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12 de octubre de 2012

Biólogos crean lector de código de barras para cebras

Especial:Animales



Lomos convertidos en códigos

Un grupo de biólogos estadounidenses se asoció con ingenieros informáticos para crear un lector de código de barras que pueda leer cebras. No es que la cebras tengan mensajes escondidos en sus rayas, sino que la idea es poder usar el aparato para diferenciar a una cebra de otra y poder identificarlas.

Llamado “StripeSpotter”, es un sistema de código abierto con un algoritmo que permite identificar animales usando datos biométricos. Fue construido usando fotos de cebras, en donde los investigadores marcan una parte del lomo del animal que se usa como “huella digital” para identificarlo. El sistema requiere de las fotos, de modo que si un investigador está en África observando cebras y necesita identificar a una, tendrá que fotografiarla primero para correr el  programa.

El software convierte la imagen en una versión pixelada en blanco y negro (sin gris) que almacena en una base de datos y luego usa para comparar e identificar a los animales.

Aunque está pensado en cebras, los desarrolladores del programa están pensando en utilizarlo en otros animales que tengan manchas, como los tigres o las jirafas.

Fuente:

FayerWayer

9 de octubre de 2012

60 años de la revolución del código de barras


El código de barras como ícono

Aunque algunos sectores se resisten a su uso, los códigos de barras se han vuelto ubicuos e icónicos.

El omnipresente código de barras cumplió este fin de semana 60 años. La combinación de rayas y espacios, una suerte de código morse gráfico, facilitó el crecimiento de los grandes supermercados y continúa utilizándose para controlar el stock en la era de las ventas online.

Según uno de los organismos internacionales que regula la adjudicación de estas "huellas dactilares" del comercio, GS1, hay más de cinco millones de códigos de barras únicos e individuales en uso en todo el mundo. 

Y no sólo en los pasillos de los supermercados y las tiendas de ropa; también en los hospitales, donde permiten identificar pacientes y localizar equipos de forma rápida y eficiente, o en la logística detrás de los servicios de courier o la distribución de mercancías.

Pero hubo una época en la que los cajeros de las tiendas llevaban una cuenta manual de lo que compraban los clientes, y los dueños de los almacenes se veían obligados a cerrar una vez al mes para hacer recuento de existencias.

Hasta que el 7 de octubre de 1952, dos estadounidenses patentaron el hoy ubicuo código de barras, y entraron en la historia.

Sin embargo, no sería sino hasta dos décadas más tarde que su invento se volvería apto para la comercialización global. Antes, simplemente no existía la tecnología láser necesaria para leerlos de manera práctica y económica.

El primer sector que se percató del potencial de los códigos de barras fue el de los ferrocarriles, que empezó a identificar trenes y vagones con números únicos. Pero sólo en 1974 llegaron a las cajas de los supermercados.

Gomas de mascar únicas

Código de barras linear

Al código de barras linear lo siguieron los de dos dimensiones, los hexagonales y más recientemente los QR.

Las distintivas franjas blancas y negras, en su primitiva versión linear, se utilizaron por primera vez en un supermercado de Ohio para escanear un paquete de goma de mascar de la marca Wrigleys.

Luego vendrían las versiones circulares y hexagonales, y más tarde aparecerían códigos legibles de dos dimensiones. La última innovación en este campo sería el código QR (del inglés Quick Response o "respuesta rápida"), un conjunto de puntos que contiene muchísima más información que la combinación de rayas original.

Sin embargo, sirven a distintos propósitos, y el concepto de las franjas blancas y negras está lejos de desaparecer, le aseguró a la BBC uno de los directivos de GS1 en el Reino Unido.

"El código de barras estampado en una lata de arvejas tiene como objetivo la identificación en el punto de venta. Sirve para asegurarse que el cliente pague el precio correcto por el producto y actualiza el stock del supermercado", explicó Gary Lynch.

"El propósito del código QR es llevar a la persona que lo escanea a un medio multimedia. Técnicamente podrían combinarse ambos, pero por ahora nadie lo ha solicitado", añadió.

