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30 de junio de 2010

Perú: Condenan penalmente a científico por criticar una investigación

Miércoles, 30 de junio de 2010

Transgénicos en Barranca:

Perú: Condenan penalmente a científico por criticar una investigación

Una estupidez. Solo así puede calificarse la decisión del Sexto Juzgado Penal de Lima que ha declarado culpable del delito de difamación agravada al biólogo peruano Ernesto Bustamante en agravio de su colega, Antonietta Gutiérrez, por haber cuestionado en dos medios de comunicación las conclusiones de un estudio realizado por ésta sobre la presencia de alimentos genéticamente modificados en Perú.

Antonietta Gutiérrez, profesora de la Universidad Agraria de La Molina, concluyó en el 2007 una investigación en la que detectaba la presencia de maíz de origen transgénico en el valle de Barranca en Lima. Sus conclusiones fueron recogidas en un artículo en El Comercio de noviembre de 2007 y el estudio completo se publico en la página de una ONG en Singapur (hoy retirado) y en el primer número de la Revista de Sociedad Peruana de Genética, organización presidida por la propia autora. La denuncia causó revuelo en distintos medios nacionales y extranjeros. Incluso Antonio Brack Egg, que por entonces no era ministro y también trabajaba en la Universidad Agraria, señaló textualmente que «si Antonietta Gutiérrez afirma eso, es verdad, sobre todo si ha hecho el análisis».

Ernesto Bustamante, Ph.D. en Bioquímica y Biología Celular y Molecular de la Johns Hopkins University y entonces Decano del Colegio de Biólogos del Perú, participó en enero de 2008 de un debate en Radio Nacional sobre alimentos de origen transgénico (audio completo) donde, entre otros puntos, se habló de las conclusiones del trabajo de Gutiérrez. Sobre el mismo, Bustamente señaló que el estudio no constituía una evidencia científica concluyente porque adolecía de serios errores metodológicos y debió de ser revisado por científicos especializados antes de ser hecho público en un diario.

Días después, el 19 de enero, apareció una nueva nota en El Comercio en donde se recogía la opinión crítica de Bustamante. A los tres días, Bustamente publicó una columna en la sección Opinión del diario El Comercio refiriéndose a la investigación de Gutiérrez (cuyo nombre no menciona) y a la nota aparecida en el mismo periódico. Nuevamente, Bustamente se mostró en desacuerdo con las conclusiones de Guitérrez porque consideró que su investigación carecía de respaldo científico (peer review), no exponía sus principios metodológico ni había sido publicada en una revista científica arbitrada y, por ende, sus conclusiones se habían visto afectadas por estas carencias metodológicas. Además, señaló los efectos negativos para el país y la opinión pública que podían producir que las conclusiones de una investigación con esas carencias se difundan masivamente. Similares cuestionamientos fueron planteados por el Instituto Nacional de Investigación Agraria del Ministerio de Agricultura (.pdf), por el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM) y por una serie de científicos independientes extranjeros y nacionales.

Estas fueron todas las pruebas que necesitó Gutiérrez para denunciar penalmente a Bustamente por difamación agravada ante el Poder Judicial. La noticia causó gran repercusión en la comunidad científica nacional e internacional. Hasta la mismísima Nature, el journal científico más prestigioso del mundo, publicó una nota (.pdf) mirando con preocupación el nivel del debate científico en el Perú. Practicamente toda la comunidad científica peruana, la Universidad Cayetano Heredia e incluso un grupo de científicos extranjeros se pronunciaron en contra de que en Perú se persiga criminalmente a un científico por criticar el trabajo de otro.

El delito de difamación en su modalidad agravada, de acuerdo con el artículo 132 del Código Penal, consiste en atribuirle a una persona un hecho, una cualidad o una conducta que pueda perjudicar su honor o reputación a través de un medio de comunicación. El artículo 133 del Código Penal, sin embargo, señala expresamente las criticas científicas se encuentran excluídas:

Código Penal, Artículo 133.- Conductas atípicas
No se comete injuria ni difamación cuando se trata de:
(…)
2. Críticas literarias, artísticas o científicas.

Haciendo caso omiso de lo que dice explícitamente el Código Penal, el Sexto Juzgado Penal de Lima ha declarado culpable a Bustamante del delito. En una decisión inexplicable, ha señalado que hasta que emita sentencia al cabo de un año, Bustamante no podrá salir de Lima sin permiso de la Corte, deberá firmar un registro mensual en el tribunal y pagar a la demandante una indemnización por daños de casi US$ 1.800.

