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21 de septiembre de 2018

¿Por qué Hiroshima y Nagasaki están habitadas y Chernóbil no?

Se calcula que pasarán miles de años, se ha hablado de 20.000, para que la zona de exclusión de Chernóbil vuelva a ser habitable. Aquí los detalles.

Hace 73 años las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki fueron blanco de dos bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos que causaron enorme devastación y destrucción.
En Hiroshima vivían unas 350.000 personas. Se calcula que la bomba que cayó el 6 de agosto de 1945 mató a unas 80.000 personas. Casi 80% de los edificios fueron destruidos o quedaron severamente dañados.

Todavía se disputa cuál fue el número total de muertos en la ciudad, debido a las heridas sufridas en la explosión o a los efectos de la radiación, pero la cifra varía entre 90.000 y 166.000. Hoy habitan en la ciudad 1.174.000 personas.

En Nagasaki, el día de la explosión nuclear, el 9 de agosto, vivían en la ciudad 263.000 personas. En menos de un segundo tras la detonación, el norte de la ciudad quedó destruido y se calcula que entre 39.000 y 80.000 personas murieron. Hoy viven en esa ciudad unas 450.000 personas.

El peor desastre

Ahora adelantémonos en el tiempo 41 años. En la madrugada del 26 de abril de 1986 ocurrió el que ha sido calificado como el peor desastre nuclear de la historia.

Uno de los cuatro reactores de la planta de Chernóbil, en Ucrania, que entonces formaba parte de la Unión Soviética, explotó y causó un incendio que liberó enormes cantidades de partículas radioactivas a la atmósfera.

Como consecuencia directa del accidente murieron 31 personas. Pero aún continúan investigándose los efectos a largo plazo de la radiación, como el cáncer entre generaciones.

Reconstrucción y exclusión

¿Cómo fue posible que Hiroshima y Nagasaki, que sufrieron explosiones nucleares tan devastadoras y enorme pérdida de vidas, son ahora ciudades prósperas y habitadas, mientras Chernóbil es un lugar deshabitado y seguirá así quizás por miles de años?
La página de noticias Gizmodo, especializada en tecnología, es uno de los pocos medios que se ha hecho esta pregunta.

BBC Mundo reproduce las tres razones principales:

- Cantidad de combustible nuclear

La bomba Little Boy (que cayó en Hiroshima) transportaba 63 kilogramos de uranio enriquecido. Fat Man (la bomba de Nagasaki) contenía unos 6,2 kilos de plutonio. El reactor número cuatro de Chernóbil tenía unas 180 toneladas de combustible nuclear del que 2% (3.600 kilos) era uranio puro.

Cuando explotó el reactor se calcula que se liberaron siete toneladas de combustible nuclear. En total el desastre emitió 100 veces más radiación que las bombas que cayeron sobre Nagasaki e Hiroshima.

- Diferencias en la reacción nuclear

En la bomba de Hiroshima, sólo hizo reacción cerca de 0,90 kg de uranio. De igual forma, sólo 0,90 kg del plutonio fue sometido a una fisión nuclear en Nagasaki.

En Chernóbil, sin embargo, unas siete toneladas de combustible nuclear -con enormes cantidades de partículas radioactivas- escaparon a la atmósfera. Cuando se fundió el combustible nuclear, se liberaron isótopos radioactivos que incluían xenón, yodo radioactivo y cesio.

- Ubicación

Las dos bombas de Hiroshima y Nagasaki fueron detonadas en el aire, a cientos de metros sobre la superficie de la Tierra. Como resultado, los depósitos radioactivos se dispersaron por el efecto de la nube creada por la explosión.

En Chernóbil, sin embargo, cuando se fundió el reactor cuatro en la superficie, se produjo una activación de neutrones que provocó que la tierra se volviera radioactiva.

La página Physics Stack Exchange (un sitio de intercambio de conocimientos para investigadores, académicos y estudiantes de física) tiene otra explicación. "Aunque funcionan sobre la base de los mismos principios, la detonación de una bomba atómica y el colapso de una planta nuclear son procesos muy diferentes", explica una entrada.

Una bomba atómica -agrega- está basada en la idea de liberar la mayor energía posible de la reacción de una fisión nuclear en el menor tiempo posible. La idea es crear el mayor daño y devastación posible para anular a las fuerzas enemigas.

Así, los isótopos radioactivos que se crean en una explosión atómica tienen un período de vida relativamente corto. Pero como un reactor nuclear está diseñado para producir energía de un proceso de reacción lento y sostenido, esto resulta en la creación de materiales de desechos nucleares que tienen una vida relativamente larga.

O sea, la radiación inicial de un accidente nuclear puede ser mucho más baja que la de una bomba, pero su tiempo de vida será mucho más largo. Se calcula que pasarán miles de años, se ha hablado de 20.000, para que la zona de exclusión de Chernóbil vuelva a ser habitable.

Tomado de:

El Comercio (Perú)

BBC Mundo

10 de julio de 2012

Los bosques radiactivos de Chernobyl, una bomba dormida



Bosques Chernobyl
Muchos de los árboles que rodean la zona de exclusión de Chernobyl tienen partículas radiactivas.
La contaminación de los bosques de pinos que rodea la zona de exclusión de la planta nuclear de Chernobyl, en Ucrania, es tan alta que un incendio forestal podría provocar una nube de humo radiactivo devastadora.
Al norte de Kiev se pueden ver grupos de ancianas y nietas que se protegen del sofocante sol bajo la sombra de los altos pinos que bordean la carretera.
Es la temporada de los arándanos y ellas los venden en vasos plásticos de cerveza. A simple vista se podrían consumir, pero Sergiy Zibtsev, profesor del Instituto Forestal de la Universidad de Kiev, no lo recomienda: están contaminados con estroncio radioactivo.
Los frutos del bosque tienen la capacidad de absorber y almacenar radionucleidos, muchos de los cuales provienen de los penachos de humo que la explosión de Chernobyl dispersó por la antigua ex Unión Soviética y Europa occidental.
Las mediciones de radiación sólo se realizan en los mercados oficiales. En cuanto a los cientos de puestos de frutas improvisadas, generalmente organizados por mujeres mayores, nunca se comprueban los niveles de radiactividad.
Sin embargo, no todos los frutos del bosque son perjudiciales. En una ración tal vez sólo una cuarta parte estará contaminada. Lo principal es asegurarse de no ponerlos todos los días con los cereales.
Además de las vendedoras de arándanos, la periferia de la zona de exclusión de Chernobyl se nota más ocupada que cuando la visité hace un par de años.

El peligro de un incendio

Los pinos se estropean con facilidad: el viento los tira abajo, se llenan de insectos y la sequía los convierte en la yesca perfecta para comenzar un incendio forestal.
Además, en este caso, los llamados pinos radiactivos, contaminados por Chernobyl, se consideran demasiado peligros y costosos como para borrarlos del mapa.
"Si los pinos ardieran su efecto se podría comparar con el de poner una bomba nuclear en Europa del Este. El viento arrastraría las partículas radiactivas de humo a grandes distancias, no sólo en Ucrania, sino en todo el continente"
Si ardieran su efecto se podría comparar con el de poner una bomba nuclear en Europa del Este. El viento arrastraría las partículas radiactivas de humo a grandes distancias, no sólo en Ucrania, sino en todo el continente.
Para ayudar a confirmar o refutar esta hipótesis, Sergiy visita Chernobyl para recopilar datos sobre un enorme incendio que se propagó sin control y destruyó una vasta zona de pinos silvestres en 1992.
Un colega le está preparando un informe científico sobre las consecuencias del incendio, aún desconocidas. Juntos esperan conseguir fondos para advertir sobre el peligro que representan los bosques de Chernobyl.
Si son capaces de identificar los pinos más vulnerables, el siguiente paso será el de persuadir al gobierno de Ucrania y otros socios para invertir en capacitación y equipo para los bomberos de Chernobyl y, quizás con el tiempo, borrar las partes del bosque que tengan mayor riesgo.

