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14 de septiembre de 2009

¿Cuál es tu edad biológica?

Martes, 15 de septiembre de 2009

¿Cuál es tu edad biológica?

Pero antes sabe usted ¿cuál es la diferencia entre edad cronológica y edad biológica?

Es crucial saber distinguir estos dos términos. Esta distinción se resume en que la edad cronológica no se corresponde con la edad biológica:

  • Edad cronológica. Es la edad del individuo en función del tiempo transcurrido desde el nacimiento. Es por tanto la edad en años. Es un criterio administrativo de gran importancia que marca hechos trascendentales en nuestra vida como pueda ser la jubilación. Tiene por tanto un valor social o legal más que biológico. El tiempo en sí no tiene ningún efecto biológico sino mas bien los cambios ocurren en el tiempo.
  • Edad biológica. Es la que se corresponde con el estado funcional de nuestros órganos comparados con patrones estándar para una edad. Es por tanto un concepto fisiológico. Su conocimiento sería más informativo sobre nuestro envejecimiento real.

  • Todos medimos nuestra edad según lo que establece el calendario. Pero lo que realmente interesa es la edad biológica, la que nos informa sobre el envejecimiento de nuestras células. Científicos del instituto alemán Max Planck han identificado por primera vez un grupo de proteínas que permiten conocer la verdadera edad biológica de un individuo. Se trata de moléculas que se liberan cuando los extremos de los cromosomas (telómeros) se acortan, un fenómeno que según se ha demostrado está ligado al envejecimiento. Esas mismas proteínas aparecen también cuando el ADN de las células sufre algún tipo de daño. Midiendo los niveles de estos biomarcadores en sangre se puede averiguar a qué velocidad está envejeciendo nuestro organismo. “Muchas personas mayores tienen una capacidad biológica para regenerarse superior a la de ciertos jóvenes”, asegura Lenhard Rudolph, responsable del estudio.

    Conocer este nuevo dato permitirá, entre otras cosas, diseñar terapias médicas personalizadas para cada persona. Incluso podría tenerse en cuenta la edad biológica para decidir el momento de la jubilación, ya que permitiría discriminar entre los individuos en buenas condiciones físicas para seguir trabajando y los que necesitan el retiro.

    Fuente:

    Muy Interesante

    Los recuerdos nunca desaparecen

    Martes, 15 de septiembre de 2009

    Los recuerdos nunca desaparecen

    La memoria humana es la función cerebral resultado de conexiones sinápticas entre neuronas mediante la que el ser humano puede retener experiencias pasadas. Los recuerdos se crean cuando las neuronas integradas en un circuito refuerzan la intensidad de las sinapsis.


    Expertos estadounidenses sugieren que los recuerdos persisten en nuestro cerebro incluso cuando ya se han olvidado. Lo que sucede es que no conseguimos recuperarlos.

    Usando técnicas avanzadas de imagen cerebral, científicos de la Universidad de Califonia Irvine han demostrado que la actividad del cerebro cuando una persona recuerda un evento es similar a la que se registra cuando se vivió por primera vez, incluso si se han “olvidado” los detalles. “Si los detalles siguen ahí, quizás podamos encontrar una manera de acceder a ellos”, sugiere Jeff Johnson, coautor de un estudio que publica la revista Neuron.

    En colaboración con científicos de Princeton University, Johnson y su equipo analizaron la actividad cerebral de varios estudiantes a los que mostraron ciertas palabras. Posteriormente, se les pidió que imaginaran cómo un artista dibujaría el objeto al que daba nombre la palabra, que pensaran en cómo se usa el objeto, o que pronunciaran la palabra en su mente. Veinte minutos más tarde, los voluntarios vieron las palabras por segunda vez y se les pidió que recordaran cualquier detalle relacionado con ellas mientras se sometían a resonancia magnética. Finalmente, usando un método de análisis matemático, los científicos asociaron las diferentes tareas que se les había pedido con los distintos patrones de actividad cerebral.

    Los resultados mostraban que cuando un estudiante conservaba un fuerte recuerdo de una palabra, el patrón era muy parecido al que se generaba durante la tarea. Y de la misma forma, cuando el recuerdo era débil o inexistente, el patrón cerebral seguía siendo reconocible. “Esto nos dice que el cerebro sabe lo que ocurrió, aunque el sujeto no sea consciente de esa información”, concluye Johnson.

    Fuente:

    Muy Interesante

    La clave de la resistencia a los antibióticos

    Lunes, 14 de septiembre de 2009

    ¿Qué es un antibiótico?


    En biología, un antibiótico es una sustancia química producida por un ser vivo o derivada sintética de ella que a bajas concentraciones mata —por su acción bactericida— o impide el crecimiento —por su acción bacteriostática— de ciertas clases de microorganismos sensibles, y que por su efecto, se utiliza en medicina humana, animal u horticultura para tratar una infección provocada por dichos gérmenes.

    Por lo general un antibiótico es un agente inofensivo para el huésped, aunque ocasionalmente puede producirse una reacción adversa al medicamento o puede afectar a la flora bacteriana normal del organismo.

    Los primeros antibióticos

    El primer antibiótico descubierto fue la penicilina, en 1897 por Ernest Duchesne, en Francia, cuando describió las propiedades antibióticas de la especie Penicillium, aunque su trabajo pasó sin mucha atención por la comunidad científica.

