¿Quién no ha oído alguna vez, justo después de haber hecho una actividad física importante, la archiconocida frase "No bebas agua fría, que es malo" o la variante "No bebas agua fría, que hubo un rey que se murió por eso"? Es una de las frases más típicas referidas al agua, aunque sin llegar al nivel supremo de "Tienes que esperar x horas para bañarte, que estás haciendo la digestión" (pocas órdenes han puesto a prueba la paciencia de tantos niños como la obligación anterior). El famoso rey que, supuestamente, murió por beber agua fría tras haber realizado ejercicio físico (concretamente, tras jugar a la pelota) es, ni más ni menos, que Felipe I el Hermoso. Sin embargo, pese a que la cultura popular atribuye claramente al agua fría como la causa del fallecimiento, lo cierto es que las circunstancias de su muerte, cinco siglos después, siguen siendo un misterio. Las crónicas de su vida relatan que murió días después del suceso del partido de pelota, con una "recia calentura" esa misma noche tras el partido y un empeoramiento progresivo. Esto ha llevado a que diversos investigadores planteen como causa de la muerte el envenenamiento o la peste.
Imaginemos, por un momento, que realmente Felipe el Hermoso murió por haber bebido agua fría tras jugar a un partido de pelota, ¿cómo pudo desencadenarse la muerte por algo, en principio, tan anodino? Las dos principales hipótesis serían:
-La muerte fue desencadenada por una hidrocución (mal llamado corte de digestión). El agua fría, al entrar en contacto con el cuerpo del rey (caliente tras el ejercicio físico) provocaría un potente reflejo cardiovascular de causa nerviosa (parasimpática) que llevaría a una alteración del ritmo cardíaco, con un súbito descenso de la frecuencia o incluso con una parada cardíaca.
-La muerte se produjo por una hiponatremia. El monarca fue perdiendo de forma severa líquidos y sales a través del sudor como consecuencia del partido de pelota. Cuando llegó el momento de beber agua, lo hizo con tanta ansia que, aunque se rehidrató muy bien, no repuso de igual manera las sales y provocó una alteración en la concentración de éstas en sangre (con el sodio bajo como principal peligro). Esto llevaría inicialmente a mareos, vómitos, aletargamiento, confusión, calambres, etc... Si la hiponatremia fuera a más podría darse el coma y la muerte poco tiempo después.
Ambas situaciones pueden darse en la realidad. La hidrocución por el contacto por agua fría, especialmente por sumergirse en agua muy fría tras haber hecho ejercicio físico intenso, está bien estudiada y se estima que un amplio porcentaje de los ahogamientos que se producen en el mundo puede deberse a esta causa. Es muy difícil conocer el alcance real, puesto que puede pasar desapercibida en las autopsias.
Mucho más rara y rocambolesca sería la muerte por la ingesta de una bebida fría tras haber realizado ejercicio físico ya que la superficie del cuerpo que está expuesta al frío líquido es pequeña comparada con una inmersión, lo que limita la potencia del reflejo parasimpático. Pese a todo, existen casos documentados de muerte súbita tras la ingesta de bebidas frías. Eso sí, hay que tener muy mala suerte. Porque la persona tendría que ser especialmente susceptible a este reflejo y porque, además, tendría que tener detrás un trastorno cardíaco que le volviera vulnerable ante la más mínima perturbación. En personas normales se produciría como máximo un síncope (pérdida de conocimiento) y de forma muy poco frecuente.
Sobre la hiponatremia, causada por reponer líquidos y no sales tras haber sudado en abundancia, es algo que ocurre con cierta frecuencia entre practicantes de deportes de larga duración, especialmente entre corredores de maratón. De hecho, se plantea que entre el 10 y el 40% de deportistas en disciplinas de muy larga duración (3-4 horas) desarrollan hiponatremia.
Volviendo a nuestro monarca, ni la hidrocución ni la hiponatremia coinciden con la descripción de su muerte. La hidrocución, de producir una muerte, sería fulminante. La hiponatremia aguda, por otro lado, produciría un rápido empeoramiento del monarca, en cuestión de horas y, de producirse la muerte, ésta sería rápida y no llegarían a pasar varios días. Además, está el detalle de la fiebre, que descarta (de nuevo) la hidrocución y vuelve mucho más improbable la hiponatremia.
Entonces ¿qué es más probable, la peste o el envenenamiento? Es difícil decirlo con tan pocos detalles de los síntomas previos a su muerte. La peste cursa con fiebre y en el envenenamiento también puede darse. Además, ambos pueden provocar la muerte en el periodo de tiempo comentado. Tendremos que confortarnos, por el momento, con conjeturas.
Así pues, el consejo de no tomar bebidas frías tras haber hecho ejercicio físico tiene cierta base rocambolesca detrás (especialmente para cardiópatas). Como precaución, es recomendable beber agua templada o ligeramente fría tras haber hecho ejercicio físico intenso. Lo que no se sostiene es que Felipe el Hermoso muriera por beber agua fría (salvo si ésta estaba envenenada, claro está). Habrá que buscar otro ejemplo mejor...
Tomado de:
La Doctora Shora (El País)