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18 de febrero de 2008

Medio Ambiente.

La captura indiscriminada amenaza con la extinción a los tiburones en el mundo.
  • El escualo martillo es el que corre un mayor peligro
Tiburón martillo gigante (Foto: EL MUNDO)

Tiburón martillo gigante (Foto: EL MUNDO)

MADRID.- La mitad de las especies de tiburones que existían en los océanos han desaparecido en poco más de tres décadas. En algunas de ellas, como el tiburón martillo, las poblaciones han descendido hasta un 95%, según los datos aportados por la Asociación de la Conservación Mundial (IUCN, en sus siglas en ingés) en un congreso celebrado en Estados Unidos.

Bajo un riesgo importante se encuentra especialmente la cornuda común, una variedad de tiburón martillo, cuyas crías nadan principalmente en aguas poco profundas junto a las costas de todo el mundo para evitar a los depredadores.

Esta especie, según anunció la IUCN, será incluida en su Lista Roja del 2008 como 'amenazada' en todo el mundo, debido a la sobrepesca y a la alta demanda de sus aletas en el mercado asiático. La sopa con este ingrediente es tradicional en la dieta de muchos países, según recordaba en este encuentro Julia Baum, oceanógrafa de San Diego y especialista de la asociación en esta especie.

En septiembre, la IUCN ya anunció que los ejemplares de martillo gigante en el Atlantico oriental podían haberse reducido en un 80% en los últimos 25 años.

Pero no es la única en desplomarse. Las cifras de muchos otros grandes tiburones, como el tigre, el toro o el arenero, también han disminuido hasta un 95% desde los años 70 ante la demanda de su carne y la pesca de atunes y peces espadas, con los que comparten su hábitat y que resultan atrapados por error.

Baum criticó en el congreso celebrado en Boston, organizado por la Asociación para el Avance de la Ciencias de Estados Unidos, que la pesca de tiburones en aguas internacionales no está aún regulada. Por ello mostró su apoyo a una reciente resolución de Naciones Unidas que solicita la introducción inmediata de límites de captura de tiburones y la prohibición de esta práctica de cortar las aletas y deshacerse del resto.

En España, según datos de la organización conservacionista Oceana, más del 67% de la captura de los palangreros es de tiburones, frente al 27% que supone el pez espada y un porcentaje mínimo el atún.

Fuente:

El Mundo

15 de febrero de 2008

Medio Ambiente

Los manglares del Perú desaparecen.


Se han perdido 3,6 millones de hectáreas de manglares desde 1980.

Son ecosistemas únicos en el planeta.

Los cambios en el uso de la tierra son causa de la destrucción. Son los bosques que han sufrido más deforestación en el mundo.



Por Carlos Necochea Flores

Una nueva noticia pone de manifiesto la grave pérdida de ecosistemas únicos para la supervivencia de vida en el planeta. Esta vez un estudio de evaluación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) revela que en el planeta se perdió alrededor de 3,6 millones de hectáreas de manglares desde 1980, lo que equivale a "una pérdida alarmante" del 20% del área total de este tipo áreas.

El área perdida es tan grande como casi cuatro veces el tamaño del departamento de Arequipa.

El informe "Los manglares del mundo 1980-2005" precisa que el área total de este tipo de bosque cayó de 18,8 millones de hectáreas en 1980 a 15,2 millones en 2005.

Asia sufrió la mayor disminución desde 1980, con más de 1,9 millones de hectáreas destruidas, fundamentalmente debido a cambios en el uso de la tierra.

América del Norte y Central y África también contribuyeron significativamente a la desaparición, con la eliminación de unas 690.000 y 510.000 hectáreas, respectivamente. Indonesia, México, Pakistán, Papúa Nueva Guinea y Panamá registraron las mayores pérdidas de manglares durante los años ochenta. En total, un millón de hectáreas, extensión comparable a la de Jamaica.

