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14 de diciembre de 2007

"Hipócrates y la medicina"

Conocer Ciencia - Programa Nº 12

Serie_Ciencias Naturales_

Causa y Efecto
¡Qué maravilloso es el milagro de la vida y qué asombrosas son las cosasvivientes! La planta más minúscula, el animal más ínfimo parece más complejo e interesante que la masa más grande de materia inerte que podamos imaginar.

Porque, a fin de cuentas, la materia inerte no parece hacer nada la mayor parte del tiempo. O si hace algo, actúa de un modo mecánico y poco interesante. Pensemos en una piedra que yace en el camino. Si nada la molesta, seguirá allí por los siglos de los siglos. Si le damos una patada, se moverá y volverá a detenerse. Le damos más fuerte y se alejará un poco más. Si la tiramos al aire, describirá una curva de forma determinada y caerá. Y si la golpeamos con un martillo, se romperá.

Con algo de experiencia es posible predecir exactamente lo que le ocurrirá a la piedra en cualquier circunstancia. Uno puede describir sus avatares en términos de causa y efecto. Si se hace tal cosa con la piedra (causa), le ocurrirá tal otra (efecto).

La creencia de que iguales causas obran más o menos los mismos efectos en todas
las ocasiones conduce a la visión del universo que llamamos «mecanicismo»



Contenido:

Los seres vivos
Causa y efecto
Mecanicismo
Vitalismo
Demonios
Espíritus
Brujos
Curanderos
Hipócrates
Juramento de Hipócrates
Salud
Enfermedad

El profe Leo
Barranca, diciembre de 2007

13 de diciembre de 2007

A la guerra por el agua.
La ONU advierte de los conflictos que implicará el aumento de temperaturas.

Imaginemos que Bali fracasa, que no hay un acuerdo posKioto, que dado que no hay ningún régimen mundial que limite las emisiones, los países olvidan las energías renovables, el ahorro y la eficiencia. La concentración de CO2 en la atmósfera -que ahora está en 381 partes por millón, la más alta en más de 650.000 años- se dispara por encima de los 450ppm que los científicos consideran asumible. ¿Qué mundo tendríamos entonces a finales de siglo?



La pregunta no es solo retórica y ya se la han hecho el Pentágono y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Ayer, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) replicó en Bali con el primer informe sobre los conflictos y el cambio climático.

"Si no se controlan las emisiones, la temperatura puede llegar a subir cinco grados de media. El deshielo de los glaciares dejaría a millones de personas sin agua y aumentaría las migraciones y los conflictos. Tendríamos en ese caso un mundo multipolar, con nuevas potencias como China e India acusando a Estados Unidos de no haber hecho nada para resolver el problema. El peor escenario posible, que puede acabar en una guerra civil mundial", explicó ayer el profesor Hans Schellnhuber, de la Universidad de Oxford, coautor del documento.

Por el contrario, si el mundo ve la amenaza del calentamiento y lo frena, reforzará la cooperación a través de Naciones Unidas, sostiene el texto. A corto plazo no dice habrá nuevas guerras por el calentamiento global, sino que éste, al elevar los problemas de falta de agua o alterar las cosechas puede disparar conflictos latentes y crear nuevos flujos migratorios. "La subida del nivel del mar obligará a desplazar a millones de personas. Eso sí que es una amenaza para la seguridad", declaró Achim Steiner, director de UNEP. Éstas son las áreas más afectadas.

- Norte de África. El cambio climático puede "aumentar la presión migratoria por el aumento de la población, las frecuentes sequías y el descenso en las cosechas". Aunque el CO2 es bueno para las plantas y en muchas partes del mundo puede aumentar las cosechas, en África y en las zonas ya secas los científicos prevén aún más sequías y desertización, ya que las lluvias se desplazan hacia los polos. "Uno de los efectos del cambio climático será la mayor emigración de las zonas rurales a las ciudades y la migración hacia la UE" a través de España.