Ser bombero en Chernobyl

Los bomberos de Chernobyl tienen uno de los trabajos menos envidiables del mundo. Pasan todo el día sobre las oxidadas torres de los vehículos de la antigua Unión Soviética que se mueven como cajas de lata y que, a menudo, atraen las descargas eléctricas de las tormentas. Suele ocurrir que las propias torres hayan generado incendios.
Bomberos de Chernobyl
Los bomberos de Chernobyl creen distinguir cuando están luchando contra un incendio radiactivo.
Al detectar un incendio, los bomberos triangulan su posición por radio. Los equipos saltan a bordo de los grandes camiones soviéticos y se dirigen por carreteras agrietadas al origen de las llamas.
Su equipamiento es muy básico. Ellos creen distinguir cuando están luchando contra un incendio radiactivo porque experimentan una sensación de hormigueo y metálica en la piel. Pese a ello, no entienden completamente los graves peligros de la exposición a partículas radiactivas a altas temperaturas.
Su descripción del trabajo todavía pertenece a los ideales heroicos de la Unión Soviética: Hay que detener el fuego sin importar las consecuencias personales.
Sergiy subraya que más incendios forestales como el que en 1992 afectó a Chernobyl serían catastróficos para la imagen de Ucrania, y potencialmente devastadores para las tierras de cultivo en toda Europa.
El peligro aumenta con cada nuevo verano caliente.

Sergiy y sus colegas necesitan apoyo, no sólo para salvar a los bomberos de la exposición a altas dosis de radiación, sino para detener las partículas que el viento lleva a lugares lejanos donde mucha gente piensa que el accidente de Chernobyl ya se puede olvidar.
Fuente:

12 de marzo de 2012

Fukushima un año después, ¿en qué se parece a Chernóbil?


Chernobyl

Más de 60 personas murieron por el accidente nuclear de Chernóbil. En Japón no se registran muertos por radioactividad.

¡El nuevo Chernóbil! ¡El Chernóbil japonés! ¡Chernóbil 25 años después! La comparación estaba ahí, hace un año, esperando, disponible para cualquiera que hablara, escribiera o informara de Fukushima.

Cuando el terremoto del 11 de marzo de 2011 le dio a Japón su primer golpe, seguido luego por otro en forma de tsunami, más de 16.000 personas murieron en las prefecturas de Fukushima, Miyagi e Iwate, 6.000 fueron heridas y unas 3.200 desaparecieron. Pero la catástrofe aún no estaba satisfecha; faltaba la crisis en una central nuclear cuyos sistemas fueron dañados durante ese 11 de marzo.

Desde el 26 de abril de 1986, cuando una prueba rutinaria en el suministro eléctrico culminó con una serie de explosiones del reactor número cuatro de la planta nuclear ucraniana, toda mala noticia vinculada a la energía atómica invocaba el fantasma de Chernóbil.

clic Lea: Limpiando Fukushima con herramientas de jardinería

Pero Fukushima no era un accidente más, era un accidente nivel 7, el mayor nivel en la escala, escala que solo había sido trepada hasta los más alto por la tragedia de Ucrania. El paralelismo estaba servido, pero las diferencias también.

"Las coincidencias terminan en el hecho de que son dos accidentes en centrales nucleares que tuvieron un impacto en el exterior, por lo que obligaron a activar dispositivos de protección para proteger a los ciudadanos", le dice a BBC Mundo Juan Carlos Lentijo, director técnico de Protección Radiológica del Consejo de Seguridad Nuclear español (CSN).

Lentijo, quien visitó Fukushima como líder de la misión del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) a cargo de supervisar las labores de limpieza y rehabilitación, cree que son más las diferencias que las similitudes, comenzando por el origen de ambos accidentes y sus consecuencias.

"En Chernóbil hubo una explosión, o lo que nosotros llamamos una 'excursión de potencia', liberación de energía espontánea que terminó expulsando todo el cóctel de materiales que hay dentro del reactor. En Fukushima, por otra parte, colapsaron los sistemas de refrigeración pero fue una degradación que tomó horas, días. No se producen explosiones nucleares, son liberados materiales volátiles pero no todo lo que contenía el reactor".

clic Vea imágenes de Fukushima y las zonas afectadas por el tsunami un año después

¿Cómo se ven los accidentes?

Para el jefe científico de Greenpeace en Reino Unido, las coincidencias son más de una.

"Las dos regiones todavía tienen una zona de evacuación, ambas poblaciones locales posiblemente tengan que vivir en otra parte por mucho tiempo, los dos accidentes dejaron un legado de desconfianza en las autoridades y causaron una revisión global de las actitudes hacia la energía nuclear", le dijo a BBC Mundo el doctor Doug Parr.

Pero el doctor Parr también encuentra una característica no compartida por Chernóbil y Fukushima: "Ambos accidentes mostraron que la regulación y administración de la energía nuclear son problemáticas, pero creo que la diferencia estaría en la habilidad de los países para lidiar con grandes movimientos de población".

El número de evacuados en Japón no ha sido determinado con exactitud pero se cuentan en decenas de miles. En 1986, en Ucrania, unas 115.000 personas fueron evacuadas de las zonas aledañas al reactor y, después de 1986, unas 220.000 personas de Ucrania, Bielorrusia y la Federación Rusa fueron reubicadas.

Tsunami en Japón

El tsunami que siguió al terremoto grado 9 en la escala de Richter barrió con comunidades en tres prefecturas.

Mientras la zona de evacuación alrededor de Chernóbil fue de 30 kilómetros, la de la planta de Fukushima Daiichi fue de 20 kms. En Japón se estableció una zona de evacuación voluntaria entre los 20 y los 30 km., pero cinco comunidades más allá de la zona de evacuación obligatoria igual tuvieron que dejar sus hogares.

El jefe científico de Greenpeace cree que otra diferencia puede encontrarse en cómo la gente percibe ambos accidentes.

"En el caso de Chernóbil, se puede pensar en un accidente aleatorio, causado por un equipo mal mantenido en una Unión Soviética que se desintegraba. No se puede aplicar la misma percepción a Fukushima, que tuvo lugar en una democracia moderna, desarrollada y tecnológicamente avanzada"

"Pero a pesar de todo esto", continúa Parr, "se falló en evaluar correctamente las advertencias sobre los peligros de terremotos y tsunamis. Esto cuestiona de forma más profunda la seguridad nuclear y demuestra el alto costo que un accidente de esta naturaleza inflige al país afectado".

Consultados por BBC Mundo, expertos del OIEA respondieron que "debido a la complejidad del tema, todavía es muy temprano para trazar una comparación definitiva" entre ambos accidentes, pero señalaron que en términos de radioactividad, Chernóbil emanó 6.618.000 terabecquerels (la cantidad de radioactividad se expresa en becquerels, que corresponden a una transformación nuclear por segundo), mientras que la planta japonesa emitió 370.000.

Como suele ocurrir con las cifras, más cuando son tan desparejas, más aún cuando la unidad de medida es tan desconocida para un público en general, lo importante es preguntarse qué significan estos números.

