1 de febrero de 2016
Experimentos científicos que puedes hacer en tu microondas
IMPORTANTE: REALIZARLO SÓLO CON LA SUPERVISIÓN DE UN ADULTO. ESTE EXPERIMENTOS PODRÍA DAÑAR SU ARTEFACTO DE MICROONDAS DE FORMA PERMANENTE.
Si metes una cerilla (o palito de fósforo) encendido en el microondas, sujeta con algún alimento para que se mantenga en posición vertical, y subes la potencia al máximo, generarás plasma como el que hay en el interior de la pantalla del televisor o el que abunda en el universo. Los globos de luz de color azul que emanan de la llama son el cuarto estado de agregación de la materia, ya que este se compone de átomos ionizados que han perdido sus electrones. Idéntico resultado se obtiene con un palillo de dientes.
Más experimentos en:
Muy Interesante
9 de diciembre de 2013
Experimentos: Creando plasma con uva y un microondas
Con sólo una uva cortada por la mitad y colocada en un horno microondas durante unos segundos, puede visualizarse el cuarto estado de la materia: el plasma (los otros son líquido, sólido y gaseoso). Consiste en un gas ionizado, una especie de gas donde los átomos o moléculas que lo componen han perdido parte de sus electrones o todos ellos.
Las uvas están llenas de electrolito, un líquido rico en iones que conduce la electricidad. Cada mitad de la uva actúa como una despensa de electrolito, conectadas por un fino y débil sendero conductor (la piel). Las microondas provoncan que los iones perdidos en la uva viajen hacia adelante y atrás rápidamente entre las dos mitades. A medida que hacen esto, la corriente vierte su exceso de energía hacia el puente de piel, el cual se calienta a altas temperaturas y finalmente estalla en una llamarada. En este momento, el arco de electrones que viajan a través de la llama y sobre el vacío entre las mitades, ioniza el aire y lo convierte en plasma originando los brillantes relámpagos que se pueden observar.
Fuente:
Xakata Ciencia
13 de febrero de 2013
¿El WiFi es perjudicial para la salud?
Teniendo en cuenta que en los hornos microondas se puede hacer, por ejemplo, nuggets de pollo, no sorprende la posibilidad de que la exposición al WiFi sea perjudicial para la salud.
Afortunadamente, aunque son bastante omnipresentes, las ondas wifi se emiten a intensidades mucho más bajas que las de los hornos de microondas.
Por lo tanto, no pueden producir los mismos efectos de calor.
Aun así, a algunos les preocupa que pueda resultar dañino después de años de exposición.
Hasta la fecha, los epidemiólogos no han revelado ninguna evidencia consistente que compruebe que es perjudicial.
En cambio, sugieren que nos preocupemos por cosas verdaderamente peligrosas, como tropezar con los cables que necesitaríamos si no usáramos los dispositivos WiFi.
Fuente:
BBC Ciencia
¿Por qué gira el microondas?
Para saber por qué gira el microondas es necesario saber primero cómo funciona.
El horno microondas se basa en el magnetrón, un dispositivo que transforma la energía eléctrica en energía electromagnética en forma de microonda.
Esta radiación magnética tiene la frecuencia adecuada para excitar a las moléculas de agua forzándolas a moverse.
El resto de moléculas no experimentan ninguna excitación pero también se ponen en movimiento acompañando a las moléculas de agua.
Este movimiento molecular libera enegía en forma de calor que es el que calienta o cocina el alimento.
Colocar el alimento sobre un plato o bandeja giratoria garantiza que todas las moléculas de agua serán excitadas por la radiación electromagnética, procurando un calentamiento uniforme en todo el alimento.
Si no ocurriera así, algunas zonas se quedarían frías en contraste con otras zonas muy calientes, o algunas partes de alimento quedarían sin cocinar.
