambiar a un nuevo tipo de líquido.

El informe aparece en la revista Jorunal of Physical Chemistry B de la American Chemical Society.

Pradeep Kumar y H. Eugene Stanley, en un estudio financiado por la National Science Foundation, explican que el agua es una sustancia extraña, que muestra más de 80 propiedades inusuales, entre las que se cuentan algunas que los científicos siguen esforzándose por comprender. Por ejemplo, el agua puede existir en los tres estados de la materia (sólido, líquido o gas) al mismo tiempo. Y las fuerzas en su superficie permiten a los insectos caminar sobre ella y a que este líquido suba desde las raíces hasta las hojas de los árboles y otras plantas.

En otro extraño hecho, los científicos han propuesto que el agua puede pasar de ser un tipo de líquido a otro en la llamado fase de transición "líquido-líquido", pero es imposible probar esto con los actuales equipos de laboratorio, porque este proceso ocurre muy rápido. Es por eso que Kumar y Stanley utilizaron simulaciones por ordenador para comprobar cómo funciona.

Encontraron que cuando refrigeraron agua líquida en su simulación, su propensión a conducir calor disminuye, como se espera de un líquido ordinario. Sin embargo, cuando se bajó la temperatura a unos 54 grados centígrados bajo cero, el agua líquida comenzó a conducir el calor mucho mejor en la simulación. Sus estudios sugieren que por debajo de esta temperatura, el agua líquida se somete a cambios estructurales fuertes pero constantes, mientras que la estructura local del líquido se convierte en extremadamente ordenada, muy parecido a hielo. Estos cambios estructurales en el agua líquida dan lugar a un aumento de la conducción de calor a temperaturas más bajas.

Los investigadores dicen que este sorprendente resultado apoya la idea de que el agua tiene una transición de fase líquido-líquido.

Fuente:

Europa Press Ciencia

10 de junio de 2011

Nuevo nanometal es capaz de cambiar su estado físico rápidamente

Descubrimiento puede resultar en materiales capaces de responder de diferentes maneras en caso de impacto.. Foto: Bajakí

Descubrimiento puede resultar en materiales capaces de responder de diferentes maneras en caso de impacto.

Foto: Bajakí

La búsqueda de materiales más resistentes siempre fue uno de los grandes objetivos de la industria. Cualquier propiedad que pueda ser modificada en dichos productos para volverlos más fuertes, o por lo menos más durables, es siempre bien recibida en ese campo.

Investigadores de la Universidad Técnica de Hamburgo y del Centro Geesthacht Helmholtz anunciaron el descubrimiento de un nanomaterial que puede pasar de una estructura quebradiza a otra maleable en pocos segundos. El compuesto es esencialmente eléctrico y puede tornarse maleable de acuerdo con la corriente eléctrica que lo atraviese.

Desafortunadamente, dicho metal todavía no es apto para integrarse a dispositivos y equipos. Sin embargo, la novedad abre un vasto campo en la búsqueda de compuestos maleables y capaces de regenerarse automáticamente.

Para crear el material, los científicos utilizaron metales como oro y platino en un baño de ácido para corroerlos. En el interior de los elementos...Vea esta y otras noticias en Bajakí .

Tomado de:

Terra Chile

8 de marzo de 2011

El "misterio" de las cucharas de galio



En la web Disappearingspoons (literalmente “haciendo desaparecer cucharas”) te venden kits para que te hagas tus propias cucharillas con ese raro y blando metal al que llamamos galio. La peculiaridad de este elemento químico es que su punto de fusión es de solo 28,56ºC. Como veis en el vídeo, en apariencia la cuchara podría pasar por una normal de acero, pero cuando la usas para revolver el té caliente, el metal se derrite ante tus ojos. Me pregunto si la famosa polialeación mimética del T-1000 que quería acabar con John y Sara Connor incluía galio. ;-)

Lo vi en Boing Boing.

Pd. Tal y como dicen en el vídeo, si haces una demo con este producto hazla de forma responsable. No dejes que usen la cuchara como si fuera normal, e impide que ingieran el contenido de los líquidos con los que entra en contacto.