Lea el artículo completo en:

Blawyer.org

17 de abril de 2010

La obediencia a la autoridad


Sábado, 17 de abril de 2010

La obediencia a la autoridad

El experimento psicológico de Milgram

¿Quién es Stanley Milgram?

Stanley Milgram (Nueva York, 1933 - † Nueva York, 1984) fue un psicólogo graduado de la Universidad de Yale que condujo los experimentos del mundo pequeño (la fuente del concepto de los seis grados de separación) y el Experimento de Milgram sobre la obediencia a la autoridad.

Aunque se lo considera uno de los más importantes psicólogos del siglo XX, Milgram nunca estudió psicología durante sus estudios de ciencias políticas en Queens College, Nueva York, donde se graduó en 1954. Se presentó a un postgrado en psicología social en la Universidad de Harvard y fue rechazado inicialmente a causa de falta de estudios de psicología. Fue aceptado en 1954 después de tomar seis cursos de psicología y se graduó en 1960.

Murió en 1984 de un ataque al corazón a la edad de 51 años en su ciudad de nacimiento, Nueva York.


Experimento realizado por el psicólogo social Stanley Milgram, sobre hasta que punto está dispuesto el ser humano a realizar cualquier cosa, obedeciendo ordenes de una persona autoritaria.

¿Seriamos capaces de llegar a torturar por el simple hecho de cumplir órdenes?
En la recreación de este experimento que se llevó acabo en EEUU está la respuesta.

Fuente:

Blog El Poder de la Mente

Si el hombre común y corriente puede llegar a torturar a sus semejantes. Pero esta es sólo una resouesta parcial. Los psucólogos sociales van más allá y se preguntan hasta qué punto las sociedades deshumanizan a las personas, al punto de convertirlas en personas ciegas que sólo obedecen lis instructivos del stablishment.

Ya tocamos este tema con anterioridad en un program de televisión. Este es el resumen de este programa emitido en mayo de 2008 por EconoCable Plus.



Si lo des también puede ingresar a los archivos de Conocer Ciencia:

El ser humano obedece ciegamente a las órdenes de hacer daño

Saludos


Leonardo Sánchez Coello
conocerciencia@yahoo.es

28 de febrero de 2010

Punset: "El Poder del cerebro es brutal"


Domingo, 28 de febrero de 2010

Punset: "El Poder del cerebro es brutal"


Punset, fotografiado en el aula Miguel de Guzmán de la Facultad de Matemáticas de la Complutense de Madrid

Olvídese del dinero, las armas, la política... El verdadero poder está a su alcance: en su mente. Eduardo Punset ha dedicado los últimos años a investigar lo que pasa en nuestro cerebro y ha descubierto todo un universo en el que abundan las sorpresas... y las buenas noticias. Atrévase a descubrir todo lo que hay en su cabeza.

Abracadabrante, dice Punset, cuando los adjetivos empiezan a quedársele pequeños: alucinante, apasionante, increíble... no le bastan. No son suficientes para expresar su entusiasmo ante los avances científicos que ha descubierto mientras investigaba para escribir su libro El viaje al poder de la mente (ed. Destino), que sale a la venta el 14 de marzo.


Se suponía que iba a cerrar una trilogía: primero, la felicidad; luego, el amor; y, ahora, el poder. Pero, más que cerrar, lo que esta entrega plantea es una apertura a un nuevo mundo lleno de posibilidades. «En los próximos 25 años van a ocurrir cosas que van a revolucionar nuestra forma de ser –arranca Punset–. Para empezar, después de tres mil millones de años, vamos a dejar de ser depredadores, es decir, no vamos a necesitar comernos a otros para sobrevivir, como sucede ahora.» Gran noticia, sin duda. ¿Y de qué vamos a vivir? «¡De la luz del Sol! Ya hay un animal, una babosa marina, llamada Elysia chlorotica, que es la primera planta-animal: supo extraer el gen adecuado a partir de las algas que ingería para hacer ella misma la fotosíntesis y vivir del Sol. Lo increíble es que, hace dos mil millones de años, cuando estaba a punto de producirse la mayor extinción masiva que ha habido en el planeta, las cianobacterias ya descubrieron eso para sobrevivir: aprendieron a hacer la fotosíntesis. ¡Los microbios descubrieron algo que nosotros hemos aprendido 2.300 millones de años después!» Vale, pero eso –que los humanos vivamos haciendo la fotosíntesis– no va a pasar en 25 años, conviene reconvenirle. «Sí va a pasar. O en poco más. Ya lo verá: los leones dejarán de perseguir a los ciervos [ríe].» Viendo su convicción y leyendo la investigación en la que se sostienen sus afirmaciones, la verdad es que dan ganas de adentrarse en la ciencia ficción, pero hoy estamos aquí para hablar de algo más cercano, en el tiempo y en el espacio: nuestra mente.


