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15 de noviembre de 2016

¿Por qué las rusas buscan pareja obsesivamente?

Suena el timbre en un pequeño apartamento de Moscú. Una mujer abre la puerta: ya está aquí su 'marido por horas'. El Ayuntamiento de la capital rusa puso en marcha este servicio en 2015, tratando de abarcar una demanda que desde hace años cubren empresas privadas que ofrecen por todo el país "hombres jóvenes y fuertes con conocimientos técnicos", capaces de colocar estanterías o arreglar un grifo. Que desde el sector público se aborde la eterna cuestión de si hay suficientes hombres en Rusia es la última señal de lo complejo que está siendo el camino de laliberación de la mujer en muchos territorios de la vieja URSS.
"Soportamos la presión de cualquier lugar capitalista por tener un trabajo cualificado y ser competitivas, pero a la vez la familia y el entorno presionan para que tengamos hijos; para eso necesitamos hombres, y además de que hay pocos no nos vale cualquiera, por supuesto", explica Lena, de 35 años, una ejecutiva de un canal de televisión que conduce un coche de alta gama, veranea en islas tropicales y se mantiene soltera. Las amplias libertades de las que disfruta su generación todavía tienen que acomodarse en una sociedad que sigue siendo muy tradicional, estableciendo roles diferenciados para ellos y ellas.
Este pintoresco servicio de maridos por horas está dirigido a quienes ya no tienen a su esposo a su lado. Pero el anuncio también se dedica a otras más jóvenes. Y lo hace con un desparpajo perturbador: "Eres una mujer bella con una manicura excelente que te hiciste ayer mismo, no estás dispuesta a vértelas con una ruidosa y vibrante taladradora, nosotros venimos al rescate". Este estereotipo cobra vida con crudeza a diario en las ciudades rusas: mujeres empujando el carrito del supermercado con tacones imposibles, minifaldas a 25 grados bajo cero, salones de belleza en cada calle y retoques estéticos generalizados antes de cumplir los 30 años. En Rusia una mujer es su aspecto, con muchos menos matices que en Europa.
El sexismo se manifiesta sin críticas ni pudor alguno. El año pasado Rusia seleccionó a seis mujeres astronauta para recrear las condiciones de aislamiento de una base lunar. En la presentación su jefe dijo que suponía un "experimento interesante" y que "tal vez" no serían "peores que los hombres". El director de las instalaciones confió en que "no habría conflictos, pese a que siempre se dice que en una misma cocina dos amas de casa no pueden convivir". Remató la jugada la prensa; les preguntaron -entre otras cosas- cómo iban a sobrevivir ocho días sin maquillaje, sin champú y sin hombres. Por fin las seleccionadas fruncieron el ceño, para deleite de los programas de debate. La parte más amarga de esta sexualización llega cuando la mujer deja de ser considerada joven y es minusvalorada, mientras que en el caso de los hombres se sigue respetando su posición y experiencia.
La escritora Helena Goscilo cree que en Rusia el proceso de esta "devaluación de género" empezó solo tras la caída de la Unión Soviética, pues con el comunismo pervivían estructuras jerárquicas que concedían mayor autoridad a las personas de más edad. La transición al capitalismo "cosificó el cuerpo femenino y 'desempoderó' a la mujer rusa".
El artículo completo en El Mundo

Suecia, en caída libre hacia un “aburrimiento absolutamente inimaginable”

En la película documental La teoría sueca del amor el cineasta Erik Gandini recorre el camino que ha realizado el país escandinavo hacia su ideal de independencia y señala los inesperados e infelices resultados de este viaje, al tiempo que desvela el verdadero secreto de la felicidad.


Uno de cada dos suecos vive solo. Uno de cada cuatro suecos muere solo… y nadie reclama su cuerpo. La persecución del ideal de independencia, que se inició con un manifiesto político en 1972 (La familia del futuro: una política socialista para la familia), se ha conseguido. 

Los resultados, sin embargo, no son los esperados. El cineasta italo-sueco Erik Gandini repasa este viaje hacia ‘la soledad’ de uno de los países más ricos del planeta en su película La teoría sueca del amor (El Documental del Mes). Reconocida en varios festivales internacionales, en ella se desvela el verdadero secreto de la felicidad.

