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26 de julio de 2022

Encuentran el organismo que dio origen a todas las formas de vida

Japón: observan por primera vez arqueas de Asgard, microbios cuyos ancestros dieron el primer paso para la aparición de animales y plantas hace 2.000 millones de años.


Luego de 15 años de trabajo, científicos japoneses han logrado por primera vez sacar del fondo del mar y criar en cautividad arqueas de Asgard, el misterioso organismo que puede explicar el origen de todas las formas de vida complejas del planeta Tierra.

Todos los seres vivos que podemos ver están construidos con los mismos ladrillos: células complejas con orgánulos internos llamadas eucariotas. Una persona es un conjunto de 30 billones de células eucariotas que cooperan entre sí. Todas las plantas, animales y hongos son eucariotas.

En la Tierra hay otros dos grandes dominios de la vida: bacterias y arqueas. Estas últimas, más primitivas, sin orgánulos internos, son el dominio más misterioso e interesante, pues desde hace unos años se piensa que hace unos 2.000 millones de años una arquea se tragó a otro microbio, lo asimiló y se transformó en la primera célula compleja. Fue el primer paso para crear todas las demás formas de vida, y aún no se sabe cómo sucedió.

En 2015, científicos escandinavos que rastreaban las profundidades del océano descubrieron las arqueas de Loki, a las que bautizaron en honor al dios nórdico. No tenían de ellas más que su ADN, pues resultaba imposible aislar y criar en el laboratorio estos microbios que viven a más de 3.000 metros de profundidad bajo el mar. Sus genes indicaban que estas arqueas eran los parientes más cercanos de todos los eucariotas y que tenían genes esenciales para realizar funciones básicas de la vida eucariota, aunque en teoría no los necesitaban.

Desde entonces se han descubierto otras arqueas similares —Thor, Odin, Heimdal, Hel— que  manejan genes eucariotas y a las que se ha agrupado en la familia de Asgard, el hogar de los dioses vikingos. Hasta ahora nadie sabía qué aspecto tienen estos probables descendientes de nuestro primer ancestro.

 

En 2006, el equipo de Hiroyuki Imachi, del Instituto de Ciencia y Tecnología del Mar y la Tierra de Japón, extrajo sedimento marino de la fosa de Nankai, frente a la costa sur de la principal isla de Japón. Era un hábitat a 2.500 metros de profundidad, con dos grados de temperatura, en completa oscuridad, un territorio más hostil y desconocido que la superficie de Marte. Al analizar las muestras los científicos se dieron cuenta de que contenían arqueas de Asgard. Tenían en su mano ser los primeros en criar y observar a una de estas criaturas viva.

Durante cinco largos años intentaron que crecieran en un biorreactor, un aparato que reproduce su hábitat natural y aporta nutrientes y que funciona parecido a las máquinas de café por goteo, en palabras del propio Imachi. Después pasaron otros siete años engrosando las comunidades hasta poder aislarlas y mirarlas al microscopio. Esta semana, el científico y el resto de su equipo publica el estudio en el que relatan su éxito al haber conseguido ver por primera vez uno de estos organismos vivos. La clave, dice Imachi, ha sido dejar que las arqueas creciesen junto a otros microbios de su entorno y añadir un ingrediente inusual: leche de fórmula para bebés. “Aunque aún no lo hemos confirmado, es muy posible que estas arqueas estén usando alguno de los ingredientes de la leche en polvo para bebés como alimento”, explica Imachi.

Las arqueas de Asgard miden una diezmilésima de centímetro y se reproducen muy despacio para los estándares de un microbio, más o menos una vez al mes. Lo más llamativo son sus largos tentáculos entrelazados. Los científicos aún no saben para qué los usan, pero creen que son esenciales para explicar cómo surgió la vida compleja a partir de organismos muy parecidos a estos.

Según su teoría, expuesta en Nature, el ancestro de los eucariotas era una arquea similar a la de Asgard. La vida compleja surgió siguiendo lo que ellos llaman las tres “es”. Primero la arquea enredó a una bacteria con sus tentáculos, después la engulló, y por último la endogenizó, es decir, estableció con ella una relación de cooperación para intercambiarse nutrientes conocida como sintrofía. La bacteria, que hasta entonces era un organismo independiente, se transformó en una mitocondria, un orgánulo para aportar energía a su huésped. Imachi le ha dado un nuevo nombre a los organismos que sacaron de la fosa de Nankai: arquea Prometeo (Prometheoarchaeum syntrophicum), por el ser mitológico que robó el fuego —la energía— a los dioses para dárselo a los humanos. 2.000 millones de años después, las mitocondrias siguen presentes en todas las células eucariotas con idéntica función. El origen de la vida compleja fue la cooperación.