POR DEFORESTACIÓN
Desde 1990 hasta 2005, Vietnam, Malasia y Madagascar han sufrido una mayor deforestación, aunque otros, como Pakistán y Panamá, consiguieron reducir su tasa de pérdida de manglares.

El estudio de la FAO señala como causas principales de la deforestación la presión demográfica, la conversión de zonas a gran escala para la cría de peces y camarones, la agricultura, infraestructuras y el turismo. La contaminación y los desastres naturales figuran también entre esas causas.

"La tasa de pérdida de manglares es significativamente más alta que la pérdida de cualquier otro tipo de bosques", dijo Wulf Killmann, director de Productos y Economía Forestales de la FAO.

Killmann aseguró que la deforestación conlleva graves pérdidas en la biodiversidad y en los medios de subsistencia, además de la intrusión salina en las áreas costeras y la acumulación de sedimentos en los arrecifes de coral, puertos y rutas de navegación.

CONSECUENCIAS EN TURISMO
Añadió que hasta el turismo sufrirá las consecuencias, por lo que pidió que "los países se comprometan a una conservación más eficaz y a la gestión sostenible de los manglares y otros ecosistemas húmedos".

Sin embargo, la FAO destaca que hubo disminución en el ritmo de pérdida de manglares, ya que en los años 80 desaparecían unas 187.000 hectáreas al año, cifra que se redujo a las 102.000 hectáreas entre 2000 y 2005. Explica que ello refleja una mayor concientización del valor de estos ecosistemas y destaca a Ecuador, por reconstruir varias áreas de manglares.

Ante la preocupante pérdida, varias autoridades mundiales hicieron un llamado para proteger estos ecosistemas únicos y alertaron que los manglares son fuente muy importante de protección natural para muchas naciones.

PRESENCIA VITAL
Los manglares son bosques perennes resistentes a la sal que se extienden a lo largo de los litorales, lagunas, ríos o deltas de 124 regiones y países tropicales y subtropicales, protegiendo el área costera de la erosión, los ciclones y el viento. Se trata de ecosistemas importantes que suministran agua, comida, forraje, medicina y miel.

También son hábitats para muchos animales como cocodrilos y serpientes, tigres, ciervos, nutrias, delfines y pájaros, y una amplia variedad de peces y mariscos dependen de estos bosques costeros. Los manglares ayudan, además, a proteger los arrecifes de coral de los sedimentos de las tierras altas.

Indonesia, Australia, Brasil, Nigeria y México representan conjuntamente el 50% del área total de manglares del planeta.

En Tumbes hay unas 1.800 hectáreas menos
Como era de suponer, el Perú también ha sufrido una reducción considerable en la superficie de sus únicos manglares. Solo entre 1982 y 1992 en el departamento de Tumbes se perdieron un total de 1.791 hectáreas de manglares. Así lo reveló el biólogo del Instituto Nacional de Recursos Naturales, Miguel Lleellish, quien desde hace varios años viene estudiando este ecosistema.

Explicó que de acuerdo con mediciones efectuadas en 1982, el área de los manglares llegaba a 5.964 hectáreas, pero en solo diez años y por causa de actividades de langostineras desaparecieron 1.294 hectáreas.

Además, por otras causas, entre las que figura el avance de terrenos de cultivo, principalmente de arroz, especies frutales y hortalizas, la pérdida continuó.

"Es importante señalar que este tipo de ecosistemas de manglares es una unidad indivisible entre el mar, coral, tierra, manglar y bosque asociado. Si se amenaza a una de sus partes está en peligro todo el sistema y eso es lo que está sucediendo con los manglares de Tumbes", advirtió.

En los últimos años la disminución ha sido mínima. Según Llellish el tamaño de los manglares supera las 4.100 hectáreas. Por ser la única muestra representativa de este tipo de bosques en el Perú, mediante Decreto Supremo 018-88-AG se declaró intangibles 2.972 hectáreas de esta área que es llamada Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes.