Fuente:
Saber Curioso
14 de octubre de 2012
Mitos y verdades sobre los hornos microondas
La onda empuja los extremos de las moléculas en direcciones opuestas, haciendo que éstas tiendan a girar y golpearse entre ellas violentamente a la frecuencia de funcionamiento de la microonda, hecho que genera una energía cinética que se traduce en calor. Las moléculas de otros materiales que no son polares, como la madera seca, la porcelana, la cerámica o el vidrio, no se calientan como el agua ya que no poseen la característica de tener facilidad de movimiento en sus moléculas. Es por esta propiedad que pueden manipularse sin problemas luego de haber estado sometidos al influjo de las mencionadas ondas.
En 1946, mientras realizaba investigaciones relacionadas con el radar y llevaba a cabo ensayos con un nuevo tipo de tubo de vacío (válvula, lámpara), el doctor Percy Spencer, quien trabajaba en la Raytheon Corporation, descubrió con asombro e incertidumbre cómo una barra de chocolate que guardaba en uno de sus bolsillos se había derretido. Convencido de que el hecho había sido provocado por las emisiones del novedoso magnetrón, colocó frente al equipo un puñado de semillas de maíz y, al aplicarles la energía emitida, comenzó a emocionarse viendo cómo las mismas se agitaban bruscamente y comenzaban a hincharse y saltar cocidas dispersándose por todo el laboratorio. El señor Percy Spencer había inventado lo que revolucionaría la forma de cocinar y lo que sentaría las bases de una industria multimillonaria: el horno de microondas.
A pesar de que las organizaciones gubernamentales, los expertos en salud pública y el consenso de la comunidad científica en general aseguran que los hornos microondas son seguros cuando se los utiliza adecuadamente, mucha gente se hace preguntas (legítimas, por cierto) acerca de los peligros ocultos que puede tener la utilización de una tecnología poco comprendida, poco explicada y, por sobre todo, una tecnología que maneja una energía invisible y difícil de cuantificar en riesgos y probables daños. Echemos un vistazo más de cerca a algunos de los mitos, hechos y conceptos erróneos acerca de los hornos microondas, cuya utilización se estima en al menos el 70% de los hogares de América y Europa, desplazando en muchos casos a la tradicional cocina a gas.
Calentar los alimentos en recipientes plásticos puede ser peligroso: Verdadero
Hay que evitar calentar o cocinar alimentos en recipientes plásticos dentro del horno microondas. Incluso los plásticos que indican que son seguros para usar en microondas liberan dosis tóxicas de “Bisfenol A” al contacto con el calor. Este elemento puede producir daños neurológicos en concentraciones altas. Por ello, lo mejor es calentar los alimentos en recipientes de vidrio o cerámica.
Los metales se pueden calentar peligrosamente en un microondas: Mito
Los metales reflejan las microondas, mientras que el plástico, el vidrio y la cerámica las dejan pasar. El agua las absorbe y allí comienza la acción que deriva en la cocción. Esto significa que los metales no se calientan de manera excesiva en un microondas. Sin embargo, puede suceder que pequeñas piezas de metal, como pequeñas láminas, dientes de un tenedor, etc., actúen como antenas emitiendo un arco voltaico y formando espectaculares chispas contra la estructura metálica interna del horno.
Pueden existir fugas inseguras de radiación electromagnética: Mito
Durante décadas, científicos y consumidores han debatido sobre los posibles efectos de las radiaciones electromagnéticas no-ionizantes en los tejidos vivos. Es muy difícil clasificar los distintos riesgos de la emisión de líneas de alta tensión, ordenadores, teléfonos móviles, radares de aeropuertos, radio-relojes y, por supuesto, los hornos microondas. Sabemos que se elevan las tasas de cáncer y otros problemas cuando la exposición es prolongada y ante campos intensos pero nunca ante pequeñas exposiciones. Si te preocupa este tema, por tu seguridad y tranquilidad, mejor aléjate del microondas mientras está en marcha, pero ten por seguro que al abrir la puerta no queda dentro de su habitáculo ningún residuo nocivo y, mucho menos, fuera de él. Como dato adicional podemos agregar que ningún grupo empresarial tomaría el riesgo ni tendría la posibilidad de introducir en el mercado un producto que no esté homologado por los institutos de verificación de normas técnicas.
