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15 de febrero de 2009

200 años después Darwin sigue luchando (IV)

Dios nos devuelve el golpe


2OO años después Darwin continúa siendo atacado. Es alarmante ver que en muchos escuelas del mundo, y entre ello se cuentan escuelas del mundo llamado desarrollado, todavía se sigue enseñando el creacionismo como algo cierto, como una verdad fuera de toda duda.

Navegando en la red encontré estos fantásticos videos de una serie del afamado etólogo
Richard Dawkins que ha publicado, entre otros libros, El Gen Egoista (1976) y El Fenotipo Escondido (1982) y, su más reciente obra El Espejismo de Dios (2007).) El científico, con gran sorna, llamó a la serie "Dios devuelve el golpe". Esta serie de videos plantean el debate comtemporáneo entre ciencia y religión, es decir entre materialismo (visión cientñifica del mundo) e idealismo (visión metafísica del mundo).



Les dejo los dos primeros videos. Usted conocerá detalles de la vida de Darwin y la lucha que mantuvo contra la religión y a favor de la ciencia. Asimismo conocerá usted los argumentos modernos que utilizan todos los que de alguna u otra manera se encuentran a favor del creacionismo.

Dios nos devuelve el golpe (I)



Dios nos devuelve el golpe (II)



Puede ver todos los videos de esta serie en:

YouTube - Richard Dawkins

Bonus:

DESCARGAS

El Gen Egoista (demora un poco, paciencia) Un libro cñasico en Ciencias.

El Espejismo de Dios (best seller mundial el 2006) ¡No se lo puede perder!

Hasta la próxima

13 de febrero de 2009

Espectroscopía y espectroscopios

¿Espectro... qué? A primera impresión podriamos pensar que se trata de ver espectros y fantasmas. Y ¡en verdad! vamos a ver un ESPECTRO. ¿Cómo? dirá usted, ¿esta no era una página seria de ciencias? Si, todos nuestros artículos tienen rigor científico, así que no se alarmen, en primer lugar vamos a explicar que es un espectro en el mundo de la ciencia.


Isaac Newton realizó sus clásicos experimentos sobre la luz y los colores y observó como la luz, al atravesar el prisma, se descomponía en los siete colores. Newton penso que se encontraba ante luz coloreada, el pensó también que estaba viendo el fantasma de los colores, por eso designo a esta banda de colores con una palabra que tomó del latín: espectro. Claro que cuando hablamos de Física y nos referimos a los espectros, obviamente, ya nos referimos a los fantasmas.

Se había había creado una nueva ciencia para estudiar la luz y los colores. Newton publicó todas sus investigaciones sobre la luz en un libro llamado
Óptica. ¿Desea conocer más? Entonces tiene que ver esta presentación:
Los espectros atomicos


Cada átomo es capaz de emitir o absorber radiación electromagnética, aunque solamente en algunas frecuencias que son características propias de cada uno de los diferentes elementos químicos.
Si, mediante suministro de energía calorífica, se estimula un determinado elemento en su fase gaseosa, sus átomos emiten radiación en ciertas frecuencias del visible, que constituyen su espectro de emisión. Son dos clases de espectros;Los espectros de absorción y de emisión que resultan ser, pues, el negativo uno del otro. Estos gráficos nos lo explican con mayor claridad:


La espectroscopia

El espectroscopio de prisma fue desarrollado a partir de 1859 por los alemanes Kirchoff y Bunsen. La espectroscopia (también pronunciada espectroscopía) es el estudio del espectro luminoso de los cuerpos, con aplicaciones en química, física y astronomía, entre otras disciplinas científicas. El análisis espectral en el cual se basa, permite detectar la absorción o emisión de radiación electromagnética de ciertas energías, y relacionar estas energías con los niveles de energía implicados en una transición cuántica.



Espectroscopios

El lema de Conocer ciencia es ciencia sencilla, ¿lo recuerdan? Bien, para hacer honor a nuestro nombre buscamos videos para crear espectroscopios sencillos (bastante elementales, a decir verdad, pero sumamente ilustrativos para comprender el funcionamiento de un espectroscopio), este ese el primer modelo:




Parece algo complicado, ¡y lo es! Además está todo en portugués.