    La investigación en el campo de la terapéutica antibiótica moderna comenzó en Alemania con el desarrollo del antibiótico de corto espectro Salvarsan por Paul Ehrlich en 1909. Ese descubrimiento permitió el tratamiento efectivo de la sífilis, un amplio problema de salud pública en esa época. Ese medicamento ya no se emplea en el presente.

    Luego, Alexander Fleming (1881-1955) un médico británico, estaba cultivando una bacteria (Staphylococcus aureus) en un plato de agar, el cual fue contaminado accidentalmente por hongos. Luego él advirtió que el medio de cultivo alrededor del moho estaba libre de bacterias, sorprendido comenzó a investigar el porqué. Él había trabajado previamente en las propiedades antibacterianas de la lisozima, y por ello pudo hacer una interpretación correcta de lo que vio: que el hongo estaba secretando algo que inhibía el crecimiento de la bacteria. Aunque no pudo purificar el material obtenido (el anillo principal de la molécula no era estable frente a los métodos de purificación que utilizó), informó del descubrimiento en la literatura científica. Debido a que el hongo era del género Penicillium (Penicillium notatum), denominó al producto Penicilina.

    ¿Qué es la resistencia a los antibióticos?

    Uno de los efectos colaterales del mal uso o abuso de los antibióticos es que las bacterias se vuelvan resistentes a sus efectos. En la síntesis evolutiva moderna que afecta la selección genética, se requiere que muy cerca de un 100% de los organismos infectantes sean erradicados para prevenir la aparición de una resistencia microbiana. Si una subpoblación de pequeño tamaño lograse sobrevivir al tratamiento y se les permite multiplicar, la susceptibilidad promedio de esta nueva población será menor que la original, puesto que descienden de organismos que ya sobrevivieron una vez al tratamiento original. Con frecuencia, esta sobrevivencia proviene de un compuesto de resistencia en la bacteria que sobrevivió y que será transmitida a su descendencia.

    La noticia llega vía BBC de Londres:

    SARM

    El SARM es un ejemplo de resistencia a los antibióticos.

    Científicos estadounidenses descubrieron un mecanismo de defensa en las bacterias que les permite rechazar la amenaza que para ellas presentan los antibióticos.

    El hallazgo podría ayudar a los investigadores a aumentar la eficacia de tratamientos existentes.

    Según el estudio, publicado en la revista Science, el óxido nítrico producido por la bacteria elimina algunos de los efectos claves de una amplia gama de antibióticos.

    Un experto británico señaló que la inhibición de la síntesis del óxido nítrico podría ser un avance importante para hacer frente a infecciones.

    La resistencia a los antibióticos por ejemplo, el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina o SARM, es un problema creciente y los expertos han advertido acerca de la necesidad de desarrollar nuevos tratamientos.

    La última investigación realizada por un equipo de la Universidad de Nueva York demostró que en las bacterias la producción de óxido nítrico –una molécula compuesta de un átomo de nitrógeno y otro de oxígeno- incrementaron su resistencia a los antibióticos.

    Los investigadores encontraron que las enzimas responsables de producir óxido nítrico fueron activadas específicamente en respuesta a la presencia de antibióticos.

    También demostraron que el óxido nítrico alivia el daño causado por las drogas y ayuda a neutralizar muchos de los compuestos tóxicos del antibiótico.

    Posteriormente, los expertos concluyeron que eliminar la producción de óxido nítrico en la bacteria permitió a los antibióticos trabajar con dosis más bajas y menos tóxicas.

    Más efectivas

    El jefe del estudio, el doctor Evgeny Nudler, indicó que el desarrollo de nuevas medicinas para combatir la resistencia a los antibióticos, como la observada con el SARM era un “gran obstáculo”.

    “Encontramos un avance que nos permite no tener que inventar nuevos antibióticos”, añadió.

    “En cambio, podemos potenciar la actividad de antibióticos bien establecidos haciéndolos más efectivos en dosis más bajas”, dijo.

    El doctor Matthew Dryden, especialista en microbiología y enfermedades trasmisibles del Royal Hampshire County Hospital y el secretario general de la Sociedad Británica de Quimioterapia Antimicrobial, dijo que si la enzima que crea el óxido nítrico era inhibida podría suprimir la habilidad de la bacteria para contrarrestar los efectos de los antibióticos.

    “Esto sería un avance terapéutico muy útil, especialmente debido a que se nos están acabando nuevas clases de antibióticos y hay menos desarrollo de antibióticos en general”, concluyó.

    Fuente:

    BBC - ciencia & Tecnología

    El debate entre Norman Borlaug y Xavier Pastor

    Lunes, 14 de septiembre de 2009

    El debate entre Norman Borlaug y Xavier
    Pastor

    Pero antes usted debe saber:

    ¿Qué es un transgénico?

    Los alimentos obtenidos por manipulación genética (abreviadamente: alimentos transgénicos o recombinantes) son los organismos sometidos a ingeniería genética que se pueden utilizar como alimento, los alimentos que contienen un ingrediente o aditivo derivado de un organismo sometido a ingeniería genética, o los alimentos que se han elaborado utilizando un producto auxiliar para el procesamiento (por ejemplo, enzimas) creado por medio de la ingeniería genética.