Intentar hervir agua en una taza puede hacerla explotar: Verdadero
Un riesgo potencial de los microondas son las quemaduras por agua sobrecalentada. Cuando se calienta agua en un recipiente de vidrio o cerámica durante demasiado tiempo, no se producen las clásicas burbujas que normalmente enfrían el agua hacia abajo. Con la sobre-exposición al calor y sin que “rompa” en hervor, al mover el agua o dejar caer algo en ella, el calor se libera violentamente provocando una erupción de agua hirviendo hacia afuera de la taza. Para evitar este riesgo, se debe calentar el agua una cantidad mínima de tiempo (entibiar o calentar suavemente) o poner una cuchara de palo dentro de la taza. Observa el siguiente video:
Las microondas trabajan prioritariamente en las capas externas de los alimentos, y el calor se produce por la excitación y agitación de las moléculas de agua. La parte interna de los alimentos se calienta a medida que se transfiere calor desde fuera hacia dentro.
No se puede calentar aceite en el microondas: Verdadero
Los aceites no se calientan bien en el microondas porque sus moléculas carecen de la misma polaridad que se encuentra en el agua. También es cierto que la manteca fría es difícil de entibiar en el microondas porque la mayor parte es aceite y la porción de agua presente es hielo, lo que mantiene las moléculas cristalizadas haciendo más difícil la oscilación y el movimiento molecular debido a la rigidez que el hielo les provoca.
Cualquier tipo de cocina (fuego, gas, fermentación) cambia la química de los alimentos. La cocción puede reducir los niveles de algunos nutrientes y aumentar otros. La opinión predominante es que las microondas no alteran los alimentos de manera nociva o perjudicial, no más que otro tipo de cocina. Algunos argumentan que un tiempo de cocción más rápido permite preservar más nutrientes que con métodos más lentos. Sin embargo, todavía se sabe poco de la nutrición y los efectos acumulativos de las microondas, especialmente en torno a la alteración proteica. A pesar de que existe un relativo consenso acerca de su seguridad, no hay un gran número de estudios documentados que permitan sugerir lo contrario.
12 de septiembre de 2012
¿Cómo funciona el microondas?
23 de febrero de 2011
Los celulares aceleran el metabolismo cerebral
Un estudio concluye que usar el teléfono móvil durante 50 minutos basta para que se acelere la actividad cerebral en la zona más próxima a la antena.
Utilizar el teléfono móvil durante 50 minutos basta para que se acelere la actividad cerebral justo en la zona que está más próxima a la antena. Esta es la conclusión de un estudio realizado por investigadores del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos y recién publicado por la revista JAMA (Journal of the American Medical Association). Y aunque no están claras las repercusiones que este hecho puede tener para la salud, el trabajo demuestra definitivamente que la exposición a la radiación electromagnética (en forma de microondas) emitida por los teléfonos móviles tiene efectos directos y medibles sobre el cerebro.
"El impresionante incremento mundial en el uso de teléfonos móviles -dice el estudio- ha suscitado preocupación sobre el posible efecto nocivo de la exposición a los campos magnéticos modulados. Particularmente preocupante son los potenciales efectos cancerígenos de las emisiones de los teléfonos móviles. Sin embargo, estudios epidemiológicos para establecer una relación entre el uso de móviles y el aumento de tumores cerebrales han resultado inconsistentes y la cuestión sigue sin resolver".
Los autores añaden que los estudios realizados en humanos para investigar los efectos de la exposición a la radiación electromagnética de los móviles han arrojado resultados muy variados, lo que pone de relieve la necesidad de trabajos adicionales que documenten cómo las radiaciones de los móviles afectan a las funciones cerebrales.