Fuente:

Blog de Maikelnais

25 de noviembre de 2010

Crean una nueva fuente de luz: el superfotón

Hasta ahora los científicos pensaban que desarrollar una fuente completamente nueva de luz era una tarea imposible.

Pero físicos de la Universidad de Bonn, Alemania, lograron crear un "superfotón", un nuevo estado de la materia consistente de fotones o partículas de luz.

El superfotón ayudará a crear microchips más poderosos y pequeños.

Tal como explican los investigadores en la revista Nature, el método podría potencialmente abrir una nueva gama de aplicaciones, como el diseño de nuevos tipos de rayos láser y la fabricación de chips más poderosos.

Lo que los científicos lograron crear es un Condensado de Bose-Einstein (BEC en sus siglas en inglés) -un estado de agregación de la materia que se da a temperaturas extremadamente bajas- consistente sólo de partículas de luz.

En el pasado se había logrado crear BEC con distintos átomos, concentrando un número de éstos en un espacio compacto hasta formar una "super partícula".

Aunque se pensaba que el método podría usarse también para crear BEC con partículas de luz hasta ahora había sido imposible.

Esto se debía a que cuando los fotones se enfriaban, desaparecían y por lo tanto había sido imposible concentrarlos en un mismo espacio.

Pero el profesor Martin Weitz y su equipo lograron superar ese problema. Y lo lograron utilizando un par de espejos.

Calor de la luz

Cuando encendemos un bombillo los filamentos de tungsteno se calientan para que éste empiece a brillar, primero con luz roja, después amarilla, y finalmente con tonos azulados.

Los físicos que crearon el superfotón (Foto:Volker Lannert / U. de Bonn)

El superfotón fue creado por físicos de la Universidad de Bonn.

De la misma forma, cuando la luz "se enfría" deja de brillar en el rango visible y comienza a emitir partículas en el rango infrarrojo invisible. Y el número de fotones disminuye gradualmente a medida que la temperatura se reduce.

Por eso, explican los científicos, había sido tan difícil obtener la cantidad requerida de partículas de luz frías para crear un nuevo BEC de fotones.

Ahora los investigadores superaron el problema utilizando dos espejos altamente reflectantes para mantener rebotando a un rayo de luz.

En las superficies de los espejos colocaron pigmentos con los cuales los fotones chocaban periódicamente y en cada una de estas colisiones las moléculas del pigmento se "tragaban" a los fotones y después los "escupían".

Esto logró que los fotones, que no tienen masa, se comportaran como partículas con masa.

"Durante este proceso los fotones asumieron la temperatura del fluido" explica el profesor Weitz.

"De esta forma logramos que se enfriaran a temperatura ambiente sin que desaparecieran en el proceso", agrega.

Circuitos más finos

Los investigadores incrementaron la cantidad de fotones chocando entre los espejos alterando la solución de pigmento y así lograron enfriar suficientes partículas de luz para condensarlas en un superfotón.

Según Jan Klars, otro de los físicos involucrados en el estudio, el nuevo super fotón es similar a un láser, pero con una ventaja importante.

"Actualmente no hemos logrado producir un láser que genere luz de onda corta, por ejemplo como la de luz ultravioleta o de rayos X" .

"Con el nuevo BEC de fotones esto podría, y debería, ser posible", agrega.

Los científicos afirman que el hallazgo podrá ser utilizado por ejemplo, para diseñar chips más potentes. En el diseño de materiales semiconductores se usan rayos láser, pero la finura de estas estructuras se ve limitada por la onda larga de la luz láser que existe actualmente.

"Es como tratar de firmar una carta con un pincel de pintor" dicen los científicos.

Con el nuevo superfotón, agregan, se podrán crear circuitos mucho más complejos y finos sobre la misma superficie de silicio de los actuales chips, lo que permitirá nuevas generaciones de microprocesadores de alta velocidad.

Y también podrá aplicarse a otros campos, como la espectroscopía.

Fuente:

BBC Ciencia & Tecnología

26 de abril de 2010

¿En qué se parece un televisor de plasma a un tubo fluorescente?

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Lunes, 26 de abril de 2010


¿En qué se parece un televisor de plasma a un tubo fluorescente?

¿Qué tienen en común un televisor de pantalla de plasma, un tubo fliorefluorescente, el interior de un reactor nuclear, un relámpago en una tormenta, una aurora boreal y el Sol?