XLSemanal. Pensábamos que, al abordar el poder, iba a hablar de por qué nos gusta tanto mandar y, sin embargo, ha optado por centrarse en el poder de la mente.
Eduardo Punset.
Es que nunca me interesó el poder de Zapatero. El de los gobiernos o los banqueros no es el poder de verdad. Bin Laden no tiene poder porque tenga dinero. Hay muchos con mucho más dinero que él. Tiene el poder de controlar la mente de mucha gente. Y es curioso que el poder del cerebro sea tan determinante cuando, en el fondo, está basado en cosas muy poco consistentes: en unos mensajes que le llegan a través de unos sentidos mediocres. Por ejemplo, sólo ve una parte pequeña del espectro luminoso, oye fatal y ya no hablemos del gusto... nuestros sentidos son un mero apaño evolutivo. Es apasionante descubrir cómo, a pesar de ello, su poder es omnímodo. A veces, glorioso; a veces, nefasto.

XL. Uno de los puntos centrales de su libro es la reivindicación de la intuición, lo que no deja de ser curioso desde el punto de vista ‘científico’: primar la intuición sobre la razón.
E.P.
Éste ha sido uno de los grandes descubrimientos de los últimos cinco años: no se necesitan procesos reflexivos muy sofisticados y conscientes para tomar una decisión importante.

XL. Incluso va más allá. Dice que si me dejo llevar por mis corazonadas, tengo tantas posibilidades de acertar en mis decisiones como si me guío por la razón. ¿No es así?
E.P.
Más, tienes más posibilidades de acertar. Ahora sabemos que, dentro de la historia de la evolución, la conciencia o los pensamientos conscientes son algo muy reciente. Durante millones de años, este ‘animalejo’ que somos ha vivido sin consciencia, así que el pensamiento inconsciente tiene tanta experiencia o más que el consciente a la hora de garantizar su validez. Cuando yo decido acatar lo que me dice mi inconsciente, sin darme cuenta siquiera, en realidad estoy tomando una decisión que es el fruto de una experiencia de miles de millones años. Pero, además, sabemos que la corteza cerebral, que es la que supuestamente controla las decisiones conscientes, es la última en formarse en el cerebro, lo hace cuando ya tenemos unos años de vida.

XL. ¿Y por qué, evolutivamente, en un momento dado no fue suficiente la intuición para sobrevivir y desarrollamos la conciencia? ¿Para qué sirve?
E.P.
Pues para situarnos en el tiempo. Yo esto, además, lo he comprobado con mis nietas: hasta los cuatro años no son capaces de distinguir entre el pasado, el presente y el futuro. Han tenido que esperar hasta que la conciencia se formase para poder diferenciarlos.

XL. ¿Por eso los niños son más intuitivos que los adultos?
E.P.
Claro, no tienen conciencia.

XL. Pero será mejor tenerla para sobrevivir. ¿No es mejor tener más información?
E.P.
Depende de los casos. Está el famoso experimento de Milwaukee y Detroit. A la pregunta de qué ciudad es mayor, el 60 por ciento de los norteamericanos acertó: Detroit. A la misma pregunta, el 9o por ciento de los alemanes acertó. ¿Por qué aciertan más los alemanes? Sencillamente, porque no tienen ni idea de Milwaukee. Cuando puedes disponer de toda la información necesaria, entonces es mejor la decisión racional; ahora bien, cuando no dispones de toda la información, es mejor tomar decisiones inconscientes.

XL. Dice usted que la distinción entre cautelosos e intuitivos es que los primeros intentan no equivocarse y los segundos intentan acertar. Y reivindica la osadía...
E.P.
Ante la falta de información, sí. Y eso en una época de crisis como la que vivimos es fundamental. Se lo explico a mis amigos empresarios: en época de crisis hay que arriesgar; dad el poder a los jóvenes; cambiad de opinión. Si te quedas quieto, estás muerto.