Imágenes en blanco y negro de un país que había conseguido ya en los años setenta el bienestar económico deseado dan comienzo a esta película, una autocrítica de la sociedad del bienestar, en la que Gandini se permite un sentido del humor muy especial, un poco de cinismo y una narrativa no del todo convencional. Todo ello para concluir lo que siempre hemos oído, que el dinero no hace la felicidad. “No es verdad que la felicidad signifique una vida libre de problemas. Una vida feliz implica tener que superar los problemas (…) Hacer frente a los retos, lo intentas y te esfuerzas. Y entonces llegas al momento de felicidad cuando ves que has podido controlar los retos del destino. Y es justamente esto: la felicidad de haber superado las dificultades (…) lo que se pierde cuando crecen las comodidades”, sentencia hacia el final del filme el respetadísimo sociólogo polaco Zygmunt Bauman.

El artículo completo en:

Público

25 de enero de 2016

John Carlin: "El estudiante eunuco"

Cuando se anunció el fin de la historia, tras la caida del muro, se cacareaba por todos los medios de una nueva época de libertad para toda la Humanidad. Ahora, 25 años después, vemos que la generación que creció en esta era de pax económica está practicando una especie de fascismo lite donde no se puede expresar lo que uno piensa o siente con libertad, pues el cargamontón mediático le viene a uno encima; donde desaparece el discurso político objetivo y multilateral por un discurso psicologista, subjetivo y unilaterla. Aquí les dejo un buen artículo (de octubre de 2015) sobre lo que pasa en la actualidad en las universidades anglosajonas. 




Un estudiante de Harvard, en su graduación. / B. SNYDER (REUTERS)
“No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo” (Voltaire)

Por cierto que la frase no es de Voltaire, es de Evelyn Beatrice Hall, que escribió una biografía de Voltaire.
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Hace unos días hubo un debate en la BBC entre el presidente del consejo de estudiantes de una universidad británica y un señor mayor que escribe columnas para The Times de Londres. El tema era la libertad de expresión. ¿Quién estaba en contra? ¿El columnista del Times, cuyo dueño es el reaccionario Rupert Murdoch? No. El líder estudiantil.

Algo raro está ocurriendo en las universidades de Reino Unido, y en las de Estados Unidos también. El estudiante que hablaba en la BBC es síntoma de una tendencia represiva en un sector de la sociedad donde uno suponía que se daba un alto valor al principio del pensamiento libre.

El motivo del debate entre el joven y el periodista, que por edad podría haber sido su abuelo, había sido una petición firmada por 3.000 estudiantes de la Universidad de Cardiff exigiendo que a Germaine Greer, antiguo icono de la revolución feminista, se le prohibiese dar una conferencia en su campus. Greer, como algunos o algunas recordarán, es la autora del influyente y provocador libro La mujer eunuco, publicado en 1970. El libro, tan irreverente como iconoclasta, exhortaba a las mujeres a desencadenarse de los estereotipos represivos de antaño.

El problema de los estudiantes de Cardiff con Greer, que hoy tiene 76 años, es que la consideran una “misógina”. Lo cual, a primera vista, es como llamar a Martin Luther King racista. ¿Cómo se explica? De la siguiente manera. Greer escribió un texto en 2009 en el que argumentó que a las transexuales no se les podía considerar mujeres. Tal afirmación fue considerada lo suficientemente ofensiva como para declararla persona non grata en el campus. Greer se rindió, pero no sin antes declarar en la radio: “Solo porque te cortas la polla y te pones un vestido no significa que te conviertas en mujer”.

El tema aquí no es si Greer tiene razón o no. El tema es que la censura de personas cuyas ideas no confluyen con las nuevas percepciones de lo que es o no aceptable se está extendiendo por las universidades anglosajonas. Algunos ejemplos.

La semana pasada un profesor de la universidad de Yale, en Estados Unidos, fue rodeado por un grupo de estudiantes que le gritaron, entre otros improperios, “¡cállate la puta boca!”. Su pecado: haber aconsejado a sus alumnos que si veían a alguien vistiendo un disfraz de Halloween “ofensivo” que no les hicieran ningún caso.

A finales de septiembre, la Universidad de Warwick, en Inglaterra, canceló una conferencia de una mujer nacida en Irán llamada Maryam Namazie. Esta es una marxista conocida por su virulento desprecio por la religión, empezando por la suya de nacimiento, el islam. La universidad explicó que su comparecencia en el campus incitaría “el odio”.

Y un ejemplo más entre miles: una profesora de Derecho en la Universidad de Harvard escribió un artículo el año pasado lamentando la presión que recibía del cuerpo estudiantil para que no diera clases sobre cómo la ley responde a casos de violación. La profesora, Jeannie Suk, comparó esta actitud con intentar enseñar cirugía a un estudiante de medicina sin exponerle a la angustia de ver sangre.