- Sahel. Schellnuber afirmó que si en algún lugar se ve ya que el cambio climático agrava los conflictos es en el Sahel, donde Somalia, Chad, Sudán y Níger viven en permanente conflicto. "Las cosechas son muy vulnerables al cambio climático. Incluso un calentamiento menor de dos grados respecto a niveles preindustriales la dependencia del exterior aumentará".

- Asia central. Ya se observa una reducción en el agua disponible. El agua es estratégica no sólo por la producción agrícola, sino también porque en la zona es una gran fuente de electricidad y el texto prevé que aumenten las disputas por el agua necesaria para plantar algodón y que ya desecaron el Mar de Aral.

- India. El cambio en el patrón de lluvias puede "afectar seriamente" a los agricultores de India y Pakistán, lo que reducirá su capacidad de autoabastecimiento. Con el aumento de las inundaciones "es probable que aumente el flujo migratorio hacia India y los conflictos ya existentes (como Cachemira) se verán exacerbados". En India es previsible que la subida del nivel del mar obligue a desplazar a millones de personas del delta del Ganges.

- China. Aumentarán las inundaciones en el sur y las sequías en el norte, con inundaciones por la subida del mar en la costa. Los que más lo sufrirán serán los campesinos, lo que puede aumentar aún más las migraciones hacia las ciudades, aumentar las tensiones étnicas, la pobreza y acabar "teniendo un efecto desestabilizador en todo el país y en los vecinos".


- Caribe y Golfo de México. El texto prevé un aumento en la intensidad de los huracanes, lo que afectará principalmente a Centroamérica algo que aumentará las migraciones hacia Estados Unidos. Además, la vulnerabilidad de las instalaciones de petróleo del Golfo de México a estos huracanes "puede suponer un problema político y económico a gran escala".

- Amazonia. El informe planeta que la Amazonia se venga abajo por el aumento de la temperatura y la disminución de las lluvias, lo que impediría no sólo mantener los bosques sino seguir cultivando soja, algo que debilitaría el papel de líder económico de Brasil en la región.

Fuente:

El País - Sociedad
Híbrido, por favor.
La superpoblada Japón combate el cambio climático desarrollando energías limpias para el transporte.




Millones de personas se trasladan continuamente en Japón de un lado a otro en coche o en tren. El país ha sido pionero con los exitosos coches híbridos, que combinan motor eléctrico y de gasolina. El siguiente paso es el tren.

Estrellas de Hollywood como Leonardo di Caprio o Jennifer Aniston, cantantes como Michael Jackson y los ingenieros de Silicon Valley (California) han decidido conducir de forma ecológica. Circulan en su Prius, un automóvil híbrido de la marca japonesa Toyota que funciona con dos motores - uno eléctrico y otro de gasolina- y que contamina menos que los coches tradicionales.

En Estados Unidos, el medioambiente y Prius están de moda. Toyota ha vendido en este país la mitad del millón de unidades comercializadas hasta el momento. Pero, aunque sean Estados Unidos y sus concienciados famosos los que estén extendiendo la fama de los híbridos, éstos son un producto típicamente japonés: el país nipón los necesita para que sus ciudadanos -336 habitantes por kilómetro cuadrado- puedan seguir circulando sin destrozar el medioambiente.

El transporte rápido y de bajo consumo es la gran baza de Japón para controlar el cambio climático. Y la solución la están encontrando en los coches y trenes híbridos: de consumo inferior al diésel, menos contaminantes y menos ruidosos. Estos vehículos disponen, por lo general, de dos motores: uno convencional térmico y otro eléctrico, mucho más eficiente y de respuesta muy rápida, que se carga con el funcionamiento del primero y la energía cinética.

Al ponerlos en marcha, el motor eléctrico es el que hace que se muevan hasta que la necesidad de potencia o de recarga de batería lleva al encendido automático del motor de combustible, que gira siempre a su velocidad más eficiente, con lo que el ahorro de energía es máximo.