Lea la entrevista completa en:

XL Semanal

16 de febrero de 2010

Dos activistas de Greenpeace, juzgados en Japón por "robar" carne de ballena


Martes, 16 de febrero de 2010

Dos activistas de Greenpeace, juzgados en Japón por "robar" carne de ballena


Nueva cruzada contra los defensores del medio ambiente.

Recuerdan al inmortal personaje Jean Valjean, de la novela Los Miserables, que fue condenado a 5 años de prisión por robar un pedazo de pan?

Pues ahora, el corrupto poder judicial japonés estaría a punto de condenar a diez años de prisión a dos activistas de Greenpeace por apoderarse de 23 kilos de carne de ballena.

Toru Suzuki (i) y Junichi Sato (d) junto a su abogado el primer día del juicio. | Reuters

Toru Suzuki (i) y Junichi Sato (d) junto a su abogado el primer día del juicio. | Reuters

  • Los ecologistas podrían ser condenados a 10 años de prisión
  • Se apoderaron de una caja de carne para demostrar que su venta era ilegal
  • Teóricamente, es cazada por los barcos japoneses con objetivos científicos
  • Están acusados de robo y de traspasar una propiedad privada sin permiso
  • Los dos activistas se han declarado inocentes de los cargos

Dos activistas japoneses de la organización ecologista Greenpeace se han declarado inocentes al inicio del juicio al que son sometidos en Aomori (noreste de Japón) por robar carne de ballena.

El suceso ocurrió en abril de 2008, cuando Junichi Sato, coordinador de Greenpeace Japón, y Toru Suzuki se apoderaron de una caja con 23 kilos de carne de ese cetáceo cazado por el ballenero Nissin Maru, con la intención de demostrar su venta ilegal.

La carne de ballena, valorada en 59.000 yenes (485 euros), estaba en un almacén de la compañía transportista Seino Transportation en Aomori y, según los fiscales, iba a ser enviada a la tripulación del Nissin Maru como regalo.

Greenpeace pretendía demostrar que esa carne de ballena, que teóricamente es cazada por los barcos japoneses con objetivos científicos, es realmente utilizada para el consumo y no con una finalidad de investigación.

Durante la primera audiencia de su juicio en Aomori, Sato se declaró inocente de los cargos de robo y de traspasar una propiedad privada sin permiso.

Contrabando de carne de ballena

"Se trató de un intento de hacer pública la venta ilegal de carne de ballena. La carne no fue para consumo privado ni para la reventa", indicó Sato, de 33 años.

Sato y Suzuki mantienen que actuaron de esa forma con el objetivo de acusar a 12 tripulantes del ballenero Nisshin Maru de contrabando de carne de ballena, tras la campaña de caza de esos cetáceos en el Océano Antártico patrocinada por el Gobierno japonés.

Greenpeace asegura que 'Los dos de Tokio', como llama a sus activistas, fueron retenidos bajo custodia policial durante 23 días después de ser detenidos y afrontan la posibilidad de ser condenados hasta a 10 años de cárcel.

Fuente:

El Mundo Ciencia

4 de marzo de 2009

El ser humano obedece ciegamente a las órdenes de hacer daño

La repetición del experimento de Milgram confirma que todavía la autoridad subyuga a la moral. Interesante artículo tomado de Tendencias 21.

En los años 60 del siglo XX, el psicólogo Stanley Milgram realizó un controvertido experimento con el que demostró que la obediencia a las órdenes de una autoridad está por encima de la moral de casi cualquier individuo. Personas normales que creían estar aplicando dolorosas corrientes eléctricas a otras personas (en realidad actores que fingían estar sufriendo) no se detuvieron, y siguieron haciendo daño hasta que se les ordenó. Ahora, un experimento similar acaba de arrojar resultados similares: en cincuenta años, apenas nada ha cambiado en este sentido, aún “la férrea autoridad se impone a los fuertes imperativos morales de los sujetos de lastimar a otros”. Por Yaiza Martínez.

Experimento de Milgram: El investigador (V) persuade a L para que dé lo que éste cree son descargas eléctricas dolorosas a S,  que en realidad es un actor. Fuente: Wikiemedia.

En los años 60 del siglo pasado, un psicólogo de la prestigiosa Universidad de Yale llamado Stanley Milgram realizó un controvertido experimento que fue bautizado como Experimento de Milgram.

El fin de la prueba era medir la buena voluntad de un participante para obedecer las órdenes de una autoridad, incluso cuando dichas órdenes entrasen en conflicto con su conciencia personal.

