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23 de enero de 2017

Científicos de Harvard y del MIT construyen una 'espada láser' real (y te decimos cómo hacer tu propia espada láser)

Un equipo de físicos de Harvard y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), han construido una espada láser real, similar a las de 'Star Wars'.

Los científicos lograron juntar fotones para formar moléculas, logrando un estado de la materia que hasta ahora era solo teórico

Han creado un tipo especial de medio en el cual los fotones interactúan entre sí tan fuertemente que comienzan a actuar como si tuvieran masa.



Un equipo de físicos de la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), han construido una 'espada láser' real, con efectos similares a las utilizadas en la saga de Star Wars. Los científicos lograron juntar fotones para formar moléculas, logrando un estado de la materia que hasta ahora era solo teórico.

La física de lo que sucede en estas moléculas es similar a lo que se ve en las películas...

Este logro, que ha sido publicado por Nature, desafía décadas de conocimiento sobre la naturaleza de la luz. Hasta ahora, los fotones han sido descritos tradicionalmente como partículas sin masa, que no interactúan entre sí, es decir, que si enfrentas un láser a otro, simplemente se atraviesan.

Sin embargo, las moléculas fotónicas no se comportan como los láser tradicionales. "No es una mala analogía comparar esto a los sables de luz. Cuando estos fotones interactúan entre sí, se empujan desviándose unos a otros. La física de lo que sucede en estas moléculas es similar a lo que se ve en las películas", ha señalado uno de los autores principales del trabajo, Mikhail Lukin.

Según ha explicado, se ha creado un tipo especial de medio en el cual los fotones interactúan entre sí tan fuertemente que comienzan a actuar como si tuvieran masa, y se juntan para formar moléculas. Los expertos han explicado que este tipo de estado unido de fotones se ha discutido en numerosas ocasiones en teoría, pero no había sido observado, comentó.

Todo, gracias a los átomos de rubidio

Para hacer que los fotones, normalmente sin masa se junten, los investigadores usaron átomos de rubidio y una cámara al vacío. Luego usaron láser para enfriar la nube de átomos hasta un nivel apenas superior al cero absoluto.

Usando varios láser muy débiles, dispararon fotones individuales a la nube de átomos. Al ingresar a esta nube fría, la energía del fotón excita a los átomos en su camino, provocando una desaceleración del fotón. Al ir avanzando, esa energía pasa de átomo en átomo y luego abandona la nube junto al fotón. 

"Cuando el fotón abandona el medio, su identidad se preserva. Es el mismo efecto que se ve en la refracción de la luz en un vaso de agua. La luz entra en el agua, entrega parte de su energía al medio, y dentro existe como luz y materia combinadas, pero cuando sale, sigue siendo luz", ha indicado el físico.

El artículo completo en:

20 Minutos

Bonus 1: El Dr. Michio Kaku te explica cómo se elabora un sable de luz "real"...



Bonus 2: Pero aquí nosotros te enseñamos a hcer tu propia espada laser con un encendedor y una cañita (sorbete o popote), bueno no es un láser pero en la oscuridad se ve muy bien!!!! El video AQUÍ.


Que la Fuerza los acompañe 

Lima: Los niños ya tienen su propio festival de cine

Mi Primer Festival siembra en los niños el amor por el cine y quiere seguir sembrándolo.
Sé el protagonista de historia increíbles. Ven a la tercera edición del primer festival internacional de cine para niños de Perú, del 24 al 29 de enero.


Más de 70 películas de todo el mundo para los más pequeños en 10 sedes en Lima:
Sede principal: CCPUCP


Sedes intinerantes:
Barranco - Museo Arte Contemporaneo
Callao - Monumental Callao
Comas - Parque Tawantinsuyo y Aahh Los ángeles
Miraflores - Huaca Pucllana, Parque Reducto, Centro Comunal, Parque Miranda
San Isidro - Parque La Pera

Talleres audiovisuales y artísticos!!
Conciertos!!!
¡Ven a descubrirlo con nosotros! 




Este 24 de enero de 2017, empieza en nuestra ciudad la tercera edición de Mi Primer Festival, un espacio para que los niños y sus familias disfruten de muchos talleres, conciertos y, por supuesto, películas. Para conocer un poco más de qué se trata, conversamos con Beatriz Cisneros, directora del emocionante evento.

¿Cómo nace Mi primer festival?
Cuando volví de Barcelona a Perú en el 2014, me di cuenta de que habían muchas actividades culturales pensadas para adultos pero hacía falta espacios y eventos para niños, así que como trabajadora audiovisual y gestora cultural, decidí dedicarme a la infancia. Por esos días apareció una convocatoria de gestión cultural para festivales de cine en el Ministerio de Cultura, así que aplicamos, ¡y ganamos! La primera edición fue un piloto de dos días en el MAC (Museo de Arte Contemporáneo) y fue un éxito rotundo, en dos días asistieron tres mil personas entre niños y adultos, y definitivamente fueron los más pequeños los que se apoderaron del festival, se volvieron los protagonistas y eso fue lo que terminó de cerrar la idea del proyecto. En el 2015 volvimos a ganar ese premio y pasamos de 2 días a 9. Este año esperamos que suceda lo mismo.

