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6 de noviembre de 2017

OMM alerta nuevo récord de concentración de CO2 en la atmósfera

Según la organización, este "aumento peligroso de la temperatura" se debe a actividades humanas y al potente fenómeno de "El Niño", que aumenta las temperaturas del océano Pacífico, provocando sequías y fuertes precipitaciones.


La concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera aumentó a una velocidad récord en 2016 y alcanzó el nivel más alto en 800.000 años, advirtió este lunes la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Tras actividades humanas y un potente fenómeno de "El Niño", los niveles de concentración de CO2 pasaron de 400 partes por millón (ppm) en 2015, a 403,3 ppm en 2016, un incremento jamás visto en la atmósfera en un solo un año.

"La última vez que la Tierra conoció una cantidad de CO2 comparable fue hace cinco millones de años: la temperatura era entre 2 y 3 °C más alta y el nivel del mar era 10 o 20 metros más alto que el nivel actual", sostuvo la agencia en su Boletín mundial de Gases de Efecto Invernadero.

El aumento del CO2 y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera tienen el potencial de iniciar cambios sin precedentes en los sistemas climáticos, que conlleva a "graves perturbaciones ecológicas y económicas", acota el informe.

Ante esto, el director de la OMM, Petteri Talas, exigió a los Gobiernos cumplir con el Acuerdo de Paris, firmado en 2015, para reducir el calentamiento global.

"Si no reducimos rápidamente las emisiones de gases con efecto invernadero, y principalmente de CO2, nos enfrentaremos a un peligroso aumento de la temperatura en lo que queda de siglo, muy por encima del objetivo fijado en el Acuerdo de París sobre el clima", alertó el finlandés.

“Esto demuestra que no nos estamos moviendo en la dirección correcta, de hecho, estamos haciendo exactamente lo contrario si pensamos en la implementación del Acuerdo de París. Esto demuestra que existe una necesidad urgente de elevar el nivel de ambición en la lucha contra el cambio climático”, afirmó.

De acuerdo a un estudio realizado por la World Resources Institute, en el 2015, en el mundo se emiten 43.286,2 toneladas métricas de dióxido de carbono producido por actividad humana.

En la investigación, China se encuentra en el primer lugar del ranking de 186 países emisores de CO2, y contamina tanto como Estados Unidos, India, Rusia y Japón juntos. 

Fuente:

TeleSur

Expulsemos el powerpoint de la universidad: empeora las clases, a los alumnos y a los profesores

No hay profesor universitario que no tenga un mal recuerdo de alguna clase. Yo, por ejemplo, hubo una vez en la que sabía desde el principio que había perdido a mis alumnos con el powerpoint porque los que no habían caído en un coma profundo me miraban con furia o ansiedad. Años después todavía resuena mi voz en mi cabeza enumerando los puntos principales e intentando venderles la moto a los estudiantes.

Por suerte, no recuerdo qué pensarían los estudiantes sobre mi presentación, pero el recuerdo más doloroso es la experiencia de aburrirme a mí mismo. Cuando te pasa algo así te tienes que replantear cómo haces las cosas y por eso he liderado una iniciativa para prohibir el powerpoint a la hora de dar clase.

Una clase te puede salir mal por varias razones: mala planificación del curso, falta de preparación, un día poco inspirado, los estudiantes no se comprometen, demasiados alumnos, un aula mal diseñada… pero el powerpoint se suele llevar la palma.

Una clase en vivo cara a cara es una interacción abierta entre los estudiantes y el profesor para tratar contenidos y lo que hace un powerpoint es convertir la clase en un monólogo que ignora cualquier otro tipo de aportación que no sea lo que el profesor ha planificado el día anterior, quitando toda posibilidad de improvisar o de considerar otras opiniones. Hay pocas opciones para adaptarse a las reacciones de los estudiantes sin salirse del tema.

Este tipo de presentaciones suelen ser tan sumamente aburridas porque, aunque los oyentes ya sepan por dónde van los tiros, el orador tiene que exponer todos los puntos, mientras el público cruza los dedos para que la siguiente diapositiva sea más interesante.

