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15 de agosto de 2019

Mujeres y ciencia 03/08: Caroline Herschel (1750-1848) la primera mujer que descubrió un cometa

Es muy probable que te suene el apellido Herschel, un apellido históricamente ligado a la astronomía.   



William Herschel es mundialmente conocido porque descubrió el planeta Urano (que en realidad no debería llamrse Urano sino Jorge III, pero esa es otra historia). Su hijo John continuó su trabajo astronómico y cultivó otras ciencias. Pero hubo un tercer miembro de la familia, a menudo injustamente olvidado: Caroline, hermana de William

Y al igual que otras mujeres científicas, Caroline Herschel tuvo que hacer frente a circunstancias muy adversas y a un destino ya escrito. En su caso, el de Cenicienta: debido a una enfermedad que sufrió de niña, su estatura se quedó en un metro treinta. Asumiendo que nunca se casaría, sus padres la criaron para el servicio doméstico. Cuando su padre murió, su hermano William, emigrado desde su Alemania natal a Inglaterra, la invitó a instalarse con él para ocuparse de su casa. Así lo hizo, y de paso aprendió la profesión de su hermano, que por entonces no era la astronomía, sino el canto.

William dedicaba su tiempo libre a fabricar telescopios y observar el firmamento, y con el tiempo Caroline se sumó. Fue la primera mujer en recibir una pensión de la Corona británica como científica, la primera en ver su trabajo publicado por la Royal Society y en descubrir un cometa, además de numerosos grupos de estrellas y nebulosas. Ella y su hermano crearon el primer mapa de nebulosas, ¡llegando a catalogar 2500 nebulosas!

Caroline Herschel, gracias a la pensión que recibía del Rey (aunque era solamente la cuarta parte de la pensión que recibía su hermano) se dedicó a detectar cometas, descubrío ocho cometas en total. Por ello se le conoció como la Cazadora de Cometas.

Y aunque no fue admitida en la Royal Society, ninguna mujer sería aceptada hasta el año 2016, su nombre, en la actualidad, pasará a la posteridad: un cráter en la Luna lleva su nombre.

Un dato curioso: Nunca aprendió a multiplicar, siempre llevaba en el bolsillo una chuleta (un papelito) con las tablas. 

Con información de: Open Mind 

National Geographic

El País (España)

23 de marzo de 2014

¿Cómo nacen las estrellas?


  • Nacen a partir de la agregación del gas y polvo frío de las nebulosas
  • Viven gracias al tenso equilibrio entre gravedad y reacciones nucleares
Corazón de NGC 604, una nebulosa con unas 200 estrellas nacientes.

Corazón de NGC 604, una nebulosa con unas 200 estrellas nacientes.NASA/Hui Yang

Las estrellas nacen por azar. Se juntan fragmentos de materia de las nubes frías de gas y polvo que flotan en el espacio, las llamadas nebulosas. Estas partículas se van agregando por atracción gravitatoria hasta formar una gran masa.

Este conglomerado, por efecto de la gravedad, se contrae sobre sí mismo y como consecuencia aumenta en su centro, la densidad, presión y calor. De esta manera, los átomos se mueven cada vez más rápido y chocan unos con otros. En esas condiciones, pronto se inician reacciones de fusión nuclear. Cuando comienzan ha nacido la estrella.

Las agrupaciones de masa que no logran iniciar las reacciones nucleares, es decir, las estrellas frustradas, se denominan enanas marrones. Las que sí lo logran continúan un arduo camino cósmico. Las reacciones nucleares liberan presión del centro de la estrella, contrarrestan el efecto de la gravedad, lo que evita que la estrella colapse sobre sí misma.

La estrella vivirá gracias a ese tenso equilibrio entre gravedad y reacciones nucleares. Morirá cuando la gravedad gane la batalla, algo que sucederá sin excepción.

Evolución estelar

Las estrellas evolucionan a medida que van agotando su masa, que es el combustible de las reacciones nucleares. Cuanto más masa tiene una estrella, más combustible tiene para alimentar su ‘motor’ y brilla más, pero vive menos tiempo.

Cuando se agota el combustible de su centro, la estrella vuelve a contraerse y aumenta de nuevo su temperatura, lo que favorece las aparición de nuevas reacciones nucleares. Esta vez se producen en la siguiente capa de masa alrededor de la central, que ya está gastada y contrayéndose. Esta capa circundante se expande y así la estrella se hace más grande.

El aumento de volumen es el responsable del cambio de color de las estrellas. Cuanto más grande, más se enfrían las capas externas y emiten luz visible en un color determinado. Las estrellas más frías son rojas (con unos 2800 ºC), las amarillas rondan los 5500 ºC, las más calientes son azules (aproximadamente 20.000 ºC) y las verdosas (100.000 ºC).