Ese ha sido precisamente el objetivo del estudio de Nora D. Volkow, del Instituto Nacional de Salud norteamericano. Un trabajo que ha conseguido demostrar por primera vez cómo el uso de teléfonos móviles puede afectar (por lo menos localmente) a la actividad cerebral. En concreto, Volkow y sus colegas han descubierto que los teléfonos móviles tienen la capacidad de alterar el metabolismo de la glucosa en nuestros cerebros, un indicador de la actividad neuronal.
Un móvil en cada oído
El estudio fue realizado entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2009 y en él participaron 47 voluntarios. A los participantes se les acopló un teléfono móvil (Samsung Knack) en cada oído al mismo tiempo que se les realizaba una tomografía por emisión de positrones (PET). A cada participante se le midió el metabolismo cerebral de la glucosa dos veces: una con el móvil del oído derecho activado durante 50 minutos; y otra con ambos teléfonos móviles desactivados. Después se compararon los resultados de las tomografías.
Los investigadores no hallaron ningún cambio significativo en el metabolismo general del cerebro de los voluntarios, pero sí efectos locales muy significativos. Las regiones cerebrales más próximas a la antena (el cortex orbitofrontal y el lóbulo temporal) mostraron un metabolismo sensiblemente superior (en cerca de un 7%) en las tomografías realizadas con el móvil del oído derecho activado.
"Estos resultados - reza el estudio- proporcionan la evidencia de que el cerebro humano es sensible a los efectos de los campos magnéticos modulados producidos por una intensa exposición a un teléfono móvil". Sin embargo, los investigadores no saben cuál es exactamente el mecanismo que provoca esta reacción.
Y aclaran que sus resultados "no proporcionan información alguna sobre su posible relación con efectos cancerígenos derivados del uso crónico de teléfonos móviles. Habrá que realizar nuevos estudios para establecer si los efectos observados pueden tener, a largo plazo, algún efecto negativo sobre la salud".
Fuente:ABC
1 de septiembre de 2010
Las palomitas de maíz para microondas pueden ser cancerígenas
LA FDA (Food and Drug Administration) de EEUU, no dudosa de ser hooligan de las alarmas alimentarias, más bien lo contrario, acaba de hacer público un informe que cuestiona la inocuidad de las palomitas para microondas. Según han descubierto, el revestimiento químico utilizado en las bolsas de plástico de estas palomitas se transforma al calentarse en un ácido llamado perfluorooctanoico (PFOA). Este químico es un cancerígeno “probable”.
Y no es el único componenete sospechoso de las palomitas para microondas. Otro estudio, este del National Institute for Occupational Safety and Health, (NIOSH), ha concluido que el diacetil, sustancia aprobada por la FDA y presente en el aromatizante de mantequilla falsa, causa cáncer en animales y es “probable que cause cáncer en seres humanos”. Existe incluso una enfermedad debilitante respiratoria asociada al diacetil llamada bronchiolitis obliterans y conocida como “pulmón de los trabajadores de las palomitas de maíz”. Esta enfermedad la sufren los trabajadores de fábricas de palomitas de máiz para microondas y es causada por la inhalación de humos que contienen este producto químico. El NIOSH recomienda hacer más estudios sobre este riesgo médico.
La FDA continúa haciendo estudios sobre los riesgos para los consumidores de palomitas de maíz referidos a estos dos productos químicos, mientras que algunos fabricantes han decidido dejar de utilizar temporalmente el diacetil en sus productos.
Fuente:
16 de febrero de 2010
¿Cómo funciona un horno microondas?
