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23 de septiembre de 2018

¿Izquierda o derecha? Por qué es importante hacia qué lado duermes y cuál es el que más beneficia tu salud

Dormir de lado es mejor que dormir boca arriba o abajo... pero ¿qué lado es mejor?


Quizás cuando estás dando vueltas en la cama en lo único que piensas es en alcanzar esa postura que te permita de una vez por todas conciliar el sueño. Pues bien, el lado que elijas para adentrarte en el reino de Morfeo también es importante. 

Así como dormir boca abajo está desaconsejado porque, entre otras cosas, dificulta la respiración, hay una postura que se apunta como la favorita entre los expertos: la lateral.
Argumentan que reporta un mayor descanso y facilita el funcionamiento de nuestro organismo.

Pero dentro de la posición lateral, el lado izquierdo es el mejor porque aporta más beneficios. Éstos son algunos de los más importantes, según la ciencia.

1. Bueno para el cerebro

Dormir sobre el lado izquierdo beneficia el drenaje linfático de nuestro sistema nervioso central, asegura un estudio publicado en la revista científica The Journal of Neuroscience y elaborado por las universidades de Stony Brook, Nueva York y Rochester, todas en Estados Unidos.

Es en esta posición, según la investigación, que se facilita la eliminación del exceso de proteínas, de vitaminas, grasas y residuos como los depósitos de beta-amiloides, altamente nocivos para la salud. 

La función es muy importante para nuestro organismo ya que ayuda a mantener constante nuestro volumen y presión sanguínea así como a un mejor funcionamiento de nuestro sistema inmune. Un mal drenaje linfático puede acarrear trastornos neurológicos como la esclerosis múltiple.

2. Mejora la circulación

De acuerdo con la posición en la que se encuentran nuestros órganos, en este caso especialmente el corazón, dormir hacia el lado izquierdo impide la obstrucción de la arteria aorta, que bombea sangre desde nuestro corazón hacia el resto del sistema sanguíneo, indicó a CNN el doctor W. Christopher Winter, del Hospital Martha Jefferson de Charlottesville (Estados Unidos).

También, dijo Winter, al dormir sobre el lado izquierdo la vena cava inferior permanece libre, sin ningún órgano que la presione, por lo que la sangre vuelve de manera más fácil del resto del cuerpo a nuestro corazón.

3. Facilita la digestión

Esta es una simple cuestión de gravedad. El estómago y los intestinos delgado y grueso están ligeramente inclinados hacia la izquierda por lo que recostarse sobre el lado izquierdo hace que los alimentos pasen a través de estos órganos con más facilidad. 

4. Alivia el peso sobre la columna vertebral

Cuando te acuestas de lado, tu columna está más alineada que de espaldas o boca abajo. Además, de lado se evita que todo el peso del cuerpo recaiga sobre nuestra espalda. El lado izquierdo es el mejor porque, como hemos visto, evita la presión de importantes vías sanguíneas.

Dormir hacia el lado izquierdo está especialmente aconsejado para embarazadas ya que así evitan que el bebé presione la vena cava y la sangre circula con más facilidad haciendo llegar a la placenta los nutrientes necesarios para el bebé. 

Fuente. BBC Mundo

5 de agosto de 2018

¿Todos pisamos igual al correr?

No. Los biomecánicos (y los fabricantes de calzado) distinguen tres tipos de “pisadores” en carrera: 


Supinador. Es el que apoya sobre todo la parte externa de la planta. Tienen la bóveda de la planta pronunciada, y el tobillo algo salido. Hay un 10% de corredores de este tipo. 

Neutro. Corre del modo más equilibrado. Su pisada comienza como la del supinador, pero se corrige hacia adentro (pronador) por la zona del mediopié, y termina despegando el antepié (zona de los dedos) por el centro. Hay un 40% de personas que pisan así. 

Pronador. Al revés que el supinador, apoya más sobre la zona interna del talón y la planta.