El segundo modelo de espectroscopio es más sencillo, no tendrá muchos problemas en comprenderlo aunque ¡este video no tiene sonido!:


CD Spectroscope - Watch today’s top amazing videos here

Claro que tendrá que adquirir una lata de Pringles y, ante todo, consumir el contenido. Pero todo esto, recuerde, será en nombre de la ciencia. Pro siempre hay una manera más sencilla de hacer las cosas, seguí investigando y descubrí este modelo de espectroscopio:

CD Spectroscope - Funny bloopers R us

Y ¡ya no puede haber un experimento más sencillo! Pero si ustedes conocen otra manera no duden en hacermelo conocer. Como otro de los lemas del blog es ciencia fascinante voy a finalizar el post con un experimento en que veremos los espectros de tres compuestos, pero veremos los espectros en las llamas:



Espero que hayan disfrutado los videos.

Hasta la próxima:


Leonardo Sánchez Coello

conocerciencia@yahoo.es

12 de febrero de 2009

El genoma humano y el de los chimpancés es más diferente de lo que se creía

Las diferencias entre el genoma humano y el de los chimpancés son diez veces mayores de lo que se creía, según un estudio de un equipo internacional de investigadores, que permitirá cuantificar mejor la separación entre especies y establecer el momento de la evolución en que ésta se produjo.


Los autores del estudio -que la revista Nature publicó en su número dedicado al 200 aniversario del nacimiento Darwin (12 de febrero de 2009)- explican que en la última década se había aceptado que las secuencias de ADN de hombres y chimpancés, los parientes vivos más cercanos de los humanos, sólo diferían un 1,24%. Para conocer de manera sencilla, y diverrida, el ADN visite este enlace.

La investigación, en la que han participado dos científicos españoles del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), demuestra que ese porcentaje es incorrecto y que puede ser hasta diez veces superior.

El investigador Tomàs Marquès-Bonet, del IBE, ha coordinado este equipo internacional, dirigido por Evan E. Eichler, de la Universidad de Washington (EEUU), junto a Arcadi Navarro (ICREA-IBE).

Navarro ha recalcado en declaraciones a EFE que las diferencias detectadas ahora no son puntuales sino 'elementos funcionales, genes completos que unas especies tienen y otras no'.

La clave de este descubrimiento ha sido el estudio de las llamadas duplicaciones segmentales, fragmentos de ADN repetidos a lo largo del genoma, que hasta hace poco tiempo eran difíciles de distinguir por lo que no se tenían en cuenta, y se optaban por estudiar los genomas más fáciles de individualizar.

'Se sabían que existían pero eran difíciles de estudiar, los científicos buscamos donde nuestro conocimiento y la tecnología permite', argumenta Navarro para explicar este giro en las investigaciones genómicas.

Ha sido el estudio de las duplicaciones de todo el genoma de cuatro especies de primates -macacos, orangutanes, chimpancés y humanos- lo que ha permitido este avance con el que se ha elaborado el primer catálogo específico de las regiones del genoma.

Estas regiones ofrecen novedades evolutivas, equivalentes a los cambios que se dan en las diferentes ediciones de un mismo libro.

Las diferencias son 'radicales' en la biblioteca de cada especie: colecciones completas de libros que unos organismos tienen y otros no, es decir, únicas para cada especie.

Las duplicaciones segmentales son fragmentos del genoma que debido a mecanismos moleculares muy complejos, en determinados momentos de la evolución, se hicieron múltiples copias que se fueron insertando en diversos lugares del genoma.

Como las duplicaciones pueden ser grandes, llegan a contener genes completos y sus copias, que en principio son idénticas y pueden irse 'especializando' hasta hacerse diferentes unas de otras y realizar funciones exclusivas de la especie que los posee.