El éxito de los coches está promoviendo una generalización de la tecnología híbrida. El último invento ha sido un tren con automotor diésel eléctrico de pasajeros que el pasado julio realizó con éxito un trayecto experimental de 79 kilómetros en una zona de montaña. El primer tren eléctrico de pasajeros del mundo.

La compañía ferroviaria pública Japan Railways East (JR EAST) lo comercializará próximamente. Este tren "puede ahorrar aproximadamente un 20% de energía en terrenos llanos, reduce en un 60% la emisión de gases tóxicos y el ruido, hasta 30 decibelios", según explica Hideharu Igarashi, alto responsable de la sección de internacional del gigante ferroviario.

De los más de 12.000 vagones para pasajeros pertenecientes a la JR EAST, la mayor compañía ferroviaria comercial en el mundo y una de las siete pertenecientes a Japan Railways, 10.000 utilizan la Unidad Múltiple Eléctrica (UME): están autopropulsados por electricidad y no necesitan locomotora.

Fuente:

El País - Sociedad
Vivir hacinados es más 'verde'.
La ciudad vertical respeta más el medio ambiente - ¿Y si Benidorm no estaba tan mal?

Vive usted en una casa unifamiliar de dos plantas. Tiene un perro, una piscina, un jardín y una barbacoa para hacer chuletones los fines de semana. Allí, al aire libre y sobre el césped recién recortado, tiene la sensación de alejarse un poco del asfalto, de estar más en contacto con la naturaleza. Enhorabuena, ha alcanzado el sueño de muchas familias españolas, el sueño americano de Annette Bening en American Beauty. El problema de ese sueño es que es el mismo de millones de personas en todo el mundo, el mismo que tienen sus vecinos de la casa adosada y los de un poco más allá. Y no parece que sea demasiado ecológico, según señalan los expertos.



orque ese sueño implica que las ciudades crezcan a lo ancho y no a lo alto, que las viviendas se desparramen por un suelo cada vez más escaso y que el gasto energético de sus habitantes afecte de forma más directa al cambio climático. Solución: todos a Nueva York, a Shanghai o, ya puestos, a Benidorm. A los ojos de la mayoría, las colmenas de turistas de la ciudad alicantina pueden parecer una agresión a cualquier sentido de la estética, pero para algunos arquitectos representa un modelo mucho más sostenible que el de las urbanizaciones que se expanden por la periferia. "Benidorm es genial", asegura el arquitecto Luis Fernández-Galiano. "Es una ciudad densamente poblada, pero construida en vertical, lo que supone muchos menos problemas medioambientales que los que causan las urbanizaciones de la sierra de Madrid. Puede que sea un sueño para muchos vivir en una casa en lugar de en un edificio, pero un sueño multiplicado por dos millones es una pesadilla".

En España, el problema de la expansión horizontal de las ciudades se ha definido con el nombre de ciudad dispersa, pero el término más utilizado es el de sprawl, que en inglés significa extenderse o repantigarse. Dentro de los retos planteados para luchar contra el cambio climático, el tema de la expansión horizontal de las ciudades quizá haya sido uno de los más olvidados. Un informe de la Unión Europea sobre 2006 se titula precisamente El reto ignorado (Urban sprawl in Europe. The ignored challenged), y señala que en los últimos 20 años se ha asentado un desarrollo urbano de baja densidad en la periferia de las ciudades. La expansión a lo ancho necesita que se construyan infraestructuras para que la zona recién habitada sea accesible e implica un mayor uso del transporte. En síntesis: supone un ingente gasto de recursos. "El consumo de hormigón en España", apunta el estudio, "ha aumentado un 120% desde 1996, llegando a un nivel de 51,5 millones de toneladas en 2005".