Puedes descubri que clase de "pisador" eres observando las huelass de tus pies mojados en el suelo o en la arena.

Otra manera de averiguar tu tipo de pisada es observando como se desgastan tus zapatillas por la parte del talón. Veamos:

Entendiendo la pronación


Definimos la pronación como el movimiento que hace el pie justo después que éste aterrice en el suelo. Este momento, contacto inicial, es parte de la fase de apoyo del ciclo de pisada. Sin la pronación, el impacto de cada zancada sería transmitido a la parte superior de las piernas y afectaría la mecánica normal de las extremidades inferiores. La pronación actúa de amortiguador de impactos.

Las zapatillas de running son diseñadas específicamente para diferentes tipos de pisada. La mejor forma de averiguar cómo es tu pisada es consultar a un experto, quien realizará un análisis de pisada. El desgaste de la suela da una idea de tu tipo de pisada que puede ser:

Neutra: El desgaste de la suela de tus zapatillas tiene forma de S, desde el exterior del talón (lateral) hasta el dedo gordo del pie.


 
Supinadora: Se da cuando el pie no prona mucho. El exterior del lateral golpea el suelo con un ángulo mayor, y se da una pequeña pronación resultando en una gran transmisión del impacto a través del tren inferior. Los supinadores usualmente desgastan las zapatillas en la zona exterior del talón, y la parte superior puede estar desplazada, e incluso deformada, hacia el lateral exterior.



-Sobrepronadora: Más conocida simplemente como pronación, es cuando el pie rota en mayor medida, o cuando no debería hacerlo, por ejemplo al final de la fase de apoyo. Las zapatillas de running de un 'pronador' muestran un desgaste extra en todo el talón y en la cara interior de la puntera, especialmente a la altura del dedo gordo del pie.


Hasta la próxima

Prof. Leonardo Sánchez Coello

Fuentes:

QUO y Running (en español)

9 de enero de 2018

¡Astronauta japonés creció 9 centímetros en el espacio!

El japonés Norishige Kanai ha crecido nueve centímetros durante su estancia en la Estación Espacial Internacional (EEI) debido a la ingravidez, según escribió hoy en Twitter el propio astronauta.


"Hoy tengo una noticia importante. He pasado el examen médico con medición de los parámetros físicos y resulta que mi estatura ha aumentado en 9 centímetros. Así me he alargado en tres semanas", escribió Kanai, que llegó a la EEI el pasado 19 de diciembre a bordo de una nave pilotada rusa Soyuz.

El astronauta japonés, de 41 años, recordó que no crecía de esta forma desde la adolescencia. 

"Esto no pasaba desde los tiempos de la educación secundaria. Ahora estoy preocupado sobre si voy a caber en el asiento de la nave Soyuz", agregó, citado por la agencia rusa TASS.

¿Es normal este cambio?

El cirujano ortopeda ruso Vladímir Joroshev dijo a RIA Nóvosti que el drástico cambio de la estatura "es fácil de explicar".

"El tejido cartilaginoso se modifica en condiciones de ingravidez. Nuestra columna espinal se compone no sólo por vértebras, que son un tejido óseo, sino también por los discos intervertebrales, que son tejido cartilaginoso", explicó el cirujano.

Ese tejido cartilaginoso es muy flexible y susceptible de sufrir cambios, a diferencia de los huesos, que permanecen inalterables en condiciones de ingravidez. 

"Cuando la carga sobre la columna vertebral se reduce en decenas de veces en condiciones de ingravidez, el tejido cartilaginoso de los discos intervertebrales se alarga, lo que lleva al incremento de la longitud del cuerpo", concluyó Joroshev. 

Kanai, ingeniero de a bordo en su primera misión espacial, llegó a la EEI junto al ruso Antón Shkaplerov el estadounidense Scott Tingle.

