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2 de noviembre de 2012

Libro: "Pequeña gran historia de los dinosaurios"

Cómo y cuándo aparecieron los dinosaurios, qué comían, si rugían, mugían o trinaban o si inventaron ellos las flores son algunas de las cosas que todo buen "dinomaníaco" debería conocer, cuestiones que trata de responder el paleontólogo José Luis Sanz en su nuevo libro "Pequeña historia de los dinosaurios".

[foto de la noticia]

Un "dinomaníaco" es una persona que siente especial atracción por el mundo de estos animales, "no muy distinta socioculturalmente" a los seguidores o "maníacos", por ejemplo, de las estrellas del deporte o del cine, señala José Luis Sanz en una entrevista con Efe.

Sanz, quien admite ser un "friki perdido" de los dinosaurios, aunque "los hay peores", explica que "afortunadamente" hay muchos aficionados a estos animales, "un tema ideal para interesarse por la ciencia".

A su juicio, una de las principales razones de esta fascinación es que el dinosaurio ha sustituido al mito del dragón en las sociedades actuales. Editado por Espasa y con ilustraciones de Luis Doyague, este libro de 190 páginas está dividido en 24 capítulos escritos con un lenguaje coloquial, con expresiones como "alucinando pepinos" o "fliparías", pensando sobre todo en los jóvenes de entre 8 y 15 años.

Steven Spielberg y los dinosaurios

Sanz hace comparaciones constantes con elementos fuera de la ciencia, como la literatura, los cómics, el cine o internet, con el objetivo de favorecer el acercamiento de la ciencia a los jóvenes porque, insiste, ésta y la paleontología en concreto "pueden ser divertidas".

El libro comienza con el capítulo "el estudio de los fósiles descubre mundos inesperados", en el que se podrá aprender por ejemplo que los dinosaurios más antiguos y primitivos que se conocen aparecen en el Triásico de Argentina, hace unos 230 millones de años.

A este le sigue el capítulo titulado "Steven Spielberg se une a los paleontólogos". Y es que este director de cine fue el primero en tratar a los dinosaurios como animales y no como monstruos.

Según Sanz, la interpretación de los dinosaurios como monstruos a destruir y no como seres vivos reales que tienen sus derechos ha sido constante en el relato de ciencia ficción.

No son monstruos, sino animales normales

Estas ideas tienen mucho que ver con la paleontología de cada momento histórico, las cuales han cambiado radicalmente desde 1970. El nuevo paradigma (conclusiones ampliamente aceptadas por los científicos), en el que todavía estamos, los interpreta como animales normales, no monstruos, y el cine ha absorbido esta idea.

Cuando Spielberg abordó, según Sanz, la realización de 'Parque Jurásico' señaló algo así como que quería hacer una película de animales, no de monstruos como Godzilla o Gorgo.

Hay un "antes y un después" con este director de cine, aunque, incluso, Parque Jurásico se permite "algunas licencias". Para Sanz, el cine de dinosaurios no supone ninguna agresión a la ciencia paleontológica, pero una cosa es la ciencia y otra el cine.

Este profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, quien apunta que conoce entre 150 y 200 películas de dinosaurios, dedica un capítulo a los dinosaurios 'españoles': "Españoles con tronío".

En él dice que la paleontología española se "tomó su tiempo", 163 años, para participar en la carrera de descubrir estos animales (de los aproximadamente 600 géneros de dinosaurios conocidos en el mundo, 14 están en España). Desde entonces se ha aprovechado el tiempo, afirma este investigador, quien no obstante alerta de que los nuevos recortes en ciencia pueden provocar un retroceso, como en muchas áreas del conocimiento científico.

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El Mundo Ciencia

Un santuario de osos polares en un iceberg

Santuario de osos polares

Los científicos dicen que los iceberg rirven de refugio a los osos polare ante la amenaza de los cazadores.

Un santuario hasta ahora desconocido de osos polares en el Ártico fue descubierto por los realizadores de un documental de la BBC.

Se estima que unos 20 osos fueron vistos en el iceberg Peterman, ubicado en la bahía de Baffin, a 50 kilómetros de la costa canadiense. 

