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26 de junio de 2018

Los hombres viven menos que las mujeres en todo el mundo y la ciencia lleva décadas buscando por qué

Las mujeres sufren más estrés, más depresión, más ansiedad. Además, son más proclives a enfermedades crónicas. En muchos países, ganan menos dinero que sus compañeros masculinos; en otros tantos, tienen (muchos) menos derechos civiles y políticos. Y, sin embargo, viven más.

Es así. Las mujeres viven más tiempo que los hombres en todos los países del mundo. En todos, sin excepción. Y, en muchos de ellos, la diferencia es de más de una década. Como decían Austad y Bartke en 2016, “no hay patrón más robusto en la biología humana”. La cuestión es que no sabemos por qué.

Veamos los factores biológicos y culturales de este fenómeno AQUÍ

4 de marzo de 2018

Foro Económico Munndial: 10 hábitos que mejorarán dramáticamente tu vida

Vamos en búsqueda de cosas que creemos que nos harán felices y no nos damos cuenta de que esta actitud nos está llevando a un camino peligroso.

Debemos ser muy cuidadosos en elegir nuestros propósitos, porque nuestros hábitos los hacen. Cultivar los hábitos que se presentan a continuación te llevarán a la dirección correcta. Ellos te ayudarán a dirigirte a una vida significativa y plena por la cual cultivas lo mejor de ti.

1. Mantente alejado de las personas que erosionan tu calidad de vida

Si ver un logo de comida rápida puede hacerte sentir impaciente, piensa cómo puede impactar una persona tóxica en tu vida. Seguramente estas personas serán infelices con tu decisión de alejarte de ellas y te lo dirán con voz fuerte, ¿pero no vale la pena alejarte de los efectos negativos que acumulaste durante años con su influencia? Siempre van a haber personas tóxicas que tienen una forma de meterse debajo de tu piel y quedarse allí. Cada vez que te encuentres a ti mismo pensando en un colega o una persona que te hace hervir la sangre, practica ser agradecido por alguien más en tu vida. Hay muchas personas afuera que merecen tu atención y la última cosa que quieres hacer es pensar en gente que no lo vale.

2. No más teléfono, computadora o tablet en tu cama

La gente no se da cuenta del daño que daño que esto hace a su descanso y productividad. La luz azul de longitud de onda corta juega un papel importante en la determinación de su estado de ánimo, nivel de energía y calidad del sueño. La luz azul de longitud de onda corta juega un papel importante en la determinación de tu estado de ánimo, nivel de energía y calidad del sueño.

En la mañana, la luz de sol contiene grandes concentraciones de esa luz azul. Cuando los ojos se exponen directamente a esta, detiene la producción de la hormona que induce al sueño, la melatonina, y te pone alerta. En la tarde, los rayos de sol pierden luz azul, lo que permite que tu cuerpo produzca melatonina y esto empiece a hacerte sentir somnoliento. En la noche tu cerebro no espera ninguna exposición a la luz azul y es muy sensible a ella. Muchos de nuestros aparatos nocturnos favoritos (laptops, tablets y celulares) emiten luz azul de onda corta brillando en tu cara. Esta exposición perjudica la producción de melatonina e interfiere con tu habilidad para dormir, así como en la calidad de tu sueño. Así como todos experimentamos, las noches con un sueño pobre tiene efectos desastrosos. Lo mejor que puedes hacer es evitar estos dispositivos después de la cena (la televisión está bien para mucha gente, sólo si se sientan lejos de ella).

3. Aprecia el aquí y el ahora

La gratitud es fundamental para la paz y la felicidad, no la riqueza, el glamour, la aventura o los carros rápidos, sino la simple apreciación de lo que tienes. Sólo porque no puedes costear una champaña o comer caviar, no significa que no puedas disfrutar un platillo. Hot-dogs y cerveza en la cubierta trasera con tus amigos puede ser muy bueno. Así que no te vuelvas loco pensandp que necesitas algo que aún no tienes para ser feliz, porque la verdad si no puedes ofrecer lo que tienes ahora, no podrás apreciar la “buena vida” incluso si la tienes.
 
El artículo completo en:
 

5 de febrero de 2018

Qué tan seguido tienes sexo y otras preguntas para saber cuán "normal" es tu vida sexual

La BBC ha examinado los datos para intentar obtener una idea de la amplitud del espectro sexual: desde cuánto queremos tener sexo en realidad a lo que hacemos en verdad por debajo de las sábanas.