    Para la introducción de genes foráneos en la planta o en el animal comestibles es necesario utilizar como herramienta lo que en ingeniería genética se llama un vector de transformación: "parásitos genéticos" como plásmidos y virus, a menudo inductores de tumores y otras enfermedades como sarcomas, leucemias... Aunque normalmente estos vectores se "mutilan" en el laboratorio para eliminar sus propiedades patógenas, se ha descrito la habilidad de estos vectores mutilados para reactivarse, pudiendo generar nuevos patógenos.

    Además, tales vectores llevan muchas veces genes marcadores que confieren resistencia a antibióticos como la kanamicina (gen presente en el tomate transgénico de Calgene) o la ampicilina (gen presente en el maíz transgénico de Novartis), resistencias que se pueden incorporar a las poblaciones bacterianas (en nuestros intestinos, en el agua o en el suelo). La aparición de más cepas bacterianas patógenas resistentes a antibióticos (un problema sobre el que la OMS no deja de alertar en los últimos años) constituye un peligro para la salud pública imposible de exagerar.

    Si bien la ingeniería genética es una herramienta potentísima para la manipulación de los genes, actualmente existe un gran vacío de conocimiento sobre el funcionamiento genético de la planta o animal que se va a manipular. ¿Qué genes se activan y se desactivan a lo largo del ciclo vital del organismo, cómo y porqué lo hacen? ¿Cómo influye el nuevo gen introducido en el funcionamiento del resto del genoma? ¿Cómo altera el entorno el encendido o el apagado de los genes de la planta cultivada?

    Actualmente, todas estas preguntas se encuentran, en gran medida, sin respuesta. La introducción de genes nuevos en el genoma del organismo manipulado provoca alteraciones impredecibles de su funcionamiento genético y de su metabolismo celular, y esto puede acarrear:

    1. la producción de proteínas extrañas causantes de procesos alérgicos en los consumidores (estudios sobre la soja transgénica de Pioneer demostraron que provocaba reacciones alérgicas, no encontradas en la soja no manipulada)

    2. la producción de sustancias tóxicas que no están presentes en el alimento no manipulado (en EE.UU, la ingestión del aminoácido triptófano, producido por una bacteria modificada genéticamente, dio como resultado 27 personas muertas y más de 1500 afectados); y

    3. alteraciones de las propiedades nutritivas (proporción de azúcares, grasas, proteínas, vitaminas...).

    ¿Cómo se elabora un transgénico?

    1. Lo primero es aislar el gen que se va a insertar en la planta y que servirá para aumentar su calidad (el gen puede provenir de otra planta, de una bacteria, de un virus o incluso de un animal. En el ejemplo: de una mariposa).

      No se puede introducir un gen desnudo directamente en la planta. En un principio hay que rodearlo de DNA para darle una apariencia similar al de la planta. El gen se acopla entre un fragmento de DNA de la planta y otro de una bacteria, que ayudará en el proceso.

    2. El nuevo gen se inserta en una bacteria común (E. Coli) que, como cualquier otra bacteria, lleva su material genético dispuesto de forma circular y no como en los cromosomas humanos.

    3. Se añade un gen que hace que la planta sea resistente a un gen común, y que más tarde servirá como una bandera para avisar de que planta ha incorporado el nuevo gen.

    4. Se transfieren los genes a otra bacteria que los transportará más tarde a la planta y que, aunque podría afectar a la planta, ha sido modificada para que sea inocua.

    5. Se hacen crecer trozos de la planta en un laboratorio y se mezclan con el Agrobacterium. La bacteria infecta a algunos de ellos y les transfiere su material genético.

      Sólo uno de cada cinco trozos se infecta. Para saber cuál es se les hace crecer en un nutriente que contiene antibióticos. Sólo los que llevan el gen resistente al antibiótico sobreviven, el resto muere. Las que están sanas son las que contienen el gen de la mariposa.

      Los nuevos genes se han colocado en la planta de forma aleatoria, por ello algunas crecerán bien y con sabor y otras no. Para saberlo se llevan al invernadero y se ve como crecen evaluando cuidadosamente la dureza, el sabor, el tamaño, etc..
    Textos para el debate

    Ahora, luego de esta introducción los dejo con los documentos del debate que se sucitó hace diez años entre Norman Borlaug (premio Nobel de la Paz) y Xavier Pastor (Representante de Greenpeace España). Los textos se publicaron en noviembre de 1999, para ser más exacto. Conocer Ciencia presenta los textos para su lectura, análisis y debate.

    TEXTOS PARA EL DEBATE

    Texto 1: Los ecologistas extremistas impiden erradicar el hambre NORMAN BORLAUG

    (c) Copyright DIARIO EL PAIS

    Los Nobel miran al siglo XXI. Norman Borlaug, premio Nobel de la Paz en 1970, defiende en su artículo las nuevas tecnologías agroalimentarias como única forma de alimentar a un planeta que parece desbordarse de población en el próximo siglo. Las críticas de quienes denomina "extremistas en el movimiento ecologista", sólo conducen, en su opinión, a detener el proceso científico.