“Nadie puede retroceder 2.000 millones de años y ver qué sucedió exactamente, pero sí podemos hipotetizar cómo surgimos los eucariotas a partir de los microbios y nosotros lo hemos hecho gracias al primer cultivo vivo de estas arqueas y en el conocimiento previo que teníamos del origen de los eucariotas”, explica Imachi.

La hipótesis de Imachi concuerda con lo que teorizó a finales de los sesenta la bióloga Lynn Margulis, que dijo que las mitocondrias y los cloroplastos que ayudan a las plantas a alimentarse de luz nacieron por simbiosis. En 1999, la bióloga española Purificación López-García teorizó que los eucariotas aparecieron por una alianza de sintrofía con bacterias. Los científicos japoneses han observado que las arqueas descubiertas se alimentan de aminoácidos y que para poder digerirlos establecen alianzas sintrofía con las bacterias de su entorno, que les aportan pequeñas cantidades de oxígeno. Por eso Imachi solo fue capaz de criarlas cuando les dejó vivir y cooperar junto a sus compañeras.

Tal vez esa necesidad de oxígeno bacteriano fue mucho mayor hace 2.000 millones de años, cuando la Tierra comenzó a llenarse de este compuesto, según apuntan Christa Schleper y Filipa Sousa, expertas en arqueas de la Universidad de Viena, en un comentario al estudio. Y para entonces es probable que las arqueas ya tuviesen parte de la maquinaria genética para leer y transcribir ADN que necesitaban para transformarse en células complejas.

“No me parece correcto decir que este organismo es el eslabón perdido entre la vida sencilla y la compleja, pero tiene todo el sentido que algo muy parecido a lo que describe este estudio fuese el inicio de todo”, opina Iñaki Ruiz-Trillo, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona (CSIC-UPF). “Este trabajo tiene un mérito brutal”, añade.

Las arqueas de Asgard son seres actuales que han evolucionado durante 2.000 millones de años y por tanto no son iguales a sus ancestros. “Es evidente que no vamos a poder presenciar todo ese proceso evolutivo observando a estas arqueas”, comenta Juli Peretó, experto en biología sintética de la Universidad de Valencia, pero añade que “gracias a ellas tenemos un primer fotograma de esa evolución y, probablemente, tendremos más”.

Imachi explica que a partir de ahora tiene dos objetivos: criar otras especies de arqueas de Asgard y averiguar para qué utilizan sus misteriosos tentáculos.

Fuente:

El País (España)

22 de junio de 2022

Por qué muchos bebés comparten su comida incluso cuando tienen hambre

En un laboratorio de La Universidad de Washington, Estados Unidos, bebés de un año y medio miraban con ganas de comer los pequeños trozos de fruta que extraños dejaban caer frente a ellos. Aunque era la hora de la merienda, algunos pequeños devolvían las frutas a los desconocidos.

Para los investigadores de la universidad, esas pueden ser las señales iniciales de una característica positiva muy específica de los seres humanos: el altruismo, o sea, la voluntad de ayudar y ceder ante los demás.

En un estudio recientemente publicado, un equipo del Instituto del Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de esa universidad estadounidense analizó el comportamiento de casi 100 bebés de 19 meses frente a algo que a ellos les suele gustar: pedacitos de frutas apetitosas, como fresas, bananos, arándanos y uvas.

En una primera fase del estudio, uno de los investigadores (hasta entonces desconocido para los niños) mostraba a los pequeños pedacitos de fruta que fingía soltar sin querer. Después, extendía las manos, indicando que quería los trozos de vuelta, pero sin pedirlo verbalmente.

De los bebés que participaron de esa primera fase, 58% devolvieron las frutas al investigador en lugar de comérselas.

Luego, un segundo grupo de menores participó en el mismo experimento, esta vez con un cambio importante: con este grupo, el experimento se llevó a cabo a la hora de la merienda, cuando los bebés probablemente tenían más hambre.