Algunos sectores todavía se muestran reticentes a incorporar códigos de barras -fundamentalmente por motivos estéticos, como los productores de vino-, pero su presencia es casi universal.

La especialista en tecnología de la BBC Zoe Kleinman comenta que incluso se han convertido en obras de arte. La cantante estadounidense Pink es sólo una de los famosos que los lucen como tatuaje.

"Los códigos de barras son un icono, y con razón. Nos da mucha satisfacción", dijo Lynch.

"Ahora, si una de mis hijas se hiciera uno de esos tatuajes en honor a su padre... no me haría tanta gracia", completó

Fuente:


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24 de septiembre de 2012

Antiguos sistemas de escritura que se resisten a ser descifrados

Es bien conocida la historia de la piedra de Rosetta y de cómo ésta ayudó a Champollion a descifrar la escritura jeroglífica egipcia en el siglo XIX. Es menos conocido en cambio que aún hoy día persisten muchos otros sistemas de escritura cuyo significado no se ha podido desvelar a falta de golpes de suerte tan enormes como el que supuso dicha piedra.

Hoy traigo un repaso de estos misteriosos alfabetos, junto a otros códigos inventados por una sola persona y cuyo secreto se llevaron a la tumba.



Alfabeto Vinča (6000-4000 a.C.)

También llamada escritura europea antigua, son un sistema de símbolos que datan del período neolítico y han sido encontrados en el sureste de Europa (particularmente en Rumanía y Serbia).

Algunos expertos opinan que los símbolos podrían representar mensajes, pero no formando una lengua propiamente dicha. El debate es muy relevante, pues algunas vasijas encontradas con este lenguaje son casi 1000 años anteriores al por ahora considerado primer registro de lengua escrita, la escritura cuneiforme de los sumerios.


Caracteres conocidos del alfabeto Vinča


Curiosamente, a esta antigua cultura pertenece la "esvástica" europea más antigua:

"Esvástica" del 2500aC. encontrada en Bulgaria en 2010 (noticia)



Protoíndico o escritura del Indo (2500-1500 a.C.)
Empleada por el pueblo del valle del Indo , ha sido imposible descifrar su significado a pesar haberse encontrado más de 4000 objetos con inscripciones en esta lengua. De nuevo, existen algunos expertos que incluso dudan que sea un sistema de escritura, como por otro lado probablemente pase con todos hasta que se consigan descifrar. Más sobre este debate se puede leer aquí (en inglés).





Protoelamita (2900-2500 a.C.)

Los primeros rastros de esta lengua se encuentran en el moderno Irán, y toma su nombre del imperio elamita. Se han catalogado cerca de 1000 símbolos, por lo que se piensa que sea el sistema de escritura estaría (al menos en parte) basado en logogramas, siendo el idioma que se transcribía desconocido.





Elamita antiguo (2500-2200 a.C.)

En una fase más reciente del imperio elamita se empleaba ya otro sistema de escritura distinto, que se sabe derivó del protoelamita:


En este caso el sistema ha sido sólo parcialmente descifrado:




Alfabeto Lineal-A (1800-1500 a.C.)

El arqueólogo Sir Arthur Evans desenterró en 1900 una gran cantidad de tablillas de arcilla grabados con misteriosos símbolos en la cretense Cnosos. Creyó haber descubierto el mítico palacio del rey Minos y el laberinto del minotauro, por lo que puso de nombre a la nueva lengua minoica.

Tras décadas de estudio, se clasificaron todos los símbolos en tres sistemas de escritura distintos (curiosamente, al estilo del moderno japonés): un alfabeto "jeroglífico", y dos alfabetos llamados Lineal A y Lineal B. Ni el jeroglífico ni el lineal A han sido descifrados.






El disco de Phaistos (Edad de bronce)

Este disco es uno de los mayores misterios sin resolver de la arqueología moderna. Fue encontrado en el sur de Creta en 1908, y sus dos caras están impresas con espirales de jeroglíficos, agrupados en 61 palabras. Se ha comprobado que, aunque por la época y el lugar podrían coincidir, no se trata ni de lineal A ni lineal B.

