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27 de febrero de 2008

El ser humano es más instintivo que racional

La conducta diaria es más rutinaria de lo que se cree.

Es una noticia de julio del 2007, pero es tan interesante que no resistí la tentaciñon de publicarla.

LONDRES.– Los seres humanos sufrimos un avanzado caso de autoengaño, afirma Alex Pentland. Nos agrada vernos como seres libres y conscientes, autosuficientes y alejados de otros animales por nuestra capacidad de razonar. Pero si observamos a la gente de cerca, propone Pentland, veremos que somos mucho más instintivos y mucho más parecidos a otras criaturas de lo que creemos.

Pentland lo ha hecho en el laboratorio de medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, según sus siglas en inglés). Por medio de un dispositivo electrónico monitoreó las actividades diarias de estudiantes, investigadores y ejecutivos que visitan ese centro.

Lo que halló es que el 90% de lo que la mayoría de la gente hace durante el día es tan rutinario que su conducta podría ser prevista con sólo unas pocas ecuaciones matemáticas. Estos descubrimientos son parte de una silenciosa explosión de trabajo psicológico que pone a la conducta humana bajo una misteriosa luz.

"Es difícil aceptarlo -dice el psicólogo John Bargh de la Universidad de Yale-, pero la mayor parte de la vida cotidiana de una persona está determinada no por sus intenciones conscientes y sus elecciones deliberadas, sino por procesos mentales puestos en movimiento por el entorno."

En otras palabras, la mayor parte del tiempo reaccionamos instintivamente ante el mundo que nos rodea. Si ése es el caso, entonces sería mejor que los científicos aprendieran a traer el mundo escondido de las influencias no conscientes a la luz, que es lo que Pentland espera hacer con sus sensores electrónicos.

"Deberíamos reunir datos y examinarlos como un biólogo", asegura, antes de decidir cómo explicar mejor las acciones humanas. Los investigadores que estudian a los animales comienzan a partir de la idea de que las acciones de los animales provienen mecánica y automáticamente sólo de sus instintos. Por el contrario, los psicólogos tienden a ver a la gente como a individuos que actúan sobre la base de pensamientos conscientes.

La idea de Pentland es que podemos explicar y aun predecir mucho de lo que la gente hace sin siquiera referirnos a sus palabras o pensamientos conscientes.

Predicciones acertadas

Pentland y sus colegas crearon sensores portátiles del tamaño de un atado de cigarrillos a partir de teléfonos celulares, usando las señales de las bases de los celulares o de satélites internacionales para rastrear la localización de la persona en un radio de 2 metros.

También tienen un medidor de aceleración que monitorea hasta los mínimos movimientos de la parte superior del cuerpo y un micrófono para registrar los variados aspectos de la conversación. La información es bajada a las computadoras en intervalos regulares para permitirles analizar cualquier patrón significativo.

En numerosos experimentos siguieron a cientos de personas que llevaban los sensores durante semanas o meses. En un estudio, el equipo de Pentland monitoreó a personas que asistían a una conferencia de negocios y trató de predecir quién intercambiaría tarjetas personales.

Uno podría esperar que esto requiriera algún conocimiento de la información que los presentes intercambiaban, para ver si se descubría algún interés en común. Sin embargo, los investigadores encontraron que podían predecir el intercambio de tarjetas con un 80% de certeza sólo buscando una "señal social" particular.

La señal clave en este caso fue lo que apodaron "excitación", que implica la aparición de ciertos pequeños movimientos corporales junto a una pronunciada modulación tanto en volumen como en tono del habla. "Actúan como niños excitados y en movimiento", dice Pentland.

Al ignorar las palabras y pensamientos y centrarse en las señales sociales solamente, las predicciones del grupo llegaron a un nivel desconcertante de perfección en algunos casos. En un estudio en las oficinas de Vetex, una de las más grandes empresas de centros de llamadas del Reino Unido, Pentland pudo predecir con un 87% de exactitud si la llamada de un operador telefónico terminaría en una venta sólo con escuchar su voz grabada durante unos pocos segundos.

Si estos resultados se hubieran dado en monos u otros animales, sostiene Pentland, apenas hubieran sorprendido. Después de todo, todos sabemos que los animales no piensan demasiado y generalmente actúan por instinto. Entonces, puede ser que lo mismo sea cierto también con nosotros.