Los tres astronautas, que permanecerán en el espacio cerca de medio año, se sumaron al ruso Alexandr Misurkin y los estadounidenses Mark Vande Hei y Joseph Acaba, que se encuentran la la EEI desde septiembre pasado.

La EEI, un proyecto de más de 150.000 millones de dólares en el que participan 16 naciones, actualmente está integrada por 14 módulos permanentes y orbita a una velocidad de más de 27.000 kilómetros por hora a una distancia de 400 kilómetros de la Tierra.  

Tomado de:

6 de abril de 2016

Evolución: Una única regla ha regulado el desarrollo de los dientes

A lo largo de la evolución el tamaño de los dientes ha ido decreciendo, incluso continúa en los humanos modernos, con dentadura más pequeña que sus antepasados, por ejemplo los australopitecus. Pero, ¿qué es lo que ha regulado y regula la dimensión de los dientes?: una “misma y simple” regla de desarrollo.


Cráneo de Homo ergaster (Kenia) y analizado en este estudio. Imagen: David Hocking facilitada por Nature.


Los investigadores, liderados por Alistair Evans, de la Universidad Monash (Australia), han llamado a esta “elegante” regla “cascada inhibitoria”, según la cual el tamaño de cada diente es regulado por la cantidad de moléculas activadoras e inhibidoras que proceden del diente que se desarrolla con anterioridad a éste.

A mayor cantidad de inhibición por parte de un molar, los que se desarrollen después serán más pequeños, y viceversa.

Las conclusiones de este trabajo se publican esta semana en la revista Nature.

“Uno de los hallazgo más interesantes de este nuevo estudio es que el tamaño de los dientes, incluyendo los molares, en los humanos modernos y los homínidos fósiles se ajusta a las predicciones de una sola regla de desarrollo simple y elegante llamada ‘cascada inhibitoria’”, explica Gary Schwartz, coautor de este trabajo y paleoantropólogo en la Universidad Estatal de Arizona (EEUU).

El tamaño de un molar es el que regula el desarrollo de sus vecinos

En una nota de esa universidad, la investigadora Susanne Daly añade: bajo esta simple regla -anteriormente constatada en ratones- el tamaño de un molar es el que regula el desarrollo de sus vecinos, limitando así el tamaño de los dientes posteriormente en desarrollo.


Los investigadores han llamado a esta ‘elegante’ regla ‘cascada inhibitoria’.

Sin embargo, esto empieza con anterioridad: la regla general es que un molar que se desarrolla antes tiene una influencia sobre un molar que lo hace después. Como los molares de leche crecen antes que los permanentes, esto implica que los dientes de leche también tienen una influencia sobre el tamaño de los dientes permanentes.

Para llegar a estas conclusiones, se examinaron restos fósiles de piezas dentales de homínidos de los últimos 5 millones de años.

Si bien la regla de “cascada inhibitoria” se cumple en los primeros homínidos y en los miembros del género Homo, los científicos sí establecen dos patrones distintos: uno para australopitecus y otro hace 2,8 millones de años, cuando se sitúa al género Homo.

Dos patrones

Así, según este patrón, los primeros homínidos, conocidos colectivamente como astralopitecus -el mejor ejemplo es “Lucy”, un miembro de la especie Australopithecus afarensis-, tenían dientes más grandes en general y el molar de mayor tamaño se situaba más cerca de la parte posterior de la boca (permanentemente el mayor era el segundo o tercer molar, llamada también muela de juicio).
Sin embargo, los restos fósiles de nuestro propio género no solo desvelan que éstos tenían los dientes más pequeños, sino que los molares cambian según el tamaño de la dentadura (los tamaños relativos de las muelas comenzaron a depender del tamaño total de la dentición).

