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29 de diciembre de 2011

Huellas fósiles de hace más de 500 millones de años permiten saber cómo se movía el animal que las produjo

El análisis de unas huellas fósiles de hace más de 500 millones de años ha permitido saber cómo se movía el animal que las produjo.


Foto
Dibujo de Tegopelte gigas. Fuente: Marianne Collins.

Hay fósiles que no están hechos de los restos de cuerpo de un animal o del hueco que dejó ese cuerpo en los sedimentos. Pero, a veces, un fósil está constituido por las huellas que algún animal dejó en el pasado mientras andaba.
A este tipo de fósiles se les denomina icnitas y las más famosas suelen ser (¿cómo no?) las de los dinosaurios. A través de esas huellas se pueden saber muchas cosas, como el peso del animal o cómo era su locomoción. Es decir, a veces podemos saber la dinámica de un ser vivo o su comportamiento y no sólo su forma.
Hace poco investigadores del la Universidad de Saskatchewan y el Museo real de Ontario publicaron un estudio en el que analizaban unas de las primeras icnitas conocidas. Estos fósiles de huellas que fueron encontrados en Burgess Shale, uno de los mejores yacimiento que describen la explosión del Cámbrico. Burgess Shale está declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO y está en Yoho National Park, en la Columbia Británica.
La mayor parte de estas icnitas fueron encontradas en una expedición de 2008, pero hay fragmentos que proceden de otra expedición ocho años antes. En total suman varios metros de trazas con huellas, el mayor de los fragmentos mide 3 metros.

Foto
Foto de uno de los fósiles. Fuente: Royal Ontario Museum.

Hace 505 millones de años una artrópodo anduvo sobre los sedimentos del fondo de un primitivo mar tropical. Sobre el blando suelo dejo las marcas con sus múltiples patas que fosilizadas nos han llegado a nuestros días y, gracias a las fuerzas tectónicas, llegaron a los 2300 metros sobre el nivel de mar, en lo que hoy es el frío Canadá. Estas marcas nos hablan no solamente del animal que las produjo, sino que además pueden tener cierto impacto sobre la comprensión que tenemos de ese remoto ecosistema.
Además de icnitas puede haber pruebas fósiles de otro tipo de actividades, como huellas de mordiscos, escarbaduras o cropolitos (heces fosilizadas). A veces no se sabe qué animal produjo estos restos fósiles de actividades. Pero en este caso de las icnitas cámbricas se contó con una ventaja: el número de patas. En total 33 pares de patas, así que estas huellas probablemente corresponden a Tegopelte gigas, un artrópodo de unos 30 cm de longitud. En esa época no había otros animales de ese tamaño con ese número de patas. Tegopelte gigas tenía un caparazón blando y carecía de segmentos, está levemente emparentado con los cangrejos de herradura y los milpiés y que pertenece al mismo grupo que los trilobites.
El análisis de estas huellas ha permitido a los investigadores averiguar cómo caminaba este animal. Tegopelte era capaz de moverse rápidamente por el fondo del mar mientras sus patas tocaban el sedimento sólo brevemente. Éstas formaban una onda u oscilación que se desplazaba a lo largo de su cuerpo y que le permitía andar (ver animación). Estos restos fósiles también indican que era capaz de hacer giros bruscos.
El estudio apoya la idea de que este animal era un carnívoro activo en la cumbre de la pirámide alimenticia. Este tipo de actividad tuvo que tener un gran impacto sobre las comunidades marinas durante la explosión del Cámbrico y tuvo que provocar una carrera de armamentos entre cazadores y sus presas, lo que, probablemente y en última instancia, dio lugar a la gran diversidad de vida animal que llamamos explosión del Cámbrico.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=3703

Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original.
ROM.
Burguess Shale en ROM.
Burguess Shale NeoFronteras.
Animación: University of Saskatchewan/Royal Ontario Museum.