El resultado de esa segunda fase fue que 37% de los bebés devolvieron las frutas. La mayoría, entonces, optó por comérselas.

A pesar de eso, hay un número considerable de bebés que ejercen un comportamiento altruista hacia un extraño, afirma Rodolfo Cortés Barragán, investigador de post doctorado y principal autor del estudio.

"Generalmente, en las discusiones sobre el altruismo, uno piensa: '¿Será que le cuesta a uno mismo beneficiar a alguien?' En ese caso, ellos (los niños) su hubieran beneficiado y deseaban la comida, aun así la cedieron. Lo que demuestra que actuaron de manera altruista", explica Barragán a BBC Brasil.

El señala que, a los 19 meses, "los bebés ya tienen mucha habilidad para caminar, agacharse y recoger cosas del piso, y entienden las intenciones de su interlocutor".

"Estudiar el altruismo a esa edad nos puede ayudar a explicar las raíces (de ese comportamiento), para poder entender por qué los humanos practicamos el altruismo y cuándo comienza, y de esa manera poder promoverlo e incentivarlo a medida que los niños crecen y se convierten en adultos".

Lea el artículo completo en: BBC Mundo

21 de junio de 2022

"Perdiendo la Tierra" o el Apocalipsis Climático

En el año 1967, un satélite soviético -la sonda espacial Venera 4- envió la primera señal a la Tierra. Las altas temperaturas del planeta Venus eran causadas por el dióxido de carbono con el que estaba compuesta su atmósfera. Por eso, la vida en Venus es imposible. Si alguna vez la hubo, se perdió a medida que la luz del sol fue aumentando y las aguas se evaporaron. Con el ejemplo de Venus empezaron las predicciones poco favorables para el planeta Tierra. Desde ese momento ya estaba comprobado: de seguir con el uso indiscriminado de combustibles fósiles, acabaríamos sin origen ni destino, como los protagonistas de una novela distópica.

La voz de alarma llegaría tras la primera Conferencia Mundial sobre el Clima, celebrada en Ginebra en 1979. Entonces se supo que cuando duplicásemos la cantidad de dióxido de carbono, el mundo aumentaría tres grados centígrados su temperatura. Pero no sirvió de mucho la advertencia. Es más, cada vez que surgía alguna voz crítica ante la creatividad destructiva de nuestra especie, la persona portadora de la denuncia quedaba marcada como aguafiestas o fatalista. Porque si se cuantificaba el grado de incertidumbre de tales afirmaciones, se llegaba a la conclusión de que existía una previsibilidad imperfecta de los hechos.

Poco después de la citada conferencia, en 1981, cuando Ronald Reagan fue elegido presidente de los Estados Unidos, la producción de carbón en el suelo norteamericano se incrementaría. Cuando desde el Consejo de Calidad Ambiental se realizó un informe para alertar al presidente de que los combustibles fósiles podrían alterar la atmósfera de la Tierra hasta convertirla en el erial de un mal sueño, el presidente Reagan consideró la posibilidad de eliminar el Consejo de Calidad Ambiental.

De esta manera, como si la realidad hiciese trampas, Reagan siguió jugando con políticas  destructivas, no sólo medioambientales sino también económicas. Pero lo que más irrita ahora es saber que el desastre se pudo haber evitado, que hubo un momento de nuestra historia en el que estuvimos a tiempo para librar a nuestros herederos del apocalipsis climático. Sí.

Estas cosas las recoge el escritor estadounidense Nathaniel Rich en su ensayo Perdiendo la Tierra, recientemente publicado por Capitán Swing. Aunque se trata de un libro de historia y denuncia ecológica, hay veces que Nathaniel Rich parece operar desde la ficción, desde una de esas novelas apocalípticas que ya forman parte de un género bautizado como Ficción Climática (Cli-Fi) y donde siempre aparece el cadáver de un mundo en el que los perros ladran en señal de duelo.


 

10 de mayo de 2022

El algarrobo, sustento de Perú, en peligro

Una larva amenaza este árbol de 10 metros oriundo del país, vital para el ecosistema, protector frente a los rayos UV y garante de la supervivencia de aves e insectos.