Se debate aún si tienen origen cretense y, sobre todo, para qué serviría. En Wikipedia se proporciona una transcripción de todo el texto.






El manuscrito de Voynich (¿~1400-1450?)

Probablemente el manuscrito más misterioso de la historia. No se conoce el autor, ni la fecha de escritura ni de qué trata. El idioma y el sistema de escritura parecen ser totalmente inventados. Los más prestigiosos matemáticos y criptólogos han intentado descifrarlo sin éxito. Puedes verlo completo aquí.





El códice de Rohonczi (¿~1530?)

Fue encontrado en una biblioteca que un noble húngaro donó a la academia de Ciencias de su país. Ningún intento de descifrarlo ha tenido éxito hasta ahora. Se puede descargar aquí.





Rongo-Rongo (1770-1860)

Este caso me parece personalmente sorprendente por ser un sistema de escritura que, siendo creado tan recientemente, cayó en el olvido sin que nadie supiera volver a interpretarlo.

Aparentemente, los nativos de la isla de Pascua sólo tenían una lengua oral, sin escritura. Inspirados por los españoles que llegaron en el siglo XVIII, se inventaron una forma de transcribir su propia lengua, creando así el Rongo-Rongo. Por desgracia, el alfabeto cayó en desuso y hoy día nadie ha conseguido descifrarlo.






El código Corabella (1897)

Este código fue inventado por el compositor inglés Edward Elgar en una carta que escribió en 1897. La joven destinataria de la carta afirma que no pudo nunca descifrarla. Se sospecha que podría ser de contenido sentimental y que, escribiéndola de esta forma, evitaría que la familia de la joven de 20 años descubriese estos sentimientos en su profesor de música de 42 años.

Desde entonces, se llama código Corabella a este curioso sistema de escritura y nadie ha sido capaz de descifrarlo:



Fuente:

10 de mayo de 2011

Lloyd Olivier, codificador navajo de los marines


Sirvió en la unidad que aseguró las comunicaciones contra los japoneses

Se ha dicho que sin los indios navajos los marines de Estados Unidos no hubiera tomado Iwo Jima. Probablemente es una exageración, pero hace justicia a un puñado de soldados miembros de esa tribu que con su esforzada labor como codificadores, operadores de radio y mensajeros contribuyeron a ponérselo bien difícil a los japoneses durante los momentos más decisivos de la II Guerra Mundial en el Pacífico. En su peripecia se basó, muy libremente, la violenta película de John Woo Windtalkers (2002), con Nicholas Cage.

El cabo Lloyd Olivier (Shiprock, Nuevo México), fallecido el pasado 16 de marzo de pancreatitis a los 87 años en un hospicio de Phoenix, Arizona, era uno de esos hombres. Y uno de los más relevantes: el penúltimo superviviente del grupo original de los Navajo Code Talkers, una leyenda de la criptología, los primeros 29 soldados navajos que constituyeron el núcleo de una unidad secreta en el seno del Cuerpo de Marines de EE UU y que desarrollaron un código basado en su idioma tribal. Distribuidos en los diferentes contingentes de marines, los operadores navajos enviaban y recibían los mensajes en su idioma para desesperación de los escuchas nipones que jamás pudieron descifrarlos. A ver, si oyes “has-clish-nih” en la radio lo último que se te ocurre es que significa “pelotón”.

El lenguaje navajo, de la familia atabascana, hubo de ser adaptado para su rol militar. Como no existían las palabras “granada” y “torpedo”, por ejemplo, se utilizaron “patata” y “pez concha”, respectivamente. Los cazas Zero eran “da-he-tih-hi”, “colibrí”. El nuevo vocabulario militar, como puede imaginarse, añadió complejidad al código, que además introducía diversas variantes. “Ne-ahs-jah”, “lechuza”, significaba “avión de reconocimiento” pero también la letra “o”, dependiendo del contexto. De hecho, aunque fueras navajo, si no estabas adiestrado no pillabas una -los japoneses torturaron a un navajo prisionero, Joe Kieyoomia, pero este no formaba parte de la unidad y desconocía el código, el pobre-.