Los ppt no fueron diseñados para los profesores

Sin embargo, para mantener el interés y la relevancia durante una clase, los profesores tienen que hacer preguntas y experimentar, no simplemente dar soluciones y datos. Por desgracia, esa es la idea de PowerPoint. Este programa fue originalmente diseñado para Macintosh, pero Microsoft se hizo con la compañía que lo programó y, tras su lanzamiento, el programa estaba dirigido a los profesionales de negocios, especialmente a consultores y comerciales.

Durante los 90 muchas empresas lo empezaron a usar de forma más general porque venía con el paquete de Microsoft Office, lo que explica que incluya resúmenes para ejecutivos, todas las opciones para gráficas y tablas o los planes de acción. El powerpoint llegó a las universidades porque cada vez había más demanda para ofrecer una formación más concreta y masticada a los estudiantes que les ayudara a moverse entre la amplia cantidad de conocimientos.

El artículo completo en:

Xakata Ciencia

Silvia Ribeiro: estamos frente a una reforma agraria al revés

La investigadora Silvia Ribeiro, una de las mayores investigadoras latinoamericanas, sostiene que Argentina y Brasil tienen el 21 por ciento del consumo de agrotóxicos.

Seis multinacionales gigantes se reparten el mercado de semillas.

La amenaza que implica la fusión de las grandes empresas (como Bayer-Monsanto), el rol de la ciencia al servicio de las compañías, el peligro de los nuevos transgénicos y la necesidad de más agricultura campesina-indígena. Algunos de los temas que trabaja desde hace treinta años Silvia Ribeiro, una de las mayores investigadoras latinoamericanas sobre el agronegocio. Y una definición de los países de la región: “Han perdido soberanía por su dependencia extrema a un puñado de empresas biotecnológicas”.

Investigadora del Grupo ETC (Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración), Ribeiro fue una de las disertantes en el Encuentro Intercontinental Madre Tierra, una sola salud, organizado en Rosario por la materia Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas. 

–¿Cómo evalúa la situación del agro en la región?
–América latina está dividida en dos en la situación agrícola. Está la república unida de la soja (Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil) y el resto. Hay que recordar que luego de 20 años de transgénicos, sólo diez países tienen el 90 por ciento de la producción. Quiere decir que los transgénicos nunca llegaron a ser el fenómeno omnipresente que nos quieren hacer creer.

–¿Cuáles son las características de estos países dominados por el modelo transgénico?
–La estructura agrícola ha sufrido un proceso de concentración corporativa y de reforma agraria al revés, concentró la tierra en menos manos. A eso hay que sumarle las enfermedades provocadas por los agrotóxicos. Un dato elocuente es que Argentina y Brasil tienen el 21 por ciento del consumo global de agrotóxicos. Si Monsanto-Bayer quieren poner condiciones inaceptables, las va a poder poner por el nivel de vulnerabilidad altísimo del país al depender de esas compañías. Han perdido soberanía por su dependencia extrema a un puñado de empresas biotecnológicas. El resto de América Latina se parece más a la media mundial. La mayor parte de alimentos la siguen produciendo los pequeños agricultores urbanos, campesinos, la pesca artesanal. El 70 por ciento del mundo se alimenta mediante la agricultura familiar y hay que profundizar ese camino.

–¿Cómo es el proceso de “megafusiones” de las empresas transgénicas?    
–Una referencia es que hace veinte años Monsanto no tenía semillas y hoy es la más grande del mundo. Hace treinta años había más de 7000 empresas de semillas. Y ahora Monsanto tiene el 25 por ciento del mercado de todo tipo de semillas. Lo que ha pasado es que en 20 años se han dado más de 200 fusiones. Que terminan en lo que llamamos las seis gigantes genéticos. Son Monsanto, Syngenta, Dupont, Dow, Basf y Bayer. Estas empresas dominan el mercado mundial de semillas. Y todas son productoras de venenos. Primero concentran el mercado y luego comienzan las megafusiones. Monsanto-Bayer, Syngenta-ChenChina, Dow-Dupont controlan más del 60 por ciento del mercado total de semillas (no solo transgénicas) y el 71 por ciento del mercado de agrotóxicos. Cifras descabelladas. Ninguna oficina antimonopolio debiera aprobar esas fusiones.