Tomado de:

NeoFronteras

12 de diciembre de 2011

Cómo dibujaban los matemáticos la trayectoria de una bola de cañón antes de la invención del cálculo


Esta imagen está extraída de un libro de texto de matemáticas escrito por el astrónomo y matemático neerlandés Daniel Santbech en 1561 titulado “Problematum Astronomicorum et Geometricorum Sectiones Septem.” Muestra la trayectoria de una bola de cañón. Una trayectoria triangular formada por una línea recta hasta alcanzar una altura máxima y luego otra recta vertical mostrando la caída a plomo de la bola a tierra. Un siglo más tarde la figura era algo más realista, como muestra la imagen de abajo, fechada en 1684 y extraída del libro de S. Sturmy, ”The Mariners Magazine, or Sturmy’s Mathematicall and Practicall Arts,” 2nd. edn. (London: William Fisher) p. 69. Sin embargo, sigue cayendo la bola en plan plomada al final de la trayectoria. Hasta aproximadamente 1700 estas imágenes no se transformaron en las “parábolas asimétricas” que hoy en día dibujaríamos.

Estas figuras están extraídas del interesante artículo de Seán M. Stewart, “On the trajectories of projectiles depicted in early ballistic woodcuts,” European Journal of Physics 33: 149-166, 2012 [el artículo ahora mismo es de acceso gratuito, previo registro en IOP, aprovecha]. Este artículo discute si trayectorias como la fechada en 1684 son realistas según la mecánica de Newton. Para que juzgues por ti mismo, abajo tiene una figura que muestra una de las trayectorias newtonianas de una bola de cañón. Muchos profesores de física disfrutarán del artículo que puede dar lugar a multitud de ejercicios elementales y no tan elementales de física para un primer curso de Física; y no solo teóricos, también ejercicios prácticos como el ajuste experimental de un modelo a las curvas presentadas en las figuras del s. XVII (dos parámetros bastan para un buen ajuste, como muestra Stewart en su artículo). Los que se animen que lo disfruten.

16 de noviembre de 2011

Un coche eléctrico formado por una sola molécula

Esquema del 'nanocoche' eléctrico. | Nature.

Esquema del 'nanocoche' eléctrico. | Nature.

Un reciente trabajo publicado en Nature muestra el cuidadoso diseño químico y la fabricación de un 4x4 eléctrico formado por tan sólo una molécula. Depositando esta molécula sobre una superficie de cobre y añadiéndole energía, en forma de electrones, los autores del trabajo han conseguido que la molécula se mueva en una dirección específica, como un coche. Es la primera vez que se consigue que una molécula realice un movimiento continuo por la superficie en la misma dirección.

En el complejo arte de convertir los cambios en la forma de las moléculas en movimiento dirigido, la naturaleza es la reina. En nuestro cuerpo podemos encontrar múltiples ejemplos de motores proteicos capaces de convertir energía química en trabajo mecánico. Entre ellos destaca la miosina, proteína muscular que acciona la contracción de las fibras musculares en los animales.

Tomando a la naturaleza como fuente de inspiración, mediante nanotecnología se han conseguido diseñar diversos sistemas artificiales que consiguen movimiento, aunque hasta ahora, las moléculas eran meros elementos pasivos. Sin embargo, los cuatro extremos de la molécula de este trabajo, firmado por científicos de la Universidad de Groningen (Holanda), actúan como la rueda de un coche.

Cuatro brazos

La molécula está formada por cuatro brazos que actúan como motores rotatorios cuando una diminuta punta metálica les transfiere electrones. Si los cuatro motores rotan todos en la misma dirección, se produce un movimiento en línea recta, de forma semejante a cómo funciona una barca de pedales o patín.

La diminuta punta metálica que actúa como la batería del coche, acaba en uno o unos pocos átomos y forma parte del Microscopio de Efecto Túnel (STM). Se utiliza tanto para transferir los electrones a la molécula de forma que se pueda mover, como para visualizar la molécula y su movimiento.

Cambiando la dirección del movimiento de rotación de las unidades motoras individuales en cada brazo, el 'nanocoche' puede realizar un movimiento al azar o trayectorias lineales. Los autores opinan que "este diseño representa un punto de partida para explorar sistemas mecánicos moleculares más sofisticados, quizás con control completo sobre la dirección de movimiento

Fuente:

El Mundo Ciencia

10 de noviembre de 2011

La espectacular danza de las plantas


"Quiero que la gente entienda que las plantas son seres vivientes y tan complejas como los animales".