Lecciones del pasado

El accidente de Chernóbil involucró a un solo reactor de los cuatro con los que contaba la planta; Fukushima debió lidiar con problemas en tres de los seis que tenía, más los inconvenientes en las piscinas de combustible nuclear, pero en plena crisis doce meses atrás, las autoridades japonesas dejaron claro que a diferencia de lo ocurrido en Ucrania, todas las vasijas de sus reactores, encargadas de contener las barras de combustible nuclear, habían permanecido intactas.

Fukushima

Fukushima hoy, doce meses después de la tragedia.

"En Chernóbil, la explosión liberó isótopos de vida media o corta, es decir, que tardan entre pocos minutos y 30 años en desintegrarse, junto con isótopos de vida larga, plutonios y uranios que necesitan miles de años para hacerlo", explica el director técnico de Protección Radiológica del CSN.

Aquí estaría una de las principales diferencias entre un accidente y otro, sin olvidar la extensión del área afectada: 60 kilómetros en el caso japonés, 500 kilómetros en el caso ucraniano (aunque plantas y animales fueron incluso afectados en distancias más lejanas).

Según un informe de las Naciones Unidas, el accidente en Ucrania dejó 64 muertos hasta el último registro en 2008, aunque las discusiones continúan sobre cuántos más van a o morir por haber sido afectados 25 años atrás. Fukushima, por su parte, no ha registrado ningún muerto por exposición o contaminación radioactiva.

Lea el artìculo completo en:

BBC Ciencia

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14 de junio de 2011

¿Central nuclear binacional en lugar de Inambari?

El remedio que proponen sería peor que la enfermedad

Ya en Conocer Ciencia advertimos sobre los peligros, para el medio ambiente y para la sociedad, que implicaría la construcción de centrales hidroeléctricas en la Amazonía peruana. (Brasil ya aprobó la construcción de una gigantesca hidroeléctrica en su territorio amazónico).

Pero lo que popone Rolando Paucar es algo aun mucho peor: construir una central nuclear ¡en medio de la amazonía! Este tipo parce haber perdido la razón, y vamos que algunos medios le dan cobertura... y, diga usted Sr. Paucar ¿dónde hecharemos los residuos radioactivos? y, sobre todo ¿qué sucedería con la Amazonía en caos de un desastre nuclear (al estilo Chernobyl o Fukushima?

No, Sr. Paucar, la salida está en dejar la selva del Amazonas como zona intangible para la JHumanidad y obtener energía de fuentes renovables (viento, olas, Sol).


Diario La República.- Perú y Brasil podrían construir una central nuclear binacional, en lugar de una hidroeléctrica en Inambari, recomendó el presidente del Instituto de Investigación para la Energía y el Desarrollo (IEDES), Rolando Paucar Jauregui.

Aunque el experto reconoció que Inambari generaría 1, 200 megavatios de energía eléctrica, dijo que este proyecto generaría daños al ambiente; así como conflictos sociales en la zona de influencia.

“Por ello esperamos que estos próximos cinco años el gobierno apueste por la energía nuclear de una manera más comprometida. Esta podría ser la oportunidad que estamos esperando quienes creemos que lo nuclear puede dar mucho al Perú”, agregó.

De lo contrario, con la ejecución de la hidroeléctrica se perderían alrededor de 47 mil hectáreas de selva amazónica.
En ese sentido, el físico nuclear pidió al presidente electo Ollanta Humala, que se priorice la seguridad radiológica de todas las instalaciones nucleares y radiactivas del país en estos primeros 100 días.

“Para emprender cualquier proyecto en lo nuclear necesitamos gestionar la compra de combustible nuclear que ya está con presupuesto desde el 2009 y que ahora con una gestión técnica podría ser adquirido y optimizado para la producción de radioisótopos y usos de las radiaciones de las facilidades de irradiación”, expresó el experto.

Según Rolando Paucar si hacemos un balance de las actividades nucleares durante el gobierno aprista, a poco más de un mes de que el Presidente Electo tome posición del cargo, se podría decir que las actividades nucleares en estos cinco años han transcurrido en un ambiente de pasividad por parte del Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN) y desatención por parte del Estado.

Puso como ejemplo el Centro Nuclear de Huarangal que se encuentra en estado de abandono, pese a que es la inversión más grande que ha realizado el Estado en ciencia y tecnología.

Tomado del blog:

Rolando Paucar

Rolando Paucar
Lima, Perú

Físico Nuclear con estudios de Doctorado en Ciencias en la Universidad Autónoma de Barcelona, estudio de Doctorado en Gobierno y Política Pública, Diplomado en Derecho de la Energía y Diplomado en Defensa y Seguridad Hemisférica en el Colegio Intercamericano de Defensa de Washington DC. Consultor de la empresa Microwave Technologies .Inc con sede en Virginia (E.E.U.U.), past presidente de la Sociedad Peruana de Radioprotección. Actualmente es presidente de Instituto de Investigación para la Energía y el Desarrollo -IEDES.

Lea en los archivos de Conocer Ciencia:

Fiebre energética de Brasil inundará selva peruana con megahidroeléctricas

Latinoamérica: "En cuestiones de energía estamos en pañales"

Diez falsas ideas que se usan para defender la energía nuclear

Tras Fukushima el futuro está en las energías renovables

26 de abril de 2011

Chernóbil: Pripiat, la Pompeya de nuestro tiempo


Prípiat, localidad ucraniana situada a apenas cuatro kilómetros de la accidentada central nuclear de Chernóbil, era una ciudad modelo del paraíso comunista soviético hasta que la radiación la convirtió en la Pompeya de nuestro tiempo.

"Atención, atención! Queridos camaradas! Con el fin de garantizar la total seguridad de la gente, en primer lugar de los niños, es necesario evacuar provisionalmente a los habitantes de la ciudad", aseguró Nina Mélnik, locutora de la emisora de Prípiat.

Mélnik pronunció esas palabras el 27 de abril de 1986, un día después de la explosión en el cuarto reactor de la planta atómica que creaba, según sus palabras, "una situación radiactiva desfavorable" para la salud.

"Camaradas, al abandonar provisionalmente sus hogares no olviden, por favor, cerrar la ventana, desconectar aparatos eléctricos y de gas, y cerrar los grifos", dijo.

Pero los más de 50.000 habitantes de Prípiat no sólo nunca regresaron a sus hogares, sino que, en muchos casos, perdieron todas sus pertenencias.

"Por la tarde nos dijeron que nos evacuarían por tres días y resultó que fue para toda la vida", asegura Marina, antigua habitante de Prípiat, que abandonó la ciudad en uno de los miles de autobuses fletados por las autoridades locales con rumbo a Kiev.

En ese momento, en la ciudad vivían varias decenas de mujeres embarazadas, algunas de las cuales abortaron por consejo de los médicos, mientras otras optaron por dar a luz niños, que, en algunos casos, nacieron con malformaciones o murieron al poco tiempo.

Prípiat, que fue fundada en 1970, era un "atomogrado", es decir, una ciudad construida especialmente para albergar a los ingenieros, físicos y técnicos que debían construir una planta atómica, en este caso, la de Chernóbil.

Una ciudad jardín con amplias avenidas, edificios de 16 pisos, salarios privilegiados, estación de tren, puerto fluvial, una población con una edad media de 29 años, nula delincuencia y, por supuesto, muchos árboles.

Entre los ambiciosos planes urbanísticos para la ciudad figuraba la construcción de una torre de televisión, un hotel, dos centros comerciales, pabellones deportivos, cines y un palacio de la cultura.