Así, en especies con dientes muy grandes, el molar más grande es el tercero (o muela del juicio), mientras que en especies con dientes muy pequeños el tercer molar es más pequeño que el resto.
Los resultados son relevantes más allá del estudio de los dientes fósiles, ya que estos dientes pueden ser útiles para identificar mecanismos que operan en otros sistemas formados por la repetición de elementos, como vértebras, costillas o dedos, señala Aída Gómez-Robles, de la Universidad George Washington, en un artículo de opinión también publicado en Nature.

Fuente:

EFE Ciencia

15 de abril de 2015

Muelles y embragues para caminar más ligero ahorrando energía

Una 'exopierna' biomecánica mejora la forma de andar e incluso logra reducir el consumo energético del cuerpo sin necesidad de motores.



El embrague engrana el muelle al pisar y lo libera al levantar el pie, liberando también la energía acumulada.

Los humanos necesitaron centenares de miles de años para aprender a caminar. A lo largo de la evolución, perfeccionaron sus andares en un equilibrio tan perfecto entre biomecánica y gasto energético que, sin él, aún seguirían en los árboles. Sin embargo, un grupo de investigadores ha necesitado mucho menos para, con una ingeniosa combinación de muelles y embragues, mejorar nuestra forma de caminar.
"El sistema locomotor humano ha evolucionado a lo largo de millones de años y los humanos de hoy dan centenares de millones de pasos a lo largo de su vida", dice el investigador del departamento de ingeniería mecánica de la Universidad Carnegie Mellon (EE UU), Steven Collins. La maestría alcanzada había hecho creer que cualquier cambio en el sistema musculoesquelético humano implicaría un coste metabólico, exigiendo un mayor gasto energético. Sin embargo, había "margen de mejora", añade.
Collins, junto a ingenieros de otras dos universidades estadounidenses, ha creado lo que se podría llamar una exopiernaque hace el caminar más ligero y no exige un mayor consumo energético al cuerpo, de hecho, lo reduce. El artilugio, rematado en fibra de carbono, recuerda a una férula para tratar fracturas, pero en versión futurista. Con una base para apoyar la planta del pie y dos anclajes, uno para el tobillo y el otro para la rodilla, este dispositivo biomecánico mejora los andares. Una combinación de muelle y embrague aprovecha cada paso para ayudar en la caminata. Y lo hace sin ningún tipo de motor o energía externa.
El artículo completo en:

7 de noviembre de 2014

Pedibús: iniciativas para ir andando al colegio

Cada vez más ciudades de todo el mundo organizan pedibuses para que los estudiantes vayan a pie al colegio.

El coche privado protagoniza la movilidad urbana y la forma de estructurar las ciudades. El desplazamiento a los centros educativos no es una excepción. Las consecuencias: más atascos, más contaminación, y una peor salud. El pedibús pretende cambiar dicha situación. Esta iniciativa, cada vez más utilizada en todo el mundo, organiza grupos de escolares para llegar a pie a su colegio acompañados de uno o más adultos. Este artículo explica las ventajas de ir andando al colegio, cómo organizar un pedibús, y algunas iniciativas destacadas.


Ventajas del ir andando al colegio

Los impulsores del pedibús señalan las siguientes ventajas de que los estudiantes vayan a pie a sus centros educativos:
  • Ambientales: Los coches son la principal causa de contaminación atmosférica en las ciudades al emitir gases nocivos como los óxidos de nitrógeno (NOx), y también contribuyen al cambio climático al expulsar gases como el dióxido de carbono (CO2). El pedibús reduce su uso y mejora así la calidad del aire urbano. Además, es un sistema de educación ambiental que inculca a los más jóvenes las bondades de caminar y de no usar el coche. 
  • Sanitarias: El rendimiento intelectual y físico de los estudiantes mejora, a la vez que sufren menores problemas de obesidad, según diversos estudios científicos.
  • Económicas: Al reducir el uso del coche privado, sus usuarios gastan menos en combustible y mantenimiento. La reducción de la contaminación se traduce en un menor impacto para la salud ciudadana y por tanto un menor gasto para la sanidad pública. Al reducirse los atascos en las horas punta, la productividad mejora.
  • De seguridad vial: Los automovilistas conducen con más cuidado al ver a los estudiantes en grupo y con una señalización adecuada. Se benefician así tanto los integrantes del pedibús como las zonas por las que transcurre el grupo. Los accesos a los colegios se vuelven más transitables y menos caóticos y se reduce el riesgo de atropello.
  • Psicológicas: Caminar es más relajante que ir en coche. Además, según una encuesta realizada a los participantes de una iniciativa de pedibús en San Sebastián, los niños prefieren esta forma de desplazarse cuando la prueban, y se vuelven más autosuficientes y responsables consigo mismos y con los más pequeños del grupo.
  • Sociales: Los estudiantes hacen amistades e interactuan entre ellos y con los responsables del grupo.

