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27 de agosto de 2008

Michael Faraday y Joseph Henry

Biografías:

Michael Faraday y Joseph Henry


Conocer Ciencia
en la Televisión

Las vidas de M. Faraday y Joseph Henry tienen muchos elementos en común. Los dos provenían de familias muy humildes y se vieron obligados a trabajar desde muy jóvenes por lo que no pudieron seguir sus estudios. Henry fue aprendiz de relojero a los trece años (Faraday lo sería de encuadernador también a esa misma edad).

Como Faraday, Henry se interesó por el experimento de Oersted y, en 1830, descubrió el principio de la inducción electromagnética, pero tardó tanto tiempo en publicar su trabajo que el descubrimiento se le concedió a Faraday.



Faraday descubrió el generador eléctrico y Henry el motor eléctrico. Gracias a ellos tenemos electricidad en nuestros hogares y miles de maquinarias y artefactros que funcionan con la energía electrica

Conocer los invita a conocer la vida, y los descubrimientos, de estos dos grandes científicos:


Michael Faraday


Joseph Henry

Ahora les presento un experimento donde se pueden realizar experiencias con imanes y con electricidad, experimentos similares a este eran realizados por Faraday y por Henry...



Y en este video usted aprenderá a construir un electroiman con un clavo, alambre de cobre y una pila de 1,5 voltios:


Build An Electromagnet! - The most popular videos are here



Esperando sus comentarios me despido:


Leonardo Sánchez Coello
Profesor de Educación Primaria

Cremas Antiarrugas: ¡No sirven!

Cremas Antiarrugas: ¡No sirven!

Una investigación comprueba que sólo funcionan la aplicación de retinol, el láser facial con dióxido de carbono y las inyecciones de ácido hialurónico.

La ciencia ofrece su veredicto sobre las cremas antiarrugas: muy pocas sirven

Nicholas Bakalar/NYT

Madrid. Las panaceas que prometen borrar arrugas abundan, pero ahora ya existe una evidencia sólida acerca de cuáles son los tratamientos efectivos contra el envejecimiento de la piel. La clave es el mayor conocimiento sobre el tejido conectivo de la piel (colágeno dérmico) y la confirmación de que es la alteración de las propiedades mecánicas del colágeno externo de las células cutáneas la que produce las arrugas.

Una revisión publicada recientemente en The Archives of Dermatology concluye que sólo tres tratamientosantienvejecimiento demostraron ser clínicamente efectivos: la aplicación tópica de retinol, el rejuvenecimiento facial con láser de dióxido de carbono (CO2) y las inyecciones de ácido hialurónico. Todos dependen del mismo mecanismo, que es la interacción de las células de la piel (fibroblastos) con el colágeno que producen.

Según sus autores, teoría y práctica respaldan estos tratamientos. Los fibroblastos segregan un grupo complejo de polisacáridos y proteínas que forman el colágeno, que le da forma y elasticidad a la piel, y soporte a los vasos sanguíneos que la atraviesan. La red de tejido de colágeno depende de su tensión mecánica con esas células cutáneas.

La piel se deteriora a medida que envejece y su exposición a la luz solar inhibe la capacidad de los fibroblastos de producir colágeno. Las manos, la cara, el cuello y la parte superior del tórax sufren más que el resto de la piel, y las pieles más claras se arrugan más rápido que otras. El daño, escriben los autores, es una versión acelerada del envejecimiento cronológico. La radiación ultravioleta induce la producción del mismo tipo de enzimas que degradan el colágeno a medida que pasan los años.

Las fibras de colágeno duran unos 30 años. Pero con el envejecimiento y la exposición ultravioleta se deterioran y se fragmentan, y el colágeno fragmentado impide la función de los fibroblastos que lo crearon. A medida que el colágeno fragmentado se acumula, se reduce su producción, se debilita la conexión entre los fibroblastos y el colágeno, y la piel comienza a arrugarse. Existen tratamientos que combaten ese proceso. Las aplicaciones tópicas de retinol (vitamina A) fueron las primeras en demostrar utilidad. Aunque sus efectos moleculares no se comprenden del todo, el retinol hace que se forme nuevo colágeno en la piel cronológicamente envejecida y en la dañada por la luz ultravioleta.