Hoy, Prípiat, al igual que otras localidades de la zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor de la central, es un lugar apocalíptico más propio del día después de una guerra nuclear.

Los contadores Geiger marcan en las desconchadas casas de Prípiat, especialmente en sus tejados, unos niveles de radiación que superan en varias decenas de veces lo permitido, ya que, en ciertos lugares, el cesio 137 yace hasta 20 centímetros bajo tierra.

Uno de los símbolos de la difunta Prípiat es la oxidada montaña rusa que debía haber sido inaugurada el 1 de mayo, pero que nunca llegó a ser utilizada.

"Mi marido me dijo que había ocurrido una explosión en la planta.

Una vecina y yo nos subimos al tejado y vimos el humo del cuarto reactor. En la ciudad no había pánico, los niños jugaban en la arena y la gente hacía cola en las tiendas", recuerda Tania, otra residente de Prípiat, quien después dio a luz dos niños sanos.

Mientras, el edificio de la escuela de Prípiat más parece una alucinación, ya que en los carcomidos pupitres aún permanecen los cuadernos y lapiceros de los alumnos, al igual que los mapas y los carteles patrióticos.

Cinco policías se ocupan de garantizar el orden en la ciudad fantasma, ya que el acceso no autorizado a la zona está penado con la cárcel, lo que no impide que los ladrones se paseen por Prípiat para llevarse cualquier cosa de utilidad, desde metales, a tuberías, muebles o cristaleras.

También está prohibida la recolección de champiñones, manzanas y frutos silvestres, y la captura de los peces y otros animales que campan libremente por su territorio contaminado.

Paradójicamente, a pesar de la radiación, Prípiat y toda la zona de exclusión se han convertido en una rica reserva natural con un gran número de jabalíes, alces, lobos, zorros, castores, visones, ardillas, hurones, nutrias, martas, comadrejas y cabras salvajes.

Algunos antiguos residentes y turistas viajan a Prípiat imbuidos por la nostalgia y lo que se encuentran es una ciudad invadida por las plantas silvestres, los matojos y los árboles que crecen en medio de los casas.

Es por ello por lo que algunos han llamado a restaurar la ciudad y convertirla en un museo de su tiempo y de la ignominia, debido a la irresponsabilidad del ser humano en el uso del átomo.

Entre los peligros de una visita a Chernóbil figura la posibilidad de derrumbe de alguno de los edificios desvencijados o un desagradable encuentro con las manadas de lobos que acechan por la zona.

Mientras, la central de Chernóbil permanece amenazante, esperando un cuarto de siglo después que alguien retire de una vez por todas el combustible nuclear de sus reactores.

Fuente:

ABC

A 25 años, nada se aprendió de Chernóbil

¿Aprendimos algo de Chenóbil? Según diversas organizaciones ambientales la respuesta es un rotundo NO.


A 25 años, nada se aprendió de Chernóbil

Como lo han demostrado desde hace tiempo las organizaciones ambientalistas, numerosos investigadores e ingenieros de renombre, así como investigadores del ámbito megaWatt, existen alternativas a la energía nuclear aunque algunos Estados se obstinen en defender el mito de su renacimiento, incluso cuando el desarrollo tecnológico alcanzado permite salir de esa industria sin dejar de respetar los compromisos climáticos de aquí a 2050, según la agenda ambiental internacional.

Así lo afirman Michèle Rivasi, diputada europea, fundadora de la Criirad (Comisión de Investigación y de Información Independiente sobre la Radioactividad); Yuri Bandajevsky, profesor de anatomo-patología y rector de la Universidad de Medicina de Gomel (Bielorrusia) y Daniel Cohn-Bendit, presidente del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo a propósito de los 25 años del estallido, por un error humano, del reactor 4 de la planta nuclear de Chernóbil (Ucrania, entonces Unión Soviética) el 26 de abril de 1986. (“Les leçons de Tchernobyl n’ont pas été tirées”, www.lemonde.fr/ 25 abril). Dicen ellos que el futuro energético de Europa y la reducción de los gases de efecto invernadero dependerán de las inversiones que se hagan en la próxima década, optando por tecnologías que nos permitan construir “un futuro durable y responsable”.

Cuando la central de Fukushima sigue arrojando nucleidos radioactivos en la biósfera, recordando la contaminación causada por Chernóbil, los autores llaman a aplicar urgentemente medidas de radioprotección en las zonas afectadas, para no repetir el error de Europa que durante años orientó su ayuda exclusivamente al control de la seguridad en de Chernóbil y su sarcófago”, en lugar de destinar fondos e investigaciones médicxas para para proyectos sanitarios.

Al respecto, los especialistas aseguran que “para la comunidad científica no hay duda alguna sobre la relación entre la catástrofe nuclear de Chernóbil y la inversión de las curvas de nacimiento en las zonas directamente afectadas por la radioactividad”. En particular en Bielorrusia, añaden, donde a 25 años de distancia se asiste a una “hecatombe” demográfica con una tasa de crecimiento de -5.9 por ciento.

Fuente:

Milenio


Es mejor no prolongar la agonía nuclear

Chernóbil sacudió las conciencias hace 25 años, pero la industria nuclear y sus aliados casi habían logrado que nos olvidáramos del desastre. Los cálculos que se acabaron imponiendo oficialmente establecieron que hubo mucho ruido pero sólo unos pocos muertos. Y aquello, además, fue simplemente un estrepitoso error provocado por la decadente burocracia comunista, porque el riesgo de las nucleares es casi cero cuando las gestiona gente competente.

Pero en esa Arcadia feliz ha irrumpido Fukushima, dirigida quizá por incompetentes, pero del subtipo capitalista. Todo el mundo vuelve a hablar de reforzar la seguridad (por lo tanto, hasta ahora el riesgo no era casi cero) y en la conferencia internacional que esta semana se ha celebrado en Kiev se ha instado a reevaluar las consecuencias de Chernóbil sobre la salud porque, repentinamente, ya no cuela que causara unas decenas de muertos un accidente que irradió a centenares de miles de personas.

Tras Fukushima se ha acabado el mito del riesgo casi cero. Es muy bajo, sí, pero la catástrofe humana y económica es tan grande cuando se produce el fallo que hablar de riesgo bajo suena a sarcasmo. Las aseguradoras ya lo sabían y sus primas disuasorias ya habían llevado hace muchos años a las empresas privadas a no invertir en nucleares, un sector que ha quedado en manos de la iniciativa pública en los países que se atreven con el riesgo.

Lo que quieren las empresas privadas es que se alargue la vida de las centrales instaladas, la mayoría amortizadas y, por lo tanto, generadoras de beneficios con muchos ceros. Los gobiernos han sido hasta ahora proclives a sus presiones, pero harían bien en pensar en serio, antes de firmar más prórrogas, cómo se las apañarán si les cae encima un Fukushima. Es mejor no prolongar la agonía nuclear.

Fuente:

Público

La OMS recuerda que el accidente de Chernobil cambió la actitud del mundo frente a la seguridad nuclear

¿Aprendimos algo de Chernóbil? Según la OMS, sí.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recordado que el accidente nuclear de Chernobil, del que el 26 de abril de 2011 se cumplen 25 años, cambió la actitud del mundo frente a la seguridad nuclear y que los estudios realizados sobre la población afectada, además de la investigación, mejoraron el conocimiento que hasta entonces se tenía sobre los efectos de la radiación ionizante en la salud humana.