Un estrella típica de masa media es nuestro Sol. Es joven, tiene tan solo unos 4.600 millones de años. Es una gigante amarilla y dentro de 7.000 millones de años habrá madurado y se habrá convertido en una gigante roja.

Será unas cien veces más grande de lo que es en la actualidad y habrá engullido a la Tierra. Morirá a la edad de 12.000 millones de años tras perder gran parte de su masa, que habrá lanzado eyectada en todas direcciones formando una nebulosa planetaria. Será entonces una enana blanca, que brillará con debilidad hasta que se agote, se vuelva negra e inerte.

La mayoría de la estrellas mueren como enanas blancas, excepto las estrellas supermasivas, que son de color azul. Ellas tienen un final apoteósico. Su final consiste en una explosión de brillo excepcional llamada supernova. Desprenden en unos pocos segundos tanta energía como la que ha emitido y emitirá nuestro Sol en toda su existencia.

Fuente:

RTVE Ciencia
 

10 de abril de 2013

La explosión multicolor de la nebulosa de Orión

Imagen de la nebulosa desde un observatorio de Alemania. | Reinhold Wittich 
Imagen de la nebulosa desde un observatorio de Alemania. | Reinhold Wittich
Son destellos producidos por emisiones de oxígeno e hidrógeno. Pero su composición química se ve eclipsada por la impresionante belleza estética de la explosión de color que crea. Como si de un cuadro expresionista abstracto se tratara, la nebulosa de Orión se presenta caótica y enigmática en la constelación del mismo nombre.

La fotografía, realizada por el astrofotógrafo Reinhold Wittich desde su observatorio en Alemania, presenta la nebulosa con tal lujo de detalles que no parece estar a 1.500 años luz de distancia. Se consigue incluso distinguir Trapezium, un gran cúmulo de estrellas que contiene varios discos protoplanetarios, discos de acrecimiento alrededor de estrellas jóvenes que nos permiten comprender mejor la formación de una estrella, y por lo tanto, de un posible sistema planetario.

La nebulosa de Orion se puede observar a simple vista, si bien no con la profusión de detalles y vívidos colores que se obtiene con un telescopio. La imagen fue tomada con un telescopio Newton de 12 pulgadas para cielo profundo, entre el 10 de febrero y el 5 de Marzo de 2013.
Fuente:

27 de febrero de 2013

Las 6 cosas más sorpendentes descubiertas en el espacio exterior

Los misterios del universo: imágenes en nebulosas, estrellas fugaces, hoyos negros voladores y fuerzas ocultas, todas ellas se esconden en él. 

Hemos estado observando el espacio desde hace miles de años, y lo que hemos descubierto es que las cosas más extraordinarias se esconden en él. Aquí una lista de las seis cosas más bizarras del universo.

6- El río de licor

La imagen es una fotografía de Sagittarius B2, es una nube enorme, millones de veces el tamaño de nuestro Sol, flotando cerca del centro de nuestra galaxia. Científicos han descubierto que es, básicamente, un enorme río de alcohol. 

Via ESO

 
Así es. Sagittarius B2 contiene billones y billones de litros de alcohol y de moléculas de formato de etilo, conocidas por darle a las frambuesas su sabor y olor al ron. No solo suena como el coctel ideal, también podría guardar el secreto de la formación de la vida, ya que es un compuesto orgánico, y descifrar cómo se forma en el espacio revelaría cómo se formó la vida en primera instancia. 

5- Una lupa enorme

La gravedad funciona de maneras sorprendentes en el universo, y no exclusivamente en hoyos negros que tragan y desaparecen todo a su alrededor. La gravedad también dobla la luz, que significa que los objetos que vemos en el espacio pueden no estar en donde los vemos. Los científicos conoces este fenómeno como lente gravitacional. Este es un ejemplo: 

NASA, ESA, J. Rigby (NASA Goddard Space Flight Center)

Lo que podemos observar es un objeto azul detrás de un objeto rojo, pero dado que la gravedad dobla la luz a su alrededor parece que el rojo usa al azul cual pulsera. Este descubrimiento permite que los astrónomos puedan estudiar objetos espaciales que se encuentran directamente atrás de una fuente de gravedad como una gran galaxia.

El gran problema con este efecto, como podemos apreciar en la imagen, es que puede multiplicar los objetos que vemos en el cielo, de manera que realmente tenemos que saber qué buscamos para no concentrar nuestra atención en un reflejo. 

4- Unicornios, Insignias Corporativas y más

El unicornio de la imagen de abajo es en realidad la Nebula Trífida, una nube enorme de gas que por coincidencia se parece a un unicornio con brillo propio. 

