Mientras científicos, políticos y periodistas discuten sobre la existencia del calentamiento global y la posible influencia de la industria humana en la aceleración del fenómeno, un tribunal de Hamm le ha dado la razón a Saúl Luciano Lliuya, un modesto campesino peruano que ha demandado a la poderosa multinacional energética alemana Rheinisch-Westfälisches Elektrizitätswerk (RWE) por su responsabilidad en los deshielos de los glaciares de la Cordillera Blanca que amenazan con desbordar la laguna de Palcacocha.
Pastor y guía de montaña de 38 años, Saúl Luciano Lliuya no reclama ese dinero para sí mismo, sino para la construcción de canales y estructuras de contención que impidan una tragedia como la de 1941, por no hablar del terrible impacto que la desaparición de los glaciales generaría sobre la fauna, la flora, los manantiales naturales y la agricultura tradicional. Sin embargo, la multinacional RWE considera que las emisiones son responsabilidad de múltiples empresas y que ellos no deberían ser los únicos paganos de los estropicios causados por el calentamiento global.
En realidad, los jueces que han considerado coherentes y razonables los argumentos de Saúl Luciano Lliuya, han sentado un precedente que abre una caja de Pandora cuyas consecuencias deberían llamar la atención de otras empresas que degradan y contaminan el medio ambiente. Por ejemplo, solamente en España el 25% de las emisiones contaminantes es producido por diez empresas (Endesa, Gas Natural Fenosa, Repsol, EDP, Arcelomittal, Cepsa, Iberdrola, Viesgo, Cementos Portland y Cemex). ¿Cuál sería su cuota de responsabilidad en los estragos que afectan exclusivamente a sus áreas y poblaciones de influencia?
La sentencia contra RWE es histórica, porque el tribunal alemán ha dejado muy claro que ‟los grandes emisores como RWEtenían fundamentalmente la obligación de ayudar a las víctimas del cambio climático en los países pobres”, concluye Germanwatch en un comunicado. Como se puede apreciar, ya no hace falta una evidencia antropogénica del calentamiento global, porque gracias a un campesino andino y a una ONG alemana, el tribunal de Hamm ha sentado jurisprudencia al respecto.
En las próximas instancias del juicio se tomarán en cuenta los informes científicos de geólogos y astrofísicos que se desplazarán hasta Huaraz para evaluar el impacto de las emisiones industriales y toda la humanidad saldrá beneficiada de las conclusiones de la demanda de Saúl Luciano Lliuya.
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