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24 de noviembre de 2010

Se Llegará al Temido Umbral Crítico del Calentamiento Global Este Mismo Siglo

Muchos científicos advierten que para evitar un calentamiento excesivo de la Tierra, la elevación del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos, el CO2 debe ser reducido en la atmósfera a 350 partes por millón (ppm) a finales de este siglo. Su valor actual es de alrededor de 390 ppm.
Los autores de un nuevo estudio alertan de que si no se toman acciones pronto, la acidificación de los océanos y el calentamiento atmosférico causados por el efecto invernadero traspasarán en este mismo siglo el tan temido umbral rojo del calentamiento global. Cruzarlo acarreará que para regresar a la situación inmediatamente anterior no se tardará lo mismo que en rebasarlo, sino nada menos que un millar de años.

Charles Greene, científico de la Universidad de Cornell especializado en el sistema de la Tierra, es el autor principal del estudio, y alerta de que el tiempo se está agotando, y que a pesar de eso los gobiernos han hecho muy poco para revertir el creciente aumento de los niveles de dióxido de carbono (CO2).

El equipo de Greene, en su búsqueda de soluciones expeditivas para impedir que el calentamiento global traspase ese umbral crítico, ha llegado a la conclusión de que una manera de reducir el CO2 atmosférico a finales de siglo es instalar por todo el mundo un número suficiente de dispositivos de captura de aire que lo filtren, absorbiendo CO2 y liberando el resto. La tecnología sería muy similar a las de captura y almacenamiento de carbono que están siendo desarrolladas para las centrales eléctricas térmicas que usan carbón.

Lea el artículo completo en:

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Cómo se ven las ondas expansivas


El poder de una explosión no reside en la misma explosión sino en la onda expansiva que crea.



En muchas ocasiones ésta puede llegar a tener efectos devastadores y mortales.

A simple vista la onda expansiva no se puede detectar, aunque sí es posible si se baja la velocidad más de cien veces.

Vea cómo aparece en este video de BBC Mundo.

Tomado de:

BBC Ciencia

Una regla para medir distancias de 500 millones de años luz en el universo

Unas simulaciones por ordenador respaldan la idea de que los astrónomos pueden haber encontrado una regla capaz de medir distancias cósmicas de hasta 500 millones de años luz.

Las oscilaciones bariónicas acústicas son ondas de sonido que se extendieron por todo el universo inicial. Se generaron por la súbita acumulación de masa en el proceso que llevó a la formación de las primeras galaxias.

Por suerte, tenemos un registro del universo como era en esta época en la forma del fondo de microondas cósmico. Un concepto equivocado común sobre el fondo de microondas es que es un eco del Big Bang, pero esta primera luz apareció en el universo 400 000 años después del gran evento. Antes de eso, el cosmos estaba lleno de un plasma que evitaba que la luz viajase a una distancia razonable. Tan pronto como el universo se enfrió lo bastante, la luz empezó a filtrarse en el cosmos. El fondo de microondas cósmico es esta luz, y nos da una instantánea del universo como era en ese instante.

Lo que esto demuestra es que la materia en el universo estaba distribuida igualmente por todos lados. Hay algunas decenas de órdenes de magnitud de diferencia entre las variaciones de densidad entonces, y las variaciones que vemos ahora. Claramente, algo ha cambiado.

La idea es que la materia se veía atraída gravitatoriamente a cualquier pequeña variación de densidad y que éstas crecieron rápidamente. Estas variaciones de densidad originales estaban provocadas por variaciones cuánticas del universo inmediatamente después de formarse y, también, por las ondas de sonido que viajaban por todo el universo mientras que se enfriaba.

Podemos ver variaciones en el fondo de microondas cósmico que deberían haber sido provocadas por las variaciones cuánticas. Pero las variaciones debidas a las ondas de sonido son mucho menores y más difíciles de señalar.

No obstante, sabemos que las galaxias deberían haberse formado en las regiones de más presión de estas ondas de sonido. Por lo que la distribución de las galaxias a nuestro alrededor debería reflejar eso.

