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19 de junio de 2010

Los cahalotes colaboran con el mundo cada vez que defecan

Sábado, 19 de junio de 2010

Los cahalotes colaboran con el mundo cada vez que defecan




En efecto, cuando estos grandes mamíferos espiran, arrojan CO2 a la atmósfera por su espiráculo contribuyendo a las emisiones de gas invernadero, como todo hijo de vecino. Sin embargo, un reciente estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B y realizado con cachalotes del Océano Antártico, muestra que estos cetáceos pagan con creces su cuota de emisiones cada vez que defecan.

Estas ballenas se alimentan a grandes profundidades, consumiendo calamares, pulpos y otros animales ricos en hierro. Cuando emergen y defecan en las aguas próximas a la superficie, sus heces ricas en hierro fertilizan al fitoplacton. A su vez, el fitoplacton emplea más CO2 por fotosíntesis, secuestrando de la atmósfera anualmente 240.000 toneladas de carbono más que el que espiran estas ballenas. Otros mamíferos marinos, tales como el chachalote pigmeo y el enano podrían ser tambien buenos “eco-guerreros”.

En fin, otro dato que respaldaría la prohibición de la caza de ballenas.

Visto en Science.

Tomado de:

Blog de Maikelnai

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24 de marzo de 2010

El escarabajo del estiércol es el insecto más fuerte del mundo

Miércoles, 24 de marzo de 2010

El escarabajo del estiércol es el insecto más fuerte del mundo

Escarabajo del esti�©rcol

El escarabajo del estiércol de la especie Onthophagus taurus puede arrastrar una carga más de mil veces más pesada que su propio peso corporal. En términos humanos, es como si una persona promedio tirase de seis autobuses de dos pisos completamente cargados. Vaya tela. Esa capacidad le ha ganado el título del insecto más fuerte del mundo.

Así lo ha determinado el profesor Rob Knell, investigador de la Universidad de Londres, quien puso a prueba la habilidad de los escarabajos para enfrentarse a un rival a través de la medición de cuánta fuerza era necesaria para sacarlos de sus agujeros. Los hallazgos de Knell y su equipo han sido publicados en la revista Proceedings of the Royal Society.

Los escarabajos hembras de esta especie cavan túneles bajo el estiércol, en los que se aparean con los machos. Si un macho entra en un túnel que ya está ocupado por un rival, ambos luchan con sus cuernos y tratan de empujarse uno a otro fuera del tunel. Todo el asunto del estiércol quizá le quite mérito a ojos de algunos, pero se trata de un insecto digno de conocerse mejor. Por ello, os he dejado un vídeo de National Geographic en el que podéis ver a un fornido ejemplar en plena acción de arrastre de estiércol.






Fuente:

Ecología Blog

4 de marzo de 2010

Pipí y pupú en inodoros ecológicos

Jueves, 04 de marzo de 2010

Pipí y pupú en inodoros ecológicos

Pipi y pupú, o pichi y caca, o el uno y el dos, o los excrementos líquidos y sólidos

Peepoo

Parece una bolsa común y corriente pero es un váter que cumple todas las funciones necesarias.

Tras recorrer los barrios más pobres de Ciudad de México, Sao Paulo, Nairobi y otras grandes urbes del mundo, un arquitecto sueco halló una posible solución a los problemas originados por la falta de un sistema sanitario adecuado.

Anders Wilhemson y su equipo diseñaron un inodoro descartable, bautizado Peepoo, que una vez utilizado puede transformarse en una rica fuente de abono para las plantas.

Su apariencia es la de una bolsa plástica como cualquier otra. Pero en su interior, este recipiente flexible de 14 por 38 centímetros, cuyo costo no supera los US$0,03 contiene una delgada capa de urea que descompone la materia fecal y la orina y la transforma en nutrientes.

clic Vea: Ecoinodoros para todos los gustos

Después de cada uso, la bolsa se cierra -impidiendo el paso de los olores y los agentes patógenos propios de las heces- para colocarse en la tierra, donde desaparecerá por completo al cabo de un año.

Según la Organización de Naciones Unidas, 2.600 millones de personas en el mundo no tiene acceso a un sistema sanitario básico. Esta cifra representa el 40% de la población del planeta.

La falta de un sistema adecuado para lidiar con las necesidades fisiológicas de la población (una persona excreta al año entre 30 y 60 kilos de materia fecal y produce cerca de 500 litros de orina) provoca la contaminación de las aguas dulces y las aguas contenidas en los suelos y numerosas enfermedades.