Ésa es la verdad incómoda de arquitectos como Luis Fernández-Galiano. En una conferencia organizada por la Fundación BBVA, el catedrático de proyectos arquitectónicos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid aseguraba que la planificación de las ciudades es la solución a los problemas del clima. "Mi verdad incómoda es compatible con la de Al Gore. Él no trató este tema, pero es igualmente importante. Han pasado ya 20 años del Panel Intergubernamental del Cambio Climático y ahora toca preguntarnos cómo ocupamos este planeta. El modelo de ciudad americana se está extendiendo, pero tenemos que abandonar esas utopías agrarias y concentrarnos en las ciudades", explica el arquitecto.

El modelo de la ciudad americana se asienta donde se amasa el sueño de la nación, en la California cinematográfica de las grandes urbanizaciones. Es ese mundo nuevo, lleno de ilusiones, donde todo parece fácil y accesible, el que impone una familia tradicional viviendo feliz en su casa-jardín. "Es una utopía de cuento de hadas", comenta Fernández-Galiano, "al estilo de El show de Truman. Y esa ciudad se ha extendido a Europa, África y Rusia. Pero ese sueño se ha acabado. No sirve para atajar los problemas medioambientales a los que hacemos frente. La palabra clave es densidad. Por eso defiendo lugares como Barbate o Benidorm, porque permiten concentrar a la población para poder dejar el resto del territorio salvaje".

La imposición de estos paisajes de casas bajas viene impuesta a veces desde los propios gobiernos europeos. El caso más actual y el que ha despertado las críticas de los arquitectos es el de la Comunidad de Madrid. La Ley de Medidas Urgentes aprobada recientemente por el Gobierno de Esperanza Aguirre limita a cuatro alturas (tres pisos más un ático) los edificios que se levanten a partir de ahora en la región. La norma ha levantado sarpullidos en los arquitectos de Madrid. "Esta ley supone una ruptura del modelo cultural", comenta Pedro Ortiz, portavoz de urbanismo del Colegio de Arquitectos de Madrid. "Es la sustitución de la ciudad, del urbanismo latino por el modelo anglosajón. No es una lectura de la ley. Éste ha sido uno de los argumentos dados por Esperanza Aguirre para justificar su ley. Quiere una ciudad anglosajona. Quiere que Madrid se parezca a Inglaterra".

La Comunidad de Madrid se defiende asegurando que la sostenibilidad de un barrio no tiene por qué definirse por la altura de sus edificios, sino por una correcta ordenación del territorio. "Los modelos de desarrollo de este tipo son escandinavos, de países que suponen un modelo ecológico y sostenible. Lo importante es que las casas estén bien orientadas, que exista una gestión de residuos correcta y un aprovechamiento de las aguas pluviales", explica un portavoz de la Consejería de Medio Ambiente y Urbanismo.

Pero las cifras de Madrid no hablan precisamente de sostenibilidad. El informe de la UE mencionado anteriormente dedica un apartado especial a la comunidad titulado Región de Madrid. Un crecimiento económico rápido y un débil sistema de planeamiento: el estudio explica que el suelo urbano creció un 50% en los años noventa, mientras que la población sólo creció un 5,4%. Una de las razones de ese extraordinario desarrollo urbano se produjo por la demanda de segundas viviendas.

En conclusión, para combatir el cambio climático, gastar menos combustible y ahorrar en infraestructuras, lo mejor es viajar en ascensor. En este debate no hay sólo un trasfondo ecológico, sino sociológico. La ciudad densa al estilo de Nueva York facilita el contacto con la gente, tiene mayores posibilidades de encuentros fortuitos y genera un mayor tráfico de ideas que el que se logra en los barrios residenciales. El sociólogo Mario Gaviria, otro defensor de Benidorm como lugar turístico ("pese a que a muchos les parezca una horterada"), insiste en la defensa de la ciudad mediterránea "compacta, densa y continua. Lo demás es el más allá". "En lugares como Benidorm se va a todos sitios a pie, las aceras suelen ser anchas, se utilizan piscinas colectivas y en un mismo lugar se encuentran todo tipo de mezclas, desde el lupanar hasta la iglesia, desde el gimnasio hasta la tienda. Todo está en el mismo sitio. Esto desaparece en las urbanizaciones de adosados, donde toda esa mezcla se ha sustituido por el centro comercial", expone.