 

La prosopis Pallida (algarrobo) es un árbol de 10 metros oriundo de Perú que tiene una gran importancia en el ecosistema, siendo quizás el árbol con mayor relevancia debido a que actúa como protector frente a los rayos UV, a la vez que como sustento de varias especies de insectos y aves que lo necesitan para su supervivencia.

Más allá de su importancia biológica, éste es de gran interés para la población, ya que regula la temperatura del ecosistema en el que se encuentra permitiendo así controlar los cambios fenomenológicos, como los del Niño en un país donde los desastres naturales azotan de manera devastadora a la población peruana.

Esto sucede especialmente en la parte del Norte de Perú y en las zonas más vulnerables. Este fenómeno está siendo recurrente y más seguido que antaño y una gran culpa de ello es la reducción de este árbol emblemático del Perú.

Según la Dra. Juarez (2018), “se ha determinado que un pequeño díptero llamado Enallodiplosis discordis, perteneciente a la familia Cecidomyiidae, es la principal causa de la mortandad de algarrobos”.

La larva de este díptero absorbe la savia de las hojas hasta secarlas, para luego caer; esto conlleva que las plantas, en un lapso de 3 a 7 años, mueran.

Dicha condición se viene agudizando con los efectos del cambio climático, los inadecuados procesos en la aplicación de agroquímicos a gran escala, así como los cambios que ha sufrido la fauna benéfica del bosque a todo nivel.

Considerando que estos bosques están directamente relacionados con cerca del 25% de la población Lambayecana y Piurana, se generan mayores carencias a la misma, la cual se ve presionada a migrar a otros espacios, al no poder desarrollar sus actividades que dependen del bosque, como la ganadería y la apicultura. Todo ello ocasiona, a su vez, una presión social mayor.

Tomado de: La Vanguardia 


16 de abril de 2022

Aprender a programar: ¿debe ser un curso obligatorio?

Code es una organización norteamericana que busca todos los estudiantes del planeta aprendan a programar. 

58 millones en todo el mundo ya usan sus cursos digitales y gratuitos



¿Cómo nació esta idea?

El día que murió Steve Jobs (5 de octubre de 2011), un emigrante iraní en EE.UU. llamado Hadi Partovi tuvo una visión. "Sentí que necesitaba hacer algo, contribuir a que todos tengan las mismas oportunidades en un mundo donde los conocimientos digitales son cada vez más decisivos".

De esa visión nació Code.org», recuerda. Partovi (Teherán, 49 años) tardará dos años en darle forma a su idea: una organización sin ánimo de lucro, nacida en 2013, cuya misión es formar a docentes y promover políticas públicas para que la programación se introduzca en el currículo educativo como un curso más

¿Quién es Hadi Partovi?

Partovi era un niño cuando huyó, junto con su familia, del régimen del ayatolá Jomeini. Sus padres son científicos y miembros destacados de la diáspora persa. 

Estudió Ciencias de la Computación en Harvard, fundó una empresa de reconocimiento de voz que luego vendió a Microsoft por 800 millones de dólares.

Desde entonces se dedica a las inversiones (Facebook, Airbnb) y a la filantropía. Su hermano gemelo Ali (y cofundador de Code.org) fue uno de los primeros en invertir en Dropbox y su primo Dara Khosrowshahi es director ejecutivo de Uber.

Hadi Partovi tienen una agenda con mejores contactos en Silicon Valley: Bill Gates, Mark Zuckerberg o Jack Dorsey responden. Y también tienen línea directa con la Casa Blanca, Joe Biden, Barack Obama y Bill Clinton han participado en sus llamados para colaborar con la causa.

¿Y cuál es la causa? 

"En nuestro mundo impulsado por la tecnología, la informática se ha vuelto tan esencial para los estudiantes como la lectura, la escritura y las matemáticas", explica Partovi.

Aclaremos: el propósito de Code.org no es exactamente que todos los niños aprendan a programar, sino que todos los colegios enseñen informática. La razón no es convertirlos en programadores el día de mañana o encaminarlos hacia empleos tecnológicos bien remunerados, aunque a nadie le cae mal un dinero de más.

"La informática es hoy tan importante como la biología. Es necesario comprender la fotosíntesis, pero también qué son los algoritmos. Porque están en todas partes e impactan en nuestra vida diaria. Necesitamos programadores, sí, pero también abogados, médicos y políticos que sepan de la importancia de la programación. No se trata de preparar a los niños para el trabajo, sino de prepararlos para la vida", resume Partovi.