Fuente:

La Gaceta - España

Un cerebro grande acelera la evolución

Un cerebro grande acelera la evolución

Un estudio realizado en miles de especies de aves apoya la idea de que un cerebro más grande aumenta la tasa o ritmo de la diversificación evolutiva. Vía NeoFronteras:

Foto
Los loros (psitácidos), por ejemplo, tienen cerebros grandes en relación a su cuerpo y mayor diversificación. Foto: Daniel Sol.

Los teóricos de la evolución siempre se han preguntado por qué algunos linajes se diversifican más rápidamente que otros. La explicación clásica es que las altas tasas de diversificación reflejan un aumento de las oportunidades ecológicas que llevan a una rápida radiación adaptativa.


Un ejemplo clásico es el de los pinzones de Darwin, que después de que algún ejemplar llegara a las Islas Galápagos rápidamente se produjo una diversificación en 13 especies, cada una de ellas especializada en un tipo distinto de comida. Otros ejemplos muestran que los progenitores de las radiaciones evolutivas estaban en el momento y lugar adecuados para aprovecharse de las oportunidades ecológicas.


Sin embargo, ¿es posible que la diversificación no dependa solamente de las propiedades del ambiente que disfrutaron especies ancestrales, sino que dependa de la especie en sí misma?
Ahora un estudio apoya esta posibilidad al sugerir que la posesión de un cerebro grande ha facilitado la evolución y diversificación en varios linajes de aves.


Hace 20 años Jeff Wyles, Allan Wilson y Joseph Kunkel propusieron que los cerebros grandes podrían favorecer la diversificación evolución en animales al favorecer cambios en el comportamiento. A esta idea se la conoce como hipótesis de la dirección (drive) por comportamiento. Pero en esa época era difícil demostrar esta hipótesis.


Desde entonces se han ido encontrando pruebas que confirman que los animales con cerebros grandes en relación a su tamaño tienen más habilidad para cambiar su comportamiento a través del aprendizaje y la innovación, que les facilita la invasión de nuevos ambientes y el uso de nuevos recursos.


A pesar del progreso, el papel del cerebro en la diversificación adaptativa de los animales es un asusto controvertido, principalmente debido a las dificultades para demostrar que los animales con cerebro grande evolucionan más rápido.


Ahora Trevor Price de University of Chicago y Daniel Sol de la Universidad Autónoma de Barcelona, proporcionan pruebas de este efecto en aves en un artículo publicado en The American Naturalist.


Estudiaron, presumiblemente en la literatura científica, el tamaño corporal y cerebral de 7209 especies de aves (el 75% del total que existen hoy en día) encontrando que las familias de aves que han experimentado mayor diversificación tienen los cerebros más grandes en relación al tamaño corporal. Estas familias incluyen pájaros carpinteros, loros, búhos, cuervos, etc.


El tamaño cerebral puede producir diversificación morfológica porque facilita la expansión y especiación. El análisis indica además que la diversificación asociada al tamaño cerebral es estadísticamente independiente de la expansión geográfica y la riqueza en especies.


Los autores sostienen que la explicación más plausible es que un cerebro más grande aumenta la tasa o ritmo de la diversificación evolutiva mediante la facilitación de cambios del comportamiento, y esto produciría presiones de selección nuevas en las poblaciones a favor de la divergencia adaptativa. Así, en especies de altos estilos cognitivos el comportamiento podría ser, además de los factores ambientales, una fuerza importante que dirija la evolución.

Fuentes y referencias:


Nota en Eurekalert.
Copia del artículo original (resumen).