Sin embargo, llama la atención que la superficie restante, donde aún moran los últimos ejemplares del cocodrilo de Tumbes, en proceso de extinción, no hayan sido protegidas y estén en riesgo de desaparecer.

También los bosques y matorrales arbolados que son parte indivisible para la existencia de estos manglares y que, actualmente, no tienen ningún tipo de protección legal, han sufrido una preocupante reducción.

Ante esta seria amenaza, urge una propuesta para que los manglares que no fueron declarados intangibles, así como los corredores de bosques secos asociados a este ecosistema, tengan categoría de conservación prioritaria.

Fuente:

El Comercio - Perú

14 de febrero de 2008

Hombre y Pensamiento (IV)

Las lenguas evolucionan a "saltos"


Proponen que las lenguas evolucionan mediante cambios bruscos en lugar de hacerlo pausadamente. Esto desafía la teoría establecida que dice que los cambios se producen poco a poco, y que es mantenida por muchos lingüistas y similar en este caso a la evolución biológica.

Foto

Mark Pagel y sus colaboradores de la Universidad de Reading han utilizado un herramienta estadística usada normalmente en Biología para analizar tres grandes grupos lingüísticos del mundo: indoeuropeo, austranesio y bantú.

Mediante la comparación entre las 200 palabras comunes más usadas en cada grupo fueron capaces de identificar la divergencia de cada lengua dentro de cada grupo. Asumieron que cada una de esas palabras de cada lengua era la misma en la lengua original dentro de cada grupo. A partir de estos datos construyeron un árbol filogenético, que es algo así como un “árbol genealógico”, que mostraba la divergencias de la “lengua madre” original en cientos de “lenguas hijas”.

Si las lenguas cambiaran a un ritmo constante la longitud de cualquier rama de dicho árbol hasta la base de la cual surge sería siempre la misma. Pero en lugar de eso los investigadores encontraron que las lenguas que son muy diferentes de la raíz común tienen ramas largas. Esto sugiere, según el autor, que cada vez que una lengua se separa se producen cambios bruscos en la nueva lengua y ésta evoluciona separadamente de manera rápida.

Según él entre un 10% y un 30% del vocabulario de una lengua cambia como resultado de estos estallidos cuando la lengua se escinde de otra.

Pagel hizo un análisis similar sobre la variación genética de varias especies de plantas encontrando que el 22% del cambio evolutivo se producían en similares periodos de rápido desarrollo de las especies. En este caso, en lugar de palabras se trataba de genes.
Por tanto las palabras evolucionarían lentamente la mayor parte del tiempo y experimentarían un estallido en diversificación cuando dos lenguas se escinden.

Según este investigador puede que las lenguas diverjan súbitamente cuando grupos grandes de población se separan para crear una identidad social única. Sería similar a cuando se dan cambios genéticos bruscos según los genes tratan de adaptarse rápidamente a un nuevo ambiente.
Quentin Atkinson añade que cuando un pequeño grupo es aislado de una población mayor, cualquier particularidad en la manera de hablar es amplificada de la misma manera que pasa en Biología, como cuando los individuos de una pequeña comunidad son capaces de cambiar rápidamente.

Quizás determinados individuos pioneros de un nuevo grupo social tiendan a crear sus propias palabras para así establecer un sentido de afiliación común.

Sin embargo Salikoko Mufwene lingüista en University of Chicago replica que hay un malentendido en la caracterización de esta evolución como abrupta, pues uno no se va por la noche a la cama y por la mañana se levanta hablando otra lengua, sino que los cambios ocurren a lo largo de siglos y esto no es abrupto, sino gradual.

Brian Joseph, de Ohio State University en Columbus dice que este resultado no es nuevo ya que se ha mantenido desde hace algún tiempo que las lenguas pueden experimentar cambios bruscos sobre un fondo de cambio gradual. Además señala que el argumento se puede invertir y que una lengua que evoluciona rápido tenderá a separarse de la lengua original. En este caso el árbol genealógico sería exactamente el mismo y el autor del artículo no ha clarificado la relación causal.