Aliados estratégicos

La plataforma de Code.org ofrece lecciones on-line para niños de 4 a 18 años. 

El acceso a los contenidos es gratuito desde cualquier parte del punto. Están traducidos a sesenta idiomas. 

Los tutoriales se pueden ver en YouTube y en ellos es habitual ver a los magnates de los gigantes tecnológicos impartiendo clases.

La plataforma se ha aliado con Disney, Star Wars, Minecraft o la NBA para hacer sus contenidos más atractivos. 

Cuatro de cada diez estudiantes norteamericanos tienen una cuenta abierta en Code.org y 58 millones en todo el mundo, además de dos millones de profesores.

Pero solo es la punta del iceberg. La organización se ha marcado como primer objetivo que todas las escuelas públicas de Estados Unidos impartan programación. De momento, lo ha conseguido en varias decenas de estados. También están ingresando a Europa.

Pero...

The New York Times se preguntaba en 2017 si Silicon Valley estaba utilizando su poder de persuasión para que las escuelas públicas sirvan a los intereses de las corporaciones. Y apuntaba a que existe un déficit de ingenieros informáticos y que las compañías estadounidenses se ven obligadas a reclutarlos en el extranjero.


¿Un Plan Marshall Digital?

Ese déficit de perfiles tecnológicos también afecta a Europa, donde hay unos 900.000 empleos relacionados con la digitalización (200.000 en España) que a las empresas les resulta muy complicado cubrir. 

Los intereses de las empresas norteamericanas tampoco coinciden siempre con los de los países europeos. 

¿Estamos ante una especie de 'plan Marshall' de la digitalización?, se preguntan los más recelosos. ¿Aprovechará Silicon Valley para pescar en el vivero del talento europeo y, de paso, exportar su ideario?

Es el tipo de cuestiones al que ha tenido que responder Fran García del Pozo, responsable de Code.org para Europa, África y Oriente Medio, con un equipo cien por cien español. 

«Me costó cinco años conseguir traer Code.org a España. Fue muy difícil. Desde luego, la pandemia ha sido un tsunami. Ha acelerado la digitalización y ha convencido a muchos escépticos que pensaban que se tardaría muchos años en transformar la educación y el trabajo. Pero también ha mostrado que existe una brecha digital importante. Muchas familias carecen de conectividad y dispositivos suficientes. Y eso es injusto», afirma.

Este exejecutivo de Telefónica conoció a Hadi Partovi a través del educador y matemático Salman Khan. García del Pozo cree que estamos ante un fenómeno imparable.

Programación: tan importante como el inglés

«La programación forma parte del currículo educativo desde edades tempranas en Estados Unidos, Singapur o Australia. 

Y China aprobó en 2016 un plan para que todos los niños aprendan a programar desde los seis años y estudien robótica a partir de los once. 

Es una ventaja competitiva para acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. Pero no se trata de que todos seamos programadores, sino de que todos entendamos la programación», matiza.

El inglés es la lengua franca que nos permite entendernos con el resto de seres humanos, ¿Qué utilidad puede tener aprender código a alguien que no se vaya a dedicar a la tecnología? García del Pozo responde.

"Las máquinas –explica—dominan parte de nuestra vida cotidiana. Es importante conocer su lenguaje para que la tecnología esté al servicio de las personas y no al revés. Si dominamos el pensamiento computacional, que este año (2021) se ha empezado a medir por primera vez en el informe PISA, desarrollamos la lógica, la creatividad, el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Y estas habilidades las podrán usar los estudiantes a lo largo de sus vidas. Por lo tanto, los intereses de los alumnos siempre estarán un escalón por encima de los de la industria".

Y añade: «Tenemos que concienciarnos de que estamos ante un nuevo Renacimiento. Lo digital trae de la mano una nueva civilización. Y esto nos da la oportunidad de elegir: ¿queremos ser un país que crea tecnología o que solo la consume; una sociedad que programa o que es programada?».

Con información de: XL Semanal (El País)  


10 de abril de 2022

La verdad sobre las pruebas PISA

 Es probable que todos hemos escuchado en alguna oportunidad hablar sobre las pruebas PISA.

¿Qué significa PISA? 