Sabemos relativamente poco sobre la distribución detallada de las galaxias en nuestra parte del universo (o en cualquier parte del mismo, para este tema). No obstante, los astrónomos están recopilando estos datos actualmente en un proyecto conocido como Sloan Digital Sky Survey (SDSS) que está midiendo el desplazamiento al rojo de las galaxias cercanas.

Aquí es donde la física se vuelve un tanto turbia. Distintos grupos que han analizado estos datos dicen que pueden ver en estos mapas de galaxias, el patrón característico que deberían haber producido las ondas de sonido. Ésta es una apuesta complicada – no es un patrón simple, de ningún modo. Imagina el patrón de ondas de sonido como un puñado de piedras arrojadas a la superficie de un estanque, y esto es una simple visión en 2D de un problema del tamaño del universo.

Por lo que no es una sorpresa encontrar que otros que están mirando los mismos datos digan que no han encontrado nada.

Hoy, logramos una nueva visión sobre este problema gracias al trabajo de Anna Cabre de la Universidad de Pennsylvania y Enrique Gaztanaga del Instituto de Ciencias Espaciales en Barcelona, España.

Estos chicos se han olvidado por completo del universo y en su lugar usaron una simulación por ordenador ejecutada por el supercomputador Mare Nostrum de Barcelona (No entre los más potentes del mundo, pero seguramente el más bonito).

Esta simulación demuestra cómo se comportan 8500 millones de partículas bajo la fuerza de la gravedad en unas condiciones de inicio similares a las del inicio del universo. El resultado es una simulación de la evolución de una buena fracción del universo que termina con un aspecto notablemente similar al que habitamos ahora. Y no satisfechos con hacerlo una vez, la simulación se ha ejecutado un par de cientos de veces, de forma que pudiesen analizarse propiedades estadísticas.

Cabre y Gaztanaga usan este modelo para responder una interesante pregunta. Primero se imaginan a sí mismos dentro del modelo y luego se preguntan si el tipo de medidas que podemos hacer en la Tierra, revelaría realmente las oscilaciones acústicas bariónicas. ¿Es posible observar oscilaciones acústicas bariónicas en este modelo?

La respuesta es un sí cualificado. Esto es un refuerzo pero, por supuesto, no es una prueba de que las medidas que se han realizado hasta el momento demuestra la existencia de estas oscilaciones. Se necesita más trabajo para llegar a eso.

Pero, ¿por qué tanto alboroto por unas pocas ondas de sonido? La razón por la que los astrónomos están entusiasmados con las oscilaciones bariónicas acústicas es que pueden calcular exactamente cómo de grandes debían ser – unos 500 millones de años luz en el universo actual.

Por tanto, estas oscilaciones son una especie de regla con la que medir las propiedades del universo a esta escala, incluyendo cosas como la expansión acelerada del cosmos. No hay otra forma de hacer eso, por lo que hay mucho en juego para quien lo encuentre primero.

Fuente:

Ciencia Kanija

Morris Goodman, el científico que descubrió que somos simios

El antropólogo molecular Morris Goodman falleció el 14 de noviembre en su casa de Detroit (EE UU). Pese a sus 86 años de edad permanecía muy activo científicamente. En el año 1962, hace casi medio siglo, se celebró en un castillo austriaco una reunión científica organizada por la Fundación Wenner Gren sobre evolución y clasificación humana que resultó, con el paso del tiempo, histórica. Tres trabajos de investigación independientes demostraban el gran parentesco evolutivo entre los chimpancés, los gorilas y la especie humana. Ninguno de sus autores era paleontólogo, sino que todos trataban con especies vivas. Un estudio cotejaba cromosomas, otro hemoglobinas y el de Morris Goodman, proteínas de la sangre. Pero Goodman tiene la prioridad porque había dado a conocer sus resultados un año antes.