Gaviria define el interés por el jardín de casa como la "ideología de la clorofila", y señala las contradicciones de un ecologismo mal entendido que se contenta con tener algo verde cerca de los ojos. "En España estamos infrapoblados todavía. Tenemos que hacer ciudades para unos quince millones de personas más dentro de 20 años. Las nuevas tendrán que seguir ese modelo mediterráneo, proporcionar agua y energías renovables. Así haremos ciudades sostenibles de verdad y no yéndonos a las afueras con una parcelita de césped", concluye.

Aun así, los ecologistas no tienen muy claro que Benidorm sea un ejemplo de nada y opinan que el problema no ha de centrarse en la altura de los edificios, sino en la ordenación del territorio. "Hay distintos modelos dependiendo del lugar donde se construya, pero no me parece que una ciudad como Benidorm, a pie de playa, sea sostenible en sí misma", matiza Juan López de Uralde, director de Greenpeace España.

En eso están de acuerdo todos, en la importancia de planificar las ciudades, sobre todo las de nueva construcción. A miles de kilómetros de aquí, el arquitecto Norman Foster proyecta en la capital de Emiratos Árabes Unidos, Abu Dabi, una nueva ciudad salida de la nada. Se trata de Masdar, una superficie de seis kilómetros cuadrados pensada al milímetro, cuya energía sólo provendrá de fuentes renovables y cuyos canales interiores aportarán la sombra necesaria en el desierto.

Para muchos, el proyecto es un ejemplo de una ciudad pensada para los nuevos tiempos compatibles. Desde la ética resurge el debate sobre qué tipo de lugares han de construirse para que los seres humanos ocupen el suelo sin dañar el medio ambiente. La solución está en manos de los gobernantes. "Son ellos los que determinan cómo hacemos las ciudades", señala Fernández-Galiano. "Es muy raro que los arquitectos renuncien a un encargo por razones éticas". El catedrático matiza sus palabras recordando una frase del arquitecto Miguel Fisac, fallecido en mayo de 2006: "Mis obras más importantes son las que no he hecho".

Fuente:

El País - Sociedad

11 de diciembre de 2007

Contaminemos como los ricos.
India reivindica su modelo de fuerte crecimiento con alto coste ecológico.



Países emergentes como India parecen poco dispuestos a frenar su expansión económica en aras de la protección ambiental. ¿Reducir las emisiones antes que reducir la pobreza? El reto es hacer compatibles ambos objetivos.

Un hombre rico y gordo devora casi la totalidad de una "tarta de carbono". A su lado, un pobre que tiene la piel pegada a los huesos se dispone a probar una ínfima rebanada. El hombre gordo le advierte al escuálido: "¡Ten cuidado con las calorías!". Esta viñeta, difundida por una de las organizaciones ecologistas más influyentes de India, ilustra perfectamente el recelo del subcontinente a que los países desarrollados quieran imponer compromisos sobre la reducción de emisiones de carbono.

"Las emisiones están ligadas al crecimiento: hasta ahora no hay un modelo económico exitoso que no contamine", dice a este diario Sunita Narain, la directora de la ONG responsable de la viñeta, el Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente. "Este dilema entre desarrollo y contaminación no es exclusivo de India: las emisiones españolas también aumentaron en un 40% entre 1995 y 2005", explica.

Para su organización, en la lucha contra el calentamiento global y el bienestar de la humanidad debe haber justicia y cooperación: el desarrollo debe compartirse entre los países. "Los ricos deben reducir para que los pobres puedan crecer. Debe crearse un espacio ecológico. Si los ricos emitieron ayer, el mundo emergente va a hacerlo hoy", dice Narain.

