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24 de diciembre de 2009

25 de diciembre: Una fecha compartida por Guillermo Giacosa


Jueves, 24 de diciembre de 2009
25 de diciembre: Una fecha compartida
El verdadero día de la Natividad es tan incierto como su año. La Iglesia armenia lo festeja el 6 de enero. El nacimiento de Jesús no pudo tener lugar en diciembre, pues ese mes cae en la estación de frío y lluvia en Judea y, por ello, los pastores no podrían tener sus rebaños a campo abierto, como refiere el Evangelio. Desde mucho antes de Cristo, el 25 de diciembre fue una fecha importante para diversas culturas. Es el día del solsticio de invierno y, durante esa jornada, el sol parece detenerse en su descenso para elevarse nuevamente en el firmamento: los días se prolongan y la primavera hace renacer la esperanza. Persas, griegos, egipcios, fenicios, sirios, etcétera, celebraban en aquel día el parto de la Reina de los Cielos, la Virgen celestial y el nacimiento de su hijo, el dios solar. Dionisos o Baco, a quien los griegos llamaban 'El Salvador’, nació de una virgen el 25 de diciembre; lo mismo que Hércules. También, ese día, se celebraba el nacimiento de Adonis.
Los egipcios fijaban la preñez de Isis, la 'Virgen Reina de los Cielos’, en marzo, y el parto de Horus a fines de diciembre. Este pueblo no solo adoraba una madre virgen, sino que presentaba a los seguidores la efigie de un recién nacido acostado en un pesebre. Osiris también fue hijo de una 'Virgen Santa’, y nació un 25 de diciembre. También ese día habría nacido Buda, que tampoco fue concebido sexualmente aunque su madre fuera casada. Para los paganos escandinavos, Frey, hijo de Odín y Frigga, nació el 25 de diciembre.
Los druidas celebraban, ese mismo día, su fiesta anual del fuego y, en Roma, en esa fecha, se conmemoraba el nacimiento del Sol invicto y, también, el de Mitra, el dios solar persa, cuyo culto adoptó el Imperio Romano. Los primeros indicios de celebraciones cristianas de la Natividad se ubican a fines del siglo II. Fue a fines del siglo III o a inicios del IV que la Iglesia occidental consagra el 25 de diciembre.
Las costumbres navideñas tienen raíces paganas. En Roma se celebraban las Saturnales desde el 21 de diciembre hasta fin de año –otros dicen que entre el 17 y el 19 de diciembre–. En Inglaterra, los puritanos trataron de abolir la Navidad pues la consideraban como una continuación de las “vanidades y excesos en que cayeron los gentiles”. En el siglo III, Tertuliano protestó contra la costumbre de adornar las casas con guirnaldas de flores, pues esa era la misma forma en la que lo hacían los paganos. En la antigüedad, las ramas de hiedra, de laurel y de mirto y otras de verdor perenne, eran símbolos del vigor generador y la juventud perpetua de Dionisos. Los druidas de las Galias adoraban el muérdago por su virtud vitalizadora y sus poderes curativos, y creían que portarlas o besarlas ayudaba a hacer fértil a la mujer que hasta entonces no había podido concebir. Nada en este mundo es totalmente original y todo, con distintas facetas, pareciera pertenecer a todos. La Navidad, fiesta de paz, debería estimular la tolerancia, el ecumenismo y el respeto por todas las manifestaciones no destructivas del espíritu humano.

Autor: Guillermo Giacosa

Fuente:
Peu21

7 de noviembre de 2007

¡Salvemos Candamo! Por Guillermo Giacosa

¡Salvemos Candamo!
Por Guillermo Giacosa

Muchos creemos que la humanidad ha perdido la poca cordura que hasta hace poco parecía exhibir. Quizá no se haya tratado de cordura sino de falta de medios para terminar de destruir un planeta que agoniza lentamente por causa de esta plaga llamada especie humana. Hoy, con todos los medios tecnológicos a su alcance, parecen dispuestos a continuar con la obra de demolición que iniciaron rudimentariamente nuestros ancestros para ponerle fin a las actuales formas de vida. Sin duda en un futuro que somos incapaces de imaginar la vida ésta retornará bajo otras modalidades que, ojala, sean menos destructivas que las practicadas por el ser humano.

Esta reflexión, que es válida para todos los rincones de la Tierra donde se busca crear riqueza sin pensar en las consecuencias, nos duele hoy especialmente en el Candamo peruano, habitat de inusitada diversidad biológica y casi una prueba viviente de toda la maravilla que la Naturaleza ha sido capaz de crear. Quienes vimos la maravillosa película de Daniel Winitzky, que batió records de audiencia en la TV peruana, no olvidaremos jamás la sensación de plenitud y de agradecimiento a la vida que dicho filme nos dejó. ¡Esa maravilla era la vida, estaba al alcance de nuestra mano y era nuestra responsabilidad responder por ella! A los creyentes les recuerdo que atentar contra la vida, a menos que sea para sobrevivir, es quizá el pecado más aborrecible del ser humano pues, al fin de cuentas, la vida es lo único que realmente tenemos. Quienes no hemos sido tocados por la fe, por otra parte, sabemos de sobra que esa vida es nuestro único bien y que su abundancia, diversidad y riqueza es un motivo que parece justificar la existencia.

Embebidos en esta nueva religión idiotizante de explotar, explotar y explotar todos los recursos existentes, se pretende sustraer 200.000 hectáreas al Candamo para buscar minerales que, además de enriquecer a unos pocos dañará toda la flora y la fauna de la región.

Nadie en su sano juicio objeta el progreso pero ¿es eso progreso? ¿Destruir un habitat con capacidad para producir en el largo tiempo muchos más dinero que todo los minerales que logren extraer es realmente progreso? ¿Malograr un espacio que oxigena un territorio agobiado por la polución, es progreso? Eso no es progreso, eso es simplemente un disparate de quienes creen que crecer es inflarse para luego reventar. Ese es sólo un negocio cortoplacista más como tantos otros que se le pasan por la cabeza a todos quienes viven en el agobiante y enceguecedor día a día de la política.

Hace treinta años que se vienen anunciando las catástrofes que hoy ocurren y no escuchamos a quienes lo advertían. Hoy, si pasan Candamo, algunos delirios brasileros sobre la Amazonía y otros proyectos igualmente destructivos estaremos pasando el punto más allá del cual no habrá existencia alguna que defender.

Súmese a la protesta. Entre a www.salvemoscandamo.com e inscriba su nombre entre quienes rechazan la propuesta de quitarle 200.000 hectáreas más a la vida.

Fuente:

Informalisimo


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