Roger Hangarter, profesor de biología de la Universidad de Indiana en Estados Unidos, es el creador de un sitio único, en el que puede verse a plantas "danzantes" que se estiran, doblan sus hojas y se mueven en círculos.

El sitio, Plants in Motion o Plantas en Movimiento, muestra procesos vitales de las plantas, captados en cientos de imágenes y durante semanas por cámaras especialmente programadas. Las fotos son luego ordenadas en sucesión y a velocidades específicas.

La idea del sitio surgió cuando Hangarter comenzó a hacer videos con fines de investigación y a mostrarlos a sus alumnos. "Los estudiantes se entusiasmaban y conectaban mucho más con los temas que cuando veían simplemente una foto. Así que pensé, ¿si estos videos me ayudan tanto a mí a enseñar, por qué no ponerlos a disposición de otros profesores?", dijo Hangarter a BBC Mundo.

"Plantas en movimiento" tiene actualmente hasta 10.000 visitas al día de usuarios en distintas partes del mundo y en marzo Hangarter espera presentar su trabajo en México.

Mimosas y trepadoras

Planta Mimosa pudica Foto: BOB GIBBONS/SCIENCE PHOTO LIBRARY

La Mimosa sensitiva o mimosa pudica responde al tacto doblando sus hojas. Foto: Bob Gibbons/SPL

Todas las plantas responden cuando las tocamos. En el caso de plantas como la trepadora Gloria de la Mañana, la respuesta puede verse bastante rápido. Pero otras plantas también reaccionan, aunque no las veamos moverse.

"Cuando uno las toca, esto envía una señal al núcleo de las células para generar un cambio en la expresión de algunos genes en cuestión de minutos", señaló Hangarter.

El sitio muestra, por ejemplo, a la planta Mimosa sensitiva o Mimosa púdica, que responde al tacto doblando y retirando rápidamente sus hojas.

Nadie sabe realmente por qué lo hace, se piensa que puede ser para espantar depredadores, como una langosta que al aterrizar en sus hojas se llevará un tremendo susto", dijo el profesor de la Universidad de Indiana.

Otro ejemplo es el de la planta trepadora Gloria de la mañana, cuyas flores se abren temprano y viven apenas un día. Los tallos hacen movimientos circulares y cuando tocan un posible soporte reaccionan enroscándose.

Nadie sabe con certeza cómo las plantas reaccionan al tacto. Una posibilidad es que en las membranas de las células haya canales multisensitivos. Éstos son proteínas, dentro de la membrana, que permiten el pasaje de iones (átomos o moléculas con carga eléctrica) a través de esa membrana en respuesta a un estímulo mecánico.

Tulipanes y girasoles

Otro ejemplo en el sitio de Hangarter es el de un ramo de tulipanes comprados en un supermercado, que continúan estirándose y creciendo en un florero.

Tulipanes Foto: CAROL CASSELDEN/SCIENCE PHOTO LIBRARY

Los tulipanes siguen estirándose y creciendo aún en un florero. Foto: Carol Casselden/SPL

"Las plantas no son como las personas, que morirían desangradas si se les corta las piernas. De la misma forma que un tallo de apio está vivo hasta que se descompone, las plantas también siguen vivas aunque se les corte las raíces", explicó.

"Los tulipanes seguirán estirándose y teniendo durante algún tiempo la capacidad de hacer todo lo que hacían antes".

En el caso de semillas de girasol, cuando están bajo tierra viven en la oscuridad. Una vez que el tallo doblado empuja y sale a la luz, la planta comienza a recibir señales de que puede abrir sus primeras hojas y a hacer clorofila, con el objetivo de alimentarse a través de la fotosíntesis.

Un ejemplo común de estímulo mecánico al que responden las plantas es el viento, según el profesor de la Universidad de Indiana. Si es fuerte las plantas no se estirarán ni crecerán tanto, volviéndose más cortas y fuertes para tener mayor resistencia.

"Pero si se encuentran en condiciones en las que no están sometidas a vientos, crecerán muy altas y delgadas".

Criaturas vivientes

Roger Hangarter Foto gentileza Roger Hangarter

Roger Hangarter puso sus videos a disposición de educadores en cualquier parte del mundo.

"Hoy en día la mayoría de las personas está cada vez más alejada del campo. La comida llega a las ciudades pero algunos no saben de dónde viene, estamos perdiendo la conexión con la naturaleza", señaló el biólogo estadounidense.