Erez Lieberman, matemático en Harvard University, señala que el trabajo es un ejemplo más de un campo emergente: la aplicación de las matemáticas al lenguaje.

Este trabajo recuerda a la teoría del equilibrio puntuado introducida por Niles Eldredge y Stephen Jay Gould que sugiere que las especies de vez en cuando sufren periodos cortos de cambio evolutivo rápido sobre un fondo de relativa calma.

Obviamente las escalas de tiempo a las que geólogos o biólogos están acostumbrados son muy distintas a las de los lingüistas, pero las matemáticas suelen ser un lenguaje más preciso que la lengua hablada.

Fuentes y referencias:
Languages Evolve in Punctuational Bursts (resumen).
Nota de prensa.
Noticia en Nature.
Las palabras menos usadas evolucionan más.
Polémica sobre la excepción a la gramática universal.
Nueva herramienta ayuda a saber el origen de las lenguas.
Imagen: freedomscientific

Fuente:

NeoFronteras
Hombre y Pensamiento (III)

Dormir: Fundamental para poder aprender

Bebe Durmiendo

El cerebro es algo mucho más maleable de lo que la gente suele pensar, está cambiando todo el tiempo. Una de las áreas que se modifica constantemente es el de las sinapsis, es decir las conexiones entre neuronas, que son alteradas a medida que se reciben estímulos. “Mientras estás despierto la conexión entre neuronas se hace más fuerte y eso es bueno, porque así aprendes” dijo el Dr. Tononi, de la Universidad de Winsconsin.

Sin embargo estas conexiones fuertes son insostenibles a largo plazo, ya que requieren de mayor energía y material, pero existe un límite de cuánto de ambos está disponible. Sinapsis más fuertes son también más grandes, pero el cerebro no puede continuar creciendo y haciéndose más denso. “Si las sinapsis aumentan porque aprendes, llegará un punto en el que no puedas continuar con el proceso” dijo Tononi. Es por esto que se hipotizó que durante el sueño las conexiones sinápticas se hacen más débiles, manteniendo la fuerza relativa entre ellas: las que fueron utilizadas permanecen más fuertes que las que no.

Este proceso de debilitamiento es fundamental al dormir, ya que es lo único que permite que se continúe aprendiendo. Sin embargo su teoría va en contra de otra, que sostiene que los circuitos cerebrales que estaban activos mientras se estaba despierto se reactivan durante el sueño, consolidando el aprendizaje haciendo estas sinapsis más fuertes.

Los científicos de Winsconsin produjeron resultados experimentales en ratas que confirmarían sus hipótesis. Encontraron que en general las sinapsis de las ratas son más fuertes luego de períodos despiertas que de sueño. Midieron la presencia de un neuro-receptor en las sinapsis y determinaron que había un 50% menos en las ratas que habían dormido. El Dr. Tononi dijo que después de dormir “obtenemos un cerebro capaz de aprender, hay una ganancia en términos de energía, espacio, y recursos, y estás listo para aprender nuevamente.

Más Información | New York Times
Más Información | Nature

Tomado de:

GenCiencia
Hombre y Pensamiento (II)

La capacidad de lectura no es innata y ha requerido un reciclaje neuronal.

Retina y cerebro se combinan para procesar el significado de las palabras.


La lectura es una capacidad humana aprendida, no innata, que requiere de un trabajo conjunto de retina y cerebro para la captación de las imágenes y el posterior procesamiento del significado de las palabras. Un libro reciente publicado por el científico francés Stanislas Dehaene, titulado “Les neurones de la lectura”, expone claramente en que consiste el complejo proceso subyacente a esta actividad aparentemente banal. Según Dehaene, el cerebro no se ha adaptado a las exigencias del lenguaje escrito para comprenderlo sino que, más bien, ha sido la escritura la que se ha adaptado a nuestras capacidades cerebrales.

Por Yaiza Martínez.

Aprendizaje de la lectura. Canal Académie.