Marquès y Navarro explican que las duplicaciones predisponen al genoma a reorganizarse: construcciones diferentes con las mismas piezas, 'como si se tratara de un Lego', lo que puede generar enfermedades del tipo del autismo o la esquizofrenia.

No obstante, indican que la duplicación no es sinónimo de anomalía sino de variación, que puede ser favorecida por la selección natural o acabar resultando patológica.

Hace entre ocho y doce millones de años que se produjo la época con mayor número de duplicación de genes, justo antes de la separación de los linajes de humanos y chimpancés, ocurrida hace unos seis millones de años.

Desde entonces, estos nuevos genes han adquirido características propias que separan evolutivamente al hombre y al chimpancé, y gracias a esta mutación los humanos lograron adaptarse a su entorno, un 'océano de diferencias' donde hay que buscar los 'genes de humanidad' que provocan también sus propias enfermedades.

'Hay que estudiar a fondo estas diferencias, base genética de muchas características especie-específicas, y elementos interesantes desde el punto de vista humanístico y evolutivo: la capacidad que tenemos de resolver problemas, pero también de algunas patologías, ya que no sabemos por qué no hay chimpancés con esclerosis múltiple, que es una enfermedad específica de los humanos', afirma Navarro.

El estudio permitirá también investigar cuáles son las regiones del genoma que difieren entre individuos de una misma especie y estudiar con detalle algunos casos concretos.

Fuentes:

Terra Actualidad - EFE

ABC. es

Europa Press

El Mundo - España

10 de febrero de 2009

200 años después Darwin sigue luchando (III)

Darwin hasta en la sopa

Los creacionistas tienen a su peor enemigo hasta en la sopa.
Literatura, cine, TV, coloquios e incluso música (la banda de metal Korn le dedicó una canción bajo el original título de 'Evolution') hablan o han hablado de Darwin y sus teorías.

Homer también es fruto de la evolución

Cuando Sir David Attenborough te dedica un documental, es porque eres alguien (o algo) importante de verdad. El rostro más famoso de las sobremesas de La 2 ha sido el encargado de preparar 'Darwin y el árbol de la vida', un programa especial de la BBC dedicado al científico y su teoría. Pero la televisión le había rendido antes otros homenajes rebajados de seriedad. Como en 'Los Simpson', donde Homer evoluciona de organismo unicelular al obeso apoltronado en el sofá que es hoy. Fiel a su estilo, la profesora de la escuela de South Park enseña a sus alumnos cómo surgió el ser humano. Según ella, todo se originó a partir de 'sexo sucio' entre monos y peces. «Vosotros sois el resultado», les dice a sus pupilos la señorita Garrison.


El actor londinense Paul Bettany dará vida a Darwin (Foto: Diyah Pera) y cartel del documental 'La pesadilla de Darwin'.

Silas, de 'El Código Da Vinci', será Darwin

¿Y si hubiesen sido los simios los privilegiados de la cadena evolutiva? El francés Pierre Boule imaginó un lugar donde la sabiduría vivía en el desarrolladísimo cerebro de gorilas y orangutanes. Hollywood transformó en celuloide de oro su novela, primero en 'El planeta de los simios' de 1968 y luego en el poco afortunado 'remake' de 2001 a manos de Tim Burton. En 2004, un documental europeo desvelaba la despiadada lucha por la supervivencia en África, un lugar donde, según 'La pesadilla de Darwin', los más fuertes sobreviven para contar la evolución a costa de traficar con armas, alimentos y personas. Completamente ligada al científico es la película que prepara el director británico Jon Amiel bajo el título 'Creation', con Paul Bettany (Silas, de 'El Código Da Vinci') y Jennifer Connelly ('Diamante de sangre') como posibles Charles y Emma Darwin.


Literatura y gastronomía

Darwin sólo hay uno; darwinismos, muchos. Por eso, el bicentenario de su nacimiento es también un filón para editoriales que no se dedican estrictamente a publicar biología y demás ciencias naturales. 2009 verá la publicación de numerosos libros sobre su figura y su legado: 'La herencia de Darwin', de Chris Buskes, sobre sus consecuencias para la lingüística, las ciencias culturales, las ciencias del hombre y las ciencias sociales; o 'La darwinización del mundo', de Carlos Castrodeza, sobre el impacto de la teoría de la evolución de Darwin en el pensamiento filosófico actual.