Miércoles, 17 de febrero de 2010
¿Cómo funciona un horno microondas?Siempre tiendo a hacer las asociaciones más peregrinas, unas veces son tan extravagantes que los que me rodean me miran como si fuera de otro planeta, pero otras esas asociaciones me permiten encontrar caminos que posibilitan el entendimiento de las cosas que explico. Le voy a poner un ejemplo: Una tarde estaba viendo, con mis hijas, un partido de tenis por la televisión. En un momento dado, el realizador ofreció una panorámica del público y todos pudimos ver cómo las cabezas oscilaban al unísono a un lado y a otro, siguiendo el movimiento de la pelota. Pregunté en voz alta: si entre el público hubiera una persona ciega ¿cómo podríamos localizarla? No tardaron en dar con la respuesta. Exacto, sería la única persona que no movería la cabeza. Y entonces sucedió, se me ocurrió la idea de que algo similar pasa en el horno de microondas. Por supuesto, la asociación no fue fortuita, minutos antes mi hija Maryan me había hecho esta pregunta:
Yo quiero saber cómo funciona un horno de microondas, porque … eso de que metas ahí la comida y en un plis plas se caliente… y que, además, tu no te quemes con el recipiente al sacarla, parece cosa de magia.
Cuando introducimos un alimento en un horno de microondas, estamos poniendo en su interior un conjunto enorme de moléculas de muy diverso tipo, la mayoría son de agua, pero cualquier alimento tiene, además, azúcares, proteínas, grasas, ácidos nucléicos, etc. No obstante, como he dicho, sea el alimento que sea, la mayor parte de sus moléculas serán agua –nosotros, para no ir más lejos, somos agua en un 70 por ciento más o menos.
Bien, pues una molécula de agua en el horno de microondas viene a ser como el espectador que mira un partido de tenis. Me explico.
El alma de un horno de microondas es un aparato que se conoce con el nombre de magnetrón. No se asusten, no es ningún arma letal. Realmente es un emisor de ondas de radio pero de una frecuencia mucho más elevada que las emisoras que usted puede sintonizar con su receptor. El magnetrón emite a 2.450 megaherzios mientras una emisora normal de FM suele rondar los 100 Mhz. ¿Y por qué esa frecuencia tan rara? Pues porque es la frecuencia que sintonizan las moléculas de agua.
Una molécula de agua está formada por tres átomos solamente, dos de hidrógeno y uno de oxígeno, pero, curiosamente, no están dispuestos de forma simétrica. En su aspecto, una molécula de agua se asemeja a la cabeza de Mickey Mouse, el oxígeno que es más grande sería la cabeza propiamente dicha y los hidrógenos, las orejas. Esa distribución hace que la molécula esté un tanto desequilibrada eléctricamente, la zona donde están colocados los hidrógenos tiene una carga eléctrica positiva y el lado opuesto, gobernado por el oxígeno, tiene carga negativa. Forma lo que se conoce como un dipolo eléctrico. Si acercamos una carga eléctrica positiva a una molécula de agua, ésta se orientará de tal forma que ofrezca la carga contraria – ya saben, cargas opuestas se atraen.
Las microondas hacen exactamente eso, están formadas por un campo eléctrico oscilante que atrae a las moléculas de agua en una dirección obligándola a orientarse, pero un momento después cambia de sentido y la obliga a girar y orientarse en sentido opuesto. Ese fue el comportamiento que me recordaron a los espectadores del partido de tenis, como ellos giran una y otra vez la cabeza siguiendo el movimiento de la pelota, la molécula de agua m gira su cabeza de Mikey Mouse. Pero hay una gran diferencia: las microondas oscilan tan rápido que obligan al agua a oscilar nada menos que 4.900 millones de veces cada segundo. Pero la mayoría de las otras moléculas, amigos, ni se inmutan; son como los espectadores ciegos en el partido de tenis, incapaces de seguir el movimiento de la pelota.