"Tras el incidente de Chernobil, se revisaron los estándares internacionales de radiación, las estrategias para mejorar la seguridad nuclear, los procedimientos de respuesta a las emergencias y de mitigación de las consecuencias", han destacado.

Las actividades que desarrolla en la actualidad la OMS están vinculadas al Plan de Acción de Naciones Unidas en Chernobil, que define la estrategia de las agencias de Naciones Unidas en este campo, en estrecha colaboración con los tres países más afectados --Ucrania, Bielorrusia y Rusia--- para superar "el negativo legado del accidente de Chernobil en la tercera década de esfuerzos de recuperación".

"La OMS está trabajando para convertir la última información científica sobre las consecuencias del accidente en consejos prácticos sensatos para los habitantes de los territorios afectados", informan.

"Este trabajo --dicen los expertos de la OMS-- es parte del International Chernobyl Research and Information Network (ICRIN) Project, un esfuerzo conjunto de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (UNDP), UNICEF y la OMS".

Fuente:

Europa Press

Chernóbil, próximo destino de 'turismo extremo', ONU apoya la idea


El gobierno de Ucrania tiene previsto ofrecer excursiones regulares a Chernóbil dirigidas, principalmente, a turistas jóvenes y visitantes en búsqueda de "aventuras extremas", según informa en su página web la agencia rusa RIA Novosti.

Para su consecución, el Ministerio de Emergencias ucraniano ha aprobado recientemente un conjunto de normas a seguir dirigidas a los turistas que visiten Chernóbil.

Así, las reglas incluyen rutas específicas para los visitantes que elijan la antigua central nuclear como destino turístico, además de el establecimiento de unas pautas que garanticen la seguridad de los visitantes y ofrezcan la oportunidad de que los turistas conozcan, en detalle, la historia de la tragedia.

Ciertamente, el turismo en el epicentro de la fuga radiactiva no es una idea totalmente nueva, puesto que ya existen touroperadores que ofrecen rutas por los alrededores pero, hasta ahora, contaban con la desaprobación gubernamental.

Sin embargo, el Gobierno ha visto en la próxima celebración de la Eurocopa, que tendrá lugar en 2012 y cuyos anfitriones serán Polonia y Ucrania, una posibilidad de atraer turistas internacionales si el destino ofertado es Chernóbil.

Esta posibilidad "ha atraído la atención del Gobierno", por lo que a partir de ahora podría ser el Ejecutivo ucraniano el encargado de gestionar las visitas a la ciudad que alberga la central nuclear, a la vez que facilitaría los permisos a las agencias de viajes ucranianas para incrementar el número de turistas hacia la región contaminada.

Gracias a ello, los operadores turísticos ucranianos están anticipando un "saludable flujo de turistas" en la ciudad donde se produjo el desastre nuclear hace 25 años, aunque se muestran escépticos sobre si el famoso lugar de la catástrofe tiene los suficientes ingredientes para convertir a la urbe en destino turístico.

Así, las agencias temen que los turistas no tengan la certeza de que la seguridad está garantizada y se plantean si el gobierno efecturará las "enormes" inversiones en infraestructura necesarias para acoger al posible flujo de visitantes.

La ONU apoya la idea

En diciembre del año pasado, el ministro de Emergencias de Ucrania, Viktor Baloga, acompañó a Helen Clark, jefe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en su visita a Chernóbil, donde el responsable ministerial propuso que los viajes regulares a la ciudad podrían iniciarse en enero del presente ejercicio.

Por su parte, Clark apoyó la idea, considerándola como una "excelente oportunidad" para "aumentar la conciencia de la tragedia y la importancia de la seguridad nuclear", apostilló.

Con ello, la funcionaria de la ONU podría haber visto un "potencial económico" en Chernóbil, idea que se sustenta en los datos aportados por la revista Forbes en 2009, medio que posicionó a la ciudad como uno de los destinos turísticos "más exóticos" al recibir la visita de 7.000 personas durante ese año.

No existe consenso entre los expertos

No hay consenso entre los expertos sobre la conveniencia de promover el turismo en una zona contaminada con radiación por el peligro que puede suponer para los visitantes, por lo que "aún está por ver" si el Gobierno podrá organizar viajes al epicentro del desastre nuclear.

Por su parte, los responsables gubernamentales intentan convencer del "atractivo turístico" que puede representar Chernóbil para los turistas internacionales, a pesar de que los efectos de la radiación aún siguen vigentes.

En ese sentido, el portavoz de Estado del Servicio de Turismo y 'Resorts' de Ucrania, Ludwig Medyany, considera que visitar la urbe es un atractivo turístico "que vale la pena" porque "la gente necesita entender qué es un desastre nuclear y cómo podría afectar al Planeta".

Lo cierto es que los expertos temen que la seguridad en la zona no esté garantizada y la contaminación afecte a los turistas, debido a que los efectos radiactivos se "propagan de forma desigual en toda la zona", y el nivel de contaminación varía de un lugar a otro.

Por ello, la radiación "es muy inestable" y se "desplaza alrededor por el viento y la lluvia", por lo que existe un "alto riesgo" de que los turistas que se acerquen a Chernóbil se encuentren en una zona de "alta actividad" radiactiva.

Fuente:

Europa Press

Testimonio: Los últimos de Chernóbil

Ivan Semenyuk y María, su mujer. | Frank Moller


Van Semenyuk está dando de comer a las gallinas cuando la tropa periodística llega a su granja. Es una mañana de abril y, aunque no hace frío, todo parece invierno en este trozo de estepa ucraniana. El cielo es de color aluminio, los árboles están sin hojas y la maleza y el polvo invaden casas y caminos olvidados. Lo único que introduce orden en el caótico abandono es el huerto de patatas que hay junto a la casa del campesino, situada a unos pocos kilómetros de la central de Chernóbil, en la conocida como Zona de Exclusión, de donde fueron desalojadas 170.000 personas hace 25 años.

Semenyuk es uno de los pocos a los que se les permitió volver. Y aquí sigue, a sus 75 años, junto a su mujer, María, dos años más joven, viviendo de su pensión y cuidando un huerto, un cerdo y unas gallinas. Cámaras y reporteros de varios países han llegado desde Kiev para hablar con él y, al verlos llegar, el hombre se acerca con pausa a saludar. Se supone que el bicho raro es él, pero viendo la escena, uno empieza a creer que los raros somos nosotros.

Semenyuk mira con parsimonia y ojos pícaros a los periodistas que nos agitamos para tomarle la foto mientras intentamos que alguien traduzca lo que dice. Y, por fin, Semenyuk habla: «Sí, nací aquí y, después del accidente, en 1988 conseguí que me dejaran volver para acabar mis días. Aquí pienso morir, ¡pero de viejo, no por la radiactividad!».

Una respuesta así no parece propia del escenario del mayor accidente nuclear de la Historia. Pero es que en Chernóbil nada se parece a lo que pensamos desde la distancia. Por ejemplo, la famosa Zona de Exclusión, el territorio de 30 kilómetros alrededor de la central desalojado en 1986, está lleno de gente. Hay otras 180 personas que, como el matrimonio Semenyuk, viven en sus antiguas casas. Llegaron a ser más de 1.000 en los 90, pero eran ancianos y muchos han fallecido ya.

Semeniuk y su esposa, residentes en Chernóbil. | Afp



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El Mundo Ciencia

Chernóbil – Filmaciones perdidas


Esta película muestra las terroríficas imágenes capturadas por el cineasta ruso Vladimir Shevchenko, escenas de aquellos días terribles abril de 1986 en Chernobyl.

En una de sus tomas, logró capturar el momento en que se estrelló un helicóptero MI-8.