10 LIBROS DE DARWIN

Para los peleones, 'Contempló Dios toda su obra, y estaba muy bien', de la editorial Herder, en la que Mehdard Kehl intenta conciliar las afirmaciones de Darwin con los seguidores de Eva y Adán. Hasta su mujer, Emma, ha salido en la cubierta de un libro por oportunidad de la fecha. Si quiere catar los platos victorianos que saboreó el científico tras sus investigaciones, compre 'El libro de recetas de la señora Darwin', a cargo de Dusha Bateson y Weslie Janeway.


Héroe nacional

Por mucho que se esmeren ahora en conmemorar por todo lo alto el nacimiento de uno de sus héroes nacionales al otro lado del Canal de la Mancha, Darwin ha sido una figura muy celebrada antes de este bicentenario. Considerado uno de los británicos más importantes de toda la Historia por el programa televisivo '100 Greatest Britons' —codeándose con Diana de Gales, Shakespeare o Churchill-, ocupa desde 2000 la cartera de los británicos presidiendo los billetes de diez libras (el Banco de Inglaterra lanzará ahora una moneda especial de dos libras). Existen incluso varios premios con su nombre, aunque el más recordado, por su hiriente demostración de humor negro, es el Darwin Award, que cada año premia a torpes y pobres diablos que pasan accidentalmente a mejor vida para mejora de la especie humana. Este año, uno de los premiados es el malogrado sacerdote brasileño que soñó con volar amarrado a cientos de globos.


En España...

Sí, la muestra sobre Darwin en el Museo de Historia Natural de Londres o el festival de julio de la Universidad de Cambridge prometen ser apasionantes. Pero dado el lento paso evolutivo de los bolsillos españoles, hay quien tendrá que conformarse con celebrarle desde suelo patrio. El Museu Valencià de la Il-lustració i de la Modernitat acogerá entre el 22 y el 30 de abril el congreso 'Darwin y el evolucionismo'; el CosmoCaixa de Madrid alberga hasta el 28 del mismo mes un ciclo de conferencias relativas a la evolución y la diversidad biológica. La Universidad de Alicante le dedicará sus Jornadas de Antropología Biológica en marzo; Bilbao recorrerá sus teorías y su mensaje en el ciclo 'Celebrando la evolución'; y Salamanca celebrará en junio el congreso internacional 'La idea de evolución. 150 años después de Darwin'. [ Consulte el evento relacionado con el bicentenario más cercano en: http://www.darwinday.org/events ]

Fuente:

El Mundo de España

También puede ver:

Especial de Evolución y Darwin

200 años después Darwin sigue luchando (II)

Darwin fue censurado por su esposa

La autobiografía de Charles Darwin, publicada en 1877, fue mutilada por su esposa porque estaba escrita "con demasiada libertad". El autor de El origen de las especies, del que ahora se cumplen 200 años de su nacimiento, exponía, por ejemplo, que el cristianismo le parecía "una doctrina detestable". Este libro, según la editorial Laetoli, recupera los párrafos censurados (en color azul)




Durante aquellos dos años me vi inducido a pensar mucho en la religión. Mientras me hallaba a bordo del Beagle fui completamente ortodoxo, y recuerdo que varios oficiales (a pesar de que también lo eran) se reían con ganas de mí por citar la Biblia como autoridad indiscutible sobre algunos puntos de moralidad. Supongo que lo que los divertía era lo novedoso de la argumentación. Pero, por aquel entonces, fui dándome cuenta poco a poco de que el Antiguo Testamento, debido a su versión manifiestamente falsa de la historia del mundo, con su Torre de Babel, el arco iris como signo, etcétera y al hecho de atribuir a Dios los sentimientos de un tirano vengativo, no era más de fiar que los libros sagrados de los hindúes o las creencias de cualquier bárbaro. En aquel tiempo se me planteaba continuamente la siguiente cuestión, de la que era incapaz de desentenderme: ¿resulta creíble que Dios, si se dispusiera a revelarse ahora a los hindúes, fuese a permitir que se le vinculara a la creencia en Vishnú, Shiva, etcétera, de la misma manera que el cristianismo está ligado al Antiguo Testamento? Semejante proposición me parecía absolutamente imposible de creer. (...)