Así pues, tenemos un número elevadísimo de moléculas de agua que están oscilando a uno y otro lado muy rápidamente, mezcladas con otras moléculas que no lo hacen. Ahora bien, el movimiento es calor. Cuando decimos que una sustancia está caliente es porque sus moléculas se están moviendo, cuanto más se mueven, más caliente está, cuanto menos se mueven, está más fría. En el alimento que hemos situado dentro del microondas, el movimiento de las moléculas de agua se traduce en calor, un calor que se transmite al resto de las moléculas porque, en su alocado frenesí, chocan contra ellas, calentando así toda la comida. El recipiente, en cambio, suele ser de vidrio o plástico, sustancias que no contienen agua en su interior y, por lo tanto, todas sus moléculas son espectadoras ciegas, las microondas no las calientan y sólo por el contacto con la comida caliente, adquieren algo más de temperatura. Por esa razón, podemos sacar el recipiente del microondas sin quemarnos
Así es cómo, gracias al agua que contienen, calienta los alimentos un horno de microondas.
Fuente:Cienciaes.com
24 de abril de 2007
Especial: NUEVAS TECNOLOGÍAS
Las ondas de radio de alta frecuencia hacen girar ciertas moléculas, aumentando la temperatura. Este es el principio con el que funciona el popular aparato.
Por Tomás Unger
Durante la Segunda Guerra Mundial, construyendo radares en la empresa Raytheon, el ingeniero Percy Spencer notó algo extraño. La barra de chocolate que tenía en el bolsillo se estaba derritiendo. Al darse cuenta de que se trataba del efecto de microondas, hizo varios experimentos con maíz, que se convirtió en pop corn, y con un huevo que explotó cuando fue expuesto a las microondas. La idea de construir un horno de microondas fue patentada por la empresa, pero los primeros intentos no tuvieron éxito. Del tamaño de una refrigeradora grande, consumiendo más de 3 kw (más de 4 caballos de fuerza), el horno no era práctico.
Una serie de empresas siguieron con las licencias y patentes hasta que en los años 60 fue presentado en la Feria de Chicago un nuevo tipo de horno microondas diseñado por la empresa Litton. El verdadero despegue vino en la siguiente década y en 1975 se vendió un millón de hornos microondas, que todavía costaban alrededor de 500 dólares. Pronto los japoneses aprendieron a fabricarlos a menor costo, los precios cayeron y hoy el mercado es de casi 40 millones al año, siendo el principal productor China, con más de 15 millones.
LA ONDA DE RADIO
Aunque hoy la mayoría de las amas de casa está familiarizada con el horno microondas, este siempre encierra ciertos enigmas que parecen contradecir la lógica. El plato frío con la comida caliente, pero en forma desigual en diversas partes, contradice el sentido común. La prohibición de poner cubiertos metálicos, si tienen puntas, es otra rareza. El hecho de que por más que se cocine no se pueda dorar la comida tampoco es fácil de explicar.
El horno microondas es una caja metálica cerrada en la cual se coloca comida para exponerla a microondas en una frecuencia de 2.45 GHz* con una longitud de 12,24 cm. Esta es una onda que cae dentro del espectro UHF (frecuencia ultraalta) en la cual funciona la televisión, el radar y ciertos tipos de telefonía. Un transformador de alto voltaje a través de un magnetrón** genera las ondas de radio, que son las que cocinan. La forma en que lo hacen se basa en la polaridad de ciertas moléculas, sobre todo las de agua.
Las moléculas de agua son dipolos que contienen carga positiva a un lado y negativa al otro, por lo que el campo eléctrico creado por las microondas, que se alterna constantemente, hace que traten de alinearse y comiencen a girar. Al girar, las moléculas de agua generan calor. Hay otras moléculas, como las de azúcares y grasas que, siendo menos susceptibles a las microondas, también giran y dan calor; aquí cabe explicar uno de los fenómenos curiosos de las microondas que es su dificultad para derretir hielo.
EL HIELO EN EL MICROONDAS
Muchos habrán observado que al poner hielo en el horno microondas, sobre todo si es un cubo grande, este demora mucho en derretirse; eso se debe a que las moléculas en el hielo están aprisionadas y no pueden girar, por lo que el calentamiento comienza por la poca agua que hay en la superficie y esta transmite su calor solo por las caras exteriores del cubo.