Los experimentos comenzaron en julio de 1961, un año después de que Adolf Eichmann fuera juzgado y sentenciado a muerte en Jerusalén por crímenes contra la humanidad durante el régimen nazi en Alemania.

Milgram estaba intrigado acerca de cómo un hombre completamente normal, e incluso aburrido, y que no tenía nada en contra de los judíos había podido ser un activo partícipe del Holocausto.

La curiosidad de Milgram

La curiosidad obligó a este psicólogo a llevar a cabo un experimento, en el que los participantes creyeron que estaban probando los efectos del castigo en el aprendizaje.

El Experimento de Milgram consistió en que un voluntario debía infringir daño a otro voluntario, que en realidad era un actor compinchado con el investigador y que simulaba dolor, sin que el otro voluntario fuera consciente del engaño.

Situado el actor en un módulo de cristal visible para el primer participante, se le colocaban electrodos a través de los cuales el primer voluntario debía enviar corrientes eléctricas al actor, corrientes que supuestamente eran extremadamente dolorosas. Estas corrientes iban aumentando de intensidad, mientras el actor hacía que sentía cada vez más dolor.

Los participantes se iban poniendo nerviosos de ver sufrir al otro, pero seguían obedeciendo al investigador, al menos hasta cierto punto.

Hagamos un paréntesis para conocer un poco más sobre el experimento de Milgram en esta presentación de Conocer Ciencia:




Ahora, casi medio siglo después de que se desarrollara este experimento, otro psicólogo de la Santa Clara University, de Estados Unidos, ha descubierto que nada ha cambiado: la gente sigue dispuesta a hacer daño a otros, si se lo ordena una figura autoritaria.

Obediencia universal

Según la American Psychological Association, Jerry M. Burger repitió el Experimento Milgram demostrando que las tasas de obediencia ciega a la autoridad –por encima del dolor que esté sintiendo la otra persona- son tan sólo ligeramente más bajas que hace cincuenta años.

Por otro lado, la investigación demostró que no había diferencias en el grado de obediencia entre hombres y mujeres.

En la revista especializada American Psychologist, que pertenece a la American Psychological Association, ha aparecido un artículo en el que se explican estos resultados.

Según Burger, la copia del experimento ha demostrado que los mismos factores de situación que afectaban a la obediencia en el Experimento de Milgram siguen funcionando en la actualidad.

Milgram descubrió que, tras escuchar los primeros gritos de dolor del participante (actor) al aplicarle corrientes de 150 voltios, el 82,5% de los participantes seguían administrando descargas. Y de ese porcentaje, el 79% continuó haciéndolo, hasta los 450 voltios. En la réplica experimental de Burger, los porcentajes fueron similares, aunque las corrientes fueron aplicadas sólo hasta los 150 voltios.

Variaciones en la prueba

Las técnicas de Milgran fueron muy debatidas al publicarse los resultados de su experimento. Como resultado, existe actualmente un código ético para la experimentación psicológica, y ningún estudio utilizando procedimientos idénticos a los de Milgram había sido publicado en más de tres décadas, según Burger.

Este investigador introdujo una serie de variables en la prueba para lograr la aprobación institucional para su trabajo: la limitación a 150 voltios de las descargas (en lugar de hasta 450 voltios) fue una de ellas. Ese punto en las descargas es el más crítico, porque es cuando comienzan a aparecer más resistencia por parte de los participantes.

Además, en el estudio de Burger, se les repitió a los participantes que podían abandonar el experimento en cualquier momento, y que recibirían el dinero aunque lo dejasen a la mitad.

Por último, para que los voluntarios creyesen que las descargas eléctricas eran reales, se les suministró una descarga de 15 voltios (en el Experimento de Milgram las descargas “cebo” fueron de 45 voltios). A pesar de los cambios, las pruebas demostraron que la bondad no gana aún a la obediencia.

Resultados similares en experimento virtual

El Experimento de Milgram ha sido tan controvertido que se han llegado a realizar simulaciones virtuales de él. Tal y como explicamos hace un tiempo en Tendencias21, el University College de Londres repitió en un entorno virtual dicho experimento con personajes reales y virtuales.

En este caso, los voluntarios sabían que los que sufrían las descargas eléctricas eran personas irreales. Una parte de ellos se comunicó con los personajes virtuales a través de un interfaz textual, y un segundo grupo fue introducido en un entorno gráfico, en el que podían ver a su interlocutor: la representación tridimensional de una mujer.