Conducta automática

"Los datos sugieren que gran parte de la conducta humana es automática y determinada sólo por los instintos", asegura Pentland. Robert Provine, psicólogo de la Universidad de Maryland, va aún más lejos. Sospecha que sólo pensamos que actuamos conscientemente porque una voz interior es tan hábil como para dar razones y explicaciones de nuestra conducta generada inconscientemente.

Otros piensan que tales interpretaciones van demasiado lejos. Sostienen que claramente somos capaces de un pensamiento consciente y que nuestras capacidades mentales sin duda exceden las de otros animales: ningún mono podrá reproducir jamás el razonamiento que llevó a Einstein a la teoría de la relatividad, ni a los cálculos cotidianos que realizamos todos los días, tales como comparar productos o planear nuestras finanzas.

Pero si la toma de decisiones y la conducta inconscientes son más importantes de lo que los psicólogos y científicos sociales han sospechado tradicionalmente, eso despierta la cuestión más profunda respecto de qué es lo que esta forma instintiva de pensar hace por nosotros y cómo puede complementar al pensamiento consciente.

Por Mark Buchanan
De New Scientist

Traducción: María Elena Rey

Fuente:

La Nación (Argentina)

25 de febrero de 2008

Vida y Evolución (segunda parte)

Serie: Ciencias Naturales Nº 17 (b)


Esta es la segunda parte del especial Vida y Evolución. Usted conocerá la labor pionera, en el uso del microscopio, de Leeuwenhoek. Asimismo conocerá algo más osbre las pulgas, las bacterias y los espermatozoides.

Conoceremos los afanes de Wiliam Harvey, en Inglaterra, por encontrar el "huevo" de los mamíferos. Asimismo usted conocerá los aportes de Camerarius al sexo de las plantas y la polinización. ¿Sabe usted la diferencia entre un híbrido y un mutante? En esta presentación lo sabrá.

Finalmente usted conocerá como las leyes de la herencia y de la genética se descubren gracias a un monje que trabajaba como jardinero en un monasterio de Austria.




Esperando les agrade, queda de ustedes:

Leonardo sánchez Coello
Profesor de Educación Primaria
Vida y Reproducción (primera parte)

Serie: Ciencias Naturales Nº 17 (a)

Del libro "Vida y Reproducción" de Larry Gonick y Mark Wheelis, Harla S.A. México-1985, tomamos la inspiración para esta nueva serie de Conocer Ciencia.

En esta primera parte usted conocerá las ideas que tenían los hombres primitivos sobre la reproducción. Asimismo conocerá la manera como el pensamiento de Aristóteles influyó sobre las mentes europeas para la creencia de la "generación espontánea". Finalmente usted conocerá el sencillo y elegante experimento de Francesco Redi.



Espero disfruten de la presentación.

Un amigo:

Leonardo Sánchez Coello
Profesor de Educación Primaria
Sechín: Más antiguo que Caral.


Casi mil años más antigua que las de Caral es la plaza circular del Centro Ceremonial de Sechín Bajo, descubierta por la arqueóloga Renate Patzschke de la Universidad de Berlín. Así informó hoy, en primera plana, el diario El Comercio.

A Sechín Bajo, ubicado en el valle de Casma -región Ancash- se le conocía como un santuario del Periodo Formativo Inicial (2000 a.C.- 1200 a.C.), contemporáneo a la cultura Cupisnique de la Libertad o Kunturhuasi de Cajamarca. Con este gran hallazgo se confirmaría que la primera sociedad compleja, con base agrícola y arquitectura religiosa no fue Caral (2600 a.C.) sinó Sechín Bajo (3500 a.C.), en tierras ancashinas.

Para ampliar la información lee el siguiente artículo que publicó hoy El Comercio.


Especial ASOMBROSO HALLAZGO

Descubren plaza circular hundida que fue construida hace 5.500 años

La estructura más antigua del Perú encontrada hasta el momento se halla en el complejo arqueológico de Sechín Bajo, en Áncash. La historia de nuestro país tiene hoy un nuevo capítulo

Las veinticinco pruebas de fechado carbónico hechas en la zona no dejan espacio a la duda. Aquella plaza circular, con diez a doce metros de diámetro encontrada en el complejo arqueológico Sechín Bajo, es hasta hoy la estructura más antigua hallada en el Perú. Tiene, aproximadamente, 5.500 años de antigüedad. Sus descubridores, arqueólogos alemanes y peruanos, no pueden estar más felices.