El informe del programa internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessment) es un estudio llevado a cabo por la OCDE a nivel mundial que mide el rendimiento académico de los alumnos en matemáticas, cienbcia y lectura.

Pero...

El informe PISA de ser una herramienta para diagnosticar debilidades y fortalezas de los sistemas educativos se convirtió en una liga de países.

Pero detrás de todo esto se encuentra un negocio millonario.


Un gran negocio

La obsesión por los exámenes educativos es una tendencia contemporánea..

La editorial británica Pearson, dueña de Financial Times y de The Economist, vio una gran oportunidad de negocio en ello. Debido a esto, Pearson logró el contrato para los exámenes PISA 2015, así como la exclusividad de la plataforma digital que los sustentará. 

Pearson utiliza PISA y otras pruebas similares como caballito de batalla para manejar los hilos de la educación mundial.

Pearson redacta los exámenes, los corrige y provee herramientas informáticas a los Ministerios de Educación para analizar el rendimiento, casi en tiempo real, como si fuera la Bolsa de Valores, donde los que cotizan no son empresas, sino colegios y, en último término, nuestros hijos.

¿Y esto es bueno o es malo?

Para Pearson todo esto es bueno, ellos manifiestan que su objetivo es revolucionar el concepto de educación en el mundo, personalizarla y reducir costos. 

Pero es malo porque las escuelas van a pasar más tiempo examinado que enseñando.

Según Donald Gutstein, académico canadiense, "Pearson consigue el grueso de sus ingresos en textos digitales, herramientas de enseñanza virtual, exámenes on-line... y sigue una serie de estrategias para crecer aprovechando la transición de lo físico a lo digital. Es un plan ambicioso para comercializar sus productos y servicios. Si tienen éxito, convertirán a los estudiantes en simples clientes".

¿Cómo llegamos hasta este punto?

Primero, un poco de historia.

La primera edición de PISA fue en el año 2000, posee un carácter trianual.

En la última prueba PISA, aplicada en el 2018, participaron más de 600 000 estudiantes, de 15 años, de 79 países, entre ellos Perú.

PISA a desbancado a otras pruebas internacionales como TIMMS o PERL.

PISA genera un informe muy detallado, con múltiples análisis. Lo de comparar a los países participantes era una estadística más. Pero la responsabilidad de crear una liga es del periodismo que le encanta hacer competencias de todo tipo para generar ostentosos titulares: "Perú fracasa otra vez", "Finlandia se cae en la tabla", "Los asiáticos golean"...

Y también es culpa de los políticos, que sacan pecho si las cosas van bien (cuando en realidad el mérito es de la gestión anterior), o justifican una reforma educativa a su gusto si las cosas van mal. Pero, ¿podemos confiar en PISA?

¿Los datos de PISA son confiables?

¿Sabía usted que no son las mismas preguntas para todos los países? ¿Y que ni siquiera tienen el mismo nivel de dificultad? No solo eso, en ediciones anteriores hubo pruebas que algunos países se saltaron, como las de comprensión lectora. Y lo que hizo PISA fue realizar una estimación, una proyección de lo que podían haber puntuado esos alumnos, como hacen a veces las compañías eléctricas con los recibos de luz, que nos cobran por lo que suponen que podemos haber gastado y no por el consumo real.

Además, las diferencias económica (a mayor nivel adquisitivo, mejor nota), sociales (a mayor emigración, peor nota) influyen. Pero también las diferencias de mentalidad de los niños en la gestión del tiempo. Son exámenes contra reloj. Los nórdicos y centroeuropeos dan un vistazo general, contestan primero a lo que saben y no tienen apreturas; los mediterráneos van pregunta a pregunta y luego no les da tiempo.

¿Cómo homogenizar todo este revoltijo de datos para realizar el ranking mundial? PISA emplea un complejo sistema matemático llamado método de evaluación de Rasch, método muy discutido por algunos matemáticos, que consideran que contiene errores. Además, un estadístico danés, Svend Kreiner, de la Univesidad de Copenhague y discípulo de George Rasch, ya advirtió que encima PISA no lo está aplicando bien, básicamente porque no se deberían equiparar los resultados si las preguntas no tienen el mismo grado de dificultad.