Brain Size and the Diversification of Body Size in Birds. The American Naturalist, 2008; 172 (2): 170 DOI: 10.1086/589461



Fuente:

NeoFronteras

23 de agosto de 2008

Tomar decisiones cansa al cerebro

Tomar decisiones cansa al cerebro

La función ejecutiva queda exhausta tras la toma de decisiones difíciles

La función ejecutiva es un recurso limitado que cansa, fatiga y agota al cerebro, del mismo modo en que el músculo de un brazo se cansa y fatiga al levantar un peso. El proceso de toma de decisiones incluye entre otras cosas la consideración de las diferentes opciones, el sacrificio de las ventajas de una de ellas a cambio de lo que nos ofrece la otra, la transición desde un estado mental evaluativo a otro decisorio; y son estas actividades mentales las que requieren el esfuerzo que termina por fatigar a la función ejecutiva.


Por César Gutiérrez.


Panorámica de la decisión. Ilog.

La llamada función ejecutiva es en realidad un conjunto de subfunciones cognitivas que incluye habilidades como la concentración a la hora de realizar una determinada tarea, la toma de decisiones, la memoria a corto plazo y el control inhibitorio. Se trata pues de una función subyacente y reguladora de muchas otras diversas actividades mentales, y juega un importantísimo papel en la capacidad de raciocinio, hata el punto de que es necesario tenerla en cuenta para cualquier intento de valoración o medición de la inteligencia, como demostraba una investigación publicada en 2007 en la revista Child Development.

Los mencionados procesos implican un esfuerzo –el trabajo de mantener la mente alerta en el caso de la concentración, para no distraernos del objeto que hemos de enfocar, o el necesario para no ceder a las tentaciones de la peor opción, en el caso de la toma de decisiones–, y dicho esfuerzo supone a su vez un cansancio y un agotamiento de la función ejecutiva, del mismo modo que levantar un peso cansa y agota los músculos de los brazos.

Decisiones importantes

Así lo describe una colaboración de On Amir en la revista Scientific American: Elecciones difíciles: cómo tomar decisiones cansa tu cerebro. Para mejor entender la función ejecutiva como un constructo que subyace a la toma de decisiones sobre asuntos que pueden no tener nada que ver entre sí, el autor propone el ilustrativo ejemplo de alguien que delibera sobre las un tanto irrelevantes opciones de comerse o no una galleta.

Posteriormente, esa misma persona ha de tomar una decisión mucho más importante, concerniente a un ámbito completamente distinto y que afectará de manera muy relevante a su vida, como es la elección entre dos posibles trabajos que le han sido ofrecidos. Pues bien, esta última decisión puede verse afectada por el esfuerzo realizado anteriormente en torno al problema de la galleta, ya que los efectos de dicho esfuerzo son persistentes y pueden haber agotado el instrumento –la función ejecutiva– que ahora se precisa para tomar una decisión trascendente.

El hecho de que el mero hecho de tomar decisiones canse e incluso agote la función ejecutiva, y esto tenga repercusiones en tareas cognitivas posteriores, parece confirmado por las investigaciones y los estudios de campo realizados por la psicóloga de la Universidad de Minnesota Kathleen Vohs y colegas.

En uno de ellos, por ejemplo, se llevó a unos estudiantes a un centro comercial, donde estuvieron haciendo elecciones de compra. Posteriormente se les encomendó la resolución de problemas algebraicos simples, y los estudiantes que habían hecho un mayor número de elecciones en el centro comercial tuvieron una considerablemente mayor dificultad para resolverlos.

Agotamiento mental

El proceso de toma de decisiones incluye entre otras cosas la consideración de las diferentes opciones, el sacrificio de las ventajas de una de ellas a cambio de lo que nos ofrece la otra, la transición desde un estado mental evaluativo a otro decisorio; y son estas actividades mentales las que requieren el esfuerzo que termina por fatigar a la función ejecutiva.