El hecho de que muchas religiones falsas se hayan difundido por extensas partes de la Tierra como un fuego sin control tuvo cierto peso sobre mí. Por más hermosa que sea la moralidad del Nuevo Testamento, apenas puede negarse que su perfección depende en parte de la interpretación que hacemos ahora de sus metáforas y alegorías. No obstante, era muy reacio a abandonar mis creencias. Y estoy seguro de ello porque puedo recordar muy bien que no dejaba de inventar una y otra vez sueños en estado de vigilia sobre antiguas cartas cruzadas entre romanos distinguidos y sobre el descubrimiento de manuscritos, en Pompeya o en cualquier otro lugar, que confirmaran de la manera más llamativa todo cuanto aparecía escrito en los Evangelios. Pero, a pesar de dar rienda suelta a mi imaginación, cada vez me resultaba más difícil inventar pruebas capaces de convencerme. Así, la incredulidad se fue introduciendo subrepticiamente en mí a un ritmo muy lento, pero, al final, acabó siendo total. El ritmo era tan lento que no sentí ninguna angustia, y desde entonces no dudé nunca ni un solo segundo de que mi conclusión era correcta. De hecho, me resulta difícil comprender que alguien deba desear que el cristianismo sea verdad, pues, de ser así, el lenguaje liso y llano de la Biblia parece mostrar que las personas que no creen -y entre ellas se incluiría a mi padre, mi hermano y casi todos mis mejores amigos- recibirán un castigo eterno.

Y ésa es una doctrina detestable.

Aunque no pensé mucho en la existencia de un Dios personal hasta un periodo de mi vida bastante tardío, quiero ofrecer aquí las vagas conclusiones a las que he llegado. El antiguo argumento del diseño en la naturaleza, tal como lo expone Paley y que anteriormente me parecía tan concluyente, falla tras el descubrimiento de la ley de la selección natural. Ya no podemos sostener, por ejemplo, que el hermoso gozne de una concha bivalva deba haber sido producido por un ser inteligente, como la bisagra de una puerta por un ser humano. En la variabilidad de los seres orgánicos y en los efectos de la selección natural no parece haber más designio que en la dirección en que sopla el viento. Todo cuanto existe en la naturaleza es resultado de leyes fijas. Pero éste es un tema que ya he debatido al final de mi libro sobre La variación en animales y plantas domésticos, y, hasta donde yo sé, los argumentos propuestos allí no han sido refutados nunca.

Pero, más allá de las adaptaciones infinitamente bellas con que nos topamos por todas partes, podríamos preguntarnos cómo se puede explicar la disposición generalmente beneficiosa del mundo. Algunos autores se sienten realmente tan impresionados por la cantidad de sufrimiento existente en él, que dudan -al contemplar a todos los seres sensibles- de si es mayor la desgracia o la felicidad, de si el mundo en conjunto es bueno o malo. Según mi criterio, la felicidad prevalece de manera clara, aunque se trata de algo muy difícil de demostrar. Si admitimos la verdad de esta conclusión, reconoceremos que armoniza bien con los efectos que podemos esperar de la selección natural. Si todos los individuos de cualquier especie hubiesen de sufrir hasta un grado extremo, dejarían de propagarse; pero no tenemos razones para creer que esto haya ocurrido siempre, y ni siquiera a menudo. Además, otras consideraciones nos llevan a creer que, en general, todos los seres sensibles han sido formados para gozar de la felicidad.