En total sirvieron como “arma secreta” lingüística unos 400 navajos que fueron desplegados en todas las operaciones de los marines -incluidos los peores fregados- en el sangriento combate isla por isla contra los japoneses. Aunque uniformados como marines, su fisonomía les causó más de un problema al ser a veces confundidos con japoneses: el único navajo de los 29 originales muerto durante la guerra fue Harry Tsosie, al que le disparó otro marine. Usualmente, a los Code Talkers se les asignaba un soldado que les protegía de ese y otros riesgos. Según algunas fuentes -y en la película citada-, debía además eliminar al navajo si había peligro inminente de que cayera en manos de los japoneses, aunque varios estudiosos consideran que eso es solo un mito.

Olivier sirvió en Guadalcanal, Saipan y Peleliu. En la primera isla, quedó inconsciente en su trinchera durante un bombardeo para despertar y encontrarse rodeado de camaradas marines y soldados japoneses muertos a su alrededor. Provenía de una familia muy humilde. Abandonó la reserva a los 19 años para alistarse y ayudó a sobrevivir a su madre y hermanos con su paga. Su hermano pequeño Willard Varnell, fallecido en 2009, fue también Code Talker. Tras licenciarse del ejército en 1945, Lloyd Olivier se dedicó a trabajar de platero, confeccionando joyería. Hombre parco al que las explosiones habían vuelto bastante sordo, estaba orgulloso de su servicio aunque se mostraba perplejo de que lo consideraran un héroe.

El papel de los codificadores navajos fue material clasificado hasta 1969. Y solo en 1982 comenzaron a ser reconocidos y honrados públicamente. En 2000, Clinton firmó el decreto por el que se concedía a los 29 Code Talkers originales -de los que ahora solo queda Chester Nez de Albuquerque- la Medalla de Oro del Congreso y la de plata a los demás.

La idea de emplear indígenas norteamericanos para las comunicaciones militares es anterior a la II Guerra Mundial; los primeros Code Talkers fueron indios choctaws de Oklahoma que sirvieron en la 36 división de infantería de EE UU en la Gran Guerra. En la II Guerra Mundial, además de a los navajos, los EE UU utilizaron, a más pequeña escala y en el frente europeo, a los comanches (!). Operadores comanches (el último superviviente, Charles Chibitty, falleció en 2005) entraron en acción en la playa Utah de Normandía el Día D.

Tomado de:

Imperio RomanoEnlace

11 de noviembre de 2009

El código de barras de la Vida


Miércoles, 11 de septiembre de 2009

Código de barras para identificar especies

Unos 350 expertos de 50 países están reunidos en México para acordar un nuevo sistema de identificación de especies.

Los científicos podrán identificar a especies de plantas y animales con un código de barras de ADN.

¿Qué es el ADN?

El ácido desoxirribonucleico, frecuentemente abreviado como ADN (y también DNA, del inglés DeoxyriboNucleic Acid), es un tipo de ácido nucleico, una macromolécula que forma parte de todas las células. Contiene la información genética usada en el desarrollo y el funcionamiento de los organismos vivos conocidos y de algunos virus, siendo el responsable de su transmisión hereditaria.

(1) Las 4 letras or bases: adenina (A), timina (T), citosina (C) y guanina (G). Sólo forman pares, A con T y C con G. (2)Los pares de bases forman una escalera, apoyándose en dos líneas paralelas de azúcar y fosofato. (3) La escalera se enrolla, formando una hélice. Un conjunto de bases pueden formar un gen. (4) El ADN forma las cromosomas. (5) Los cromosomas se encuentran en el núcleo de las células. (6) Todos los seres vivos están formados por células.

