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31 de marzo de 2018

Cómo puedes tener más suerte: cuatro claves según la ciencia

La suerte es una cuestión de actitud: ¿qué estás dispuesto a hacer hoy para que te sonría?

Ni tocar madera o cruzar los dedos funciona. Si quieres tener más suerte, la ciencia ha descubierto cómo conseguirlo. Al menos, esa es la conclusión de Richard Wiseman, profesor de la Universidad de Hertfordshire en Reino Unido. 

Su investigación comenzó con una sencilla pregunta: ¿cómo es posible que haya personas que estén en el lugar adecuado en el mejor momento para que les ocurran cosas positivas y otras, sin embargo, parece que arrastran la mala suerte a sus espaldas? Wiseman, como buen científico social, quiso encontrar la respuesta y para ello realizó varios experimentos. 

Pidió a un grupo de voluntarios que se clasificaran conforme a su nivel de suerte y que participaran en distintas pruebas. Una de ellas era un experimento muy sencillo: tenían que contar el número de imágenes que veían en un periódico. En mitad del mismo, y sin que los participantes lo supieran a priori, dejó un mensaje fácil de leer que decía: “Dígale al investigador que ha visto esto y gane 250 libras". Las personas que consideraban que tenían suerte, paraban de contar y leían en voz alta el mensaje del periódico para cobrar el dinero. Así de fácil. Sin embargo, aquellas que previamente se habían considerado como poco afortunadas, se ponían tensas y llegaban incluso a no decir nada. Aquel resultado le inspiró la idea central para su investigación: la suerte es una cuestión de actitud. "La mayoría de la gente simplemente no está abierta a lo que le rodea", dice Wiseman. Es más, a su juicio, solo el 10% de nuestra existencia es aleatoria, el 90% restante se define por cómo afrontemos lo que no ocurre. Por tanto, estas son buenas noticias. Si queremos tener más suerte, tenemos que comenzar con nosotros mismos, con pensar de un modo más amable.

Así pues, veamos qué cuatro claves nos sugiere Wiseman para sentirnos más afortunados (y ojo, que suerte es diferente de azar; el azar sería que nos tocara la lotería, algo en lo que nuestro único margen de maniobra es comprar un décimo. La suerte es un concepto mucho más amplio):

Primero, ábrete a nuevas experiencias. Si buscas tener el control de todo al milímetro, se te escaparán cosas que se salen de tu objetivo inicial y que pueden ser muy positivas. Vivir de un modo más relajado no solo es bueno para la salud, sino también para la suerte.

Segundo, identifica tus corazonadas y préstales más atención. En nuestro sistema digestivo hay más de 100 millones de neuronas que nos dan pistas sobre lo que no vemos a priori de manera consciente y que nos aportan información muy relevante para tomar decisiones acertadas.

Tercero, confía en que lo que te puede ocurrir es positivo. Por supuesto, es una interpretación, pero ayuda. Sabemos que se vive mejor confiando en que estando siempre a la defensiva. Y parece que de este modo también se entrena la suerte.

Y cuarto, convierte las malas experiencias en positivas. Aprender de los errores con optimismo o imaginar que podría haber sido mucho peor nos alivia y nos hace relativizar los fallos.

Como vemos, la suerte es una percepción, depende de lo que hagamos y de cómo nos narramos lo que nos sucede. Por eso, se puede entrenar, como sugerían Fernando Trías de Bes y Alex Rovira en su libro La Buena Suerte, y como hicieron los participantes que asistieron a la Escuela de la Suerte que inauguró Wiseman en el Reino Unido. Escribieron un libro sobre todo lo bueno que les estaba ocurriendo y, pasado un tiempo, se sintieron mucho más afortunados. Así pues, como es una cuestión de actitud, ¿qué estás dispuesto a hacer hoy para mejorar tu suerte?

Fuente:

El País (España)

La ingeniosa solución noruega para acabar con la basura plástica en los océanos


Noruega implementó en los últimos años un sistema para reciclar botellas de plástico que está resultando muy exitoso. 

El planteo es muy simple: cada vez que una persona compra un refresco, paga una corona más por el recipiente.

Si deposita luego el envase vacío en una máquina especialmente diseñada para ello que se encuentra en numerosas tiendas de la ciudad, recupera el dinero.

¿Puede ser esta la solución al problema de la contaminación por plástico en los océanos?

Noruega asegura que este método es el más eficiente en términos económicos para resolver la situación.



Fuente:

BBC Mundo

Huaraz: El ciudadano Saúl Lliuya contra el calentamiento global




Saúl Lliuya ante la laguna Palcacocha. Su batalla comenzó en 2015 y espera convertir su causa en un precedente. Créditos: AFP
Mientras científicos, políticos y periodistas discuten sobre la existencia del calentamiento global y la posible influencia de la industria humana en la aceleración del fenómeno, un tribunal de Hamm le ha dado la razón a Saúl Luciano Lliuya, un modesto campesino peruano que ha demandado a la poderosa multinacional energética alemana Rheinisch-Westfälisches Elektrizitätswerk (RWE) por su responsabilidad en los deshielos de los glaciares de la Cordillera Blanca que amenazan con desbordar la laguna de Palcacocha.