Otro fenómeno curioso es la idea de que la comida se calienta 'por dentro'. En verdad la comida se calienta por cualquier lado en el que haya moléculas que giran cuando están expuestas a las microondas. Esta es la razón por la cual los platos salen fríos y partes de la comida se calientan más que otras, debido a su variación en el contenido de moléculas bipolares.
Algunos hornos microondas tienen un 'carrusel': un disco que gira. El propósito es exponer todos los lados de la comida a la radiación, por lo que no conviene poner el plato en el centro, sino a un lado, para que la comida reciba la radiación de todos los ángulos. También es importante la manera en que se distribuye la comida, colocando aquella que calienta más rápido (que contiene más agua) rodeada por la que calienta menos, para que transmita su calor. La mayoría de las amas de casa ya han adquirido experiencia y saben cómo distribuir la comida para que tenga una temperatura uniforme.
Un buen ejemplo es un queque que contiene fruta. Por tener más agua, la fruta se calienta más que la masa que la rodea, creando puntos de calor; pero como la masa es mal conductor, el queque sale relativamente frío con fruta muy caliente en su interior. Muchos chefs no usan el horno microondas porque no permite dorar la comida. Esto se debe a que la reacción (llamada de Maillard) que dora la comida requiere de una mayor temperatura. Esta deficiencia se supera en los nuevos hornos microondas que tienen una luz infrarroja para subir la temperatura, sobre todo en la superficie.
CHISPAS
Una de las cosas que se debe evitar en el horno microondas es colocar objetos metálicos, sobre todo aquellos que tienen puntas o bordes delgados. Estos objetos funcionan hasta cierto punto como antenas y los que tienen punta entran en resonancia con la radiación produciendo un alto voltaje en el extremo. Esto llega a convertir el aire en plasma conductor y da lugar a que se produzcan chispas claramente visibles. A veces hasta se forman arcos y se produce ozono, por lo que hay que evitar cualquier metal dentro del horno, aun cuando sean solo decoraciones metálicas sobre platos de loza.
En cuanto al peligro de radiación: no hay tal, pues las microondas son más largas que la malla metálica dentro de la ventana de vidrio, por lo que quedan atrapadas. Lo que sí puede suceder es que ciertas comidas, como el huevo, pueden reventar, ya que la temperatura interior sube la presión. Lo mismo puede suceder con una uva o cualquier otro objeto que contenga en su interior moléculas que giran, producen calor y levantan la presión.
LAS VENTAJAS Si bien el horno microondas consume bastante electricidad, lo hace por un tiempo muy corto, por lo que resulta relativamente económico y generalmente más barato que una cocina eléctrica.
Los hornos microondas de última generación, además de tener controles electrónicos que permiten establecer de antemano el tiempo de cocción, tienen dispositivos de seguridad automáticos que los detienen cuando este se excede por descuido. A diferencia de otros medios para cocinar, la temperatura del horno microondas no se regula, lo que se regula es su continuidad. Para reducir la temperatura la acción se interrumpe por intervalos regulares, calentando menos la comida durante el mismo tiempo.
Además de tener la ventaja de no producir quemaduras cuando se mete la mano o se agarra el plato, el horno microondas ha liberado al que cocina de largas horas de espera, ahorrándole tiempo. Si bien es cierto que algunos platos requieren de temperaturas más altas y otros sistemas de cocción, la mayoría de las comidas puede calentarse o prepararse en un horno microondas que hoy es barato, fácil de operar y uno de los medios de cocción más seguros.
* Miles de millones de oscilaciones por segundo.
** El magnetrón es un tubo de vacío de alta potencia que genera microondas coherentes y se usa, además del horno de microondas, en el radar.