No hace falta decir que la tarea viene con advertencias. Las encuestas sobre comportamientos sexuales no son fiables: dado que hablar de sexo todavía puede ser un tabú, puede ser que los participantes no revelen toda la verdad o, al contrario, puede que sientan la necesidad de embellecer sus respuestas con bravuconería.

Las estadísticas no son la verdad absoluta, deberían leerse más bien como una indicación general, dada la evidencia disponible de las vidas sexuales en el siglo XXI.

Orientaciones

Es difícil poner un dato a las orientaciones sexuales: las estimaciones de la magnitud de la homosexualidad varían del 1% al 15% dependiendo a quién se pregunte, cómo se pregunte y si se examina la atracción, el comportamiento o la identidad.

Aun así, algunas encuestas recientes de todo el mundo sugieren que algunas personas carecen por completo de deseo sexual, lo cual no significa que nunca hayan tenido una relación.

 

Al igual que en el caso de otras orientaciones sexuales, la prevalencia exacta de esta carencia de deseo se desconoce (la mayoría apunta a un 1% de personas) pero existe un creciente movimiento de orgullo asexual para personas que carecen de deseo.
Fuente: Psychology and Sexuality

Con quién

Una idea equivocada existente es que la mayor parte del sexo casual se tiene con personas que acabamos de conocer.


En realidad, el sexo llega en muchos tipos de relaciones informales, y la relación de una noche entre dos personas que no se conocen es poco frecuente, como mostró una encuesta en Estados Unidos en 2009.

Aunque esto puede estar ligeramente sesgado en el caso de la gente más joven, adolescentes y veinteañeros, los datos no son tan distintos para aquellos que tienen hasta 60 años.

Frecuencia

Estos datos se basaron en una Encuesta Global sobre Sexo en Estados Unidos, que incluyó más de 50.000 participantes de más de 18 años.



Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

18 de diciembre de 2017

No nacemos creyentes: un estudio concluye que la religión no tiene que ver con el pensamiento intuitivo o racional


Un nuevo estudio de la Universidad de Oxford acaba de descartar que el sentimiento religioso esté relacionado con el pensamiento intuitivo. La conclusión echa por tierra no solo una convención de la psicología. Además descarta que la religiosidad sea algo con lo que nacemos.

Hasta ahora la psicología cognitiva explicaba el desarrollo del sentimiento religioso en el cerebro como un resultado del pensamiento intuitivo. En otras palabras, que las creencias religiosas surgen de manera intuitiva, y que las diferentes religiones canalizan una conclusión a la que las personas llegan de antemano siguiendo un proceso natural. Según esta hipótesis ampliamente aceptada, las personas creyentes son más intuitivas que analíticas.

Un equipo combinado de neurocientíficos, psicólogos y filósofos del Centro de Avances en Ciencias del Comportamiento en las Universidades de Coventry y Oxford ha examinado esa asunción realizando un estudio sobre un grupo de peregrinos del Camino de Santiago.

El estudio comenzaba entrevistando a los vountarios para determinar su grado de creencias religiosas y sobrenaturales. Después se les sometió a una larga batería de pruebas de lógica, matemáticas y probabilidad destinadas a analizar su grado de pensamiento intuitivo. Finalmente, se les sometió a un experimento no invasivo de electroestimulación sobre el gyrus frontal inferior, una zona del cerebro que se suponía estaba asociada a la inhibición de creencias sobrenaturales en personas ateas.

Ni uno solo de los experimentos permitió probar de manera concluyente la relación que se suponía entre sentimiento religioso y pensamiento intuitivo. Según el principal autor del estudio: Miguel Farías:
Qué nos impulsa a creer en dioses? ¿La intuición o la razón, el cerebro o el corazón? Existe un largo debate en torno a esta cuestión, pero nuestras conclusiones desafían la teoría de que las creencias religiosas estén determinadas por un pensamiento intuitivo o analítico. No creemos que las personas nazcan creyentes del mismo modo en que todas acaban aprendiendo de manera inevitable algún tipo de lenguaje.
Si no es intuitivo ni de nacimiento, ¿de dónde provienen los sentimientos religiosos? Farías apunta a factores sociales:
Los datos sociológicos e históricos de los que disponemos muestran que nuestras creencias se basan fundamentalmente en factores sociales y educativos, y no en diferencias cognitivas como la dicotomía entre pensamiento intuitivo o analítico. El sentimiento religioso se basa muy probablemente en la cultura de cada uno, no en algún tipo de intuición primitiva o corazonada.

