Académico aclara mitos acerca del uso de la telefonía móvil
Viernes 16 de Marzo de 2007
11:44
SANTIAGO.- Variados son los mitos que existen entorno al uso y funcionamiento de nuevas tecnologías, tales como los teléfonos celulares, confusión que radica en el desconocimiento de ciertos conceptos específicamente ligados al área electrónica.
En este contexto y para aclarar las creencias que afirman que el uso de la telefonía móvil puede afectar tanto la salud como el normal desarrollo de la población, el académico del Departamento de Electrónica de la Universidad Técnica Federico Santa María, Walter Grote, se refirió a algunos conceptos claves de la electrónica, así como también a lo que podría suceder si un móvil estuviese en contacto con sistemas eléctricos como los de un microonda o un marcapasos.
Respecto a las dudas existentes en torno a los daños que puede provocar el uso de teléfonos celulares, el especialista señaló que “el origen de la confusión, tiene su origen en que la mayoría de la gente desconoce la diferencia que existe entre los campos magnéticos, eléctricos y electromagnéticos”.
Afirmó que el concepto de campo corresponde al espacio donde se manifiesta cierto fenómeno, siendo el más evidente, el magnético, por cuanto atrae o repele partículas de material ferroso. El campo eléctrico es aquél que se produce en el intervalo existente entre dos cuerpos con cargas positivas (protones) y negativas (electrones). En el caso del campo electromagnético, el académico dijo que éste tiene un componente magnético y otro eléctrico, tal es el caso de las transmisiones de radio, TV, teléfonos inalámbricos y celulares, los cuales permiten transportar información, generando campos electromagnéticos variables en el tiempo.
Con relación al mito de que los celulares pueden provocar riesgos en la salud, Grote manifestó que no existen aún evidencias de esto, pero que el índice SAR (Specific Absorption Rate) especificado para todo aparato celular, señala la cantidad de energía radiante absorbida por 1 Kg. de masa cerebral, por lo que mientras menor sea este valor en su aparato, menor es el riesgo que corre el usuario.
Cuando se usa un teléfono celular estando en el límite de cobertura del sistema, el aparato debe transmitir con su máxima potencia. Si el teléfono se posiciona en la oreja, la radiación al cerebro resulta ser máxima por corta distancia al cerebro (unos 2 cm). Se ha detectado que esta radiación estimula a los tejidos, cuyo efecto sobre la salud en el largo plazo no se ha determinado aún. Para disminuir el riesgo el experto recomienda usar dispositivos de manos libres.
En lo que se refiere a su posible incidencia dañina en el uso de marcapasos, el académico expresó que “en rigor, esto no debería ocurrir, dado que las frecuencias de operación son muy diferentes. Además, las radiaciones electromagnéticas de un aparato celular son muy débiles como para alterar el funcionamiento de un marcapasos”.
También, afirmó que “en un experimento realizado en Alemania con 231 marcapasos de diferentes compañías no se pudo detectar la influencia del aparato celular sobre el funcionamiento del aparato para la tecnología GSM-1800, que opera a frecuencias muy similares a la que se usan en Chile (1900 MHz). Si el marcapasos presenta un defecto en alguna de las soldaduras en el circuito impreso, es posible que se comporte como un receptor y se altere el ritmo, sin embargo, las probabilidades que esto ocurra deberían ser mínimas”.
Existen aparatos tecnológicos que, según aseveró el especialista, sí pueden alterar el normal funcionamiento de un teléfono móvil. “Es posible que se altere el funcionamiento del celular, si este se hace funcionar cerca del horno microondas”. Respecto a la explicación científica de este fenómeno, Grote manifestó que “las radiaciones de un horno microondas son de al menos mil veces más que la potencia de transmisión de un celular. Desde el punto de vista de la recepción de las ondas, la diferencia es mayor aún, siendo del orden de 109. Las ondas electromagnéticas generadas por el horno de microondas suelen filtrarse del espacio confinado del horno, dificultando la recepción de señales en el aparato celular”.
Fuente:
El Mercurio (Chile)