¿Se anima a organizar un pedibús? LEA ESTO

29 de julio de 2014

Los peligros del ‘headbanging’ en un concierto de Motörhead

El headbanging es la sacudida violenta de la cabeza al ritmo de la música heavy metal, inventado por Led Zeppelin en su primera gira por EE UU en 1968. Hoy en día, en cualquier concierto de heavy metal no es extraño que muchos ejecuten estas sacudidas de la cabeza, arriba y abajo (aunque existen múltiples y variados estilos), como si estuvieran poseídos.


Sin embargo, una investigación publicada en The Lancet y liderada por Ariyas Pirayesh Islamian, de la Escuela de Medicina de Hannover, señala los riesgos de esta conducta: si bien generalmente se considera inofensivo, puede producir lesiones relacionadas con el headbanging que incluyen disección de la arteria carótida, latigazo cervical, enfisema mediastínico (cuando el aire se filtra de las vías respiratorias hacia el mediastino, situado en el centro del tórax), y fractura de un hueso del cuello.

Según el autor del estudio:

A pesar de que solo hay unos pocos casos documentados de este tipo de hematomas, la incidencia puede ser mayor debido a que los síntomas de este tipo de lesión cerebral suelen ser clínicamente silenciosos o apenas causan dolor de cabeza leve que desaparece espontáneamente.
El propio autor detalla el caso de un hombre que desarrolló un hematoma subdural (acumulación de productos de descomposición de la sangre entre la superficie del cerebro y su capa más exterior) después de practicar el headbanging en un concierto de Motörhead, en enero de 2013.

En 2008, un estudio de la universidad australiana de Nueva Gales del Sur ya advirtió sobre los riesgos de mover la cabeza de este modo. Así, se descubrió que existía un mayor riesgo de lesión en el cuello a partir de los 130 movimientos por minuto. A partir de este ritmo, las agitaciones de la cabeza pueden ocasionar dolor de cabeza y mareos, sobre todo si se hacen con una inclinación de más de 75 grados.
Vía | Sinc

Fuente:

Xakata Ciencia

30 de junio de 2014

Los puñetazos marcaron la evolución del rostro masculino


mandíbula rota

El hueso de la mandíbula, que suele romperse en las peleas a puños, estaba naturalmente reforzada en algunos de nuestros ancestros evoluctivos.

Una nueva teoría sugiere que nuestros ancestros masculinos desarrollaron rasgos faciales musculosos y robustos como defensa ante los golpes de puños.

Los huesos que se quiebran más habitualmente por peleas con trompadas –las mandíbulas, la nariz– también se fortalecieron en la evolución de los primeros homínidos.
Y estos son, además, los huesos que muestran más diferencias entre hombres y mujeres.

El estudio, publicado en la revista especializada Biological Reviews, sostiene que estos refuerzos se desarrollaron en medio de las peleas por compañeras femeninas y recursos, sugiriendo que la violencia impulsó cambios evolutivos clave. 