India es el cuarto emisor de carbono en el mundo, sólo después de Estados Unidos, Australia y China en términos absolutos. Pero, sus niveles de contaminación son bajos si se atiende al dato de las emisiones per cápita: un indio emite 17 veces menos carbono que un estadounidense, ocho veces menos que un europeo y seis veces menos que un español. Así, el Gobierno indio asegura que para mantener su crecimiento económico del 9% y reducir la pobreza, sus emisiones deben al menos duplicarse.

La postura está respaldada por uno de los indios más reconocidos: Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), ganador del Premio Nobel de este año junto a Al Gore. "No veo ninguna razón para que los países en desarrollo deban aceptar ningún compromiso", dijo a los medios antes de partir hacia Bali. "Somos un país muy grande y todavía no hemos llegado a los niveles de bienestar deseables. Necesitamos tener un espacio para contaminar y proveer de energía a las empresas en crecimiento y de electricidad a unos 500 millones de personas que todavía no la tienen", explica la investigadora del IPCC, Suruchi Bhadwal.

La producción de energía es precisamente la principal fuente de emisiones de India. Más del 74% de su electricidad es producida con carbón, que tiene poca eficiencia y emite tres veces más CO2 que el gas natural. Una de esas plantas contaminantes, la Planta de Energía Indraprastha, está casi en el centro de Nueva Delhi. La espesa columna de humo negro que sale de una de sus chimeneas enturbia cada vez más el aire de la capital que ya nunca es transparente. En invierno una capa gris de niebla mezclada con contaminación cubre la capital.

Irónicamente, quienes más cerca viven de esta central, los habitantes de un poblado chabolista, ni siquiera tienen electricidad. "El humo viene hacia aquí. Huele siempre a carbón. Mis hijos tosen todo el tiempo y tienen problemas en los ojos", dice Lila Devi, mientras señala a Ashok, de 8 años al que la polio le ha dejado unas piernas tan delgadas que no le dejan levantarse del plástico sobre el que está sentado. La mujer sólo cuenta con unas ramas que ha arrancado de los árboles cercanos y que quema constantemente para proteger a sus hijos del frío que ha llegado hasta los seis grados este año.

La familia de Devi es sólo un ejemplo de lo que pasa en India, donde también se repite el esquema mundial. "Los más ricos emiten mucho más que los pobres, pero son estos los que se verán más afectados por la contaminación y el cambio climático, porque son más vulnerables a las catástrofes y tienen menos capacidad de hacerles frente", cuenta el experto en calentamiento global de Greenpeace en India, Soumyabrata Rahut.

Según los distintos expertos consultados, India no puede dejar de crecer pero sí debería intentar lo que nadie ha logrado hasta ahora: romper con la idea de que desarrollo es igual a contaminación. Para ello los países desarrollados tendrían que ayudar no sólo con la transferencia de tecnología limpia, sino "también liberando las patentes para que esta tecnología se pudiera replicar en los países en desarrollo, como China, India y Brasil", opina la experta en Cambio Climático por el Consejo Indio para la Investigación en Relaciones Económicas Internacionales, Purnamita Dasgupta.

India será uno de los países más afectados por el cambio climático. Los glaciares del Himalaya se están ya derritiendo. Las inundaciones y sequías se harán más severas, una amenaza muy seria para más del 60% de la población dependiente de la agricultura. Y el nivel del mar aumentará afectando gravemente de toda la línea costera y a Calcuta. La antigua capital colonial será la ciudad más expuesta en todo el mundo en 2070 a la subida del nivel del mar, según un estudio de la OCDE, lo que afectará gravemente a la economía.

Sin embargo, los efectos del cambio climático ya han llegado a India: a unas horas de Calcuta, sobre la costa del Estado de Bengala Occidental, dos de las islas pobladas del archipiélago de los Sundarbans, se han sumergido bajo el agua dejando los primeros miles de refugiados a causa del calentamiento.

Fuente:

El País - Sociedad

10 de diciembre de 2007

La destrucción de la Amazonia.