Shevchenko más tarde murió a causa de su exposición a la radiación, lastimosamente su nombre no figura entre las víctimas oficiales del accidente.



Fuente: Freakdejavu

9 de abril de 2011

Chernobil contamina todavía los alimentos en Ucrania

  • Hay alta radiactividad en la leche, las setas y las bayas silvestres
  • Un informe de Greenpeace detecta cesio-137 en productos de consumo local
  • Hay zonas lejanas a Chernobil más contaminadas que otras cercanas al reactor
  • Los campesinos saben que el terreno es radiactivo, pero no tienen recursos
Análisis de leche realizado por Greenpeace en el laboratorio de Rokytne. | Robert Knoth/Greenpeace

Análisis de leche realizado por Greenpeace en el laboratorio de Rokytne. | Robert Knoth/Greenpeace

Cuando han pasado 25 años desde el accidente de la central nuclear de Chernobil, ocurrido el 26 de abril de 1986, el efecto de la radiactividad sobre el área circundante está muy lejos de estar superado. La atención se ha fijado en el entorno más inmediato a la planta atómica, donde cientos de miles de personas fueron desalojadas en un radio de 30 kilómetros y donde todavía se mantiene una Zona de Exclusión para restringir la permanencia en ella.

Pero la radiactividad llegó mucho más lejos. Unos 200.000 kilómetros cuadrados de Ucrania, Bielorrusia y Rusia fueron contaminados con altos niveles de radionucleidos, entre ellos cesio-137, un material altamente tóxico cuyo periodo de semidesintegración es de 30 años y cuya permanencia en el medio ambiente llega a los 300 años. Depositado en el suelo, se incorpora a las plantas y animales y luego llega al hombre a través de la cadena alimenticia, convirtiéndose en una fuente de radiación interna. La nube radiactiva afectó también a todos los países de Europa, como muestran los mapas de la ONU.

Un informe radiológico recién elaborado por Greenpeace y disponible por completo en su página web asegura que hay amplias zonas rurales de Ucrania, alejadas cientos de kilómetros de Chernobil, en las que el cesio-137 y otros materiales contaminan el suelo y el agua pasando a plantas y animales y a los alimentos, según explicaba a elmundo.es la científica de Greenpeace responsable del estudio de laboratorio, Iryna Labunska.

Alimentos contaminados en Ucrania

En su inspección, la organización ecologista recogió 117 muestras de comida en decenas de localidades de las regiones ucranianas de Rivnenska Oblast y Zytomyrska Oblast y las sometió a análisis de laboratorio.

Los análisis probaron la presencia de radiactividad en muchas de esas muestras en niveles muy superiores a los permitidos por las autoridades sanitarias.

La contaminación afecta especialmente a ciertos productos como la leche, ya que las vacas pastan en terrenos contaminados por radiación. Otros productos altamente tóxicos son las bayas y las setas silvestres, ya que los arbustos y los hongos absorben de forma muy rápida la radiación depositada en la parte superficial del terreno.

Setas y frutas silvestres son parte importante de la dieta de los campesinos ucranianos, que aprovechan estos recursos del bosque a lo largo de todo el año, pues hay una tradición de guardarlos en conservas. Otras muestras de patatas, remolachas, zanahorias o carne también analizadas mostraron niveles altos de radiactividad.

Greenpeace aclara que su trabajo no pretende ser una evaluación completa, sino sólo de una prospección que sirve para mostrar la gravedad de la situación. Como ejemplo, en un pueblo de la región de Rivnenska Greenpeace ha encontrado cesio-137 en el 93% de las muestras de leche recogidas. Las muestras tienen un nivel de cesio-137 que supera entre 1,2 y 16,3 veces la norma ucraniana para la presencia de ese contaminante en los productos lácteos. En el caso de las setas, una muestra de hongos listos para el consumo analiza en la comarca de Zhytomyrska Oblast arrojó una medición de 288.000 bequerelios por litro, es decir, 115 veces más de los valores permitidos para el consumo.

Olvido de la administración

Greenpeace recuerda que las autoridades no deben hacer caso omiso de la situación, como está ocurriendo ahora. "Después de 25 años, la población que vive a cientos de kilómetros de Chernóbil continúa expuesta a niveles de radiación peligrosos en la comida de origen local. Exigimos al Gobierno ucraniano que continúe realizando controles", afirma Aslihan Tumer, responsable de energía de Greenpeace Internacional.

En realidad, lo que hace que las poblaciones rurales se expongan al riesgo de consumir alimentos contaminados es la falta de recursos de muchos paisanos, pues es de sobra conocido que los terrenos están contaminados.

Muy poco después de la catástrofe se realizaron completos mapas de radiactivad de todo el país que mostraban qué tierras y bosques no eran aptos para producir alimentos. Los terrenos se caracterizaron en cuatro categorías según la gravedad de la contaminación. La nube radiactiva se dispersó durante días a merced de los vientos y las lluvias, de modo que la contaminación se dispersó de forma muy heterogénea. De este modo, hay zonas junto a la central de Chernobil que tienen mucha menos radiación de fondo que otras que están a cientos de kilómetros.

El problema en Ucrania es que, 25 años, después del accidente, muchos campesinos de zonas depauperadas del país hace caso omiso de las recomendaciones y llevan su ganado a pastar a terrenos que saben están contaminados, dice Greenpeace.

En los últimos años, el Gobierno ucraniano ha reducido las ayudas que otorgaba a los campesinos residentes en las zonas afectadas. Tenían derecho a recibir una ayuda mensual para comprar alimentos y no tener que recurrir a sus tierras contaminadas, pero estas ayudas han pasado de ser de 40 euros mensuales a 20 céntimos de euro mensuales, según han denunciado a elmundo.es responsables municipales del concejo de Rokytne, una de las áreas más contaminadas al oeste de Chernobil.

Responsables de los servicios médicos de la misma zona explican que continuamente atienden a ciudadanos con altos niveles de radiación en su cuerpo debido al consumo de alimentos contaminados y que intentan que los niños pasen al menos 100 días fuera de su comarca para intentar que en ese periodo se alimenten con productos sanos y puedan limpiar en parte los radionucleidos de su cuerpo.

Desaparición de las ayudas

Greenpeace también denuncia que, hace dos años, el Ministerio de Emergencias de Ucrania dejó de realizar los análisis de alimentos que llevaba a cabo año tras año en esas áreas y de publicar los datos. Según la organización, dejar de realizar esos análisis supone un riesgo para la salud pública.

Otras fuentes ucranianas lamentan que los esfuerzos para paliar los efectos de Chernobil estén mal enfocados. Según el doctor Valery Kashparov, director del Instituto Ucraniano de Agricultura y Radiología, es lamentable que se dediquen cientos de millones de euros a las obras de contencion del dañado reactor de Chernobil cuando bastaría un millón de euros anuales para evitar que los campesinos de las zonas más afectadas tuvieran que consumir alimentos contaminados. Según él, bastaría con proporcionar piensos limpios para su ganado y fertilizantes especiales que permiten la progresiva limpieza de los suelos contaminados. Sin embargo, estas tareas han sido olvidadas, asegura.

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Fuente:

El Mundo Ciencia

2 de abril de 2011

25 años del desastre nuclear de Chernóbil






El peor accidente nuclear de la historia ocurrido en la antigua Unión Soviética, actual Ucrania, dejará secuelas por miles de años en las tierras contaminadas por la radiación, según los científicos.