PISA se defiende

Los responsables de PISA han recibido acusaciones de oscurantismo en el tratamiento de los datos. Se defendieron con un informe de 419 páginas. Andreas Schleicher, director de PISA, reconoció que podían existir discrepancias en la clasificación, dependiendo de cómo se analizan los datos. Pero es que las diferencias pueden ser tremendas, como demostró Kreiner; cambiando algunos parámetros, por ejemplo, Canadá ocuparía el segundo puesto o el 22; Japón el octavo o el 40; y el Reino Unido, cualquiera entre el 14 y el 30.

A las críticas sobre la fiabilidad de PISA, muy fuertes en Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Australia y otros países, hay que sumar ahora las suspicacias: ¿Quién se beneficia de esta competencia entre países? ¿Por qué los asiáticos arrasan? ¿Es mejor su modelo basado en la repetición, la memorización y la obediencia, cuando muchos surcoreanos, que son los mejores del mundo, luego se estrellan cuando van a una universidad estadounidense? Además, hay muchas dudas sobre el juego limpio de China-Shangái. ¿Hacen tranpa? ¿Estamos ante una adulteración de la competición, como pasaba en el deporte con la antigua RDA?

La obsesión se vuelve negocio

En este río revuelto, uno ha sido el más vivo: Pearson.

Y todo gracias una estrategia que diseño su antiguo CEO, Marjorie Scardino. Y que sigue el actual, John Fallon. Hagamos las preguntas. Diseñemos las plataformas digitales para hacer los exámenes. Redactemos los textos para que los niños estudien y saquen buenas notas en esos exámenes. Convenzamos a los políticos para que nos los compren. Pearson dispone de think tanks y expertos a sueldo. Al fin y al cabo, es la mayor editorial educativa del mundo.

Y el catálogo de nuevos productos puede ser inagotable. ¿Por qué no ponemos al alcance del público los test que hacen los países punteros? Imaginen el prestigio que tendría un colegio si pudiera decir: somos mejores en matemáticas que los coreanos... Dicho y hecho: ya empiezan a probarlo en los EE.UU. ¿Y por qué limitarse a estudiantes de quince años? Por qué no sacar pruebas para que los adultos puedan compararse con sus hijos...

La casa matriz de Pearson está en Londres, pero la experiencia en los EE.UU. Pearson consiguió en el 2011 un contrato por cinco años para los exámenes oficiales de las escuelas públicas de Nueva York por 32 millones de dólares. Y se dio una protesta insólita en dicha ciudad: padres de familia, maestros y estudiantes de decenas de centros se quejaban de la cantidad de exámenes, que algunos califican de epidemia. Niños de primaria sometidos a pruebas de tres horas. Muchos se preguntan por qué una empresa privada y con ánimos de lucro tiene tanta influencia en el sector público.

Pearson logró el contrato para las pruebas PISA 2025 a un precio relativamente módico, sólo 1.3. millones de euros. 

PISA pretende también medir las destrezas digitales pues representan el futuro de los niños.

El Big Data hace su ingreso en el sector educación

El negocio puede ser redondo, va en la línea de la plataforma digital de Bloomberg, pero aplicado a la educación. Datos continuos que fluyen. Escuelas que suben y escuelas que bajan. Países que cotizan en rojo y en verde. No olvidemos que la galaxia Pearson es uno de los grupos mediáticos más influyentes. En un arranque de sinceridad The Economist señala que la industria de los exámenes internacionales está creciendo, aunque sacra conclusiones de ellos es más difícil.

Para Diane Ravitch, de la Universidad de Nueva York, estamos ante "la irrupción del big data en las escuelas". ¿Es una manera de ayudar a estudiantes y profesores? Puede, "pero también es una fórmula empresarial para desarrollar apps, vender datos de estudiantes y hacer dinero", denuncia. 

El capital riesgo ya se ha fijado en este mercado y está entrando a manos llenas en compañías digitales de creación y evaluación de exámenes, como Renaissance Learning Inc,, con participación de Google Capital y donde la firma especulativa Hellman and Friedman inyectó 1 100 millones de dólares solo en el 2013. 

PISA son exámenes donde todo está tabulado.

Los cuestionarios son tipo test.

No hay lugar para salirse del guión.

¿Dónde queda la creatividad?

¿Dónde queda la imaginación?

Según Ravitch "estamos perdiendo la habilidad de pensar diferente y premiando el conformismo". 


Con información de XL Semanal


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