La lectura no es una capacidad innata en el ser humano sino que requiere de un aprendizaje que necesita tiempo y paciencia. Además es una capacidad que ha precisado de un “reciclaje neuronal” a lo largo de los siglos, y que nuestro cerebro y nuestro sistema visual se adapten para reconocer la escritura.

Esta idea es la que defiende Stanilas Dehaene, un profesor de psicología cognitiva experimental del Collége de France y director del laboratorio UNICOG, considerado el pionero de la investigación de las bases cerebrales de las operaciones matemáticas (es autor del libro La Bosse des Maths). Recientemente, Dehaene ha publicado además una obra titulada Les neurones de la lecture;.

Las investigaciones de Dehaene han incrementado los conocimientos sobre los procesos cerebrales que subyacen al procesamiento de los números y del habla. Utilizando técnicas de exploración por imágenes, ha observado lo que sucede en distintas partes del cerebro mientras soluciona problemas cognitivos complejos.

Estas técnicas demostraron en una investigación anterior que las cifras aproximadas se procesan en una región cerebral distinta a la utilizada para los cálculos de cifras exactas. En La Bosse des Maths, Dehaene demostró además que los niños poseen un conocimiento intuitivo de los números, lo que no ocurre en el caso de la lectura.

El ser humano no está “predestinado” a leer, dice Dehaene comentando su nueva investigación. Y es que la escritura fue creada por los babilonios hace tan sólo 5.400 años y el alfabeto apareció hace 3.800. Es poco tiempo en comparación con la historia de la evolución y la aparición del homo sapiens, hace 30.000 años.

Cómo leemos

El cerebro humano posee un patrimonio genético predefinido y es flexible o elástico sólo en cierta medida, según han demostrado los experimentos de Dehaene con imágenes de resonancia magnética funcional para el registro de la actividad cerebral. El cerebro no ha tenido tiempo suficiente para evolucionar bajo la presión de las exigencias de la escritura, sino que ha sido la escritura la que ha evolucionado en función de las exigencias del cerebro, asegura el autor.

El cerebro trata la escritura y descifra sus mensajes para darles sentido gracias al trabajo conjunto de la retina del ojo y el cerebro. En primer lugar, un área central de la retina, denominada fóvea, recibe la información visual. La fóvea sólo capta un campo visual de 15 grados. Al ser muy estrecha, la del ojo humano tiene un diámetro aproximado de 0,5 milímetros, no somos capaces de reconocer más que entre siete y nueve letras a la vez. Cada porción de imagen es reconocida por un fotorreceptor distinto.

Por otro lado, y a pesar de que no somos conscientes de esto, leemos en sacadas, que son movimientos rápidos del ojo con los que detectamos las partes relevantes de cualquier escena, lo que nos permite construir un mapa mental referente a ella.

En el ojo humano, una razón para la existencia de las sacadas es que sólo la fóvea tiene una alta concentración de células fotorreceptoras sensibles al color, las llamadas conos. El resto de la retina está tapizado básicamente por bastoncillos, que son células fotosensibles monocromáticas, especialmente buenas en la detección del movimiento. Por esto, la fóvea es la parte de la retina encargada de la visión en alta resolución. En cuanto al tamaño de los caracteres de la lectura, señala Dehaene, el cerebro adapta a este tamaño la distancia percibida por el ojo.

Stanilas Dehaene. Canal Académie.

Límite de velocidad y dislexia


La lectura es, en definitiva, una sucesión de comprensiones del texto, que es aprehendido casi palabra por palabra. Por más que mejoremos nuestra capacidad de leer rápido, nunca podremos superar cierto ritmo sin perder información o palabras. Como media, los buenos lectores leen entre 400 y 500 palabras por minuto, pero la fóvea difícilmente permitirá que este límite se exceda, informa Canal Académie.