La historia de este hallazgo comienza en 1992 cuando la estudiante alemana de arqueología Renate Patzschke llega junto con algunos compañeros a Casma desde su lejana Universidad de Berlín. Para los demás este viaje fue la excursión clásica de fin de ciclo, pero para ella fue el inicio de su encuentro con la historia. Seguir leyendo en Elcomercio.com.pe

24 de febrero de 2008

Sobre ciencia y dialéctica

Manuel Martínez Llaneza intervino recientemente en las páginas de Rebelion (http://www.rebelion.org/docs/60179.pdf) con un documentado comentario a un ensayo de Alan Woods y Ted Grant -Razón y revolución- que había sido publicado en España por la fundación Federico Engels en los años noventa. En la discusión posterior, también en las (imprescindibles) páginas de rebelión, surgieron nuevamente cuestiones relativas a la ciencia, a su estatus gnoseológico, y a sus relaciones con la dialéctica.

Esta conversación con Martínez Llaneza intenta precisar algunas de estas problemáticas que siguen siendo, en mi opinión, temáticas abiertas, ni disueltas ni superadas. Tres ejemplos de ello de orden diverso: la vindicación por parte del gran bioeconomista Nicholas Georgescu-Roegen de las aproximaciones dialécticas en algunos campos de las ciencias sociales; el elogio reciente del gran escritor guatemalteco Mario Roberto Morales de la generación y uso de conceptos dialécticos, y la reflexión metacientífica, con indudable marchamo dialéctico, de grandes físicos contemporáneos. Murray Gell-Mann, el físico joyciano, entre ellos.

*

Si te parece podemos empezar por algunas definiciones, ¿cómo podríamos definir o caracterizar el conocimiento científico? ¿Crees que existe alguna línea de demarcación entre ciencias sociales, naturales y ciencias formales?

Si partimos de que existe un mundo exterior a nuestra mente –rechazo el solipsismo, aunque no es este el lugar de explicar por qué- en el que se encuentra la humanidad, concluiremos en que no existe ninguna línea de demarcación en el objeto del conocimiento que es el propio mundo. Sin embargo, es obvio que las formas de aproximación a los diversos aspectos de la realidad son en cada momento muy diferentes, pero, si lo miramos diacrónicamente, observamos que la aproximación científica, con todo lo impreciso que pueda ser este concepto, va ganando terreno y penetra en espacios cada vez más amplios. Pensemos en la genética: durante siglos se han utilizado precientíficamente los cruces de animales como método de mejora de determinadas cualidades; en poco más de cien años se ha pasado de los guisantes de Mendel a la secuenciación del genoma; las herramientas, métodos de trabajo y profundidad del conocimiento han evolucionado de forma espectacular. ¿Qué ocurriría con la psicología si pudiéramos ‘leer’ –y tal vez sea posible un día- las sinapsis neuronales? No hay línea de demarcación, hay estadios de conocimiento y niveles de complejidad.

¿Y en cuanto a las ciencias formales, a las matemáticas y la lógica, por ejemplo, respecto a las otras disciplinas?

Las matemáticas son muy formales, pero no son una ‘ciencia formal’. Aunque las relaciones con la realidad sean muy tenues y puedan pasar desapercibidas a un cierto nivel de análisis, los conceptos de número, punto y conjunto, por ejemplo, no dejan de ser abstracciones de la experiencia, y sin ellos no hay matemáticas. La lógica expresa aspectos de la forma en que creamos nuestros conceptos y las relaciones entre ellos; por eso subyace a todo el pensamiento, científico o no.

En cuanto a la dialéctica, ¿cómo podríamos caracterizarla?