Cualquiera que crea, como creo yo, que todos los órganos corporales o mentales de todos los seres (excepto los que no suponen ni una ventaja ni una desventaja para su poseedor) se han desarrollado por selección natural o supervivencia del más apto, junto con el uso o el hábito, admitirá que dichos órganos han sido formados para que quien los posee pueda competir con éxito con otros seres y crecer así en número. (...)

Nadie discute que en el mundo hay mucho sufrimiento. Por lo que respecta al ser humano, algunos han intentado explicar esta circunstancia imaginando que contribuye a su perfeccionamiento moral. Pero el número de personas en el mundo no es nada comparado con el de los demás seres sensibles, que sufren a menudo considerablemente sin experimentar ninguna mejora moral. Para nuestra mente, un ser tan poderoso y tan lleno de conocimiento como un Dios que fue capaz de haber creado el universo es omnipotente y omnisciente, y suponer que su benevolencia no es ilimitada repugna a nuestra comprensión, pues, ¿qué ventaja podría haber en los sufrimientos de millones de animales inferiores durante un tiempo casi infinito? Este antiquísimo argumento contra la existencia de una causa primera inteligente, derivado de la existencia del sufrimiento, me parece sólido; mientras que, como acabo de señalar, la presencia de una gran cantidad de sufrimiento concuerda bien con la opinión de que todos los seres orgánicos han evolucionado mediante variación y selección natural.

Actualmente, el argumento más común en favor de la existencia de un Dios inteligente deriva de la honda convicción interior y de los profundos sentimientos experimentados por la mayoría de la gente. Pero no se puede dudar de que los hindúes, los mahometanos y otros más podrían razonar de la misma manera y con igual fuerza en favor de la existencia de un Dios, de muchos dioses, o de ninguno, como hacen los budistas. También hay muchas tribus bárbaras de las que no se puede decir con verdad que crean en lo que nosotros llamamos Dios: creen, desde luego, en espíritus o espectros, y es posible explicar, como lo han demostrado Tylor y Herbert Spencer, de qué modo pudo haber surgido esa creencia.

Anteriormente me sentí impulsado por sensaciones como las que acabo de mencionar (aunque no creo que el sentimiento religioso estuviera nunca fuertemente desarrollado en mí) a sentirme plenamente convencido de la existencia de Dios y de la inmortalidad del alma. En mi diario escribí que, en medio de la grandiosidad de una selva brasileña, "no es posible transmitir una idea adecuada de los altos sentimientos de asombro, admiración y devoción que llenan y elevan la mente". Recuerdo bien mi convicción de que en el ser humano hay algo más que la mera respiración de su cuerpo. Pero, ahora, las escenas más grandiosas no conseguirían hacer surgir en mi pensamiento ninguna de esas convicciones y sentimientos. Se podría decir acertadamente que soy como un hombre afectado de daltonismo, y que la creencia universal de la gente en la existencia del color rojo hace que mi actual pérdida de percepción no posea la menor validez como prueba. Este argumento sería válido si todas las personas de todas las razas tuvieran la misma convicción profunda sobre la existencia de un solo Dios; pero sabemos que no es así, ni mucho menos. Por tanto, no consigo ver que tales convicciones y sentimientos íntimos posean ningún peso como prueba de lo que realmente existe. El estado mental provocado en mí en el pasado por las escenas grandiosas difiere de manera esencial de lo que suele calificarse de sentimiento de sublimidad; y por más difícil que sea explicar la génesis de ese sentimiento, apenas sirve como argumento en favor de la existencia de Dios, como tampoco sirven los sentimientos similares, poderosos pero imprecisos, suscitados por la música.

Respecto a la inmortalidad, nada me demuestra tanto lo fuerte y casi instintiva que es esa creencia como la consideración del punto de vista mantenido ahora por la mayoría de los físicos de que el Sol, junto con todos los planetas, acabará enfriándose demasiado como para sustentar la vida, a menos que algún cuerpo de gran magnitud se precipite sobre él y le proporcione vida nueva. Para quien crea, como yo, que el ser humano será en un futuro distante una criatura más perfecta de lo que lo es en la actualidad, resulta una idea insoportable que él y todos los seres sensibles estén condenados a una aniquilación total tras un progreso tan lento y prolongado. La destrucción de nuestro mundo no será tan temible para quienes admiten plenamente la inmortalidad del alma.