Hubble NASA

 
El unicornio es tan solo un ejemplo de pareidolia (el término científico para identificar ciertos patrones o imágenes dentro de formaciones irregulares). Las siguientes imágenes muestran otros ejemplos de pareidolia:
Mickey Mouse en Mercurio:

NASA / Rex Features

Lea el artículo completo en:

Pijama Surf

14 de noviembre de 2012

Un cúmulo estelar 'camuflado' frente a la Nebulosa de Orión

El cúmulo de la Nebulosa de Orión. | J-C Cuillandre & G. Anselmi
El cúmulo de la Nebulosa de Orión. | J-C Cuillandre & G. Anselmi

Un equipo de investigadores, entre los que se encuentra Hervé Bouy, del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), ha captado un cúmulo estelar masivo 'camuflado' entre la Tierra y una de las grandes maravillas del cielo nocturno, la Nebulosa de Orión.

Desde 1960 se conocía la existencia de esta población estelar, sin embargo, las observaciones han desvelado que esta población es más masiva de lo que se pensaba y no está distribuida tan uniformemente. La importancia de este descubrimiento es doble: por un lado, el nuevo cúmulo identificado es un hermano ligeramente más viejo que el Cúmulo del Trapecio, que está en el corazón de la Nebulosa de Orión; y segundo, lo que los astrónomos han estado llamando Cúmulo de la Nebulosa de Orión es, en realidad, una complicada mezcla de estos dos cúmulos, a la que se suman otras estrellas de la Vía Láctea ajenas a ambos.

Hervé Bouy, del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), en Madrid, es uno de los autores de este trabajo y explica que "necesitamos completar con detalle lo que creíamos que eran las observaciones más fiables en cuanto a formación de estrellas y de cúmulos". Destaca la necesidad de un profundo trabajo de seguimiento donde "si queremos comprender qué ocurre en esta región, la formación de estrellas en cúmulos, e incluso las primeras etapas de formación de planetas, debemos distinguir estas dos poblaciones que están mezcladas, estrella por estrella".

"Para mí el misterio más intrigante es que el hermano mayor, el cúmulo de Iota Ori, esté tan cerca de su hermano menor, aún formándose dentro de la Nebulosa de Orión", afirma João Alves, de la Universidad de Viena. "Es difícil encajar estas nuevas observaciones en ningún modelo teórico anterior de formación de cúmulos, y eso es emocionante porque sugiere que hemos estado pasando por alto algo fundamental. Los cúmulos son, con diferencia, la forma preferida de formación estelar en el Universo, pero aún estamos lejos de comprender exactamente el porqué."

Todo descubrimiento que afecte a la Nebulosa es significativo dada la importancia de esta formación en el Universo. A pesar de que su catalogación se remonta a hace 400 años, ha sido en los últimos sesenta años cuando se ha evidenciado la verdadera importancia astrofísica de este glamuroso objeto: la nebulosa, al igual que otros tantos objetos de la Vía Láctea y de otras galaxias, es una guardería de estrellas recién nacidas. Y además, es la guardería más cercana a la Tierra.

Los astrónomos ven en esta nebulosa el mejor banco de pruebas para el estudio de la formación estelar, el modelo de referencia. De hecho, muchas de las medidas establecidas que nos dicen cómo se forman las estrellas provienen de esta importante región como, por ejemplo, las distribuciones de masa en el nacimiento de estrellas y enanas marrones, sus edades relativas o su distribución espacial.

Fuente:

El Mundo Ciencia

22 de septiembre de 2012

Los últimos días de Betelgeuse

Betelgeuse, a unos 640 años luz de la Tierra en la constelación de Orión, puede parecer una estrella más en el cielo nocturno, aunque en realidad es una de las estrellas más brillantes de las que podemos disfrutar. Particularmente, esta gigante siempre me llamo la atención, ya desde niño soñaba con los mundos que la rodearían, pero como muestra esta imagen infrarroja del Observatorio Europeo Austral (ESO), Betelgeuse se está cayendo a pedazos … literalmente .