Desde el punto de vista químico, el ADN es un polímero de nucleótidos, es decir, un polinucleótido. Un polímero es un compuesto formado por muchas unidades simples conectadas entre sí, como si fuera un largo tren formado por vagones. En el ADN, cada vagón es un nucleótido, y cada nucleótido, a su vez, está formado por un azúcar (la desoxirribosa), una base nitrogenada (que puede ser adeninaA, timinaT, citosinaC o guaninaG) y un grupo fosfato que actúa como enganche de cada vagón con el siguiente.

Este es el artículo, vía BBC de Londres:


Secuencia de ADN

Se trata de un código de barras de ADN que dará a cada planta y animal del planeta un huella genética única.

La tecnología -promovida por el Consorcio del Código de Barras de la Vida (CBOL) que reúne a diversas instituciones científicas- ya está siendo aplicada en varios campos, desde la investigación médica y agrícola hasta la conservación de especies en extinción y prevención de delitos como contrabando y comercio ilegal de especies.

"El código de barras es una estrategia que se está experimentando desde 2003" dijo a BBC Ciencia el doctor Alejandro Zaldivar investigador de la colección nacional de insectos del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y uno de los organizadores de la conferencia.

"El método tradicional para identificar a las especies del planeta consiste en analizar la morfología de los animales o plantas. Pero como la biodiversidad global es enorme muchas veces este método no ha sido práctico", dice el científico.

Rápido y preciso

"El código de barras es una herramienta que nos permite acelerar el proceso de identificación de especies. Porque con la secuencia de un pequeño fragmento del ADN del ejemplar podemos saber de qué especie se trata", agrega.

Los expertos reunidos en México, en el tercer congreso internacional del Proyecto, están discutiendo las aplicaciones más recientes de la tecnología y formas de establecer un sistema de monitoreo de especies más confiable.

Tal como señala el doctor Zaldivar, los científicos mexicanos están involucrados en una red para establecer los códigos de barras de grupos taxonómicos clave, como árboles, hongos, abejas e insectos acuáticos.

La tarea de los investigadores en esta "nueva ciencia" es, en animales, secuenciar una pequeña región del ADN en la mitocondria, una estructura ubicada fuera del núcleo en las células de animales multicelulares.

Una vez que se extrae la información, se agrega a la base de datos global del Proyecto Internacional del Código de Barras de la Vida que puede ser consultada por científicos en todo el mundo.

Los científicos acordaron en 2003 elegir ese fragmento específico del ADN porque contiene información importante que permite diferenciar a las especies, incluso las estrechamente relacionadas.

Identificación de plantas

Árbol

La técnica permitirá identificar el origen de la madera y prevenir su comercio ilegal.

Ahora en la reunión de México se espera llegar a un acuerdo similar sobre cómo utilizar esta tecnología en la identificación de plantas, algo que hasta ahora no ha funcionado.

Para obtener un código de barras de ADN de las plantas, los científicos tienen que identificar primero una región que ofrezca -como en el caso de los animales- información importante para identificar a especies cercanas.

Además tiene que ser fácil de procesar y estar disponible en material degradado.

Hasta ahora se han estudiado siete códigos de barras potenciales, y se han seleccionado dos posibilidades que serán presentadas en el congreso.

Según los investigadores, un acuerdo sobre la mejor forma de identificar a especies de plantas permitirá, entre otras aplicaciones, establecer normas contra el comercio ilegal de madera y lograr una mejor regulación de la medicina herbolaria.

La madera que se extrae de forma ilegal a menudo es procesada en la fabricación de mobiliario antes de ser enviada al extranjero, lo cual dificulta mucho el análisis de su origen.

Con un código de barras de ADN, dicen los científicos, se podrá establecer de forma rápida y precisa si la madera proviene de una fuente legítima.

La tecnología también podrá conducir a un uso mucho más efectivo de recursos cuando se trata de enfrentar problemas como pestes o propagación de enfermedades en cultivos.

Con un código de barras ya no será necesario esperar a que un botánico especialista examine la muestra para poder obtener una identificación precisa de la especie.

El Proyecto Internacional de Código de Barras de la Vida planea catalogar cinco millones de especímenes de 500.000 especies en los próximos cinco años.

Fuentes:

BBC Ciencia

El Mundo Ciencia

ADN.es

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