Los científicos han indagado durante años en las razones de esta evolución de las relaciones de pareja para encontrarle un sentido evolutivo. Así, en 2012, por ejemplo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de British Columbia (UBC) de Canadá sugirió que el matrimonio monógamo se generalizó porque entraña diversas ventajas evolutivas, como el hecho de favorecer una atención esmerada de los hijos.
En cuanto a las raíces evolutivas de la monogamia, se ha teorizado que su desarrollo en mamíferos podría haber respondido a la necesidad de preservar a hembras solitarias de machos rivales o al riesgo de infanticidio: que surgiera por la necesidad de que los machos protegiesen a sus crías de otros machos rivales.
El infanticidio como primera causa
Una reciente investigación, llevada a cabo por especialistas de las Universidades de Manchester, Oxford y Auckland y del University College London (UCL) respalda esta última hipótesis sobre el origen de la monogamia.
Según los autores del estudio, la causa de esta práctica radicaría en el peligro de que la descendencia fuese asesinada por machos no emparentados con ella, publica el UCL en un comunicado difundido por AlphaGalileo.
Por otra parte, en la investigación también se ha descubierto que, a partir de la emergencia de la monogamia, los machos se volvieron más propensos a cuidar a su descendencia; a protegerla de otros machos, y a compartir la carga de la crianza.
Esta es el primer estudio que demuestra una vía evolutiva semejante para la emergencia de la vida en pareja. El antropólogo del UCL, Kit Opie, director de la investigación, publicada por PNAS, explica que ésta supone “la primera prueba sistemática de las teorías de la evolución sobre la monogamia; y la primera vez que se demuestra de manera concluyente que el infanticidio fue lo que condujo a esta práctica. (Estos hallazgos) nos acercan al final de un debate sobre el origen de la monogamia en primates”.
Cuando son completamente dependientes de sus madres, las crías se encuentran en una situación de vulnerabilidad máxima, porque las hembras retrasan una nueva concepción durante la lactancia y el crecimiento de su descendencia. Este hecho convierte a los machos no emparentados con las crías en un peligro para ellas, porque matarlas favorece una nueva concepción
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