Esta imagen de la nebulosa en torno a la dramática de color rojo brillante estrella supergigante Betelgeuse fue creado a partir de imágenes tomadas con la cámara VISIR de infrarrojos en el Very Large Telescope (VLT). Esta estructura, parecida a  llamas que emanan des la estrella, son formadas porque el gigante se está despojando de su material lanzandolo hacia el espacio. Las emanaciones de gas observadas con anterioridad se reproducen en el disco central. El pequeño círculo rojo en el centro tiene un diámetro de cerca de cuatro veces y media la órbita de la Tierra y representa la ubicación de la superficie visible de Betelgeuse. El disco negro corresponde a una parte muy brillante de la imagen que se ocultó a permitir que la nebulosa débil sea vista. Crédito ESO

Betelgeuse esta emitiendo enormes nubes de plasma hacia el espacio estelar desde hace algún tiempo, como si padeciese de gases estomacales, y esto es un síntoma de la edad de la estrella y de su tamaño. Betelgeuse es una estrella supergigante roja, con apenas una fracción de la edad de nuestro sol, pero es tan masiva (18 veces la masa del Sol) que al igual que las viejas glorias del rock,  vive rápido y muere joven.Con apenas 10 millones de años de edad, la estrella se ha quedado sin hidrógeno en su núcleo, ahora está comenzando a fusionar el helio, creando carbono y oxígeno, lo que provoca que Betelgeuse se “infle” hasta alcanzar proporciones gigantescas, casi inimaginables. Si Betelgeuse fuese nuestro sol, ocuparía todo el sistema solar interior llegando incluso a la órbita de Júpiter, la tierra simplemente no existiría, se habría evaporado en su superficie.


El interior de la estrella es un lío burbujeante y violento, con enormes columnas de plasma caliente que deforman la estrella. Las observaciones ya habían demostrado hace tiempo que esta estrella tenia “bultos”, como si de grandes tumores se tratasen, en lugar de ser un objeto esférico, casi perfecto, parece una patata deformada. También se aprecian algunos indicios de que la estrella empieza a contraerse, lo que podría revelar que está cerca (en escalas de tiempo cósmicas) al borde del colapso, para finalmente explotar como una  supernova, pero no hay que entrar en pánico, pese a que los agoreros les encante lanzar sus oscuros presagios, mi vieja amiga Betelgeuse no plantea ninguna amenaza para la vida en la Tierra.

Este gráfico muestra la ubicación de la estrella supergigante Betelgeuse (Alpha Orionis) en la famosa constelación de Orión (el Cazador). Este mapa muestra la mayor parte de las estrellas visibles a simple vista bajo buenas condiciones y la estrella en sí está marcada con un círculo rojo. Aunque la estrella en sí misma es claramente visible a simple vista, la nebulosa a su alrededor no puede verse con cualquier telescopio. Crédito ESO
En las últimas etapas de la vida de una estrella supergigante roja, enormes cantidades de material se esparcen hacia el espacio. Como muestra esta imagen de ESO, Betelgeuse está creando una vasta nebulosa de frío polvo, nunca antes vista, y se extiende a más 60 millones de kilómetros de su superficie.

En el centro de la imagen, el pequeño disco rojo es Betelgeuse y la nube circundante (dentro del disco negro) pertenece a observaciones anteriores del plasma que eructó al espacio. La nube de colores que rodea el disco negro pertenecen a las observaciones de la European Southern Observatory (ESO) y las nuevas medidas aportadas por el Very Large Array (VLA).

La nebulosa se extiende como nunca se había visto antes, pero como Betelgeuse es tan brillante que eclipsa por completo la luz que emite esta nebulosa. Al utilizar el instrumento VISIR VLA para bloquear la luz que emite directamente Betelgeuse, la nebulosa (compuesta muy probablemente por sílice y polvo de alúmina) brilla en longitudes de onda infrarrojas debido a que es calentada por la estrella. Vale la pena señalar que a pesar de tener una apariencia llameante, en realidad está compuesta de material frio, por lo que sólo puede ser detectada en longitudes de onda infrarrojas. Las longitudes de onda cortas infrarrojas se representan con un brillo azul y las longitudes de onda más largas del infrarrojo se representan con un resplandor rojo.

Esta es una vista maravillosamente íntima de la muerte de una estrella masiva, y con la ayuda de la VLA, tendremos un asiento de primera fila para el velatorio final.

12 de septiembre de 2012

Conozca la 'escoba' espacial

La nebulosa con su característica forma de escoba. | ESO
La nebulosa con su característica forma de escoba. | ESO
A pesar de la aparente tranquilidad que irradia el cielo en una noche estrellada, el Universo está lejos de ser un lugar estático. Las estrellas nacen y mueren constantemente expulsando materiales al espacio que forman extrañas estructuras en el cielo. Es el caso de la Nebulosa del Lápiz, captada por un telescopio del Observatorio Austral Europeo (ESO, por sus siglas en inglés).

Esta nube, también conocida como NGC 2736, es una pequeña parte de una remanente de supernova situada en la constelación austral de La Vela. Estos filamentos fueron generados por la violenta muerte de una estrella que tuvo lugar hace unos 11000 años. Las partes más brillantes tienen forma de lápiz, de ahí el nombre, pero la estructura completa se asemeja más a una típica escoba de bruja.