El conocimiento no es necesariamente científico. La humanidad aprendió a navegar antes de que Arquímedes explicara por qué flotan los barcos. Todos tomamos continuamente decisiones sin analizar -y frecuentemente sin conocer- todos los datos de una situación y sin certidumbre absoluta de acertar. No se puede parar el mundo hasta que sepamos lo suficiente para continuar. Las ‘carencias’ de un conocimiento cierto las suplen costumbres, creencias religiosas o filosóficas, hábitos personales o sociales, etc., que marcan un punto de vista, una concepción del mundo o la aceptación de un hábito. A falta de una definición mejor fundada, para mí el materialismo dialéctico –no he inventado yo esta acepción, evidentemente- significa la necesidad de explicar las cosas por sí mismas, incluyendo en la explicación lo que no se explica y el propio materialismo dialéctico, sin recurrir a dioses ni filosofías autónomas de la experiencia. Recuerda el cuento de Borges: si se conocieran todos los detalles de un sistema no habría conceptos propiamente.

¿Incluyendo en la explicación lo que no se explica y el propio materialismo dialéctico? Podrías desarrollar este paso de tu respuesta.

Quiero decir que el materialismo dialéctico no es anterior a la búsqueda de explicaciones, sino que forma parte de esta actividad; que no justifica nada ‘desde fuera’, y que lo que no se explica forma parte necesaria del mismo mundo que se explica y está presente en la búsqueda. Soy consciente de que no estoy dando una definición, imposible por otra parte, porque la totalidad es analizable pero no reducible.

¿Y crees que sigue siendo razonable usar la expresión “materialismo dialéctico”?

No me preocupa que se llame materialismo dialéctico o no, que a los diversos aspectos de la realidad los llamemos contradicciones o negaciones, o que establezcamos otros criterios de aproximación a la realidad, siempre que estos conceptos –o palabras- sean una ayuda y no se conviertan en el corsé que ‘niegue’ el materialismo en nombre de una realidad superior.

¿Y qué entiendes por materialismo? No es un concepto tan unívoco.

Desde luego que no lo es si nos fijamos en el desarrollo histórico del concepto. Por eso es útil la denominación ‘materialismo dialéctico’.

¿Qué estatus otorgas a las leyes de la dialéctica? ¿Son leyes científicas en algún sentido razonable de la expresión?

De mi anterior respuesta puede deducirse que no considero que las ‘leyes de la dialéctica’ sean científicas. De hecho siempre me ha costado mucho llamarlas ‘leyes’.

¿Qué serían entonces para ti? ¿Metáforas, sugerencias, experiencia acumulada, rasgos de una concepción del mundo revisable?

He dicho anteriormente que no todo el conocimiento es científico. Si vemos las llamadas ‘leyes de la dialéctica’ en el contexto en el que se utilizaron originalmente (y aquí dejo fuera a Hegel), entendemos qué querían poner de manifiesto, particularmente Engels, porque vemos a qué visiones de la realidad o aproximaciones a la misma se oponían. Esto lo podemos expresar diciendo que cobran sentido en relación dialéctica con otras corrientes de pensamiento o considerando, con Saussure, que los significados se definen por lo que no significan. La consideración de la totalidad concreta como objeto de la investigación es, como expresó Lenin, el objetivo último de la visión dialéctica.

Te contesto en esta forma porque me has preguntado qué son para mí, porque el mejor tratamiento que conozco de esta cuestión está en la presentación de Manuel Sacristán a su traducción de 1964 del Anti-Dühring.

La dialéctica, en ocasiones, se presenta como una disciplina científico-filosófica que trasgrede o supera el principio de no contradicción. ¿Tiene esta aspiración algún sentido razonable?

No alcanzo a entender cómo puede afirmarse eso, ni conozco la escala de valores en que se podría considerar ‘superior’ esa alternativa. (Quizá la mejor aportación del positivismo fuera la preocupación por el lenguaje). Por ejemplo, la utilización de la lógica multivaluada en apoyo de esta interpretación me parece infantil: no cambia nada, sólo, por su mayor complejidad, lo hace más creíble al profano que quiere creerlo y busca una justificación. Tampoco sé qué sentido tiene la transgresión, fuera de la escena social (o penal), salvo en el sentido irónico que le da Sokal en su famoso artículo (“Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity” Social Text, Spring/Summer, 1996; fácilmente localizable en la red)

En un trabajo reciente publicado en www.rebelion.org con fecha 7 de diciembre, y ahora mismo también acabas de hace referencia, citabas elogiosamente la presentación que escribió Sacristán en 1964 para su traducción del Anti-Dühring de Engels. ¿Qué destacarías de ese trabajo? ¿Crees que sigue teniendo algún interés en la actualidad?