"Mucha gente ve las plantas como comida o las usa como objetos ornamentales. Hasta muchos estudiantes de biología no tienen tanto interés en las plantas y hablan de dedicarse al estudio de animales en lugares como Borneo".

Pero no es necesario ir a lugares exóticos para observar la naturaleza, dijo Hangarter a BBC Mundo.

"Como nosotros nos movemos rápido, nos conectamos mas fácilmente con los seres que se mueven rápido, pero esto es una pena porque dependemos 100% de las plantas".

"Una de las cosas que quiero lograr con los videos es que la gente vea a las plantas como criaturas vivientes, que están interactuando con el entorno que las rodea".

Fuente:

BBC Ciencia

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22 de marzo de 2011

Conozca el ciclótropo

The Cyclotrope from tim Wheatley on Vimeo.



El secreto está en 18 dibujos y el número de imágenes por segundo o frecuencia a la que captura la cámara.

Se llama ciclótropo y es un proyecto de Tim Wheatley, un estudiante del University College Falmouth. Parece inspirado por la clásica idea del zoótropo o máquina estrobosópica, que data de principios del siglo XIX. En este caso se emplea una rueda de bicicleta con cartones en los que hay dibujos y piezas salientes que adoptando diversas «formas animadas» producen un efecto sin duda curioso.

Este es su primer artilugio experimental, y su primera mini-película. La música es Kule Kule de Jherek Bischofff.





Tomado de:

Microsiervos

17 de noviembre de 2010

Robin Dunbar propone sustituir la religión por la salsa


La verdad, no es mala
idea...


Acabo de leer una deliciosa entrevista realizada a Robin Dunbar en el último número de la revista Mètode. Dunbar es profesor de la Universidad de Oxford y miembro de la Academia Británica, antropólogo y biólogo evolutivo de gran prestigio internacional, quizá más conocido por haber sugerido que 150 es el número máximo de conexiones sociales sólidas que podemos llevar a cabo, tal y como os expliqué en el artículo Sólo entendemos a los grupos de 150 personas (I) y (y II).

En un parte de la entrevista, lo que propone Dunbar es sustituir los templos religiosos por salsódromos.

Dunbar sostiene que los seres humanos necesitan la proximidad y el contacto de los demás para segregar endorfinas que relajan, estimulan el sistema inmunitario y hacen que nos sintamos bien. Por esa razón, algunos estudios sobre el impacto de las creencias religiosas en la salud sugieren que ser creyente incrementa las defensas y procura una vida con menos altibajos.

Lo cual es lógico si tenemos en cuenta que las comunidades religiosas suelen fomentar el contacto social y reforzarlo mediante rituales y cánticos. Sin embargo, las religiones también son jerárquicas, autoritarias y, bueno, epistemológicamente endebles.

Dunbar se pregunta, entonces:

¿Cómo podríamos obtener los beneficios sobre la salud física y mental que parece producir la religión sin las desventajas de la violencia y el abuso de poder…?
Su entrevistadora, Paula Casal, investigadora de la Universidad de Reading (Reino Unido) y vicepresidenta del Proyecto Gran Simio, se atreve a contestar a la pregunta:

"Bueno, yo sobreviví al frío físico y social de varios países gracias a la salsa. Haces ejercicio y amigos, tienes una comunidad que siempre parece alegrarse de verte, y desconectas más fácilmente que meditando, porque hay que concentrarse y contar los pasos como un mantra. Creo que la seguridad social inglesa podría ahorrar mucho promoviendo la salsa, que no tiene, además, el estigma de los counseling services…"

A lo que Dunbar añade:

"Y además la salsa no es jerárquica, ni autoritaria, sino democrática. Ahí lo tienes, en los saldódromos está la solución"

Fuente:

Gen Ciencia

11 de julio de 2010

Los cinco movimientos de la Tierra


Lunes, 12 de julio de 2010

Los cinco movimientos de la Tierra

¿Cómo? ¿No eran dos los movimientos de nuestro planeta? Pues no. Lea:

Cuando éramos chicos, en el colegio nos enseñaron cómo pese a que en la antigüedad se creía que la Tierra era plana y el centro del universo, gracias a grandes personajes de la historia, se demostró que la tierra ni era plana, ni era el centro del universo. De hecho, ésta es la que gira en torno al sol, realizando el movimiento conocido como de translación, y mientras gira en torno al sol también gira en torno a sí misma, realizando el movimiento de rotación.