El accidente de Chernóbil es el estigma de la energía nuclear, cumple 25 años. El aniversario concita mayor interés por los recientes sucesos en la central de Fukushima, aunque el primero sigue considerado como la peor catástrofe nuclear de la historia.

A unos 100 kilómetros al norte de la ciudad de Kiev, capital de Ucrania, en la localidad de Chernóbil, el 26 de abril de 1986, su central nuclear sufrió el mayor accidente nuclear que se había conocido. En la actualidad, 25 años después, alrededor de la planta permanece acordonada una zona de 40 kilómetros y una ciudad de 100.000 habitantes vacía, como un pueblo fantasma.

Los recientes sucesos en la central japonesa de Fukushima han hecho revivir en la memoria y en los medios de comunicación la tragedia de Chernóbil, Pero ha transcurrido un cuarto de siglo y las circunstancias, ni son las mismas, ni tampoco las consecuencias.

Para Javier González, portavoz del área de Energías de la organización medioambiental Ecologistas en Acción, el accidente de Chernóbil sigue siendo el peor de la historia y “parece que lo va a seguir siendo. Todavía se viven las consecuencias. Está contaminada la tercera parte de Bielorrusia y, en buena parte de Ucrania, sigue habiendo radiactividad. La incidencia en casos de cáncer sigue siendo muy por encima de lo normal”.

Según el último informe del Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación Atómica (Unscear) que se ha presentado recientemente en Viena (Austria), la dificultad de explicar el aumento del cáncer en Ucrania, Bielorrusia y Rusia se debe, según explicaba el experto en radiología y medicina nuclear, Fred Mettler, a que muchos tipos de tumores “no tienen una forma específica que permita establecer su origen en la radiación”.

Pero Mettler aclara que “no estamos diciendo que no haya efectos, sólo que actualmente, si existe un efecto, no podemos verlo, de acuerdo a las estadísticas que manejamos”.

Hasta ahora, tres han sido los accidentes de dimensiones catastróficas en centrales nucleares del mundo: el primero ocurrido en Three Mile Island, cerca de Harrisburg en el estado de Pensilvania (EE.UU.), en 1979; el segundo el accidente en la extinta Unión Soviética de Chernóbil (1986) y el último el de Fukushima, en Japón, provocado por la sucesión de dos desastres geológicos.

Soviéticos querían ocultar el accidente

Las autoridades soviéticas ocultaron al mundo la grave situación en la que se encontraba Chernóbil. No fue hasta que la expansión de la contaminación nuclear llegó a Europa, cuando el gobierno tuvo que admitir el accidente. En los sucesos de Fukushima puede haberse producido también ocultación de parte de la información, en un intento de minimizar los hechos, sin embargo, para el portavoz de Ecologistas en Acción, se trata de dos situaciones completamente distintas.

“El Gobierno soviético ocultó totalmente los acontecimientos de Chernóbil, porque no querían que se enterara nadie, pero dos días después no tuvieron más remedio que reconocerlo porque las consecuencias del accidente se detectaron en Suecia. Hubo una opacidad informativa brutal”.

Para Javier González, “en Japón no ha habido la opacidad que hubo en la Unión Soviética ni mucho menos, aunque tampoco han informado claramente desde el principio. Aquí, un terremoto y un tsunami han dejado muchos miles de muertos. Creo que esperaron a asegurarse de lo que realmente pasaba y ver si era necesario alarmar más a la población con la catástrofe nuclear”.

“Lo de Chernóbil fue una cadena de irresponsabilidades, no realizadas por ignorancia porque sabían lo que estaban haciendo. Fueron órdenes irresponsables que los operarios obedecieron en un país en el que había que obedecer. El problema es que, con el tiempo, las irresponsabilidades se repiten, por ejemplo, siguen existiendo en Rusia once centrales iguales que la de Chernóbil que no tienen el edificio de contención que deben tener todas la centrales nucleares”, agregó González.

Radiación en Japón es menos maligna

“Fukushima no va a ser otro Chernóbil porque en Ucrania se vertió mucho combustible, en forma de explosión, a la atmósfera y se depositó por toda la zona, donde se mantendrá la contaminación radiactiva por miles de años. En Japón, lo que se está escapando es material radiactivo del núcleo, no combustible adaptado, con lo que en unas decenas de años la influencia de este material habrá desaparecido completamente. Pero habrá un nivel de radiactividad mucho más alto de lo permitido y, probablemente, tenga consecuencias bastante graves en la salud”, señala Javier González.

Tomado de:

Portafolio

Fukushima es "mucho peor que Chernobil", según una experta nuclear rusa

La central de Fukushima se accidentó tras un poderoso sismo de magnitud 9 y un gigantesco maremoto posterior que devastaron el 11 de marzo la costa del Pacífico, sobre el noreste del archipiélago.

La agencia de seguridad nuclear japonesa evaluó el 18 de marzo la gravedad del accidente de Fukushima en nivel 5 de la escala internacional.


Alineación al centro


La experta rusa en energía atómica, Natalia Mironova afirmó este viernes desde Washington, que la catástrofe nuclear de Fukushima en Japón es "mucho peor" que la de Chernobil en Ucrania en 1986,"Chernobil fue como la explosión de una bomba sucia”, dijo. Fukishima, va a salir aún más cara" en términos humanos y económicos, que puede superar la de la central soviética, cuyo nivel 7 (el máximo) y era un solo reactor que sólo duró dos semanas", y en este caso, “estamos en la tercera semana y son cuatro los reactores que están en una posición muy peligrosa".

La crisis nuclear y humanitaria de Japón entró en su tercera semana y la radiación continuaba filtrándose de una planta nuclear, mientras miles de personas sin hogar trataban de reconstruir sus vidas, con poca esperanza de una rápida solución. Mientras Tokyo Electric Power trata de recobrar el control de su planta nuclear ante cada vez más críticas y haciendo frente una enorme factura potencial por compensaciones, el Gobierno supuestamente adoptaba medidas para controlar la eléctrica. El Gobierno dijo que aún tenía que decidir cómo apoyar a la empresa, que está lidiando con la peor crisis nuclear desde el desastre de Chernóbil en 1986, y podría tener que abordar reclamaciones que superan los 130.000 millones de dólares, según un banco de inversión de Estados Unidos.

Fuente:

Ls Noiticias de Cojedes


Terra

Fukushima: "Es un Chernobil en cámara lenta"


Familias vascas que acogen niños ucranianos y han visitado la zona relatan los efectos de la radioactividad y comparan las dos grandes crisis nucleares.


Bilbao

Es un Chernóbil a cámara lenta". En la sede que acoge a las familias de Chernobileko Umeak no se habla de otra cosa, de cómo Fukushima les recuerda a una tragedia que ellos reviven cada año en carne propia. La salida al exterior de plutonio procedente de los reactores de la central nuclear de Fukushima es una de la peores noticias que podían llegar. El yodo y el cesio no se ven, pero están ahí. La radiactividad en el mar y en las aguas subterráneas no deja de crecer... La alarma nuclear de Japón resucita el fantasma de Chernóbil 25 años después. El 26 de abril de 1986 explotó el reactor número cuatro de la central nuclear soviética, escupiendo a la atmósfera 6,7 toneladas de material del núcleo y depositando isótopos radiactivos sobre miles de kilómetros cuadrados.

Familias vascas que acogen cada verano niños de Chernóbil conocen bien los efectos de la radioactividad, no en vano se dejan la piel en intentar recuperar la salud de estos pequeños. Algunos de ellos también han visitado recientemente Ucrania, recorriendo las zonas afectadas por el desastre nuclear más grande de la historia y que, un cuarto de siglo después, continúa presente en un lugar que jamás se recuperará totalmente porque la tierra y sus habitantes siguen padeciendo las secuelas de la catástrofe.