La imaginería de resonancia magnética funcional del cerebro ha demostrado que en el aprendizaje de la lectura juega un importante papel la región del lóbulo occipito-temporal izquierdo, situado hacia la parte trasera de la cabeza, detrás de la oreja izquierda. Todas las personas estudiadas por Dehaene mostraron una activación en esta misma región cerebral durante la lectura, incluso en el caso de aquellas que leían en árabe o hebreo (idiomas que se leen de derecha a izquierda).

Entre los problemas relacionados con la lectura destaca el de la dislexia, un trastorno que imposibilita para leer correctamente. A la dislexia dedica Dehaene un capítulo entero en Les neurones de la lecture, definiéndola como “una dificultad desproporcionada de aprendizaje de la lectura que no puede explicarse ni por un retraso mental, ni por un déficit señorial ni por un entorno social o familiar favorecido”. La dislexia puede ser originada por una desorganización anatómica del lóbulo temporal y por una alteración de sus conexiones.

Complejidad cerebral

La revista Automates Intelligentes publica que Les neurones de la lecture es una obra que se enmarca en un vasto trabajo de exploración de las bases neuronales de las actividades culturales del espíritu humano llevado a cabo por Stanilsas Dehaene. El libro comprende un gran número de investigaciones de laboratorio consagradas al estudio de la lectura en todas sus formas.

Asimismo, muestra con gran lujo de detalles e ilustraciones la enorme complejidad de los procesos cerebrales subyacentes a una actividad aparentemente sencilla como es leer, procesos que nos permiten darle sentido a las imágenes que recoge la retina.

La obra analiza cómo el cerebro del lector, con una velocidad sorprendente, puede pasar de la identificación visual de las letras (grafemas) a los sonidos asociados a éstas (fonemas) y a su significación. Por otro lado, estudia las similitudes que presentan las diversas formas de escritura –contemporáneas o antiguas- mostrando que éstas poseen funcionalidades neuronales idénticas.

Dehaene escribe en la introducción de su libro que en los últimos 20 años ha nacido una verdadera ciencia de la lectura, situada en la frontera entre la psicología y la medicina. Según él, la neurociencia debe ahora tomar una nueva dirección: la cuestión del inconsciente.

Fuente:

Tendencias 21
Hombre y Pensamiento

La cultura rige también la actividad del cerebro.

Un estudio descubre los efectos neuronales de los valores culturales.

La cultura, así como el nivel de identificación que tengamos con ella, no sólo condiciona nuestros comportamientos, sino que también rige los patrones de la actividad neuronal, según un estudio llevado a cabo en Estados Unidos con individuos de dos grupos culturales diferentes. A través de imágenes de resonancia magnética funcional, la investigación descubrió enormes diferencias entre los patrones neuronales de ambos grupos culturales, así como la gran actividad neuronal que se despliega en las áreas cerebrales relacionadas con la atención, cuando se emiten juicios alejados de nuestra cosmovisión cultural.

Por Yaiza Martínez.

Actividad cerebral de asiáticos y americanos mientras hacían juicios perceptivos absolutos y relativos. Fuente: MIT.

La cultura condiciona la forma en que usamos el cerebro, señala un estudio del McGovern Institute for Brain Research, del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), por un equipo de investigadores de la Stony Brook University de Nueva York, del MIT, y de la Stanford University de California.

A esta conclusión han llegado los científicos a partir de una serie de exploraciones de resonancia magnética funcional (fMRI) -tecnología que permite medir la respuesta hemodinámica (respuesta de regulación dinámica del flujo de sangre) vinculada a la actividad neuronal- de los cerebros de 20 personas, 10 de ellas orientales recién llegados a Estados Unidos, y otras 10 de origen norteamericano, informa el MIT en un comunicado.

Los resultados obtenidos de dichas exploraciones han demostrado por vez primera que la cultura en que crecemos, así como el nivel de identificación que tengamos con ella, influye en los patrones de la actividad cerebral de nuestras neuronas. Los científicos han publicado un artículo al respecto en la revista especializada Psychological Science.