¿Qué ventajas trae un festival de cine para niños?
Varias. Este ha sido el primer festival dirigido a niños así que marca una tendencia y eso es importante. Ha sido muy bien recibido, hemos cuidado mucho el contenido en cuanto a educación, el cincuenta por ciento del festival está pensado en torno a una propuesta pedagógica y el otro cincuenta son las proyecciones. Los talleres que realizamos durante esos días son importantes porque los niños y sus familias trabajan en conjunto y se complementan, juegan, se ríen. También resaltaría que este es un festival descentralizado, por lo que llevamos el festival de forma itinerante a distintos distritos de la ciudad, a los que tienen cines y los que no. Hemos estado en Piura y Tumbes y nuestra idea es visitar muchas más ciudades del Perú.

¿Los niños participan en la organización del festival?
¡Claro que sí! Participan en la etapa de pre producción y además, con un grupo de seis niños, hacemos un focus group donde ellos comentan los que les gustó y lo que no. El año pasado ellos quisieron tener más presencia así que hicimos locuciones para los spots en las salas de cine, para anuncios en la radio, fueron parte del jurado y en general tuvieron un rol más activo. Al final, ellos son los directores del festival y nosotros solo los organizadores.

¿Qué cambios presenta este año el festival respecto a las ediciones anteriores?
Lo que queremos es mejorar la calidad en general. Nos interesa tener invitados internacionales, potenciar la formación en estudiantes adultos interesados en el mundo audiovisual, tener clases maestras, charlas y talleres. El año pasado tuvimos tres talleres y fue muy interesante, creo que es algo que hay que enriquecer. La parte educativa del festival está muy bien formada, pero pensando en el contenido, queremos tener más largometrajes. El año pasado tuvimos diez, este año quisiéramos el doble.

Aparte de las proyecciones, ¿qué otras actividades pueden realizar los niños durante el festival?
Bueno, tenemos varias actividades paralelas. Talleres formativos de animación, teatro, movimiento, pintura, cuentos, y en general todo lo que pueda estar relacionado a las comunicaciones. El cine no es solo imagen, hay una serie de complementos como por ejemplo la música. El año pasado tuvimos cinco conciertos al aire libre totalmente abiertos al público.

El artículo completo en: Canal IPE

Más información en el Facebook: Mi Primer Festival

19 de enero de 2017

El desastre que mató a cien mil personas y creó la sismología moderna

Eran las diez menos cuarto de la mañana del 1 de noviembre de 1755. En ese momento exacto el mundo se resquebrajó. Primero fue un temblor, luego un tsunami, después los incendios, el pánico y la miseria: el primero de noviembre de 1755, el día de todos los santos, el terremoto de Lisboa se llevó 100.000 vidas, estremeció Europa y se convirtió en el primer desastre moderno.





Estos días llenos de terremotos, con la mente en Japón, en Centroamérica, en Chile o en Nepal, viene bien recordar el momento en que entendimos que los desastres naturales no eran sólo cosa de Dios, la naturaleza o el destino, sino fenómenos que podíamos estudiar, prevenir y explicar. El 1 de noviembre de 1755 "nació" la sismología moderna.


"De todas las capitales, esta era la que más se asemejaba a una ciudad de Dios en la Tierra, que parecía el último lugar sobre el que se podía desatar la ira divina” porque “era una ciudad rebosante de devoción”. Así describía Nicholas Shrady, autor de The Last Day, la ciudad de Lisboa. Y debía de ser cierto, sobre todo porque nuestro fuerte nunca ha sido la predicción.

Y crack. El terremoto fue largo, algunas crónicas dicen que duró más de seis minutos, y destrozó la ciudad por las costuras. Hubo grietas que tenía más de cinco metros de ancho. Unos 40 minutos después, un tsunami arrasó el puerto y la ciudad ribereña. Nadie lo esperaba. Rousseau se preguntaba en una carta a Voltaire que “¿Cuánta gente desafortunada pereció en este desastre por haber regresado a sus casas para recuperar unos sus ropas, otros sus papeles y otros su dinero?”.

Pero como Lisboa ha sido siempre una ciudad de escarpadas colinas, en las zonas que se salvaron del agua comenzaron a propagarse los fuegos. Las cárceles se desmontaron y los criminales tomaron una ciudad en la que llovía ceniza y las iglesias se derrumbaban mientras los prostíbulos seguían en pie.