    NORMAN BORLAUG

    Hace casi 30 años, en mi discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz, dije que la revolución verde era una victoria temporal en la guerra del hombre contra el hambre, pero que, si se impusiera, habría suficiente alimento para la humanidad hasta finales de este siglo.
    Pero advertí de que, a menos que se frenara el terrible poder de la reproducción humana, el éxito de la revolución verde sería efímero. La ciencia agrícola, hasta ahora, ha podido satisfacer las demandas de producción de alimentos como estaba proyectado. Pero el monstruo de la población continúa desbocado. Tan sólo en los noventa, la población mundial ha crecido casi en mil millones de personas y aumentará otro tanto en la primera década del XXI.

    El reto del futuro es producir y distribuir equitativamente una dieta alimenticia adecuada para este planeta superpoblado. Creo que tenemos la tecnología agrícola para alimentar a estos 8.300 millones de habitantes del 2025. La pregunta de hoy es si se permitirá a los rancheros y agricultores utilizarla.

    Los ecologistas extremistas de las naciones ricas parecen hacer todo lo que pueden para detener el progreso científico. Pocos, pero vociferantes y altamente efectivos, predicen el caos y provocan temores, frenando la aplicación de la nueva tecnología, ya sea la transgénica, la biotecnología, o métodos más convencionales de ciencia agrícola. Véase la campaña en contra de los transgénicos, los llamados alimentos Frankenstein , por activistas británicos y de otros países europeos.

    Me alarman particularmente aquellos elitistas que buscan negar a los pequeños agricultores del Tercer Mundo, especialmente del África subsahariana, acceso a semillas convencionalmente mejoradas, fertilizantes y químicos para la protección de cultivos que han permitido a las naciones ricas el lujo de productos alimenticios abundantes y baratos que a su vez han acelerado su desarrollo económico.

    Por supuesto, debemos ser ambientalmente responsables. Siempre he suscrito lo que en los viejos tiempos se llamaba "manejo integrado de cultivos" y actualmente "sostenibilidad" -el uso de la tierra para el mejor bien para el mayor número de personas sobre el periodo más largo posible-. Pero el pensamiento de los extremistas de hoy es peligrosamente equivocado.

    Lo más preocupante, que se aprovechen de la "falta de conocimientos" sobre las complejidades de la biología del público en general de las sociedades pudientes -ahora, urbanas y sin relación con el campo-, que se hace mayor con los rápidos avances en la genética y en la biotecnología de las plantas.

    Sin duda, uno de los grandes retos del siglo XXI será la renovación y la ampliación de la educación científica para que siga el ritmo de la época. En ninguna parte es más importante que el conocimiento haga frente a los temores de la ignorancia que en la actividad básica de la humanidad -la producción de alimentos-. La innecesaria confrontación de los consumidores en contra del uso de tecnología para cultivos transgénicos, ahora tan ampliamente utilizada en Europa y crecientemente en Estados Unidos y Asia, podría haberse evitado con una sólida educación sobre la diversidad genética y la variación.

    El hecho es que no podemos dar marcha atrás al reloj de la agricultura y usar únicamente métodos que se desarrollaron para alimentar a un número mucho más pequeño de personas.

    Tardamos casi 10.000 años para ampliar la producción de alimentos al nivel actual de cerca de 5.000 millones de toneladas al año. Para el 2025 tendremos que duplicar casi esta cantidad, y no podrá hacerse a menos que los agricultores de todo el mundo tengan acceso a los continuos adelantos de la biotecnología.

    Organismos genéticamente modificados (GMO) y alimentos genéticamente modificados (GMF) son términos poco precisos que han contribuido enormemente al escándalo sobre el uso de cultivos transgénicos (cultivos hechos con semillas que contienen los genes de especies diferentes). Pero, mucho antes de que la humanidad comenzara a cultivar, ya lo hacía la madre naturaleza. Los tipos de trigo del que tanto dependemos para nuestro consumo son el resultado del cruce natural entre diferentes especies de pastos.

    El pan de hoy se hace con trigo compuesto de tres diferentes genomas vegetales, cada uno conteniendo un conjunto de siete cromosomas. Los tipos de trigo más primitivos se llaman diploides, y aún crecen de manera silvestre en su zona de origen del Cercano Oriente. Antes de que naciera la agricultura, el trigo diploide se cruzó con otro pasto silvestre para producir el primer trigo cultivable de importancia para el comercio, que conocemos como tetraploide.

    Este trigo se remonta a los sumerios del 3.500 antes de Cristo. Después, en algún momento -nadie sabe dónde-, los tetraploides se cruzaron con otro pasto silvestre para producir los trigos del pan que comemos hoy.

    Lo que probablemente ocurrió es que una helada acabó con el polen masculino, dejando vivo el receptáculo femenino. El estigma femenino se forzó a sí mismo al exterior de la planta en el extremo plumoso del tallo, adonde llegó el polen de otra planta. Así nació una nueva especie. Los alimentos genéticamente modificados por la propia naturaleza, lo que equivale que el 98% de las toneladas de trigo para pan que se producen hoy es "transgénico".

    Gracias al desarrollo de la ciencia en los dos últimos siglos tenemos ahora la visión de la genética vegetal y la capacidad reproductora para hacer a propósito lo mismo que hizo la madre naturaleza en el pasado por casualidad o por designio. La modificación genética de los cultivos no es una especie de brujería; como el cultivo mismo, pretende dominar las fuerzas de la naturaleza para beneficio de la alimentación de la raza humana.
    En el curso de las últimas siete décadas, los cruces convencionales de las plantas han producido un vasto número de variedades mejoradas e híbridos que han contribuido inmensamente a una mayor producción de granos, estabilidad de las cosechas e ingresos agrícolas. Pero no se ha producido un importante aumento en el máximo potencial de rendimiento genético del trigo y del arroz desde que las variedades enanas dieron inicio a la revolución verde de los sesenta y setenta.