Fuente:

Gizmodo
 

30 de octubre de 2017

La interesante alianza entre 'big data' y comportamiento social

Analizar el lenguaje en plataformas como las redes sociales supone conocer de primera mano el pulso de la sociedad.



El lenguaje es una de las fuentes más ricas de datos que tiene el ser humano. Es el reflejo del pensamiento y de lo que se quiere decir en cada momento. Por ello, analizarlo en plataformas como las redes sociales supone conocer de primera mano el pulso de la sociedad, qué piensa y cómo se posiciona sobre la actualidad. Una monitorización al uso de las redes puede ofrecer algunas pistas, pero no ahonda lo suficiente porque no estudia en profundidad el lenguaje, qué quiere decir la persona con esas palabras. 

Para realizar este análisis, uno de los métodos más precisos e incisivos actualmente es el procesamiento del lenguaje natural. Esta disciplina cuenta con décadas de investigación y ha desarrollado sistemas que analizan de manera precisa el contenido de un texto, pudiendo extraer el sentimiento o la opinión que se deriva del mismo, lo que llamamos análisis semántico.

A través de un procedimiento de extracción de significado pueden apreciarse las opiniones de los usuarios, si son positivas o negativas; las emociones con respecto a lo que cuentan; la intención del mensaje, si se trata de una queja o sugerencia, por ejemplo; e incluso el grado de concienciación midiendo la implicación de un usuario sobre un problema social derivado de sus manifestaciones sobre el mismo. El sistema del análisis de sentimientos detecta además temas o palabras representativas, clasifica por categoría y establece una serie de variables demográficas.

La característica de esta técnica que le confiere la categoría de tercera generación de este tipo de aplicaciones de monitorización es la introducción del análisis semántico. Este estudio semántico permite profundizar en los textos distinguiendo entre factores lingüísticos como la ironía, las metáforas o el mismo contexto de la conversación.

Además, la información recopilada en las monitorizaciones basadas en el análisis de sentimientos difiere en gran medida sobre la recogida en encuestas o estudios de mercados. Todos los datos recogidos sirven para conocer el comportamiento, las opiniones, el sentimiento de los usuarios sobre ciertos productos o temas sobre los que se lleve a cabo este exhaustivo análisis de una manera instantánea y espontánea. Los usuarios vierten en sus redes opiniones y reacciones más ajustadas a la realidad porque cuentan con una libertad que no la dan las encuestas, dónde la persona puede maquillar sus opiniones por distintos motivos.

El artículo completo en: El País (España)

16 de agosto de 2017

Las humanidades son el futuro de la economía digital y la tecnología

A los estudiantes universitarios de Humanidades se les plantea siempre la misma pregunta. La escuchan tan a menudo –y en boca de tanta gente– que sus títulos deberían llevarla impresa. Esa pregunta, que plantean amigos, asesores y familiares, es: "¿Qué piensas hacer con tu licenciatura?". Sin embargo, bien podría ser esta otra: "¿Para qué sirven las letras?".


Según tres nuevos libros, la respuesta es: "Para bastantes cosas". Desde Silicon Valley hasta el Pentágono, la gente empieza a darse cuenta de que para abordar con eficacia los mayores desafíos de la sociedad y la tecnología necesitamos pensar de manera crítica en su contexto e implicaciones humanas, algo para lo que precisamente están bien preparados los titulados "de letras". Puede llamarlo, en alusión a la película dirigida por Jeff Kanew, la venganza de los empollones del cine, la historia y la filosofía.

En The Fuzzy and the Techie, el inversor de capital riesgo Scott Hartley apunta a la "falsa dicotomía" entre las humanidades y las ciencias. Algunos líderes industriales proclaman a los cuatro vientos que estudiar cualquier cosa que no pertenezca a uno de los campos CTIM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) supone un error si se quiere conseguir un puesto de trabajo dentro de la economía digital. Para muestra, una de las sentencias emitidas por el cofundador de Sun Microsystems, Vinod Khosla: "Tan solo una parte muy pequeña de lo que se enseña en el área de Humanidades hoy es relevante para el futuro".

Hartley cree que esta mentalidad "solo CTIM" se equivoca por completo. El principal problema es que anima a los alumnos a que sustituyan la visión vocacional de su educación por pensar solo en términos de los trabajos para los que se preparan. Pero las barreras de entrada para los puestos técnicos se están reduciendo también. Muchas tareas que antes requerían una formación especializada se pueden realizar ya con una serie de herramientas sencillas e internet. Por ejemplo, un programador novato puede lograr que un proyecto arranque a partir de paquetes de código de GitHub y ayuda de Stack Overflow.