Lo destacaría todo, desde los aspectos científicos y filosóficos a los históricos, sin dejar de lado los humanos. Creo que es una de las mejores síntesis del pensamiento marxista que se han hecho, comparable al famoso prólogo a la ’Introducción a la crítica de la Economía Política’ de Marx. Es tan actual como todo el pensamiento marxista, es decir, cada vez más. El tratamiento de la dialéctica es esclarecedor.

¿Cuál es tu opinión sobre la actualidad y vigencia del pensamiento de Marx y Engels? ¿Qué aspectos de su legado teórico te parecen más revisables?

Creo que Marx, con Engels por supuesto, hizo una aportación decisiva para la interpretación de la historia y en particular del capitalismo, además de un conjunto importantísimo de observaciones y estudios en diversos ámbitos. La profundidad de su visión es tal que, aunque no se diga expresamente, las grandes opciones políticas y los modelos económicos se definen actualmente en relación con su pensamiento. Santiago Alba Rico, en su recomendable Capitalismo y nihilismo, analiza sesudamente (pág. 30) cuatro modernas y científicas definiciones de “globalización” para hacer ver a continuación cómo un párrafo del Manifiesto Comunista de 1848 las anticipa, engloba e integra en una concepción más profunda. (Por eso he combatido siempre la expresión ‘globalización neoliberal’ que, haciendo desaparecer la palabra ‘capitalismo’, trata de exonerarlo de responsabilidades que atribuye, nada dialécticamente, a un neoliberalismo nacido de malvadas desviaciones del buen capitalismo).

Claro que hay que revisar y actualizar lo dicho por Marx a la luz de la evolución histórica, pero me temo que mucho ha de cambiar el mundo para que su pensamiento deje de ser un referente y una guía esclarecedora.

¿Por qué crees que hay actualmente tanto desinterés por el enfoque o la concepción dialéctica? ¿Se puede ser, con consistencia, un científico informado y estar interesado en estos temas?

No sé si hay desinterés o es que, como en tantas otras cosas, la derecha nos ha arrebatado la bandera cuando estábamos jugando a mirarnos el ombligo y, en algunos casos, a teorizar sobre él. Me asombra el sentido de ‘totalidad concreta’ que tienen los grandes comediantes de la política y las finanzas. Y también, como he dicho antes, la poca capacidad de respuesta a la actividad disolvente de los “ni…ni…”

En cuanto a los científicos, los hay de todo tipo. Se ha dicho muchas veces que el 90% de los científicos de la humanidad están vivos, lo que incluye tanto a Newton como a miles de investigadores que hacen medidas, cálculos o estadísticas para publicar un artículo sin preocuparse de lo que hay detrás. En ningún caso hay incompatibilidad, pero tampoco una relación necesaria.

¿Por qué crees que irrumpió en la URSS en los años treinta el debate entre ciencia burguesa y ciencia proletaria? Se incluían en el primer saco disciplinas que, se afirmaba, no eran propiamente dialécticas, que negaban, por ejemplo, en el carácter dinamicista de la realidad.

He leído sobre el tema, pero no he llegado a formarme una opinión clara sobre la razón última del debate. Creo ver la utilización religiosa –en sentido lato, de justificación última- por problemas de poder.

Has escrito en alguna ocasión: “Las imposturas y mixtificaciones en las ciencias (en economía son obvias y se discuten más) son un elemento de opresión directo y, si personas de cuya filiación progresista no puede dudarse como son Alan Woods y Ted Grant han caído es esa trampa, eso nos da una idea muy precisa de su importancia”. ¿Y por qué crees que personas progresistas, informadas en general, han caído en esa trampa?

No lo sé con certeza, pero creo que fundamentalmente por pereza. Es mucho más cómodo poner una ‘verdad’ general asumida por delante que dedicar esfuerzos a profundizar en sus aplicaciones. El razonamiento por analogía es una potente fuente de sugerencias, pero a veces juega malas pasadas.

Has escrito también: “Viva la Ilustración; ni un paso atrás”. ¿Qué opinión te merecen entonces todas estas corrientes culturales, filosóficas, que se definen o se incluyen en el ámbito del postmodernismo? ¿Crees que pueden afirmarse que el postmodernismo es la arista cultural ideológica del capitalismo global (o mucho más globalizado si lo prefieres)? ¿Hay algo que aprender de esas críticas a la tradición ilustrada?