Especialmente agotador, según las conclusiones de un estudio paralelo realizado por Nathan Novemsky –profesor de la Universidad de Yale– y sus colegas, es enfrentarse al necesario sacrificio de una cosa al optar por otra; y aquí cabe señalar que, cuanto mayor similitud guarden entre sí las distintas opciones entre las que es necesario elegir, más agotador resulta el esfuerzo realizado.

Otro estudio, publicado por la psicóloga de la Universidad de Maryland Anastasiya Pocheptsova y colegas en 2007, confirma también los efectos de cansancio y fatiga sobre la función ejecutiva, en este caso mediante experimentos en torno a la concentración y la regulación de la atención, que también requieren del uso de aquélla. Los sujetos con el cerebro cansado por esta actividad tomaron las peores decisiones en las cuestiones que se les plantearon posteriormente.

Herramientas cognitivas

Por otro lado, muchos de los tests y pruebas utilizados en este tipo de investigaciones, además de servir para valorar el grado en que la ejecución de determinadas actividades cognitivas cansan, fatigan o agotan al “músculo” cerebral, pueden utilizarse asimismo como entrenamiento para el mismo, como señala Clancy Blair, profesor asociado de Desarrollo Humano y Estudio de Familia en la Pennsylvania State University, y autor del primero de dichos estudios citado en el presente artículo.

Todos estos resultados y conclusiones son extremadamente relevantes, ya que la función ejecutiva es algo que usamos continuamente a lo largo de todo el día. Podrián cuestionar la idea de que la multi-funcionalidad en los puestos de trabajo aumente la productividad, ya que solamente el tiempo de transición entre unas tareas y otras por parte de un empleado podría más bien reducirla, especialmente si se trata de tareas complejas. También este aspecto ha sido objeto de investigación.

Asimismo son evidentes las implicaciones de los mismos en otros muchos ámbitos (incluyendo el económico) de nuestras vidas, y tener en cuenta estos estudios y sus resultados puede ayudarnos, como mínimo, a identificar cuándo no es un buen momento para tomar una decisión importante. Por ejemplo, después de haber estado evaluando la conveniencia de comerse o no una galleta.

Fuente:

Tendencias 21

¡Crea tu propio universo en 3D!

Lanzan una aplicación gratuita para convertir fotos en una recreación 3D

Microsoft presenta Photosynth, una herramienta que permite crear espacios tridimensionales y compartirlos en la Red



Microsoft ha lanzado un nuevo servicio gratuito que permite al usuario transformar de forma automática y rápida sus fotos digitales en espacios 3D, synths. Con Photosynth, cualquiera puede bucear desde su PC (no está disponible para Mac o Linux) dentro de museos, monumentos o paisajes desde distintas perspectivas, mirar hacia abajo o hacia arriba, visionar de izquierda a derecha, hacer zoom o retroceder para mostrar todas las sensaciones del lugar como si estuvieses allí.



La nueva herramienta de Microsoft Live Labs aporta una increíble realidad de todos los lugares tal como se puede apreciar en las colaboraciones realizadas con National Geographic. Los synths (composicioines) exclusivos de algunos de los lugares más representativos y espectaculares del mundo, como el Taj Majal (creado a partir de las fotos de dicha organización) o la Plaza de San Marcos (creado por un usuario del sistema), se han creado usando fotografías tomadas por dicha organización.

El mecanismo de Photosynth es sencillo en su uso y muy espectacular en sus resultados. El usuario deberá contar con una biblioteca de imágenes del lugar que quiere componer (se necesitan de 20 a 300 fotos, dependiendo del tamaño del lugar o del objeto) tomadas desde distintos ángulos y localizaciones.

Lo que hace el programa es revisar todas las fotografías que el usuario introduce en el sistema, detectar los puntos en común de todas y componer un espacio virtual que reproduce el objeto en cuestión.