Antes de responder a esta pregunta vamos a aclarar algunos conceptos. Desde pequeños repetimos de memoria, como si de un catecismo se tratara, la frase: “los estados de la materia son tres, sólido, líquido y gaseoso.” Sabemos también que si calentamos un sólido lo suficiente, éste pasará a ser líquido, y que si lo seguimos calentando, se transformará en gas.

Los estados de la materia hacen referencia al grado de cohesión que las moléculas de un cierto compuesto tienen entre sí, es decir a lo fuertemente unidas que están, a cierta temperatura (si consideramos la presión constante). Cuando un cuerpo se encuentra a una temperatura baja sus moléculas tienen un grado bajo de movimiento y se mantienen unidas unas a otras por fuerzas electromagnéticas. Según vamos calentando el cuerpo, aumentamos su temperatura o, lo que es lo mismo, aumentamos el grado de movimiento de sus moléculas. Éstas empiezan a vibrar más rápidamente hasta que, llegado el momento (el punto de fusión), rompen las uniones que las mantenían juntas y empiezan a fluir unas sobre las otras. Hemos pasado al estado líquido. Si seguimos calentando el compuesto las moléculas seguirán aumentando su grado de movimiento hasta que terminen perdiendo todo tipo de unión y se desplacen libremente por el espacio que las contiene.

¿Y si seguimos calentando el gas? Nuestros libros de primaria nunca respondían a esta pregunta...

Para responderla tenemos que ir al interior del Sol. Allí nos encontraremos con un gas (principalmente hidrógeno con un poco de helio) a muy altas temperaturas. Como es de suponer, a temperaturas tan elevadas los átomos de hidrógeno se mueven a velocidades extraordinarias, lo que provoca una gran cantidad de choques entre ellos. Estas colisiones son muy energéticas, tanto que consiguen separar el electrón del núcleo del átomo de hidrógeno ionizándolo, es decir, creando un catión con carga positiva (el núcleo del átomo), y un anión con carga negativa (el electrón). El gas en estas condiciones empieza a comportarse de manera muy diferente a como lo hacía antes de ser ionizado, tan diferente como si estuviera en estado líquido o sólido. Por esta razón se considera que un gas ionizado presenta en realidad otro estado de agregación de la materia. Este nuevo estado se denomina plasma. Lo podemos encontrar en el Sol, pero también en el interior de un reactor nuclear o en los motores de propulsión de los cohetes espaciales.

A diferencia de los otros tres estados más tradicionales, en los que las transiciones se producen a base de aumentar o disminuir la temperatura, podemos conseguir un plasma de otro modo además de calentando un gas.

Si introducimos el gas en un campo eléctrico, las partes positivas de los átomos (el núcleo) se verán atraídas hacia el polo negativo del campo, mientras que las partes negativas (los electrones) lo harán hacia el polo positivo. Aumentando la intensidad del campo eléctrico conseguiremos que las fuerzas de atracción contrarias sean tan grandes que finalmente rompan el átomo, produciendo de nuevo un catión y un ión, o lo que es lo mismo, ionizando el gas, es decir, transformándolo en plasma. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en un relámpago, cuando la diferencia de potencial entre la nube y la tierra llega a ser de millones de voltios, o en el tubo fluorescente que ilumina nuestra cocina.

Los plasmas, como podemos ver, son mucho más comunes y están mucho más cerca de lo que pensamos.

De hecho, hay una manera sencilla de producir un plasma en nuestra propia casa. [No hacer este experimento sin la presencia de un adulto]. Para ello necesitaremos una uva fresca, un vaso alto y un microondas. Cortamos la uva por la mitad, sin que las dos mitades lleguen a separarse del todo, y la introducimos dentro del microondas después de haber sacado el plato giratorio y su base. Tapamos la uva con el vaso, y conectamos el microondas a máxima potencia durante cinco segundos (ojo, más tiempo podría dañar el electrodoméstico). Al cabo de un par de segundos veremos cómo por encima de la uva se produce una especie de globo luminoso que flota en el interior del vaso. ¡Hemos creado nuestro propio plasma! Algo parecido a lo que ocurre en este experimento sucede también en una aurora boreal.