Memoria y percepción condicionadas

En ella explican que investigaciones anteriores sobre el comportamiento, en las que se ha basado el presente estudio, habían demostrado que las personas procedentes de contextos culturales occidentales rinden mejor en tareas en las que se enfatizan las dimensiones independientes (absolutas) en lugar de las dimensiones interdependientes (relativas), y que exactamente a la inversa sucede con las personas que proceden de contextos orientales.

Así, el hecho de que la cultura americana, de valores individualistas, acentúe la independencia de los objetos en relación a sus contextos, mientras que en las sociedades de Extremo Oriente se acentúe lo colectivo y la interdependencia contextual de los objetos, afecta a las percepciones.

Dichas investigaciones anteriores habían demostrado asimismo que estas diferencias culturales pueden influir también en la memoria. En el origen de la presente investigación estaba la pregunta de si estas diferencias culturales podrían condicionar incluso la actividad neuronal del cerebro.

Para descubrirlo, los científicos, liderados por John Gabrieli, del McGovern Institute for Brain del MIT, pidieron a los participantes en la investigación que realizaran rápidos juicios de percepción de una serie de imágenes presentadas, al mismo tiempo que sus cerebros eran escaneados con la fMRI.

Cultura en la actividad cerebral

Según explica la Stony Brooks University, las respuestas de los participantes, simultáneas a la medición de su actividad cerebral, sirvieron para medir su percepción de la independencia o interdependencia de los objetos.

Las imágenes presentadas consistían en diagramas consecutivos en los que había una línea vertical dentro de una caja. A los participantes se les mostró una serie de estos dibujos para que emitieran su juicio de percepción en función de dos reglas: una de ellas les exigía ignorar el contexto y definir la longitud de la línea sin tener en cuenta el tamaño de los cuadrados (juicio absoluto). La otra regla consistía en tener en cuenta el contexto, y comparar las proporciones de las líneas con los cuadrados en los que estaban (juicio relativo).

Los cerebros de todos los participantes fueron sometidos a las mediciones del escáner mientras realizaban estos juicios aplicando los dos tipos de reglas. La intención era descubrir si los patrones de actividad cerebral diferían según una u otra norma de atención.

Las tareas eran lo suficientemente fáciles como para que los dos grupos las llevaran a cabo correctamente, pero sí hubo diferencia en la actividad cerebral medida. Los individuos de ambos grupos mostraron patrones de actividad cerebral distintos en el momento de realizarlas: la activación de determinadas áreas del cerebro era mucho menor cuando los juicios emitidos coincidían con los valores de sus culturas.

Implicación cultural y percepción

Según el artículo aparecido en Psychological Science, “en cada grupo, la activación en las regiones frontal y parietal del cerebro, que se sabe están asociadas al control de la atención, fue mayor durante la emisión de juicios no-preferidos culturalmente que durante la emisión de juicios preferidos culturalmente”.

Los científicos quedaron sorprendidos por la magnitud de la diferencia de los patrones neuronales entre ambos grupos culturales, así como de la enorme actividad neuronal vinculada al sistema de atención del cerebro que se ponía en marcha cuando los participantes emitían juicios alejados de su cosmovisión cultural.

Profundizando más en este fenómeno, los investigadores descubrieron que en aquellos individuos más identificados con su cultura, el efecto neuronal de los juicios que les resultaban “extraños”, se acentuaba aún más que en el resto de individuos de su misma cultura, pero menos implicados en ella.

Utilizando una serie de cuestionarios de preferencias y valores en las relaciones sociales de los participantes, calibraron su grado de identificación con su propia cultura. Así, pudo demostrarse que, en ambos grupos, una identificación más fuerte se correspondía con un patrón más intenso de activación cerebral específico de cada cultura.

De esta manera, explican los investigadores, “el trasfondo cultural individual, así como el grado en que un individuo da crédito a sus valores culturales, modera la activación de las redes del cerebro implicadas, incluso durante la realización de tareas visuales y de atención muy simples”.

Fuente:

Tendencias 21
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