El tiempo les ha dado la razón a estos osados investigadores, que manejaban unas técnicas entonces vanguardistas. El máximo especialista que ha habido nunca en primates, el suizo Adolph H. Schultz, estaba presente en la reunión y se negó a aceptar las revolucionarias propuestas de Goodman y de los otros. La anatomía clásica dice lo contrario, sostuvo con determinación: el hombre queda a un lado y todos los grandes simios al otro lado. "Tal evidencia -Schultz se refería a la semejanza del hombre y los chimpancés y gorilas- aunque de gran interés, está más que contrapesada por la masa de profundas diferencias encontradas en toda clase de caracteres de reconocida solvencia".

Y es que antes de esos descubrimientos moleculares y citogenéticos se pensaba que los grandes simios (chimpancés, gorilas y orangutanes) formaban un grupo evolutivo propio (el de los póngidos) y que los humanos pertenecíamos a otro (el de los homínidos). El antepasado común del grupo de los grandes simios y del ser humano tenía que ser muy antiguo. Eso nos distanciaba de los antropomorfos, que aparecían como parientes lejanos. Muchos se sentían así tranquilizados. Pero los nuevos hallazgos de laboratorio que se presentaron en la reunión del año 1962 indicaban que, por el contrario, nosotros pertenecemos de lleno al grupo de los grandes simios africanos. Somos simios africanos. En otras palabras, los humanos estamos más emparentados con chimpancés y gorilas de lo que estos lo están con los orangutanes asiáticos.

Ni Darwin se atrevió

Ni siquiera Charles Darwin se había atrevido a tanto, pese a que tal vez lo pensaba. Si bien dejó escrito que nuestro origen estaba en África y que los monos más parecidos a nosotros son los chimpancés y los gorilas, a la hora de clasificarnos prefería colocarnos aparte. En el año 1924, Raymond Dart descubrió en Sudáfrica el primer australopiteco y dijo que era nuestro antepasado. Algunos le creyeron, otros no, pero cuando a mediados del siglo XX se reconoció que los australopitecos eran de los nuestros, pese a su aspecto primitivo y cercano en muchos rasgos a los chimpancés, los homínidos se seguían clasificando solos.

Morris Goodman nació en 1925 en una familia judía de Milwaukee, Wisconsin. Participó en la II Guerra Mundial siendo muy joven. Formaba parte de la tripulación de un bombardero, como navegante de vuelo, cuando fue derribado sobre Berlín. Afortunadamente, pudieron tomar tierra en territorio ya ocupado por los soviéticos. El profesor Goodman trabajó 52 años en la Facultad de Medicina de la Wayne State University de Detroit (Michigan), era miembro de la Academia Americana de las Ciencias (sección de Antropología) y recibió el Premio Charles R. Darwin de la Asociación Americana de Antropólogos Físicos. Se le considera uno de los fundadores del campo de la filogenia molecular, que reconstruye las relaciones evolutivas entre especies basándose en las semejanzas de las proteínas y del ADN.

Goodman significa en inglés buena persona y Morris supo hacer honor a su nombre. En lugar de flores, sus familiares ruegan que se envíen donativos a la Cátedra de Antropología Molecular de la Wayne State University que lleva su nombre y el de su difunta e inseparable esposa.

Fuente:

El País Sociedad

Los lagos del planeta se calientan


El lago Ladoga en Rusia se ha calentado 4º desde 1985. El Mundo
Efe Washington

Los lagos de todo el mundo se han calentado desde 1985 una media de dos grados, con lo que su temperatura ha aumentado más del doble de rápido que la de la atmósfera global, según un estudio publicado hoy por la NASA.

La agencia espacial estadounidense llegó a esa conclusión tras medir la temperatura superficial del agua en 167 lagos de todo el mundo a través de la tecnología de satélite de su laboratorio Jet Propulsion Laboratory.

El estudio, que se publicará mañana jueves en la revista 'Geophysical Research Letters' y que la NASA adelantó hoy, revela que los lagos del mundo se calientan a una media de 0,45 grados Celsius por década, y algunos han llegado a un ritmo de 1 grado por década.

Los lagos en los que más aumenta la temperatura son los del hemisferio norte, especialmente los situados en latitudes medias y altas.
Por zonas

El que más se ha calentado es el lago Ladoga, en Rusia, cuya temperatura ha aumentado 4 grados desde 1985, seguido de cerca por el lago Tahoe, situado entre California y Nevada (Estados Unidos), que ha subido 3 grados en un cuarto de siglo, según el coautor del estudio, Simon Hook.