Durante la mayor parte del año, los osos polares viven en el agua de mar congelada donde cazan focas.

El hallazgo desafía las creencias respecto a dónde pasan los osos polares los meses de verano, cuando el hielo marino se derrite.
"Los que los osos ven es seguridad, y se aprovechan de eso. Por tanto, creo que están viviendo en este iceberg para mantenerse a salvo"
Chris Packham - Presentador del documental Operación Iceberg

El santuario fue descubierto durante el rodaje del programa de televisión Operación Iceberg para la BBC.

Plan de verano

Se había asumido que los osos polares pasaban a tierra durante el verano, en este caso, la isla de Baffin.
Pero ahora está claro que no todos los osos polares regresan a tierra. Algunos pasan los meses de verano sobreviviendo en grandes icebergs tabulares -icebergs en forma de bloque, de superficie plana y paredes que semejan riscos, que surge tras el desprendimiento de una placa de hielo.

El presentador Chris Packham, comentó: "Los que los osos ven allá es seguridad, y creo que se aprovechan de eso. Por tanto, creo que están viviendo en este iceberg para mantenerse a salvo".

Santuario de osos polares

La expedición también detectó cambios en los glaciares de Groenlandia. 

El biólogo estadounidense y experto en osos polares, Steven Amstrup, dijo que era la primera vez que oía hablar de osos viviendo en grandes números en un iceberg tabular en el mar.

El doctor Keith Nicholls, del Instituto Antártico Británico, también participó en la expedición. Dijo: "En los últimos años hemos estado viendo muchos grandes icebergs tabulares provenientes de la capa de hielo de Groenlandia. Ahora han terminado por parar en la bahía de Baffin".

Los osos polares suelen ser cazados por humanos en las tierras continentales de Groenlandia y Canadá, así que los icebergs pueden permitirles a los osos mantenerse a salvo de los cazadores
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Tablets sin profesores para niños en Etiopía demuestran el aprendizaje por sí mismos

Alguna vez os hemos hablado del proyecto One Laptop Per Child, una idea que trata de acercar la tecnología actual a aquellos niños que no tienen acceso a la educación en el mundo. Una de las acciones desarrolladas tuvo lugar en dos aldeas de Etiopía con unos resultados increíbles. La propuesta: dejar un conjunto de tabletas con programas precargados y ver qué ocurría.

OLPC

El objetivo era ver si los niños, todos analfabetos y sin exposición previa a las palabras escritas, podían aprender a leer por sí mismos, mediante la experimentación con la tableta y el software precargado que incluía juegos sobre el alfabeto, libros electrónicos, películas, programas para dibujar…

Los primeros resultados no han podido ser más esperanzadores según contó en la conferencia del MIT la semana pasada Nicholas Negroponte, fundador de OLPC. Los dispositivos que se les dieron a los niños eran tablets Motorola Xoom que llevaban incorporadas un sistema de carga solar que los trabajadores de OLPC habían enseñado a utilizar a los adultos de las aldeas.

Luego, una vez por semana se pasaba un trabajador del proyecto para observar los avances que tenían los jóvenes y el uso que se les había dado a las tablets. Tras varios meses, los niños de ambos pueblos ya habían adoptado el uso y recarga de las máquinas, también sabían recitar la “canción del alfabeto” e incluso deletrear palabras. Uno de los niños expuesto a los juegos de alfabetización con imágenes de animales llegó a abrir un programa de dibujo y escribir la palabra “león”.