No he prestado excesiva atención al pensamiento posmoderno; lo poco que he leído siempre me ha sido antipático porque me ha parecido pretencioso, formalista y vacuo, lo que no me ha estimulado a profundizar en él. Cuando hace algunos años descubrí los primeros ataques de los ideólogos del sistema al pensamiento ilustrado –algo impensable unas décadas antes, salvo en los sectores eclesiásticos más retrógrados, y entonces daban risa- me di cuenta de que aquello nos llevaba de vuelta a la Edad Media, lo que se ha venido confirmando con la proliferación y ascendiente de sectas fundamentalistas, teocons y predicadores de toda laya. Ese hilo conductor casa bien con el irracionalismo decimonónico y el fascismo, y entiendo que es apoyado, al menos, en la intención de destrucción del pensamiento revolucionario, por lo que conozco del posmodernismo. Cada vez entiendo mejor las consideraciones de Marx y Lenin sobre su herencia ideológica y me preocupa la frivolidad –en el mejor de los casos- de muchos ‘pensadores’, cuando no la desvergüenza de los propagandistas que se permiten el descaro de criticar el derecho a la huelga aduciendo que previamente se había firmado ‘libremente’ un contrato. O cuando se apoya el descuartizamiento y la privatización de la Universidad en nombre de la ‘competitividad’ científica.

Insisto: en estos asuntos, ni un paso atrás.


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Fuentes:

Rebelion.org

Lea también:

Crítica de la Crítica precipitada

Descargue:

El Manifiesto Comunista

Anti Dûhring de Sacristán


Disfrute:

El Manifiesto Comunista en You Tube:




Malas y buenas noticias...
Domingo,24 de febrero de 2008 -

Renderén*

Tomado de Rebelión

Hay siempre malas y buenas noticias.

La buena noticia es que en España circulan 26 millones de automóviles privados; que 8.000 km2 están ocupados por carreteras, calles y aparcamientos; que hay 43 millones de teléfonos móviles; que utilizamos 60.000 millones de envases de plástico y cartón; que comemos 175 kilos de carne por persona y año; que sólo en la Comunidad de Madrid hay 500.000 casas vacías; y que cada minuto gastamos en distintas chucherías -comestibles o electrodomésticas- 600.000 euros.

La mala noticia es que, según la OMS, unos trece millones de personas mueren cada año en el mundo debido al deterioro del medio ambiente, 200.000 de entre ellas como consecuencia directa del cambio climático. La mala noticia es que, según Al Gore, “el casquete polar nórdico está derritiéndose y desmoronándose y podría desaparecer completamente durante el verano en menos de 22 años”.

La buena noticia es que, según la periodista Amy Goodman, “las grandes empresas ya están celebrando la ruptura del casquete polar, pues abrirá una ruta marítima en el norte desde el Atlántico al Pacífico, creando una vía más barata para transportar más cosas innecesarias”.

La buena noticia es que arrojamos a la atmósfera, todos los días, 70 millones de toneladas de partículas contaminantes. La mala noticia es que las empresas que contaminen por encima de lo previsto en los protocolos de Kioto tendrán que comprar a otras empresas su derecho a sobrecontaminar a un precio de aproximadamente 10 euros por tonelada de CO2. La buena noticia es que 80 millones de aviones sobrevuelan nuestras cabezas todos los años y que en el año 2010 el número de viajes turísticos alcanzará los 1.100 millones. La mala noticia es que, según Francesco Frangialli, director general de la Organización Intermacional del Turismo, los destinos preferidos de nuestros consumidores -paradisíacas playas y centros de esquí- habrán desaparecido quizás en pocos años.

La mala noticia es que consumimos 75 millones de barriles de petroleo al día y para el 2015 la demanda habrá aumentado en un tercio más.

La buena noticia es que para afrontar la inevitable escasez de combustible y la correspondiente crisis energética y alimentaria, los ricos de EEUU tendrán que deshacerse en los próximos cincuenta años de 92 millones de estadounidenses si quieren mantener sus niveles de crecimiento y consumo; los del resto del mundo deberán suprimir a 4.250 millones de seres humanos.