El norte de Europa es donde se está registrando un calentamiento más consistente, mientras que en el sureste del continente, en los alrededores de los mares Negro y Caspio, las temperaturas del agua aumentan de forma más suave. Al este de Kazajistán, en Siberia, Mongolia y el norte de China, la tendencia al recalentamiento vuelve a fortalecerse, según el estudio.

En Norteamérica, los lagos que más se calientan son los del suroeste de Estados Unidos, a un ritmo ligeramente superior al de los Grandes Lagos del norte. El aumento de temperatura es mucho más débil en los trópicos y en el hemisferio sur, especialmente en las latitudes medias.
Evaluación del cambio climático

Para observar la temperatura, los investigadores de la NASA utilizaron tecnología de infrarrojos de la Agencia Nacional del Océano y la Atmósfera estadounidense (NOAA, por sus siglas en inglés) y de la Agencia Europea del Espacio (ESA).

Debido a la dificultad de recoger datos cuando los hielos están helados o cubiertos por nubes, se centraron en temperaturas de verano (entre julio y septiembre en el hemisferio norte y entre enero y marzo en el sur) y las tomaron únicamente por la noche.

Según la NASA, los resultados del estudio son consistentes con los cambios asociados al calentamiento global. "Nuestro análisis proporciona una fuente de datos nuevos e independientes para evaluar el cambio climático en tierra firme en todo el mundo", indicó en un comunicado el coautor del estudio, Philipp Schneider.

"Los resultados tienen implicaciones para los ecosistemas de los lagos, que pueden verse afectados negativamente incluso por cambios pequeños de la temperatura del agua", añadió.

Fuente:

El Mundo Ciencia

Divorcio de los padres y riesgo de derrame

Los niños que experimentan el divorcio de sus padres tienen dos veces más probabilidades de sufrir un derrame cerebral en algún momento de su vida adulta, afirma una investigación.

El estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Toronto, Canadá, se basó en los registros de una encuesta de salud comunitaria en Canadá con 13.000 personas.

Los científicos descubrieron que entre los participantes, el 10% había experimentado el divorcio de sus padres durante la infancia y entre éstos, casi el 2% habían sido diagnosticados con un derrame en algún punto de su vida.

Los investigadores, sin embargo, no saben cuál es la causa de esta asociación.

Se sabe que el divorcio es una experiencia traumática para todos los involucrados y estudios en el pasado han mostrado los posibles riesgos de los niños de padres divorciados de sufrir estrés u otros trastornos de salud mental a largo plazo.

Pero hasta ahora no se había encontrado un vínculo directo con una enfermedad cardiovascular. como el derrame cerebral, muchas décadas después del evento.

Tal como explicó a la BBC la profesora Esme Fuller-Thomson, quien dirigió la investigación, realmente les sorprendió encontrar estos resultados.

"Encontramos que los adultos que habían experimentado el divorcio de sus padres antes de que cumplieran 18 años mostraron el doble de riesgo de sufrir un derrame cerebral" explica la investigadora.

"Inicialmente pensé que esta asociación podía explicarse por las conductas de riesgo de los participantes, porque en el pasado se ha mostrado que los hijos de padres divorciados tienen más probabilidades de fumar o beber alcohol, que sabemos están asociados al riesgo de derrame".

Los investigadores ajustaron las estadísticas del estudio para tomar en cuenta el impacto de las conductas de riesgo de los participantes, como fumar, beber alcohol, falta de ejercicio y obesidad.

"Y aún así, tomando en cuenta estos factores de riesgo, nos quedamos sumamente sorprendidos de que la asociación entre divorcio y derrame cerebral siguiera siendo significativamente elevada", agrega la investigadora.

Factores de riesgo

Los resultados mostraron que entre los 13.134 participantes, 10,.4% habían experimentado el divorcio de sus padres siendo niños y 1.9% informó que habían sido diagnosticados con un derrame en algún momento de su vida.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia
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