    Para satisfacer las rápidamente crecientes necesidades alimenticias de la población debemos encontrar nuevas y apropiadas tecnologías que eleven el rendimiento de los cultivos cereales. Los recientes desarrollos en la biotecnología animal han producido somatotropina bovina (BST), que ahora se utiliza extensamente para aumentar la producción de leche.

    Actualmente, grandes áreas comerciales se plantan con variedades transgénicas e híbridos de algodón, maíz y patatas que contienen genes, que efectivamente controlan diversas pestes de insectos.

    Ha habido grandes avances en el desarrollo de plantas transgénicas de algodón, maíz, colza, soja, remolacha y trigo con tolerancia a diversos herbicidas. Esto puede llevar a una reducción en el uso de herbicidas. Obviamente, la reducción del daño a los cultivos por pestes y enfermedades aumenta el rendimiento. Finalmente, los experimentos preliminares han demostrado que los genes insertados de algunas especies pueden ayudar a los cultivos a soportar condiciones de sequía Tras la cumbre de Río de 1992, más de 400 científicos presentaron un manifiesto a los dirigentes del mundo. Este manifiesto ha sido firmado ya por miles de expertos. Permítanme citar el último párrafo:

    "Los más grandes males que acechan a nuestra tierra son la ignorancia y la opresión, y no la ciencia, la tecnología o la industria, cuyos instrumentos, cuando se manejan adecuadamente, son herramientas indispensables para salvar la sobrepoblación, el hambre y las enfermedades mundiales".

    Los científicos agrícolas tienen la obligación moral de advertir a nuestros líderes políticos, educativos y religiosos sobre la magnitud y seriedad de los problemas de las tierras cultivables, los alimentos y la población que habrá en el futuro. Ellos deben también reconocer el efecto indirecto de las enormes presiones que ejercen los humanos sobre los hábitats de muchas especies silvestres de flora y fauna, llevándolas hacia la extinción. Si no podemos hacerlo estaremos contribuyendo al caos de incalculables millones de muertes por hambre. El problema no va a desaparecer solo.
    © Los Angeles Times.


    Norman Borlaug (Iowa, EEUU, 1914) es hijo de inmigrantes noruegos y fue criado en una granja en la que despertó su curiosidad innata sobre el proceso de crecimiento de las plantas. Se hizo agrónomo y microbiólogo, participó en varios proyectos de investigación sobre producción de trigo y logró desarrollar cosechas de alto rendimiento, libres de parásitos y cuyo grano podía adaptarse a distintos terrenos.
    Los primeros programas de lo que entonces se bautizó como la revolución verde se iniciaron en los años sesenta. Era la única esperanza para alimentar a las grandes poblaciones hambrientas del Tercer Mundo. La agricultura "explosiva" se extendió por Latinoamérica y Asia.
    Cuando en 1970 recibió el Premio Nobel de la Paz, Borlaug dijo: "El componente esencial de la justicia social es adecuar el alimento a la humanidad. Si se desea paz hay que cultivar la justicia, pero al mismo tiempo hay que cultivar los campos para que produzcan más trigo". Con 84 años, Borlaug es actualmente presidente de la asociación Sasakawa África, para el desarrollo rural del continente negro, y profesor titular de la universidad A&M de Tejas. Ha sido el principal asesor del Centro para la Mejora del Maíz de Ciudad de México.




    Texto 2: La ingeniería genética incrementará el hambre XAVIER PASTOR

    Copyright DIARIO EL PAIS, S.A

    El artículo de Norman Borlaug que el pasado domingo publicaba EL PAÍS sólo puede calificarse de total desfachatez o de desinformación interesada, además de estar repleto de falsedades. En él, aparte de hacer una encendida defensa del uso de plaguicidas y de cultivos transgénicos, acusaba a los "ecologistas extremistas" de impedir erradicar el hambre en el mundo.

    Borlaug ignora de forma consciente que los países más opuestos a los cultivos transgénicos son precisamente los países pobres, como los africanos. Recuérdese, por ejemplo, la propuesta contra ese tipo de cultivos presentada a la ONU por parte de todos los países de ese continente. El artículo de ese promotor de los transgénicos oculta también que donde mayores manifestaciones y reacciones entre agricultores se han producido ha sido en países como India o Bangladesh y que los países que más apuestan por el desarrollo de esta destructiva forma de agricultura son naciones como Estados Unidos o Canadá, actuando en defensa de los intereses de sus poderosas multinacionales agroquímicas. Un sencillo seguimiento de lo que han sido las negociaciones internacionales bajo los auspicios de Naciones Unidas, concretadas en el Protocolo de Bioseguridad, sería más que suficiente para comprobar qué países siguen las tesis del Borlaug y cuáles no. ¿Sería el señor Borlaug capaz de afirmar en la India, frente a las viudas de los agricultores que se han suicidado o a las mujeres de Karnataka que han destruido los campos de cultivos transgénicos que esas personas son simplemente un puñado de ecologistas ricos y radicales?