–¿Cuál es el riesgo?
–Controlan precio, innovación e impacta en las políticas agrícolas. Países que están con un alto grado de agricultura industrial, como Argentina, pasan a estar en situación de vulnerabilidad. Incluso en términos de soberanía. Estas empresas tienen un poder de negociación que es mucho más que de negociación, es de imposición sobre un país, incluso con leyes a medida.

–Empresas y medios están con una campaña sobre los “nuevos transgénicos”. Ustedes remarcan críticas.
–Le llaman edición genómica. Cuenta con una gran maniobra de propaganda para no pasar por ninguna ley de bioseguridad.

El atículo completo en:

Página 12

Adiós a los insectos de tu infancia

Cada vez hay menos saltamontes, grillos, abejas y mariposas porque muchas de estas especies, que polinizan el 84% de las plantas que sirven de alimento, están amenazadas.

¿Hace cuánto que no ves un saltamontes en tu paseo dominical por el campo, escuchas a los grillos desde el porche o ves una luciérnaga en una caminata nocturna por un camino rural? La sensación de estar perdiendo esta fauna que tantas generaciones asocian con su infancia, es más que eso, es una realidad. Y lo que es peor, junto a estos animales van desapareciendo, además, elementos básicos para el sustento de numerosos ecosistemas de los que dependemos todos los seres vivos.

“No solo es una sensación popular, es algo que percibimos todos los entomólogos que salimos a hacer trabajos de campo y a investigar; el descenso del número de individuos de prácticamente todos los insectos es brutal”. Lo confirma Juan José Presa, catedrático de Zoología de la Universidad de Murcia y coautor de uno de los muchos informes y estudios recientes que ponen cifras a la disminución de artrópodos.

Dicho estudio, de principios de año y surgido de la colaboración entre la Unión Europea y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), destaca que casi un tercio de las especies de ortópteros evaluadas (saltamontes, grillos y chicharras, entre otros) están amenazadas, algunas en peligro de extinción.

Wolfgang Wägele, director del Instituto Leibniz de Biodiversidad Animal (Alemania) habla, junto a otros colegas, en Science del “fenómeno parabrisas”, por el cual los conductores pasan menos tiempo limpiando sus coches de la miríada de insectos que antes morían estrellados contra cualquier punto de la carrocería. Los investigadores citados en el artículo son conscientes del descenso generalizado, a pesar de reconocer, como el resto de la comunidad científica, que es muy difícil establecer datos más precisos del declive de las poblaciones por la variedad de especies, distribución y número de individuos.

En Science se cita el caso de la Sociedad Entomológica de Krefeld, en Alemania, cuyas visitas al campo han constatado que la biomasa de insectos que queda atrapada en sus diferentes métodos de captura ha disminuido un 80% desde 1989. Presa lo lleva al terreno de sus observaciones de campo en la provincia de Pontevedra: “Antes conseguíamos atraer a infinidad de mariposas nocturnas con las trampas de luz, ahora entran muy pocas”.

“Aproximadamente tres cuartas partes de las especies de mariposas en Cataluña, y esto puede ser extrapolable al resto de España, están en declive y esto es incontestable”. Constantin Stefanescu, del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals y el Museu de Ciències Naturals de Granollers (Barcelona), llega a esta conclusión tras más de dos décadas de trabajos de campo y estudiar junto a otros investigadores a 66 de las 200 especies presentes en Cataluña. “La reducción es alarmante y aumenta cada año. Asustan, además, los datos de 2015 y 2016, los más bajos desde 1994”, apostilla Stefanescu.

El artículo completo en:

El País (España)

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