En tres años se han destruido 700.000 kilómetros de selva.

JUAN ARIAS - RÍo de Janeiro - 10/12/2007 -



La deforestación contamina, y mucho: por cada kilómetro cuadrado destruido de selva amazónica se producen 22.000 toneladas de CO2, así que Brasil es uno de los impulsores de que se incentive la conservación de los árboles

Antes de morir de cáncer de pulmón, el biólogo José Márcio Ayres, creador de la mayor reserva amazónica (Mamirauá), contaba desesperado los trucos en las notarías de las ciudades de los ocho estados de la Amazonia para falsificar documentos y vender a privados territorios inmensos de la selva que son propiedad del Estado. Hubo quién llegó a comprar hasta seis millones de hectáreas de una sola vez. Ayres murió como un quijote luchando contra los molinos a viento, cargado de premios internacionales y de angustia. "No le veo un buen fin al futuro de esta selva maravillosa", decía.

La Amazonia es un mundo. En ese territorio, donde caben diez Españas, hay de todo: planicie, montañas, tierras alargadas, y, sobre todo, cien mil kilómetros de terreno ocupados por numerosos ríos. En ella habitan 23 millones de personas y la mayor biodiversidad del planeta. Es un archipiélago con ocho islas fluviales gigantescas tan biológicamente distintas como todos los países europeos. Posee el 23% de toda el agua potable del planeta y es la mayor selva virgen del mundo.

Sus riquezas siguen siendo descubiertas cada día. Por eso el mundo tiene los ojos puestos en ese gigante, como un vientre no sólo de maderas preciosas sino del mayor conjunto de minerales del mundo en su subsuelo, desde diamantes hasta caolín, la materia prima que sirve para fabricar cerámica, cosméticos y medicamentos.

Pero el pulmón verde también contamina. El 75% del millón y medio de toneladas de dióxido de carbono que Brasil produce es fruto de las quemas de árboles de la Amazonia. Por cada kilómetro cuadrado destruido de selva se producen 22.000 toneladas de CO2. En tres años se han arrasado 60.000 kilómetros cuadrados de selva, lo que ha producido 1.300 millones de toneladas de dióxido de carbono, más que el producido durante 80 años en la gran São Paulo, la ciudad con 20 millones de habitantes. Solo en 2007 han tenido lugar 20.000 incendios intencionados.

Si no se mitiga la deforestación, la Amazonia está llamada a desaparecer. Según el biólogo americano William Laurence, investigador del Smithsonian Tropical Reserche Institute, antes de 20 años, quedará sólo el 28% de los actuales cuatro millones de kilómetros cuadrados de la selva amazónica brasileña.

Los cálculos son fáciles de hacer: en los últimos 30 años la Amazonia ha sido más devastada que en 450 años de colonización. Se han perdido 700.000 kilómetros cuadrados de selva. Los destructores son bien conocidos: el comercio de madera preciosa, la ganadería y la agricultura.

Y el último gran verdugo de la Amazonia está comenzando a rondarla: el plantío de soja. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha repetido varias veces que no se plantará soja en la Amazonia. Pero todos los expertos apuntan que la planta está ya avanzando sobre la selva. Y señalan, además que lo seguirá haciendo: Brasil se ha convertido en el gran campeón del mundo de la fabricación de biocombustibles alternativos al petróleo.

Aparte de la deforestación, el calentamiento global también puede causar estragos en la región: ambos podrían convertir del 30 al 60 por ciento del bosque tropical del Amazonas en bosque seco de sabana, según una investigación realizada bajo el auspicio del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE). De 1990 a 2000, la temperatura media mensual en todo el noroeste de Sudamérica, incluyendo el Amazonas, ha aumentado unos 0.8 grados centígrados. Si continúa esta progresión, según las organizaciones ecologistas, el proceso de sabanización del Amazonas puede ser irreversible.

Fuente:

El País - Sociedad
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