Según Suk, los organismos estudiantiles estaban en contra de clases sobre la ley y la violencia sexual porque temían que la experiencia podría resultar “traumática”. Y aquí, aparentemente, está el grano de la cuestión. Explicaba el líder universitario que habló en la BBC que el objetivo de la censura era siempre dar prioridad a “la seguridad” de los universitarios. Un reciente artículo escrito por dos académicos en la revista estadounidense The Atlantic profundizó en el tema. Explicó que para los que se apuntan a esta nueva corriente la meta final era proteger “el bienestar emocional” de los estudiantes, convirtiendo los campus en “lugares seguros” donde “jóvenes adultos están protegidos contra palabras e ideas que les hagan sentirse incómodos”. “Se está creando una cultura”, agregaba el artículo, “en la que todo el mundo debe pensar dos veces antes de abrir la boca”.

Alguien que ha optado por no abrir la boca nunca más en foros estudiantiles es el famoso cómico estadounidense Chris Rock, que ha construido una brillante carrera a base de ridiculizar tabúes raciales, sexuales y políticos. Rock, que es negro, dijo en una entrevista reciente que ya no comparece en las universidades porque son “demasiado conservadoras”. Su principal preocupación, estimó, es “no ofender nunca a nadie”.

¿A qué se debe tanta susceptibilidad entre los estudiantes del mundo anglosajón? En parte tendrá que ver con la presión conformista ejercida por la policía religiosa de las redes sociales, el miedo a la crucifixión verbal que padecerá cualquiera que discrepe de la ortodoxia de la manada. Pero, como también sugiere el artículo de la revista The Atlantic, la juventud de hoy, especialmente la que ha tenido la suerte de ir a la universidad, pertenece a una generación mimada. Es verdad que hoy los jóvenes lo tienen difícil para conseguir trabajo pero, al menos en los países ricos de Occidente, sus padres tuvieron la mejor y más pacífica calidad de vida que ha conocido la especie humana. Estos afortunados padres se han esforzado de una manera nunca vista para no herir los sentimientos de sus hijos, para protegerles de lo feo, lo duro y lo difícil de la vida.

La consecuencia ha sido la aparición de una generación de adolescentes y veinteañeros psicológicamente delicados que detectan ofensas donde sus padres —y más aún los padres de los padres, que vivieron guerras— no se las hubieran imaginado. Antes, cuando el columnista del Times era joven, los estudiantes censuraban a los que llamaban fascistas. Para bien o para mal, lo hacían a partir de un proceso de razonamiento político. Los militantes universitarios anglosajones de hoy censuran sobre la base de lo que sienten. Practicantes de una especie de fascismo lite, ellos son los que mandarán dentro de no mucho tiempo. Si la cosa no cambia, uno tiembla por la democracia.
Tomado de:

28 de julio de 2015

Tu nivel socioeconómico interviene en el tipo de cáncer que puedes desarrollar

A pesar de que el nivel socioeconómico de las personas no tiene ninguna relación con el riesgo de cáncer, sí que lo tiene respecto a qué tipos de cáncer pueden sufrir, según un nuevo estudio publicado en la revista Cancer.

El trabajo, realizado por un equipo de investigadores del Registro del Cáncer del Estado de Nueva York (EEUU) liderado por Francis Boscoe, realizó una comparativa de las personas que viven en las zonas de más pobreza con las que vivían en otras áreas más favorecidas, obteniendo que casi 3 millones de cánceres fueron diagnosticados entre los años 2005 y 2009 en 16 estados, incluyendo entre otros Colorado, Florida, Iowa o Los Ángeles. Todos los individuos fueron divididos en cuatro grupos en función de su nivel de pobreza - de acuerdo con la American Community Survey 2005-2009 - en el momento del diagnóstico.

De los 39 tipos de cáncer detectados, 32 de ellos mostraron una relación significativa con la pobreza (tanto a nivel bajo como medio), determinando que el cáncer de laringe, el de cuello uterino, el de pene y el de hígado eran más probables en los barrios más desfavorecidos o pobres; sin embargo, otros tipos de cáncer como el melanoma, el cáncer de tiroides, el de piel no epitelial y el de testículos, eran más posibles en los barrios más ricos.