Los registros fósiles muestran que los australopitecos, los predecesores inmediatos del género humano Homo, tenían estructuras faciales impresionantemente robustas.

Por muchos años, esta fuerza extra fue vista como una adaptación a una dieta dura que incluía nueces, semillas y hierbas.

Reconstrucción del rostro de un Paranthropus boisei

Reconstrucción del rostro de un homínido Paranthropus boisei.

Pero hallazgos más recientes, que examinaban los patrones de deterioro y los isótopos de carbono en dientes de australopitecos, han sembrado dudas sobre la hipótesis de la alimentación.

"De hecho, el (australopiteco) boisei, el "hombre cascanueces", probablemente comía frutas", dijo David Carrier, biólogo evolutivo de la Universidad de Utah, EE.UU., y autor principal del nuevo estudio.

Armadura masculina

En lugar de la dieta, Carrier y el médico Michael Morgan proponen que la competencia violenta provocó el desarrollo de estas fortificaciones faciales, lo que los científicos llaman la "hipótesis del refuerzo protector".

Box

En un estudio anterior, Carrier sugirió que las peleas a golpes, como las del boxeo, marcaron la evolución de la mano humana.

En apoyo de su propuesta, Carrier y Morgan ofrecen datos de peleas de humanos modernos. Varios estudios de salas de emergencias de hospitales, incluyendo uno del Hospital Real de Bristol, muestran que los rostros son particularmente vulnerables a las lesiones violentas.

"Las mandíbulas son los huesos que se rompen con más frecuencia – y ahora no es el fin del mundo, porque tenemos cirujanos, tenemos medicina moderna", explicó Carrier.

"Pero hace cuatro millones de años, si te quebrabas la mandíbula, probablemente era una lesión fatal. No podrías masticar alimentos… Morirías de hambre".

Las mandíbulas, mejillas y estructuras de ojos y nariz que más comúnmente sufren en las peleas de puños modernas son también las más protegidas por los cambios evolutivos observados en los australopitecos.
Es más, estos son los huesos que muestran más diferencias entre hombres y mujeres, tanto como entre nuestros antepasados.

Según señala Carrier, así es como uno esperaría que evolucionara una armadura defensiva.

"En humanos y en grandes simios en general… Es más probable que los machos sean los que se metan en peleas y también son los machos los que probablemente se lesionen", le explicó Carrier a la BBC.

Violencia o paz

Un dato interesante es que los descendientes evolutivos de los australopitecos –incluyendo los humanos– han demostrado cada vez menos refuerzos faciales.

Y esto coincide, de acuerdo con Carrier, con una menor necesidad de protección.

"Nuestros brazos y parte superior del cuerpo no son ni de cerca tan fuertes como eran los de los australopitecos", dijo Carrier.

"Hay una correlación temporal".

Huesos de los ancestros humanos

Carrier ve un paralelismo en los rasgos faciales más fuertes (segunda y tercera columna desde arriba) y la capacidad de pelear a puños de los australopitecos.

La idea de la "fortificación" facial se basa en una observación anterior de Carrier y Morgan que sugería que los homínidos primitivos fueron los primeros en desarrollar una mano capaz de formar un puño, y por consiguiente, de lanzar un puñetazo.

Aquel primer trabajo suscitó críticas de otros investigadores, y Carrier supone que esta nueva contribución también será controversial.

Tal como apunta, el debate sobre el rol de la violencia en la evolución humana no es nuevo.

"(Nuestro estudio) apunta a este debate sobre si nuestro pasado fue violento o pacífico", le dijo Carrier a la BBC.

"Esa es una discusión que se mantiene desde hace mucho tiempo".

"El registro histórico es desde hace un corto tiempo atrás, el registro arqueológico se remonta unas decenas de miles de años más… Pero la anatomía tiene indicios de qué selección era importante, qué comportamientos eran importantes y así nos da información sobre el pasado muy lejano".

Fuente:

BBC Ciencia
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