Esta masa de gas en expansión ha sido captada gracias al Observatorio de La Silla del ESO en Chile. Inicialmente se movía a millones de kilómetros por hora, pero a medida que se expandía fue horadando el gas entre las estrellas frenándola considerablemente y generando esas extrañas formas. La Nebulosa de Lápiz es la parte más brillante de esta enorme estructura.

Estudiando los diferentes colores de la nebulosa, los astrónomos han podido conocer la temperatura del gas. Algunas regiones aún están tan calientes que la emisión está dominada por átomos de oxígeno ionizado, que en esta imagen podemos ver brillando en tonos azules. Otras regiones más frías pueden verse en tonos rojizos, debido a la emisión del hidrógeno.

La Nebulosa del Lápiz mide unos 0,75 años luz y se mueve a través del medio interestelar a unos 650.000 kilómetros por hora. De manera sorprendente, pese a que se encuentra a una distancia de unos 800 años luz de la Tierra, esto significa que cambiará notablemente su posición relativa con respecto a las estrellas del fondo a lo largo del tiempo que dura una vida humana. Incluso después de 11.000 años la explosión de supernova sigue cambiando el aspecto del cielo nocturno.

La imagen muestra también inmensas estructuras filamentosas, nudos de gas más pequeños y grupos de gas difuso. La apariencia luminosa de la nebulosa proviene de densas regiones de gas impulsadas por las ondas de choque de la supernova.

Fuente:

El Mundo Ciencia

10 de julio de 2012

Hallazgo de la Agencia Espacial Europea: La mariposa cósmica

La región Vela C, una inmensa región de formación de estrellas. | ESA

La región Vela C, una inmensa región de formación de estrellas. | ESA
El telescopio espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha captado esta vistosa imagen que muestra la región de Vela C. Dos características de la instantánea llaman la atención: una delicada silueta azul y amarilla justo a la derecha del centro de la imagen, recuerda a una mariposa volando hacia una maraña de materia azul, en la esquina inferior derecha.

Vela C es la más grande de las cuatro partes en las que se divide el complejo de Vela, una inmensa región de formación de estrellas a tan sólo 2.300 años-luz del Sol. Su proximidad la convierte en un laboratorio natural ideal para estudiar el proceso de formación de las estrellas.

El telescopio Herschel posee la peculiaridad de estudiar a través de sus sensores de infrarrojo aquellas regiones en las que las jóvenes estrellas han empezado a calentar densos cúmulos de gas y polvo, en los que se gestará una nueva generación de estrellas.

Las dos regiones citadas destacan sobre su entorno porque en ellas el polvo ha sido calentado por las estrellas más jóvenes, de mayor temperatura. 


Fuente:


El Mundo Ciencia

12 de abril de 2012

Resuelven el enigma del polvo de estrellas


Estrellas gigantes rojas Imagen gentileza B Norris

Los astrónomos estudiaron el proceso de extinción de tres gigantes rojas. En la imagen un punto blanco representa al Sol. Imagen gentileza B. Norris

El misterio de cómo las estrellas moribundas expulsan el material que formará nuevos planetas ha ocupado a los científicos durante décadas. Un equipo de astrónomos de Europa y Australia logró ahora descifrar el enigma.

Se sabe que estrellas como el Sol lanzan al espacio gran parte de su masa hacia el final de su vida, pero no estaba claro cómo esas partículas logran desprenderse.

Los investigadores utilizaron los potentes instrumentos del telescopio VLT de la Agencia Espacial Europea (Very Large Telescope o Telescopio Muy Grande), situado en el desierto de Atacama, para detectar partículas de polvo y silicio de estrellas de apenas una millonésima de metro en longitud.

"Es como si un observador se encontrara en Sidney y pudiera ver una taza de café en una mesa en Melbourne y medir su tamaño", dijo a la BBC Barnaby Norris, de la Universidad de Sidney, uno de los autores del estudio.

Hasta ahora se pensaba que los granos de polvo se formaban en torno a las estrellas y absorbían su luz hasta que eran expulsadas a grandes velocidades hacia el espacio.

Sin embargo, modelos computarizados que recrean ese tipo de eventos sugerían que las partículas de polvo se calentarían demasiado al absorber la luz estelar, evaporándose antes de ser expulsadas.

Al medir los granos de silicio, los astrónomos encontraron que su tamaño es mucho mayor de lo que se pensaba y en lugar de absorber la luz del astro la reflejan como si fueran diminutos espejos, permaneciendo a temperaturas menores sin ser destruidas y siendo luego impulsadas por la luz.

Tormentas

Las partículas de polvo y material se desplazan en el espacio hasta que pasan a formar nuevos planetas o se incorporan a nebulosas con cunas de estrellas.

