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24 de marzo de 2017

Qué es "El Niño costero" y por qué puede ser el indicador de un fenómeno meteorológico a escala planetaria

No se había visto un desastre así desde 1998.

Las fuertes lluvias que se registran en Perú desde fines de enero han dejado al menos 75 muertos, más de 700.000 afectados y han causado importantes daños en viviendas y carreteras, principalmente en tres regiones del norte del país: Tumbes, Piura y Lambayeque.

Los efectos de las precipitaciones también se han dejado sentir en La Libertad, Cajamarca, Ica y Lima.

Solo en la región Piura hay más de 15.000 damnificados, que han sufrido los desbordes de los ríos y el colapso de los sistemas de alcantarillas.


Mientras, en la costa de Ecuador, los aguaceros han causado la muerte de 14 personas y causado daños a miles de viviendas, principalmente en las provincias de Chimborazo, Guayas, Los Ríos y Manabí.

Esta situación, que no se veía en las zonas afectadas en cerca de dos décadas, se debe a un fenómeno que, por sus consecuencias es parecido al fenómeno de El Niño, pero en este caso se ubica solo frente a las costas de Perú y Ecuador.

Los científicos peruanos lo han bautizado como "ElNiño costero" y expertos de todo el mundo lo están observando por si se trata de una señal de que se acerca un Niño de escala planetaria.
  
Calentamiento focalizado

Durante un fenómeno de El Niño, aumenta la temperatura del agua en toda la franja ecuatorial del océano Pacífico, hasta la costa norte de Estados Unidos, y los efectos se sienten en todo el mundo: lluvias monzónicas débiles en India, inviernos más fríos en Europa, tifones en Asia y sequías en Indonesia y Australia, entre otras calamidades.

Pero cuando el calentamiento ocurre solo en la zona costera de Perú y Ecuador, las anomalías (lluvias torrenciales) se restringen a estos territorios. Los expertos peruanos llaman "El Niño costero" al fenómeno, según el Comité Multisectorial para el estudio del Fenómeno de El Niño en ese país (Enfen). 

El hecho de que el aumento de la temperatura del agua ocurra solo frente ambos países, se relaciona con las corrientes de viento que circulan por esta zona.

A fines de 2016, unos vientos del norte, provenientes de Centroamérica, favorecieron el desplazamiento de aguas cálidas hacia el sur, dice el Enfen.

En su recorrido hacia la costa ecuatoriana y peruana, esta masa hídrica no encontró ninguna barrera, explicó a BBC Mundo el meteorólogo Nelson Quispe, director de área de Pronóstico del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología de Perú (Senamhi). 

Los vientos costeros que iban en dirección opuesta -de sur a norte- "se debilitaron" durante los primeros días de diciembre de 2016 y permitieron el ingreso de las aguas cálidas de Centroamérica.

"Normalmente el viento que va de sur a norte ayuda a llevar la corriente marina de Humboldt, que es fría. Pero como el viento se había debilitado, la corriente también fue más débil", agregó Quispe.

El calentamiento anómalo del mar en la costa costera empezó a mediados de enero y ha causado que el agua alcance temperaturas pico de 29 ºC en Perú, y de 28 ºC en Ecuador

El artículo completo en:

BBC 

9 de junio de 2016

El mal tiempo salvó a Europa del dominio mongol


A veces los grandes sucesos históricos, las casualidades, las chiripas, puedes explicarse por hechos diminutos, casi insignificantes (aunque en ocasiones pequemos de reduccionistas). Como el pistoletazo que Gavrilo Princip le descerrajó al archiduque Francisco Fernando de Austria, que fue el detonante de la Primera Guerra Mundial. Aquí tenéis una bonita colección de estos detonantes diminutos.

A todos estos debe sumarse a hora el mal tiempo como factor que salvaguardó a Europa del dominio de los mongoles en el siglo XIII, tal y como analiza un reciente estudio publicado en la revista Nature

Ulf Büntgen, del Instituto de Investigación Federal Suizo, y Nicola Di Cosmo, del Instituto de Estudios Avanzados de los Estados Unidos, son los autores del mencionado estudio, que analiza anillos de árboles en Hungría y registros históricos. La conclusión es que el clima resultó decisivo para impedir el movimiento de un ejército que viajaba a caballo.