Si queremos preparar al alumnado para resolver problemas humanos a gran escala, sostiene Hartley, hemos de animarles a ampliar, y no a limitar, su educación e interés. Hartley enumera una larga lista de líderes tecnológicos que tienen licenciaturas de letras. Para mencionar a tan solo unos pocos: Stewart Butterfield de Slack, Filosofía; Jack Ma de Alibaba, Filología inglesa; Susan Wojcicki de YouTube, Historia y Literatura; Brian Chesky de Airbnb, Bellas Artes. Por supuesto, explica Hartley, necesitamos expertos técnicos, pero también personas que entiendan los por qués y cómos del comportamiento humano.

Lo que importa ahora no son las capacidades que tenga una persona, sino cómo piense esa persona. ¿Puede plantear las preguntas correctas? ¿Sabe cuál es el problema que se intenta resolver? Hartley aboga por una verdadera educación de "artes liberales", una que incluya tanto ciencias "duras" como materias más "blandas". Una experiencia educativa bien equilibrada, afirma, abre a las personas nuevas oportunidades y les ayuda a desarrollar productos que respondan a necesidades humanas reales.

El contexto humano también es el enfoque de Cents and Sensibility, escrito por el profesor de humanidades de la Universidad Northwestern (EEUU) Gary Saul Morson y el profesor de economía Morton Schapiro, del mismo centro. Los autores sostienen que cuando un modelo económico se queda corto se debe a la falta de entendimiento humano. La economía tiende a ignorar tres cosas: el efecto de la cultura sobre la toma de decisiones, la utilidad de la historia para explicar las acciones de la gente y las consideraciones éticas. Las personas no existen en un vacío. Tratarlas así es tanto reduccionista como potencialmente perjudicial.

Buscar lo humano, buscar el detalle

La solución de Morson y Schapiro es la literatura. Sugieren que los economistas podrían mejorar su conocimiento sobre lo humano a partir de la lectura de las obras de grandes novelistas, quienes tienen una visión sobre las personas más profunda que muchos científicos sociales. Mientras los economistas tienden a tratar a las personas como abstracciones, los novelistas profundizan en los detalles. Para ilustrar este argumento, Morson y Schapiro preguntan: ¿cuándo ha logrado un modelo o caso de estudio científico describir a una persona de manera igual de viva que describió Tolstói a Anna Karénina?

Las novelas también nos pueden ayudar a desarrollar nuestra empatía. Las historias, después de todo, nos meten en las vidas de los personajes, obligándonos a ver el mundo como lo hacen otras personas. (Morson y Schapiro añaden que aunque muchos campos de estudio forman para empatizar, solo la literatura ofrece la oportunidad de practicarlo).

Sensemaking: The Power of Humanities in the Age of the Algorithm, escrito por el consultor de estrategia Christian Madsbjerg, recoge el planteamiento de Morson y Schapiro y lo lleva de vuelta a Hartley. Madsbjerg argumenta que a menos que las empresas se tomen la molestia de entender a los seres humanos que se esconden detrás de sus conjuntos de datos, se arriesgan a perder por completo el mercado en los que operan. Defiende que el conocimiento cultural profundo que necesitan los negocios no surge de investigaciones de mercado impulsadas por datos, sino del estudio empujado por humanos de textos, idiomas y personas.

Madsbjerg cita al vehículo Lincoln, la marca de gama alta de Ford y que hace tan solo unos años ocupaba una posición tan rezagada frente a BMW y Mercedes que la empresa casi detiene su producción. Los ejecutivos de Ford sabían que volverla competitiva de nuevo significaría vender más coches fuera de Estados Unidos, sobre todo en China, el próximo gran mercado de lujo. Así que empezaron a estudiar cómo experimentan, no solo conducen, los coches clientes de todo el mundo. Durante el transcurso de un año, representantes de Lincoln se dedicaron a hablar con clientes sobre su vida diaria y lo que significaba "lujo" para ellos. Gracias a ello, la compañía descubrió que en muchos países el transporte no representa la máxima prioridad de los conductores. Los coches son vistos más como espacios sociales y lugares donde recibir a los clientes. Aunque estaban bien diseñados, los Lincoln tenían que replantearse su función para responder al contexto y necesidades humanas de los clientes. Los esfuerzos de diseño posteriores dieron sus resultados: las ventas en China se triplicaron en 2016.