Se estima que cada año mueren al menos 1,5 millones de niños por diarrea u otras enfermedades derivadas de la contaminación de las aguas.

"Inodoros voladores"

La propuesta de Peepoo resulta tan simple que, a ojos de un no entendido, es difícil ver cuáles son las ventajas de esta bolsa comparada con cualquier otra bolsa biodegradable que podemos encontrar en el mercado.

"Esto es algo mucho más complejo: aunque parezca una bolsa, es un baño que cumple con todas las funciones necesarias", le dijo Wilhemson a BBC Mundo.

"Si logras cerrar perfectamente una bolsa biodegradable común que contiene excrementos, sin sustancias que los traten, estos comenzarán a desprender metano y hasta podrían provocar una explosión. ¡Sería incluso más peligroso que defecación al aire libre!", añadió el creador de Peepoo.

Por otra parte, la bolsa se mantiene intacta hasta que finaliza el proceso de descomposición de los desechos -que puede tomar desde horas hasta semanas- y comienza a degradarse en un lapso promedio de un año.

Niño con Peepoo

1,5 millones de niños mueren al año por causa de las aguas contaminadas.

La idea de embolsar la materia fecal se le ocurrió a Wilhemson tras observar una costumbre arraigada en los vecindarios más pobres de Nairobi, en Kenia, que también se practica en muchas otras partes del mundo, y que consiste en depositar las heces en una bolsa plástica que se tira por cualquier parte.

Son las llamadas "pocetas voladoras" o "baños helicópteros".

Wilhemson se inspiró también en los problemas que aquejan a las grandes urbes latinoamericanas, como los que pudo notar en los barrios marginales de Ciudad de México.

"Allí la situación es muy mala. Las personas hacen sus necesidades en letrinas o en cloacas abiertas, lo cual es mucho peor. Por eso creo que podría funcionar muy bien en México, una ciudad que necesita importar agua y en la que se avecina un crisis ecológica importante, ya que este sistema no requiere agua", le dijo Wilhemson a BBC Mundo.

Lea el artículo completo en:

El Mundo Ciencia

26 de febrero de 2010

¿Por qué los perros comen excrementos?

Viernes, 26 de fenrero de 2010

¿Por qué los perros comen excrementos?

¿Por qué a los perros les gustan tanto los excrementos humanos? "Cómo se puede evitar festín tan asqueroso?

Sale a pasear con su perro por el parque. El can corre, salta y juguetea entre los arbustos. En un momento dado mastica algo chicloso. Como dueño responsable se acerca a comprobar qué come su mascota para obligarle a escupirlo si puede hacerle daño. Y se encuentra con una desagradable sorpresa: su perro está comiendo excrementos. Quienes tienen o han tenido perros probablemente se han enfrentado a esta curiosa situación.

Los perros comen excrementos de humanos y de otros animales. "Son selectivos a la hora de elegir", explica a RTVE.es el veterinario Javier Gómez de la Clínica Ginzo de Limia en Madrid. "Algunos tienen preferencia por los humanos y otros por los de sus congéneres o los de otros animales".

Por qué lo hacen es aún un misterio. No hay consenso entre la comunidad veterinaria, pero dos son las teorías más repetidas. "Una propone que el animal tiene alguna carencia nutricional, de un aminoácido o algún otro oligoelemento, y lo busca en los excrementos, que al fin y al cabo son comida digerida", explica el doctor. Sin embargo, no hay datos que avalen esta teoría.

"Si das un suplemento a un perro seguirá comiendo excrementos. Mi experiencia personal es que ni siquiera uno de cada 10 perros dejaba de hacerlo".

La otra teoría señala que la coprofagia es algo natural en los perros. "Lo hacen porque les gusta, porque para ellos el olor no es desagradable", comenta. "Algunos perros de caza también se restriegan en excrementos de otros animales, como vacas, por ejemplo, para que no les detecten las presas".

Cualquier cachorro, sea de la especie que sea practica la coprofagia, incluso los humanos. "Un bebé se comería, si le dejas, una caca. Es normal, en esa etapa de la vida quieren probar la consistencia y la textura de la cosas", explica Gómez. Los humanos dejamos de hacerlo porque no nos agrada el olor y porque por convención social no está bien visto. Pero los perros no.

Es muy difícil conseguir que un perro adulto que come excrementos deje de hacerlo. Hay que regañarles para que no lo tomen como costumbre, pero "el que persiste pasado el año lo seguirá haciendo", admite.

Fuente:

RTVE

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