El mal tiempo dio lugar a inundaciones, en especial en las tierras llanas y bajas de Hungria. La inundación impidió que la hierba prosperase aquella primavera y dejo a los caballos con poco que comer. También habría significado mucho de barro, haciendo los viajes muy difíciles.

Vía | EuropaPress

Tomado de:

Xakata Ciencia

8 de junio de 2016

El dron que 'siembra' nubes para provocar lluvia




Un avión no tripulado ha probado por primera vez con éxito la conocida como 'siembra' de nubes, con la que los científicos pretenden provocar lluvia en épocas de sequía. El vuelo experimental, de Desert Research Institute (DRI) se ha llevado a cabo en Nevada (Estados Unidos). 

Este dron, conocido como Savant, alcanzó una altitud de más de 120 metros y voló durante aproximadamente 18 minutos. "Es un gran logro", ha apuntado el científico principal del proyecto, Adam Watts, experto en aplicaciones ecológicas y de recursos naturales. 

Este proyecto, primero en su tipo, está ayudando al Estado de Nevada abordar los impactos continuos de sequía y a explorar soluciones innovadoras para luchar contra la ausencia de recursos, tales como aumentar el abastecimiento de agua regionales. 

El equipo de investigación lleva más de 30 años de investigación y experiencia en la modificación del clima con experiencia probada en operaciones de fabricación aeroespacial y de vuelo de aviones no tripulados, según apunta el DRI en su página web.

"Hemos alcanzado otro hito importante en nuestro esfuerzo por reducir los riesgos y los costes en la industria de la siembra de nubes y ayudar a mitigar los desastres naturales causados por la sequía, el granizo y la niebla extrema", ha señalado el CEO de la asociación de aviones no tripulados de América, Mike Richards. 

"Con una envergadura de 3 metros de ancho y unos 24 kilos de peso, Savant es el vehículo perfecto para llevar a cabo este tipo de operaciones, debido a su perfil de vuelo superior, el tiempo que permanece en el aire y su resistencia al viento y a otras condiciones climáticas adversas", ha apuntado Richards.

Fuente:

El Mundo Ciencia

18 de mayo de 2015

¿Por qué están tan seguros los científicos de que viene El Niño?

El fenómeno de El Niño, que puede provocar sequías e inundaciones, ya está en camino en el Océano Pacífico.
Eso dicen los científicos. Pero el año pasado anunciaron lo mismo, en algún momento llegaron a darle un 70% de probabilidades, y no se produjo.
En la Oficina Meteorológica de Australia advierten este año de un fenómeno "sustancial". En Japón fueron los primeros en reportarlo y, desde marzo, científicos estadounidenses ya están hablando de la llegada del El Niño.
¿Cómo pueden estar tan seguros? En realidad no lo están.
Las predicciones las hacen a partir de un sistema de boyas marinas equipadas con sensores para medir temperaturas, corrientes y vientos.
Así tratan de detectar un fenómeno que surge de las variaciones en la temperatura del Océano Pacífico.
Esos datos se suman con otros recogidos por satélites y estaciones de observación meteorológica, y se cruzan con complejos modelos computarizados diseñados precisamente para predecir El Niño.
Sin embargo, esos modelos todavía no son capaces de predecir su intensidad y duración, o las áreas que van a ser afectadas. Y como vimos el año pasado, tampoco predice si realmente se va a materializar.
Eso sí, una vez ha empezado, los modelos pueden predecir cómo se va a desarrollar en los siguientes seis a nueve meses, con una razonable precisión.
El Niño consiste en un calentamiento de las corrientes oceánicas como parte de un complejo ciclo que vincula la atmósfera y el océano.
El fenómeno altera los patrones climáticos en todo el mundo y puede hacer desde que el invierno del suroeste de Estados Unidos sea más húmedo hasta provocar sequías en el norte de Australia.
El artículo completo en:

Animación: ¿cCómo se forma el fenómeno del El Niño?