Donde convergen estos tres libros es en la idea de que escoger un campo de estudio es menos importante que encontrar formas de expandir nuestro pensamiento.  Es una idea de la que también se hacen eco otras publicaciones: A Practical Education, del profesor de negocios Randall Stross, y You Can Do Anything, del periodista George Anders. Los seres humanos pueden importarles a los alumnos CTIM del mismo modo que los alumnos de literatura (incluido quien escribe, que empezó la universidad para estudiar informática) pueden investigar de manera científica. Debemos evitar que el postureo interdisciplinar nos haga aferrarnos a lo que mejor conocemos. Para un martillo, todo son clavos. Porque, ¿en qué gran desventaja nos colocaríamos a nosotros mismos –y al mundo entero– si obligáramos a nuestras mentes a plantear todos los problemas de la misma manera?

Fuente:

Harvard Business Review

11 de diciembre de 2016

Esta infografía divide el mundo según los idiomas más hablados

En el mundo hay actualmente unos 7.000 millones de personas que utilizan 7.102 lenguas para comunicarse. Imposible hacerse una idea y visualizar cifras de tal magnitud. Acotemos un poco. De todos esos idiomas, 23 son los más hablados del mundo. Concretamente, al menos 50 millones de personas utilizan cada uno de ellos como lengua materna y, entre todos, alcanzan a 4.000 millones de personas. ¿Y si a estos datos les diéramos color y forma para visualizarlos? El resultado luce así. 


A world of languages es el nombre de la infografía creada por Alberto Lucas López, Director Gráfico en el South China Morning Post. En el gráfico, cada lenguaje puede verse acotado por líneas divisorias negras dentro de las cuales se indica el número (en millones) de las personas que utilizan ese idioma como lengua materna en cada país. Además, cada país recibe el color de la región en la que se encuentra, lo que permite apreciar cómo cada idioma ha penetrado en las diferentes partes del mundo.

Para realizar esta infografía, se ha utilizado como base muestral a 6.300 millones de personas. Además de la representación visual, se extraen otros datos como el número total de países en los que se habla cada idioma (31 en el caso del español) o cuáles son los lenguajes más estudiados del mundo: inglés (1.500 millones de estudiantes), francés (82), chino (30) y español (14,5).

Tomado de Traveler

23 de noviembre de 2016

¿Qué nos hace realmente felices en la vida?: nos responde una investigación de Harvard

Robert Waldinger es el cuarto director del estudio sobre desarrollo adulto de Harvard que comenzó hace más de siete décadas, "el estudio más prolongado sobre la felicidad".

¿Qué nos hace realmente felices en la vida? Durante 76 años una investigación de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) ha buscado la respuesta. El Estudio sobre Desarrollo Adulto* comenzó en 1938 con 700 hombres jóvenes, algunos de la prestigiosa universidad, otros de barrios pobres de Boston.

Y acompañó a lo largo de su vida a esos individuos, monitoreando su estado mental, físico y emocional. La investigación continúa ahora con más de mil hombres y mujeres, hijos de los participantes originales. El actual director del estudio, el cuarto desde su inicio, es el psiquiatra estadounidense Robert Waldinger, quien también es maestro zen.


La charla TED que Waldinger dio sobre el proyecto, "Qué es una buena vida: lecciones del estudio más prolongado sobre la felicidad", se volvió sensación en internet y ya fue descargada más de 11 millones de veces.

"Hay muchas conclusiones de este estudio", dijo Waldinger a BBC Mundo. "Pero la fundamental, que vemos una y otra vez, es que lo importante para mantenernos felices y saludables a lo largo de la vida, es la calidad de nuestras relaciones".

Conectados

"Lo que encontramos es que en el caso de las personas más satisfechas en sus relaciones, más conectadas a otros, su cuerpo y su cerebro se mantienen saludables por más tiempo", señaló el académico estadounidense.

"Una relación de buena calidad significa una relación en la que te sientes seguro, en la que puedes ser tú mismo. Claro que ninguna relación es ideal, pero esas son cualidades que hacen que la gente florezca".

En el otro extremo, está la experiencia de soledad, un sentimiento subjetivo de estar menos conectados de lo que nos gustaría. "¿Estoy haciendo cosas que tienen un significado para mí? ¿Estoy haciendo cosas que me hacen sentir que importo en el mundo? Éstas son las preguntas que nos planteamos cuando hablamos de felicidad", señaló Waldinger.


El artículo completo en:

BBC 

El video original en: TED
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