Un experimento que se realizó en dos aldeas rurales con 20 niños de cada pueblo. Ninguno de ellos había visto previamente materiales impresos. Así contaba Negroponte el increíble desarrollo vivido en las aldeas:
Nuestros trabajadores dejaron cajas cerradas que contenían las tablets, cerradas, sin ninguna instrucción. Al principio los niños jugaban con las cajas. A los cuatro minutos, un niño no sólo abrió la caja, sino que encontró el interruptor de encendido y apagado … llegando a encenderlo. A los cinco días, estaban utilizando 47 aplicaciones al día por niño. Después de dos semanas, cantaban canciones del abecedario en el pueblo, y después de cinco meses, habían hackeado el sistema operativo Android. Alguien en nuestra organización o en el Media Lab había deshabilitado la cámara sin darse cuenta, ellos la descubrieron y la habilitaron, habían hackeado Android.
Durante la conferencia le tocó el turno de palabra a Ed McNierney, director de tecnología de OLPC, quién explicó parte del “hack”:
Los niños habían conseguido acceder a la configuración del escritorio. Los chicos habían personalizado completamente el escritorio, de manera que cada tableta de cada niño se veía diferente. Habíamos instalado software para evitar que lo hicieran. La manera en la que trabajaban a su alrededor era claramente el tipo de creatividad, el tipo de investigación, el tipo de descubrimiento que creemos que es esencial para el aprendizaje. Si ellos pueden aprender a leer, entonces pueden leer para aprender.
Unos resultados prometedores que aún así necesitarán de nuevos proyectos similares para constatar que los niños pueden aprender a leer de esta manera. Negroponte acabó la conferencia con una pregunta para la comunidad:

¿Qué podemos hacer con los 100 millones de niños en el mundo que no van a la escuela? Quizá ofrecerles las herramientas para que lean y aprendan, sin necesidad de proporcionar escuelas,profesore o libros de texto.

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¿Puede una supercomputadora diagnosticar mejor que un médico?

Watson

La supercomputadora Watson responde a preguntas complejas usando su sistema de inteligencia artificial.

Watson, la supercomputadora que saltó a la fama por vencer a humanos en el concurso televisivo estadounidense Jeopardy, participará en el entrenamiento de galenos en la escuela médica de Cleveland, Estados Unidos.

En realidad el entrenamiento será mutuo, ya que por un lado Watson utilizará su potente cerebro electrónico para ofrecer diagnósticos a los estudiantes, mientras que estos responderán a sus preguntas y corregirán sus errores, para que éste "aprenda" y pueda asistir en un futuro a médicos en ejercicio. 

La idea es que con este entrenamiento Watson sea capaz de aprobar el examen de licencia que todo futuro aspirante a médico debe pasar para ejercer en el país.

No obstante, expertos del sector ponen en duda su efectividad, alegando la falta de fiabilidad de las información médica que alimentará al sistema.

Una computadora que entiende

Estudiante de medicina

IBM sugiere que Watson podría ser en un futuro una potente herramienta en medicina.

Watson es una computadora diseñada para "entender" el lenguaje natural y por ende preguntas complejas. Para ello accede a vastas cantidades de información y así identifica la mejor respuesta a una pregunta.

En un entorno como la medicina, el robot tendrá que analizar tanto el historial del paciente como la literatura médica, y para ello sus programadores han diseñado a Watson para que sea capaz de crear listas de respuestas potenciales a preguntas de los médicos, clasificándolas en orden de preferencia.

Una vez finalizado este proceso el robot presenta las soluciones más plausibles, así como información sobre cuán confiable es su respuesta.

Reducción de costos

Watson venció en 2011 a otros dos concursantes humanos en una edición especial del programa televisivo estadounidense Jeopary. Desde entonces sus desarrolladores trabajan para darle utilidad en un entorno real como la medicina, donde la compañía ve posibilidades de negocio.

La iniciativa de Cleveland no es la primera incursión de Watson en el mundo de la salud. De hecho, ya está involucrado en otro proyecto en el Centro de tratamiento del cáncer Sloan-Kettering de Nueva York, y la firma de seguros de salud Wellpoint lo está usando para evaluar tratamientos y formularios de reclamo de sus asegurados.

Un reporte reciente de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) destacó que Estados Unidos invirtió más de US$2,6 billones en salud, lo que representa el 17,6% del producto interno bruto del país.

IBM asegura que uno de cada cinco diagnósticos en Estados Unidos son incorrectos o incompletos, lo que daría lugar a 1,5 millones de errores en medicación anualmente.