El buen montón de prostíbulos situado en una parte de la ciudad no sufrió daño alguno: “La gente pensaba que era una extraña demostración de la intervención divina”, dice Shrady; “los burdeles resistieron y las iglesias se derrumbaron”. Y por ello, no sólo se derrumbaron las iglesias, con decenas de miles de fieles en su interior, sino también una forma de pensar sobre el dios al que le rezaban en ese preciso instante: “El terremoto de Lisboa fue un acontecimiento decisivo en la historia europea”, afirma igualmente Shrady, “porque fue la primera vez que la gente comenzó a cuestionar las causas y la naturaleza de ese tipo de desastres”, hizo a un lado a Dios y contempló la posibilidad de las causas naturales para los mismos. Una chispa de racionalidad que fue, quizá, lo único positivo de esta catástrofe perfecta.

El artículo completo en Xakata

Más información en Hipertextual 


El problema clásico de las 100 monedas y las 10 caras

Un juego matemático clásico que sirve para explicar el principio del complementario (y para provocar jaquecas a tus amigos).

Este verano -o lo que queda de él- vas a poder retar a mucha gente con este puzzle clásico. Se llama de las 100 monedas aunque para hacerlo no es preciso utilizar 100 monedas reales, pueden ser imaginarias.
Para la foto de arriba he utilizado 100 monedas de céntimo. No he tenido que ir muy lejos: en el bote de las vueltas de la compra había casi doscientas, además algún que otro botón. Casi dos euros. Con eso no tengo ni para una participación de lotería, aunque bien pensado ¿para qué? Me desvío, te recuerdo el reto:

Tienes 100 monedas. Exactamente 10 de ellas tienen la cara hacia arriba. Si alguien te tapa los ojos y las mezcla, ¿cómo podrías hacer dos pilas de monedas que tengan el mismo número de caras hacia arriba?

El enunciado es sencillo, pero algo falla en nuestro modelo. ¡Las monedas de céntimo no tienen ni cara ni cruz! Vaya, cómo echo de menos los tiempos del “cara o cruz”, no te lo perdonaré nunca, UE. Para la solución vamos a poner 10 monedas con el 1 hacia arriba, haciendo la vez de cara. Para hacer de cruces nos quedaremos con los símbolos nacionales: catedrales de Santiago, trirremos, papas, anversos de la hoja del roble, etcétera, a las que llamaremos cruces para simplificar.
...

¿Lo sabes ya?
...

¿Y ahora?
...

Baja un poco más... No valen soluciones creativas, tipo “ponerlas todas de canto”. Bueno, sí valen, pero esa ya nos la sabemos. ¿Se te ocurre alguna otra?
...

Esta es la solución: separa de la pila de las 100 monedas exactamente 10. Y dales la vuelta a esas 10 monedas.

Me explico: una vez las separes, tendrás dos pilas: la A, con 90 monedas y la B, con 10. En el montón A puede haber entre 0 y 10 monedas con la cara (el 1) hacia arriba. Vamos a llamar n al número de monedas que tienen la cara hacia arriba en este montón. El resto de monedas (90-n) muestran cruces. Esto quiere decir que si en esta pila hay una cara, habrá 89 cruces.

¿Y en el B? ¿Cuántas caras habrá? Pues como en total había 10 y en el A hay n, en el B hay justamente 10-n. ¿Y cuántas cruces habrá en este montón? Pues todas las monedas que no estén mostrando cara: 10 - (10 - n), esto es, n. Es decir, en la pila A hay el mismo número de caras que cruces en la pila B.

¿Y qué pasa si cojo la pila B y le doy la vuelta a todas las monedas? Pues todas las caras que estaban mirando para abajo estarán mirando hacia arriba, por lo que habrá exactamente n monedas con la cara mirando hacia arriba: las mismas que en el montón A. Exactamente lo que me pedía el problema (en ningún momento pedía que los dos montones tuvieran el mismo tamaño).
Ejemplo: separo dos montones. En la pila A hay 90 monedas, 4 de ellas de cara (aunque yo no lo sepa). En la B hay 10 monedas: 6 caras y 4 cruces. Para que ambos montones tengan el mismo número de caras, basta con darle la vuelta a todas las monedas del segundo montón. Así, en lugar de 4 cruces y 6 caras, pasará a haber 6 cruces y 4 caras, que es el mismo número del montón A. Esto funciona siempre, sepamos o no el número de caras y cruces de cada montón.

En realidad este puzzle es una aplicación muy directa y sencilla del principio del complementario. Si lo hubiéramos hecho con dos monedas no habría ninguna duda. Probemos: tengo dos monedas y hay el mismo número de caras -una- que de cruces -una, también-. Tomo una moneda. Si es la de la cara, como le doy la vuelta, ya muestran las dos cruces, ya tengo dos montones con el mismo número de caras, ninguna. Si es cruz, le doy la vuelta y ya muestran las dos caras.

A veces pensar un problema con números más pequeños nos ayuda a resolverlo, o como poco, a entenderlo.

Fuente:

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