La verdad, no es mala
idea...
Acabo de leer una deliciosa entrevista realizada a Robin Dunbar en el último número de la revista Mètode. Dunbar es profesor de la Universidad de Oxford y miembro de la Academia Británica, antropólogo y biólogo evolutivo de gran prestigio internacional, quizá más conocido por haber sugerido que 150 es el número máximo de conexiones sociales sólidas que podemos llevar a cabo, tal y como os expliqué en el artículo Sólo entendemos a los grupos de 150 personas (I) y (y II).
En un parte de la entrevista, lo que propone Dunbar es sustituir los templos religiosos por salsódromos.
Dunbar sostiene que los seres humanos necesitan la proximidad y el contacto de los demás para segregar endorfinas que relajan, estimulan el sistema inmunitario y hacen que nos sintamos bien. Por esa razón, algunos estudios sobre el impacto de las creencias religiosas en la salud sugieren que ser creyente incrementa las defensas y procura una vida con menos altibajos.
Lo cual es lógico si tenemos en cuenta que las comunidades religiosas suelen fomentar el contacto social y reforzarlo mediante rituales y cánticos. Sin embargo, las religiones también son jerárquicas, autoritarias y, bueno, epistemológicamente endebles.
Dunbar se pregunta, entonces:
¿Cómo podríamos obtener los beneficios sobre la salud física y mental que parece producir la religión sin las desventajas de la violencia y el abuso de poder…?
Su entrevistadora, Paula Casal, investigadora de la Universidad de Reading (Reino Unido) y vicepresidenta del Proyecto Gran Simio, se atreve a contestar a la pregunta:
"Bueno, yo sobreviví al frío físico y social de varios países gracias a la salsa. Haces ejercicio y amigos, tienes una comunidad que siempre parece alegrarse de verte, y desconectas más fácilmente que meditando, porque hay que concentrarse y contar los pasos como un mantra. Creo que la seguridad social inglesa podría ahorrar mucho promoviendo la salsa, que no tiene, además, el estigma de los counseling services…"
A lo que Dunbar añade:
"Y además la salsa no es jerárquica, ni autoritaria, sino democrática. Ahí lo tienes, en los saldódromos está la solución"
Fuente:
Gen Ciencia