VLT, Telescopio Muy Grande, en el desierto de Atacama Foto SPL

El VLT incluye 4 telescopios de 8,2 metros de diámetro y otros 4 auxiliares móviles de 1,8 metros.

"Los granos de arena se convertirán en los bloques de los planetas. Nuestra propia Tierra se formó del polvo de una estrella. Hemos dado un gran paso para entender este ciclo de vida y muerte", dijo Albert Zijlstra, de la Universidad de Manchester, en Inglaterra, otro de los investigadores.

En un efecto similar al de una tormenta de arena, las partículas o granos de polvo y silicio alcanzan velocidades superiores a los 30.000 kilómetros por hora.

Las tormentas producidas hacia el final de la vida de una estrella producen vientos 100 millones de veces superiores al viento solar. Los científicos estiman que el Sol iniciará ese proceso de expulsión de gases dentro de unos cinco mil millones de años.

Los investigadores resolvieron el misterio del polvo estelar mientras estudiaban la muerte de tres gigantes rojas, estrellas que en el pasado fueron como el Sol pero han agotado el hidrógeno en su núcleo convirtiéndolo en helio por fusión nuclear. Al comenzar a quemar hidrógeno alrededor del núcleo estelar, las capas externas aumentan de tamaño y se vuelven más frías.

Para Norris, "el mecanismo por el que escapa la masa de estas estrellas es uno de los grandes interrogantes de la astronomía. En este gran rompecabezas, nuestro estudio aporta una pequeña pieza".

El estudio fue publicado en la revista Nature.

Fuente:

BBC Ciencia

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22 de febrero de 2012

La factoría de soles más cercana

El astrónomo Rafael Bachiller nos descubre en esta serie los fenómenos más espectaculares del Cosmos. Temas de palpitante investigación, aventuras astronómicas y novedades científicas sobre el Universo analizadas con profundidad.

Una nueva imagen tomada con el radiotelescopio APEX (Atacama, Chile) por los astrónomos españoles Álvaro Hacar y Mario Tafalla (Observatorio Astronómico Nacional), IGN) revela los detalles de la región más cercana de la Tierra donde se están formando estrellas similares a nuestro Sol.

Nubes entre las estrellas

El espacio entre las estrellas está poblado por grandes masas de gas (principalmente hidrógeno) que forman nubes interestelares. Además del gas, estas nubes contienen una pequeña cantidad de polvo interestelar: pequeñas partículas de material sólido compuestas esencialmente por grafito y silicatos. Este material polvoriento sólo es una centésima parte de la masa de las nubes, pero actúa como una pantalla oscura que bloquea la luz visible de las estrellas que están situadas detrás. Por eso las nubes cercanas (que tienen pocas estrellas entre ellas y la Tierra) aparecen como grandes regiones negras en las fotografías, y reciben el nombre de nubes oscuras.

Las Nubes oscuras de Taurus observadas en el visible. | DSS2, D. De Martin

Las Nubes oscuras de Taurus observadas en el visible. | DSS2, D. De Martin

Aunque estas nubes son predominantemente poco densas (con unos centenares o miles de partículas por centímetro cúbico), algunas regiones pueden llegar a alcanzar densidades mucho más altas debido a la acción gravitatoria. Las regiones más densas acaban desplomándose sobre sí mismas (por no poder soportar su propio peso) dando lugar a la formación de estrellas. El estudio de este proceso de formación estelar es de sumo interés, pero su observación reviste una gran dificultad debido a la pantalla de polvo que esconde lo que está sucediendo en el interior de la nube.

Taurus y sus nubes cercanas

El cuadrado rojo indica la zona estudiada en la constelación de Taurus. | ESO, IAU, Sky & Telescope

El cuadrado rojo indica la zona estudiada en la constelación de Taurus. | ESO, IAU, Sky & Telescope

En la constelación de Taurus, a unos 450 años-luz de distancia, se encuentran algunas de las nubes oscuras más próximas a la Tierra de las que contienen una intensa actividad en formación estelar. Se trata de nubes poco masivas que solo son capaces de formar estrellas similares al Sol o más ligeras. El estudio de las nubes cercanas de Taurus tiene mucha utilidad para el estudio de la formación estelar, y más concretamente para comprender cómo se formó nuestro Sol, pues es aquí donde las observaciones pueden revelar el máximo nivel de detalle. En otras nubes más lejanas, como las situadas en Orión, se observa la formación de estrellas mucho más masivas, que pueden alcanzar varias decenas de masas solares.

