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18 de diciembre de 2017

No nacemos creyentes: un estudio concluye que la religión no tiene que ver con el pensamiento intuitivo o racional


Un nuevo estudio de la Universidad de Oxford acaba de descartar que el sentimiento religioso esté relacionado con el pensamiento intuitivo. La conclusión echa por tierra no solo una convención de la psicología. Además descarta que la religiosidad sea algo con lo que nacemos.

Hasta ahora la psicología cognitiva explicaba el desarrollo del sentimiento religioso en el cerebro como un resultado del pensamiento intuitivo. En otras palabras, que las creencias religiosas surgen de manera intuitiva, y que las diferentes religiones canalizan una conclusión a la que las personas llegan de antemano siguiendo un proceso natural. Según esta hipótesis ampliamente aceptada, las personas creyentes son más intuitivas que analíticas.

Un equipo combinado de neurocientíficos, psicólogos y filósofos del Centro de Avances en Ciencias del Comportamiento en las Universidades de Coventry y Oxford ha examinado esa asunción realizando un estudio sobre un grupo de peregrinos del Camino de Santiago.

El estudio comenzaba entrevistando a los vountarios para determinar su grado de creencias religiosas y sobrenaturales. Después se les sometió a una larga batería de pruebas de lógica, matemáticas y probabilidad destinadas a analizar su grado de pensamiento intuitivo. Finalmente, se les sometió a un experimento no invasivo de electroestimulación sobre el gyrus frontal inferior, una zona del cerebro que se suponía estaba asociada a la inhibición de creencias sobrenaturales en personas ateas.

Ni uno solo de los experimentos permitió probar de manera concluyente la relación que se suponía entre sentimiento religioso y pensamiento intuitivo. Según el principal autor del estudio: Miguel Farías:
Qué nos impulsa a creer en dioses? ¿La intuición o la razón, el cerebro o el corazón? Existe un largo debate en torno a esta cuestión, pero nuestras conclusiones desafían la teoría de que las creencias religiosas estén determinadas por un pensamiento intuitivo o analítico. No creemos que las personas nazcan creyentes del mismo modo en que todas acaban aprendiendo de manera inevitable algún tipo de lenguaje.
Si no es intuitivo ni de nacimiento, ¿de dónde provienen los sentimientos religiosos? Farías apunta a factores sociales:
Los datos sociológicos e históricos de los que disponemos muestran que nuestras creencias se basan fundamentalmente en factores sociales y educativos, y no en diferencias cognitivas como la dicotomía entre pensamiento intuitivo o analítico. El sentimiento religioso se basa muy probablemente en la cultura de cada uno, no en algún tipo de intuición primitiva o corazonada.

Fuente:

Gizmodo
 

Cómo entretener a un niño pequeño según su edad

Divertir a un niño no es tan difícil una vez que aprendas algunos trucos que dependen de la edad.

Menos de un año: Los bebés solo quieren verte la cara o estar en tus brazos

Si tienes la oportunidad de tener en brazos a un bebé, no hay mucho que pensar. Si el bebé parece soñoliento o no presta atención a su alrededor, simplemente abrázalo con su cabeza sobre el hombro o el brazo. Moverse un poco es un extra. Camina un poco, usa una mecedora si la tienes a mano o mécelo suavemente.

Si el bebé está despierto, busca una postura en el regazo en la que pueda verte la cara y simplemente habla o canta. ¿No sabes qué decir? Recita las letras del alfabeto. Para más entretenimiento, puedes mover las manos mientras hablas o tocar tu nariz con la suya.

De 0 a 3 años: A los niños pequeños les encantan los chistes bobos

Para este grupo de edad necesitas esforzarte un poco más. Los niños pequeños están acostumbrados a ver adultos hablando, pero divertirles es más fácil de lo que parece.
  • Ponte algo ridículo en la cabeza. Por alguna razón esto les resulta muy divertido.
  • Establece una relación causa-efecto absurda. Cada vez que te toques el pie haz un ruido gracioso.
  • Apila cosas como juguetes o cubos y luego derriba la torre. Es probable que el bebé quiera hacerlo él mismo.
  • Mueve los dedos como si fuera una araña y hazle cosquillas mientras dices: “Uuuuhhh!! La araña de las cosquillas va a por tiiii” o algo así.
Obviamente, no vas a usar el truco de las cosquillas con cada niño que te encuentres. Es probable (y muy normal) que el bebé desconfíe de ti. Haz la araña con la mano pero sobre ti mismo. A veces los niños pequeños no quieren participar en los juegos, solo disfrutar del espectáculo. Lo mismo se aplica a todo lo anterior con variaciones. Quizá quieran echar abajo la torre, o quieran que lo haga un peluche. Fingir que no has visto como se ha caído y darte la vuelta para descubrirlo muy indignado da puntos extra.