    Es igualmente sorprendente escuchar argumentos tan trasnochados como la defensa feroz de una supuesta revolución verde basada en el uso masivo de venenos agrícolas, cuando unas pocas páginas antes el mismo periódico daba la noticia de que en Perú han muerto 24 niños y otros más se encuentran graves por consumir alimentos tratados con los plaguicidas que tanto defiende Borlaug. Ésas son sólo las últimas víctimas. O lo eran la semana pasada.
    No se puede calificar más que de ignorancia interesada que a estas alturas alguien todavía crea, como pretende hacerlo Borlaug, que el problema del hambre es tecnológico. Se sabe perfectamente que en el mundo hay alimentos suficientes para alimentar a todos sus habitantes varias veces. Sólo con la producción actual de grano mundial sería suficiente para que cada ser humano de este planeta tuviese una dieta diaria de 3.500 calorías. Esto, sin tener en cuenta ni la ganadería, ni la pesca, ni la caza ni -tan siquiera- otros cultivos como verduras, hortalizas, legumbres, frutas, etcétera. Nada más tenemos que mirar a Europa, donde agricultores y ganaderos son multados por producir más de la cuenta y a los que se pagan enormes subvenciones para que abandonen los campos de cultivo.

    Muchos de los países más pobres del planeta exportan la mayoría de su producción. En la India, donde unos 200 millones de personas pasan hambre, sus exportaciones de trigo y arroz alcanzan los 300.000 millones de pesetas anuales. Ya en los años setenta, 34 de los países más pobres del mundo y con mayores problemas de hambre y desnutrición exportaban alimentos a EE UU. Además, casi el 80% de los niños con desnutrición están en países con excedentes agrícolas.

    La revolución agrícola de la que tan orgulloso se siente Norman Borlaug no ha servido para mitigar ninguno de los problemas que prometía solucionar. En menos de 50 años, las diferencias entre países ricos y pobres se han disparado; unas 35.000 personas mueren al día de hambre, 1.500 millones de personas tienen graves problemas de desnutrición y unos 3.000 millones de personas viven con unos ingresos de menos de 100.000 pesetas al año; las zonas cultivables están disminuyendo por la erosión y agotamiento producidos por la agricultura intensiva; la mayoría de los suelos, acuíferos y organismos vivos del planeta están contaminados por el abusivo uso de sustancias tóxicas (cada año hay 25 millones de personas afectadas y 220.000 muertes); los daños de las plagas casi se han duplicado y centenares de insectos y malas hierbas se han hecho resistentes a la mayoría de los productos fitosanitarios utilizados en agricultura.

    En algunos países del Sahel africano diversas cosechas han disminuido un 90% y sus importaciones y endeudamiento se incrementan cada año cerca de un 8% anual; 82 países, la mitad de ellos en África, ya no pueden producir ni importar el alimento necesario para su población. Es este panorama el que la nueva revolución agrícola de los transgénicos quiere exacerbar.

    Pero, además, Borlaug miente y falsea datos. Decir que los cultivos transgénicos reducen el uso de productos tóxicos e incrementan las cosechas es del todo inaceptable. Incluso el Gobierno estadounidense ha reconocido que los cultivos transgénicos ni producen más ni reducen el uso de plaguicidas. En sólo un año, a pesar de que el cultivo de transgénicos en EE UU se ha incrementado un 145%, la producción no ha aumentado y el uso de plaguicidas no sólo no ha descendido, sino que se ha aumentado en más de un 1%.
    Por ejemplo, la soja transgénica produce como media un 4% menos que la convencional y utiliza hasta el doble de herbicidas por hectárea. Los estudios están disponibles en las propias hojas oficiales del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, o en los distintos estudios realizados por investigadores de las universidades de Maine, Misisipí, etcétera.

    Es normal que un tecno-fanático como Norman Borlaug, con la pérdida de tantas vidas humanas y desastres sobre su conciencia, intente echar balones fuera, pero le daría cierta dignidad salir de su palacio de cristal, echar un vistazo al mundo y empezar a hacer autocrítica en lugar de defender a las poderosas multinacionales agroquímicas.

    Si escuchara un poco se daría cuenta de que muchos de los países más pobres del mundo ya ni siquiera piden ayuda. Tan sólo, que les dejen en paz.


    Xavier Pastor es director de Greenpeace España.


    Fuente:

    Edualter.org

    Muere el padre de la "Revolución Verde" de la Agricultura

    Lunes, 14 de septiembre de 2009

    Muere el padre de la Revolución Verde de la Agricultura

    Norman Borlaug, el hombre conocido como el padre de la “Revolución Verde” en la agricultura murió el sábado en Texas, Estados Unidos, a los 95 años.

    Esta noticia nos lleva a una profunda reflexión: Los descubrimientos científicos son favorables para el desarrollo humano, a escala mundial. Los enemigos son las grandes multinacionales que se apropian de los conocimientos para satisafacer sus interéses particulares.

    Para Conocer Ciencia tenemos suficientes recursos en el planeta para alimentar a toda la población, hay riqueza. Pero la riqueza está mal distribuida.

    Este extracto de Wikipedia lo sintetiza:

    A pesar de las nuevas tecnologías aumenta el hambre

    En 1944, fue a trabajar a México, como fitopatólogo de la asociación Rockefeller. Luego en 1945, se traslada al estado mexicano de Sonora y específicamente al Valle del Yaqui, en donde estudió trigos, royas y prácticas agronómicas.