Por otra parte, la compañía argumenta que el volumen de nueva información médica se duplica cada cinco años, lo que dificulta que los médicos puedan estar al tanto de los últimos avances.

En este contexto, varias empresas de tecnología tratan de introducir sistemas de inteligencia artificial semejantes en el sector de la salud del país.

Por ejemplo, el equipo de decisiones clínicas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ensaya la aplicación de sistemas de inteligencia artificial haciendo uso de programas como Dxplain e Isabel, que ya están ayudando a equipos médicos en la formulación de diagnóstico.

Escasa fiabilidad

Watson

Watson saltó a la fama tras vencer a humanos en un concurso de televisión en 2011.

Sin embargo, especialistas en tecnología de la salud sugieren que todavía faltan al menos 30 años para que este tipo de computadoras sean fiables a la hora de elaborar diagnósticos.

Fred Trotter, director de tecnología en Cautios Patient Foundation, cree que parte del problema es que una gran cantidad de la información que alimenta a los sistemas de inteligencia artificial es incorrecta.

"Simplemente no importa cuán bueno sea el algoritmo de inteligencia artificial si los datos médicos son incorrectos y descritos con ontología médica defectuosa", ha escrito Trotter al respecto.

"¿Mi experiencia personal con los datos médicos a gran escala? Es como mantener una conversación con un mentiroso habitual con impedimento en el habla".

"Les vaticino que seremos antes capaces de resolver el problema de la inteligencia artificial que disponer de información médica lo suficientemente fiable como para entrenarlo. Imaginen cómo se habría manejado Watson en Jeopardy si hubiera sido entrenado con El señor de los anillos y El Gato con Botas en lugar de enciclopedias".

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1 de noviembre de 2012

¿Cómo soportan la presión los peces abisales?



Es cosa sabida que cuánto más se sumerge un submarinista, cuanta más profundidad alcanza, mayor es la presión que siente sobre su cuerpo.

Si la presión del aire a nivel de mar se toma como unidad, es decir, la llamamos una atmósfera; cada 10 metros que el submarinista se sumerja, la presión hidrostática aumentará una atmósfera. Por ejemplo, si desciende a una profundidad de 30 m estará sometido a una presión de 4 atmósferas.

A grandes profundidades los pulmones se comprimen y se reduce su volumen. Y si los pulmones han llegado a su mínimo y ya no se pueden comprimir más, la sangre sale de los vasos sanguíneos e inunda los pulmones formando un edema.

En fin, que si sigue bajando más la palma.

Pero más allá de los 1000 m de profundidad, mas allá de los 2000m (con una presión de más de 200 atmósferas) y hasta los 6000 m, nos encontramos con unos peces llamados abisales, por ser así llamada la franja de profundidad oceánica que ocupan.

Pero ellos no mueren aplastados, obviamente están adaptados a su entorno. Pero… ¿cómo?

La mayoría de peces abisales son pequeños para ofrecer poca superficie corporal y poseen cuerpos blandos y huesos (espinas) pequeños. Y no tienen oquedades que se puedan rellenas con ningún tipo de gas, como podría ser el caso de una vejiga natatoria.

En realidad sus tejidos están repletos de grandes cantidades de agua a la misma presión que la del entorno. 

Por eso, por esa igualdad de presión interior/exterior, no mueren aplastados.

Nota sabionda: Otra característica definitoria de estos peces es que generan su propia luz. Este fenomeno llamado bioluminiscencia lo consigen gracias a colonias de bacterias que desprenden luminosidad.

Nota sabionda: Los peces dragón pueden generar luz roja y luz azul. La luz azul la utilizan para atraer a sus víctimas y la luz roja, que solo puede ser vista por los de su especie, la utilizan para rastrear presas sin miedo a ser detectados por sus depredadores.

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Patria, cultura y pureza: lo contraproducente de vivir aislados de los demás

En estos tiempos de globalización, parece que resurge con más fuerza la necesidad de conservar nuestras parcelas culturales. Las fronteras cada vez son más difusas, los productos culturales cada vez son más mestizos… sin embargo, nos aferramos a la bandera de nuestra patria emocional, nuestra ciudad e incluso nuestro barrio con más pasión que nunca, acaso experimentar que aún somos algo diferente y exclusivo al resto de la humanidad.