Pero más allá de todo esto, no nos contaron nada más, pese a que sí que lo hay. La Tierra no se mueve únicamente en torno al sol y sobre sí misma, sino que además tiene otros tres movimientos principales adicionales: precesión de los equinoccios, nutación y el bamboleo de Chandler.

Además de estos cinco movimientos principales, existen otros movimientos históricamente considerados secundarios como son las variaciones del plano elíptico en el que se describe el movimiento de translación, las variaciones en la excentricidad de la elipse descrita en este movimiento, o los movimientos que realiza la Tierra por estar dentro del Sistema Solar, o por estar dentro de la Vía Láctea.

A continuación, una breve descripción de cada uno de los cinco movimientos principales:

Movimiento de Rotación





Este movimiento, de sobra conocido por todos, se define como el que hace la Tierra sobre su propio eje. La rotación es el movimiento por el cual existen los días y las noches, y cada rotación tiene una duración de prácticamente un día (más concretamente son 23 horas 56 minutos y 4.1 segundos).


No se puede decir que exista un único descubridor de la existencia de este movimiento, aunque el primero que hizo una propuesta firme al respecto fue Johannes Müller en el siglo XV, aunque no fue hasta más tarde, con la ayuda de Copérnico y Newton, cuando la existencia de la rotación terrestre quedó totalmente demostrada.

Movimiento de Translación





Al igual que el movimiento de rotación, el de translación es de sobra conocido por todos. Se define como el movimiento que hace la Tierra en torno al sol, describiendo una elipse que tarda en ser recorrida 365 días, 5 horas y 47 minutos. Debido al hecho de recorrer una órbita, la Tierra varía su distancia respecto al sol mientras describe esta trayectoria, dándose el perihelio (punto más cercano al sol) los primeros días de Enero, y el afelio (punto más alejado del sol) los primeros días de Julio.


El primero en proponer firmemente la existencia de este movimiento fue el griego Filolao de Crotona, aunque los seguidores de la teoría geocéntrica mantuvieron este pensamiento enterrado hasta que en el siglo XVI Copérnico revolucionó la astronomía con su modelo heliocéntrico que, pese a no ser el primero, sí que fue el primero en recibir un gran apoyo y respeto por la sociedad de la época.

Movimiento de Precesión de los Equinoccios


Si bien al comienzo del artículo he afirmado que en las escuelas sólo se enseñan los movimientos de translación y rotación, bien es cierto que algunos afortunados han podido ser ilustrados en un tercer movimiento de la tierra no tan conocido como los dos anteriores. El movimiento de precesión de los equinoccios es el que describe el inclinado eje de la tierra de forma circular. Más concretamente, es el movimiento que hace el polo norte terrestre respecto al punto central de la elipse que describe la Tierra en el movimiento de translación.

Este movimiento fue descrito y calculado por primera vez en la antigua Grecia por Hiparco de Nicea. La causa física fundamental de la existencia de este movimiento es el momento de fuerza que ejerce el Sol sobre la Tierra, aunque este movimiento también se ve fuertemente afectado por el movimiento de las placas tectónicas, por lo cual su periodicidad no es tan precisa como en el caso de los movimientos de rotación y translación. Aún así, su duración estimada es de 25 780 años, lo que también es conocido como año platónico.

Movimiento de Nutación





Entrando ya en movimientos más complejos, nos encontramos con el movimiento de nutación. El eje de la Tierra, como acabamos de describir en el punto anterior, se mueve de forma circular mediante el movimiento de precesión, pero los círculos que describe no son exactos. De hecho, el movimiento de nutación lo que hace es generar oscilaciones haciendo que el eje de la tierra se incline un poco más o un poco menos respecto a la circunferencia que describe el movimiento de precesión.

Este movimiento, fue descubierto en 1728 por James Bradly, pero cuando lo dio a conocer no conocía aún la causa de la existencia del mismo. Esto fue demostrado 20 años más tarde, cuando los cálculos de distintos físicos y astrónomos determinaron que este movimiento era causado directamente por la atracción gravitatoria de la Luna.