Hay más trucos que son éxitos instantáneos, al menos en mi limitada experiencia, pero requieren cierta planificación. Si sabes hacer malabares, hazlo sin dudarlo. Los bebés aún están tratando de comprender cómo funciona la física y los malabares les fascinan. Las pompas de jabón también suelen entretenerlos durante mucho rato.

El artículo completo en:

Gizmodo

¿Tu hijo es feliz?

Cuanto mayores son los niños, más infelices. No jugar o pasar tiempo con la familia entre las principales razones.

Te has preguntado alguna vez si tus hijos son felices, si se divierten contigo o si, por el contrario, están aburridos. Estas son las suposiciones que se planteó la juguetera Imaginarium (de España) para desarrollar su II Estudio sobre Felicidad en la Infancia. Con una muestra superior a los 4.500 participantes, la investigación concluyó que un 9,6% de los padres cree que sus pequeños son infelices, a pesar de las comodidades y facilidades con las que cuentan.

Para el estudio, se definió felicidad como la calidad de las relaciones sociales y familiares, el tiempo que los padres pasan con sus hijos, y el que dedican a jugar o explorar el mundo gracias al juego real. “Tan solo un 17,27% de los niños es plenamente consciente de lo feliz que es”, según los resultados. “Es fundamental que los niños aprendan a identificar y expresar sus emociones. Esto se puede conseguir a través del juego, al igual que con una correcta sociabilización, consiguiendo en los niños una mayor sensación de felicidad y bienestar”, explica en un comunicado Sonia Pérez, responsable de contenidos pedagógicos y miembro del Comité de Expertos de Imaginarium.

La infelicidad aumenta según los niños van cumpliendo años. Por ejemplo, mientras que un 16,56% de los niños entre 5 y 8 años no lo son, este porcentaje aumenta hasta el 22,66% en el caso de los adolescentes, según se explica en los resultados. “Es normal, ya que según los niños van creciendo los desafíos a los que se enfrentan también son mayores, sobre todo cuando la parte de socializar con iguales se convierte en algo fundamental en sus vidas”, explica en un comunicado Ana Saro, psicóloga clínica y miembro del Comité de Expertos de Imaginarium.

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El País (España)

Uno de los fundadores de Facebook advierte del daño que las redes sociales pueden hacer a la mente de los niños

Sean Parker, uno de los fundadores de Facebook (y su primer presidente), está preocupado por cómo afectan las redes sociales a las personas. Lo peor de todo, comenta, es que los creadores de Facebook sabían muy bien lo que hacían y que estaban creando algo que sería extremadamente adictivo.

En un evento de Axios, el también creador de Napster mencionó:
“Solo Dios sabe lo que le está haciendo a la mente de nuestros hijos.”
Para Parker, la red social explota las vulnerabilidades psicológicas humanas, se aprovecha de ellas. Esto gracias a la sensación de validación que los atrapa y los hace publicar una y otra vez constantemente, buscando mensajes de aprobación, atención y los famosos “me gusta”. Es un ciclo que no acaba, y los creadores de la plataforma sabían que, a largo plazo, esto iba a suceder.
“Esta es la clase de cosas que se le ocurriría a un hacker como yo, porque estás explotando las vulnerabilidades de la psiquis humana. Los creadores de redes sociales como yo, Mark [Zuckerberg] o Kevin Systrom [Instagram] entendimos muy bien que esto iba a suceder, y aún así lo hicimos”.
Según el creador de Napster, cuando trabajaban en Facebook lo que querían era encontrar una forma en la que la red social consumiera toda la atención y tiempo posible de los usuarios. Por esta razón asegura haberse convertido en un “objetor de las redes sociales”, y mantiene muy poca presencia en ellas.

Aunque el hecho de que estos comentarios provengan de una persona que no solo ayudó a crear la red social más grande del mundo sino que hizo una fortuna gracias a ello, no deja de ser cierto que Facebook, al igual que otras redes sociales, pueden ser algo increíblemente adictivo gracias a lo sencillo de usar que es y, sobre todo, gracias al impacto psicológico que tiene algo tan mínimo como recibir un “me gusta”.

Fuente:

Gizmodo
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