“Los tipos de cáncer más asociados con la pobreza tienen menor incidencia y mortalidad más alta y los relacionados con la riqueza tienen una mayor incidencia y mortalidad más baja; cuando se trata del cáncer, los pobres tienen más probabilidades de morir de la enfermedad mientras que los ricos son más propensos a fallecer con la enfermedad”, afirma Francis Boscoe, líder del estudio.


Tomado de: Muy Interesante

19 de junio de 2015

Brasil: El hombre que defiende a los delincuentes juveniles

El número de jóvenes recluidos en instituciones para delincuentes juveniles en Brasil ha crecido casi 40% en los últimos cinco años para ubicarse en 23.000. Todos critican el efecto, pero pocos van a las causas, y muchísimas menos personas crean modelos de reinserción social. Este es un claro ejemplo: hay soluciones para reducir las tasas de delincuencia juvenil (modelos con probada efectividad), pero el gobierno dice que no hay presupuesto. Pero si hubo plata para construir estadios...
Esto se debe a que los adolescentes en el país sudamericano están siendo arrestados a tasas similares a las de los adultos, según sugieren cifras del gobierno.
Se espera que el número de menores en custodia se eleve aún más si un nuevo proyecto de ley es aprobado para bajar la edad de responsabilidad criminal de 18 a 16 años.
El proyecto de ley está siendo estudiado en estos momentos por congresistas luego de que una comisión determinó que reducir a 16 la mayoría de edad es constitucional según el derecho brasileño.
Quienes apoyan la legislación argumentan que permitir a los jóvenes de 16 años ser tratados como adultos ayudará a combatir la percepción de impunidad que existe en el país.

"Condiciones medievales"

Un 40% de los jóvenes arrestados han cometido robo, pero también ha aumentado el número de adolescentes involucrados en delitos ligados al narcotráfico.
Además, la tasa de reincidencia a lo largo y ancho del país es sumamente alta: 70%.
Sin embargo, los críticos aseveran que la propuesta para bajar la edad de responsabilidad criminal puede ser un riesgo que terminará criminalizando a una nueva generación.
"Las condiciones en las prisiones para adultos en Brasil son medievales", afirma Atila Roque, director ejecutivo de Amnistía Internacional Brasil.
"Tener a adultos y jóvenes en las mismas prisiones sería catastrófico y pone a los menores en peligro dentro de un sistema de cárceles hacinadas que funciona bajo precarias condiciones y con altos niveles de abuso, situaciones inhumanas y tortura".
Muchos abogados dicen que no hay un argumento legal para reducir la edad límite y los trabajadores sociales advierten que deshumaniza a los menores.

Educación vs. castigo

Adalberto Teles Marques, que dirige un hogar que ha sido objeto de reconocimientos para resocializar a delincuentes juveniles en la ciudad de Recife, señala que los jóvenes están en riesgo de ser reducidos a simples "frutas podridas".
Agrega que más que ser perpetradores, realmente son víctimas de la violencia.
"Los crímenes cometidos por adolescentes corresponden al 0,5% del total de los delitos, pero es más fácil castigar a un muchacho que educarlo".
Marques cree que el sistema de prisiones brasileño fracasa a la hora de rehabilitar a delincuentes juveniles, algo que trata de lograr en su Proyecto Caso Jaboatao.
En el hogar que él dirige, los delincuentes juveniles son colocados en hogares de ocho personas en vez de los tradicionales pabellones que existen en los centros de detención.
Las casas están alrededor de una escuela donde los 70 adolescentes viven, aprenden lecciones y comen con sus maestros.
Los salones de clases son pequeños, con entre 12 y 15 estudiantes, y donde la asistencia es de un 100%.
La tasa de reincidencia entre los que están en ese programa es de solo 9%
El artículo completo en:

23 de noviembre de 2014

Quiénes son los apátridas y por qué no tienen acceso a la nacionalidad


Cada diez minutos nace un niño en el mundo sin nacionalidad.

Al no estar adscrito a un Estado, se convertirá en apátrida y tendrá que sobrevivir sin la protección y los derechos que concede pertenecer a un país.

Es un problema que afecta a 10 millones de personas en el mundo.


Ante esto, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) lanzó este martes la campaña internacional I Belong (Yo pertenezco) con el objetivo de acabar en una década con esta situación.

Pero, ¿quiénes son los apátridas?

"En algunos países hay comunidades a cuyos miembros no se les reconoce la ciudadanía", le explicó a la BBC Antonio Guterres, el alto comisionado de la ONU para los Refugiados.

Esa condición, la inexistencia de lazos entre un Estado y un individuo, es la que hace que una persona sea apátrida.