    En los primeros años del programa, Borlaug y sus compañeros de trabajo, enfocaron sus esfuerzos en controlar las royas que destruían los trigales mexicanos. Las primeras variedades resistentes a las royas -Kentana, Yaqui, Mayo (planta)- se lanzaron en 1948. A la vez se experimentaron y difundieron nuevas prácticas agronómicas.


    Después de que México alcanzara la autosuficiencia en trigo, en 1956, el grupo de científicos que participó con él en Sonora obtuvo un logro de enorme de trascendencia: el desarrollo de variedades enanas de trigo, de alto rendimiento, amplia adaptación, resistentes a enfermedades y con alta calidad industrial, sembradas por primera vez en 1962. Con estas variedades, México incrementó notablemente su producción.

    En poco tiempo, muchos países como India, Pakistán, Turquía, Túnez, España, Argentina, China, se beneficiaron de las nuevas variedades y de la tecnología desarrollada en México.

    El avance de estas tecnologias ha provocado, sin embargo, graves desequilibrios ambientales y ha favorecido un tipo de agricultura industrial, altamente concentrada, que ha expulsado a millones de campesinos de sus tierras. Hoy se calcula que los hambrientos son mas de 1.000 millones, una cifra jamás alcanzada en el pasado, ver archivos de Conocer Ciencia: septiembre 2009 y septiembre 2008.

    Precisamente el científico declaraba en 1975 "Hay que dar a la agricultura y la ganadería prioridad de inversión sobre todos los demás sectores. Si hay cooperación mundial, la humanidad no pasará hambre". Las grandes corporaciones globales traicionan todo intento de cooperación y solidaridad mundial.

    Un premio Nobel defendiendo los transgénicos

    Reza un viejo dicho que al moriri todas las personas se convierten en poseedoras de grandes virtudes. Por ello dudo que las noticias declsren sobre esto (vía El País):

    En los últimos años (años noventa), Borlaug volvió a la escena pública por su defensa de los transgénicos, lo que le procuró virulentos ataques de grupos ecologistas como Greenpeace, que no sólo llegó a calificarle de "tecnofanático", sino incluso a responsabilizarle de los males que afligen a los países en desarrollo.

    Borlaug no consideraba a los transgénicos más que una nueva herramienta que persigue los mismos fines que las técnicas de mejora tradicional -aumentar el rendimiento, por ejemplo, o generar variedades más resistentes a las plagas-, sólo que de un modo mucho más eficaz y racional que hibridación y la selección convencionales. Hizo campaña para que el sector público impulsara y financiara planes de investigación desarrollados en institutos internacionales, para que esta tecnología no quedara en manos de multinacionales como Monsanto. Más información sobre este debate aquí.

    ¿Que nos ha traido la "Revolución Verde"?

    En Nodo50 encontramos econtramos un artículo interesantísimo de Xavier Pastor (Grrenpeace - ESpaña), les dejamos un extracto:

    La revolución agrícola de la que tan orgulloso se siente Norman Borlaug no ha servido para mitigar ninguno de los problemas que prometía solucionar. En menos de 50 años, las diferencias entre países ricos y pobres se han disparado; unas 35.000 personas mueren al día de hambre, 1.500 millones de personas tienen graves problemas de desnutrición y unos 3.000 millones de personas viven con unos ingresos de menos de 100.000 pesetas al año; las zonas cultivables están disminuyendo por la erosión y agotamiento producidos por la agricultura intensiva; la mayoría de los suelos, acuíferos y organismos vivos del planeta están contaminados por el abusivo uso de sustancias tóxicas (cada año hay 25 millones de personas afectadas y 220.000 muertes); los daños de las plagas casi se han duplicado y centenares de insectos y malas hierbas se han hecho resistentes a la mayoría de los productos fitosanitarios utilizados en agricultura.

    En algunos países del Sahel africano diversas cosechas han disminuido un 90% y sus importaciones y endeudamiento se incrementan cada año cerca de un 8% anual; 82 países, la mitad de ellos en África, ya no pueden producir ni importar el alimento necesario para su población. Es este panorama el que la nueva revolución agrícola de los transgénicos quiere exacerbar.

    Esta es la noticia vía BBC de Londres:


    Borlaug obtuvo el premio Nobel de la Paz en 1970 por su aporte a la innovación en el campo de la agricultura y el desarrollo de cultivos de alto rendimiento.

    La “Revolución Verde” ayudó a que la producción mundial de alimentos se incrementara en más del doble entre 1960 y 1990.


    Asia, África y América Latina fueron los más beneficiados.


    El Instituto Nobel dijo que Borlaug había ayudado a salvar cientos de millones de vidas.


    Un portavoz de la Texas A&M University, informó que Borlaug murió en la noche del sábado en su casa -ubicada en Dallas- debido a complicaciones vinculadas a un cáncer.


    "Un lugar mejor"


    De acuerdo con el corresponsal de la BBC, Mike Fox, a principios de la década de 1960 el profesor Borlaug se dio cuenta de que la creación de variedades de tallo corto permitiría a las plantas tener más energía para el crecimiento de grandes cabezas de grano.


    Su razas enanas de trigo de alto rendimiento -y resistentes a enfermedades- impulsaron rápidamente las cosechas en América Latina y sus técnicas fueron particularmente exitosas en el Sur de Asia, donde la hambruna era generalizada.