Es necesario descargarse un pequeño programa, pues la herramienta utiliza el procesador del propio PC para realizar la composición. El propio software guiará al usuario en el proceso de creación del synth que, una vez finalizado, podrá ser compartido en la Red a través de la web del proyecto.

Microsoft ha preparado un vídeo demostrativo, aunque de momento sólo está en inglés, al igual que la página del servicio. Además, en YouTube también hay vídeos en los que se puede comprobar el resultado de la nueva herramienta.

Para acceder a Photosynth es necesario tener instalado Windows XP o Windows Vista y contar con una conexión a Internet de banda ancha. En cuanto al navegador, el servicio admite tanto la última versión de Explorer como Firefox 2 y 3.

Fuentes:

El Mundo - Tecnología

El País - Tecnología

22 de agosto de 2008

Imitan la fotosíntesis comol lo hacen las plantas

Imitan la fotosíntes como lo hacen las plantas

Un equipo de investigadores de la universidad de Monash, Australia, han utilizado los químicos que usan las plantas plantas para replicar el proceso de la fotosíntesis, alisando el camino hacia un nuevo enfoque para utilizar la luz solar a fin de dividir el agua en oxígeno y en hidrógeno.Lea este interesante artículo aparecido en Erenovable:

You're the light, everything, the only hopeAquí en Erenovable ya hemos visto hace poco, y hace más tiempo, diversos casos en que científicos se acercaron a lo que las plantas hacen cada día de su vida, la fotosíntesis.

En el campo de las energías renovables es como conseguir una gallina de los huevos de oro, ya que significa poder aprovechar el sol al máximo, tanto en la energía solar, como para la tecnología del hidrógeno y las pilas de combustible. Esto haría que conseguir hidrógeno fuese no sólo sencillo sino muy barato a escala comercial.

Los investigadores han desarrollado un sistema que comprende un baño o capa que puede ser impregnado de manganeso, un químico esencial para la fotosíntesis de las plantas.

“Hemos copiado a la naturaleza, tomando los elementos y los mecanismos que se dan en la vida de las plantas y que han evolucionado por más de 3 mil millones de años y recreamos uno de esos procesos en laboratorio”, dijo el profesor Leone Spiccia, uno de los autores de la investigación. “Un racimo de manganeso es central para la habilidad de las plantas para usar agua, dióxido de carbono y luz solar para hacer carbohidratos y oxígeno. Una imitación humana de este racimo ha sido desarrollada hace un tiempo por el profesor Charles Dismukes , y nosotros hemos ido un paso más adelante, aprovechando la habilidad de estas moléculas para convertir agua en sus elementos componentes: oxígeno e hidrógeno”.

Y sigue diciendo que el descubrimiento llegó cuando cubrieron a un conductor de protones, llamado nafion, con un ánodo para formar una membrana de polímero tan sólo de unos micrómetros de ancho, que se convierte en el espacio ideal para los racimos de manganeso.

Lo que hacen los investigadores, es oxidar el agua para generar protones y electrones, que pueden ser convertidos en gas de hidrógeno en vez de los carbohidratos que crean las plantas. El método para oxidar el agua es envolver un catalizador dentro de los poros de la membrana nafion, de forma que se estabilice contra la descomposición, y que el agua la pueda alcanzar el catalizador cuando se oxida y sea expuesto a la luz.

Los autores del estudio hicieron por primera vez lo que las plantas hacen, si bien ya se ha copiado en diversas ocasiones, nunca se había hecho de la misma forma en que lo hacen las plantas. Han logrado dividir los componentes del agua utilizando luz solar y el mísmo químico que usan las plantas.

El catalizador funcionó en continuo durante tres días produciendo oxígeno e hidrógeno en presencia de agua y una corriente eléctrica y luz solar.

Esto podría servir para la industria que se está empezando a gestar en la utilización del hidrógeno como combustible.

Fuente: Eurekalert <- Vía Slashdot


Fuente:

e-renovable
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