En este enclave de Huaraz (Perú) hubo un hotel hasta que el 13 de diciembre de 1941 una avalancha de piedra, hielo y barro lo destruyó.
En 1941 un terremoto provocó la caída de un glaciar en la laguna de Palcacocha, generando una ola que desbordó otros lagos y arrastró toneladas de piedra, hielo y barro que arrasaron la ciudad de Huaraz. Murieron 1.800 personas, los heridos fueron 400 y 1.500 familias perdieron sus viviendas. Casi ochenta años después, Palcacocha podría desbordarse de nuevo por el derretimiento de las glaciares y así la ONG ecologista alemana Germanwatch ha financiado la demanda de Saúl Luciano Lliuya, basada en un estudio científico de 2013 que demuestra que RWE es responsable del 0,5% de las emisiones globales ‟desde el comienzo de la industrialización” y por lo tanto le exige que asuma su porcentaje de responsabilidad, estimado en 17 mil euros.

Pastor y guía de montaña de 38 años, Saúl Luciano Lliuya no reclama ese dinero para sí mismo, sino para la construcción de canales y estructuras de contención que impidan una tragedia como la de 1941, por no hablar del terrible impacto que la desaparición de los glaciales generaría sobre la fauna, la flora, los manantiales naturales y la agricultura tradicional. Sin embargo, la multinacional RWE considera que las emisiones son responsabilidad de múltiples empresas y que ellos no deberían ser los únicos paganos de los estropicios causados por el calentamiento global.

En realidad, los jueces que han considerado coherentes y razonables los argumentos de Saúl Luciano Lliuya, han sentado un precedente que abre una caja de Pandora cuyas consecuencias deberían llamar la atención de otras empresas que degradan y contaminan el medio ambiente. Por ejemplo, solamente en España el 25% de las emisiones contaminantes es producido por diez empresas (Endesa, Gas Natural Fenosa, Repsol, EDP, Arcelomittal, Cepsa, Iberdrola, Viesgo, Cementos Portland y Cemex). ¿Cuál sería su cuota de responsabilidad en los estragos que afectan exclusivamente a sus áreas y poblaciones de influencia?

La sentencia contra RWE es histórica, porque el tribunal alemán ha dejado muy claro que ‟los grandes emisores como RWEtenían fundamentalmente la obligación de ayudar a las víctimas del cambio climático en los países pobres”, concluye Germanwatch en un comunicado. Como se puede apreciar, ya no hace falta una evidencia antropogénica del calentamiento global, porque gracias a un campesino andino y a una ONG alemana, el tribunal de Hamm ha sentado jurisprudencia al respecto.

En las próximas instancias del juicio se tomarán en cuenta los informes científicos de geólogos y astrofísicos que se desplazarán hasta Huaraz para evaluar el impacto de las emisiones industriales y toda la humanidad saldrá beneficiada de las conclusiones de la demanda de Saúl Luciano Lliuya.
 
Fuentes:

26 de marzo de 2018

Pablo Correa: “La cultura como gestión puede aportar al PBI del país”


Promover cultura no es tarea fácil. Sin embargo, Pablo Correa apostó por un proyecto autosustentable e innovador: Domos Art. Una propuesta que busca la habilitación de espacios en desuso para su aprovechamiento en actividades culturales, educativas y de entretenimiento familiar. Los Domos, unas estructuras geodésicas, se encuentran en la Costa Verde.

¿Le fue difícil apostar por esta propuesta al inicio?
Creo que la falta de visión política y de gestión cultural fue el principal problema. Al principio fue catastrófico, casi toda la inversión la estábamos perdiendo; necesitábamos patrocinadores, empresas privadas que compren el proyecto, pero no ocurrió así. Tuvimos que salir de Magdalena, donde iniciamos, y cerramos casi un año (2016).

Un momento de crisis, pero lograron salir de ello…
Sí, los bancos se nos vinieron encima, tocamos puertas a otros distritos. Se hizo un replanteamiento del proyecto y luego San Miguel nos acogió y llevó adelante la propuesta de revertir que la Costa Verde esté en desuso y utilizarla para algo positivo.

¿Cómo nació Domos Art?
Es un concepto de un grupo de empresas que buscan recuperar espacios en desuso y aprovecharlos para actividades culturales.

¿En qué otros distritos es viable llevar esta propuesta?
En La Molina y Surco no va por la carencia de espacios, en estos distritos irían otros formatos más express que implementaremos pronto. Otros distritos que están más hacia el sur y norte nos llaman mucho la atención.

¿Y en el interior del país?
Tenemos muchas ganas. El primer punto debería ser Trujillo, luego Arequipa y, por último, Cusco. Estamos desarrollando una propuesta para tener un modelo de crecimiento tipo franquicia.

¿Cree que hay poca intervención del Estado en propuestas culturales?
Hoy solo vemos presente al Estado en grandes megapropuestas culturales pero no en una propuesta urbana a escala que permita ser replicada en 20 o 50 distritos a la vez. Nos estamos preocupando de lo macro y no de lo micro.

¿La gestión cultural puede generar sostenibilidad?
La cultura como gestión puede aportar al PBI del país. Hoy en día se espera mucho de los ingresos de la minería o construcción pero creo que la cultura también puede ser un agente de gestión y de ingresos porque permite puestos de trabajo. Acá en los domingos en familia deben trabajar unas 400 o 500 personas y eso está demostrando que esta propuesta es sostenible, que la cultura es sostenible.
Fuente:
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