Expertos de Australia, Estados Unidos, Japón y otros países dan por cierta la llegada de El Niño, aunque todavía no está confirmada.
Este fenómeno climatológico surge de las variaciones en la temperatura del Océano Pacífico.
Pero sigue siendo difícil para la comunidad científica predecir exactamente cuándo va a empezar.
La última vez que se formó El Niño fue hace cinco años.
Entonces generó una pobre temporada de lluvias monzónicas en el sureste asiático, sequías en el sur de Australia, Ecuador y Filipinas, tormentas de nieve en Estados Unidos, olas de calor en Brasil e inundaciones en México.
Se esperaba que volviera El Niño el año pasado, pero no llegó a materializarse.
Fuente:
BBC

1 de diciembre de 2014

COP20: El tiempo se agota

Reducir emisiones a cero para 2100. Es el objetivo marcado por la ONU tras escuchar a 830 científicos. Mañana arranca la cumbre del clima de Lima.


Una planta de carbón en el distrito de Datong Shanxi. Julio-agosto de 2013 fue el periodo más caluroso en la zona central y oriental de China desde 1951. / Foto: J. Lee (Reuters)

El cielo de Pekín puede ser azul. Eso es lo que acaban de descubrir los habitantes de la capital china. Y todo gracias al decidido plan que emprendieron las autoridades locales a principios de noviembre para recibir en el mejor de los ambientes posibles a Putin, Obama, Bachelet y demás líderes de la cumbre Asia Pacífico (APEC, según rezan sus siglas en inglés). Se restringió el tráfico de coches privados, el 70 % de los vehículos públicos dejaron de circular, se frenaron las obras, se paró la producción de las fábricas más contaminantes que rodean la ciudad. ¿Resultado? Desaparición de esa niebla eterna que flota sobre las cabezas de los pekineses y aparición de un cielo límpido que ya ha recibido un nombre: APEC blue.


Se fueron los líderes, el foro de cooperación económico se cerró con un acuerdo entre Estados Unidos y Chinacalificado de histórico, por unos; de escaso, por otros, al no ser vinculante— para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y volvió la polución, sí. Pero los pekineses ya no son los mismos de antes: han descubierto que conseguir un cielo azul es solo cuestión de voluntad. Cuestión de adoptar medidas firmes. De no quedarse en gestos para la galería.

Algo similar le está pasando al planeta. Que necesita de medidas firmes, rápidas, ya se ha parcheado suficiente, el tiempo se agota. Lo ha dejado bien claro la ONU, que se expresó a principios de mes por boca del IPCC, Panel Intergubernamental Para el Cambio Climático, formado por 830 científicos de la comunidad internacional. Hay que recortar emisiones de gases efecto invernadero entre un 40 % y un 70 % para el año 2050. Para finales de siglo, las emisiones deberán ser cero. Si no, los efectos serán graves —y aquí los científicos analizan toda una panoplia de escenarios posibles— para el medioambiente, la seguridad alimentaria y la pobreza.

“Todavía hay tiempo, aunque muy poco tiempo”. Así se expresó en la presentación del informe en Copenhague, el pasado 2 de noviembre, Rajendra Pachauri, presidente del IPCC. “Estamos a tiempo si nos metemos en una senda de mitigación de emisiones”, añade José Manuel Moreno,  vicepresidente del Grupo II del IPCC, encargado de evaluar impactos, adaptación y vulnerabilidad. Moreno, catedrático de Ecología de la Universidad de Castilla-La Mancha, es uno de los 13 científicos españoles que forman parte de este organismo auspiciado por la ONU.

Estamos a tiempo, dicen los expertos, y el cronómetro echará a correr mañana mismo, cuando arranque la cumbre climática de Lima, la llamada COP 20, vigésima Conferencia de las Partes organizada por la ONU. De allí podría salir un borrador de cara a la cumbre decisiva, la del año que viene en París, la cita en la que se han depositado todas las esperanzas, de la que deberían salir ambiciosos objetivos de reducción de emisiones, un tratado que sustituya al de Kioto, una cita que debería romper el sabor amargo que dejó el fracaso de Copenhague hace cinco años, que consiga implicar por fin a los principales actores, China y Estados Unidos.

Fuente:

El País (Ciencia)

21 de septiembre de 2014

Calentamiento del mar ajeno a El Niño sí genera impactos negativos

Fenómeno se registró entre mayo y junio de este año, afirma Senamhi





Especialistas en el estudio del clima afirmaron que si bien se ha descartado la presencia de un Fenómeno de El Niño extraordinario, sucesos como el calentamiento del mar, como el que se registró entre mayo y junio pasado sí genera un impacto negativo en la población.