Los Estados son los responsables de regular los asuntos relacionados con la nacionalidad y de decidir quién es un nacional y quién no.

Para tomar esa decisión se basan en las conexiones que la persona tiene con el país. Estos vínculos se pueden definir por el nacimiento, la ascendencia o la residencia.

¿Dónde se encuentran?

La mayoría de los apátridas lo son porque viven en países en los que se les discrimina por su etnia, su religión o su género.

Lea también: R. Dominicana , la sentencia que abre la puerta a miles de apátridas

Según Naciones Unidas, los países com más apátridas son Birmania (minoría rohingya), Costa de Marfil (minoría voltense), Letonia y Estonia (minoría rusa), y República Dominicana (haitianos).

Lea también: Los rohingyas, el pueblo musulmán que el mundo olvidó

Pero también hay apátridas porque el país en el que nacieron ya no existe.

El artículo completo en la web de la BBC

8 de octubre de 2014

Twitter muestra las raíces del odio del mundo árabe a EE UU

Un análisis de los 'tuits' árabes sugiere que la intervención de EEUU motiva el antiamericanismo.





Twitter confirma lo que ya se sabía: en Oriente Próximo no aprecian mucho a Estados Unidos. Sin embargo, un análisis de los sentimientos de los tuits árabes relacionados con eventos como el huracán Sandy o la guerra civil en Siria muestra que no se trata tanto de un rechazo a los valores occidentales representados por los estadounidenses como de una reacción contra la injerencia de los distintos gobiernos de la primera potencia del mundo. Confirmando esta idea, este estudio desvela que los iraníes son tan repudiados como los americanos.


Entre los politólogos hay dos corrientes que pretenden explicar las raíces de los sentimientos antiestadounidenses en el mundo árabe. Una, popularizada por el autor de El choque de civilizaciones, Samuel P. Huntington, sostiene que el rechazo es una reacción contra los valores occidentales, considerados como la antítesis de las enseñanzas de Mahoma. Otros, sin embargo, mantienen que todo se debe a la política intervencionista de Estados Unidos en la zona. El problema es que no es fácil preguntar a los propios árabes. Incluso en algunos países, como Arabia Saudí o Egipto, no permiten encuestas donde se pregunte por Estados Unidos. Twitter, en cambio, se ha convertido en una gran herramienta para pulsar el estado de opinión de los árabes.

Investigadores de las universidades estadounidenses de Princeton y Harvard han recopilado 33 millones de tuits árabes publicados entre enero de 2012 y diciembre de 2013 relacionados con Estados Unidos. Usando un algoritmo de análisis de contenido, pudieron determinar si eran negativos, positivos o neutrales hacia la política o la sociedad de ese país. Para ellos no fue una sorpresa el resultado: solo el 16% de los mensajes tenía un carácter positivo. Nada nuevo que no se supiera por el Barómetro Árabe o las encuestas del Instituto Pew. Y nada que ayudara a elegir entre las dos corrientes de pensamiento.

Tomado de:

El Páis (España)


30 de agosto de 2014

¿Llegará el día en que el ser humano sea obsoleto?

La evolución de la tecnología evidencia que muchos puestos de trabajo serán innecesarios.





Las máquinas algún día reinarán este planeta, eso es lo que nos dicen muchas de las obras de ciencia ficción de hoy y de la historia. Desde la creación de máquinas capaces de pensar por si mismas a máquinas que pueden convertirse en personas. La ciencia ficción siempre ha intentado pensar en extremos, y que una máquina reine el mundo, es ciencia ficción. O casi.


Este vídeo del canal CGP Grey discute uno de los temas más importantes a los que se enfrenta la humanidad en este y el próximo siglo: La falta de trabajos. Este posible futuro es algo que asusta a mucha gente, máquinas que reemplacen tu trabajo, es algo que ha pasado antes, que está pasando hoy y que seguirá pasando.

Uno de los casos más evidentes del avance de la tecnología y de la eliminación de puestos de trabajo lo encontramos durante principios del siglo XX, donde el caballo y las mulas eran “la tecnología” más usada. Generaban energía. Energía para mover cosas y hacer funcionar herramientas. Pero entonces Ford introdujo el automóvil y la población de caballos, burros y mulas cayó drásticamente.

La tecnología había logrado reemplazar a unos trabajadores porque estos no necesitaban descansar, no se quejaban o había que mantenerlos tanto como a un animal. Lo más importante, los automóviles son económicamente más sostenibles que los animales.

Lea el artículo completo en:

Fayer Wayer
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