Fuente:
Diario El Comercio
17 de marzo de 2007
Viernes 16 de Marzo de 2007
11:44
SANTIAGO.- Variados son los mitos que existen entorno al uso y funcionamiento de nuevas tecnologías, tales como los teléfonos celulares, confusión que radica en el desconocimiento de ciertos conceptos específicamente ligados al área electrónica.
En este contexto y para aclarar las creencias que afirman que el uso de la telefonía móvil puede afectar tanto la salud como el normal desarrollo de la población, el académico del Departamento de Electrónica de la Universidad Técnica Federico Santa María, Walter Grote, se refirió a algunos conceptos claves de la electrónica, así como también a lo que podría suceder si un móvil estuviese en contacto con sistemas eléctricos como los de un microonda o un marcapasos.
Respecto a las dudas existentes en torno a los daños que puede provocar el uso de teléfonos celulares, el especialista señaló que “el origen de la confusión, tiene su origen en que la mayoría de la gente desconoce la diferencia que existe entre los campos magnéticos, eléctricos y electromagnéticos”.
Afirmó que el concepto de campo corresponde al espacio donde se manifiesta cierto fenómeno, siendo el más evidente, el magnético, por cuanto atrae o repele partículas de material ferroso. El campo eléctrico es aquél que se produce en el intervalo existente entre dos cuerpos con cargas positivas (protones) y negativas (electrones). En el caso del campo electromagnético, el académico dijo que éste tiene un componente magnético y otro eléctrico, tal es el caso de las transmisiones de radio, TV, teléfonos inalámbricos y celulares, los cuales permiten transportar información, generando campos electromagnéticos variables en el tiempo.
Con relación al mito de que los celulares pueden provocar riesgos en la salud, Grote manifestó que no existen aún evidencias de esto, pero que el índice SAR (Specific Absorption Rate) especificado para todo aparato celular, señala la cantidad de energía radiante absorbida por 1 Kg. de masa cerebral, por lo que mientras menor sea este valor en su aparato, menor es el riesgo que corre el usuario.
Cuando se usa un teléfono celular estando en el límite de cobertura del sistema, el aparato debe transmitir con su máxima potencia. Si el teléfono se posiciona en la oreja, la radiación al cerebro resulta ser máxima por corta distancia al cerebro (unos 2 cm). Se ha detectado que esta radiación estimula a los tejidos, cuyo efecto sobre la salud en el largo plazo no se ha determinado aún. Para disminuir el riesgo el experto recomienda usar dispositivos de manos libres.
En lo que se refiere a su posible incidencia dañina en el uso de marcapasos, el académico expresó que “en rigor, esto no debería ocurrir, dado que las frecuencias de operación son muy diferentes. Además, las radiaciones electromagnéticas de un aparato celular son muy débiles como para alterar el funcionamiento de un marcapasos”.
También, afirmó que “en un experimento realizado en Alemania con 231 marcapasos de diferentes compañías no se pudo detectar la influencia del aparato celular sobre el funcionamiento del aparato para la tecnología GSM-1800, que opera a frecuencias muy similares a la que se usan en Chile (1900 MHz). Si el marcapasos presenta un defecto en alguna de las soldaduras en el circuito impreso, es posible que se comporte como un receptor y se altere el ritmo, sin embargo, las probabilidades que esto ocurra deberían ser mínimas”.
Existen aparatos tecnológicos que, según aseveró el especialista, sí pueden alterar el normal funcionamiento de un teléfono móvil. “Es posible que se altere el funcionamiento del celular, si este se hace funcionar cerca del horno microondas”. Respecto a la explicación científica de este fenómeno, Grote manifestó que “las radiaciones de un horno microondas son de al menos mil veces más que la potencia de transmisión de un celular. Desde el punto de vista de la recepción de las ondas, la diferencia es mayor aún, siendo del orden de 109. Las ondas electromagnéticas generadas por el horno de microondas suelen filtrarse del espacio confinado del horno, dificultando la recepción de señales en el aparato celular”.
Fuente:
El Mercurio (Chile)