Dentro de las nubes oscuras

¿Cómo saber los que se esconde tras la pantalla polvorienta de las nubes? Afortunadamente el mismo material polvoriento que absorbe la luz óptica, emite ondas de radio y en el infrarrojo lejano (longitudes de onda milimétricas y submilimétricas). Estas longitudes de onda son las que corresponden a la bajísima temperatura media que impera en estas regiones, que ronda los 260 grados Celsius bajo cero (esto es, tan solo unos 10 grados por encima del cero absoluto). Observando estas emisiones con radiotelescopios resulta posible revelar, y estudiar con un alto grado de detalle, las regiones en que nacen las estrellas.

El filamento que absorbe la luz visible (izquierda) emite ondas de radio (derecha). | ESO/APEX (MPIfR/ESO/OSO), DSS2, D. De Martin -A. Hacar et al.

El filamento que absorbe la luz visible (izquierda) emite ondas de radio (derecha). | ESO/APEX (MPIfR/ESO/OSO), DSS2, D. De Martin -A. Hacar et al.

El filamento observado recientemente en Taurus tiene una longitud de unos 10 años-luz. Su zona superior-derecha recibe el nombre ‘Barnard 211’, mientras que la inferior-izquierda se denomina ‘Barnard 213’. Como muestra la figura adjunta, resulta muy aleccionador comparar la fotografía obtenida en el visible con las nuevas observaciones realizadas en ondas de radio. Una comparación más detallada puede realizarse deslizando el ratón sobre la imagen en este enlace.

El filamento, de aspecto sinuoso o tentacular, no es una estructura homogénea, sino que posee regiones con fuertes contrastes en densidad. El estudio detallado de tales zonas ha revelado que en Barnard 211 hay varios núcleos colapsando y haciéndose progresivamente más densos, mientras que en Barnard 213 se encuentran varias protoestrellas ya formadas. De hecho, los dos puntos más intesos sobre esta zona representan a estrellas que se formaron en los últimos 100.000 años, muy similares a nuestro Sol en su 'juventud'. Aunque relativamente brillantes en ondas milimétricas, estos objetos son aún completamente invisibles en el óptico. En el puente de materia que une a estas dos protoestrellas hay regiones donde ya se están formando otras.

Comparando tales regiones, en etapas progresivamente más avanzadas de formación estelar, es posible reconstruir el proceso de nacimiento de las estrellas. Este es un proceso complicado en el que tanto la gravedad como la hidrodinámica y el magnetismo juegan papeles fundamentales. Diferentes mecanismos físicos concurren, y a veces compiten, antes de que la zona más interior alcance la densidad y temperatura suficientes para desencadenar el inicio de reacciones de fusión nucleares. Esta actividad nuclear es lo que hace que el objeto se 'encienda', marcando así el nacimiento de una nueva estrella.

Desde Atacama

El radiotelescopio APEX en Atacama. | ESO.

El radiotelescopio APEX en Atacama. | ESO.

La imagen fue obtenida por los astrónomos del Observatorio Astronómico Nacional (IGN), Álvaro Hacar y Mario Tafalla, utilizando el radiotelescopio APEX (Atacama Patfinder Experiment), que se encuentra emplazado en los Andes Chilenos, concretamente en el Llano de Chajanantor, desierto de Atacama, a 5.000 metros de altitud.

Para esta observación, la antena parabólica de 12 metros de diámetro de APEX iba equipada con la cámara bolométrica denominada LABOCA que incluye unos 300 píxeles con detectores de banda muy ancha, lo que la convierte en la mayor cámara del mundo en su género.


También interesante

  • La designación 'Barnard 211' se refiere al objeto 211 del catálogo de 370 regiones oscuras del cielo que fue compilado por el astrónomo norteamericano Edward Emerson Barnard (1857-1923) a principios del siglo XX mediante una exploración fotográfica.

  • Además de las nubes oscuras, Barnard descubrió el segundo sistema estelar más próximo a la Tierra. Se trata de una pequeña estrella del tipo 'enana roja', que se encuentra a 6 años-luz de distancia, y que recibe el nombre de 'estrella de Barnard'. El sistema estelar más próximo a la Tierra, Alfa Centauri, contiene tres estrellas situadas a una distancia media de unos 4,4 años-luz.

  • La antena parabólica de altísima precisión del radiotelescopio APEX es similar a las que constituyen el interferómetro ALMA (El Gran Interferómetro de Atacama). Además de realizar su trabajo científico propio, APEX ha servido para realizar desarrollos técnicos de interés para ALMA. Ambos instrumentos están situados en el mismo Llano de Chajanantor. Se trata del observatorio astronómico más alto, más seco, y de cielos más transparentes, de los de nuestro planeta.
  • Fuente:

    El Mundo Ciencia

23 de noviembre de 2011

Hubble descubre una nebulosa planetaria


Foto: NASA/ESA

MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -

El telescopio Hubble de la NASA ha encontrado una nebulosa planetaria, un fenómeno que es consecuencia de la muerte de una estrella, que podría pertenecer a la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana próxima a la Vía Láctea y que puede verse desde el hemisferio sur de la Tierra.