Para convencerse de la existencia de Dios hay otro motivo vinculado a la razón y no a los sentimientos y que tiene para mí mucho más peso. Deriva de la extrema dificultad, o más bien imposibilidad, de concebir este universo inmenso y maravilloso -incluido el ser humano con su capacidad para dirigir su mirada hacia un pasado y un futuro distantes- como resultado de la casualidad o la necesidad ciegas. Al reflexionar así, me siento impulsado a buscar una Primera Causa que posea una mente inteligente análoga en algún grado a la de las personas; y merezco que se me califique de teísta.

Hasta donde puedo recordar, esta conclusión se hallaba sólidamente instalada en mi mente en el momento en que escribí El origen de las especies; desde entonces se ha ido debilitando gradualmente, con muchas fluctuaciones. Pero luego surge una nueva duda: ¿se puede confiar en la mente humana, que, según creo con absoluta convicción, se ha desarrollado a partir de otra tan baja como la que posee el animal más inferior, cuando extrae conclusiones tan grandiosas? ¿No serán, quizá, éstas el resultado de una conexión entre causa y efecto, que, aunque nos da la impresión de ser necesaria, depende probablemente de una experiencia heredada? No debemos pasar por alto la probabilidad de que la introducción constante de la creencia en Dios en las mentes de los niños produzca ese efecto tan fuerte y, tal vez, heredado en su cerebro cuando todavía no está plenamente desarrollado, de modo que deshacerse de su creencia en Dios les resultaría tan difícil como para un mono desprenderse de su temor y odio instintivos a las serpientes.

No pretendo proyectar la menor luz sobre problemas tan abstrusos. El misterio del comienzo de todas las cosas nos resulta insoluble; en cuanto a mí, deberé contentarme con seguir siendo un agnóstico.

La persona que no crea de manera segura y constante en la existencia de un Dios personal o en una existencia futura con castigos y recompensas puede tener como regla de vida, hasta donde a mí se me ocurre, la norma de seguir únicamente sus impulsos e instintos más fuertes o los que le parezcan los mejores. Así es como actúan los perros, pero lo hacen a ciegas. El ser humano, en cambio, mira al futuro y al pasado y compara sus diversos sentimientos, deseos y recuerdos. Luego, de acuerdo con el veredicto de las personas más sabias, halla su suprema satisfacción en seguir unos impulsos determinados, a saber, los instintos sociales. Si actúa por el bien de los demás, recibirá la aprobación de sus prójimos y conseguirá el amor de aquellos con quienes convive; este último beneficio es, sin duda, el placer supremo en esta Tierra. Poco a poco le resultará insoportable obedecer a sus pasiones sensuales y no a sus impulsos más elevados, que cuando se hacen habituales pueden calificarse casi de instintos. Su razón podrá decirle en algún momento que actúe en contra de la opinión de los demás, en cuyo caso no recibirá su aprobación; pero, aun así, tendrá la sólida satisfacción de saber que ha seguido su guía más íntima o conciencia. En cuanto a mí, creo que he actuado de forma correcta al marchar constantemente tras la ciencia y dedicarle mi vida. No siento el remordimiento de haber cometido ningún gran pecado, aunque he lamentado a menudo no haber hecho el bien más directamente a las demás criaturas. Mi única y pobre excusa es mi frecuente mala salud y mi constitución mental, que hace que me resulte extremadamente difícil pasar de un asunto u ocupación a otros. Puedo imaginar con gran satisfacción que dedico a la filantropía todo mi tiempo, pero no una parte del mismo, aunque habría sido mucho mejor haberme comportado de ese modo. Nada hay más importante que la difusión del escepticismo o el racionalismo durante la segunda mitad de mi vida. Antes de prometerme en matrimonio, mi padre me aconsejó que ocultara cuidadosamente mis dudas, pues, según me dijo, sabía que provocaban un sufrimiento extremo entre la gente casada. Las cosas marchaban bastante bien hasta que la mujer o el marido perdían la salud, momento en el cual ellas sufrían atrozmente al dudar de la salvación de sus esposos, haciéndoles así sufrir a éstos igualmente. Mi padre añadió que, durante su larga vida, sólo había conocido a tres mujeres escépticas; y debemos recordar que conocía bien a una multitud de personas y poseía una extraordinaria capacidad para ganarse su confianza. Cuando le pregunté quiénes eran aquellas tres mujeres, tuvo que admitir que, respecto a una de ellas, su cuñada Kitty Wedgwood, sólo tenía indicios sumamente vagos, sustentados por la convicción de que una mujer tan lúcida no podía ser creyente. En la actualidad, con mi reducido número de relaciones, sé (o he sabido) de varias señoras casadas que creen un poco menos que sus maridos. Mi padre solía citar un argumento irrebatible con el que una vieja dama como la señora Barlow, que abrigaba sospechas acerca de su heterodoxia, esperaba convertirlo: "Doctor, sé que el azúcar me resulta dulce en la boca, y sé que mi Redentor vive". -