    Según analistas, la “Revolución Verde” ayudó a evitar una hambruna mundial a finales del siglo XX.


    En la ceremonia de entrega del premio Nobel de la Paz, Borlaug fue presentado como una persona que “más que ninguna otra de su edad ha ayudado a proporcionar pan a un mundo hambriento”.


    Borlaug continuó trabajando durante la década de 1990.


    En una conferencia en Filipinas en 2006, Borlaug dijo: “todavía tenemos un gran número de gente hambrienta y miserable y esto contribuye a la inestabilidad mundial”.


    “La miseria humana es explosiva y no debemos olvidarlo”, añadió.


    Norman Borlaug nació en Iowa en 1914.


    Estudió en la Universidad de Minnesota y luego trabajó para DuPont y la Fundación Rockefeller.


    Instaló un centro de trigo y maíz en 1963 para entrenar científicos.


    Borlaug fue merecedor del premio más alto que puede recibir un civil en Estados Unidos: la Medalla de Oro del Congreso, distinción que recibió en 2007.


    Fuente:

    BBC - Ciencia & Tecnología

    El País (España)

    ¿Cómo obtuvo trigo mejorado en México?

    En breve ampliaremos la noticia...

    13 de septiembre de 2009

    Albert Einstein: Mujeriego y Libertino

    Domingo, 13 de septiembre de 2009

    Albert Einstein: Mujeriego y Libertino

    “La gente cree que soy un santo o un huevo sin cáscara y no soy ninguna de las dos cosas, gracias a Dios”, Einstein.


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    Sobre Einstein se ha escrito mucho. Con motivo del año internacional de la Física la FECYT publicó la Unidad Didáctica “La Huella de Einstein,” Ramón Núñez et al., 2005 [PDF descarga gratuita 4,64 MB]. La he releído y me ha parecido interesante extraer algunos párrafos.

    Einstein demostró su afición a la compañía femenina, desde bien temprano, gozando de cierto éxito entre las jovencitas de su entorno, pero la gran eclosión del Einstein mujeriego y libertino se produjo a sus cuarenta años, cuando la fama mundial le convirtió en una superestrella mediática tan conocida como cualquier actor de Hollywood y, por consiguiente, en el objeto del deseo de muchas féminas, primero en Berlín y luego en EEUU. Todo ello para desgracia de Elsa, ya convertida en su segunda esposa, con quien inició un romance en 1912, a los 33 años, cuando su primer matrimonio con Mileva ya estaba condenado. Elsa tuvo que soportar las numerosas infidelidades de su marido, quien ni siquiera se molestaba en disimular sus aventuras y no se privaba de acudir a conciertos o pasear con alguna de sus numerosas amigas. Esta actitud dio lugar a situaciones tan “incómodas” como la que tuvo lugar en 1928, cuando a punto de cumplir 50 años y para recuperarse de sus problemas de salud, Einstein acudió a un balneario acompañado de su esposa, su hijastra, su secretaria y la que en aquella época era su amante: una rica viuda judía berlinesa llamada Toni Mendel.

    Einstein dejó un reguero de aventuras casuales y algunas pocas más duraderas, aunque intermitentes, pero siempre evitó comprometerse, fiel a su filosofía de que los lazos afectivos no se interpusiesen entre él y su amante más fiel: la física. Para Einstein “el matrimonio es un intento fracasado de hacer algo duradero de un incidente”, “el matrimonio es la esclavitud con vestimenta cultural”, y “seguramente el matrimonio fue inventado por un cerdo antipático”.

    ¿Por qué Einstein se casó por segunda vez con su prima Elsa?

    Por su talento para cuidarle y proporcionarle la paz y tranquilidad que necesitaba para desarrollar su trabajo, lo que le convenció de las ventajas que le reportaría contar con ella a tiempo completo. Einstein consiguió el divorcio de Mileva, que había solicitado en 1916 y en cuyo proceso tuvo que confesar infidelidades y peleas, en febrero de 1919, y en junio contraía segundas nupcias con Elsa. Junto a Elsa se sentía cómodo y, sobre todo, muy bien cuidado; lo que no le impidió salvaguardar su independencia, disponiendo de un espacio propio al que ella no podía acceder y manteniendo habitaciones separadas. Elsa aceptó esta situación y el matrimonio resultó mucho más tranquilo, y en cierto sentido feliz, que el primero. Su unión duraría hasta la muerte de Elsa, en 1936.

    ¿Qué tipo de mujeres atraían a Einstein?

    Para responder a esta cuestión, nada mejor que preguntar a sus allegados. Según Janos Plesch, médico y amigo íntimo de Einstein: “En la elección de sus amantes no hacía grandes distinciones, pero se sentía más atraído por una rotunda hija de la naturaleza que por una sutil mujer de sociedad”. Peter, hijo de Janos, todavía es más descriptivo y posiblemente algo exagerado: “A Einstein le chiflaban las mujeres y cuanto más vulgares, sudorosas y malolientes eran, mejor”.

    Os animo a todos a leer la Unidad Didáctica sobre Einstein coordinada por Ramón Núñez. Para abriros más aún la boca, aquí os presento la foto original (no recortada) de Einstein sacando la lengua (en un coche junto a Elsa y el director del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton).

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    Fuente:

    Francis Science News
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