Sin embargo, esta tendencia que parece ser innata hacia el aislamiento o el rechazo a lo “extranjero”, si bien resultaba necesaria entre nuestros antepasados para evitar el exterminio (pertenecer a un grupo de cazadores-recolectores de condenaba a estar enfrentado al resto de grupos, tal y como os explicaba hace poco), esta tendencia, digo, resulta un obstáculo en el mundo actual.

Sobre todo porque los investigadores están descubriendo que el intercambio (de bienes, de ideas, de culturas, etc.) es el mayor motor histórico del progreso en el campo de la innovación, la economía, las costumbres e incluso la propia estructura que sustenta la sociedad. Si antes del desarrollo de las telecomunicaciones (las que permiten que copiemos modelos anglosajones, que a su vez copian modelos asiáticos, etc.) el progreso resultó tan agónicamente lento fue precisamente por la naturaleza fracturable de la cultura humana, tal y como refiere Matt Ridley en su libro El optimista racional:

Los seres humanos tienen una profunda capacidad de aislamiento, pueden fragmentarse en grupos divergentes. En Nueva Guinea, por ejemplo, hay más de 800 lenguas, algunas hablabas en áreas de unos cuantos kilómetros, que, sin embargo, son tan incomprensibles para los vecinos como el francés o el inglés. Aún hay siete mil lenguas que se hablan en la Tierra, y las personas que hablan cada una de ellas son notablemente resistentes a tomar prestadas palabras, tradiciones, rituales o gustos de sus vecinos.
La endogamia no es positiva a nivel biológico, pero tampoco lo es a nivel cultural. El pedigrí es un retraso. Lo intocable, un lastre. El miedo agorafóbico a lo diferente o lo extranjero, una segura condena al ostracismo. Y, a pesar de la tecnología de las telecomunicaciones, persistimos en el aislamiento y la exclusividad. Nuestras tradiciones son emocionalmente positivas, y también aglutinan las sociedades, pero un exceso de tradiciones nos convierten en elementos aislados del mundo. En momias. Y no importa que seamos, por ejemplo, usuarios de Twitter.

Hasta el punto de que en su estudio de la Universidad Carnegie Mellon (EEUU) llevado a cabo por Jacob Eisenstein y sus colegas, se examinaron 380.000 mensajes de Twitter enviados desde Estados Unidos durante una semana en marzo de 2010. En total, examinaron 4,5 millones de palabras. Los localismos de los mensajes les revelaron desde dónde escribían los mensajes.

Así son las cosas. A pesar de que toda la evidencia al respecto indica que el intercambio cultural es lo que provoca que una sociedad prospere en todos los sentidos, los individuos se esfuerzan denodadamente en hacer todo lo posible por sustraerse del flujo libre de ideas, tecnologías y hábitos, limitando así el impacto de la especialización y el intercambio.

O tal y como señala Matt Ridley en El optimista racional:
En las dos horas desde que me levanté de la cama, me bañé con agua calentada por la compañía de gas North Sea, me afeité usando una maquinilla estadounidense con electricidad producida por carbón británico, comí una rebanada de pan hecha de trigo francés, untada con mantequilla neozelandesa y mermelada española, después me hice una taza de té utilizando hojas cultivadas en Sri Lanka, me vestí con ropas de algodón de la India y lana de Australia, con zapatos de cuero chino y goma malaya, y leí un periódico hecho de pulpa de celulosa finlandesa y tinta china. Ahora estoy sentado frente a un escritorio escribiendo en un teclado de plástico tailandés (que probablemente comenzó su vida en un pozo petrolero árabe) para poder mover electrones a través de un chip de silicio coreano y algunos cables de cobre chileno.
Otros, por el contrario, prefieren vivir sin esta clase de contaminación. No ya en una isla, sino en una isla en un lago de una isla en un lago de una isla (un lugar que existe de verdad, no es broma).

Tomado de:


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