La buena noticia es que en este mundo y bajo estas condiciones es muy difícil distinguir las buenas de las malas noticias. ¿O es ésta quizás la mala noticia? Durante dos décadas, gobiernos y multinacionales -con EEUU a la cabeza- han negado, cuestionado o matizado la realidad del cambio climático. Ahora, la concesión del premio Nobel de la Paz a Al Gore, millonario ex-vicepresidente del país más ambientalmente agresivo del mundo, viene a revelar, no la conciencia repentina de un desastre inminente y la voluntad de autocorrección, sino la necesidad de gestionar esa conciencia -asentada desde hace tiempo en gran parte de la población- sin cuestionar el modelo del que proceden las amenazas. Mediante el control institucional de la alarma ecológica, gobiernos y multinacionales buscan obtener ventajas de un peligro que no pueden ya ocultar. En primer lugar, tratan de generar la tranquilizadora ilusión de que se están tomando medidas, de que hay siempre una solución tecnológica a los excesos de la tecnología y de que hay una alternativa capitalista a los desastres del capitalismo. En segundo lugar, orientan la atención hacia la responsabilidad individual, con el doble efecto de afirmar el espejismo de nuestras libertades atómicas dentro del mercado y de impedir las conexiones colectivas, tanto en las causas como en las respuestas. Por último y como resultado de lo anterior, el cambio climático queda inscrito dulcemente en la ecuación naturaleza-capitalismo bajo la forma de un Sujeto o Agente mitológico, fuente él mismo de los males que nombra, hacia el que las víctimas no pueden dejar de dirigir su rencor: “El Cambio Climático alarga el verano”, “el Cambio Climático aumenta el riesgo de tsunamis”, “el Cambio Climático eleva el nivel de los mares”. El cambio climático deja de ser el resultado de una intervención estructural a gran escala sobre y contra la naturaleza para convertirse más bien en el objeto natural, adverso y tenebroso, de un haz de intervenciones individuales salvíficas magistralmente coordinadas por Unión Fenosa, Repsol y Monsanto.

¿Desarrollo sostenible? ¿Crecimiento sostenible? ¿Canibalismo sostenible? La fuente de toda riqueza, recordaba Marx a los socialdemócratas alemanes, “no es el trabajo sino la naturaleza”. Bajo el capitalismo, la fuente de toda riqueza no es la naturaleza ni el trabajo ni la explotación ni el saqueo sino la hipótesis material de una acumulación -y una destrucción- ilimitadas. Hace ya tiempo que la humanidad, empujada por una combinación mortal de tecnología y capitalismo, ha cruzado ese umbral a partir del cual la fuerza misma de la que depende nuestra supervivencia depende de nuestra intervención para sobrevivir. La naturaleza que nos sostiene ya no se sostiene a sí misma. Frente a ella lo único que se sostiene a sí mismo, el único “organismo” autorregulado e irreformable, es precisamente el capitalismo que la destruye sin cesar, amenazando su supervivencia como hogar y nodriza de los seres humanos (por no hablar de aves, mamíferos y plantas). Sólo la pusilanimidad o el interés más ciegos pueden creer aún que es posible estar al mismo tiempo en contra del cambio climático y a favor del mercado. “Deprisa, deprisa”, escribía Primo Levi en un poema de 1987 dirigido con amargura a los responsables de esta fragilidad sin precedentes de la especie humana: “deprisa, deprisa, ampliemos el desierto/ en las selvas del Amazonas/ en el corazón vivo de nuestras ciudades/ en nuestros propios corazones”. Deprisa, deprisa -más deprisa aún- debemos expropiar las empresas, planificar la economía, regular el consumo, ralentizar nuestras ciudades, poblar nuestros corazones, como última posibilidad de mantener con vida una naturaleza que hemos combatido, saqueado, vencido y a la que ahora -tal vez demasiado tarde- hay que sostener y regular desde fuera -expresión ominosa del daño infligido y del peligro creciente.

La mala noticia es que el capitalismo ni se detendrá ni se destruirá solo -salvo para destruir con él la humanidad misma.

La buena noticia es que todavía respiramos.


* Renderén es el nombre de un colectivo anarquista gallego y de una revista en papel cuyo primer número, que acaba de salir, está dedicado a "La falacia de la sustentabilidad". Escrito en su mayor parte en lengua galega, los interesados en obtener información complementaria pueden consultar:

http://renderen.blogspot.com


Fuentes:

Tortuga (grupo antimilitarista)

Rebelión
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