Bamboleo de Chandler





Por si no eran pocos los cuatro movimientos ya existentes, en 1891 el astrónomo Seth Carlo Chandler descubrió una nueva irregularidad en la oscilación del eje de la Tierra. Este nuevo movimiento, conocido como el bamboleo de Chandler, se trata de un movimiento oscilatorio del eje de la Tierra que hace que se desplace hasta 9 metros de la posición predicha para un momento concreto.


La causa real de la existencia de este movimiento aún no ha sido averiguada a día de hoy, aunque ha habido varias teorías al respecto, desde que podría estar causado por los cambios climáticos hasta que la causa real podría ser las variaciones de concentración salina en el mar. El máximo rango registrado por esta oscilación ocurrió en el año 1910, y por razones que aún se desconocen, este movimiento desapareció durante seis semanas en el año 2006.


Tomado de:

25 de abril de 2010

No todos los días duran 24 horas

Domingo, 25 de abril de 2010

No todos los días duran 24 horas

Una película clásica sobre el desembarco de Normandia en la Segunda Guerra Mundial se llamó "El día más largo". Sin embargo, científicamente, el título no era correcto. El 6 de junio de 1944 no fue el día más largo. Tampoco es un solsticio de verano, 21 de junio, cuando el periodo entre la salida y puesta del sol es el más largo en el hemisferio norte.

El día más largo del siglo pasado ocurrió en algún momento durante 1912, según el geofísico del Jet Propulsion Laboratory (JPL) Richard Gross. El día más corto en los últimos 100 años fue el 2 de agosto 2001, cuando el tiempo que tardó la Tierra en dar una vuelta completa sobre su eje cifra cayó a menos de 24 horas por alrededor de una milésima de segundo, informa el JPL.

Gross ha estudiado la rotación de la Tierra. Como resultado, concluye que la Tierra no gira como un reloj. En un artículo reciente publicado en 'Physics of the Earth and Planetary Interiors', Gross combinó varias series de mediciones de duración del día abarcando desde 1832 hasta 1997 y suaviza algunos de los errores con una fórmula matemática sofisticada.

"La duración del día varía alrededor de una milésima de segundo en el curso de un año", dice Gross. "Poco a poco aumenta en el invierno, cuando la Tierra gira más lentamente, y disminuye en verano. También hay patrones de cambios en la longitud del día en las últimas décadas, incluso siglos".

Puesto que hay 86.400 segundos en un día de 24 horas, unas pocas milésimas de segundo no parecen provocar mucha diferencia, pero lo hacen. Saber exactamente cuándo y cuánto varía la rotación de la Tierra podría conducir a mejores modelos de la atmósfera y los océanos, la predicción del tiempo atmosférico y un mejor conocimiento del funcionamiento interno del planeta.

Además de su investigación, Gross trabaja con un grupo en el JPL que utiliza el sistema de posicionamiento global para medir la rotación de la Tierra con gran precisión, a alrededor de una centésima parte de un milisegundo. "El JPL es uno de los pocos lugares en el mundo que tiene una aplicación para este tipo de trabajo", dice Gross.

"Si, por ejemplo, desea enviar una sonda a Marte", dice Gross, "puede hacer un seguimiento de la nave espacial con respecto a la Tierra. Para ello se necesita saber exactamente cómo la Tierra se orienta a fin de que las maniobras tomen un camino correcto para llegar a un lugar de aterrizaje en Marte en particular".

"Si la Tierra gira de manera uniforme, usted sabría que está orientado en un momento determinado en relación con Marte o cualquier otro lugar", dice Gross, "pero la Tierra no gira uniformemente."

Gross trata de comprender estos cambios y la manera de predecirlos. "Las variaciones en la longitud del día se observaron por primera vez por Edmond Halley en 1695", dice Gross. "Estaba mirando el movimiento de la Luna y creyó ver una aceleración. Lo que realmente veía era la Tierra en desaceleración."

Desde la época de Halley, los científicos han utilizado una variedad de técnicas para medir la velocidad de rotación de la Tierra. Primero se utilizaron los métodos astronómicos. Ahora utilizan el láser lunar y los satélites; una técnica llamada interferometría de muy larga base y el sistema de posicionamiento global.