El plutonio, que ha sido detectado esta semana en las inmediaciones de la central de Fukushima, acelera y agrava las comparaciones con Ucrania. De hecho, el plutonio es un material altamente tóxico y mucho más peligroso para la salud que los isótopos radiactivos del yodo y el cesio encontrados hasta ahora.

Aurora, de Chernobileko Umeak, cree que el mayor problema de Chernóbil es que aún no está suficientemente estudiado si va a ver alteraciones genéticas. "Nosotros traemos hijos de Chernóbil, no traemos a los que recibieron la radiación en su día, pero sabemos que el tiroides es uno de los órganos más afectados. Una tía de treinta años de una niña que suele venir falleció recientemente de cáncer porque las partículas se irradian a través de los pulmones, los huesos...", apunta.

¿Cómo es la zona de exclusión?

"Hay una valla y gente dentro"

Aseguran que por todos los sitios se hallan secuelas y algún vecino afectado por el accidente. "Hay alrededor de 600 personas que viven en el área de exclusión de 30 kilómetros que está separada del resto del perímetro por una valla física. Gente mayor en condiciones de extrema pobreza", cuenta Aurora que ha visitado en varias ocasiones el área y que está convencida de que "Fukushima es ya un segundo Chernóbil". Enrique Angulo también cree que es un Chernóbil progresivo e imparable. "No han dicho la verdad porque querían evitar una huida masiva en un área tan inmensamente poblada", dice Belén Ugarte, su mujer, una pareja que trae a las mellizas Luda e Irina de 4 y 10 años.

"Se parece mucho a Chernóbil en la falta de transparencia y en la información con cuentagotas. La diferencia es que aquello ocurrió hace 25 años en la Antigua Unión Soviética y ahora pasa en la tercera potencial mundial", matiza Angulo, para quien la radioactividad es un enemigo invisible, que dejó su huella indeleble en un bosque de árboles rojos. Angulo asegura que "lo primero que notas es que se te secan muchísimo las mucosas de la garganta y que te sangra la nariz. Pero cuando sales de allí automáticamente todo mejora".

¿Cómo llegan los niños?

"Yaroslav ganó ocho kilos"

Gracias a gente como ellos, o como Juan Antonio García, que trae cada año a Yaroslav de Irpin, los niños pueden descansar en verano en Euskadi, con buena alimentación y aire limpio, de la radioactividad que reciben allí durante el resto el año. "Yo creo que lo de Japón puede ser aún mucho peor. En Chernóbil solo un reactor se vio dañado, mientras que en Fukushima son cuatro los que presentan graves fallas", dice Juan Antonio, quien automáticamente empieza a hablar de Yaroslav, el niño de sus ojos. "¡Mira cómo llega!", dice enseñando un completo book fotográfico. "Aquí enseguida se le quita ese aspecto demacrado, ojeroso y gana peso. Un verano llegó a coger ocho kilos en dos meses y pico. ¡Alucinante!", asegura, mientras prepara ya su viaje a Irpin para visitar esta Semana Santa a Yaroslav. Los niños proceden de toda la zona de influencia de la central, como de Ivankiv, una de las aéreas donde la toxicidad es mayor.

No son los únicos en comparar esta alerta nuclear con la de 1986. Greenpeace afirma tajante que "lo que está pasando en Fukushima es tan serio como Chernóbil. Es crucial que las autoridades japonesas dejen de minimizar la amenaza que supone la contaminación".

Y si no, que se lo pregunten a esos niños que aterrizan con la piel lívida, muchas ojeras y con la boca muy dañada. "A los dentistas vascos les llama la atención cómo traen los dientes", señala Belén Ugarte. "También tienen el pelo en muy malas condiciones y vienen con las defensas extremadamente bajas", explica. "Usan manteca para freír y también tienen problemas en el estómago, anemias... No se conoce realmente el alcance, pero todo aquello está muy contaminado", precisa Belén.

Los estudios más recientes hablan de una gran incidencia del cáncer de tiroides entre las personas que sufrieron una exposición a la radiactividad en su infancia o adolescencia, y también del incremento de la leucemia y otras enfermedades de la sangre en los obreros que participaron en las operaciones para mitigar la contaminación radiactiva. La mayor exposición al yodo se debió, por ejemplo, a la ingesta de leche, lácteos y verduras con hoja.

Aurora pone de manifiesto que la alimentación de los txikis es precaria. "Proceden de familias de un extracto social muy bajo y su alimentación es deficiente. Apenas comen pescado y carne, y casi nada de fruta porque allí es muy cara. Su alimentación básica se compone de patatas, calabacines y productos del campo como setas, que consumen muchas porque salen solas. Pero los suelos están muy contaminados y les decimos que no las coman porque pueden ser peligrosas".

¿Quién trabaja en la central?

"Trampean los medidores"

Eduardo Mínguez, otro de los padres de acogida, viajó en setiembre del año pasado e hizo la visita guiada a la central y a la zona 0 sin ninguna protección. Todavía hoy, cientos de personas entran cada día en el área de exclusión para vigilar la zona y continuar los trabajos de limpieza, actividades que deberán continuar al menos medio siglo más. "En la ciudad de Chernóbil, a 10 kilómetros, todavía hay actividad, en la central trabajan policías, militares, bomberos, todos con muchos descansos para no acumular radioactividad, pero trampean los medidores y trabajan más días porque allí no hay paro y si no trabajan, no comen". Y es que la obsesión de Mínguez es el milisievert, la unidad de radiación utilizada para medir una dosis media sobre los tejidos del cuerpo, y con frecuencia la medida usada en los estudios de los trabajadores expuestos a los rayos gamma.

La ciudad de Pripyat, a tres kilómetros, antaño un enclave pujante, es ahora una ciudad fantasma. Desalojada en el momento de la explosión, permanece abandonada con los edificios en ruinas y cubiertos de vegetación. "Era la ciudad de la central. Vivían 50.000 personas. Todo está deshabitado, un dosímetro va midiendo la radiación y aquí ya subía a 2,03 micro sievert/hora..., la guardería, la escuela, todo está desierto con restos de muñecas, juguetes y máscaras anti-gas por allí tiradas. El embalse de donde se cogía el agua para refrigerar la central tiene unos siluros gigantes. Había viejos carros de combate que fueron usados para el desastre, una piscina olímpica abandonada. Acabé la visita pálido". Pero a Eduardo se le alegra la cara cuando piensa en sus niñas, en Alevtyna y Ulyana, de siete y cuatro años.

Jon Llona expresa desde Zamudio, la necesidad de que construyan cuanto antes un nuevo sarcófago. "Todos estamos preocupados por lo que todavía sucede allí dentro porque aquello es una bomba de relojería. El monstruo está vivo, aunque pueda parecer que está aletargado, todavía conserva en su interior un inmenso poder destructor ". Lo dice preocupado por el futuro de Nikita, el niño de diez años que suele traer de Irpin.

"Las personas que viven en aquella zona 0 prefieren no hablar de lo ocurrido. De hecho, muchos son todavía trabajadores de la central y otros tienen historias muy emotivas". Y rememora la de Mijail, de 72 años, y su esposa. Él, maestro de música, y su mujer, profesora de matemáticas en la escuela de Chernóbil cuando ocurrió el desastre, y ahora dos olvidados del mundo.

Fuente:

DEIA

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