Lixus
Lixus es un antiguo asentamiento costero situado a unos 3 km al norte de la ciudad de Larache, en noroeste de Marruecos, en la orilla derecha del estuario del río Lucus o Loukkos.
Fundado por los fenicios, quizá en el siglo VII a. C., quedó más tarde en manos de los cartagineses, con los que consolidó su importancia como puesto comercial para la navegación en el Atlántico. Tras la destrucción de Cartago, Lixus mantuvo su importancia, quedando en manos de los reyes mauritanos, de entre los que destacó Juba II, que renovó la ciudad. Con la anexión de Mauritania por Roma en el año 40, Lixus recibió el estatus de colonia imperial, formando parte de la provincia de Mauritania Tingitana. Lixus alcanzó una época de esplendor durante el reinado del emperador Claudio, como puerto exportador de aceite de oliva, sal y garum.
La decadencia del poder romano en la zona (en 285 todas las posesiones romanas al sur del río Lucus fueron abandonadas por el emperador Diocleciano) causó el ocaso de Lixus, convertida en ciudad fronteriza. Parece ser que la ciudad fue abandonada en el siglo V, con el colapso del poder romano en la zona.
Los restos de la ciudad de Lixus, de más de 3.000 años de antigüedad, están en peligro por un proyecto del Ministerio marroquí de Cultura, que prevé construir dentro del sitio arqueológico un centro de interpretación, un museo y un aparcamiento.
El yacimiento, en el que conviven vestigios fenicios, romanos, griegos y musulmanes, se extiende sobre una colina a las afueras de la ciudad costera de Larache (norte de Marruecos), cuyos habitantes se han levantado contra este proyecto.
Sus protestas y el hecho de que al comenzar las obras el pasado verano aparecieran nuevos restos a solo medio metro de la superficie, han logrado que la construcción del complejo se detenga temporalmente, aunque no así la de la muralla de hormigón que va a cerrar el recinto, ya muy avanzada.
"No estamos en contra de construir un conservatorio y un museo y de cuidar Lixus, pero estamos en contra de construir dentro de Lixus, y de que sea un edificio moderno, chocante con lo arqueológico y lo histórico", explicó a EFE Abderrahman Lanjri, miembro fundador de la plataforma SOS Lixus.
De un montón de tierra junto a las obras de la muralla, Lanjri recoge varios pedazos de cerámica: "Esto es una jarra, por ejemplo.
Los obreros no respetan lo que encuentran. Y en Lixus la mayoría de las cosas están todavía bajo el barro".
"Del yacimiento sólo se ha descubierto el 10%, por lo que se supone que debe de haber una riqueza increíble", corrobora el arqueólogo valenciano Sergio Barce, que apunta que "si, con solo eso descubierto, ya se está haciendo un aparcamiento para 500 vehículos, algo no cuadra".
En cambio, para el delegado del Ministerio de Cultura en el norte de Marruecos, Mehdi Zuak, este proyecto que "se enmarca en la estrategia nacional de salvaguarda y valorización del patrimonio" debería haberse emprendido "hace al menos 30 años".
"La mayoría de las excavaciones está pendiente, pero antes se estaba trabajando de manera no organizada. Gracias a esa estructura se van a poder buscar nuevos fondos", dijo a EFE Zuak, según el cual se han realizado los estudios necesarios para identificar el lugar más adecuado para los centros de conservación y acogida de visitantes.
En la parte del yacimiento que ya se ha sacado a la luz, la forma de la antigua ciudad se revela en vestigios medio ocultos por la maleza: cubas para la salazón de pescados, arcos de acueductos, plantas de viviendas o templos, caminos.
Hasta llegar al que los expertos señalan como "el tesoro" de Lixus, un anfiteatro romano que se alza en lo alto del promontorio, de tal manera que tras lo que antiguamente era el escenario se despliega un paisaje de humedales (que es a su vez entorno protegido), cruzado por el río Lukos y poblado de aves migratorias.
"Es un anfiteatro muy especial, uno de los más extraños que hay en la arqueología. Es extraño por sus formas, dimensiones, y porque es el único en toda Mauritania Antigua", explica Barce.
En Lixus, no solo están en peligro siglos de historia, sino también años de trabajo, como atestigua Moktar Hanach, que lleva 40 años siendo guarda del yacimiento, un oficio que heredó de su padre.
Así, en el castellano mezclado con árabe de los habitantes de esta zona, que fue parte del Protectorado español, Hanach se atreve a afirmar que "los mejores años para este yacimiento fueron entre 1923 y 1969, cuando más de cien arqueólogos de muchos países se pasaban trabajando aquí todos los meses sin lluvia".
En Larache, en el Café Lixus, cuyo nombre atestigua que el yacimiento es parte importante del imaginario de la ciudad, la plataforma SOS Lixus (en la que también participan algunas asociaciones españolas) organizó la pasada semana una conferencia para concienciar a sus vecinos.
Una decena de expertos de diversos países explicaron, como resumió Barce, que "es necesario empezar a moverse y buscar soluciones alternativas".
Lanjri recordó que el yacimiento, hoy de acceso libre, se enfrenta a otros peligros, como el expolio, frecuente en la zona.
Por eso, insistió en que "un proyecto de protección es necesario" y que lo que pretenden es "trabajar con el delegado de cultura para adaptarlo a la zona ambiental, arqueológica y ecológica".Fuente:ABC España