Ahora podemos responder a la pregunta con la que hemos comenzado este artículo. ¿Qué tienen en común un televisor de pantalla de plasma, un tubo fluorescente, el interior de un reactor nuclear, un relámpago en una tormenta, una aurora boreal y el Sol? Que todos ellos son, están compuestos o contienen algún tipo de plasma.

Pero hay otra característica común a estos seis elementos: todos emiten luz (efectivamente, el núcleo de un reactor nuclear emite luz). ¿Por qué se produce este fenómeno? Hemos dicho que el plasma es un gas en el que los electrones, ya sea por calor ya sea por la presencia de un campo eléctrico, se han separado del núcleo formando iones. Pero esto no sucede de una manera estática, sino que los electrones están continuamente entrando y saliendo de los átomos. Si pudiéramos seguir un electrón concreto, veríamos cómo se separa del núcleo de uno de los átomos del gas, flota por el plasma libremente hasta que choca con otro núcleo y queda atrapado en él, para de nuevo separarse y continuar flotando, chocar con otro núcleo, quedarse atrapado en él, etc. La energía que necesita el electrón para escaparse del núcleo la saca, como ya hemos visto, bien de los choques de los átomos, bien del campo eléctrico. Pero en el proceso inverso, cuando el electrón es atrapado por un núcleo, esa energía tiene que ser devuelta de alguna manera. En nuestro caso se hace en forma de radiación, de forma que cada vez que un electrón es atrapado por un átomo, se emite un fotón de luz. Dependiendo del gas de que se trate, el color de esa radiación (su longitud de onda) será diferente.

En el caso de los tubos fluorescentes, que contienen gas de mercurio a baja presión, esa radiación es ultravioleta, es decir, no es visible por el ojo humano. Para transformar esa radiación en luz se utiliza una propiedad poco común del fósforo y de otros compuestos similares (conocidos genéricamente como fósforos), la fluorescencia. Ése es precisamente el cometido que tiene el recubrimiento blanco de los tubos fluorescentes: transformar la radiación ultravioleta producida por el plasma de mercurio en radiación blanca, visible por el ojo humano.

Pero, ¿cómo se puede aplicar todo esto a la formación de imágenes en un televisor de pantalla de plasma?

En el artículo Televisor: por qué hay que cesar de llamarlo "caja tonta" ya contamos cómo se aprovecha la propiedad de fluorescencia del fósforo para crear una serie de puntos de luz con distintas intensidades. En el caso del televisor convencional hablábamos de una fluorescencia producida por los rayos catódicos (chorros de electrones), y no por la luz ultravioleta como en los tubos fluorescentes. Explicábamos cómo esos chorros de electrones impactan con distintas intensidades en cada píxel de la pantalla para formar la imagen, y que cada píxel está compuesto por tres líneas, recubiertas por fósforo rojo, fósforo verde y fósforo azul.

Para comprobar que una pantalla de plasma no utiliza chorros de electrones para provocar la fluorescencia, basta con pasar el brazo cerca de una pantalla de un televisor convencional, y luego cerca de una de plasma. En la primera notaremos cómo se erizan los pelos del brazo debido a la electricidad estática producida por los electrones que chocan contra la pantalla. En la segunda no notaremos nada.

En realidad una pantalla de plasma no es más que una serie de minúsculos tubos fluorescentes, iguales a los de las lámparas de nuestra cocina, agrupados de tres en tres. Cada uno de estos grupos forma un píxel y está compuesto por un tubo recubierto de fósforo rojo, otro de fósforo verde y otro de fósforo azul. Aplicando un campo eléctrico a cada uno de los tubos producimos un plasma al ionizar el gas que contienen. Este plasma emite una radiación ultravioleta que es transformada en luz visible por los fósforos. Mientras que los tubos fluorescentes de la cocina transforman la luz ultravioleta en luz blanca, los pequeños tubos que forman un píxel la transforman en luz roja, verde o azul, dependiendo del recubrimiento que tengan. Variando la intensidad del campo eléctrico que aplicamos a cada tubo obtendremos los distintos colores para cada píxel, que, unidos, nos darán una imagen clara y luminosa.

Fuente:

Caos y Ciencia

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