Al respecto, en declaraciones a la Agencia Andina la directora de Climatología del Senamhi, Grinia Ávalos Roldán, citó como ejemplo que de cierta manera dicho calentamiento, que duro entre 8 y 9 semanas, limitó la afloración del mango en el norte del país.

Además, afirmó, el recurso hidrobiológico se profundizó y se trasladó a otros lugares afectando a los pescadores. "Han sido muy elocuentes las imágenes difundidas por varios medios de comunicación sobre el hallazgo de aves muertas a lo largo del litoral porque no encontraban alimento", puntualizó.

La especialista remarcó la importancia del tema de la gestión de  riegos no tiene que centrarse solamente en  eventos ya conocidos como el Fenómeno El Niño, pues el  clima en su mayor variabilidad puede generar escenarios cálidos que produzcan impactos desfavorables en la gente.

"Ante esta situación nuestra necesidad de informar y monitorear se acrecienta y, sin ser alarmistas, debemos decir lo que está pasando", enfatizó.

Por este motivo, la funcionaria anunció que el 30 de octubre próximo en el Cusco, el Senamhi desarrollará el Primer Foro Climático Regional. Agregó que con las autoridades cusqueñas han coordinado mucho y  los pobladores están bien sensibilizados al respecto. "Tenemos muchos proyectos ejecutados en esta parte del territorio nacional", comentó.

El artículo completo en:

8 de junio de 2014

Descubren en el Congo un tesoro natural del tamaño de Inglaterra


Trubera del Congo

La turba es un material oscuro y esponjoso, como muestra la foto.

Es una enorme turbera –un humedal repleto de materia orgánica a medio descomponer– y fue hallada en una zona remota de Congo-Brazaville, en África.

La ciénaga cubre un área del tamaño de Inglaterra y se calcula que contiene miles de millones de toneladas de turba, algo que los científicos consideran un enorme tesoro natural.
Analizar este material orgánico rico en carbono, dicen los investigadores, puede ofrecer información sobre alrededor de 10.000 años de cambio medioambiental en esta región poco estudiada.

"Es notable que haya partes del planeta que aún son territorios inexplorados", dijo Simon Lewis, de la Universidad de Leeds, en Reino Unido, miembro del equipo que descubrió la turbera.

Turbera en el Congo

Los científicos pasaron tres semanas abriéndose camino entre el agua de la ciénaga.

"Muy poca gente se aventura en estos pantanos ya que son lugares en los que es muy difícil moverse y trabajar".

La búsqueda, sin embargo, comenzó desde el cielo: las imágenes satelitales fueron la primera pista de la enorme turbera tropical.

Una expedición, que partió desde el pueblo de Itanga en abril pasado, confirmó su presencia.

Pies mojados

El equipo de exploradores de la Universidad de Leeds, la Sociedad para Conservación de la Naturaleza en Congo y la universidad congoleña Marien Ngouabi, tuvo que hacer frente a cocodrilos enanos, gorilas y elefantes en su camino.

Pero, según cuentan, el mayor desafío fueron los pies empapados.

"Sólo puedes caminar por estas áreas durante un par de meses en el año, justo al final de la temporada seca, así que debes planificarlo bien. Aun así es húmedo todos los días", relató Lewis.

Científicos en la turbera

La capa de turba se extiende 7m hacia abajo.

"Estuvimos dentro del pantano por tres semanas, y el único momento en que teníamos los pies secos era cuando dormíamos en nuestras tiendas de campaña. Para armar las tiendas, teníamos que construir una plataforma porque el suelo está permanentemente empapado".

Los científicos estiman que la ciénaga cubre entre 100.000 y 200.000 kilómetros cuadrados, y la capa de turba llega a ser de 7m de profundidad.

La formación de la turba es parte del proceso por el que la vegetación se transforma en carbón mineral como resultado de la putrefacción y carbonificación en el agua ácida de pantanos, marismas y humedales.

Los investigadores creen que la turbera descubierta contiene miles de millones de toneladas de este material.

"Las turberas se forman porque la materia vegetal que está en el suelo no está descompuesta del todo", explicó Lewis.

"Requiere ciertas condiciones de lentitud para la descomposición, por eso la mayoría de las turberas están en áreas frías".

"Es raro encontrarlas en los cálidos y húmedos trópicos, por eso este es un hallazgo inusual".

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia
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