Los resultados, publicados en PlosOne fueron los siguientes: en el primer grupo todos los participantes administraron las 20 descargas eléctricas que se les pidió. En el segundo, tres personas aplicaron 19 descargas, mientras que otras tres provocaron, respectivamente 9, 16 y 18.

La mitad del segundo grupo admitió que había deseado detenerse, pero, de nuevo, la autoridad venció a sus propios impulsos. Aunque la finalidad de esta prueba era probar si es útil la realidad virtual para la investigación psicológica, de nuevo se recogieron resultados similares a los informados por Milgram y Burger.

Según lo describió Milgram, la férrea autoridad se impone a los fuertes imperativos morales de los sujetos de lastimar a otros y, aún con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los participantes, la autoridad subyuga con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento de estos experimentos.

Ya lo decía el político revolucionario Lenin "Salvo el Poder todo es Ilusión". Las personas que toman el poder en las sociedades actuales, de corte capitalista, tienen intereses concretos: eternizar el sistema establecido, y para ello, como es bien sabido aplican todo tipo de métodos, sin caer en razones éticas y morales. Nuestras sociedades modernas viven bajo el influjo de las personas e instituciones que detentan el poder, y que detentan múltiples recursos disuasivos y coercitivos para imppner su voluntad. No es sano vivir en estas sociedades, el ejemplo anterior es una clara muestra de ello, las sociedades capitalistas enferman mentalmente y deshumanizan, llegando a los extremos mencionados.

Por ende se requiere de nuevas sociedades que liberen al hombre, liberación en todos sus aspectos y dimensiones. Pero para ello se requiere tomar el poder. Con personas conscientes al mando es posible cambiar las estructuras sociales y generar individuos sanos, libres y felices.


Fuente:

Tendencias 21

2 de agosto de 2008

Libro: Google, la cultura y la democracia

Libro: Google, la cultura y la democracia

Bárbara Cassin aforma en su último libro: "Google es un campeón de la democracia cultural, pero sin cultura ni democracia" examina cómo el buscador ha desarrollado su poder y también su tipo de moral que encarna cuando se pretende universal y democrático.




El análisis del alcance político, económico y cultural del fenómeno Google como imperio de la información, el saber y el comercio a escala planetaria es el eje del libro “Googléame”, de la filósofa francesa Bárbara Cassin.

Editado por la filial del Fondo de Cultura Económica (FCE) en Argentina, el libro es un estudio crítico en torno a este fenómeno del internet, apuntó la también filóloga al añadir que “Google es un campeón de la democracia cultural, pero sin cultura ni democracia”.

En un comunicado de prensa en el que informó del lanzamiento del texto, el FCE señaló que en él Cassin examina las prácticas sobre las cuales Google ha desarrollado su poder y también el tipo de moral que encarna cuando se pretende universal y democrático.

Al respecto, la filósofa francesa asienta que, “dicho de manera brutal, Google es un campeón de la democracia cultural, pero sin cultura ni democracia. Porque no es un maestro ni en cultura (la información no es la paideia) ni en política (la democracia de los clics no es una democracia)”.

La historia de la invención de Google por dos estudiantes de doctorado de la Universidad de Stanford, Sergey Brin y Larry Page, permite a Cassin plantear diversas interrogantes, explicó el FCE.

Entre ellas: ¿cuáles son los intereses de Google, cuyo proyecto es organizar toda la información y digitalizar todos los saberes del mundo? y ¿es necesario plegarse al modelo Google para “ser, por el temor a desaparecer”? Asimismo, ¿qué nuevo lugar ocupan los autores y las obras en el universo digital? y ¿de qué modo el uso del globish (global english) por parte de miles de usuarios en todo el mundo modela una determinada manera de pensar?



¿Quién es la filósofa Cassin?

Nacida en París en 1947, Cassin es directora de investigación en el Centre National de la Recherche Scientifique de París. Se ha dedicado fundamentalmente a las obras de los sofistas, de Parménides y de Aristóteles, para poner de relieve la relación entre la retórica y la ontología en la textualidad antigua.

Asimismo, ha dedicado estudios en la perspectiva de las recuperaciones contemporáneas de la relación entre la práctica de la filosofía y el lenguaje.

Dirigió la edición del monumental “Vocabulaire européen des philosophies: dictionnaire des intraduisibles” (2004) y la filial argentina del FCE le acaba de publicar “El efecto sofístico”.

Fuentes:

El Economista - Tecnociencia


La Jornada - México

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