La longitud del día - la velocidad con que la Tierra rota - depende de cómo se distribuye la masa de la Tierra. Su masa incluye la atmósfera, la litosfera y su núcleo líquido. Por eso un terremoto puede alterar la velocidad de rotación. "Es como un patinador sobre hielo", dice Gross.

"Los cambios anuales en la duración de la jornada --dice Gross-- son causados sobre todo por el ambiente, los cambios en la fuerza y la dirección de los vientos, especialmente la corriente en chorro. El sol calienta el ecuador más que los polos. La diferencia de temperatura es en gran parte responsable de la corriente en chorro. Cambios estacionales en la temperatura producen cambios diferencia en los vientos y, por tanto, la longitud del día".

Los cambios en los patrones de la duración del día pueden durar décadas. "Estas son causadas por procesos en el núcleo de la Tierra", dice Gross. "El núcleo es un fluido. Su movimiento genera el campo magnético de la Tierra. Observar el campo magnético en la superficie nos da una idea de cómo el líquido se mueve dentro del núcleo. De estos cambios en el movimiento del fluido inferidos de los producidos en el campo magnético pueden coincidir con el período más largo de cambios en la longitud del día", explicó.

Sucede que estamos ahora en medio de uno de estos patrones a largo plazo. Anualmente, la duración de la jornada ha sido cada vez más corta desde 1992. Si la tendencia continúa, dice Gross, el día más corto puede aparecer este verano.

Fuente:

Europa Press

7 de diciembre de 2007

"Newton y la Inercia"

Conocer Ciencia - Programa Nº 11

Serie_Ciencias Naturales_7

Aristóteles y las "leyes naturales"

Es natural pensar que el universo se compone de dos partes, los cielos y la tierra; y, según el filósofo griego Aristóteles, esas dos partes parecían comportarse de manera completamente diferente.

Aristóteles observó que aquí abajo, en la tierra, todo cambia o se desintegra: los hombres envejecen y mueren, los edificios se deterioran y derrumban, el mar se encrespa y luego se calma, los vientos llevan y traen las nubes, el fuego prende y luego se apaga, y la Tierra misma tiembla con los terremotos.

En los cielos, por el contrario, parecían reinar sólo la serenidad y la inmutabilidad. El Sol salía y se ponía puntualmente y su luz jamás subía ni bajaba de brillo. La Luna desgranaba sus fases en orden regular, y las estrellas brillaban sin desmayo.

Aristóteles concluyó que las dos partes del universo funcionaban de acuerdo con reglas o «leyes naturales» de distinta especie. Había una ley natural para los objetos de la Tierra y otra para los objetos celestes. Estos dos conjuntos diferentes de leyes naturales parecían retener su validez al aplicarlas al movimiento. Una piedra soltada en el aire caía derecha hacia abajo. Y en un día sin viento, el humo subía recto hacia lo alto. Todos los movimientos terrestres, librados a su suerte,
parecían avanzar o hacia arriba o hacia abajo.

No así en el cielo. El Sol y la Luna y las estrellas no caían hacia la Tierra ni se alejaban de ella. Aristóteles creía que se movían en círculos suaves y uniformes alrededor de nuestro planeta.
Había otra diferencia, y es que en la Tierra los objetos en movimiento terminaban por pararse. La piedra caía al suelo y se detenía. Una pelota podía botar varias veces, pero muy pronto quedaba en reposo. Y lo mismo con un bloque de madera que deslizara pendiente abajo, o con una vagoneta sobre ruedas, o con una piedra lanzada. Inclusive un caballo al galope acababa por cansarse y pararse.

Aristóteles pensaba, por tanto, que el estado natural de las cosas en la Tierra era el reposo. Cualquier objeto en movimiento regresaba a ese estado natural de reposo lo antes posible. En el cielo, por el contrario, la Luna, el Sol y las estrellas jamás hacían un alto y se movían siempre con la misma rapidez.



Contenido:

Aristóteles
Tierra y Cielo
Fuerzas
Newton
El movimiento
Leyes de Newton
Tierra y Luna
La gravedad

El profe Leo
Barranca, diciembre de 2007
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