Autobiografía. Charles Darwin. Editorial Laetoli/Universidad Pública de Navarra. Precio: 12,87. Fecha de publicación: 9 de febrero.


Fuente:

El País - España

200 años después Darwin sigue luchando (I)

La Herencia de Darwin

Análisis breve, pero necesario en un mundo que empieza a salir del estancamiento mental que nos legara el neoliberalismo y su desprecio a las ciencias sociales. Intento recordales que las ideas científicas están ligadas a las ideas filosóficas y viceversa.


Para John Locke (1632 - 1704) las ideas provenían solamente de la experiencia. Rechazó así las ideas innatas de Descartes. Afirmaba que antes de la experiencia, el entendimiento se encuentra vacío como una hoja en blanco o como una tabla rasa.

Desde tiempos preevolutivos, o incluso prebiológicos, la biología lleva dividida en dos bandos. En el siglo XVII, los contendientes vinieron representados por René Descartes -que explicaba el conocimiento humano por la existencia de ideas innatas- y John Locke, para quien la mente absorbía toda su estructura del entorno. La versión evolutiva de Locke es el darwinismo: los seres vivos absorben su estructura del entorno, puesto que todos sus dispositivos y funciones especializadas son adaptaciones al medio, y es el medio quien decide qué individuos sobreviven y dejan descendencia. Ésta es la teoría de la evolución por selección natural, publicada por Darwin en 1859.

La versión evolutiva de Descartes es el formalismo, o estructuralismo, representado ante todo por la gran tradición de la morfología alemana, que admite los efectos del entorno sobre las adaptaciones locales, pero no los considera una explicación satisfactoria del funcionamiento de los seres vivos, de su lógica interna más profunda.

Para esta escuela, los procesos evolutivos a gran escala ocurren en buena medida promovidos desde dentro, como consecuencia de cambios en los procesos fundamentales del desarrollo; en términos actuales, valdría decir que la evolución está en parte codificada en el genoma; que está impulsada, facilitada o canalizada por algún tipo de motor interno del cambio.

Por todo lo que sabemos hoy, ambas ideas son fructíferas. Y hay que decir en honor de Darwin que su mecanismo evolutivo, la selección natural, tiene una profunda relación con ambos.

La gran percepción de Darwin fue que lo que hacía especiales a las entidades biológicas era su capacidad para sacar copias de sí mismas. Porque esa propiedad puede hacer que un pequeño sesgo colonice una población entera en unas cuantas generaciones. Ésta es la esencia de la selección natural. Quienes compiten pueden ser los individuos dentro de una especie, como en la selección darwiniana clásica, o los genes dentro de un genoma, como en algunos de los más recientes modelos de generación de nuevas especies. Lejos de refutar a Darwin, todo este conocimiento es la prolongación natural de su obra.


Fuente:

El País
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