Según han explicado los expertos, las imágenes captadas por Hubble recogen una colección de estrellas que incluyen astros en proceso de nacimiento, en etapa de envejecimiento (con un intenso color rojo y azul) y, en su mayoría, astros de mediana edad, es decir, de varios miles de millones de años, que presentan un color blanquecino.

Pero el objeto más interesante de la fotografía es una burbuja de color verde tenue en el cuadro blanco, llamada nebulosa planetaria y que es consecuencia de la muerte de una estrella. Los astrónomos han señalado que cuando el núcleo de la estrella está ardiendo puede ser visto dentro de la burbuja en las imágenes, de ahí el cuadro blanco.

Ahora, los expertos estudian si esta nebulosa pertenece a la Gran Nube de Magallanes o, simplemente, lo parece. Las mediciones del movimiento de las estrellas del cúmulo y la nebulosa planetaria, que se encuentra a 160.000 años luz, sugieren que podría ser un miembro de la galaxia enana.

Hubble obtuvo la imagen gracias a los filtros de la cámara del telescopio espacial que aíslan el azul, el verde, y la luz de las estrellas de los infrarrojos.

Fuente:

Europa Press

7 de octubre de 2011

Captan la mayor energía cósmica conocida

Desafía los modelos de la física....

Nebulosa del Cangrejo, captada por el telescopio Hubble.|NASA

Nebulosa del Cangrejo, captada por el telescopio Hubble.|NASA

La Nebulosa del Cangrejo, restos de la explosión de una estrella (una supernova) que fue observada por astrónomos chinos y árabes en el año 1054, es la fuente de emanación de una energía que es mucho mayor de lo que señalan los modelos teóricos de la Física. El foco energético, a unos 6.300 años luz del Sol, se encuentra en su centro y es un púlsar, denominado PSR0531+121, que gira sobre sí mismo a 30 revoluciones por segundo.

Este pulsar, según han observado los astrónomos, emite radiaciones de rayos gamma con una energía que supera los 100.000 millones de electrovoltios (100 GeV), un millón de veces más que los rayos X de una radiografía médica y 100.000 millones de veces más que la luz. Hasta ahora, la máxima energía que se había detectado no superaba 25.000 GeV, cuatro veces menos.

El hallazgo, que se ha realizado observando por el radiotelescopio Veritas, situado en el Observatorio Fred Lawrence Whipple, en Tucson (Estados Unidos), en funcionamiento desde 2007, precisamente para captar altas radiaciones cósmicas como está. Aún así, los astrónomos no imaginaban que existiera tanta potencia energética en el Universo: "Si hace un año pregunta a los teóricos si veríamos rayos gamma de un púlsar con esta energía, casi todos le habrían dicho que era imposible porque ninguna teoría la puede explicar", ha declarado Martin Schroedter, del Centro de Astrofísica Smithsoniano (Universidad de Harvard).

Otro de los autores, Nepomuk Otte, un postdoctorando de la Universidad de california, reconoce que algunos colegas pensaron que estaba loco cuando se puso a buscar emisiones del púlsar de la Nebulosa en ese rango de energía, pero el persistió en su idea. "Ahora, los nuevos resultados nos ponen otro reto, que es averiguar cómo se genera esos rayos gamma", adelante Otte.

Los astrónomos observaron los rayos gamma de alta energía con espejos capaces de detectar flashes débiles, breves destellos de luz azulada producidos por partículas subatómicas que se generan en la interacción de los rayos gamma de muy alta energía con la atmósfera.

Fuente:

El Mundo Ciencia

10 de enero de 2011

El 'Hubble' observa uno de los objetos más extraños del universo


La profesora holandesa que descubrió la nube de gas verde asiste a la presentación de las imágenes

Se llama simplemente el Objeto de Hanny y es una extraña y brillante nube de gas verde que ha intrigado a los astrónomos desde que se descubrió en 2007. La nube destaca cerca de una galaxia espiral porque un cuásar (un agujero negro supermasivo) en su núcleo la ha iluminado como si fuera un foco. Ahora está siendo estudiada con mucho más detalle gracias a las imágenes tomadas por el telescopio Hubble, que se han presentado en Seattle (EE UU).

Considerado uno de los objetos más extraños de los muchísimos observados en el espacio, en Hanny's Voorwerp (en holandés), que tiene el tamaño de la Vía Láctea, el Hubble ha descubierto delicados filamentos de gas y un grupo de cúmulos de jóvenes estrellas. El color verde de la nube se debe al oxígeno ionizado.

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El País Ciencia
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